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Symptoms por NEY OTAKU

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Notas del fanfic:

Para Minho, para su cumpleaños, porque se lo merece y le regalo esta historía loca y rara. Ya me conocen.

Notas del capitulo:

La idea es que sea un two shot, pero conociendome... pues no sé que salga. ._.

Felicidades Choi Minho por tu cumpleaños.

Symptoms

 

Capítulo 1: Las rosas no siempre son rojas.

Si el destino no fuera así de cruel, Minho tal vez ahora mismo estaría disfrutando de unas vacaciones en la playa, en un hotel de lujo cumpliendo los miles de deseos que siempre  ha querido. Rodeado de muchas chicas bonitas que están a su disposición para cumplir todos sus caprichos. Tal vez ahora este recostado  tomando los rayos del sol, bronceándose más de lo que ya está.

Incluso podría estar despilfarrando dinero como se le venga en gana. Con una casa enorme, con ropa de marca y de moda. Codeándose con gente importante. Comiendo los platillos más exóticos  que incluso ignora que existen. O tal vez paseándose en autos deportivos, comprándose ropa cara y de marca.

Pero no, la vida quiso que luchara para conseguir todo lo que necesita y desea.

Porque su sangre no es de linaje, no tiene herencia alguna, más que la de trabajar y esforzarse por lo que sueña. Porque no hay mansión, sino una modesta casa  que en años, no han podido ni él ni su familia poder reparar.

Vive cómodamente, eso sí, con lo básico, un televisor en su pequeña sala, no hay muebles en cuales sentarse solo  una mesa al centro; en su igualmente pequeña cocina, un refrigerador viejo que hace un estruendo horrible por las noches, a cuyo ruido ya están todos acostumbrados a oír por lo que no les quita el sueño. Solo hay tres recamaras, una dónde duermen sus padres, la de su hermana Sully y la suya.

Su habitación apenas contaba con un closet con las puertas medio desprendidas, un espejo con el que puede verse todos los días, una mesita con una lámpara fijada en una esquina para cuando estudia por las noches, y claro su cómoda cama, con un colchón que no sabe cuánto tiempo tiene pero que al menos a él le deja dormir como bebe en días de cansancio.

No puede ser caprichoso por que no está en posición de serlo, no hay chicas bonitas en un hotel de lujo que lo consientan, ni come algo más caro que una ración de ramen del mejor restaurant de comida japonesa de la cuidad.

No va a la playa, ni se broncea por gusto en el sol, si no que su trabajo de jardinero  en las casas de gente adinerada le obliga a tener que exponerse al sol por un salario que, aunque no es desagradecido por ello, desgraciadamente no le alcanza para cubrir sus colegiatura de la universidad, ayudar  a sus padres con los gastos -que son muchos- y a su hermana Sully en el instituto. No le hace gracia trabajar para personas, que para él eran tan frívolas y que le recuerdan a cada momento su pobreza, ha recibido demasiadas palabras hirientes, más de las que debería, pero la paga era buena, y eso lo motivaba a seguir adelante.

Aun así no se rinde, no se hecha para tras, sabe que todo está en su contra para convertirse en un fotógrafo exitoso, su mayor sueño. El material que le piden en las clases muchas veces lo dejan sin comer o haciéndolo recortar hasta sus mismas necesidades, pero su talento nato es precisamente lo que lo ha llevado a donde está ahora mismo.

Un alumno destacado.

Porque en esos días de cansado trabajo por las tardes, cuando se sentó en la acera de la calle solo para tomar algo de aire fresco y pensar que al día siguiente debía levantarse temprano para ir a la escuela, cuando el sudor de su frente le empaña la visión, un auto negro de lujo pasa  precisamente frente a él y lo empapa de lodo hasta por los dientes, arruinando su vestimenta de baja calidad.

Se levanta  de inmediato y se quita el lodo en su rostro, al bajar la mirada y ver dentro de su bolso nota que todas sus pertenencias están manchadas, sus carpetas y una libreta de pasta roja, todas quedaron demasiado empapadas para su gusto. Frunce el ceño porque no cree tener peor suerte que esa.

-¡Maldito, por lo menos discúlpate!

Grita sin pena al ver como el auto avanza como si nada, sin siquiera preguntar si está herido y  dar mínimo una disculpa.

El auto se detiene de golpe y Minho confía en sí mismo para poder enfrentar a cualquier ricachón que salga de ahí. Aun con su cara sucia camina, mientras la puerta es abierta y un pie se deja ver en el asfalto. No le importa, sigue su camino y queda parado justo en frente de la puerta, dónde una pierna delgada y un zapato negro de fina marca  se asoman, el reflejo de la luz del sol le pega gusto en los ojos cegándolo por un momento.

Pero su mente no estaba preparada para  ver eso o a él.

Un chico de delgada complexión sale  para quedar frente a él y mirarlo a través de  sus lentes de sol. Con una camisa azul turquesa, sus pantalones ajustados y zapatos que brillan demostrando lo limpio que están, a diferencia de él, que apenas y pudo quitarse un poco de tierra.

A simple vista parece una persona famosa, como esos nuevos artistas que van por ahí, impresionando  por lo que visten y hacen.  Apenas es un poco más bajo, su piel blanca lo maravilla y sus cabellos güeros lo hacen resaltar más.

Ve como el chico lleva una de sus manos hacia el rostro y se quita los lentes de sol.

Demasiada fineza hasta en sus movimientos.

Sus ojos color miel, dejan paralizado a Minho de inmediato, tan irradiante belleza de  persona, hecha presencia en un chico, lo hace caer en su mirada misteriosa. Baja un poco más y nota los labios rosas, perfectamente humedecidos, ni un poquito de resequedad, solo un color durazno y fresco.

Se miran por un buen rato, el alto solo está ahí parado como tonto.

