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Rainy Love, Wild Paradise ~ Winter (We Were In Love) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Me había olvidado lo que era escribir dos mil palabras y no estar convencida...Aigoo, mentalmente estoy agotada OTL  

[ pero satisfecha (-U-)b ]

Winter 9

 

Los golpes en la puerta fueron suaves, Jongdae se levantó rápidamente y corrió a atender: hacía quince minutos Yixing se había ido a hacer unas compras, no sin antes asegurarse de que me encontraba bien; probablemente se trataba de Sehun que volvía de buscar a Soo, le había escrito a través del celular de Chen que se diera por vencido y volviese.

Porque él podía hacerlo y quería. Porque Kyungsoo hasta el siete no pensaba ni querría volver.

-Hola, ¿Qué tal?—escuché a mis espaldas—Kim Jongdae. Jongin está allá en el comedor.

Chen cerró la puerta, volvieron despacio y se sentaron frente a mí. Sehun agachó la cabeza para buscarme el rostro debajo de mi pelo…castaño. Castaño para Kyungsoo.

-¿Jongin? ¿Cómo estás?—cerré los ojos y suspiré, me parecía que no era necesario preguntarme eso—Lo siento, no llegué a encontrarlo cerca de aquí…y la terminal, no sabía en realidad a cuál pudo haber ido.

-¿Quieren que vaya a dar una vuelta con la bici del trabajo y lo busque? O quizás sale a la noche… ¿No lo llamaste para ver si está en su casa?—preguntó Jongdae sirviéndonos vasos con agua para luego mirar en su teléfono—Mierda, siete y media.

-¿Qué pasa?

Seguí sin hablar, sus voces ya me aturdían.

-En treinta empieza mi turno, voy a tener que pedirles amablemente…que se retiren. ¡Les juro que pensé que era más temprano! Tendré que empezar a bañarme solo—vi de reojo cómo Sehun fruncía el ceño y enrojecía de la vergüenza, entorné los ojos y con el envión de mis rodillas junto con las manos aferradas a la mesa intenté levantarme.

-Gracias Chen, me pasaré por el local antes de que cierre, ¿Puede ser? Quiero ir hace tiempo y tengo hambre.

-¡Claro, cómo no!—sonriente, nos acompañó hasta la entrada, siempre atento y con una mano en mi espalda—¿No quieres ir ahora? Seguro Chanyeol logra animarte un poco.

-Debo… - me tapé el rostro con la mano libre, el ruido de la bolsa en mis dedos no dejaba de recordármelo—Tengo que ir al gimnasio a ensayar una rutina para el Festival de Fin de Año…aunque creo que después de esto, dejaré de ir a las clases.

-¿Cómo?—Sehun logró sonar igual que mi madre, Jongdae optó por cerrar la boca y disimuladamente despedirse mientras nosotros subíamos de vuelta a mi casa—Jongin, no irás a dejar aquello que realmente amas porque tu novio se vaya de vacaciones.

Apoyé un pie en el último escalón, él siguió subiendo hasta que terminó mirándome desde la puerta.

-¿Mi “novio”?—espeté.

-Pues claro—resopló encogiéndose de hombros—No soy estúpido, y mucho menos un resentido. Reconozco cuándo pierdo una batalla y también apoyo el hecho de que seas feliz…aunque ahora moquees como un idiota.

-No es mi novio—lo alcancé y saqué las llaves, le dejé pasar primero—Aún no llegamos a esa etapa.

-No obstante, algo me dice que ya has intentado meterte en sus pantalones—replicó tranquilamente, mirando alrededor—Vamos, ve a vestirte que llegarás tarde, déjate de estupideces.

-Pero no quiero ir.

