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Tengo hambre Sebastian por Diana123

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Notas del capitulo:

gomen por la tardanza, es que murió alguien importante para mi y no tuve tiempo por estar en el funeral, espero me perdonen, pero el fic sigue y pues este cap es muy corto por las mismas razones pero espero les guste

-¡¿por qué tiemblas perra?!- grito mientras le tomaba por el cuello proporcionándole múltiples golpes en uno de sus costados -yo..... Tengo frío, hace mucho frío aquí- susurro temblado, no por la temperatura de la habitación, sino por el temor que le provocaba el mayor -y a mi que me interesa que tengas frío zorra- le aventó bruscamente a la cama mientras se acercaba amenazante -por favor, yo sólo necesito algo de calor, es que.....- calló por un instante al saber que no recibiría lo que deseaba -yo haré lo que quieras, como tu quieras, solo dame algo de ropa..... y yo prometo hacer lo que quieras- le miro suplicante y con algo de timidez se le acercó para darle un desabrido beso, intentando convencerle -así que esta puta se va a poner a trabajar si le doy algo de abrigo, suena interesante- le observó pervertidamente, para luego con una sonrisa torcida empezar a quitarse la ropa, desgarrando la tela con rudeza y rapidez, asta quedar sólo en ropa interior -volteate muñequito, vamos a jugar un rato, quiero ver que tanto te cave adentro, será divertido- dijo maliciosamente mientras el otro le miraba resignado e intimidado -pero yo......- recibió un fuerte golpe que le hizo caer boca abajo de la cama -¿qué el gatito no dijo que haría lo que fuera?¡anda, apúrate, ponte en cuatro de una vez, es una orden!- le grito en el oído, notando la nerviosa reacción del menor, que con esfuerzo se arrodilló en la cama y con las manos tomo la posición indicada por el mayor, sintió un fuerte latigazo en la espalda y ante esto unas lágrimas descontroladas empresario a caer por su amoratada, pero aún bella piel, sus ojos se tornaron aún más rojos, por el pánico que sentía, mordía sus labios con fuerza, para evitar gritar o gemir, no quería estar  aún más humillado. Se sitió ligeramente aliviado al notar que los azotes habían terminado, pero su calma se agotó cuando sintió como aquellos dedos invadía su cuerpo con brusquedad y sin ninguna anticipación, se movían incesantemente, en aquel estrecho orificio, se sentía asqueroso, una sensación  sucia y desagradable que invadía todo su cuerpo, que le hacía estremecer y retorcer, claude quería tomar su cuerpo, hacerlo suyo de un vez por todas, pero aún no era tiempo para eso, lo iba a hacer sufrir, sentir dolor y miedo, le gustaba Contemplar como el otro estaba tan débil, tanto física como metal mete, eso para él era un éxtasis completo. -¿te gusta muñequito, quieres que siga zorra?- le preguntó burlón, Sebastian sólo jadeaba y soltaba pequeños gemidos mudos que a cada  que el mayor hablaba se hacían aún más audibles -vamos perra, contéstame - el menor serró los ojos y negó ante la pregunta, apretando la blanca sábana entre sus puños, escucho como el mayor se aproximaba hacia el, amenazante. Le tomo de la barbilla y levanto levemente su rostro -habré los ojos lindura, quiero contemplar este hermoso rostro por completo- le ordeño apretando con fuerza sus mejillas, Sebastian lentamente comenzó a parpadear, temeroso le miro a los ojos, que invadían su asustado ser, ojos color dorado, como los de un halcón, que asecha su presa, así se sentía Sebastian,  un pobre conejito que ya no tiene escapatoria, que sólo espera el ataque de esa asesina criatura que le vigila incesante, -me encantas, eres tan perfecto, hermoso y sobre todo adorable, mi lindo gatito- le dijo con un fingido tono de dulzura que incomodaba al menor -párese que esta zorrita tiene hambre, es hora de cenar- sentenció bajando su ropa interior y dejando a la vista su virilidad -ya ponte a comer y cuidado con los dientes- dijo