-Plebeyo…

La voz de  esta persona lo saca de sus pensamientos, como si le hubiera dado un golpe para regresarlo a la realidad. Apenas y su mente procesa lo que esa suave voz le dijo y claro que se dio cuenta de que lo insulto. Ríe ante eso y quiere sacarle los ojos por comportarse como si de verdad valiera más que él.

¿Porque lo niños ricos son tan molestos?

-Discúlpate…-lo dice firme, demostrando que  no se dejaba de nadie, sin importar cuánto dinero tenga.

EL chico ríe, dejando ver sus perfectos dientes blancos. Le resulta divertido que alguien “de  su clase”  le ordenara lo que para él es una completa estupidez.  Mira de pies a cabeza a Minho y vuelve a reír, lo señala con el dedo indicé y se detiene en su rostro.

-Así que la gente de clase baja cree tener el derecho de insultarme –le dice con una sonrisa burlona que solo logra molestar más al moreno.

-Mocoso atrevido…-estaba por decir una leperada cuando los interrumpe una voz melodiosa.

-Taemin… deja de ser grosero con el joven…

Una mujer, con la sonrisa más linda que ha visto. Igual de impactante que el rubio, con los mismo ojos miel y piel blanca. El cabello castaño lacio que le llegaba cerca de la cintura. Sus ojos brillantes y labios rosas.

Ellos brillaban demasiado.

La mujer noto el desastre que es ese chico alto, mira de reojo al rubio y niega con la cabeza, saca un pañuelo de su bolso y se lo ofrece para poder limpiarse, él quiere rechazarlo pero ella insiste con una enorme sonrisa, termina aceptando su pañuelo.

-Gracias…-hizo una reverencia.

-Mamá por favor no hagas esto…-Taemin hace una mueca al decir aquello, se cruza de brazos y tuerce la boca.

-Te he dicho que no seas grosero con las personas…discúlpate…

-¿Qué? –Bufa –eso jamás, no fue mi culpa que este pordiosero este sentado justo frente al charco por el que el auto paso  -el chico rubio mira al alto con el ceño fruncido –por cierto creo que tienes que hacerte responsable de las manchas de mi auto.

-Sueñas mocoso, eres tu quien me debe a mí una disculpa, mira como me dejaste

Minho se señala con las manos, sobre las manchas de lodo. Sus ojos se engrandecen hasta casi mostrar toda su pupila dilatada por el  coraje, pero eso no basta para intimidarlo, al contrario solo le da una oportunidad de burlarse y hacerlo sentir menos.

-¿No entiendes verdad? –Se acerca más –no fue una petición pordiosero…

-Taemin basta…

Ella respira profundo  y se frota la sien –lo siento mucho –le dice algo avergonzada -¿estás bien? ¿Te has hecho daño?

-No…estoy bien gracias –sus ojos, esos lindos y brillantes ojos que lo ven con ternura lo hacen flaquear, le hacen sentir diferente, la mujer es hermosa, es delicada, y miles de cosas más que esta curioso de descubrir.

No sabe que es, simplemente le llama demasiado la atención.

-Me alegro mucho, sabes yo deseo compensar este mal rato –toma su bolso, un par de billetes se asoman y Minho ya sabe por dónde va el asunto, frunce el ceño y niega rotundamente al ofrecimiento.

-No es necesario

-Por favor, solo será para compensar tus ropas.

-No necesito…

Pero el buen ambiente se arruina cuando la risa de cierta persona aparece.

-¿No necesitas nuestro dinero?  Vaya que eres tan estúpido –le quita el dinero a su madre y se lo ofrece hasta casi meterle los billetes por los hoyos de la nariz –deja de regatear, un pordiosero siempre busca dinero, hasta en la basura.

-Repite eso y soy capaz de tirarte lo dientes ricachón.

-Atrévete a tocarme y ten por seguro que toda la policía de Seúl te perseguirá y terminaras encerrado en una bonita y hermosa celda por un largo tiempo.

No entendía cómo podía ser así de, irritante, el chico era muy guapo, herencia segura de su madre, pero cuando los contempla se da cuenta de que disciernen de muchas cosas y una de ellas claramente son los modales.

-¿Y Crees que con eso me intimidarás? Por favor, al menos se un poco original en tus amenazas, recuerda que necesitas pensar con esto –le pica la cabeza con su dedo índice, haciendo que ladee  por los bruscos empujones –se llama cerebro y lo puedes utilizar para cosas útiles mocoso.

-Pedazo de imbécil… -le dice a regañadientes, dándole un manotazo le aleja la mano –déjate de juegos y acepta el dinero para seguir con nuestra mañana tranquila.

-Suficiente…-su madre le toma la mano para hacerle para  atrás, se resiste, ella lo consigue colocándose en medio de ambos.

-No era mi intención ofenderte –ahora que lo tiene más de cerca puede  ver lo verdaderamente sucio que esta, mirando de re ojo a su hijo, da un leve suspiro, regresa la mirada al moreno y nota que de su bolso cruzado se asoma una fotografía de un lugar que a sus ojos parece mágico, así como el de una película, era de un edificio antiguo del centro de la cuidad.

-¿Tú la tomaste? -señala la fotografía.

-Ahh si señora…es de un trabajo de la escuela.

Su sonrisa se ensancha y Minho jura que sus ojos brillaron. La dama se acerca hasta a él y lo toma de las manos. El alto no entiende nada de lo que ocurre.

-Joven por favor acepta ir conmigo a mi casa.

-¿Qué? -dijeron el alto y el rubio.

-...señora…s…que…

-Por favor necesito un chico como tú…

-Pero…es que no entiendo a lo que se refiere…

-Mamá -dice Taemin con susto ante la petición de su progenitora. No sabía que plan loco se le había ocurrido y no quería ser parte de ello.

-Es por mi hijo…-al fin confiesa.

