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¿Salvando o siendo salvado por un Chaton? por christalchii268

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Notas del capitulo:

Espero lo disfruten. La ultima decision de Gaby es por fin tomada, con la ayuda de dos personas importantes y de sorpresa c:

 

Capítulo 19:

Ayase en silencio se apoyó en el marco de la puerta, jugando con su colita y recorriendo con ella toda la puerta. Sus brazos rodeando su cintura se tensaron cuando Gaby rio un poco amargo, viendo en la amplia pantalla holográfica a su actual dueño, que después de que Gaby fuera dado de alta, se puso en contacto inmediatamente.

-No necesito de la seguridad. Kanou-sama tiene el perímetro resguardado. Esta casa perdida en la nada está protegida…

-Insisto… -susurro el hombre viendo a Gaby intensamente. Ayase gimió mentalmente al ver que su amigo simplemente apartaba la mirada apretando sus puños en su regazo, donde su dueño no lo veía.

-Si así te sientes mejor… -devolvió el Chaton.

Por supuesto que Usami se sentiría inquieto. Gaby casi pierde a su bebé, se enteró de su naturaleza de personalidad múltiple, y saliendo del hospital, por su propio bien emocional, debía separarse momentáneamente de su pareja. Ellos ni siquiera podían hablar sinceramente en esa única posibilidad de hacer contacto antes de un tiempo indeterminado de no verse.

Ayase quería tanto intervenir. Él era todo menos violento, pero su hermano estaba provocando que quisiera sacudirlo y gritarle, decirle que dejara todo atrás y solo hiciera lo mejor para su vida… pero era tan hipócrita de su parte hacer algo así, y actuar de esa manera era malo.

Parando en sus pensamientos, Ayase bajo la cabeza y sonrió un poco.

Durante años, quizás en toda su vida, pero esas lecciones nunca desaparecerían de la mente de ambos. Incluso con terapia, tiempo y comprensión, nunca, nunca, nunca se irían. Y era esa la razón por la que Gaby continuaba ahí, evitando mirar a su amado, decirle la verdad de sus sentimientos y aceptarlo.

Gabriel aun temía hacer algo para su felicidad por el castigo de igual peso en consecuencia. Incluso si este nunca llegaba, él lo estaría esperando y nunca podría vivir así…             

-¿Cómo te encuentras? ¿Ha estado todo bien?

Ayase miro de reojo que Gaby se tensaba y dirigía una mano a su vientre un poco más grande. Su bebé había estado empezando a desarrollarse cada vez más de prisa, y su otro padre no estaba ahí para verlo.

-Estamos bien. He ido a terapia ayer, me alimento y duermo adecuadamente y no he dejado mi medicación…

-Sabes que no me refiero a eso, ángel… -interrumpió Usami, usando un suave tono que efectivamente trajo la atención del Chaton. Gaby le miro entre sus pestañas.

-Haruhiko, yo no…

-No lo digas, Gaby- negó Haruhiko y alzo una mano para quitarse los lentes y limpiarlos, innecesariamente. –Este tiempo es para que te tranquilices, no para aumentarte más cargas…

Gaby solo alejo la mirada una vez más, su boca haciendo un mohín extraño que Ayase relacionaba con aprensión.

-¿Por cuánto tiempo?- susurro su pregunta Gaby, aun sin ver a Usami. El hombre también lo evito.

-El que necesites…

-Esa no es una respuesta, Haruhiko… -jadeo Gaby. Usami hizo un ademan con su mano.

-¿Qué es lo que quieres que diga, Gaby? No te puedo obligar a regresar si tú no lo deseas…

-¿Me echaras en cara que me fui?- jadeo él. Ayase se puso nervioso.

-¡No!- exclamo escandalizado el otro antes de suspirar. –Gaby… te amo, ¿de acuerdo? Y a nuestro hijo. Deseo lo mejor para ambos… incluso si eso requiere que estés lejos ahora. Lo mejor para que te recuperes.

-¿Y si eso significa separarnos permanentemente?- susurro Gaby.

Haruhiko quedo en un silencio tan aterrador como el de Ayase. Gaby solo estaba ahí, mirando su regazo, sus manos aferradas juntas mientras su cuerpo estaba tenso, listo para la respuesta que tardo minutos enteros para llegar. Cuando lo hizo, fue un susurro mortificado y tembloroso.

-Lo que te haga feliz, Gaby.

Ayase tuvo suficiente y corrió hacia su amigo, cortando a la fuerza la llamada. Tomando el brazalete lo metió en su bolsa del pantalón sin resistencia de Gaby, quien miraba hacia el suelo temblando.

-Gaby… Hermano, mírame… -suplico Ayase arrodillándose enfrente del chico. Su amigo no le miro, solo sollozaba en silencio. -¡Gaby, por favor!

-… ¿Qué?- lloro el chico mirándole con ojos húmedos y expresión devastada.

-¿Por qué hiciste eso? Después de que todo lo que han pasado juntos… Lo que ha hecho por lo vuestro… ¡Ambos, Gaby!

