POV SANDEUL
Había hecho una mala decisión... Eso de viajar en autobús solo para demostrarle a mi padre que no dependía de sus limosnas y coches, todo había sido una mala idea. Mi cabeza daba mil vueltas y mi estómago hablaba un idioma distinto, esta vez no pedía comida al parecer tenía ganas de expulsar el desayuno.
Faltaban dos horas para llegar a mi destino, tenía que aguantar mi calvario y no rendirme ante mi padre, esta vez el no podía ganarme. Quince minutos después el autobús hizo una de sus tantas paradas para recoger y dejar gente, el asiento a mi lado estaba vacío y me hubiese gustado que permaneciera así... No me gustaba mucho que digamos la muchedumbre pobre, solían darme asco.
Todo iba perfectamente bien pero justo cuando el autobús iba a abandonar la estación un chico lo abordo algo alterado y nervioso supongo que era porque casi lo deja su transporte, mi asiento estaba en la primera fila de la parte del conductor y como era el único asiento vacío y el primero que visualizo se sentó a mi lado, algo que me molesto lo suficiente como para hacer una mueca que el pudo visualizar.
- Oye, ¿estas bien?- Pregunto aquel joven con una mirada que desprendía preocupación.
- ¿P...por qué lo preguntas?- Yo al igual que el presentaba también una mirada preocupada pero esta vez era por sí el era un secuestrador o algo parecido, la verdad era que corría mucho peligro en ese autobús solo.
- Estas pálido...- Esbozo una sonrisa de burla algo que me hizo enojar aún más, ¿cómo alguien de su nivel se burlaba de alguien como yo?
- Es que es la primera vez que viajo tanto tiempo en autobús- Y estaba claro que también era la primera vez que viaja en autobús.
- ¡Oh, ya veo!- Saco de su bolsillo un paquete de chicles- Mi nombre es Cha Sun Woo pero me llaman Baro, toma esto es bueno para el mareo- Me tendió la mano ofreciéndome uno de esos chicles "para el mareo" de los que dudé antes de probarlos.
-¡ Oh ya veo!- Trate de evitar el decir mi nombre y acepte aquella lamina envuelta en un papel rosa, en poco tiempo llegue a agradecer haber comido aquel dulce. Guarde la bolsa para comprar algunos por sí tuviera que viajar algún otro día en autobús.
- ¿En donde te quedas?- Me interrogo de la manera que lo haría cualquier otra persona para entablar una conversación, pero yo no podía decir la verdad, no podía decirle que vivía en uno de los barrios más ricos y que era una persona importante.
- Eh... En... Pues creó que en la última parada- Trate de esquivar aquella pregunta tan incómoda, aveces rogaba que se bajase en la próxima parada y me deshiciera de el- Y... Tu ¿dónde te quedas?- Me ataje tratando de ser yo el que preguntara y él el que respondiera.
- Yo... Me bajo en la última parada- ¡No! Ahora tendría que aguantarme a ese tipo una hora más.
- Estamos en la misma situación...- Gire mis ojos hacia la ventana y me preguntaba mentalmente por que había sido tan idiota como para viajar sólo en el autobús. ¿Cómo podría mi padre hacerme esto? No era que me incomodase aquel chico pero su forma de tratarme era demasiado confiada para mi gusto.
- ¿ Cuantos años tienes? Pareces joven pero actúas como un viejo- Agrego con desagradado, seguramente se había dado cuenta de que trataba de ignorarlo.
- YHA! Sólo tengo 18 años~- Mi cara se sonrojó ante aquel insulto. Siempre había sido una persona de la que todo el mundo se enamoraba y ahora había sido rebajado sólo a "como un joven que actúa como un viejo" Tal vez debería de ser divertido con aquel plebeyo para que no se comiera sus comentarios.
El solo se río nerviosamente ante mi reacción. Extrañamente me sentí seguro a su lado, - ¿ En dónde estudias?- ¡¿Qué acaso estaba muy interesado en mi vida?!
- ¿Y tu? - Conque... Estas acostumbrado a responder con evasivas...
- Eso es una pregunta o una suposición.
- Es lo que creo...
- Que raro eres, no deberías de preocuparte por mi- Era la primera vez que alguien se acercaba a hablarme a parte de mi padre, normalmente sólo me admiraban de lejos pero nunca hablaban conmigo a no ser de pedirme que les ayudará en algo del colegio. Todos para mi eran interesados.
- Trato de hacer que el viaje se te haga más llevadero, normalmente cuando hablas con alguien el camino se hace más corto y el tiempo pasa rápido- Era verdad, revise mi reloj de mano y observe como ya habían pasado treinta minutos- ¿Me das tu número?
- ¡¿Qué dices?! ¿Por qué quieres mi número?
- Para mandarte mensajitos de amor~ No seas tonto es sólo por sí viajas solo nuevamente, dudo que a una persona tan... Bueno eso...- ¿Qué podía hacer? Era verdad que mi padre podría volverme a retar a hacer este tipo de cosas... Y que mejor persona me acompañaría que alguien pobre.
- ...- Espere durante poco tiempo y finalmente me decidí a obedecer- No me llames para estupideces ni me mandes mensajes raros...¡ No serás un acosador! ¿No?
- ¡No, no lo soy! Normalmente si alguien te cae bien le pides el número- Eso de "normalmente" no me sonaba para nada... Pero trate de evitar pensar en malos inconvenientes.
El transcurso siguió igual pero esta vez un poco más divertido, Baro no paraba de hacer cosas que me hacían reír, de repente el autobús y las personas a mi alrededor no existían.
Al llegar a la última parada sentí un poco de desilusión... ¡¿Desilusión?! Tendría que haber sido mi imaginación la que produjo aquel extraño sentimiento, pensé.