Minho nota la desesperación en sus ojos y siente que no puede negarse a su petición. Se enternece y se sonroja de la forma en la que ella le pide aquello. Siente como su temperatura empieza a subir. Pero algo lo distrae. La mirada de alguien lo está acuchillando y extrañamente siente esas encajadas en su cuerpo.

-E…está bien…-dice no muy convencido.

Taemin quiere asesinarlo y desde ese día jura que le hará la vida imposible. Por meterse con en su camino, porque se atreve a sonreírle a su madre, incluso por las manchas de su auto.

~

Quiso o no, aquel joven alto termino en su casa,  mirando los alrededores, de aquí para haya con los ojos puestos en las fotografías familiares y pinturas  con firmas de renombrados artistas.

Entre más lo mira, más disgusto siente por él, se harta de verlo caminar por su sala.

-No toques nada… -le  reprime cuando intentaba tocar una fotografía colgada en la pared –te estoy vigilando…

-¿Estas insinuando que podría robarme algo?

-No lo insinuó…lo creo…

-Tú…pequeño…

El moreno quiso con todas sus fuerzas darle un puñetazo en la cara, incluso su mano se intentó levantarse en el aire, lo hubiera hecho, pero recuerda que no está en el lugar más adecuado para ello, no porque le tuviera miedo, sino por la bella mujer que le ha pedido su ayuda, aunque no sepa todavía para qué.

Es más, conto hasta diez para recuperar su aliento.

--¿Qué? ¿Pretendes golpearme? -ríe- hazl0 y verás cómo te sacan a patadas de aquí.

-Eres tan altanero…

Minho logra quedar lo suficientemente cerca para mirarlo desde arriba, con esos ojos miel que desprendían tenacidad y fuerza, más allá del color brillante que tenían. Sentía esa sensación de hormigueo en el estómago, lo estaba volviendo loco de coraje.

Pero no olvidaba, que es un mocoso, grosero, creído y adinerado.

Las tres cosas que no soportaba.

-Minho…aquí tienes muchacho…

La madre de Taemin  llego con una toalla y ropa limpia para él, una camisa azul que acentuaba bien su piel morena. Ella sonríe una vez más y el alto solo asiente con la cabeza. Supone que debe ser la ropa de su esposo, porque la talla es grande para ser del Taemin.

-Quisiera que perdones la descortesía de mi hijo,  a veces suele ser  un poco…

-Detestable –termino la frase, luego de darse cuenta de a quien se lo decía, se tapó rápidamente la boca con una mano.

-¿Detestable yo? –Replicó el rubio –eres tú un pordiosero…

-Calla, ahora –le ordeno la mujer –Minho…

Le señalo con una mano los asientos recubiertos con finos acabados. Aun un poco inseguro tomo asiento, la madre de Taemin frente a él y el susodicho en el sillón individual a un costado. Cruzando las piernas y mirando cada movimiento de Minho.

-La razón por la que te pedí que vinieras a mi casa… es simple…-una sonrisa que pasa de ser amarga hasta ser dulce, le hace sentirse mal, conoce la cara de sufrimiento, la de desesperación, y pensaba que era de esperarse por el hijo que tiene, suficiente razón para estar así

-Quisiera que ayudaras a mi hijo, enseñándole  a comportarse…

-¿Qué? –repiten  al mismo tiempo.

-Como veras mi hijo es muy bonito…es refinado…pero muy a mi pesar, no sabe cómo tratar con las demás personas, toda su vida ha estudiado en casa, con los mejores maestros pagados que pudiesen existir, pero no tiene amigos…no de los buenos amigos.

-¡Mama!

Taemin se para de un salto del sillón individual, con las mejillas ligeramente sonrojadas por la poca discreción de mu madre.  Trata, en verdad trata de hacer que ella calle, la ve con ojos suplicantes, demasiado suplicantes para que ella no lo note, incluso el invitado se dio el lujo de soltar una pequeña risita por el berrinche que estaba haciendo.

Los ojos miel se transformaron en instintos de querer ahorcar al alto.

-Yo…en verdad quisiera que él, llevara la vida normal de un chico de su edad, pero me temo que el dinero no ha ayudado mucho en su comportamiento, y no es que me desagrade mi posición, pero…el dinero no lo es todo en la vida ¿verdad?

La amplia sonrisa de  la bella mujer sentada frente a él le recordó tanto a su madre, ambas con  corazones puros y llenos de amor para sus  hijos.  Asiente con la cabeza.

-Pero no veo cómo podría ayudarla con eso.

-Es fácil Minho, quiero que le enseñes a ser más humano –y no cree lo que le está pidiendo, más bien todavía no comprendía lo que necesitaba de él –quiero que lo cuides.

-¿Señora está diciendo que quiere que el  niñero de su hijo? -

Ante  la pregunta, le devuelve una sonrisa.

-Obviamente no harías esto gratis –dice  haciendo comillas con sus dedos –además  note tu extraordinario talento para la fotografía, quisiera que consideraras trabajar para mí, tengo una empresa diseñadora de ropa, serías como mi asistente personal, mientras le enseñas a mi hijo a comportarse. Te pagaría bien, cree me que no te faltaría nada, sé que los materiales para estudiar fotografía no son baratos.

-¿Cómo dice?

-¿Eres estudiante a Fotógrafo profesional no?

-Sí, si lo soy.

-Entonces no tienes nada que perder, al contrario, ganas mucho si decides aceptar.

Es una oferta tentadora, ella tenía razón, ganaría mucho y perdería básicamente nada. Entre los ojos claros que lo apuñalaban –como lo ha estado haciendo desde hace rato –y  la sonrisa de esta bella mujer, no sabía exactamente qué hacer, pero lo pensó era una oportunidad de trabajo, dinero que entraría a  su bolsillo y que de paso ayudaría a su familia. Y que ya no tendría que estar vagando de casa en casa para ver quien lo contrata de jardinero.

Y no sería la primera vez que tuviera que aguantar los desplantes de un rico egocéntrico como Taemin.

-Yo lo haré.