-Nii-san… -susurro, tratando de hacerlo callar, pero Ayase no se podía controlar. Estaba en pánico, tomando con fuerza los hombros de Gaby, su respiración alterada… Un miedo insano inundándolo.

-Renuncio a su familia por ti, Gaby… ¿Qué prueba más necesitas? Te ama. A él no le importa nada excepto tú y su hijo… No le arrebates eso, Gaby. ¡No te hagas esto a ti!

Gaby se deshizo de él y se levantó, caminando de un lado a otro abrazándose a sí mismo. Ayase vio el atisbo ‘del otro Gaby’ y Alexander. Él hacia eso muy seguido y Ayase nunca lo entendió hasta unos años atrás. No permitiría que esos chicos tomaran la decisión por su hermano.

Rápidamente se levantó y con seguridad, importándole poco que alguna de sus personalidades le hiciera daño, tomo su mano izquierda y la llevo con brusquedad al rostro sorprendido de Gaby, haciendo que viera su anillo de cerca.

-Dime que no lo amas, Gabriel. Lo que de verdad sientes por él… Solo se sincero conmigo y dime que quieres estar a su lado, incluso si piensas que lo dañara o cualquier otra cosa. Que te hace feliz, sentir tranquilo y querido… Todas esas hermosas sensaciones que solo experimentas con él.

-¿Por qué?- gimió Gaby mirándole con llanto cayendo. -¿Por qué…?

-¿Es que no lo entiendes?- susurro con pesar Ayase, abrazándolo suavemente como en el pasado siempre lo hizo. –Necesitas ver la realidad, hermano. Ya no estamos con él… -Gaby no quiso saber nada y se dio media vuelta. Ayase solo negó y volvió a rodearse su estómago con sus brazos. –Tú siempre fuiste el más fuerte, el que siempre renuncio a todo por nosotros… Quiero que pares de hacer eso, Gabriel… -suplico Ayase, viendo que Gaby paro y escucho.

El silencio se extendió y pareció eterno. Ayase solo miraba expectante la espalda tensa de Gaby, buscando con desesperación que su hermano respondiera. Él no lo hizo y se fue de la habitación.

Jadeando alterado, moviéndose y a punto de llorar, Ayase se desapareció con esa aplicación tan útil de la que su dueño era propietario. Kanou inmediatamente se levantó al verlo llegar tan alterado a su oficina.

-¿Ayase? ¿Qué sucede?

Él no dijo nada y solo le miro intensamente, sin poder ni siquiera pensar en todo lo que sentía. Y como siempre, su amo lo entendió a la perfección y acabo con la distancia, inmediatamente arrodillándose enfrente de él y tomándole entre sus fuertes brazos con suavidad.

Sin decir nada permanecieron en esa posición mientras Ayase se desahogaba. Sus pensamientos en desorden por arte de magia se aclararon con el gentil gesto de comprensión.

La tarde avanzo y por fin Ayase logro tranquilizarse. Aun así Kanou solo lo guio al gran sillón y lo sentó en su regazo ignorando el trabajo pendiente que mantenía extendido en su amplio escritorio. Ayase incluso alcanzo a ver varias peticiones para video llamadas.

Mientras el hombre lo mecía suavemente gracias a la silla flotante, Ayase se hizo del valor necesario para tomar su decisión, incluso si era el peor momento o empeoraba las cosas, debía hacerlo.

-¿Kanou-san?

-¿Si, Ayase?

-Creo… que es tiempo de que le entregue eso a Gaby…

Kanou paro un poco sus movimientos antes de acercarlo más y volver a moverse de un lado a otro.

-¿Estas seguro?

-Si no es hoy nunca lo haré…

El pecho del empresario tembló por la suave risa y Ayase se encontró sonriendo igual. Disfrutando del calor y apretando el pequeño cilindro que Kanou le puso en su mano sin separarlo de su cuerpo.

-Sabes que cualquier cosa que desees te la cumpliré, Ayase.

Y era esa la razón por la que él se enamoró de su dueño.

 

 

Gaby termino con la respiración agitada por correr. Sujetándose el pecho se dejó caer de culo al suelo y se acostó, tapando sus ojos del fuerte sol con su brazo. El viento secaba su sudor y el sutil aroma de vegetación le calmaron mientras evitaba pensar en cualquier cosa.

Su hijo parecía entender su estado y permaneció quieto, sin casi moverse hasta que por fin durmió. El doctor le había explicado cual era la sensación para saberlo, después de todo.

Su cuerpo convulsiono cuando el llanto y fuertes palabras de su hermano acudieron a él. Recordando el cálido contacto que Haruhiko siempre influía en él, su voz, sus acciones tan delicadas y amorosas.

¿Cómo un hombre así podía aceptarlo y amarlo? ¡No tenía lógica!

No era lo correcto. Gaby sabía que terminaría dañándolo, defraudándolo o poniéndolo en peligro de alguna manera. Gaby desde el inicio fue problemas y la causa principal por la que el Profesor lastimaba a las personas que más apreciaba. Haruhiko y su hijo no debían pasar por eso.

