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¿Salvando o siendo salvado por un Chaton? por christalchii268

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Notas del capitulo:

¿Como se encuentran, dulces personitas?

Yo ando actualizando desde mi trabajo xDDD

Espero y disfruten de este capitulo muy dulce, largo y asi :3

Es el penultimo, asi que muchas cosas se resuelven entre este y el proximo capitulo. Tambien todo vuelve a la normalidad <3

Adelante y lean~ .w.

 

¡¡ATENCION, LO SIGUIENTE ES UN ADELANTO!!

PD: Para quienes no logren entenderlo, la primera parte es una conversacion que Gaby tiene en su mente con sus dos personalidades y quien imagina seria su madre. Es como "pasaria" su coma.

Basicamente es una simple ilusion que tiene, que evidentemente olvida al despertar.

Capítulo 23:

Todo blanco, tranquilo y silencioso. Un poco de frio, quizás, pero Gaby siempre prefirió lo frio a lo caliente.

El cielo era inusualmente azul claro, reflejando el mismo lindo tono en el agua del mar que se extendía enfrente de él. Inmenso en movimiento, con arena blanca y muy fina. Algunos animales de mar caminaban por aquí y por allá, entrando y saliendo del agua, ajenos a Gaby.

Él solo ladeo la cabeza curioso cuando vio que no había nubes en el cielo, sol o alguien más. Solo él, con ropa ligera y un gran sombrero. Una silla plegable de un material parecido a la madera con una toalla atrás de él, al lado una pequeña mesita con comida y bebida.

Oh, bueno, Gaby estaba muy cansado y merecía eso… Lo raro es que no recordaba porqué.

Eso podía esperar, suponía.

Sentándose y estirándose cerró los ojos, bajo el sombrero para que lo cubriera de la luz y se relajó. El constante sonido del mar adormilándolo, la calma alentándolo.

Gaby no supo cuando durmió, o incluso si lo hizo, lo siguiente que supo es que él estaba llorando. La razón desconocida para él, pero sentía que estaba olvidando algo muy importante, dependiendo de que Gaby se diera cuenta antes de que fuera tarde. ¡Pero con un demonio si podía recordar!

-Hoy es un día triste, ¿no, Gabriel?

-No es el día, es él, Marianne.

-Eres muy duro con Gabriel, Alexander…

-Ese es mi trabajo, tanto el tuyo y él de ese sujeto cuidarlo, ¿no?

La suave risa melancólica hizo que Gaby abriera los ojos y viera las dos sillas extras a ambos lados y un poco delante de él, ocupadas por dos personas, una bella y familiar mujer, y un chico bastante oscuro y de mirada vacía.

Una voz cantarina, bastante parecida a la suya cambio su atención hacia la orilla del mar. Un joven de corto cabello rubio y similares ojos a los suyos estaba tarareando, jugando con la arena, en cuclillas y con un enorme y llamativo sombrero rosa. Su larga colita sin dejarse de mover de un lado a otro.

-¡Gaby, ¿puedes callarte?!- grito el de cabello negro, notablemente irritado. El chico en la orilla solo rio en voz alta, seguido de la mujer de largo cabello y un vaso con sombrilla en sus manos.

-Déjalo en paz, Alexander. No te hace daño que sea feliz…

-Me exaspera que sea tan inocente. Ya es suficiente tener que cuidar de él- señalo a Gaby sin verlo, masajeando con su mano una de sus sienes.

La mujer llamada Marianne solo negó y bebió de su vaso, viendo ensoñada el mar. Gaby solo la miraba sin palabra, sabiendo en el fondo de su corazón que la conocía. Su mente desesperada, queriendo encontrar la maldita respuesta de porque deseaba abrazarla y estar con ella para siempre.

Tal vez eso debería, quedarse ahí con esos tres extraños. Al menos sabía que sería cuestión de tiempo que esa molesta sensación de aturdimiento y desesperación desaparecería. Esperaba…

Alexander doblo una de sus piernas y se acomodó en la silla, pareciendo tan fuera de lugar por su apariencia en completo negro, maquillaje, cabello y uñas igual. Solo sus ojos, de un intenso azul, al igual que la mujer y el chico que aun tarareaba una canción triste. Esta le provoco a Gaby un escalofrió, abrazándose a sí mismo.

-Me pregunto si mi boda hubiese sido como la tuya, mi amor. Pero me alegro que la disfrutaras…

-Marianne, no te escucha. Gabriel ya esta perdido…

-Y es ese tu error, querido Alexander. Tienes la fuerza, pero debes entender que hay mucho que no puedes solucionar peleando o teniendo el poder…

-¿Y eso que jodidos tiene que ver con esto?

-Que confió con mi corazón en mi niño. Sé que él me escuchara, y a su corazón…

-Patético… -bufo el chico, sentándose y abrazando su pierna, viendo a la lejanía. –Pensar así es estúpido, Marianne. Para empezar, todos estamos aquí porque ese idiota pensó con su corazón. Ahora obsérvanos…

-Estas celoso del elegido de mi otro yo. De que él ahora cuide de nosotros… -grito risueño el chico en la arena. Alexander aventó su vaso al chico, pero este lo evito riendo descontroladamente, acabando acostado y girando despreocupado, mojándose en el proceso.

-¡Tu cállate, maldito niño! ¡¡Si Gabriel tiene culpa de esto, tú también por permitirlo!!

-Ya, ya. Tranquilízate, Alexander… -rio dulcemente la mujer, mirándolo divertida. –No importa si deseas buscar una respuesta, ya es tarde.

-¡Exacto!- exclamo el chico antes de levantarse. –Ya he tenido suficiente, Marianne. Por años he soportado que Gabriel sea tan débil, pero lo he protegido porque lo amo. ¡Esto es el colmo! ¿Un hijo, un esposo, una ilusión? ¡¿Qué más sigue?! ¡¡Dime!!

-Entiendo que estés desesperado, Alexander, pero…

-¡No estoy desesperado, estoy enojado con ese imbécil!- grito, fuera de sí. -¿Cómo se supone le defendamos si no nos llama?… Si no nos necesita… -gimió, luciendo repentinamente desolado.

-¿Entonces después de todo si lamentas perder su custodia?

-¿Cómo entregarlo a alguien que permite que Gabriel acabe en este maldito lugar?- pregunto, angustiado, señalando la tranquila y brillante playa.

-A mí me gusta, Onii-chan… -replico el joven en la arena. Alexander lo fulmino, caminando hacia él.

-¿Esto te gusta, niño?- gruño, extendiendo sus manos y cambiando todo. Repentinamente todos estaban rodeados por oscuridad, truenos, lluvia. Desolación, gritos, miedo, desesperación…

Gaby grito, tapándose los oídos.

-¡¡NO!!- grito el pequeño del sombrero, terminando por llorar.

-¡Alexander, basta!- salto de pie Marianne. Ella levanto una mano y ahora todos estaban en un bosque, verde, abundante en vida y un relajante olor a vegetación.

-¡¿Lo han visto, par de imbéciles?! ¡¿Esto es lo que quieren otorgarle a Gabriel?! ¿Ilusiones? ¡Él esta en una tormenta por culpa de ese sujeto que no pudo salvarlo a tiempo!

-¡Por favor, hombre!- jadeo Marianne enojada. -¿Qué demonios hiciste tú, Gaby-chan, yo misma? ¡Esto es algo que no pudimos controlar ninguno de nosotros!

-¡Claro que pudo evitarse si solo él no hubiese estado desesperado de comprensión! ¡¡Yo habría hecho que sobreviviera!!

-¡Sobrevivir, dices!- exclamo ella, levantando los brazos fastidiada. -¿Qué hay de sentirse feliz? Dime en que maldito momento de tu sobrevivencia él encontraría el amor, comprensión, una simple sonrisa. Fue corto su tiempo juntos, pero mi yerno logro lo que tú no pudiste hacer en años.

-Tú no dijiste eso… -negó herido Alexander, dando pasos atrás, agitado.