~

Los días de verano habían llegado más rápido de que pensó Minho, la escuela no ha sido nada solidaría con su posición y su reciente nuevo trabajo, tenía bastante que hacer, muchas fotos que editar, proyectos que avanzar y todavía tenía que ir a la mansión dónde una bella mujer lo esperaba y claro, su, nuevo protegido, por decirlo de alguna manera, el mocoso terco e ingerido que prefiere evitar pero que no le queda de otra más que aguatar.

Además de que la señora Lee le ofreció todo el equipo con el que cuenta en su casa para que pueda con sus tareas de la universidad. Una vez más ella le demuestra el buen corazón que tiene, el moreno no niega que le atrae, que hay un “algo” que le hace mirarla, pero que no sabe que es.

Solo han sido unos días en los que ha visitado esa mansión, nunca se queda más de tres o cuatro horas, estaba con Taemin lo suficiente para ser ignorado por completo, casi no se hablan y los desplantes del menor siempre terminan por elevar su nivel de estrés hasta dejarle una jaqueca horrible. Las lecciones –que nunca sabía cómo empezar- terminaban en pelea, la disputa de siempre.

Del porque rayos Minho estaba en casa cuando nadie lo necesitaba ahí, mucho menos él. Era un caso perdido, tiempo perdido, pero le pagaban por ello y rendirse en el intento sería como robarle a la madre del chico. Trataba siempre de decirle de la manera más atenta que no fuera tan frívolo con su madre, que no sea tan grosero o al menos que deje su faceta de bebe llorón.

Nada resultaba, por lo que terminaba encerrado en el estudio de la señora Lee trabajando en sus fotografías. Así se des estresaba. En casa siempre preguntaban el porqué de su mal humor el solo decía que era por la escuela, ellos lo creían, suponiendo que en su trabajo nada malo sucedía.

Pero si pasaba y mucho.

Había un aura asesina que lo envolvía cada que estaba ahí, más cuando la madre del rubio y él se sentaban a platicar, se ponía más insoportable y gritón, con su madre era dulce y a veces, muy pocas veces amargo. Con Minho siempre era un patán.

-Oye Choi.

La voz de su compañero de clase lo hace dejar sus pensamientos al aire, el chico pasa delante suyo, picándole el hombro con el dedo índice, a lo que le responde con un quejido y un leve manotazo -¿Qué quieres Jong?

-Uf ¿y ese humor? –se hace para tras fingiendo sorpresa – ¿Qué pasa? ¿La escuela por fin te ha vuelto loco?

-No, solo algunos contratiempos.

-¿Paso algo en tu familia?

-No, ellos están bien, es de un nuevo trabajo que he conseguido.

-¡Bien Minho! Pero hombre, no entiendo porque tu humor si ya tienes empleo.

-No entenderías nada Jognhyun –se levanta de su silla, colgándose su mochila al hombro –te veo en clase mañana.

-Si me cuentas podría ayudarte –le dice antes de desaparecer por la puerta.

Sus pasos eran flojos mientras caminaba por el pasillo, pensando en que hoy sería su primer día de “niñero”, esa palabras le traía sentimientos encontrados, se sentía feliz de tener trabajo, y que aquella preciosa mujer haya confiado en él cuando apenas lo ha conocido unos días atrás. Entonces reconsidero la situación, nadie confía en nadie solo porque sí, y el hecho de que ello lo haga lo halaga, por esa razón se repite que no la decepcionaría, que daría todo de sí para cuidar de Taemin.

Al mocoso terco que quisiera enviar lejos de una patada en el trasero.

Y pensando en él, recibe una llamada.

“Señora Lee” decía la pantalla.

-Hola…

-Minho que bueno que contestas, sé que apenas será tu primer día y que acordamos que iras más tarde, pero me surgió algo en la agencia y necesito quedarme, Taemin no debe tardar en regresar de la universidad quisiera que lo acompañaras por favor, hoy la servidumbre tiene día libre y no quiero que se quede solo.

-Claro…que iré –le contesto no muy convencido.

-Genial, solo dile al guardia de seguridad que eres mi nuevo asistente, para que te deje entrar, el entenderá, muchas gracias Minho.

-De nada señora –y colgó.

Dando un enorme suspiro mete su celular al bolsillo de su pantalón, resignado a que su día termine estando metido en esa casa. Solo le quedaba avisar que no llegaría a almorzar.

~

Entra por la puerta principal con la llave que le proporciono el guardia de seguridad, sus pasos son sigilosos pero a causa del silencio es inevitable no escucharlo, cierra la puerta con cuidado y se dirige a la sala, efectivamente no había nadie. Tiene sed y prefiere colarse a la cocina, si es que la encuentra, la casa es enorme y sin nadie que le pueda decir hacia dónde ir la tarea se vuelve más difícil. Antes de ello escucha pasos en el otro extremo de la casa, sigue su curiosidad y va hasta el pasillo frente a él, cuando llega al final ve una puerta entre abierta, escucha agua correr y piensa que ha encontrado el baño.

Se asoma lentamente, sabe que está mal pero sentía mucha curiosidad.

-Ya sabía que eras un pervertido…

Y su corazón casi se detiene por el susto, voltea rápidamente y ve a Taemin con sus ropas holgadas, descalzo y el cabello húmedo, cruzado de brazos y una expresión de ¿asco? –me asustaste.

-Claro, porque te sorprendí tratando de mirar en el baño, maldito pordiosero también resultaste un pervertido, no sé qué rayos vio mi mamá en ti para confiar.

-Cierra la boca mocoso no inventes nada que no hay –lo dice con rudeza pero sus mejillas no evitan pintarse de rojo, lo habían atrapado en una mala jugada, eso no ayuda a la confianza.

-Como sea, solo mantente lejos de mí –se da la vuelta y va camina por dónde el vino.

-Tu madre me pidió que venga –se acomoda la mochila y lo sigue, todavía avergonzado –dijo que te cuidará mientras ella regresa.