La idea que tuvo desde que estuvo en el hospital nuevamente acudió a su mente. Su doctora la sabia, pero al final había dejado la decisión en sus manos. Ella solo le pidió que pensara claramente en lo que deseaba y lo que lo hiciera feliz.

Dejar a su hijo con Haruhiko nada mas naciera y él marcharse no lo haría feliz, pero era lo mejor… ojala su corazón lo entendiera y no doliera tanto.

Un aroma a rosas dulces se extendió con mayor presencia cada vez. Gaby sin moverse sabía que era Ayase. El chico tenía esa fragancia por sus antepasados, o algo así había dicho el Profesor.

Efectivamente momentos después el Chaton se acostó a su lado en silencio, viendo el cielo violeta donde el sol de una curiosa y desconocida manera se asomaba constantemente, brindando calor abrumador para la época que reinaba en Celes.

-Pronto nevara… -susurro Ayase con voz suave, una sonrisa pequeña en su boca. Gaby lo miro con dificultad por su brazo, pero noto que el chico lucia en paz, feliz… ¿quizás satisfecho por su certeza al quedarse con su actual dueño?

Lo único que Gaby supo es que ambos pasaron esa mañana tirados en el pasto hasta que el sol fue ocultado definitivamente por las circulares nubes. El viento frio volvió y las escasas hojas de los cercanos árboles se movieron y cayeron cubriéndolos a los dos, pero aun así ninguno se levantó o movió.

-Lamento lo de ayer… -susurro Ayase de improvisto. Gaby se sobresaltó. –Fui imprudente. Solo… -Ayase negó y suspiro tristemente.

-¿Solo?- intervino Gaby cuando él no siguió. Ayase simplemente volvió a suspirar y levanto una mano hacia el cielo, desde la posición de ambos, el Chaton tocaba las nubes y parecía tan cercano aquello que era imposible tocar.

-Kanou-san me hace tan feliz, Gaby… Ni disfrazando la realidad podríamos decir que tuvimos el mejor inicio. Incluso ahora, yo no te mentiría diciendo que mantenemos la mejor relación o que es la más sana. Me hace y le hago daño, pero así somos felices. –Ayase rio y bajo con lentitud su mano. Todo él era amargura y tristeza. –Lo odio. No me permitió morir, me ordena cada día vivir y tratar de ser feliz. No deja que sea libre y yo participo en eso. Hay días en que no puedo con la desesperación de querer alejarme de él… pero soy suyo. No puedo escapar…

Ayase sollozo y lágrimas doradas se derramaron por ambos lados de su rostro. Su delicada mano sujeto su cascabel y por fin recupero su voz para continuar.

-Me encontré tantas veces queriendo asesinarlo, pero él solo me sujetaba y sonreía. Siempre dice que lo tranquiliza el verme así, porque eso significa que estoy luchando por algo y no me ha perdido. ¡No me ha perdido!- repitió agudamente, su llanto mezclándose con llanto. -¿Puedes creerlo, Gaby? ÉL no me quiere perder a MÍ. Kanou-san, que puede tener a quien quiera, alguien más puro e intacto. Alguien que no tenga tan profundos sentimientos por él… Aun así me tiene y no me deja ir. Me envuelve cada vez más en esto y me deja sin escapatoria…

>>¿Y sabes lo que es más increíble aun?- Ayase gimió y volteo su cabeza, viéndolo con sus grandes ojos azules bañados en agradecimiento. –Que lo amo… -termino sonriendo.

-¿Cómo puedes amar alguien que se impone tanto a ti?- susurro Gaby. Ayase volteo todo su cuerpo de lado para mirarlo.

-No lo sé. Mi doctor dice que todo esto no es amor, ni odio. Simplemente no tiene nombre y ahí esta- se encogió de hombros aun con su sonrisa.

-No lo entiendo, Nii-san- negó Gaby casi preocupado. –Si él te hace daño…

-Es eso, Gabriel- interrumpió Ayase acercándose y tocando su mejilla. –No me hace daño. Soy yo, hermano. Son las ordenes, las experiencias… la mirada de Maximus-sama cada vez que me tomaba… Todo eso es lo que causa este odio. Las ansias de hacerle daño a Kanou porque siento que con su gentileza me hace daño. Ese insano anhelo de matarlo antes de que yo le haga el mismo daño que me hicieron a mí. Pero es ahí donde él interviene, haciéndome ver que es más fuerte sus ansias de dominarme, de estar dispuesto a ordenarme que pare. Que yo le pertenezco y no me dañare. Que mi mente, cuerpo, corazón… ¡todo es de él! Y no puedo matar algo que es de él…

-Te salvo… -susurro Gaby por fin entendiendo aquella declaración que Ayase tiempo atrás le dijo y él no entendió.

-Lo hace, y sé que lo hará siempre. Porque el me ama más que yo a él, y Kanou-san esta satisfecho con eso.

Gaby se separó y sentó con sus rodillas pegadas a su pecho, su hermano aun acostado en el suelo.

-¿Por qué me dices todo esto, Nii-san?- pregunto con voz tan baja sin en realidad querer respuesta. Ayase se la dio mientras alcanzaba a tomar su brazo.