-¡Kim Jongin!—la furia en su voz me erizó los pelos, sus ojos parecieron volverse fuego—¡Vas a ir a tu cuarto, vas a vestirte y bailarás de ocho a doce con Taemin, seguirás yendo inclusive en los turnos regulares, convivirás con los demás alumnos y el treinta y uno bailarás sin que ni una sola lágrima corra por tu rostro! ¿¡Me entendiste!?—Tartamudeé pero no salió nada más que una especie de graznido de mi garganta—¡En este preciso instante te cambias, ya!

 

 

-En serio, ¿No estás un poco grande para que ese chico Sehun te diga lo que tienes que hacer?—sonrió Taemin, sentándose al lado del equipo de música—“Vendré a buscarte, más te vale que estés aquí a la medianoche”—bufó, imitándolo—Dime, ¿Qué hiciste para tener una tercera madre? ¡No puedes ser tan malcriado! Falta que se haya quedado estas tres horas ahí afuera esperando y vigilando que no te escapases—reía, completamente desentendido de mi situación, casi ignorando mi cara, torcida en ira y cansancio—Vamos, todo de vuelta. Y esta vez lo harás solo, a ver si recuerdas los pasos en vez de seguirme fuera de tiempo—con su dedo sobre la tecla de “Play”, la música comenzó con el típico chasquido que ya me sacaba canas verdes y me malhumoraba demasiado, ensordeciéndome junto con el piano y las voces asquerosamente suaves de los cantantes.

No obstante, me senté en el piso y obedecí, con un brazo en alto y la mano libre en el sombrero: en treinta segundos y luego de algunos giros, ya me tenían por quinta vez tonteando con los tirantes, jugando a sacármelos y colar un brazo por debajo de ellos.

-Paso, paso…Christmas Day—gritaba Taemin sobre la música, marcándome el tiempo—Paso, paso, mano, cadera. Bien.

De pronto el gimnasio fue…derritiéndose frente a mis ojos, el reflejo de Taemin en una esquina sentado explotó en polvo gris y blanco y salió volando con una ráfaga helada que se llevó también el piso, el techo, las luces y todo aquello que mis ojos y demás sentidos pudieran captar.

La nada negra se volvió mi mundo, los oídos pitaron y el aire empezó a faltarme, pero seguí bailando, de alguna forma encontré la manera de hacerlo. Apreté los dientes y seguí deslizándome con el miedo a caerme por no distinguir bordes, figuras o formas en la distorsión de la realidad que yo mismo me había impuesto. De puntas de pie, giré y me agaché, sujetándome el sombrero con delicadeza.

Cuando levanté la cabeza, Kyungsoo estaba hecho un ovillo delante de mí, a unos cinco pies de distancia; se estaba abrazando las rodillas y se hamacaba solo con una sonrisa, viéndome bailar. Sus labios estaban violáceos por el frío y la punta de su nariz rosada, debía estar congelándose…pero ahí se quedaba. Sin nada más que su pijama azul oscuro, sin nada más que medias celestes y las manos desnudas, tensas y resecas. Sin nada más, sin absolutamente nada más que el brillo en sus ojos, un brillo que me reflejaba y me había hecho perder el equilibrio.

-¡¡Jongin!!—parpadeé con fuerza ante el grito, el mundo negro cayó como una cortina y golpeó contra la madera del piso para desaparecer, el gimnasio con sus colores claros me cegó—¡Despierta, caramba, te quedaste duro a segundos de terminar!

-¿Eh…qué, terminar qué?—la música había parado, de reojo capté a Sehun cruzado de brazos y apoyado en la puerta de entrada, mirándome con preocupación.

-¡Volver a sentarte, sólo eso te faltaba! ¿En qué piensas cuando bailas? ¡Recuerda la coreografía!—definitivamente lo había hecho enojar, su frente se arrugaba y sus manos acomodaron mi postura con fuerza, tuve que morderme el labio para no gritar—¡Seis días, no, cinco días faltan! ¡No puedes darte el lujo de cometer errores!

-¡L-Lo siento, me estás lastimando!

-¡Párate así!