-Lamento ser dura, Alexander, pero sabes que es verdad. –Marianne exhalo triste y se abrazó a sí misma, su larga colita rubia caída y sin vida. –Te quejas de que el elegido de Gabriel lo confundía, lo abrumaba e incluso lo hacia llorar… Resientes que se hiciera cargo de él y a ti te olvidara… Lo culpas de mandarnos a este lugar olvidado… ¡Pero demonios, hombre! ¿No puedes entenderlo? No se trata solo de sobrevivir, sino de vivir también. Disfrutar de eso, y Gabriel contigo, Gaby-chan y conmigo no obtuvo eso.

-Lo esta lastimando, Marianne. ¿Qué parte no entiendes de eso?- mascullo Alexander entre dientes.

-¡Eso es lo que hace que una persona esté viva, hombre! Deja que cometa Gabriel sus propios errores, tiene derecho a eso. No puedes cuidarlo de todo, Alexander. Mi niño debe pagar un precio por sentir amor, y nunca volverá a ser como en el pasado. ¡Lo sabes! Ya no hay nada que lo lastime así…

-¡Yo cuidare de mi otro yo!- intervino el chico del sombrero, reapareciendo y luciendo triste. –Onii-chan dijo que yo era el encargado de eso. ¡Entonces lo hare!

-Por favor, niño. ¡No te puedes cuidar tú mismo! ¡Permitiste que se enamorara de ese bueno para nada! Lo embarazo, enfermo y confundió, ¿y donde jodidos estabas tú? Yo solo puedo estar con él cuando necesita mi fuerza, tú eres el que está en constante contacto con él y me dices esto… ¡No me vengas con mierdas, pequeño bastardo!

-Gaby-chan no tiene la culpa de esto, Alexander… -dijo firme Marianne, solo teniendo ojos para el otro chico.

-¿En serio? Porque yo estoy muy seguro que si… ¿De quién si no? ¡Nadie aquí está haciendo su jodido trabajo cuidándolo! ¡¿Ahora cualquiera de ustedes dos me puede decir cómo demonios saldremos de aquí?!

-Su elegido encontrara la forma… -asintió Marianne, aunque se notó insegura en sus ojos.

-¡Vaya que eres ingenua, mujer! El elegido de Gabriel no podrá hacer nada y permaneceremos aquí eternamente. ¡Simplemente perfecto! ¡Y ustedes seguros de que él lo cuidaría, ¿no?! ¡¡Estupenda protección!!

Marianne volvió a levantar sus manos, cansada de tratar con el joven. Ella se dio la vuelta y volvió a su silla, haciendo que Gaby notara que volvían a estar en la playa, aunque el ambiente había cambiado por completo de tranquilidad a reproches, frustración e ira.

El joven del sombrero y terriblemente parecido a Gaby se acercó inseguro a Alexander, siempre viéndolo con compasión, moviéndose lentamente para que el joven lo detuviera cuando quisiera. Alexander no lo hizo, pero lo miro cansado, casi suplicante. El Chaton lo abrazo, incluso si era menor en estatura, logrando que el otro chico apoyara su frente en su hombro.

-Yo acepte a esa persona por esto, Onii-chan… -susurro el pequeño chico quitándose su sombrero. –Es triste verte tan frustrado, y él lo cuida mejor que nosotros dos. La angelita tiene razón. Nosotros no podemos ofrecerle lo que él. Sé que te duele, a mí también, pero algún día tendremos que alejarnos de él para siempre. ¿Por qué no empezar por este momento? Deja que mi otro yo despierte… Deja que cuide de esa mariposa que nos trajo aquí… Deja que ría sin nosotros, que se cuide sin ti y que salga adelante sin mí… Que lo ame alguien más que su mamá…

-Le hará daño, Gaby… Le hará mucho daño a mi Gabriel… -sollozo Alexander sin separarse. El otro chico rio.

-Y entonces estaremos aun ahí, ¿no crees?- sonrió, acariciando la negra cabellera.

-Déjalo ir, Alexander… -suplico Marianne, también acercándose para acariciar su espalda. –Gabriel estará bien. No olvides que mi yerno también puede cuidar de ti. Pueden incluso compartir la responsabilidad. Él no estará siempre con mi niño. Y tú siempre estarás en el interior de Gabriel…

-Al igual que ese sujeto… -gruño Alexander. Los otros dos rieron un poco. -¿Están seguros de esto? Si él despierta no habrá vuelta atrás. No volveremos a tener una oportunidad igual…

-¿Y tú estás seguro, Alexander? Recuerda que hay un centenar de razones por las cuales Gabriel debe volver. Por las que él quiere volver y tú no le dejas recordar. Tiene que ser feliz lejos de nosotros y nuestra protección, pero estará bien por esas personas que lo esperan.

-¡Ya dije que si, demonios! ¡Eres molesta, Marianne!- recrimino separándose un poco del reconfortante abrazo.

-Oye, niño, ten cuidado en cómo te diriges a mí. Sin mi participación, ninguno de ustedes tres viviría… -bromeo. Alexander giro los ojos y el otro Chaton solo ladeo su cabeza con curiosidad divertida.

-Después de todo… ¿Quién eres, angelita?- le pregunto. Marianne sonrió con tristeza.

-La madre de Gabriel, Gaby-chan… -contesto en un susurro.

-¿Gabriel?- repitió el chico, extrañado y haciendo una mueca infantil.

-Tu otro yo. Recuerda que nosotros somos dos personalidades de Gabriel… -susurro Alexander de nuevo cansado.

-¡Yo no entiendo nada, pero no importa! Vamos, Onii-chan. Ayuda a mi otro yo, así podemos comer dulces. ¡Anda, anda!- presiono, agitándolo por el brazo. Alexander gruño, deshaciéndose del chico y caminando alejándose.

-Ya voy… Aunque no es como que este ansioso de tener que soportarte solo por más tiempo, niño… -se lamentó, sin ver atrás, poco a poco desapareciendo conforme más avanzaba.

-Vamos, Gaby-chan, dejemos que mi Gabriel regrese. Por fin Alexander se dio por vencido…

-¿Lo volveremos a ver?- pregunto el pequeño tomando una de las manos de la mujer, caminando a su lado. Ella miro de reojo directo a su hijo, quien se quedó atrás sorprendido, en shock, recordando todo.

-Lo haremos, Gaby-chan. Por el momento tenemos que compartir su corazón con Haruhiko y Hidehiko… pero nosotros no lo dejaremos de amar. ¿Te parece eso?

-¡Sip!- exclamo feliz el chico. Unos momentos después ambos fueron solo pequeños puntos en la lejanía.

Haruhiko… su hijo… su hermano, sus amigos, su casa, sus conocidos… Gaby tenía que volver.

Sin entretenerse más Gaby corrió al lado contrario donde los otros se fueron, dejando atrás la silla de playa ya solitaria, siempre dispuesta a recibirlo y entregarle un poco de paz momentánea antes de volver a la vida.

 

 

Haruhiko sentado y meciéndose junto con su hijo solo miraba por la ventana. Estaba cansado, con un poco de hambre y su camisa volvía a esta sucia por su pequeño. Aun así, él no lo alejo de su cuerpo mientras lo alimentaba con la tercera mamila. Hide siendo un pequeño devorador de leche.

Un sutil sonido llamo su atención a su dormido esposo, pero era el mismo maldito ‘pip’ normal que llevara escuchando durante el mes que Gaby llevaba en coma. Su corazón ya había dejado de saltar al escuchar la pantalla que anunciaba actividad cerebral, normal en el estado de su ángel.

Un mes… sonaba tan fácil, pero era todo menos eso.

Su hijo comenzó a llorar, seguro contagiado por su tristeza. Haruhiko se apresuró a arrullarlo, susurrándole, tranquilizándolo lo que él mismo no podía lograr en él.

-Ángel, por favor, vuelve… Te suplico… -gimió Haruhiko, en su hombro apoyado su hijo.

Sin poder soportarlo él se levantó, escuchando ese maldito sonido del demonio una vez más.

