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¿Salvando o siendo salvado por un Chaton? por christalchii268

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Notas del capitulo:

Lo siento TT_____TT

No se, siento que debo disculparme mucho, mas porque este capitulo es muy especial y asi ._.

Es mi favorito de hecho. Esta pareja saca mucho de mi ^^U

Espero lo disfruten *reparte chocolate como disculpa*

Capítulo 4:

Gaby suspiro viéndose en el espejo. Su túnica blanca se veía tan impropia a sus ojos. Él no podía creer que estaba por viajar a otro mundo por primera vez en su vida.

-No olvides tu medicamento- regaño su dueño extendiéndole una capsula y un pequeño vaso de agua. Gaby permaneció viendo sus ojos reflejados en el espejo, sumergido en pensamientos y reproches. -¿Gaby? ¡Gabriel!

-¿Si, señor?- salto Gaby atontado, por fin poniendo toda su atención al hombre.

-Tu medicamento- extendió de nuevo sus manos. Gaby aguanto un mohín y tomo con rapidez la medicina.

Haruhiko hizo un movimiento atrayendo su vista. El hombre se apoyó por un hombro en la pared y vio intensamente a Gaby, asustándolo solo un poco antes de que la mirada cambiara a calidez y el rubor subiera en el rostro de Gaby.

Ahí estaba una vez más esas miradas extrañas que hacía que Gaby se pusiera nervioso y no supiera que decir.

El maldito hombre nunca decía más de lo que debía. Aún era complicado para Gaby saber que pensaba su dueño, haciéndolo más difícil cuando solo lo miraba en silencio concentradamente, como si deseara memorizar a detalle todo Gaby. Eso no lo incomodaba, el problema era que Gaby deseaba hacer todo bien ante sus ojos en esos momentos, haciendo que cometiera errores tontos. Un círculo vicioso y del que deseaba escapar con desesperación.

-¿Seguro que estas bien?- le susurro Haruhiko mirándolo amablemente cruzado de brazos.

-P-por supuesto, señor...

-Estas al corriente de lo que dijo el doctor… -menciono tranquilo el hombre sin cambiar expresión. -Si te sientes mal…

-Se lo diré, señor- añadió rápidamente Gaby, haciendo todo lo posible porque su dueño no cambiara de opinión y al final no lo llevara con él. Gaby estaba demasiado ilusionado como para arruinar la oportunidad.

-Al primer síntoma que vea nos vamos, ¿correcto?

-Por supuesto, señor- acepto nervioso, jugando con sus manos entrelazadas delante de él. Su mente se fue de vacaciones cuando Haruhiko le dio una sonrisa de lado divertido, acercándose a él.

-Me alegro de encargar esta ropa. Te sienta bien.

-E-es un honor, señor- musito avergonzado bajando su cabeza, sintiendo caliente su rostro.

Ellos se quedaron en un perfecto silencio pacifico, Gaby robando varias miradas del hombre que solo tenía atención para él. Su mirada era tan intensa que él creía que podía leer sus pensamientos, su alma, su corazón, y eso era malo.

Gaby odiaba el blanco. Él era el primero en admitir que hizo varias cosas por las que nunca, ni con el perdón de todos los mundos, entraría al cielo. Usar tan puro color solo acentuaba su maldad. Pero ahí estaba, vestido de blanco, siendo examinado por un hombre amable que solo hacía sentir peor a Gaby de desear permanecer con él y redimirse. Algo que nunca haría, pues sus consecuencias vendrían a reclamarlo tarde o temprano, afectando también a inocentes.

Con el pensamiento Gaby endureció su mirada y se alejó, dándole la espalda a su dueño. Él se ocupó en todo lo que pudo alejarlo del hombre que lo siguió con la vista desde su lugar. Solo el sonido del timbre del departamento logro que Haruhiko se fuera y dejara solo a Gaby.

Ya no sabía que estaba sucediendo. Nunca creyó que llegaría el día en que deseara algo tanto para abandonar todo. Claro que en su vida quiso cosas e hizo sacrificios por eso, pero nunca dejó de lado a nadie. Querer escapar con el gentil hombre y no ver atrás significaba dejar muchas personas importantes.

-¡Imbécil, ya basta!- se regañó clavando sin darse cuenta sus uñas en su descubierta pierna. Sangre logro salir pero Gaby siguió hiriéndose, odiando su situación.

¿Cómo lograba engañarse tanto? Haruhiko nunca lo querría permanentemente. Demonios, el hombre lo dijo con todas sus letras cuando Gaby prácticamente se impuso como su Chaton. Si lo toleraba era solo por un mes y después se desharía de él. No había zonas grises y él no debía buscarlas.

-¿Gaby?- llamo el nombrado hombre entrando a la habitación. Gaby se levantó de la cama y con el movimiento escondió su herida con la túnica.

-¿Si, señor?

-Tenemos que irnos. Ya todo está listo.