-¡Hyung, me estás lastimando!

-¡Que te pares como te digo, mierda!—y, prácticamente pellizcándome la cara interna de los muslos, separó mis piernas, rozando mi ingle al alejar las manos—¡Estoy cansado, quiero dormir, tengo hambre, desde las cuatro de la tarde que no piso mi casa y tengo que quedarme aquí encerrado para que sigas decepcionándome! ¿Cómo es esto? ¡Lo mínimo que te pido es que te acuerdes de los pasos!

-…yo…no puedo, me distraje y…

Sehun se acercó lentamente, pidiendo permiso para intervenir y saludando cortésmente.

-Taemin-ssi, creo que a Jongin le hará bien ir al turno de la tarde. Después de todo, estoy al tanto de que esta clase es exclusiva y creo que a usted también le convendría eliminarla definitivamente, necesita descansar.

Con el ceño fruncido, Taemin pasó sus ojos de Sehun a mí, pensando.

-Tienes razón, sinceramente me cansé de esto—relajando su postura y su rostro, suspiró—Lo siento Ninnie, pero esto no está funcionando. Hice cuanto pude, eres tú el que no está cooperando.

-¿C-Cómo, ahora todos están en mi contra?—Sólo eso me faltaba—¡Todos quieren salirse con la suya y se olvidan de mí! ¿¡Qué problema tienen con que sea feliz, eh!? ¿¡Qué puto problema tienen!?—tirando el sombrero al piso, arranqué los tirantes para lanzarlos detrás de mí; a paso rápido atravesé la sala y tomé mi campera, dejé olvidados los guantes y la bufanda y me encaminé hacia la entrada sin mirar atrás—¡Y quédate tranquilo, Taemin, no voy a defraudarte ni a molestarte más porque no pienso volver a pisar este gimnasio de mierda, nunca!

Cerrando con furia, troté hasta la esquina y aproveché un callejón sin salida ni iluminación para esconderme; a los quince segundos vi pasar las sombras de Sehun y de Taemin, procuré apagar el teléfono para que no me encontraran en caso de que llamasen.

 

 

-A veces tengo ganas de volver al country.

-No puedes volver ahí—murmuró Baekhyun contra mi oído y frotando con más fuerza mí brazo—Más allá de si la estás pasando bien o mal, todas estas cosas te están haciendo más fuerte, Jongin. Estás creciendo, incluso si avanzas a tropiezos.

-Lo que no quiere ver es que ahora pertenece a un mundo donde debe resignarse—explicó Sehun de brazos cruzados y apoyado en la ventana—Debe resignarse a sentarse y estudiar para pasar de año, debe resignarse a trabajar y practicar duro si quiere bailar en la plaza a fin de año…pero el señorito no quiere. Él sigue acostumbrado a bajar el billete y arreglarlo todo mágicamente, ¿No es así?

Levanté la cabeza, ofuscado.

-Primero, invité sólo a Baekhyun a casa, no sé qué haces tú aquí. Segundo, como si tú no fueras de esos que con un chasquido resuelven todo sin tener que esforzarte en lo más mínimo. ¡Te quejas y luego haces lo que supuestamente odias, así que no actúes como el sabelotodo de la clase media, idiota, porque nunca formaste parte de ella!

-Ey, ey, no estamos aquí para pelear—intervino Baek con las manos en alto—Estamos aquí para organizar la agenda de Jongin y animarlo. Vinimos a ayudarlo con las materias del colegio y de paso ver si podemos contribuir de alguna forma a su desempeño a fin de año con el baile.

-Ya dije que no voy más—reproché, Sehun entornó los ojos para clavarlos en mí.

-O sea que Kyungsoo gastó quién sabe cuánto dinero para que tú abandones todo por un estúpido capricho. Bien, Jongin, estupendo—dio dos pasos hacia mí, sentándose en la cama, dejándome con las palabras en la boca y el arrepentimiento picando en la garganta.