Inmediatamente saliendo de la habitación privada se encontró a Isaka y a su padre en la sala de espera, ambos levantándose al verlo. Fuyuhiko tomo a su nieto en brazos mientras Ryuuichirou abrazaba a Haruhiko.

-Ya no lo soporto, Ryu… ¿Por qué no despierta? ¿Por qué?- jadeo afectado, su amigo de infancia apoyándolo.

-No lo sé, Haruhiko. Lo siento… Ojala pudiéramos hacer algo mas para ayudarlo.

Haruhiko no quería escuchar más palabras de consuelo. Lo único que anhelaba era a su compañero, a su bello ángel con él y no en esa estúpida cama de hospital.

Su hijo empeoro su llanto fuertemente. Fuyuhiko había terminado siendo muy bueno en el trato con Hidehiko, pero simplemente nunca logro calmarlo cuando el Chaton se ponía a llorar, así que Haruhiko se separó de su amigo, dispuesto a tranquilizar a su pequeño hasta que vio a su cuñado pedir al bebé.

Ayase tomándolo con cuidado lo arrullo, tarareando una dulce canción callando a Hide en unos momentos. Su hijo dejo su griterío y miro con grandes ojos azules al chico que lo sujetaba, Ayase sonriéndole y caminado de un lado para otro, en sus movimientos viéndose tan natural al tratar con su hijo.

Haruhiko le debía tanto a ese Chaton. No solo su hijo lo adoraba, también apoyaba enormemente a Haruhiko y cuando él iba a dormir o cuidar a Hide, Ayase permanecía en la habitación de Gaby, ambos en silencio turnándose para estar siempre con el chico por si despertaba, avisar al otro. Incluso si la ilusión poco a poco desaparecía de los demás, en ellos dos solo se reforzaba al mirarse.

Hidehiko termino dormido en poco tiempo. Él aun lucia agitado, así que el Chaton se lo entrego a Haruhiko, después dándole un suave apretón a su brazo, una mirada en silencio pidiéndole que no se diera por vencido.

-Gracias, Ayase-san… -susurro Haruhiko, el chico sonriéndole comprensivo.

-No se preocupe, Haruhiko-san. ¿Quiere que yo cuide de Gaby por hoy? Puede dormir un rato con Hide-kun. Ambos lo necesitan… -enfatizo, velando por la salud de ambos. Haruhiko sonrió y puso una mano en su cabeza, negando.

-No te sobre esfuerces tú. Ayer estuviste todo el día aquí, ¿no? Ve con Kanou. Puedo encargarme de todo…

-Ah, pero… -dudo. Ryuuichirou soltó una risita, desestimando las preocupaciones del Chaton.

-En serio, pequeño. Todos estamos aquí. Puedes ir a casa, o de lo contrario Kanou nos matara a todos por aprovecharnos de tu gentileza- bromeo. Ayase no le pareció tan divertido, sobre todo porque sabía que era verdad lo que decía el director de la editorial.

-T-tomare sus palabras… Haruhiko-san, si necesita cualquier cosa… -comenzó, mirándole sincero. Haruhiko lo detuvo con la mano libre que no sostenía a su hijo.

-Te llamare. Te lo prometí desde el principio. Ahora ve…

Ayase asintió y otorgo una suave caricia al pequeño bulto calientito en que se convirtió Hidehiko. Sonriendo enternecido por la imagen, el Chaton se retiró, moviendo distraído su colita y tomando la bolsa que tenia en la sala de espera para sus momentáneas estadías en el hospital.

Haruhiko lo vio irse y lamento que el chico se viera involucrado también, pero sabía cuan especial era Gaby para ambos, así que era inevitable todo. Además, agradecía tener alguien que lo entendiera como Ayase y lo ayudara.

Negando, de nuevo cansado, y con su brazo un poco adormecido por haber sostenido a su hijo por todo el día, Haruhiko hizo una mueca a Ryuuichirou y a su padre, asintiendo a Hanata y Doumeki que llegaban. Sin palabras, regresando de donde venía, con renovado coraje y esperanza.

El cielo afuera del ventanal era ya por completo negro. La calma de esa parte del hospital, y la respiración siempre acompasada de su ángel le volvieron a dar la impresión de que Gaby solo dormía y que pronto despertaría. Pronto, pronto, pronto… Solo se estaba tomando un poco más de tiempo…

-Buenas noches, ángel. Te amo… -susurro Haruhiko, inclinándose con cuidado y depositando un pequeño beso en su frente pálida, acariciando su mejilla y sonriéndole tristemente.

Él sabía que solo era cuestión de minutos en que el enfermero encargado de Hidehiko llegara por su bebé, así que Haruhiko con toda la seguridad de que seria despertado pronto se recargo de nuevo en la mecedora, acercando a su hijo, moviéndose de atrás hacia adelante, cerrando los ojos y esperando que al abrirlos su ángel regresara.

Hidehiko dormido, Haruhiko dormido… ninguno de los dos sin darse cuenta que Gaby parpadeaba confundido, despertando, lo primero en ver con complicación fue a las dos personas más importantes para él.

 

 

-Por favor, no los despiertes… -susurro Gaby roncamente al horrorizado enfermero. Gaby solo le otorgo una insegura sonrisa antes de volver a ver a su esposo e hijo…

Haruhiko lucia tan demacrado y ojeroso, sus lentes siempre pulcros estaban ladeados, y su habitual vestimenta cara de traje y corbata desapareció. Él solo lucia unos pantalones de vestir sencillos, camisa de pocos botones negra, zapatos cómodos y su cabello un poco desarreglado.

Lucia tan encantador, guapo… y triste.

La cobijita azul se movía acompasada con la respiración del pequeño ser que se apoyaba en Haruhiko. Una pequeña y saludable carita de bebé, relajada y con pequeños rastros de leche. Sus dos orejitas se movían de vez en cuando y sacaba uno de sus brazos de la manta, su puño cerca de su boca.

Se veía tan frágil, pequeño, dulce e inocente… y era el hijo de Gaby, la diminuta criatura que estuvo en su vientre por cerca de cinco meses, causándole nauseas, vómitos, calor… aleteos, sentimientos puros y la determinación por traerlo al mundo, para exactamente eso, que estuviera con su padre, ambos dormidos, cómodos y seguros.

Gaby lagrimeo un poco, llevando una temblorosa mano a su boca para amortiguar el ruido y no despertar a su familia.

-¡Gaby-san…!- exclamo alguien sorprendido sin aliento. Gaby dirigió su borrosa mirada hacia su doctor de cabecera, viendo su asombro, incredulidad y emoción.

Él lo saludo con una cabezada, sin darle mucha importancia a la presencia del doctor. Gaby solo quería mirar eternamente la bella imagen que estaba a su lado en una mecedora, dándole la espalda a la noche tranquila y llena de luces, vida y gente indiferente de él.

-Doc, ¿puede tomarles una foto? Si lo hace no me quejare de cualquier cosa que quiera hacerme… -susurro Gaby sollozando un poco su risa. El hombre en bata azul celeste y una sonrisa aliviada solo asintió, apuntando su brazalete electrónico ante los dulces durmientes.

-Listo, conservada para el resto de la eternidad… -alivio el doctor, volviendo a apagar su brazalete electrónico personal y abriendo el de trabajo, donde toda la información médica de Gaby estaba. –Gaby-san, bienvenido…

-¿Cuánto he estado inconsciente?- pregunto Gaby sin dejar de ver a su familia. Escuchando el suspiro, él volteo a regañadientes, viendo que el doctor también miraba a Haruhiko con algo parecido a la compasión y lastima.

-Todo un mes, Gaby-san. Durante todo tu coma, Usami-san no te ha abandonado, tampoco los demás…

-Un mes… -repitió Gaby neutralmente. Lo último que recordaba era su alivio porque su hijo naciera sin complicaciones, sintiéndose todo cálido y feliz por la mirada de Haruhiko que en ese momento manifestó y nunca había visto en él.

Para Gaby, esa escena era perteneciente al día pasado, después de un pequeño sueño y despertando con ellos ya a su lado. Aunque seguro que para nadie fue así. Sus dos personas especiales sufriendo por su culpa.