-No merezco esta felicidad y tranquilidad, Gaby. Estoy sucio, roto… no merezco vivir. No se supone que lo haga. Y la mayor razón por la que sigo, no es en realidad porque Kanou-san me lo ordene o porque tenga un gran propósito. Es simplemente, que el vivir trae algo nuevo. Sé que me dolerá, pero Kanou-san se esfuerza tanto en solo entregarme sentimientos buenos. ¡Y lo logra siempre!- jadeo Ayase llorando. -¡Lo hace, Gabriel! Y solo por él vivo. No porque su presencia y cariño me salven, sino porque él me ama y no me quiere perder. No quiero hacerle daño al lastimarme a mí mismo, incluso si eso es lo correcto, si el vivir me da miedo… ¡No importa! Él hará que todo esté bien.

-No es lo mismo… Haruhiko no es igual… -negó Gaby, sujetándose más fuerte.

-Por supuesto que no, Gabriel. Él te está dando opción. Incluso si sabe que te puede perder, él quiere lo mejor para ti. La diferencia entre Kanou-san y Usami-sama es como manejan sus sentimientos por nosotros. ¡Y créeme que espero y no tomes tú mi decisión! Funciona para mí, pero tú eres diferente, Gabriel. No te estoy pidiendo que vuelvas, ya no. Si de verdad quieres alejarte de él, hazlo. Si quieres tener a tu bebé, dejarlo, vivir una vida apartado o cerca… Solo deja que el Profesor ya no tenga poder en ti. ¡Toma tu decisión en base a ti, no en lo que él quería! Si quieres hacerte daño, hazlo, pero no porque sea algo que el Profesor quería. Se honesto contigo y permítete ver la verdad, no lo que él nos hizo ver. Empieza a tomar tus decisiones por ti mismo y en base a lo que quieras TÚ.

>>Ella así lo hizo, para bien o para mal… Quizás fue lo peor, pero fue algo que ella quiso pensando en ti…

-¿Nii-san?- llamo extrañado Gaby, viendo a su ausente hermano mirándolo.

-Ella no actuó conforme a lo que el Profesor quería, Gabriel… solo hizo lo que creyó prudente, siempre pensando en ti.

-¿Quién es ella?- cuestiono, ansioso. Ayase toco su marca de nacimiento en su brazo izquierdo sonriendo.

-Tu madre…

El aire de los pulmones de Gaby se esfumo. Ayase saco de una de sus bolsas un pequeño cilindro especial de vidrio, donde un pequeño bastón electrónico verde era protegido.

-Poco después de que llegamos a Celes ambos ella vino por ti. Ese día fue la primera vez que nos separaron. Estabas en otra habitación y ella te buscaba con desesperación. Alarmas sonaban, los guardias y el mismo Profesor venían. Ella tenía el tiempo contado y aun quería buscarte y rescatarte, y aunque tenía esa esperanza su lógica pudo más y me dio a cuidar esto… -señalo el cilindro. –Es una grabación. Inyecto la información en mi cuerpo y solo Kanou-san pudo descifrarla y transformarlo en esto. Lo he guardado con mi vida desde que supe que era. Ella no me lo aclaro cuando me inyecto y me pidió que me cuidara y te lo entregara en el momento adecuado. Ella simplemente se fue a buscarte con ese hombre que apareció.

-¿Mi padre?- jadeo Gaby tembloroso. Ayase asintió lentamente. -¿P-p-pero que paso? ¿Ella…?- Gaby no pudo continuar al empezar a recordar ese día en particular.

Había sido un día también de invierno. Él fue amarrado y sedado mientras el Profesor lo analizaba. Efectivamente alarmas sonaron ensordecedoramente y su dueño había estado tan alterado como nunca antes nadie lo vio.

Él grito algo sobre que no considero eso y dejaron a Gaby solo. Mientras su conciencia se iba alcanzo a ver a una hermosa mujer de largo cabello antes de que un fuerte ruido se escuchara y Gaby se desmayara. Un sonido que solo años después tomaría nombre.

Un disparo.

-Al día siguiente ellos… Nosotros lo vimos… Fue… la primera vez que nosotros… y el Profesor nos aclaró que… que aquello era una bolsa para la morgue… -gimoteo Gaby alterado. Ayase solo se levantó y lo abrazo.

-El Profesor la mato. Solo faltaron unos minutos para que ella se hiciera de ti. Tu padre quiso hacer tiempo, pero no lo logro. También lo asesinaron… Es todo lo que te puedo decir sobre eso, Gabriel. Es todo lo que Kanou-san logro de confesión al único sobreviviente de ese día. Creo que tomo venganza en tu nombre.

-¿Mi mamá… quiso salvarme?- susurro Gaby débilmente.

Ayase no respondió. Gaby sujeto dolorosamente la última prueba de la existencia de su madre y lloro gritando.

-Te amaba, Gaby. Lo sé. Ella solo pregunto por ti, no me dijo quién era o porque venía. En su mente solo estabas tú. Vi su miedo al no encontrarte y su preocupación cuando me inyecto. Te amaba y quería salvarte.

