Cap. 17
Narcissa observo fastidiada a su medimago, que la revisaba a pesar de que era obvio que estaba bien.
Cuando Draco salió del shock de verla despierta, la abrazo efusivamente y lleno su rostro de besos. Para luego disculparse y salir como alma que lleva el diablo y volver a los pocos minutos con un hombre guapísimo, de pelo negro y ojos azules.
El hombre simplemente sonrio, la reviso unos minutos y salió.
Había sido transferida a una habitación común y corriente, llena de luz.
Luego de un examen más concienzudo, su hijo le había contado todo lo que había pasado en esos años.
Como fue excluido de la sociedad mágica, estudio medicina y medimagia, empezó a trabajar en San Mungo... Todo. Incluyendo su amor secreto por Harry.
Su madre había mostrado todas las emociones de su repertorio, menos ira (contra él al menos) o decepción. Narcissa le había sonreído y le había dicho que esa parte ya la sabia. “Eras demasiado obvio, cariño” había dicho, para luego estallar en sonoras carcajadas, apenas pudiendo decir que era raro que su padre no lo hubiera notado.
-bueno-dijo Alex, sonriéndole a la rubia-es realmente sorprendente de que estos años en coma no hayan provocado ningún daño en sus músculos
Narcissa alzo una ceja, no comprendiendo.
-normalmente una persona en coma tiene dificultades para caminar-explico Draco
La mujer asintió, mirando concienzudamente la forma en la que su hijo apretaba la urna de Pansy pegada a su pecho. No le había dicho, pero ella había escuchado todo, o casi todo lo que su hijo le decía cada vez que hiba a visitarla.
-¡Tía Cissa!-la puerta se abrió y por ella entro un pequeño tornado de negros cabellos y grises ojos
-Altaír-la mujer sonrio, observando a su sobrino.
Draco tenía razón, era idéntico a Bellatrix, salvo uno que otro rasgo de Rodolphus. Pero ella no miro eso, sino los cardenales que aun se podían observar en los pequeños y blanco bracitos.
Narcissa se acomodó en su cama y lo tomo en brazos, abrazándolo protectoramente. El niño correspondió, agradecido de al fin conocer a la hermana de su madre. A una de ellas al menos.
Por encima de la cabeza del niño, Narcissa observo a Theodore Nott y Blaise Zabinni, quienes hablaban con Draco entre susurros, señalando la urna o mirándola seriamente.
Al final, Draco suspiro y asintió.
No tenía que ser adivina para saber que ambos lo habían convencido de ir a llevar los restos de su amiga al panteón de los Parkinson.
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Cuando el medimago Therion le dio el alta, dos días después de despertar y asegurarse de que no le quedaban secuelas del hechizo, lo primero que hizo Narcissa fue ir a ver a sus nietos.
Draco caminaba sonriente a su lado, explicándole todo con respecto al embarazo de Pansy y mostrándole algunas sonografias.
Más de una vez su madre le pregunto si él era el padre, pero una y otra vez el respondía que no, sin perder la sonrisa o el brillo de los ojos.
Al llegar al área de maternidad, ponerse un cubre bocas y entrar a la habitación donde estaban los gemelos, Draco agarro fuertemente la mano de su madre.
-te presento a Draco Therion-dijo, señalando al pequeño niño castaño vestido con un mono azul, que respiraba suavemente-y a Narcissa Tiare Malfoy Parkinson-señalo esta vez a su gemela, que descansaba a su lado, igualmente dormida y vestida con un mono rosa
-¿Narcissa?-pregunto la rubia, mirando ilusionada a los niños-¿puedo cargarlos?
-sí, y sí-Draco sonrio y observo como su madre tomaba delicadamente a la pequeña niña, que se revolvió en sus brazos, pegándose a su cuerpo
-es hermosa-susurro-lástima que su padre sea un muggle
Draco no hizo más que asentir, totalmente de acuerdo. Sabía que a su madre le importaba muy poco o nada que sus nietos fuesen mestizos.
La pequeña Narcissa bostezo y abrió sus ojitos, de un azul intenso, como el mar, clavándolos en su abuela, cuya boca se convirtió en una perfecta 'O', impresionada.
Draco tambien empezó a despertar y clavo sus ojitos, negros como los de su madre, con reflejos azules, en ambos rubios.
-preciosos-asintió Narcissa, y Draco sabía que ella estaba orgullosa de los que, ahora, son sus nietos.