-…Tiene razón, el chico te consiguió las cosas, Jong—Baekhyun tenía una manera más dulce de decir las cosas, pero seguía siendo algo cruel, dolía de la misma forma—Lo mínimo que puedes hacer es ir a bailar y luego agradecerle, ni siquiera te digo de pagarle por el gorro y los tirantes.

-…Y el moño—respondí con un puchero—Y las medias.

-Con más razón—sonrió, abrazándome con pequeños sacudones de por medio—¿Qué dices, vas a bailar el treinta y uno? Si quieres puedo grabarte para que después le muestres a Kyungsoo.

-…Sí, eso estaría bien—de pronto, Sehun se acomodó a mi costado libre, apoyando una mano en mi muslo, lo miré desentendido.

-Deberías decirle que lo extrañas también. Por lo que nos has contado, es un chico que necesita afecto.

Mi interior entonces se vio revuelto por una especie de ráfaga bañada en tierra. Me sentí vacío y sucio…pero de alguna forma la falta de dolor, de incomodidad me resultaba agradable. Mirándolo con todo el sentimiento que pude transmitir, me disculpé con Sehun mediante el silencio y los centímetros que nos separaban.

¿Por qué era así, por qué lo había tratado de esa manera? Lo que más me dolía era el hecho de todavía verlo ahí, a mi lado, abrazándome y consolándome como si nunca hubiera pasado nada. De pronto las palabras de Kyungsoo afloraron en mis recuerdos: “no puedo tirar siete años como si nada”. Él no podía… ¿Pero Sehun…Sehun podría? Claramente estábamos hablando ahora de días, menos… ¿Pero qué pasa si de repente empezamos a imaginar todo aquel tiempo en el que me quiso en silencio y no dijo nada? ¿En cuánto se deformaban los días si teníamos en cuenta todo aquel segundo que hubiese pensado en mí como algo más que un amigo?

Dejé caer mi cabeza, que era lo único que pesaba y podía sentir en mi cuerpo, el resto se había aparentemente adormecido.

-Me quedaré en el departamento y bailaré el treinta y uno con los chicos—musité, cerrando los ojos e intentando sonar confiado…determinado a hacerlo—A partir de mañana iré a las clases normales en el horario que corresponde, prestaré atención y practicaré. Subiré al escenario y haré a Kyungsoo feliz—sentí un apretón más fuerte, mis amigos sonrieron y asintieron levemente, permitiéndome copiarles—Haré a Kyungsoo feliz…lo haré.

 

 

El abrazo con Taemin duró más de lo que cualquier abrazo normal duraría y un aroma a cítricos perfumó mi nariz, proviniendo de su cuello. Otra vez se había atado el pelo bien alto, incluso se había tirado el flequillo hacia atrás para fijarlo con hebillas del color de su pelo, marrón claro casi rayando en lo naranjo. Cerré los ojos y bordé su cintura con la mayor discreción que logré poner en práctica en el momento, mis dedos apreciaron cómo su cintura había vuelto a tomar dimensiones saludables a pesar de la ropa, mi estómago se unió al suyo y sentí el contacto como una especie de despedida, un adiós definitivo y un reencuentro inalcanzable, imposible.

-Sabía que ibas a volver—susurró activando escalofríos que me sacudieron frenéticamente—Aún así, lamento haberte gritado…eso no estuvo bien—aprovechando que los demás no llegaban, descansó su cabeza en mi hombro—Ese día nada había estado bien: Minho viajará a Japón para una serie de desfiles, es la cara de una nueva marca y…y eso, eso está bien, tiene trabajo. Pero yo me quedo solo…y después de tantos años, lo necesito. No me gusta dormir con media cama vacía, lo detesto.

Me lamí los labios, nervioso. Mirando el piso, tomé aire exageradamente.