Gaby no tuvo tiempo para nada mas, el pequeño bebé despertó llorando, sobresaltando a todos, sobre todo a Haruhiko, despertándolo. El doctor y Gaby aguantaron la respiración anticipando la reacción de Haruhiko, pero este estaba más preocupado de sostener a su hijo y arrullarlo, incluso si estaba adormilado. El enfermero que dio unos pasos rápidos para atrapar al bebé de caer, solo suspiro aliviado, sonriendo ante las acciones de Haruhiko.

Su esposo vio que su hijo se calmaba un poco y exhalo, recargándose de nuevo y suspirando cansado, cerrando los ojos otra vez, indiferente de su entorno. Gaby rio aliviado, sus lágrimas logrando salir.

Haruhiko se tensó y miro hacia él, con los ojos muy abiertos y su boca apretada. Su miedo y asombro era perfectamente evidentes mientras el silencio se extendía y él solo lo miraba, casi esperando que algo cambiara. Lo único en hacerlo fue Gaby al sonreírle con cariño.

-Hola, mi amor. ¿Descansaste bien?

El doctor rio un poco y se acercó a tomar al bebé de los brazos del ausente Haruhiko. Con un simple gesto saco de la habitación al nervioso enfermero y se llevó con él al hijo de Gaby, dejándolos solos.

Gaby no podía apartar la mirada de su esposo ni romper el silencio. Tampoco podía dejar de llorar.

Haruhiko sin expresión camino hacia él, cayendo de rodillas al lado de su cama al momento de estirar una mano hacia su mejilla y tocarlo, asegurándose de que fuera real. Gaby cerro los ojos ante la caricia y suspiro, disfrutando, también cerciorándose de que no estaba soñando y que seguía inconsciente.

Ambos al mismo tiempo se movieron, abrazándose sin hablar, ambos llorando. Haruhiko le hico daño en su abrazo, pero a Gaby no le importo y le dio la bienvenida al dolor como otra certeza de que todo era real.

-Volviste, mi ángel… Volviste… -repitió una y otra vez Haruhiko, débil, ausente, en shock. Lo único que Gaby podía hacer era corresponder su gesto, llorando como un niño asintiendo desesperadamente.

Sin saber cuánto tiempo paso, ellos continuaron en esa posición incluso cuando en la habitación empezó a llegar gente conocida y amada para él que lloraban, sonreirán y daban gracias a los cielos en murmullos entrecortados, mirándolos con alegría.

 

 

Pasaron tres días, y a pesar de pruebas, exámenes y expertos de todas partes, nadie supo ni se acercó a la razón por la cual Gaby termino en coma inmediatamente después de dar a luz. Así que cuando muchos se dieron por vencidos y Haruhiko y Gaby fueron totalmente indiferentes a la curiosidad, el doctor los dio de alta, tanto al bebé como a él.

Esos días fueron un remolino de experiencias de todo tipo, entre soportar mentalmente su constante recuerdo pasado de ser sometido en un hospital, a reencontrarse con amigos y aliviarse a solas de que todo, al menos por el momento, estaba bien.

Su esposo no le abandono, pero eran inevitables las muchas veces que tenía que ponerle más atención a Hide que a lo que los doctores hacían con él. Gaby no le reprocho y de hecho le agradeció, pero solo una cosa evidente e ignorada por el ajetreo se hizo presente, justo el día que por fin volvía a casa, como nuevo. Un padre sin ninguna restricción para hacer su papel.

Y es que en el pequeño lapso de tiempo ni una vez había sostenido a la criatura. Al principio se lo prohibieron por la debilidad natural que su cuerpo manifestaba por el descanso de un mes. Haruhiko resolvía eso, en los pequeños espacios que los dejaban solos, sentándose a su lado en la cama con el bebé en brazos, hablando y pasando tiempo con él, dejando que conectara con su hijo, pero nunca se atrevió a tocarlo.

Veía a ese bebé y no sabía que sentir, que pensar, que hacer. En su mente siempre aparecía el capaz padre en que se convirtió Haruhiko en su ausencia y solo podía preguntarse si él llegaría a ser tan bueno.

Estando solo en la habitación, Haruhiko resolviendo todos los pormenores de su alta, y el doctor reuniendo todo el medicamento para el pequeño y él, Gaby solo miraba sentado en la orilla de su cama al cunero que pusieron en la habitación desde el primer día, para que el bebé estuviera cerca de Gaby.

Haruhiko le había explicado todo sobre el enlace que necesitaba formar con Hidehiko, y que Haruhiko tuvo que empezar para salvar la vida del infante. Con él al cuidado de su hijo, Hide aprendió a tranquilizarse con él, siempre echando de menos a Gaby, pero en simples palabras, conformándose con Haruhiko. Ahora le tocaba a Gaby y no tenía la más mínima idea de cómo hacerlo.

Hidehiko parecía siempre tan pequeño e inocente, teniendo necesidades tan básicas y solo un medio para pedirlas. Gaby no podía encontrar una pista de cómo lograr entender al pequeño sin arruinarlo todo.

¿Y si dejaba caer al bebé al levantarlo? ¿Si trataba de calmar su llanto y este era por algo grave? ¿Y si lo sobrealimentaba o le daba leche muy caliente? ¿Qué pasaba con baño, pañales y su medicamento que necesitaba desde nacer con complicaciones?

Gaby en silencio entro en pánico, la idea plena de que ya era padre y responsable de ese pequeño ser. Hide simplemente dormido, chupando su puño e ignorante de los muchos miedos que Gaby estaba teniendo.

-Aun no tiene dientes, así que no te puede morder, Gaby… -rio alguien a su lado. Gaby se sobresaltó, mirando a su risueño hermano con muchas maletas en sus manos.

Ayase rio, dejo las bolsas y se acercó al bebé, tomándolo suavemente y con cuidado, caminando hacia Gaby hasta sentarse a su lado en silencio. Gaby solo lo miraba con sorpresa de lo normal que la acción era y que a él tanto miedo le daba. Su hermano haciéndolo parecer tan sencillo.

-Él come, duerme y ensucia su pañal. Necesita que le hables, bañes y cuides. Aun no tiene un horario estable, así que es probable los despierte varias veces en la noche, y por sobre todo, Gaby… Es tu bebé, y los dos tienen derecho a pasar tiempo juntos. No se lo niegues, ni a ti… -susurro el Chaton, sonriendo un poco antes de pasarle al bebé.

Gaby se tensó con miedo, abriendo los ojos ante su amigo. Él sin embargo no paro y le dejo a su hijo con cuidado, mirándolo un segundo antes de sonreír satisfecho consigo mismo.

-Bien. Iré a dejar estas cosas en su auto. Los espero con Kanou-san… -sonrió y se levantó, tomando de nuevo las maletas que había dejado en el suelo. Gaby gimió cuando Hide comenzó a moverse, despertando y Ayase se iba indiferente, su larga colita moviéndose divertida y satisfecha.

Gaby ni siquiera tuvo tiempo para maldecirlo. El bebé despertó y lo vio de inmediato. Sus dos grande ojos azules, idénticos a los suyos. La nariz era de Haruhiko, al igual que su boca, lo demás era claro lo saco de Gaby. El cabello, la forma del rostro y la tez clara.

Sus sentimientos claros al mirarlo tal vez eran de ambos. Gaby no podía decirlo al mirarlo atentamente en silencio.

-Ohm… ¿T-tienes hambre?- pregunto Gaby agudamente. Su hijo siguió mirándolo, sin moverse. Gaby giro los ojos para si al pensar en lo estúpido de preguntárselo. ¿Qué se supone ahora haría?

Hidehiko permaneció solo mirándolo, casi con curiosidad. Gaby lo sostenía sin palabra, casi con alivio. Ambos quietos, en silencio y mirándose por largo rato, aturdidos y un tanto nerviosos.

Y entonces Hide comenzó a llorar.

Gaby se sobresaltó antes de recordar que no debía hacer eso o lo podía tirar. Con pánico miro alrededor de la habitación, pero él estaba solo en la cuarto de lindo color verde. La tarde estaba a la mitad y por primera vez ningún doctor entro para acosarlo.