-Claro, señor… -susurro, tomando su capa nueva y siguiendo al hombre.

Estando en el lobby el dudo. En casi dos semanas no había salido del departamento y las implicaciones lo asaltaron mientras se rezagaba unos pasos atrás.

¿Y si el Profesor lo seguía buscando y lograban verlo junto con su provisional señor? Gaby no dudaba que asesinarían a todos en la acera y lo tomarían. No sería la primera vez. El mismo Gaby una vez fue mandado a hacer exactamente eso.

La verdad no era muy importante. ¿Qué si no lograba nunca salir de Celes? ¡Él podía vivir con eso! Pero muy en el fondo, cerca de la superficie de su conciencia, sabía que no lograría perdonarse si algo le hacían a Haruhiko. El hombre solo había tenido la desgracia de verse involucrado con la desastrosa vida de Gaby.

Debía huir. Dejarlo atrás aunque su corazón terminaría roto. Haruhiko podía volver a su vida normal y fácil, satisfactoria y feliz, todo sin tener que mirar permanentemente sobre su hombro para cuidarse por haber hecho lo correcto un día normal cuando Gaby literalmente tropezó con él.

Gaby debía, debía, debía... ¡¿Por qué no se podía mover y hacerlo?!

-¡Gaby!- llamo Haruhiko sacudiéndolo por los hombros. Gaby parpadeo y miro sorprendido al hombre que lucía una mirada preocupada atrás de los costosos anteojos. -¿Qué está mal? ¿Te encuentras indispuesto?

-N-no… yo… -Gaby balbuceo, viendo de soslayo las miradas curiosas que recibían en la recepción. Haruhiko pareció leer su mente al tomar la capucha de Gaby y ponerla por encima de sus caídas orejitas.

-No te separes de mi lado y todo estará bien. Te protegeré… -aseguro el hombre rodeando sus hombros con un brazo y guiándolo al soleado y tranquilo día.

Echo un manojo de nervios por la cercanía y la situación, Gaby se odio por no huir y seguir caminando, confiado de la promesa de cuidado.

 

 

-¿Es correcta esa información, Doumeki?

-Completamente, señor. ¿Desea que siga adelante?

Haruhiko miro a Gaby a unos metros adelante, hablando con Hanata y sonriendo levemente mientras era guiado e instruido por la mujer que lucía amable y dulce en sus movimientos. El brillo en los impresionantes ojos azules era magnifico y crecía conforme su asistente personal señalaba diversas cosas del vacío salón de fiesta.

-¿Señor?- llamo Doumeki en la pantalla holográfica de su brazalete. Haruhiko miro una última vez al emocionado Chaton de inquieta colita rubia antes de mirar a su empleado.

-Sabes que hacer de ahora en adelante. Infórmame de tu progreso cuando puedas.

-Señor… -llamo el hombre luciendo extremadamente nervioso. -¿Está completamente consiente de que me está enviando a una misión de rescate cuando no es ese mi campo?

-No te estoy obligando. Si no quieres hacerlo…

-¡No, no era eso!- se apresuró a decir su especialista moviendo sus manos delante de él. -Solo quería saber si de verdad entendía la situación… -murmuro el hombre misteriosamente. Haruhiko levanto levemente una ceja en pregunta, pero el hombre no lo vio. -Iré. En cuanto tengamos a los cinco Chaton en nuestro poder y el sujeto en prisión le informare…

-Cuento contigo… -susurro distraído Haruhiko cortando la llamada. Su inevitable mirada volvió a Gaby.

Solo le quedaban dos semanas con el pequeño y Haruhiko ya estaba cerca de encontrar al “sempai” del chico. Mínimo podía hacer eso, teniendo en cuenta que su intento de un encuentro entre el Chaton de Kanou no podría llevarse a cabo, no con el chico internado en un hospital mental.

Haruhiko quería lo mejor para Gaby en el último tiempo que tenían juntos. Quería separarse de él y quedarse permanentemente con la sonrisa de felicidad del chico. Era lo único que le podría quedar del ángel cuándo sus caminos se separarán para siempre.

Su mente agraciadamente se mantuvo ocupada con su trabajo. El logro dividirse exitosamente entre su deber y cuidar a Gaby, poniendo especial atención a cualquier señal que anunciara que su salud empeoraba. Hanata en su bolsa llevaba el medicamento de Gaby y estaba capacitada para intervenir. Haruhiko de verdad esperaba que todo saliera bien para el ilusionado Chaton que miraba todo con felicidad e inocencia.

Para Haruhiko era claro que Gaby estaba en una nube por estar en un mundo distinto. Su asistente cumplía con lo que Haruhiko le pidió y nunca se separaba del Chaton, aclarando sus dudas y siendo paciente. Una vez más Haruhiko agradeció su suerte al dar con su empleada, que en más de ocho años no le había fallado en ningún ámbito.