mientras acercaba su enorme miembro a la cara del azabache que tan sólo miraba aterrorizado lo que tenía en frente -yo...... No quiero- dijo apartandose, quedando acorralado entre la cabecera de la cama y la penetrante mirada de claude -dijiste que harías lo que yo quisiese, quiero que hagas esto, o no te daré ni una sola prenda, maldita ramera, si quieres tu paga trabaja por ella como lo hacen las de tu tipo- se le aproximó quedando casi pegado al sonrojado rostro del menor que soltó algunas lágrimas y abrió un poco su boca para meter la creciente erección, su orgullo no se lo permitía, ya estaba resignado, pero aún tenía un poco de moral como para negarse a tan denigrante acción, fue entonces que sintió como esa polla le invadía asta su interior y como le empujaba del cuello para acelerar las estocadas, ayudándole a tragar aquel enorme pedazo de carne, se separó rápido de las caderas del otro y comenzó a tragar lo más lento que pudo, lamiendo  y chupando desde la punta asta donde su garganta se lo permitía, claude se desesperó y le tomo con fuerza por el pelo, haciendo que lo engullera todo, Sebastian lloraba, pues el miembro llegaba tan profundo en su garganta que le impedía respirar, intentaba calmarse y respirar por la nariz pero sentía como las arcadas se incrementaban y por cada estocada le provocaban  aún más ganas de vomitar, el liqudo blanco emergió con fuerza lo cual hizo que el menor tragara cada gota atragantandose con el espeso semen, inconscientemente serró un poco su boca, pues ya le dolía la mandíbula, ante esto claude saco rápido su miembro del interior del menor quien le miro intimidado, le proporciono una fuerte bofetada, tomo una varilla de metal que guardaba en un armario junto con otros implementos, comenzó a golpear el cuerpo del azabache que lloraba inconsolable por el dolor -te dije que no mordieras puta, eso me dolió y también te dolerá a ti- dijo restregando su polla contra la cara del menor para humillarle aún más, claude salió por un instante de la habitación, el azabache se sintió ligeramente aliviado y se incorporó en la cama, pero el mayor no tardo mucho en aparecer, Sebastian se arrastró asustado contra la cabecera de la cama quedando acorralado e indefenso, claude se acercó amenazante, con una sonrisa torcida y mirada asesina, traía con sigo la misma vara de metal con la que lo había golpeado, pero esta vez estaba hirviendo, tanto que había tomado un peculiar color rojo  -bueno Sebastian, has sido un  niño malo, es hora de tu castigo lindura- Sebastian se volteó resignado   y poso sus manos, sosteniendose de la cabecera, esperando su castigo, pronto noto que claude se acercaba a su cuerpo y pudo sentir como algo recorría la blanca y sensible piel de su espalda, se sentía horrible, era un dolor agudo, muy diferente a otros, el recorrido quedaba marcado por una línea roja que no desaparecía y a cada segundo se hacía más y más dolorosa por los espasmos que invadían su cuerpo, desesperado por el ardor, comenzó a gritar y suplicar mientras pataleaba y se retorcía de dolor, las lágrimas caían por su rostro como riachuelos que desembocaban por su cuello asta su pecho -ya por favor, detente, eso duele, duele mucho, perdóname lo lamento no fue con intención, ya no soporto más..... Yo te lo ruego...... Te lo suplico, por favor detente, te lo imploro esto es demasiado- se volteó para mirarlo a los ojos, en ese momento claude no pudo evitar sentirse enternecido ante la súplica del menor, lo tomo entre sus brazos y comenzó a acariciar su rostro -¿tu entiendes que nadie te quiere?, nadie vendrá por ti, ahora eres mío, me perteneces.