El bebé comenzó a moverse inquieto, llorando más fuerte. Gaby torpemente lo meció, sin saber que hacer.

-Va-vamos, pequeño… No llores, por favor… ¿Qué necesitas? ¿Comida? ¿Pañal? ¿C-como se cambiaba el pañal?- se preguntó afligido, siguiendo moviendo al niño como había visto a Haruhiko hacerlo. –N-no, el enfermero dijo que recién lo cambiaron… ¿Pero no se supone utilizan muchos? ¿Y qué fue lo que dijo Ayase? ¿Qué necesitaba dormir mucho? ¿O ese era yo? El doctor dijo que yo, pero… ¿Dónde demonios esta Haruhiko? ¡Él ya debería estar aquí!

-Ya estoy aquí… -intervino su esposo, logrando que Gaby volviera a sobresaltarse. Gaby le gimió aterrorizado.

-¡Haruhiko, ayuda! ¡Mi hermano solo me dejo al bebé y yo no sé qué hacer, y él está llorando, y yo…!

-Tranquilo, ángel… -calmo con suavidad Haruhiko, dejando el medicamento que traía en sus manos al lado de la cama. Con suavidad se arrodillo enfrente de él, sonriéndole y tomando con su mano parte de su rostro. –Míralo, Hidehiko ya no está llorando. Solo te ve…

-¿Eh?- jadeo Gaby, viendo efectivamente que el diablillo solo lo miraba con un fantasma de sonrisa, chupando su puño tranquilamente, moviendo mucho sus orejitas en la cima de su cabeza.

-Él algunas veces hace eso. Solo esta aburrido y quiere que le pongas atención. Cuando pasa eso solo sostenlo y háblale, si quieres párate y camina por allí. Si él sigue llorando después de unos minutos quiere decir que sus necesidades son otras. Pronto sabrás que es, por el horario que lleva. No te preocupes…

-P-pero él ahorita…

-Lo se… Es muy difícil tratar con eso al principio. Yo también tuve complicaciones, pero pregunte, ángel. No estás solo. No estamos solos…

Haruhiko le sonrió y con cuidado de no apretar al pequeño que estaba tranquilo en sus brazos le beso. Gaby muy vagamente sintió el gesto, más preocupado en no dejar caer al niño y tratar de aprender lo que su esposo recién le había dicho. Haruhiko solo negó con una sutil sonrisa.

-Ya deja de estar tan tenso. No lo dejaras caer… -susurro, llamando de nuevo su atención con su mano. Gaby le miro alarmado y ofendido, haciendo un mohín.

-¿Y si me canso o distraigo?

-Claro que accidentes pueden pasar, pero mientras lo cuides nada pasara. Y si te cansas, tendrás mucho tiempo para poder dejarlo en su cuna o en un lugar seguro mientras descansas, antes de dejarlo caer, ángel.

Gaby volvió a gemir, apartando su cabeza y sintiéndose terriblemente perdido.

-No sé cómo lo logras, Haruhiko… -confeso nervioso. –Yo no tengo idea de que hacer. Tú estuviste desde el principio con él, y yo para él solo soy un extraño…

-¡Por supuesto que no, Gaby!- exclamo Haruhiko alarmado. –Hidehiko siente la conexión contigo, ángel. Desde el principio tú también estuviste, aunque no pudiste convivir con él. Yo te presente en los primeros días con Hide, Gaby, y desde entonces trate de que en todo momento estuviera en contacto contigo… -Haruhiko acaricio mas su rostro mientras suspiraba con honestidad en sus ojos. –Él sabe quién eres, pero como tú, Hide no sabe que esperar de ti. Tú siempre estuviste dormido y él se acostumbró a eso. Solo es cuestión de que pases tiempo con él…

-¿Pero qué pasa si hago algo mal? No podría vivir con eso, Haruhiko… -Gaby sollozo, viendo al bebé que dejo su puño y lo miraba intensamente. –No estuve con él cuando más me necesito. Le falle…

-No, ángel… -negó Haruhiko con un susurro, poniendo su mano justo donde Gaby sostenía al pequeño. -Deja de culparte por algo de lo cual no tuviste control. Ambos aprenderemos a ser padres, y nunca haremos todo perfecto. Tienes que entender eso, amor. Con el sentimiento y determinación para cuidarlo ya es un avance. Realmente debes dejar que las cosas sucedan y puedas crear un lazo con él.

-¿Y si no puedo hacerlo?- susurro su más grande miedo. Haruhiko le miro con cariño.

-¿De verdad crees que es posible eso?

Gaby se mordió el labio, mirándolo y después al bebé. Ambos lo miraban con completa atención. Gaby tuvo que ser sincero ante el par de ojos tan dulces.

-No tanto como tú, supongo…

-Ángel… -rio Haruhiko y negó, volviendo a tomar su mejilla. –Por supuesto que no será igual. Tú conectaras con él a tu manera. Tú eres su Mayer, yo su Fayer… Él aprenderá a confiar y querernos de diferente manera, pero no dudo que con la misma intensidad, Gaby. No temas hacer las cosas mal. Eso sería natural…

-¿Cuándo te convertiste en una copia de mi doctora?- pregunto Gaby con una pequeña risita. Haruhiko aparto la mirada un poco triste, fue entonces que Gaby supo la respuesta.

-Vamos, todos nos están esperando, y pronto Hide…

El bebé comenzó a llorar más fuerte que la vez pasada. Gaby gimió por tercera vez, notando que esta vez por más que lo moviera no se calmaba. Haruhiko suspiro y saco de la bolsa de bebé al pie de la cama una mamila.

-Exactamente eso. Él pronto tendría hambre… -termino, dándole la botella.

-¡¿Yo?!- exclamo sorprendido Gaby, casi tan alto como el llanto del niño.

-Tienes que empezar por cosas como estas, ¿no? Vamos, te ayudare…

Gaby permaneció todo el rato nervioso siguiendo al pie de la letra todo lo que su esposo le explicaba, exhalando en alivio cuando el bebé comenzó a comer con prisa, respirando por la nariz mientras se acaramelaba en sus brazos, tocando con sus manitas la botella especial que siempre mantenía en la perfecta temperatura la leche especial.

Una preocupación desvaneciéndose de su cabeza, miles remplazándola.

Haruhiko también suspiro y rio un poco, acariciando con la punta de su dedo el pequeño rostro rosa. Gaby miro con sorpresa antes de encontrar también encantador al bebé.

Lucia tan complacido con la simple acción de comer y ser sostenido. Sus ojos cerrados y su expresión pacífica. Gaby supuso que por esas escenas y momentos era por lo que los padres vivían y se sacrificaban. Por esos pequeños detalles que hacían que todo valiera la pena.

El doctor Colt llego, viéndose culpable por interrumpir su momento. Pronto se le olvido al profesional cuando les dio la más larga plática de cuidados, consejos y medicamento para Hide y Gaby.

Su hijo nació y también dejó de respirar por todo un minuto. Con esa falta de oxígeno en su cerebro no era normal su desarrollo, y añadido algunas infecciones, complicaciones y enfermedades heredadas lo convertían en un bebé delicado de cuidado especial y tratamientos caros y personalizados.

Tanto para Haruhiko y Gaby fue un duro momento enterarse que Hide después de todo heredo aquella enfermedad crónica y sin cura que provocaba fuertes dolores de cabeza, que sin tratamiento podían ser fatales. También el medicamento que Gaby por años recibió del Profesor afectó al pequeño.

Para Gaby eso no había afectado en nada, pero al parecer esos químicos permanecieron en su sistema y se compartieron mientras Hide se desarrollara. El doctor enfatizo en el experimento que él había estado recibiendo antes de conocer a Haruhiko y fue unas de las razones por las cuales sus crisis empeoraron por aquella época.

El proyecto del Profesor para que Gaby no sintiera dolor permaneció en su sistema, y su hijo lo heredo. Ahora él manifestaba en cierto rango inmunidad al dolor, complicaciones para dormir y una tasa más alta que la población general para contraer enfermedades menores. Su sistema siendo débil por ser un bebé prematuro.