-voy a llevarte a casa, mamá-dijo Draco, retirándole a la beba que le sonrio-en unos días los tendrás
-me parece bien-asintió Narcissa, curiosa por conocer el nuevo hogar de su hijo
Draco dejo a la niña en la cuna-incubadora y se giro a su madre, serio.
-pero debemos pasar primero por Grimmauld Place, a recoger unas cosas de Pansy
La mujer asintió nuevamente.
Tenía ganas de hablar con Potter, y ese era su oportunidad.
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Harry parpadeo extrañado de tener a la señora Malfoy en su cocina, vestida con un impoluto traje beige y en perfectas condiciones.
Podía escuchar los pasos de Draco en el 2do piso y eso lo ponía aun más nervioso.
-se que le gusta mi hijo, Potter-dijo de pronto Narcissa, tomando tranquilamente un sorbo de su te
Harry se atraganto con el suyo y la miro, estupefacto.
-¿qué...?
-no le vale mentirme, lo sé desde hace años-alzo una ceja-¿o acaso me dirá que esos regalos de un Admirador Secreto no eran de usted?
Harry boqueo, sorprendido. Las únicas que sabían de eso eran Hermione, que le ayudo a elegir los regalos y Pansy, que después de maldecirlo y amenazarlo decidió echarle una mano tambien.
-¿cómo...?
Narcissa sonrio y negó.
-eso no es lo importante-Narcissa hizo una pausa al escuchar que los pasos se detenían, pero cuando reiniciaron, ella retomo-lo importante, Potter, es que tan serio va usted con mi hijo
Harry suspiro y paso una mano nerviosamente por sus largos cabellos.
-muy en serio-respondió con total sinceridad-lo amo desde que lo conocí, señora Malfoy
-¿y por qué no se lo dice, y punto?
-¿Draco me aceptaría?
-se sorprendería-sonrio, de una forma tan Slytherin, que le hizo estremecer-solo le diré una cosa, Potter-su rostro se volvió una fría mascara, pero en sus ojos brillaba una malicia desmedida, típica de los Black-si llega usted a lastimar a mi hijo, lo pagara, y muy caro
Harry boqueo, y en el momento justo que hiba a contestar, apareció Draco, con los ojos acuosos y la nariz algo roja.
-ya termine-anuncio, miro a Harry-gracias
El moreno solo pudo asentir.
Narcissa se puso en pie, se despidió de Harry y siguió a su hijo hasta el Salón.
Usando la Flu, ambos se retiraron a lo que sería su nuevo hogar, dejando a un muy pensativo Harry.
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Apareció en medio de un bello jardín, o al menos eso era lo que parecía, pues todo estaba rodeado de una grama extremadamente verde y buen cuidado.
Camino un poco hasta llegar frente a un gran portón de mármol. Lo toco con su varita y este se abrió.
Murmuro un tenue lumos y se adentro en la profunda oscuridad.
Camino por varios minutos, con seguridad, como si supiera donde estaba, como si supiera por dónde ir.
Traspaso una abertura y bajo unos escaloncitos, y de inmediato se encendieron unas antorchas, iluminando el lugar.
Era totalmente redondo y abovedado. Los muros estaban cubiertos por losetas de mármol, que tenían escritas diversos nombres con tinta dorada y flores con hechizos de conservación.
Camino derecho hasta llegar frente a dos losetas, en las que se leía claramente “Elliot y Trisha Parkinson”.
“Los padres de Pansy”
Con un simple pase de varita, al lado de esta loseta apareció una abertura.
Coloco la urna de plata labrada y con nuevo pase de varita una loseta de mármol negro cubrió la apertura.
Inspiro hondo, aguantando las lágrimas.
-Flagrate-murmuro y la punta de su varita se volvió roja, como un hierro incandescente.
Con gran precisión grabo el mármol, con una caligrafía perfecta.
“Pansy Marie Parkinson”
Una vez escrito el nombre de la que fue su mejor amiga, conjuro una corona de flores. Los más hermosos tulipanes, orquídeas y rosas, azules, blancas y rojas.
Lo colgó en la loseta y conjuro una tiare, poniéndola en el centro. Lanzo un hechizo de conservación y suspiro.
-listo-sonrio levemente-que descanses en paz, Pansy
Satisfecho con su dura labor, Draco dio media vuelta y volvió por donde vino.
Su amiga descansaría junto a sus padres, en un lugar donde sus hijos, en unos años no muy cercanos, podrían visitarla.
Continuara...
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