- Sebastian le miraba molesto y entristecido, sin entender por que  le decía esto que tanto le lastimaba y confundido entre sus pensamiento. recargo su cabeza en el cuello del mayor, le hacía sentir ligeramente refugiado, esa sensación de tenerle tan serca le molestaba pero su calor le daba esperanza y esa calidez le permitió calmarse un poco para poder hablar entre gimoteos -el vendrá por mi, no me va a abandonar- dijo ocultando aún más su rostro en el cuello del mayor que le apretó entre sus brazos para sentirlo aún más serca -¿quien, El asqueroso conde al que llamas amo? El no vendrá por ti, tu eres solo su esclavo, ¿por qué crees que lo hará? no te quiere, sólo te utilizaba y te abandono, acéptalo- Sebastian estaba inconsolable, apretaba el cuello de claude, para sentirse acompañado y le abrazaba con fuerza aferrandose a su pecho y empapaba la ropa del mayor con su llanto, claude le miraba conmovido y enternecido por la forma de actuar del menor que tras unos minutos de llanto comenzó a calmarse y su fino cuerpo se dejó caer entre los  brasos de claude. intentando descansare olvidar, por primera vez cómodamente en el regazo del mayor -¿tienes frío Sebastian?- le pregunto mientras del armario sacaba una corre y una cadena que acomodó en su cuello y luego sujeto la correa en uno de los barrotes de su confinamiento, dejándole descansando en la enorme cama de la habitación, pronto regreso con una enorme y abrigada camisa que entregó al adormilado Sebastian quien se la puso rápidamente, sintiéndose refugiado entre la gruesa y cálida tela de algodón, el camisón caía asta sobre sus rodillas y las mangas que cubrían sus manos eran extremadamente largas, (NA: tipo saco enorme que le robas a tu novio, bueno así xD) era un poco grande, pero se sentía  cómodo y resguardado,  le proporcionaba confort y seguridad -Sebastian, escúchame, por esta noche dormirás libre de tu confinamiento y abrigado, confió en que no harás nada malo y si te llegas a portar mal no dudare en castigarte brutalmente ¿entendiste?- Sebastian asintió, abrasado sus piernas y ocultando la cabeza entre estas, para luego resguardares entre las cobijas, como un pequeño niño asustado que intenta esconderse de la obscuridad, claude le miro divertido ante los torpes movimientos que daba el otro, al ver como el menor comenzaba a serrar sus ojos pesadamente, descansado plácidamente, por primera vez en el tiempo en el que había estado hallí, se sintió conmovido, ese hermoso y sonrojado rostro que no presentaba ninguna imperfección ajena a las heridas, su fino y esbelto cuerpo, parecía una porcelana, acompañado por esa  blanca tes, casi albina y un cabello color azabache, negro como la noche pero brillante, que conminaban a la perfección, formando el ser más bello ser que podría existir y lo mejor era que era sólo suyo, le pertenecía y nadie nunca se lo podría arrebatar, su plan era perfecto, conseguiría la última pisca de su ser y tendría que arebatarselo de las manos a ese humano que tanto odiaba -conde phantomhive, luchare por  lo que tanto deseó, usted tendrá que entregarme su sello, o me encargar de  matarlo sádicamente y mostrarle su inerte cuerpo a mi lindo mayordomo, el será todo mío y usted no podrá hacer nada cuando yo le arrebaté lo único que le hace ser un buen humano-
Le observo por un rato y luego, tan sólo se encargó de acariciar su cuerpo, cada centímetro, tocando con delicadeza esa cálida y blanca piel que parecía ser de nieve, contemplaba su inexpresivo rostro y atento escuchando cada suspiro que daba el menor, era una vista realmente hermosa, Sebastian tan sólo dormía, dulcemente, perdido entre sus sueños y ajeno de la presencia del mayor, un ser realmente insolente. Después de disfrutar de verle dormir se dispuso a retirarse, cubriendo con otra sábana el cuerpo del menor y besando, por primera vez dulcemente su mejilla, luego tan sólo se disipó en la obscuridad, dejando en completa soledad al durmiente azabache.
Notas finales:

Espero sus reviews, es muy importante para mi sus opiniones mis querid@slector@s, haré un nuevo fic, ¿de que les gustaría que fuese? Lo que quieran, pero especifican la pareja...... Todo esepto de naruto. Los quiero pingüinit@s de amor buenas nochessss

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