-Relájate pordiosero, no tomes muy enserio lo que mamá dice, ni creas que aceptaré tener un niñero, por Dios es ridículo –alza las manos al aire para luego jalarse los cabellos, como un chiquillo en medio de un berrinche –tengo 20 años sé cómo cuidarme solo.

Pero Minho concuerda con su madre, a leguas se nota que es un chico caprichoso que no sabe nada de la vida, peor aún, uno terco que saca de quicio a cualquiera.

-Si pudieras cuidarte solo tu madre no me hubiera llamado –eso fue un golpe bajo y Taemin no cree que se lo haya escupido en la cara como si nada, se voltea con los ojos echando fuego.

El ambiente se hace incómodo, Minho no pierde su semblante frio y el rubio se desespera, apretando los las manos en puños, conteniendo sus rabia, era algo que tenía presente y que alguien como él no tenía derecho de restregarle en la cara.

-Cree lo que quieras –y retoma el camino para ir hacia las escaleras que dan al segundo piso –pero no pienses que me quedare para que  me cuentes historias para que duerma, hoy es viernes y saldré.

-No lo harás.

-Si lo haré-

-No lo harás –los pasos de ambos se aceleran, el menor por llegar rápidamente a su habitación y el alto para detener su huida.

Minho casi corre antes de que Taemin se adentre a su habitación, apenas puso sus dedos en la perilla de la puerta la mano de Minho lo toma por la muñeca y le hace girar para confrontarlo, estaba molesto por su comportamiento caprichoso y lo que no sabía el rubio es que a veces, él era como dicen “de mecha corta”

-Dije que no irás a ningún lado.

-Suéltame imbécil –forcejea y trata de darle un puñetazo con su mano libre pero también es atrapada, entonces las patadas son su siguiente recurso, pero el moreno no es nada torpe y logra contener sus punta pies – ¡bastardo!

Minho no es una persona violenta, siempre que puede evitar las agresiones, no por cobarde, sino porque sabe que de un golpe se puede desencadenar situaciones más peligrosas. Pero es que de niñero no tiene nada, los niños pequeños con una cosa, a ellos puedes hablarle dulce y sonreírles porque al final, por más berrinches que hagan son niños.

Pero cuando se trata de personas adultas, enserio que le costaba contenerse y la persona que tiene apresada de manos le estaba colmando la paciencia.

-Ya déjate de lloriqueos, tú mismo has dicho que estas grande para que te cuiden pero parece todo lo contrario –y se arrepiente de haberle dicho eso con tanta dureza porque ve como los ojos de Taemin se van aguando poco a poco, no es que cediera tan rápido al chantaje de las lágrimas, pero es que eso fue demasiado hasta para él.

El maldito Taemin  ha puesto una cara extremadamente tierna.

Y no comprendía porque eso le afectaba si nunca le había pasado.

Va aflojando la fuerza en el agarre de sus muñecas, esperando no haberle hecho daño, pero en cuanto lo soltó en su totalidad, vio una sonrisa malévola en ese rostro de ángel, no alcanzo a decir nada, Taemin lo halo hacia él tomándolo de los hombros y propinándole un rodillazo en su estómago. 

Lo dejo sin aire y sin habla.

-Eso te enseñara a pensar como me hablas y me tocas, pobretón.

Y con la victoria en manos, va hacia su habitación y cierra la puerta.

Minho se reincorpora poco a poco maldiciéndose así mismo por ser tan ingenuo y dejarse llevar por su cara dulce, ahora  confirmaba, lo que en un principio pensó, que la belleza de ese chico era solo una fachada.

Se levanta hecho una fiera y trata de abrir la puerta, no pudo estaba cerrada por dentro.

-¡Taemin! Abre la puerta mocoso, tienes que disculparte –le grita, pero no hay respuesta  a su demanda –no creas que no tirare la puerta si es necesario.

Gritos y golpes inútiles a la puerta, cuando se cansó de ello, cumplió su amenaza pero para su sorpresa, solo aplico una patada a la madera que de inmediato cedió para que  se abriera en su totalidad, busco con  la mirada al rubio, pero no había nadie, entonces el pánico empezó, el muy desgraciado se  había escapado por la ventana.

 

Pov Minho

No sabía qué hacer, era apenas mi primer día y todo estaba arruinado por los caprichos de ese niño, después de confirmar que no estuviera en la casa –porque tuve que recorrerla toda para buscarlo – termine en su habitación, sentado en la cama, viendo de re ojo como las cortinas de su ventana se mecían con la brisa de la noche, no sabía qué hacer, no podía llamarle a su madre, además de preocuparla seguro me correría, así de simple.

-¡Demonios! –grito, me llevo las manos a la cabeza, la aprieto con fuerza, maldiciéndolo a él y a mí, no creía  mi mala fortuna, si algo le pasaba yo sería responsable  de ello, después de todo soy como su guardián cuando no está su madre, si un guardián, más que un estúpido niñero.

Me tiro por completo a la cama, ha pasado cerca de media hora y mi cabeza está hecha un lio, aspiro profundo, el aroma de un perfume peculiar me invade, de hecho, toda la habitación huele a lo mismo, a Taemin, si mi olfato no me engaña es algo parecido a cereza,  es agradable.

De nuevo maldigo, no debo estar pensando en tonterías mientras él se divierte y yo estoy aquí frustrándome, pero ya verá cuando lo tenga en frente –esta me la pagas Taemin.

Ladeo la cabeza, pensando en una solución. Entonces lo vi, en el perchero, su chaqueta negra, y en su bolsillo, lo que parece una tarjeta de presentación se asoma, me levanto y lo jalo hacia mí, y si, es una tarjeta de presentación, cuando leo me doy cuenta de que es de un club nocturno, y lo mejor de todo, es que lo conozco y se cómo llegar rápido.