Pero no lo logro y Gaby quedo huérfano en el intento. El conocimiento se extendió dolorosamente entre ambos mientras Gaby trataba de controlarse.

-¡Quiero verlo!… Nii-san… -imploro, pero el Chaton solo le sonrió con calidez.

-En la sala esta todo preparado. El reproductor es parecido a la pantalla del brazalete…

Eso fue lo único que quiso saber Gaby y se levantó, corriendo hacia la cabaña que tan amablemente Kanou le había prestado para que pasara ese tiempo lejos de Haruhiko. Cuando llego él tuvo que volver a tranquilizarse, en parte porque su bebé estaba inquieto y por sus manos temblorosas le impedían que hiciera las cosas bien.

Con muchas respiraciones profundas y varias veces detenerse en el acto, Gaby por fin puso a reproducir la grabación. Tambaleante se sentó en cuclillas enfrente de la pantalla de diamante y espero.

Un cuarto simple de colores claros apareció. Era una habitación parecida entre un estudio y una sala, repleta de libros y dos grandes paredes de cristal que mostraban el mar extenso y azul, el cielo del mismo color y nubes blancas en el firmamento parecidas al dulce que Gaby conocía como algodón de azúcar.

Una solitaria y destacada silla blanca estaba ahí antes de ser ocupada. Gaby gimió y se tapó la boca con las manos.

-Hola, amor. Soy tu mami… -susurro la mujer antes de soltar una risita nerviosa. –Mi dios, que extraño es esto…

Ella era pequeña, de delicadas fracciones y piel bastante clara. Una cicatriz de aspecto dolorosa dividía la mitad de su mejilla izquierda, la cual ocultaba a momentos gracias a su largo cabello rubio cenizo hasta la cintura. Sus ojos… eran tan profundos y tan honestos. Azules, idénticos a los de Gaby. Su sonrisa también era tan dudosa y entregada como la suya.

Su madre.

-La verdad no sé por qué hago esto, Gabriel. Sé que te volveré a tener, eso no es duda, cariño… Yo… solo quiero tener algo para ti… -susurro con voz angelical antes de llevar su mano a su vientre. Gaby por fin pudo verse a sí mismo en el interior de su madre, probablemente en el último periodo dado el elevado tamaño de su embarazo.

Ella al tocarlo lucia tan feliz y dulce. Sus orejitas en la cima de su cabeza, y cubiertas por una boina se movieron; su colita por fin hizo aparición detrás de la silla y moviendo ocasionalmente su largo vestido blanco.

Gaby alcanzo a notar por fin todo su cuerpo y vio con una sonrisa que ella estaba descalza y pintaba sus uñas de los pies de diferentes colores. Ella también portaba una pulsera en su tobillo, un anillo con una gran joya roja en su mano izquierda y un lindo cascabel en su cuello, sujeto simplemente por una delgada cadena brillante… igual a Gaby.

-¿Qué te puedo decir, mi amor?- sonrió ella y vio hacia Gaby. –Se cómo piensa él, así que es probable que nunca llegues a conocerme… Créeme que lucho por eso, también tu padre. Vivimos todos los días cuidándote aquí, pero ambos sabemos que incluso en este mundo ignorado por todos no estaremos a salvo… Daré mi vida por ti, Gabriel. ¡Nunca lo dudes, hijo! Te amamos…

Gaby sollozo y vio la honestidad en los hermosos ojos de la mujer.

-Me encantaría poder hacerte feliz, tanto como tu padre lo ha hecho por mí. Sería tan dichosa al saber que has experimentado lo que yo a su lado, e incluso más. Y es por eso que he tomado esa decisión, Gabriel. Espero y me perdones algún día…

-¿Qué?- jadeo Gaby por su parte, viendo el sufrimiento en ella. Sus manos encima de su estómago moviendo sin control sus dedos entrecruzados.

-Él te buscara, Gabriel. Lo se… No me entregare el crédito mínimo y diré que tuve suerte. Me costó mucho huir de él y sé que esta muy enojado. Me perdono embarazarme de tu padre, incluso amarlo cuando no se supone lo haría… El inhibidor de sentimientos no funciono en mí y eso fue algo más que él no vio… -su madre rio, pero no había en realidad diversión en su mirada. –Todo eso solo sé que empeora mi situación, pero quiero que vivas, mi amor.

>>Sé que el entregarte a él es la peor decisión que puedo tomar. Estoy muy segura que hará algo… ¡Y no sabes el dolor que me produce el no saber que! Solo sé que quería que me embarazara… Algo acerca de mis genes… -la mujer negó abatida y se mordió el labio inferior. –Pero incluso sobre eso, Gabriel… Sé que te quiere vivo. Y es lo único que me importa y por lo que te daré a él…

-¡¿Qué?!- grito Gaby sorprendido al mismo tiempo que ella sonreía con auto rencor.

