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Medias Naranjas y Otras Mitades por Jio

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Notas del fanfic:

Autorizacion por 5kn_akatsuki.

Notas del capitulo:

Soy pro Yuri hehe y no me gustaría que en Avioncito de papel quedara como la mala de la historia, sola y amargada, asi que me aventuré a este fic. 

Espero que tengan una feliz lectura. 

Medias naranjas y otras mitades

-Regresaste.- susurró la pelirroja abriendo la puerta de su habitación dejando lo suficientemente abierta para que pasara su compañera.

-Lo odio, no sabes cómo lo odio.- entró irritada la castaña caminando hacia su cama a la vez que se retiraba las zapatillas para botarlas a un lado de la misma para dejarse caer sobre ella.

-¿Qué hizo esta vez?- preguntó la primer chica cerrando la puerta y asegurándola para regresar a su cama y poder seguir durmiendo. Su liguero pijama un pantalón holgado era suficiente para una noche calurosa típica de esas fechas.

-No quiero hablar de eso.- contestó aun molesta. Pero de inmediato se sentó en la cama para mirar a su compañera que yacía sobre la suya abrazando sus piernas pero con su mirada fija en ella. –Lo odio.- susurró bajando la mirada y sintiendo de nuevo esa impotencia que le llenaba el cuerpo y la mente cada que hablaban de él… o de ellos.

-…- la pelirroja bajó la mirada y asintió, le molestaba ver a Yuri en esas condiciones pero le hería no poder hacer nada para ayudarla ya que ella no se lo permitía.

Pero tal vez hoy, por las condiciones en las que había llegado intentaría algo. Hubo de nuevo, un baile. Ella se había arreglado lo mejor que pudo sin dejar de verse elegante.

Un perfecto vestido la cubría, joyas sutiles pero preciosas la acompañaban en su cuello, oídos, muñecas así como en su dedo corazón. Su cabello suelto pero arreglado con gracia resaltando lo bien cuidado que estaba y como cereza del pastel, un par de zapatillas hermosas.

Una leve fragancia femenina sobre su clavícula y estaría lista para ir. Sola o acompañada por su ex pareja. Ese tonto que tenía el mismo blanco aparentemente. Algo que llegaba a incomodarla de sobremanera.

Sin embargo siempre creyó en lo que Dios le dio, esas curvas femeninas marcadas con el vestido, sus largas y delgadas piernas que ejercitaba frecuentemente con un rostro envidiable acompañado de un leve maquillaje sobre sus ojos y pómulos así como un poco de color sobre sus labios.

Intentó como varias veces volver a seducir a aquel que creía tener su corazón, aquel hombre atlético y alto. De cabello castaños y labios esponjosos. Aquel que alguna vez fue su pareja.

No obstante él iba acompañado del mismo chico revoltoso. El que osaba levantar su mano contra una mujer. Ese Lee Taemin se volvía de nuevo un dolor de cabeza, ¡qué digo de cabeza! era un cólico para ella.

Ni siquiera había entrado en el diámetro de Choi Minho y él ya estaba llevándoselo a otro lugar lejano a ella. Y para terminar el lento de Nichkhun no hacía nada, su acuerdo de nuevo lo había roto por mirar a Victoria. ¡Ni su acompañante bailó con ella!

Una sola canción, solo pedía una sola que no durara más de 4 minutos. Poder mover su cuerpo al ritmo de esa melodía, no era algo imposible ¿cierto? Y no se iba a ir a menos que obtuviera eso.

Se armó de valor, presionó sus manos y subió la cadena de su bolso a su hombro para caminar firme con ese hombre que tenía su corazón llegando a plantarse frente a él. Le había mirado extrañado pero de inmediato adquirió su defensiva.

-Qué es lo que quieres, Yuri.- le había preguntado ya sin respeto, sin esa delicadeza que antes había conocido.

-Una canción.- contestó con su suave voz a punto de quebrar en llanto. –Solo una canción.-  repitió mirándolo a los ojos, se maldijo porque observó en sus pupilas que ya tenía los suyos acuosos.

-No puedo.- sintió una opresión en su pecho. –Lo siento, no puedo hacerlo.- vio una leve reverencia de su parte para observar cómo se retiraba lentamente. De menos para sus ojos.

De nuevo se iba.

-Minho.- lo llamó caminando tras de él, seguramente se odiaría por seguirlo mientras intentaba no llorar. –Solo una canción.- rogó.

-¡De nuevo tú!- si había pensado en mostrar su lado débil ante esos ojos grandes para que la comprendiera de menos un poco y concederle ese deseo, se había apresurado.

Suspiró tratando de contener las lágrimas.

-Te dije que si te volvía a ver no me iba a contener, aléjate Yuri.- lo vio tomar su mano y llevárselo a la pista. No se movía, no pensaba nada a penas y sus ojos miraban lo que ella quería hacer. Una canción.

¡Qué tonta! ¿Ir a un baile y no bailar?