Una idea loca pasa por mi mente, rio por lo malévolo de mi plan, y sin dudarlo salgo corriendo de la habitación hasta la sala donde está mi mochila, meto la tarjeta en mi bolsillo derecho del pantalón. Si ese mocoso piensa que puede burlarse de mí, está muy equivocado.

Tardo casi media hora en llegar, el club no está tan lejos de esa enorme casa. Me acercó cauteloso, mucha gente espera poder entrar, los guardias de seguridad vigilan la entrada, algunos tratan de sobornarlos para que los dejen pasar, yo rio por sus intentos inútiles, había formas más fáciles de conseguir un pase y la mejor de todas es, cuando conoces a uno de ellos y sabes que te debe favores.

No es que sea un delincuente, el ser pobre no implica ser antisocial, y en la calle conoces a mucha gente, a demasiada.

Pongo mi pose de despreocupación, actuando normal, camino sin miedo hacia el frente, los guardias me ven, piensan que soy muy valiente o muy estúpido, tal vez ambos, pero no son ellos quien me interesan, si no el que está detrás y sonríe como lo hago yo.

-Vaya si es el pequeño Minho.

-Ya no tan pequeño, Siwon.

Siwon le hace una seña a los gorilas para que me dejen pasar, sin titubeos obedecen cuando es el dueño del lugar quien les ordena que lo hagan. Entonces paso, siento el brazo de Siwon rodear mis hombros, sonríe porque hace mucho que nos vemos, no suelo frecuentar estos lugares, no me gusta, no es mi estilo.

-¿Y qué te trae por aquí Minho? –nos detenemos cuando un par de chicas pasan, mostrando sus escotes sin pudor, mi amigo las saluda y me presenta, yo trato de verme natural, no es que no me gusten, es solo que por ahora no es mi prioridad estar ligando chicas.

Ellas se van, no sin antes dejándome sus números celulares para que las llame. Yo asiento, les digo que llamaré, la verdad es que no.

-Busco a alguien –le digo cuando estamos cerca de la barra de las bebidas, el me invita un tequila, yo niego, se me queda mirando, solo bebo en ocasiones especiales y él lo sabe.

-Vaya…no sabía que tenías novia –toma su tequila, aguantando el ardor, carraspeando por la sensación que para él no es nociva, sino agradable -¿Qué le hiciste para que huyera de ti?

-No es mi novia, busco a un chico –Siwon se atraganta con el segundo tequila que toma, me mira de pies a cabeza y enarca una ceja.

-No sabía que tus gustos habían cambiado de esa forma.

-No, nada de eso, es solo que lo han dejado a mi cuidado y se me ha escapado.

-Así que, tu ahora estás como niñero, esto  sí que es una sorpresa, ¿y cómo es? 

-Pues, delgado, rubio, de ojos claros color miel, sus labios son como un tono parecido al durazno, es muy refinado, más que lo niños ricos que están aquí, parece muy delicado pero tiene una fuerza tremenda…-me mira sorprendido por lo último que dije, preguntándose cómo es que se eso último que dije, no le hago caso y sigo hablando –debió llegar como hace una hora y media, no sé.

-Bueno por la descripción tan detallada que me has dado… -se cruza de brazos, pesando en lo que he dicho –hay un grupito de chicos universitarios que llegaron hace casi una hora, tomaron un salón VIP, ya sabes, los privados, no recuerdo si había un chico rubio, pero nada pierdes con mirar.

Me señala el pasillo a mi derecha, de dónde se asoman luces neón, agradezco la información y voy en camino, entre más  me acerco, el estruendo de la música es más fuerte, paso entre la gente que no para e bailar, algunos ya muy alcoholizados, pero conociendo a Siwon seguro ya se encargara de ellos.

Veo la sala VIP, la primera, muchas risas y gritos, me asomo y veo a un par de chicas medio ebrias bailando frente a unos tres chicos,  había una pareja besuqueándose ignorando completamente  el escándalo a un costado de ellos; miro la mesa  de centro y veo pequeñas  bolsas de polvo blanco, rio para mis adentros, me daba lástima su situación, realmente no saben en lo que  se meten.  Pero mi sonrisa desaparece cuando mi mirada va más allá, hasta el fondo el lugar, en dónde una cabecita rubia se colaba ensobre el cuello de un tipo, me horrorice al ver que se trataba de Taemin, estaba sentado sobre esas piernas, acurrucado como un gato mientras le paseaban las manos en su cuerpo.

Apreté mis manos con fuerza y a zancadas me metí empujando las chicas que bailaban, se quejaron pero yo no les hice caso, mi único objetivo era el mocoso que se me había escapado. Lo tomo del brazo, me asusto al ver que poco podía hacer para moverse, sonreía como tonto y la verme su sonrisa se ensancho, sus ojos estaban rojizos y olía a tabaco y a la porquería de droga que tenían aquí.

-¿Taemin maldita sea que estás haciendo?

-Vaya, vaya si es mi niñero favorito –fue lo único que dijo antes de cerrar los ojos. El tipo que lo tenía abrazado se levanta y me confronta, o eso trato, sus mareos apenas lo dejan mirarme a los ojos.

-Oye el niño y yo nos divertíamos…

-Más te vale regresar a esa silla –le digo amenazante, el ríe, toma el brazo de Taemin y trata de quitármelo, pero lo empujo y cae de espaldas, antes de que los demás vayan contra mí, cargo a Taemin, para salir de ahí.

Cuando salgo, Siwon me mira asustado desde lejos, se acerca corriendo, apenas ve el estado en el que se encuentra Taemin, frunce el ceño y mira hacia el pasillo de donde  salí, luego me mira –solo necesita dormir, el efecto pasará por la mañana.

A veces me sorprendía su facilidad para deducir lo que pasa a su alrededor, solo le basto una mirada para saber que pasaba.

Y se va, seguro a terminar la pequeña fiesta de haya tras.