Él se encargó de muchas de las cosas que su asistente hacía, ignorando eso viendo la sonrisa permanente de su ángel.

La noche y fiesta inicio. El perfil inquieto de Gaby retrocedió, pero muchas veces Haruhiko noto que el chico se alejaba unos pasos para mirar algo o murmurar para él solo. Hanata logro dividirse en dos y ser la niñera del chico mientras ayudaba con su trabajo a Haruhiko.

Todo iba tan bien hasta que apareció *Sheffield Ralph. Haruhiko endureció su mirada viendo a la gente apartarse del camino del cretino hombre de negocios rival a Haruhiko.

-Llévate a Gaby, Hanata- le susurro firme a su asistente. Ella asintió, le reverencio y se alejó con el curioso Chaton, que solo le dio una rápida mirada antes de seguir a la chica y alejarse varios metros lejos.

-Usami Haruhiko, no pensé verlo aquí hoy- menciono altivo el empresario mirándolo con una despectiva mirada. Haruhiko no dijo nada y solo asintió a modo de saludo.

-Ni yo a usted… -agregó Haruhiko devolviendo el insulto implícito. Ambos adultos guardaron silencio incómodo.

-Su padre es una entidad bastante peculiar, si me permite decirlo. El mes pasado concorde con él en una reunión y su propuesta de contrato llamo mucho mi atención… -dijo vago. Haruhiko no creyó que el hombre quisiera ser discreto al despotricar a su padre, pero no era algo que le afectara demasiado.

-La compañía Usami es famosa por eso… -desestimo frio, mirando sin emoción al empresario que bufo con sus ojos.

-Querrá decir su familia, ¿no?- susurro el tipo sonriendo de lado. -Su famoso hermano hizo protagonismo de una peculiar escena solo semanas atrás...

Haruhiko no entendió la mención al no estar al tanto de la vida del escritor. Su conocimiento sobre él la mayoría de las veces era gracias a su amigo de infancia que le cotilleaba chismes, aunque en esa ocasión los mencionados hombres estaban en otro mundo promocionándose y Haruhiko solo tenía cabeza para su Chaton.

Su ignorancia nunca se dejaría ver, así que solo permaneció estoico viendo al hombre.

-Me pregunto si yo también debería comprar un Chaton. ¡Vuestro hermano lucia tan feliz al presentar al suyo!- exagero el hombre dramáticamente.

¿Akihiko había presentado su Chaton a la prensa? Recordaría eso y tendría que investigar…

-Presentare sus saludos… -dijo indiferente Haruhiko, siendo discreto al mirar a su Chaton que miraba la copa que tenía entre sus manos. El chico parecía desolado de la nada.

-¿Y cómo se desarrolla el proyecto de Ion, Usami?- pregunto casualmente el hombre atrayendo de nuevo su atención.

El hombre actuaba tan agresivo por eso… Haruhiko no podía creer que el empresario actuara tan infantil por algo tan banal como una antigua disputa entre ambos por un contrato simple. El proyecto era fácil, pero necesitaba talento que los solicitantes solo vieron en la empresa que manejaba Haruhiko, dando las gracias y despidiendo a Sheffield. Desde entonces su relación entre ellos fue más tensa.

-De acuerdo a lo planeado. En unas semanas terminara… -ofreció sin poner interés, eso avivo el coraje del sujeto.

-Es curioso como ellos lo eligieron, Usami. Su compañía es pequeña, maneja contratos para unos pocos arquitectos, ¿cierto?

-Trabajan para mi treinta y siete competentes arquitectos… -gruño Haruhiko perdiendo un poco de paciencia.

-Sorprendente- exclamo hipócrita el hombre, sonriendo burlonamente. -Maneja tantas peticiones, los da a sus arquitectos y se encarga de que el contrato vaya bien. También he escuchado que se permite el lujo de aceptar un proyecto personal de vez en cuando… Increíble… -susurro esta vez más amenazante. -Le tengo envidia, Usami. Tanta prosperidad y aun es heredero de la compañía Usami. E incluso vuestro padre le dejo en el poder su querida firma de arquitectos…

Haruhiko endureció la mirada viendo al sujeto centímetros debajo de él. ¿Cuándo entendería la gente que su compañía no era producto de la influencia de su familia? Todo se debía al talento de sus empleados que se buscaron solos la fama. Haruhiko solo era un mediador mientras ellos buscaban orientación de su parte y algunas veces el mismo era pedido para un trabajo en específico.

Su padre le había entregado la pequeña firma parte independiente de la compañía Usami solo para redimirse.

Haruhiko era el heredero como bien Sheffield le recordaba. Él tenía en unos años que encargarse de la empresa familiar, pero él desde siempre prefirió la arquitectura. Aunque su padre le dejo estudiar eso nunca dejo que Haruhiko dejara sus deberes con la compañía y a la larga lo separo de su profesión favorita. Solo cuando vio lo decepcionado de Haruhiko adquirió y salvo a la pequeña firma y se la dio, pidiendo que la sacara adelante.