Gaby se derrumbó ante el panorama que su hijo tenia. Haruhiko abrazo a Hide y a él mientras le susurraba que todo estaría bien. Y aunque Gaby sentía que no lo estaría, por alguna razón estar en brazos de su esposo y con su hijo con ellos le dio la esperanza de que lo estaría de alguna manera, sobre todo porque ellos lo cuidarían.

Su doctor también se apresuró a calmar sus preocupaciones, recordándoles que tenían todo bajo control con el tratamiento de tres medicamentos diferentes agregados inadvertidamente en la formula láctea.

Como Gaby, Hide tendría que ir a consulta varias veces al año, pero Colt se aseguró de decirles que tendría una vida feliz y normal, solo que tenían que tener un poco más de cuidado con ciertas cosas como el ambiente, clima y alimentación. No descartaban crisis en el futuro, así que desde pequeño debía llevar un implante con el Revisor Médico, que indicaría de cualquier complicación que pudiera darse.

Medicamento, cuidado, alimentación balanceada y cariño, eso necesitaba para ser un adulto sano en algunos años.

Hide en lo que duro la plática termino su comida y durmió plácidamente. Gaby no lo soltó en todo el rato, ni siquiera cuando por fin salió del hospital. El miedo se evaporo sin que se diera cuenta.

En su corazón y ser, la promesa al pequeño que dependía de él. Lo cuidaría con su vida de ser necesario.

 

 

Una semana más tarde de por fin ser dado de alta, Gaby se sentía él mismo. Le tomo tiempo darse cuenta que ya no tenia un enorme bulto en el vientre, que estaba casado legalmente y que antes tenía tiempo para dormir más de un par de horas, lo último olvidándolo por culpa de su hijo.

Haruhiko había tenido razón al decirle que solo las experiencias con el pequeño le quitarían los nervios a hacer algo mal. Conforme más se acostumbraba a alimentarlo, bañarlo y cambiarlo menos miedo tenía.

Aunque Gaby morirá por una noche completa de sueño y un baño en pareja sin ser interrumpidos.

Otros de sus problemas era que aun su mente se aturdía, y con el ruido del bebé no ayudaba. A los pocos días de llegar a casa el pequeño Chaton desarrollo una mínima infección que solo aumentaba su llanto.

Su esposo termino siendo el más devoto padre que encontraba tiempo de un lugar desconocido. Entre cuidar de Hide, de Gaby y su trabajo, lidiar con familiares y amigos y tratar de reconectar con Gaby, el hombre parecía un súper héroe para sus ojos en maravillados.

Los momentos más divertidos para Gaby era verlo en la sala con el bebé en sus piernas, alimentándolo y meciéndolo mientras fruncía el ceño a sus empleados en una video-llamada. Su imagen viéndose más cómica cuando pasaba de empresario despiadado y eficaz, a un padre que se sobresaltaba y preocupaba cuando Hide comenzaba a llorar y moverse desesperadamente cuando Haruhiko estaba distraído con su trabajo.

Gaby hacia lo que podía, pero con la restricciones del doctor, el setenta por ciento del trabajo con el pequeño lo hacia Haruhiko. Él incluso en las noches se levantaba a revisar a Hidehiko y lo dejaba dormir, muchas veces Gaby encontrándolo plenamente dormido en la mecedora por su necedad de no despertarlo para un relevo.

Si antes no hubiese estado enamorado de ese hombre ahora lo estaría con sus gestos tan simples como encargarse de la cocina, dejar de ser el jefe en su empresa, y limpiar al niño cuando Gaby estaba cansado. Besarlo en su sien y preguntarle sobre su salud, siendo comprensivo cuando Gaby simplemente no podía más, y siempre aliviando sus muchos y diversos sentimientos contrarios que a veces lo tenían sentado en la oscuridad de la habitación solo.

Esa semana paso en un borrón y ellos respiraron aliviados cuando su vida se tranquilizó lo mejor que pudo.

Gaby ya no tenía ninguna restricción médica y había vuelto a la normalidad, cambiando los muchos medicamentos que le mandaron por su normal única capsula especial. Su cuerpo de nuevo recuperaba fuerza y él podía hacerse cargo de más cosas por su cuenta.

Haruhiko pudo volver a ir a la oficina, aunque solo para encargarse de cosas personalmente, ausentándose solo un par de horas. Hanata dividiéndose en dos, siendo el perfecto remplazo de Haruhiko y también algo parecido a una niñera para Hide.

Ella, Doumeki y Ayase parecían tener una debilidad por el pequeño, y cuando Gaby se encontraba en apuros, alguno de los tres lo ayudaban eficazmente. Eso hizo que al mes, Haruhiko y Gaby tuvieran por primera vez una noche solos y como esposos.

La sensación era un poco extraña y lejana. Haruhiko dado lo ocupado que había estado también logro olvidar por momentos que ahora eran esposos, ambos recordándolo plenamente cuando al llegar a su reservación en el caro restaurante se dirigieron a los dos como “Señores Usami”. Gaby riendo sin control cuando Haruhiko pareció extrañado y el mesero entro en pánico por la idea de hacer algo mal para tan importantes personas.

-¿Crees acostumbrarte a esto?- pregunto Haruhiko en el segundo platillo, pareciendo divertido. Gaby soltó una risita.

-Lo hice hace mucho, Haruhiko… -negó, viendo lo pretencioso y lujoso que todo se veía con caras luces doradas, mesas privadas y alejadas una de otra. Manteles de la mejor tela, la más bella vajilla y los más pequeños y caros platillos que parecían más pinturas perfectas para contemplar que para comer.

Haruhiko lo miro y negó con su cabeza, tomando su mano con su sortija de matrimonio encima de la mesa.

-No me refería a eso, ángel… Te pregunto por nuestra vida en este momento… -dudo. Gaby se debilito ante la escasa imagen que le otorgaba su compañero con completa honestidad.

Sintiéndose completamente bendecido y conmovido, Gaby se levantó de la mesa, e ignorando cualquier cosa que no fueran sus propios deseos, llevo su silla al lado de Haruhiko, sentándose lo más cerca que pudo hasta que recargo su frente en su hombro, tomando sus manos y apretándolas suavemente.

-No niego que todo ha sido una completa locura últimamente… -empezó en susurros. –Nosotros no hemos podido asimilar nada. Sé que incluso tú no has tenido tus mejores días con esto… pero, ¿sabes? Me alegro de que Hide llegara así. Fue como una intervención necesaria de nuestro pequeño. Recordarnos que no debemos centrarnos solo en una cosa. Que debemos seguir por su bien. Él nos necesita, y dar todo por él también significa que nos cuidaremos para protegerlo a él…

Gaby levanto la vista y acaricio su rostro, sonriéndole con amor. Haruhiko beso su frente a cambio.

-Siéndote sincero, Haruhiko… por un momento pensé que me arrepentiría de dar vida a Hide… Y me odie tanto por eso. Estos días eso volvió a mi mente, pero no tuve tiempo para reprocharme, el bebé me pedía atención, comida, dormir. Ocupa todo mi tiempo y soy feliz por eso. Me ha hecho dar cuenta que todo esto que hacemos vale la pena. Soy feliz por como ha ocurrido, y aunque me hubiese gustado no estar tanto tiempo ausente, ahora solo quiero disfrutar de esto contigo…

Haruhiko suspiro viéndolo. Sus ojos decían exactamente lo que Gaby pensó que él diría. Que lo apoyaría y cuidaría, amándolo y dándole los mismos sentimientos a su hijo.

Gaby era mortalmente feliz. Él no quería pensar en un pasado donde se habría torturado con esa alegría infinita. Ahora solo la disfrutaba, aumentaba y compartía. La pequeña y muy sutil voz que le decía que después pagaría desaparecía, su pequeña familia ayudándolo a superar eso.

Su esposo le beso con entrega, quitándole el aliento. Repentinamente Gaby recordó que fácil llevaban dos meses sin sexo, y él quería desesperadamente arreglar eso.