Miro la risa boba de Taemin y me quedo inmerso en ella, no puedo creer que haya hecho una tontería como drogarse, lo más seguro es que ni su madre sepa que lo hace, me pregunto se ella ya  habrá llegado, ya son más de las doce, aun así, ambos estamos en un lio grande, al menos el podrá llegar a casa y recibir su regaño, y yo…no sé qué pasará conmigo.

~

Lo recuesto en su cama, tallo mis brazos que ya estaban empezando a entumirse por estarlo abrazando, y eso que no llegamos a pie, Siwon se encargó de darme transporte para llegar aquí, cuando baje del auto el guardia me miro asustado pero le dije que fui en su rescate, que me llamo porque se le pasaron las copas y no tenía como llegar a casa porque no podía manejar así. El negó con la cabeza desaprobando su estado de salud, no pregunto nada, pero a mí me dio la sensación de que sabía algo más, pero lo deje pasar.

Y como si la suerte estuviera de mi lado, la madre de Taemin no había llegado, así que no tuvo que ver el aspecto de su hijo por la droga. De nuevo me da coraje, sigo sin entender cómo es que alguien que lo tiene todo, puede querer consumir esa porquería. Suspiro, bueno no es como si me debiera importar demasiado, es su vida y hace con ella lo que quiera, no es un niño al que puedas engañar y decir que lo que consumían era dulce y no droga.

Le quito los zapatos, se retuerce a cada momento y no me deja continuar, logro quitarle el segundo y luego voy por los calcetines. Ahora tomo su camisa y la desabotono, miro su pecho mientras lo voy descubriendo,  mentiría si digo que su piel no es bonita, mis dedos pasean por el espacio abierto hasta llegar a su ombligo, es muy suave.

En realidad todo él es como algodón, no resisto las ganas de acariciar su mejilla rosadas, como las de un bebe, mis dedos bajan a su cuello, cuando han terminado de explorar de ese lado brincan hasta sus piernas, que aun cubiertas por su pantalón era, como decirlo, apetitosas.

Experimento la sensación de querer tocar todo, por un momento pasa por mi mente el cómo sería verlo desnudo, rio de mi por mis pensamientos sucios, pero no me detengo, cierro los ojos imaginándolo descubierto y desprotegido ante mí, caigo en cuenta de que  podría verlo así, después de todo, está botado en la cama frente a mí.

Vulnerable.

Otra vez mis manos se vuelven locas y se quedan en el botón de su pantalón.

De repente toma mi mano, y me mira, todavía algo desorbitado.

-Pervertido…-susurra mientras se reincorpora, nos miramos, estamos en una situación interesante y parece divertirle mucho porque su descarada sonrisa se hace presente, él se me acerca demasiado, yo trato de alejarlo dando un paso para atrás pero me toma del cuello con fuerza y me besa, a lo bruto, no torpe, sino sabiendo cómo mover los labios, siento su cara arder y a cada momento jadea.

-Tae…-le digo entre dientes, el no hace caso.

Se aferra más a mí hasta hacerme caer sobre él, sus piernas encierran mis caderas, se mueve lento esperando una reacción mía. Niño listo, sabes lo que haces y puedo ver que tienes experiencia en ello.

Pensar en que te hayas revolcado con alguien más me molesta, pero no me impide disfrutar de tu desvergüenza conmigo. Empiezas a colar las manos en mi camisa, explorando mi cuerpo desesperado, suelto un ligero gemido cuando me aprieta un pezón, maldita seas Taemin, eso me gustó mucho.

Quiero el control, necesito controlarte pero me encanta que seas tan impulsivo.

Muerdes mi labio inferior sin importar mis quejas de dolor, siento el sabor metálico de la sangre y me relamo los labios, aprovechas mi descuido y tomas mi boca abierta con tus labios.

Tus risitas hacen eco en la habitación, y es cuando recuerdo que todavía estas drogado.

 –Basta…-le repito cortando el beso.

Cuando veo su rostro, veo sus mejillas rojas y su boca entre abierta, suplicando que siguiéramos el beso, y no es que me desagrade, pero estando como esta, no sabe lo que hace y yo no pienso seguirle el juego. Hace unos días me decía que odia y ¿ahora esto?

Lo tumbo en la cama y le miro fijo –no sigas, solo duerme –le ordeno.

-Mi niñero no quiere jugar jaja que malo –empieza a carcajearse bajo de mí, me levanto furioso, no tenía caso discutir, no haría caso a nada, entonces solo fui y  cerré su ventana, levante la ropa del suelo, le arroje una manta para que se cubriera y fui hacia la puerta.

-Pordiosero…-dice antes de que salga, no le hago caso y sigo avanzando –sé que lo gozaste –y más risas se escuchan, aprieto los dientes casi lastimándome por ello.

Me grita aun cuando ya salí de la habitación, escucho sus gritos hasta la planta baja, me tiro al sillón, cansado de esta noche, los gritos pararon en menos de lo que esperaba, con el temor de que se haya vuelto a escapar mejor subí, aunque es ese estado no bajaría ni de la cama pero es mejor prevenir que lamentar.

No soportaría otra búsqueda nocturna.

Cuando abro la puerta de la habitación lo veo dormido, su pecho sube y baja lentamente, me adentro, tiene la manta enredada entre las piernas, tomo la orilla y la jalo cuidando que no se despertara, está hecho un desastre, su cabello su ropa, el olor a cigarro no había desaparecido del todo, pero su habitación esta tan perfumada que absorbe el mal olor.

Lo cubro hasta lo hombros, entonces me doy cuenta de que está llorando, sus lágrimas han bajado desde sus mejillas hasta su cuello, ahora se ve tan vulnerable, tan frágil, que dan más ganas de abrazarlo que de regañarlo.  Y me pregunto si llora por que lo haya lastimado  en algún lado. Sus expresiones son más relajadas y suaves, mi pulgar se posa en sus pestañas sigue el camino de las lágrimas y me detengo en  sus labios, los que hace un rato me tomaron por sorpresa.