A solo tres años Haruhiko era jefe de un importante grupo de profesionales requeridos por varios mundos e inclusive el gobierno de Celes para obras públicas bien pagadas.

El sueño pronto acabaría y Haruhiko tendría que dejar el campo para dedicarse a otra cosa muy diferente. Su trabajo no sería en vano, pero dependía de la suerte si su esfuerzo decaía.

Viendo al bufón de Sheffield, Haruhiko estaba seguro que el sujeto esperaba que su compañía se fuera al olvido y su competición directa desapareciera.

Era sorprendente que un hombre con tan poca profesional actitud fuera tan exitoso.

-Bueno, Usami, olvidemos conflictos y disfrutemos de la velada- rio el hombre desestimando la dura mirada que Haruhiko mantenía en él. -Ya el futuro hablara solo. Que tenga buena noche…

 

 

Gaby estaba mareado. Él no quería llamar la atención de la profesional y agradable Hanata así que se alejó unos pasos, quedándose cerca de la inmensa mesa de comida y bebida, viendo desde su privilegiado lugar a su dueño que parecía tener una tensa conversación con un cretino hombre. Debía estar loco para querer provocar al estoico Haruhiko. Gaby rio.

Su malestar pasó y él por costumbre distraídamente probó sus sentidos y ritmo cardiaco, tratando de no llamar la atención de nadie. Él suspiro aliviado cuando noto que solo había sido un mareo momentáneo.

-¡Señorita Hanata, cuanto tiempo!- llego saludando un apuesto hombre de cabello rubio a la pelirroja asistente. Ella se sonrojo y tímidamente inicio conversación.

-Oh… -sonrió Gaby entendiendo las señales, dejándole más espacio a la mujer. Era divertido ver a la profesional y estricta chica sonriendo bochornosamente.

Gaby mantuvo una sonrisita mientras alcanzaba una copa de agua y bebía un poco. El siguió robando miradas a su dueño y regañándose al mismo tiempo.

De la nada, su estado de ánimo se fue por los suelos al ver a un par de bellas y provocativas chicas cuchichear y señalar al poderoso hombre. Sus ojos femeninos estaban ahogados en lujuria mientras devoraban con sus miradas al frio e inalcanzable Haruhiko.

¿Dónde habían quedado las discretas y tímidas chicas al estilo de Hanata? Esas arregladas y llamativas mujeres bien podrían devorar en vez de dejarse devorar. Pero Usami Haruhiko podría manejarlo, y Gaby no podía hacer nada.

-Estúpido, estúpido… -se mantuvo susurrando mirando solo su copa entre sus manos. Aunque se repitió cientos de veces el insulto él levanto de nuevo su cabeza y vio con anhelo al guapo hombre. -Olvídalo, Gaby. Es imposible…

-¿Qué es imposible?- le pregunto una amable voz. Gaby se sobresaltó y miro a un par de hombres de edad mirarlo. Su suspicacia despertó al momento de convertirse en el educado, lindo e inofensivo Chaton entrenado para protegerse.

-Buenas noches tenga ustedes, señores- reverencio Gaby con educación. Ambos hombres le sonrieron misteriosamente.

-¿Tu nombre es Gaby?- pregunto el hombre que no había hablado. Gaby solo sonrió tiernamente ladeando un poco su cabeza, evitando dar información que no sabía si podía ofrecer.

-¡Es tan lindo!- proclamo el otro hombre mirándolo con un suave rubor.

-Lo es. Todos mis conocidos tienen Chaton, pero es la primera vez que veo a uno tan lindo- menciono el hombre sonriéndole. Los ojos viejos decían una historia diferente que Gaby ya conocía íntimamente.

-Cierto, cierto- asintió el otro hombre que lucía más inocente que el otro. -¿De quién eres Chaton, pequeño? ¡Quiero saber de quién robarte!- rio el hombre, y Gaby complaciendo soltó una risita dulce negando levemente, con recato.

-¡No debe llegar así, Smith! Debe ser más delicado con la bella criatura… -regaño suave el sujeto, dándole un guiño cómplice a Gaby que sonrió y miro de soslayo a su dueño provisional, esperando ayuda.

-¡Cierto! Primero tomemos algo… oh… el pequeño ya tiene algo… -observo y Gaby mantuvo su sonrisa. -Oh, bueno. ¿Quieres algo, Chaton-chan?

-Es un honor que piense en mí, señor, pero por el momento…

-Aquí, prueba… -dijo el otro hombre antes de extenderle una bandeja. Gaby casi perdió su compostura enojado hasta que vio lo que el plato tenia.

-¿Es chocolate plata…?- susurro débil mirando sorprendido los pequeños provocadores cuadrados de color plateado.