-Es lo peor, ¿cierto?- pregunto como si lo hubiese escuchado. –En realidad no espero que me entiendas, Gabriel, pero sé que si te mantengo conmigo solo lograre que te mate. No me importa lo que me suceda a mi mientras tu estés bien… -negó categóricamente. –Sé que pedirte que vivas cuando estas bajo su tutela es algo muy difícil… créeme…

Gaby sollozo viendo que ella mantenía varias grandes cicatrices en sus muñecas. Levantando su mirada alcanzo a ver una sutil cicatriz rodear todo su cuello, como si alguna vez lo rodeara con algo y la marcara de por vida.

-Gabriel… vivir es extraordinario, pequeño… -susurro ella perdida en pensamientos, mirando desde su posición el amplio mar. –Yo no lo entendía hasta que conocí a tu padre, y ahora bendigo todo el tiempo por haberlo conocido. Sin embargo no sé qué vio en mi… soy tan sencilla y poca cosa… Me hace sentir muy alagada y querida.

>>Espero y tú sientas algún día esto, amor. Ser querido es tan… cálido… Solo verlo hace que mi corazón se acelere y pienso que todo estará bien mientras me siga amando. A él no le importa que este enorme, sea tan extravagante o incluso que este toda despeinada al despertar… -ella rio y Gaby vio el cariño con el que hablaba.

>>Por eso hago esto, hijo. Por la oportunidad de que experimentes esto. Algo me dice que lo harás, serás feliz y vivaras todo lo que yo no hice. Incluso sé que podrás ser padre, un amante, amigo y Chaton excepcional. No me preguntes como lo sé, solo lo hago… -susurro llevando una de sus manos a su pecho, cerca de su corazón.

-Madre… -jadeo Gaby gateando hasta poder tocar la pantalla que a su tacto detuvo la grabación. Él memorizo el dulce rostro, los evidentes sentimientos y el amor que expresaba al sostener a Gaby en su interior.

Ella lo amaba, también su padre por lo que podía deducir de sus palabras. Gaby nació de ese amor tan puro y ella esperaba y se sacrificaba tanto para que él experimentara eso precisamente.

Gaby volvió a tocar la pantalla y escucho lo que sobraba de su suave y delicada risa.

-…Sé que esto puede ser egoísta, amor, pero solo cuando seas padre podrás entender lo que una persona puede hacer por su hijo. Lo que esta dispuesto a sacrificar y renunciar… El amor tan profundo por alguien que es tan inocente y parte de la persona que más amas. No te puedo explicar…

-No hace falta… -sollozo Gaby, abrazando su vientre y riendo un poco cuando su bebé se movió en su interior.

-Gabriel… eres mi salvador, amor. Solo puedo suplicar de rodillas que el destino te compense como tal. Que te brinde amor, fidelidad y cuidado. Solo eso pido para poder seguir hasta poder volver a reunirme contigo…

Ella abrió la boca para continuar, pero su llanto se lo impidió. Gaby también sollozo en conflicto, por lo que ella pedía y por lo que él podía aceptar. Por ese amor tan inmenso que ella entrego y nunca llego del todo a Gaby.

Mientras ambos en momentos distintos y muy distanciados trataban de calmarse, pasos se escucharon en la grabación. Su madre se alejó el llanto presurosa y dedico una honesta sonrisa al hombre que entro a la estancia, deteniéndose en la puerta al verla.

-¿Marianne? ¿Qué sucede, ángel?- susurro preocupado él, llegando y arrodillándose ante ella. -¿Acontece algo con nuestro hijo? ¿Manifiestas algún dolor? Háblame, tesoro…

-No sucede nada, amor. Disculpa…

El hombre tomo con suavidad su mejilla herida y la beso con la mayor delicadeza que Gaby alguna vez vio en otra pareja. La mano libre de su padre se posó en el estómago de su madre, y tan pronto termino de demostrarle su amor a ella, él beso su vientre y aun en la posición miro a la mujer ruborizada.

-¿Me dirás si esto es demasiado?

-Lo hare… -dijo ella con una sonrisa agradecida. –En un momento te alcanzo. Ya termino…

-De acuerdo. Te amo, ángel… ¿Lo sabes?

-Lo se… Tanto como yo a ti… -ella susurro débil y lo beso de pasada.

Su padre se levantó y miro hacia Gaby, sonriéndole con el mismo amor que podía ver que le manifestaba a su madre.

-También te amo a ti, Gaby- dijo y se fue, llevándose su figura por completo en negro, desde su vestimenta a cabello en ese color. Lo único en contraste era su piel clara y ojos azul pálido, lo último viendo Gaby antes de que él por fin abandonara la habitación.

-Lo has escuchado, Gabriel. Te amamos y queremos lo mejor para ti. Espero que al ver esta grabación nuestro mayor anhelo se convierta en realidad. Cuídate, amor. No importa el lugar ni el momento, nosotros te amaremos y cuidaremos, hijo. Siempre estarás en nuestros pensamientos…

Ella le miro una vez más con amor y promesa antes de levantarse y apagar la grabación.

Él permaneció mirando gran rato la pantalla en negro. Sensaciones desconocidas parecían llegar a él a través de ese mensaje, casi como si sus padres estuvieran a su lado y le abrazaran, viéndolo con ese cariño grabado para la eternidad en esa grabación.