Alzó su nariz con orgullo, se giró buscando al tonto de su acompañante encontrándolo con sus manos en la cadera de Victoria, sonreía y bailaba. Lo que ella quería hacer.

¡Que se jodan todos!

Salió del baile, salió de todo el alboroto secándose las lágrimas. De su bolso sacó su móvil y marcó a una amiga que vivía cerca;  tenía auto. Le pidió de favor llevarla hasta su departamento era de noche y ella una mujer. Una chica linda en la noche caminando sola sería tentadora para cualquier hombre maduro que tuviera la osadía de… mejor ni pensarlo.

Ignoró el dolor que sentía en el pecho gracias a la conversación de su amiga. Se enteró de que había salido un nuevo corte de cabello, de un nuevo delineador natural que no irritaba los parpados, de una liquidación de ropa en una de las tiendas cercanas y de la nueva temporada en calzado.

Pensaba en el dinero que podría invertir en ello, en el día que tuviera libre para ir de compras con sus amigas, en lo bonita que se vería calzando uno de esos zapatos. Hasta que llegó a su departamento.

Agradeció a su amiga por haberla llevado, otro día ella se prestaría de chofer, rieron un poco más hasta que decidió entrar a casa. Entonces recordó que no llevaba su llave.

Lo que la llevó a las palabras de Nichkhun “Te quedarás en mi casa” ¿había confiado en él sabiendo que no sería así? ¿Que se distraería tan solo al ver pasar a Victoria y que al dejaría a su suerte?

Eres tan inteligente, Yuri.

Llamó a la puerta esperando respuesta alguna, pero no llegaba, no escuchaba nada dentro de su casa. Sintió el viento frio de la noche o así lo sintió al recordar el baile. ¿Qué diría? No baile con nadie porque nadie me quiso sacar a la pista y a quien le pregunté me negó. ¡Por favor! ¡Era Kwon Yuri!

-¿Te divertiste?- la tenue voz de su compañera la despertó de sus recuerdos. La miró notando la leve sonrisa que le dedicaba. Por qué, pensó sintiendo dolor en su corazón. Hiperventiló e intentó hacer un puchero para no soltarse a llorar. Pero no lo consiguió.

Al ver que su amiga había soltado en llanto se apresuró a levantarse de la cama e ir a la contraria, sentándose a un lado de Yuri, la abrazó haciendo que la castaña recargara su cabeza en su hombro.

-Lo odio.- repitió entre dientes.

-Debes de dejar tu amor por Minho.- habló la pelirroja haciendo que Yuri se separara de su cuerpo e intentara limpiar sus ojos sin esparcir su maquillaje que probablemente ya estaría arruinado.

-No es por él, no es a él a quién odio. Es a Lee Taemin.- aseguró terminando de limpiar sus ojos con sus manos. –Lo odio tanto Tiffany.- susurró de nuevo pero fue apreciable para los oídos de su amiga.

-¿Por el vestido?- preguntó incrédula. Es bien sabido del amor de las mujeres por la ropa, le había contado que ese chico le había destrozado uno de sus vestidos favoritos, el lindo que le regaló ella y que usó para un baile escolar ahí mismo en Seúl.

Ese que tenía rasgada la falda y que ni la tintorería pudo arreglar por las manchas de suciedad que tenía.

-No es el vestido Tiffany.- dijo calmando sus hipidos.

-¿Entonces? Si no es Minho ni el vestido ¿qué tiene él para que lo odies?- preguntó levantándose de la cama para ir por un paquete de toallas húmedas y tendérselo a su amiga que no dejaba de llorar. De menos así se quitaría el maquillaje y dejaría de lastimarle los ojos.

-Es…- ¿sentía vergüenza? ¿Pánico? –Odio su valentía.- desvió la mirada después de desmaquillarse.

-¿Valentía?- preguntó incrédula. –Valentía es ir a un baile con tacones del 15 sin zapatitos planos, eso sí es valentía.- afirmó sonriente Tiffany dándole animo a su amiga.

-Hehe.- rió nerviosa pero de nuevo volvió a llorar levemente. –Es algo más Tif.- dijo con desanimo.

-Sabes que te puedo ayudar.- le recordó Tiffany pero Yuri negó lentamente.

-Es algo que tengo que hacer sola.- contestó dejando la toallita sucia sobre la cama. –Pero no sé cuándo.-

-Nadie puede hacer las cosas solo, siempre necesitamos de apoyo.- se volvió a sentar a un lado de Yuri. –Dime qué tienes, tal vez entre las dos el pozo sea más profundo.- rió por eso haciendo que la castaña también riera. –Solo dime cuándo y lo enterramos.- continuó con la broma relajando el ambiente.

-Gracias Tiffany.- contestó Yuri con una sonrisa pero esta misma desapareció para dar paso a una mueca de dolor.