-¿Are? ¿Los conoces, pequeño?- se extrañó uno de los sujetos. Gaby casi no puso atención mientras tomaba con manos temblorosas la bandeja dorada.

-Uno de mis dueños me dio a probar hace años… -musito, excluyendo la explicación de que el maldito hombre lo había violado, casi matándolo, y tratando de ganar el perdón del Profesor por dañar tan fuerte a Gaby, le regalo varias cajas del chocolate más costoso de todos los planetas conocidos.

La ruta fue tan bizarra. Gaby no pensó más de la situación, acostumbrado a ese tipo de cosas, pero el Profesor lo presiono a aceptar el regalo, y fue entonces que conoció el cielo con el exquisito sabor. Todo fue un engaño, pues el Profesor después de eso lo entrego una vez más al maldito hombre, riendo y diciendo que Gaby debía agradecer correctamente por el regalo.

Gaby ignoro los torturantes recuerdos al cerrar los ojos y llevarse un trozo de chocolate a la boca, casi llorando por el conflicto de sentimientos con el cremoso gusto.

-Vaya, es notable que te gusta el postre… -jadeo uno de los ancianos aun cerca de él, afectado por el gemido de disfrute de Gaby al seguir comiendo absorto el chocolate. -¿Sabes? Si fueras mi Chaton tendrías mucho de eso, solo…

-Gabriel… -llamo una brusca voz.

Oh, demonios, él conocía ese tono y el sentimiento de frialdad que lo acompañaba. ¡Perfecto!

-¿Usami?- exclamaron acobardados ambos viejos. Gaby solo bajo la cabeza, tomando entre sus manos un chocolate más, reverenciando y siguiendo sin ver a su estoico dueño.

Esperando su eminente castigo, Gaby se metió a la boca el lujoso chocolate y espero fuertemente que no fuera lo último que comiera a pesar del delicioso sabor.

 

 

-Yo de verdad espero que mi Chaton no hable con nadie mientras le dejo esperando con mi asistente en una importante velada en un mundo lejano y no muy confiable… -dijo sin emoción Haruhiko unas horas después, ambos solos en la habitación de hotel con dos camas en dos diferentes cuartos.

Gaby sin saber que decir permaneció de pie y en silencio. El esperaba sin esperanza ni emoción su futuro castigo.

-Cámbiate. Mañana saldremos temprano y la noche está avanzando...

-¿S-señor?- chillo Gaby sin poder evitarlo.

-Fue mi culpa. Creí que sería evidente que solo convivieras con Hanata. Debí ser especifico... -desestimo Haruhiko mirando su brazalete electrónico. Su indiferencia hirió más de lo que debía a Gaby.

Apretando dolorosamente sus dientes Gaby se empezó a cambiar, odiando la maldita túnica blanca cuando se atoro. El solo quería deshacerse de la ropa que mentalmente quemaba su piel, y correr a la cama.

-No de nuevo… -jadeo Gaby cayendo de rodillas sofocando un grito mientras se sujetó su cabeza que pronto estallaría.

-¡¿Gaby?!

-Cabeza… -gimió el, sin levantarse, empezando a ver borroso.

-Tranquilo, tranquilo… -calmo Haruhiko llegando a él. Por el dolor Gaby apenas sintió el pinchazo de la aguja. -Todo estará bien. Ya pasara…

Gaby logro sollozar escondiéndose en el abrazo. Estaba tan casado de sus crisis por una cosa u otra. No entendía el afán de medicarlo. El ya no quería retardar algo evidente, solo deseaba entregarse a la obscuridad que quería reclamarlo sin sufrimiento. ¿Era mucho pedir?

-Ven, debes recostarte... -le susurro amablemente Haruhiko cargándolo y recostándolo en la espaciosa cama. Gaby lo detuvo cuando el hombre se iba a alejar después de acomodarlo.

-Por favor… -susurro, permitiendo después de mucho que su fragilidad fuera visible.

Haruhiko no dijo nada al subir a la cama al lado de él y atraerlo a su pecho. Gaby se escondió en el rico calor y durmió como nunca antes.

 

 

-Mm, ¿señor? De verdad agradezco todo lo que ha hecho por mí, pero… ¿No cree que es suficiente de comprarme ropa?…

Haruhiko miro a Gaby y después la pila encima de la cama. Sus ojos casi parecían de curiosidad típica de un niño pequeño. Si la situación no requiriera que Gaby se mantuviera firme, habría reído.

-¿No te agrada?- pregunto Haruhiko con un leve toque de decepción.

-¡No es eso!- se apresuró a decir Gaby, moviendo nervioso su larga colita. -Solo que siento que ya tengo demasiadas prendas. Usted no debería gastar más en mi persona, señor…

-¿Qué estás diciendo? Eres mi Chaton, debo proveerte de este tipo de cosas… -desestimo Haruhiko sin cambiar expresión. Gaby no pudo abstenerse de poner los ojos en blanco.