Y entonces no solo eran sus padres, también todas esas personas que amo en un pasado y le fueron arrebatadas. Todas entregándole ese sentimiento que solo después de Haruhiko pudo experimentar e identificar.

Y diosa… Haruhiko, su amado. Su hijo… Todos sus amigos y su hermano.

Gaby se levantó y corrió en busca de Ayase. Él tenia tantas preguntas que deseaba hacer, respuestas que seguro Ayase sabía. E incluso si no las tenía, una simple cosa era lo que más ansiaba de él.

Llegando a la puerta principal noto a simple vista que Ayase no estaba en la cabaña, sino afuera, paseando de un lado a otro manejando con prisa y nervios la pequeña pantalla holográfica de su brazalete electrónico, la cual muchas veces desaparecía pues la presión física ejercida por el Chaton traspasaba la inexistencia de la pantalla.

Ayase estaba alterado y con pánico.

Gaby salió con cuidado y procurando no hacer ningún ruido brusco, pero aun así Ayase lo noto y le vio rápidamente con lágrimas antes de volver a su brazalete.

-No puedo contactar con Kuba-san… Él debería de estar cerca. Kanou-san se lo indico explícitamente y él no aparece. Tampoco puedo localizar al escuadrón de seguridad… Ninguno, ni siquiera el de Usami-sama…

Él no entendió muy bien los balbuceos de su hermano por un momento, sin embargo la claridad llego a Gaby cuando varios tipos de negro y con pistolas de laser hicieron su camino a ambos en el jardín delantero. Sus movimientos, la vestimenta completa y sus ojos cubiertos con anteojos especiales les dieron las respuestas a los dos. Eran gente del Profesor.

-Diosa, no… No, no, no. ¡NO!- grito en pánico Ayase, retrocediendo al mismo tiempo que él. Los mercenarios empezaban a rodearlos y no dejaban de apuntarlos con las armas.

-Nii-san… -trato Gaby de tranquilizarlo, pero Ayase estaba en negación completa, asustado como nunca.

Gaby tomo la mano de su hermano y lo acerco hacia sí. El cuerpo de ambos temblaba por el miedo a lo evidente. La imagen de Haruhiko danzaba en su mente, los latidos acelerados que podía escuchar en su mente de su bebé… La hermosa libertad de poder simplemente vivir sin miedo a morir.

Ante sus ojos la amenaza de ser arrebatadas tantas cosas aparecía. Esta vez no eran como las pasadas, Gaby ahora tenía muchas más cosas por las cuales luchar. ¡No podía estar sucediendo esto!

Ayase toco por accidente su vientre hinchado y rápidamente volteo a verlo con aprensión. Con el suave tacto su hijo se calmó, sin embargo no fue el caso de Gaby al ver los ojos abiertos de su hermano con algo parecido al odio y determinación. Gaby sabía claramente lo que eso significaba.

-No, Nii-san… -suplico con voz baja, negando energéticamente.

-Cuida a tu bebé… -murmuro Ayase antes de correr para protegerlos de algunos de los socios del Profesor.

-¡¿Qué?! ¡¡No, Ayase!!

Los hombres de negro parecieron sorprendidos de que su hermano actuara. Su cuerpo más pequeño se movía libremente con rapidez, tomando desprevenidos a dos y tirándolos al suelo golpeándolos en el abdomen con su pie. Los otros rápidamente tomaron posición y empezaron a dispararle.

Gaby en horror solo permaneció de pie viendo los rayos rozar muy cerca a su amigo, quien solo con ayuda divina evito ser alcanzado por las luces de rojo, señalando que a cualquier descuido él moriría con el más mínimo toque.

Ayase tenia agilidad, mas no fuerza. Rápidamente fue sometido por dos hombres que lo sujetaron por ambos brazos. El Chaton no se quedó quieto e hizo uso de su colita de Chaton implantada con fuerza superior. Se deshizo de uno, pero el otro lucho más tiempo, apuntando varias veces a la cabeza de Ayase, siempre fallando a tiempo con los movimientos defensivos de su amigo.

De quince hombres, cuatro cayeron y los otros tardaron en reaccionar al moverse. Los once se dividieron y la mayoría fueron contra Ayase, subestimando a Gaby. Grave error en esa situación en específico.

>>Lo siento, mi amor, tendré que hacer algo. Me moveré muy rápido, tendrás que soportarlo. Lo siento, pero debo protegerte y a mi hermano…<< Mando mentalmente con cariño y amabilidad a su bebé antes de moverse, con destreza, más fuerza y conocimiento que Ayase, quien fue otra vez restringido y los que quedaban tomados por sorpresa nuevamente siendo derrotados con esfuerzos por Gaby.

Su resistencia y energía se evaporaron al deshacerse del cuarto tipo. Aún quedaban tres que lo miraban complacidos al notar su respiración inexistente y como se sujetaba su estómago con dolor. El primero, levemente adelantados a los otros, levanto con superioridad su mano.

-Dejen a este vivo. Dejemos que vea como jugamos con el otro y al final lo matamos… -rio. Ayase lucho mas ferozmente con los tipos que lo sujetaban al escuchar las palabras. Si era por evitar que Gaby mirara tal horror o era la desesperación de experimentar una vez más la violación a su cuerpo aun en recuperación, Gaby no lo supo.