Rompió el beso por el bien de ambos, viendo la travesura de su amante al descubrir sus pensamientos. Dándole una mirada apasionada Gaby se lamio los labios, escuchando claramente el jadeo bajo de su esposo. Riendo, Gaby se estiro por su comida, apurando todo para estar a solas con Haruhiko en cuanto pudieran.

Él no fue el único. Ambos terminaron en solo un par de minutos y renunciaron al postre. Gaby bebiendo mucho vino por los nervios mientras Haruhiko inconscientemente apuraba al pobre mesero.

Gaby salto cuando Haruhiko le tomo la mano y ambos se fueron rápidamente. Afortunadamente Haruhiko propuesto la cita en un hotel cerca de su hogar. El plan inicial había sido solo ir a comer, pero la atmosfera cambio cuando su amante pidió la habitación siempre libre para él.

A Gaby normalmente solo le parecía gracioso que Haruhiko tuviera tanto poder social y económico, pero ese día en especial fue una mezcla perfecta de satisfacción y asombro, aumentada con la idea de que Haruhiko presiono por una boda con bienes compartidos. Ahora Gaby y su hijo eran tan malditamente ricos que ni una vida de lujos y caprichos innecesarios lograrían hacer mella en las muchas cuentas bancarias.

El conocimiento fue enorme, viendo que de principio ya era un Usami y dueño de múltiples propiedades y negocios.

-¿Ángel?- llamo Haruhiko curioso, pensando que tan solo tuviera la llave Gaby lo jalaría hacia la habitación. Al contrario, él solo miraba la recepción del hotel con pánico.

Por un momento Haruhiko temió que su esposo estuviera en peligro. Si bien su anterior dueño estaba en prisión con muchos de sus cómplices, ayudantes y sirvientes, el riesgo continuaba con algunos pocos, los más inteligentes que huían y podían querer venganza. Gaby sin duda siendo el más amenazado.

Gaby le miro extrañado antes de bajar la cabeza y soltar una risita nerviosa, negando. Él se acercó y tomo su mano, viéndole con sus lindos ojos preocupados.

-Yo solo estaba pensando en todo lo que nuestro matrimonio trae consigo…

-¿Te arrepientes?- susurro Haruhiko, sin en realidad querer respuesta. Solo sabía que de ser afirmativa la respuesta su corazón dolería. Él era tan feliz con su matrimonio.

Gaby abrió mucho los ojos antes de negar vehemente, casi pareciendo insultado.

-Diosa, no, Haruhiko. Te amo, y soy increíblemente feliz de que sea tu esposo y tú el mío… -sonrió emocionado.

-¿Y entonces?

El Chaton elevo sus hombros, comenzando a caminar hacia los vacíos elevadores del elegante, caro y exclusivo hotel en el que no cualquier persona podía pedir una habitación. Esperando, Gaby se apoyó en él con un suspiro.

-Yo solo tomare bastante tiempo para acostumbrarme a todo lo material que trae mi nuevo apellido… No se comportarme como un señor Usami, ¿sabes?

-¿Y tú sabes que eso no puede importarme más?- bufo Haruhiko, vagamente recordando las muchas tonterías que su padre creía que debía hacer un Usami para respetar la casa donde nació. –Solo se tú, Gaby. Es lo único que quiero y espero. No necesitas cambiar por casarte conmigo…

-Eres muy dulce, pero eso es tu pensar, Haruhiko… -Gaby entro en el elevador y le miro divertido. –Sin embargo, la gente espera cosas muy diferentes del nuevo integrante de la familia, ¿no?

-Que esperen lo que quieran, no me importa lo que otros puedan pensar. Solo te quiero conmigo como tú mismo…

-Oh, diosa. Usami Haruhiko menosprecia a la sociedad… ¿A dónde iremos a parar con esa horrible revelación?- bromeo Gaby, escondiendo su hermosa risita detrás de su mano. Haruhiko quedo conquistado con la acción, haciendo que caminara hacia su amante y lo tomara por su cintura, pegándolo a la pared al fondo del elevador.

-Hablo en serio con esto, Gaby. Me molestare mucho si alguien te obliga a algo o a nuestro hijo…

-Lo sé. Y te amo mas por eso… -suspiro Gaby volviendo a sonreír, rodeándolo con sus brazos y acercándolo a su cuerpo aún más. –Prometo acostumbrarme a todo esto y no dejarme influenciar. ¿Qué te parece eso?

-Creo que estoy de acuerdo… -bromeo un poco antes de besar sus suaves labios. Una corriente eléctrica recorriéndolo por el gesto que en días no compartieron, mucho menos la intimidad que solos en la pequeña cabina tenían. Solo ellos dos, disfrutando de la unión que ya era formal y perfecta.

El elevador llego con un pequeño sonido al piso más alto, donde solo dos habitaciones estaban y eran las más privilegiadas, una de ellas siempre dispuesta para Haruhiko al ser conocido del dueño del hotel.

Gaby se separó de él y lo tomo por la corbata, jalándolo gentilmente hacia el pasillo. Haruhiko solo sonrió divertido, dejándose guiar y señalando distraídamente donde era su habitación. Gaby controlándose increíblemente al caminar seductor, siempre viéndolo y excitándolo con su mirada profunda y brillosa.

Haruhiko le dio la llave, esperando para que Gaby encarara la puerta para sostenerlo por su cadera, una mano a cada lado, besando su cuello. Gaby gimió y tembló, pegándose más a su pecho mientras olvidaba la puerta. Él solo ladeaba su cabeza para darle más espacio, poniendo sus manos encima de las suyas derritiéndose con sus acciones.

De verdad había pasado mucho tiempo para los dos.

-Gaby, la llave… -le susurro en su oído. Gaby gimió algo ininteligible, más concentrado en disfrutar de las manos de Haruhiko que ahora lo tocaban por su delgada camiseta negra, poniendo especial atención a sus sensibles pezones. -¿Quieres que te tome aquí afuera? Porque eso hare si no abres, ángel…

Gaby asintió repetidamente antes de darle lógica a lo que dijo. Mirándolo sorprendido se apresuró a pasar la tarjeta electrónica en la placa, que después de unos segundos se extendió un poco más, dejando el espacio necesario para que Haruhiko pusiera su huella. Después, antes de irse, Haruhiko debía hacer los trámites para que la huella digital de Gaby también estuviera en el sistema. Por el momento tenia cosas más importantes por delante.

Ambos entraron tropezando, besándose desesperadamente y sin poner más atención a su alrededor que no fuera para buscar la cama y recostarse en ella, Haruhiko encima de Gaby mientras este respiraba agitado y completamente ansioso. Sus manos temblando de necesidad al quitarle su corbata con rapidez.

Haruhiko dejo que Gaby le quitara el saco y después lo beso, recorriéndolo por completo, devorándolo y seduciéndolo de esa manera antes de acariciar todo su torso con sus manos debajo de su ropa. Gaby tan excitado como estaba solo se arqueo y gimió entregado, cerrando los ojos y tomándolo por los hombros. Una perfecta imagen que también calentaba a Haruhiko y lo animaba a más.

Besando y lamiendo su cuello, centrándose una vez más en sus pezones, tomándolos entre sus dedos y retorciéndolos gentilmente, escuchando los lamentos exquisitos que dejaba libre su esposo. Haruhiko alentado por eso solo subió su camiseta lo necesario para tomar los pequeños botones en su boca, cubriéndolos de saliva. Gaby grito y apretó sus manos en Haruhiko extasiado.

-Demonios… quítate esta porquería… -jadeo Gaby luchando con la camisa de Haruhiko. Él solo rio, ayudándolo a desvestirse, tirando la prenda a un desconocido lugar.

-¿Mejor?- sonrió, besando su frente. Gaby suspiro y asintió, recorriendo con sus cálidas manos su espalda.

Haruhiko lo abrazo un gran rato, disfrutando plenamente de la situación que por un torturante mes creyó perdido.