- ¡Nos vemos otro día Sandeul!- Grito mientras se despedía agitando su mano a los lados en símbolo de despedida.
Mi cara extrañamente paso nuevamente a ser inexpresiva, trate de despedirme también con la mano pero sólo la alce encogiendo mis dedos dudando de tal acción de confianza con aquel chico pobre. Camine unos pocos metros pero me rendí llamando a mi chofer privado para que me llevara a casa.
- ¿Cómo le fue señorito?
- Eso a ti no te interesa.
- Supongo que mal...
-...- No sabía que responder, al principio el viaje había sido un martirio pero con la llegada de aquel payaso andante se volvió placentero y llevadero- No tan mal como te imaginas...
Me fije en como la cara de mi chofer cambiaba de sería a sorpresiva. Sentí en mi boca el sabor de aquel chicle que por alguna extraña razón aún no quería tirar... Tal vez aquel detallé había sido más grato que alguna cosa cara. -¡¿Pero qué estoy diciendo?!- Grite en mis pensamientos mientras revolvía mi cabello como símbolo de desaprobación, en ese momento sentí la vibración del móvil en mis pantalones-¿ Un mensaje? Pregunte mentalmente mientras la curiosidad me carcomía por dentro.
*Espero que no te hayas perdido de regreso a casa, la próxima vez que vuelvas a viajar asegúrate de llevar algo para el mareo. ATT: Baro.*
Pensé que nunca me escribiría, esto debía de ser una broma... Pero... ¿ Y si no lo era? Decidí responder por no ser descortés, pero en el fondo tenía miedo de que todo fuera una broma y se burlara de mi.
* No te preocupes vine en mi propio coche, así es imposible perderse, no importa si no compró esas cosas para el mareo... ¡Para eso te tengo a ti!*
No sabía sí había respondido como tenía que hacerlo o no. Llegamos a aquella solitaria y extravagante mansión y Baro seguía sin responder mi mensaje, de alguna manera aquello me alteraba los nervios.
- ¿Habré dicho algo malo?- Me pregunte a mi mismo chasqueando los dientes. Releí el bendito mensaje y seguía creyendo que no era tan malo como para odiarme por lo que había escrito. Antes de dar un paso dentro de mi habitación me encontré con mi supuesto "padre".
- ¿ Cómo te ha ido el día?
- ¿Tu qué crees, Jung Jin Young?- Que le hablará por su nombre era como sí le diera una descarga por el cuerpo, eso le molestaba y yo lo utilizaba como venganza.
- Sabes muy bien que no me gusta que me llames por mi nombre, prefiero que me digas padre.
- Como quieras... Estoy agotado me voy a descansar del maldito viaje ¡que tu, Jung Jin Young me obligaste hacer!
-¡ Oh ya veo! Es por eso...- Respondió después de fulminarme con la mirada y desaparecer entre la enorme sala donde se encontraba aquel peculiar criado llamado Gong Chan o bien como mi padre le apodo "Channie"
Me dirigí con pasos apresurados a mi habitación pero antes de entrar en ella sentí nuevamente la vibración de mi móvil que provoco que recorriera por mi cuerpo una corriente eléctrica.
* ¿Eso significa que... Quieres volver a viajar conmigo?*
Se dibujó en mi cara una sonrisa algo egocéntrica.
* No te lo tengas tan creído*
Era sinceramente la primera vez que disfrutaba de una conversación, o al menos no me sentía incómodo en hablar con alguien que no fuese de mi mismo nivel social.
Al tumbarme en mi enorme cama escuche ruidos. Parecían ser mi padre y su muñeco de juegos (Gongchan), algunas veces llegaban a ser tan molestos como cualquier persona de allí fuera aunque mi padre fuera lo que el decía "estricto".
Desvíe mis ojos hacia el techo con mi móvil en el pecho esperando alguna respuesta. Cada mensaje era una falsa alarma para mi, era una constante aceleración y desaceleración del corazón.
*Eres muy lento respondiendo... Tal vez no sabes escribir* Agregué al final del texto una emoticon riendo a carcajadas.
* A veces no se cómo responderte*
Esta respuesta fue una sorpresa para mi, pensaba que tal vez se enojaría o reiría de mi mensaje.
No sabía como responder a aquella frase, en esos momentos yo solo sabía ignorar pero algo en mi interior me decía que debía responder de alguna manera, la que fuese sería suficiente como para no perder la aún muy prematura amistad que había empezado con aquel chico tan extraño.
*¿Te es tan difícil hablar o acaso no quieres hablar más conmigo?*
Se notaba algo de preocupación en mis palabras. La extraña sensación de estar siempre un paso adelante de las personas se había desvanecido completamente.
*¡No! ¡Si quiero seguir hablando contigo... Pero soy mejor expresándome cuando hablo en persona, cuando escribo me cuesta más responder porque me lo pienso más...*
Se notaba aquella dificultad en expresarse. Deje pasar los minutos antes de responder pero no se pasaba por mi mente algo que sirviera.
*Tengo que irme a dormir... Mañana empiezan las clases y tendré que despertarme temprano. ¡Hasta mañana!*
Me despedí bruscamente sin dar tiempo a que respondiera, empece a dar vueltas en la cama esperando que aquel chico no pensara nada malo de mi, no se en realidad por qué me importaba tanto pero así era. Muy en mi interior sentía ganas de que me siguiera mandando mensajes sin que yo le respondiera.
Mis ojos perdieron rápidamente la batalla contra el sueño y se cerraron inconscientemente teniendo por último recuerdo la voz de GongChan gritando por culpa de mi padre.