-El chico que me gusta renunció a pasar las fiestas con su familia porque yo se lo pedí, pero como lo dejé plantado por las prácticas terminó yéndose a Goyang, dejándome con la duda de qué somos, si siquiera somos, si me odia o si sólo está haciendo un teatro para, no sé, llamarlo o ir hasta donde sea que quede Goyang a buscarlo.

-¿Ayer?—preguntó, sorprendido, murmuré en señal de afirmación—Oh, qué mala suerte…si tan solo…diablos, tienes muy mala suerte, Ninnie—acarició mi cabeza y jugó a enredar algunos mechones en sus dedos, sonreí—¿No lo has llamado?

-Tengo miedo de que no me conteste o me grite. Tiene todo el derecho del mundo a odiarme…hace rato que no trato bien a la gente.

Risas lejanas provenían de la calle, sirvieron tanto para cortar nuestro momento como para advertirnos de que los demás alumnos estaban llegando. Mordiéndome el labio, rogué porque no se burlaran de mí al verme: si me ponía en su lugar, ver siempre a un supuesto alumno caer listo y vestido únicamente en las presentaciones quedaba como…irrespetuoso, daba una imagen horrible, un aire engreído.

¿Pensarán que los trataba de menos? ¿Me excluirán por no hablarles nunca?

Cuando entraron, miré mis pies para ir examinándolos de a poco: varios se habían cambiado el color de pelo a castaño, algunos ya lo tenían desde hace tiempo. Las chicas me saludaron formalmente, los muchachos en cambio levantaron la mano para que chocásemos los cinco. Ruborizado, sonreí y empecé a preguntarles si podían ayudarme con los últimos pasos.

Las cuatro horas pasaron volando y a ellas se le agregaron dos más en el bar “de siempre”, lo único diferente fue la mesa en la que me senté. No obstante (porque claramente tenía que suceder), algunas preguntaron pincharon en mi nuca cuando estábamos escuchando tranquilamente a la banda invitada tocar.

-Taemin siempre habla de ti—dijo una de las chicas, la de pelo largo y ondulado; llevaba ropa de hombre holgada que, luego me enteré, pertenecía a su novio, el chico que se sentaba frente a mí—¿Son muy amigos? ¿Se conocen de chicos?

Miré los rostros expectantes de los demás, apreté los labios.

-Es un amigo de la infancia, mi mejor amigo y también mi amor platónico—solté, jugando con mis dedos.

-¡Te dije que era gay!—exclamó contento el novio de la chica—Tengo una especie de radar para identificarlos, Jongin, no es nada personal. Pero lo sabía—jugó con sus dedos frente a su nariz—Es un don innato que tengo, no se me escapa ninguno.

-Se te escapó Taemin—bromeé—Que  tiene novio—entre risas y gritos de espanto, pasamos la noche hablando de la ropa para el baile, de la vergüenza de las chicas al tener que realizar pasos más “masculinos” y de cómo había adivinado que teníamos que teñirnos todos el pelo de castaño.

Kyungsoo no apareció hasta la medianoche, atacando mis sueños como una figura que no se dejaba tocar y lloraba por cómo lo había tratado. Estando toda la noche despierto a partir de aquel susto, entendí que mientras me mantuviese ocupado podría vivir sin él.

Espera hasta el siete…no morirás de tristeza. No sabes de nadie a quien le haya pasado eso.

Llámalo a la tarde, llámalo desinteresadamente, me convencí, pídele perdón y logra que de alguna forma todo termine bien.

A las tres y media de la mañana llegué a esa conclusión.

A las tres y treinta y cinco escribí y envié un mensaje con un “Perdóname” acompañado de un “te extraño”.

Con Kyungsoo no se puede esperar.

Simplemente no se puede.

 

 

Notas finales:

Una ultima cosita :) recuerdan el fic de EXO triste del que les hablé? Bueno, éste -> "Trece Lunas y Un Laberinto" NO ES ESE FIC XD es algo...."random"...que decidí subir.


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