Ocultando una sonrisa divertida tomo una camisa y se la sobrepuso.

Bien había dicho las palabras, la verdad era que se sentía halagado con los obsequios. Desde que habían llegado de Nebular Nueve su señor traía algún presente o lo mandaba con su asistente. La novedad hacia que Gaby olvidara su próxima separación de los lujos y solo sonriera honrado por los constantes regalos.

Haruhiko le dio una curiosa mirada y se retiró de la habitación. Gaby sujeto fuertemente la camisa, arrugándola. Su corazón volviendo poco a poco a su ritmo normal estando solo sin ser objeto de la intensa y misteriosa mirada obscura.

El aún se preguntaba por qué lograba ponerse nervioso con una sola mirada, sus pensamientos lo obligaban a dar lo mejor de sí y lograr llevarse cumplidos y escasas sonrisas. Por qué deseaba con todo su corazón que el hombre se acercara y lo tocara, cuando en el pasado era lo que más odiaba.

Aunque ninguno había mencionado nada, los días simplemente pasaban y su despedida se acercaba. Gaby sabía que el empresario solo estaba siendo gentil antes de que se separaran, pero no podía obligarse a no pensar sobre un futuro donde el estuviera siempre a su lado, consiguiendo cambiar para bien la permanente expresión de neutralidad e indiferencia. Poder escuchar algo gentil mientras la dura mirada lo acariciaba con cariño.

Bufando con resignación el negó levemente y continuo revisando la ropa nueva. Él se probó ciertas cosas y las guardo con cuidado en el compartido y enorme armario.

Su curiosidad creció cuando llego a la última prenda que había permanecido escondida debajo de la montaña en la cama. Era algún tipo de túnica extraña que solo podía tener teorías de cómo se colocaba. El acepto el reto riendo levemente, teniendo complicaciones cuando su larga colita quedo oculta en la ropa.

-¿Necesitara un futuro arreglo?- pregunto suavemente Haruhiko apareciendo detrás de él. Gaby se sonrojo bajando la cabeza, avergonzado de ser descubierto actuando sin la más mínima idea.

-Es-está bien, señor… Gracias… -termino susurrando, sin el suficiente coraje para mantener la mirada incluso a través del espejo enfrente de ambos.

-¿Estás seguro?- le cuestiono Haruhiko mirando su cuerpo entero por el reflejo. -Aun no te has arreglado bien para formar una opinión concreta…

Gaby gimió mentalmente por el tono monótono y las finas palabras. No tenía sentido que el hombre frio le hiciera temblar y fuera tan apuesto a sus ojos. Se estaba volviendo loco.

-Déjame ayudarte… -propuso Haruhiko malentendiendo su silencio a medias.

Con seguras manos llego al descubierto pecho de Gaby y empezó a abotonar los diferentes amarres de la túnica. El calor en su espalda y la acompasada respiración en su nuca hicieron estremecer más a Gaby mientras sentía los indirectos y suaves movimientos. Haruhiko solo estaba ayudándolo a vestir, pero había algo seductor en la acción que lograron desestabilizar su respiración y que el calor recorriera todo su cuerpo mientras evitaba por cualquier costo la mirada en el espejo fija en su rostro.

El noto el cambio cuando las manos tocaron la ropa para después pasar a sostener con firmeza su cintura. El aliento en Gaby se quedó atascado abrumado por la cercanía que despacio lo rodeo. El solo jadeo cuando sintió la caliente respiración cerca de su oído, escuchando la ronca y sensual voz llamarle.

-Gaby…

Su mente se nublo, sus sentidos fallaron y el solo atino a voltear su rostro y encontrarse con los suaves labios. El primer rose dulce, tierno, solo haciéndole saber de la delicada caricia. Haruhiko se inclinó y apretó un poco más su cintura, cerrando más la brecha, barriendo con su húmeda lengua los temblorosos labios de Gaby, que desesperado se abrió a su incursión, gimiendo más alto cuando encontró el ritmo del beso.

El solo se quedó quieto, recibiendo las ráfagas de electricidad con el entregado beso que devoraba su alma, sus labios, su mente. Gaby ni siquiera puso atención cuando las mismas grandes manos que antes lo ayudaron con su ropa ahora lo desnudaban con los mismos seductores movimientos en su boca.

-Señor… -jadeo el, apoyándose sin respiración en el agitado y amplio pecho. Haruhiko repartió besos por su sonrojada cara mientras las yemas de sus dedos trazaban su cuerpo con lentitud, casi como si deseara aprender cada centímetro.

Sus ojos apasionados miraron las acciones en el espejo. Haruhiko se encontró con su mirada y le entrego una vez más sus ojos profundos antes de besar su expuesto cuello, logrando de él un sonido erótico y placentero de sus hinchados y húmedos labios.