-Se ven tan lindos juntos…

Volteo de prisa, la madre de Taemin está parada en la puerta, con una enorme sonrisa. Yo solo hago como si nada, voy hacia ella y cierro la puerta –está cansado solo llego a casa y dijo que quería dormir.

Ella no protesto, solo asintió, como si fuera muy frecuente que lo hiciera,  su expresión fue la misma que la del guardia de seguridad.  Termino de arroparlo para que ella no vea las marcas de algunos chupetones, los que ni yo mismo había notado  hace un rato y que estoy seguro no le hice yo.

De nuevo sentí coraje.

Bajamos y nos quedamos en la cocina, me sirve algo de  café, veo la hora  el reloj de pared, son las de las 2 am,  mis padres deben estar preocupados, y furiosos, saco mi celular y miro las casi cuarenta llamadas de mi madre.

-¡Rayos! –marco su número, en cuanto me contesta recibo un grito que me lástima el tímpano.

-Lamento que te  haya cansado problemas –la señora Lee se sienta a un lado de mí, mira su café, dudando en tomarlo o no. Ya no le prestó atención a mamá, solo intuyo que me está sermoneando como nunca lo ha hecho.

-No bueno… -aclaro mi garganta –no es su culpa.

-Podrías quedarte por hoy, no quisiera que anduvieras tan tarde por la calle.

-Pero…

-Puedes avisar –no entendía por qué la urgencia en que me quedará, además ella se ve tan triste, tan diferente a la mujer que vi cuando la conocí y la que amablemente he  tratado estos días. Entonces me atreví a preguntar -¿pasa algo malo?

-Nada que no pase todos años –ahora si toma su café, sin muchas ganas.

-¿A qué se refiere?

 

Pov Taemin.

Cuando abrí los ojos sentí un pinchazo tremendo en la cabeza, me queje, todo se sentía extraño, eran pocas las veces que llegábamos a probar ese polvo, pero como ya estábamos en ambiente, pues que mejor para animarnos un poco, después de todo, no pasaría nada, mamá nunca se da cuenta de cuando llego y de que eh probado un poco de coca. Veo mis zapatos en el suelo, no recuerdo como le los quite, es más no recuerdo como llegue, seguro uno de mis amigos me trajo, si eso debe ser.

Me levanto si ganas y voy hacia el baño, pero me detengo al mirar mi calendario colgado en la pared, había pasado un día más, uno más de tantos años, no sé porque insistía en encerrar ese número, como si quisiera martirizarme con los recuerdos.

Pero lo hago, soy tan masoquista que insisto en llorar como un bebe al recordarlo en mi mente, fingiendo no sentir nada, pero así era mejor. Se el niño débil no me quedaba pero por mamá lo hacía,  ella necesita pensar que me controla y soy un chico bueno, aunque me pudra por dentro.

El arte del engaño es maravilloso y en ocasiones sirve de mucho.

Voy hacia mi cajón de ropa, y de los más profundo saco un sobre, me tiemblan las manos, no sé si por la droga o por los nervios.

-Tu no debiste irte jamás –digo al tomar  la fotografía de adentro –papá te extraño tanto. Por favor no te decepciones de mí.

-Entonces no te drogues y bebas alcohol.

Meto  la foto en el sobre, la escondo en mi bolsillo trasero al darme la vuelta.

-¿Quién te dio permiso de entrar? Lárgate.

-Ahora finges molestia al verme, peor anoche disfrutaste  tanto besarme.

Mi ojos se abren hasta sentir que lloro, no podía ser cierto lo que dice, me rio en su cara – sueñas Minho eso no paso.

-Eso dices tú, pero estabas tan perdido que seguro no lo recuerdas ¿Cómo crees que llegaste a casa? ¿Quién crees que tuvo que ir a buscarte mientras te montabas en las piernas de un desconocido?

-Cállate…-le ordeno, estoy seguro que mi piel se puso pálida,  no tenía humor para regaños, pero - ¿le dijiste a mi madre?

Entonces se acercó a mí, me miro a los ojos y sonrió, me desesperó tenía ganas de escupirle e al cara pero no lo hice, solo espere. Él no contestaba.

-Podrías averiguarlo o no, pero no creo que puedas –se tira en mi cama, despreocupado –Se acaba de ir a trabajar y como es sábado me pidió quedarme este fin de semana, así que tal vez cuando regrese podamos charlar los tres de tu fiesta de anoche no crees?

-Maldito pordiosero… ¿Cómo te atreves a decirme eso? –y no me contengo, me voy sobre él, tratando de darle unos buenos puñetazos, para sacarlo de mi cama, y arrastrarlo hasta la salida y lanzarlo a la calle. Evito que tome mis muñecas como ayer, pero es más rápido.

En menos de un segundo ya me tenía bajo de él con mis muñecas a los costados de mi cabeza, sus manos grandes impidiéndome  moverme. Su toce no es rudo aunque si esta aplicando fuerza, no me lastima peor me quema.

-Taemin será un fin de semana entretenido, no lo eches a perder, te quedarás en casa todo el día, y me aseguraré de eso.

 

Pov Minho.

Después de saber que cada año era peor que el anterior, decidí ayudar a su madre.  Yo no  sé lo que siente perder un padre, no al menos uno de sangre, pero he perdido a personas suficientemente valiosas para no sentir empatía.

La pérdida de un padre no es motivo para que se destruya a sí mismo, pero no lo hago por él, sino por ella, por un simple favor.

Aunque sigo sintiendo mucha curiosidad por Taemin.

Y no  sé porque. 

 

...

Notas finales:

Espero que les haya gustado, esperemos el des enlace de esta historia :)

Two shot(?) yo espero que sí.

Saludos, quejas y sugerencias en :Carol-Taeminnie

Denme amor y les dare amor e.e nos vemos.


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