Uno de los adversarios de Gaby cambio la modalidad de su arma a solo aturdir y disparo a Ayase, no antes de que este le diera tremendo golpe en el rostro a uno de sus captores y le rompiera la nariz.

-¡¡Maldita puta!! ¡¡Me las cobrare!!- grito fuera de si el lesionado, solo detenido por su compañero que dejo caer de malas formas el cuerpo inerte de Ayase.

-¡Cálmate, carajo! Escuchaste lo que dijo el tipo. Los quiere vivos.

¿“El tipo”? Ellos no hablarían así del Profesor. Gaby conocía al hombre, y nunca, incluso si no estuvieran ante él, dejaría que alguien se refiriera a su persona con nada más que respeto y el obligado termino de “Profesor”.

Gaby no sabía para quienes trabajaban esos sujetos y que en realidad quería la mente tras ese plan, sin embargo en ese momento no le importaba.

Su bebé se notaba nervioso, casi quieto, pero aun así el cuerpo y mente de Gaby dolía por el esfuerzo solo días después de ser dado de alta. Los hombres lo empezaban a rodear y sabía que termino tendría todo si lo capturaban o disparaban. Querían a Ayase y a él vivos, pero a su bebé podía apostar que no.

Con esfuerzos lucho, desarmando a uno y golpeando efectivamente en la garganta a otro de ellos, los restantes con prisa lo sometieron e hicieron que se arrodillara.

Gaby sollozo, mirando directamente a su hermano desmayado. El tipo que anteriormente recibió un golpe de Ayase se adelantó al Chaton y Gaby entro en pánico.

-¡Por favor, no!- suplico, solo provocando risa a los otros.

>>¡¡Haruhiko!!<< Gimió Gaby interiormente, cerrando los ojos… despidiéndose.

Un grito enfurecido y una detonación reinaron el ambiente, después silencio y al final un jadeo colectivo. Gaby instintivamente abrió los ojos a tiempo para ver a Kanou disparar fríamente a uno de los hombres que lo sujetaban por su brazo. Sangre caliente y abundante baño a Gaby del tiro letal.

Gaby no puso atención a eso, solo observo sin respiración a varios hombres trajeados apuntar a los restantes asaltantes, entre ellos a Haruhiko, quien se adelantó y agarro a golpes al restante sujeto que sometía a Gaby antes de que este le apuntara con su arma.

Con una fuerza desconocida para Gaby Haruhiko rápidamente desarmo, sometió y disparo al hombre. Inmediatamente fue al encuentro con Gaby, quien seguía de rodillas, rodeado de personas heridas o muertas.

-¡Demonios, Gabriel! ¡Si de verdad quieres separarte de mí, hazlo, pero no te pongas en peligro así! Piensa en nuestro hijo... -gimió Haruhiko agitándolo levemente. -Hablo en serio, ángel...

-¿Tan fácil es renunciar a mí?- susurro Gaby mirándolo temeroso.

-¿Eso crees?- negó Haruhiko viéndose desesperadamente triste. -Gaby, el perderte es posible me mate. Te amo... Pero si eso te hace feliz, lo hare. Hare cualquier cosa con tal de que estés bien, incluso si es lejos de mí.

Tanta seguridad... tanto amor... Gaby solo necesitaba eso.

Llorando sin control, él se aferró a Haruhiko y le abrazo con fuerza.

-Por favor, no me dejes nunca. Por favor... por favor... ¡Te lo suplico, no me dejes solo!

Y por supuesto Haruhiko no lo hizo, lo sostuvo con la mayor fuerza que podía sin hacerle daño a su hijo. Susurrándole, moviendo con suavidad sus manos por toda su espalda mientras Gaby se desmoronaba de la peor manera.

Estuvo tan cerca… Vio su muerte en cada uno de los hombres que le atacaron.

Tan cerca de perder su vida, su felicidad… De no ser feliz.

Aunque le costara al final, incluso aunque no era lo correcto, Gaby quería estar con Haruhiko, formar una familia con él. Amarlo, cuidarlo y estar siempre a su lado. Ver a su hijo crecer y tener la vida que ninguno de sus padres pudo experimentar.

¡Gaby solo quería ser feliz!

Durante toda su crisis Haruhiko siempre lo abrazo, susurrando la mayor razón por la que Gaby había tomado su decisión.

-Te amo, ángel. Te amo…

             

 

Notas finales:

Y pues asi :3

¿Que les parecio? Comenten, comenten D:

Una amiga cercana me sugirio que hiciera de la historia de los padres de Gaby una historia corta aparte. ¿Ustedes que dicen?

Tengan en cuenta que seria hetero y probablemente ponga como hicieron a Gaby~ (?) Ah, y no lo pondria aqui, evidentemente. Quizas lo haga en mi Face personal .-.

Bueno, espero sus respuestas y asi~

Gracias por continuar leyendo. El final se acerca, asi que espero y lo lean a su momento.

Cuidense mucho .w./

Christal Celeste.


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