-Yuri no me gusta verte mal.- puso su mano sobre la mejilla de su compañera haciendo que la volteara a ver. –También me duele aunque no lo creas.-

-Tiffany… odio a ese chico porque él puede estar con él, pero no es Minho lo que envidio… es su valentía de luchar por quién quiere. Yo no puedo hacerlo, soy débil.- sonrió cansada. –Débil y tonta.- llevó su mano sobre la de su amiga que aun yacía sobre su mejilla.

-Yo no creo que seas eso.- le aseguró sonriéndole.

-Claro que lo soy.- contradijo de inmediato. Mordió su labio inferior probando un poco del labial que se había colocado. –Y por eso me odio.-

Si tan solo tuviera una pequeña pisca de la valentía de ese chico, ese revoltoso que odiaba por haber luchado por quién quería.

-Yuri.- le llamó pero a su vez sintió que su rostro era girado levemente para mirarle a los ojos. –No me gusta verte así, ni siquiera me gusta pensar que estas molesta o triste mucho menos que eres débil o tonta, no lo eres. No lo eres para mí ni para las chicas. ¿Por qué eso es lo único que miras de ti?-

-Tiffany.- las palabras se había quedado en su garganta. Pero pasó saliva moviéndolas poco a poco. –Soy cobarde porque no puedo siquiera revelar mis sentimientos románticos.- sonrió cansada de nuevo. –Porque no tengo el valor. Envidio a Taemin por haberlo hecho aun sabiendo que no es correcto, el reproche social es pesado, no podré con ello.-

-¡Espera!- frenó la situación. –Tú, qué intentas…-

-Me gustas Tiffany.- dijo firme tomando su mano y mirándola a los ojos. La nombrada parpadeo repetidamente ante esas palabras. –Me gustas mucho; lo odio porque él pudo hacerlo y mantenerse firme, yo no sé si podré con ello. Lo odio porque puede tomar su mano en público incluso ir a bailes y bailar en pareja, lo odio porque no le importa el reproche social… lo odio porque arruinó el vestido que me regalaste de cumpleaños.-

Un movimiento rápido y los labios ajenos se posaron sobre los suyos, sus ojos cerrados. La suave loción de Tiffany le llenó los sentidos. Sentía el calor ajeno separarse de su cuerpo hasta que abrió sus orbes de nueva cuenta.

-Yuri, de todo lo que dijiste lo que menos importa es el vestido.- sonrió feliz, Tiffany. –También me gustas. Me duele verte triste te lo dije hace minutos si pudieras… ¿puedes concederme una canción?- le preguntó levantándose de la cama y tendiéndole la mano.

Un tono rosado natural en las mejillas de Yuri apareció. Miraba anonadada la mano de su compañera hasta que asintió y la tomó.

Tiffany con su pijama y Yuri con vestido.

El celular de la última empezó a vibrar emitiendo una hermosa melodía que habían hecho para un concurso de música, All My Love For You. No desaprovecharon esta interrupción, si así se le podría llamar, para optar por la típica pose de baile entre un varón y una mujer.

La delicada mano de Yuri se posó sobre el hombro de Tiffany, así mismo una de sus manos fueron hasta la cintura de la primera. Se miraron a los ojos y comenzaron a danzar lento, al ritmo de los compases de la canción.

El contacto se hizo más íntimo llegando a cortar la distancia entre ambas, las manos de Tiffany directas sobre la cadera de Yuri mientras las suyas en sus hombros, abrazándola, volviendo a aspirar ese rico aroma de su loción.

Por desgracia la persona que llamaba a Yuri desistió, cortando la canción sin embargo no se detuvieron. De nueva cuenta sonaba y vibraba. Rió por eso pero sin despegar su cuerpo de Tiffany.

-Yuri.- susurró levemente llamando su atención, haciendo que saliera de su ensoñación.

-Mmm.- musitó.

-¿Aceptarías salir conmigo? Demuéstrate que también tienes valentía como ese niño. Que también podemos contra la sociedad y que tomaremos nuestras manos en público incluso iremos a bailes. Prometo comprarte otro vestido igual o más hermoso que el de esa vez.- escuchaba la voz tenue de su compañera, pues no quería interrumpir la canción que emitía su móvil.

-Acepto.- sonrió ampliamente. –Le demostraré que también puedo hacer lo que él hizo. Seremos felices como ellos o incluso más.- susurró contenta, con una enorme sonrisa en su rostro.

Pues, después de todo, había podido cumplir de menos un pequeño capricho… bailar una canción.

Pero una canción con esa persona que le gustaba, una igual, de cabello largo y rojizo, de ojos rasgados hermosos con o sin delineador, de labios femeninos sin gloss y sensuales con color. Poseedora de una atractiva cintura igual que ella. De piernas largas y torneadas, pero con un lindo pijama de tela suave y ella con un vestido de noche.

¿Sería su momento de brillar?

Sí, aunque sea dentro de su departamento, en su cuarto y con el timbre de su móvil.

Porque no importaba nada más que su felicidad y la de su compañera, Tiffany. Era el momento de demostrarle a ese chico, Lee Taemin, que ella también era valiente.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, gracias por su lectura, ¡vale mil!

 


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