Él bajo sus manos y acaricio a plenitud el pequeño y seductor cuerpo debajo de él, besándolo, desnudándolo y amando cada parte de su esposo. Sus manos no podían dejar de tocarlo, alejando muy rápido el miedo que lo había poseído hace tiempo y que ahora esperaba estuviera muy lejos.

Gaby estaba completamente agitado muy pronto. Sus manos estrangulaban las finas sabanas de seda mientras Haruhiko probaba su excitación con su boca. Él también no dejaba de gritar su nombre en un mantra que Haruhiko no dejaba de disfrutar. Sus acciones volviéndose cada vez más desesperadas para brindarle el mayor placer.

-Espera, espera por favor… -gimió desesperado Gaby levantándose sobre sus brazos en la cama. Haruhiko se reincorporo también extrañado, miles de ideas cruzándose en su mente por las cuales su esposo lo detendría. Su mente se puso en blanco cuando Gaby solo evadió su mirada y su rostro se convirtió por completo en rojo.

-¿Gaby?- llamo cuando el Chaton simplemente no continúo. Su esposo suspiro y le miro de reojo.

-No quiero terminar así. ¿Puedes solo…? Ya sabes… -balbuceo avergonzado.

¿Desde cuándo Gaby era tan tímido en la cama? Haruhiko lo encontró encantador…

Ocultando su sonrisa robo sus labios una vez más. Acariciando un poco su rostro, siendo completamente feliz.

Haruhiko tuvo que separarse del caliente cuerpo para alcanzar el lubricante que estaba en la mesa de noche y que en todos los años que ocasionalmente necesitaba de esa habitación de hotel nunca uso. La idea siendo un tanto especial de que fuera precisamente su esposo el que cambiara eso.

Tras muchos besos desesperados de Gaby y que Haruhiko desfrutara de la sensual tortura, ellos se convirtieron en uno, al mismo tiempo esperando y viéndose con sorpresa y necesidad. Para los dos en algún nivel todo les parecía un sueño que desearon por mucho tiempo y por fin se les otorgaba después de muchas pruebas. Era perfecto.

-Haruhiko… -suspiro Gaby lagrimeando un poco, abrazándolo fuertemente. Su cuerpo temblando ya sea por el placer o el llanto, pero nunca lo separo de su cuerpo, animándolo a que continuara moviéndose.

Haruhiko le hizo el amor lentamente, esperando alargar el especial momento lo máximo que pudiera. Ambos moviéndose al mismo tiempo, sin soltarse. Haruhiko incluso tomo ambas manos de Gaby y las entrelazo juntas, viéndolo como se perdía y su expresión era de puro placer.

Fue inevitable para ambos besarse, entregarse, disfrutar de cada minuto. Gaby gimiendo en su oído y rodeando su cadera con sus piernas, soltándose de Haruhiko lo rodeo con sus brazos y araño su espalda, aumentando la cercanía y sensación. Sus suspiros y exclamaciones aumentando los de Haruhiko.

Justo antes del final, Gaby le miro con lágrimas en sus ojos de felicidad. Haruhiko le sonrió y beso sus ojos, acercándolo lo más que podía a su cuerpo y entregándole el mayor placer, alcanzándole justo después.

Incluso aunque terminaron y estaban por completo cubiertos de sudor y otros tantos fluidos, ellos no se separaron, permaneciendo largos minutos de esa manera hasta recuperar su respiración.

Gaby rio un poco extrañando a Haruhiko. El chico tenía las mejillas sonrojadas, un brillo especial en sus ojos y su cabello revuelto. Él se limpió los ojos y se estiro en la cama, haciendo que Haruhiko rápido se separara de su esposo para no molestarlo, pero Gaby lo detuvo, negando.

-Solo un poco más… -pidió, mirándolo de una curiosa manera.

-¿Seguro? ¿No soy muy pesado?

-Estoy bien… Solo… quiero estar un poco más así… Con Hide cerca este capricho no se repetirá pronto…

Haruhiko le dio la razón y beso su frente. Apoyando su peso en sus brazos, acaricio su cabello viendo que Gaby suspiraba y se acercaba a sus atenciones, luciendo satisfecho y aturdido.

Él logro cansarse pronto, así que tomando de la cintura a Gaby en un rápido movimiento se acostó a su lado, jalándolo y acomodándolo de lado con él, abrazándolo y pegándolo a su pecho. Gaby volvió a reírse de esa maravillosa manera que contagiaba a Haruhiko y se acomodó en el abrazo.

Adormilándose, Gaby levanto la mirada y miro largamente a Haruhiko antes de estirarse a besarlo lentamente, solo rozando sus labios y produciéndole más escalofríos. Una muy bienvenida sensación.

-¿Y tú?- susurro Gaby abriendo los ojos, mirándolo preocupado. Haruhiko se extrañó. -¿Tu estas preparado para esto, Haruhiko?- aclaro Gaby con el mismo tono bajo. –Dejar tu vida libre y lujosa por Hide y yo, poniéndonos primero que tus deseos y metas. Con nosotros a tu lado tu vida cambiara. ¿Lo sabes, Haruhiko?

Él solo sonrió y beso su boca, tomando su rostro con sus manos y besándolo lo más apasionado que pudo. Gaby lucho un poco con él, seguro prefiriendo su respuesta, pero pronto se derritió contra él y le devolvió el beso de igual manera, rodeándolo por el cuello y pasando sus manos por su cabello, gimiendo haciendo temblar su dulce boca, moviendo eróticamente su lengua y revolviendo su cuerpo hasta lograr excitarlo una vez más.

Haruhiko rápidamente lo tomo y esta vez lo ubico encima de él, colocando cada una de las suaves y blancas piernas hasta que Gaby estuvo sentado y al mando, luciendo seductor y dispuesto.

Apoyando sus manos en su pecho, Gaby se reincorporo y le dio un pequeño golpe de reproche. Haruhiko rio y acaricio los hinchados labios con su pulgar, haciendo un similar movimiento en su cadera, mirándolo honestamente a los ojos y perdiéndose una vez más en el lindo color que daba gracias había heredado su hijo.

Gaby logro sorprenderse y volver a sonrojarse por la mirada. Acariciando con sus manos, él hizo tiempo y lo evito mientras una pequeña sonrisa se apoderaba de su boca.

-Aun no me contestas… -recordó Gaby con un tímido tono de voz. Haruhiko suspiro un tanto cansado.

-Ángel, daría todo con tal de tener el mismo desenlace contigo y nuestro hijo. Mas que estar preparado para nuestra nueva vida, la he estado esperando desde que me entere de tu estado. Soy feliz y estoy satisfecho con esto. Prefiero estar así contigo, cuidando de Hidehiko, que estar en la oficina. ¿Qué te dice eso?

-Que eres alguien muy extraño por haberme elegido… -rio divertido, agachándose después para besarlo sutilmente antes de sonreírle feliz y agradecido. –Pero estoy también muy feliz de que lo hayas hecho. Te amo, Haruhiko…

-Yo también te amo, Gaby. Con todo mi corazón…

-Y a nuestro hijo… -rio Gaby.

-Y a nuestro hijo… -repitió Haruhiko también riendo. –Y antes de regresar con él, ¿qué te parece disfrutar un poco más de nuestra improvisada luna de miel?

-Suena genial, esposo mío… -susurro Gaby con una sonrisa traviesa, besándolo una vez más.

Las últimas inseguridades de ambos desvaneciéndose y nunca volviendo a ellos.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Creo que no hay aclaraciones, aunque si tienen dudas ya saben que sus comentarios me alegran el dia ;)

Tambien quiero agradecer a las muchas personitas que me comentaron tanto en el capitulo anterior. ¡Mil gracias!

Y bienvenidos a los nuevos lectores, aunque ya es un poco tarde para eso xDD

 

Nos leemos en el final proximamente, con una sorpresa al final. Ya saben que esa es mi especialidad~ (?)

De nuevo, muchas gracias por continuar leyendo y acompañarme hasta este momento. Yo nunca espere que esta historia seria tan larga y querida ^^U

Pero bueno, el discurso para el final.

Nos leemos pronto. Cuidense mucho .w./

Christal Celeste P.M.


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