Los dedos apretaron sus dispuestos pezones, apretándolos y jalándolos con gentileza, haciendo que Gaby se retorciera y pidiera mentalmente que el hombre solo lo tomara bruscamente. En lugar de encontrar su voz y decirlo, Gaby levanto una vez más su rostro y busco la tentadora boca que satisfecha lo volvió a devorar, callando con complicaciones las quejas placenteras.

Haruhiko tomo encima de la ropa la dispuesta erección, apretando su palma notando como reaccionaba a sus movimientos. Con una mano tomo la parte posterior de la cabeza de Gaby, sujetándolo para sumergirse más en sus dulces labios, y con la otra tomo indecentemente el húmedo órgano. El Chaton se derritió moviendo sus caderas como señal de que quería ser acariciado con rapidez. Inesperadamente Haruhiko sonrió en el beso.

Sus dedos molestaron la punta que acumulaba más líquido conforme se movía. Gaby volvió a moverse y Haruhiko apretó fuertemente el pene, advirtiéndole. El chico se quejó, pero no hizo más mientras esperaba conseguir alivio.

-Por favor… -suplico separándose de él, sin poder soportar las delicadas caricias que solo traían tortura.

Haruhiko lamio una vez más su cuello, deleitándose del estremecimiento. Su mano ya empapada rodeo todo el eje y lo movió en firmes empujes, acompañados de los satisfechos gemidos entrecortados. Gaby se sostuvo del brazo que rodeaba su cintura y se rozó lascivamente en el creciente bulto de los pantalones de Haruhiko. La diferencia de altura intervino, pero Haruhiko soluciono el problema inclinando al chico más cerca del espejo, haciéndolo el también.

-Permanece quieto, pequeño… -susurro ronco Haruhiko, solo apoyándose en él y entregando placer. Si su amante volvía a sus movimientos sus planes se irían con su lujuria.

Gaby se quejó y apoyo su frente en el espejo. El sonrojado y agonizante rostro se reflejó. Haruhiko no dejo de ver la afrodisiaca imagen mientras movía más rápido sus manos y empezaba a desnudar al ángel excitado.

-Tus manos enfrente- ordeno con voz inestable. Gaby se apresuró a cumplir aun jadeando, produciendo sonidos perdidos cuando Haruhiko pasó su lengua por su espina dorsal y cayó en sus rodillas.

-¿Q-que…?- gimo el Chaton agudo, pero Haruhiko no dijo nada al separar las nalgas y hundir su lengua. -¡Dios!- gimo el chico.

Sus manos apretaron los pequeños globos de carne, enterrando con fuerza sus dedos, viendo de reojo como se marcaban en la pálida piel, excitándolo. El aparto más los montículos y profano más la entrada, mojándolo con su saliva, complaciéndose inimaginablemente con los pequeños gritos y balbuceos del pequeño que se contraria y había dejado caer su cabeza al frente.

-Yo… ahh… ¡Ya no puedo!- grito, manchando inesperadamente el espejo.

Perdido Haruhiko tomo al chico y lo cargo, aventándolo con suavidad al colchón. Viéndolo rebotar y aun perdido en su orgasmo, Haruhiko se desnudó viendo el sensual y sonrojado cuerpo, la agitada respiración y los cerrados ojos. El rubio cabello estaba desordenado y las puntiagudas orejitas pegadas a la cima de su cabeza, escondidas. Haruhiko sonrió de lado sacándose los lentes y la ropa. Por el momento no le importaba donde terminaba cada cosa.

-Mírame, Gabriel… -le susurro al incorporarse en manos y rodillas arriba del agitado Chaton. Hermosos y oscuros ojos azules le miraron con pasión antes de tomar un peculiar brillo y el pequeño se levantara levemente para besarlo. Haruhiko no hizo nada por evitarlo mientras acomodaba sus antebrazos debajo de la cabeza rubia y se apoyaba en ellos para recorrer con su lengua la caliente cavidad que vibraba cuando su ángel gemía.

Pequeñas y sensuales manos recorrieron su pecho y Haruhiko lo permitió, estremeciéndose sin poder evitarlo, siendo tocado de esa manera por primera vez en su vida. Perdiéndose un poco más Haruhiko solo logro a tomar con una de sus manos la delgada cintura y acercar más sus entregados cuerpos.

-Mi Chaton…

Sus manos tocaron de nuevo la exquisita piel. Gaby levanto por encima de su cabeza sus brazos, mirando apasionadamente a Haruhiko, entregándose a sus caricias y entreabriendo sus labios, pareciendo más seductor con más provocaciones de su parte.

La intensidad y el extraño sentimiento abrumaron a ambos. Haruhiko dudo por un segundo antes de volver a mirar las lagunas de lujuria azules. Gaby sonrió jadeando, sus pies apoyados en la cama mientras separaba tímidamente sus piernas, entregándose a su devoradora mirada.

-Por favor, Haruhiko…

El conocimiento de que el pequeño le llamaba por su nombre no llego del todo al cerebro de Haruhiko. El solo tomo la parte de atrás de las rodillas de Gaby y las levanto, tomando entre sus labios el despierto pene y cubriéndolo con su boca esta vez. Gaby gimió su nombre con pasión mientras libremente imponía el ritmo, moviéndose eróticamente mientras embestía su boca con deleite.

Haruhiko tomo dos de sus dedos y sin descuidar a su compañero los baño en su saliva, acariciando gentil la entrada que aún estaba lubricada. Cerciorándose metió de golpe sus dedos, deteniéndose cuando fueron estrangulados por el abrazador calor antes de que de nuevo pudiera moverlos libremente y el pequeño no volviera a tensarse.

-Rápido, rápido, rápido… -pidió desesperado el Chaton derritiéndose en la cama, disfrutando de la burlona manera en como Haruhiko tocaba su punto especial escondido.

-Paciencia, pequeño- rio Haruhiko separándose de el para besar sus temblorosas piernas separadas.

-No puedo… por favor, señor… Lo necesito- logro decir entre sus jadeos.

Su señor de nueva cuenta beso su muslo y logro ascender hasta besar superficialmente sus labios.

-Mi ángel, debes aprender paciencia… -susurro antes de dirigir la punta roma de su miembro en la entrada de Gaby, que se estremeció en un vano intento de atraer el órgano a su interior.

-Después… -respondió el tomando los hombros del risueño empresario y besarlo al mismo tiempo de ser penetrado. El sutil ardor solo fue presente un segundo antes del inmenso e impensable placer lo eclipsara. Gaby grito al techo su pasión mientras todo su cuerpo se estremecía del íntimo contacto.

El mayor beso con inocencia sus mejillas, sus movimientos acompasados haciéndole el amor lentamente con cariño. Gaby casi deseo que fuera rápido y brusco. Sus experiencias pasadas siempre fueron así, y el acostumbrado estaba desconcertado y perdido en la dulce manera en que Haruhiko lo trataba.

Lagrimillas fruto de sus confusos sentimientos fueron libres, besadas con ternura por Haruhiko. Gaby solo se aferró a él, moviéndose conforme al impuesto ritmo constante y profundo.

El gimió y gimió, quedándose sin aliento ni energía, sintiendo las caricias que no paraban, los besos repartidos por todo su cuerpo, las abrumadoras emociones que lo hicieron darse cuenta que no solo era la lujuria lo que dominaba su acto. La delicadeza y cariño no eran tampoco lo único.

-Gaby… mi Chaton… -gimió en voz baja Haruhiko, escondiéndose en su cuello. Gaby jadeo y rodeo las energéticas caderas con sus piernas, acercándose más, volviéndose adicto a todo lo que su dueño hacía en él.

-Haruhiko… ahh… Haruhiko…

-Exacto, di mi nombre. Grítalo… -jadeo el hombre separándose solo un poco de él, tomando una de sus manos y entrelazándola con la suya. Sus suaves dedos acariciaron su mejilla y el inevitablemente se inclinó al gesto.

-¡Haruhiko! Ahh… -Gaby cerró los ojos con pena por la intimidad. El sintió los breves besos en su rostro de nuevo y el aumento en las embestidas. Negándose a soltar su mano, Gaby tomo por el cuello a su dueño y sofoco su grito en la boca que lo probaba. Solo basto una sutil caricia en su miembro para volver a llegar a la nube de placer.

-Gaby… Gaby… -pronuncio tenso Haruhiko apretando su mano y mirándolo atentamente al llenarlo con líquido abrazador.

Gaby solo se hundió en la almohada, luchando por recuperar su respiración junto con su compañero. Sus mentes eran imposibles de rescatar después del explosivo clímax.

Haruhiko dejó caer su caliente frente en el agitado pecho de Gaby. Su mano apretó más la suya mientras este sujetaba su cintura abrazándolo posesivamente.

No supo en qué momento se quedó dormido, pero si advirtió el protector abrazo de Haruhiko toda la noche. Su cercanía aun provocándole, incluso en sueños, las abrumadoras sensaciones de las que dudaba deshacerse en un futuro próximo.

Al despertar, Gaby se encontró en la cama solo. Ni una nota, recordatorio o recuerdo de la noche que habían compartido juntos, Haruhiko y el.

 

 

Notas finales:

*Sheffield Ralph: Personaje del fic de Yukina/Kisa de mi serie de Chaton. No dire mas para quienes no han leido, muajaja (?)

 

 

Y si, lo se, soy mala :c

¿Pero que puedo decir a mi defensa? Solo esperen hasta el proximo capitulo antes de que maten a mi... quiero decir, a Haruhiko >___<

Este lemon... *0*

Me gusta cuando las cosas solo suceden :3

Pero ya...

 

Nos leemos pronto en la ultima actualizacion del año~

Cuidense y desde ya les deseo feliz Navidad ;D

Nos leemos .w./

 

Christa C.


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