Cap. 19
Una semana paso luego de la cita de Draco y Harry.
Una semana en la que el moreno cortejo muy dignamente a su dragón, invitándolo a cenar, llevándole sencillos pero hermosos regalos y, de vez en cuando, simplemente pasando un tiempo en casa.
Draco no podía ser más feliz. Si Harry le pidiera (nuevamente) ser su pareja aceptaría. Lo amaba con locura. Oh, verdad, ya lo hizo y el dijo que lo pensaría.
Se sentía estúpido, pero no podía evitarlo...
Con una sonrisa boba, pues Harry llegaría en unos minutos para jugar con los gemelos, Draco cargo a Narcissa, haciéndole morisquetas y caras graciosas.
La pequeña reía, mientras su hermano mordisqueaba una sonaja, regalo de su tía Andrómeda.
Draco estaba algo preocupado por Cissy (su madre era Cissa así que para evitar confusiones cambiaron el apodo), pues aunque el pequeño Draco se había mejorado desde que Harry lo tuvo en brazos, ella aun estaba algo enferma, como si le faltara magia. No sería que...
El sonido del crepitar de las llamas le hizo alzar la vista, y sonreírle al moreno, que acababa de aparecer por la chimenea.
-buenas tardes-saludo el auror, sonriendo ampliamente, acercándose al rubio, tomo a la castañita en sus brazos y la arrullo-¿como están tu y los gemelos?
Draco miro sorprendido como la beba rio y se acurruco en los brazos de Harry. La piel medio enrojecida de la niña pareció refrescarse, y casi, casi podía ver como la magia de Harry se entremezclaba con la de Cissy, aliviándola.
Frunció el ceño levemente y miro con seriedad a Harry.
-¿tienes algo que decirme con respecto a los gemelos, Harry?-pregunto, cruzándose de brazos
El moreno le miro confundido.
-¿de qué...?-se detuvo, comprendiéndolo de golpe, se sonrojo-oh, ¿hablas del día antes de que los gemelos nacieran?
Draco alzo una ceja, intrigado.
-te escucho
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Narcissa retorció sus manos, nerviosa. ¿Por qué precisamente ese día?
Suspiro, esperando que Draco y Harry hubieran decidido dar una vuelta con los niños.
Fulmino con la mirada a la joven auror que le ofreció una taza de café y bufo.
Si una maldición de (dudoso) origen oscuro no la habían matado, los nervios sí.
No todos los días tu esposo salía de Azkaban después de casi 6 años... Y lo que encontraría no le iba a gustar.
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Draco miro incrédulo al avergonzado moreno, que jugaba distraídamente con los botones de su túnica de auror.
Suspiro.
No podía culparlo por intentar hacer algo bueno.
-¿sabes a lo que te expusiste al hacer esa transfusión?-cuestiono
-si-asintió nervioso-pero lo haría de nuevo, Draco, Pansy ya no lo aguantaba más, si hubiera sabido...-sus palabras se vieron interrumpidas por unos suaves labios.
Draco se colgó a su cuello y devoro su boca, feliz y enojado a la vez. ¿Por qué no se lo dijo antes?
Harry gimió suavemente y apretó su cintura.
-eres un tonto y sentimental Gryffindor-le regaño Draco, una vez se separaron-pero gracias, por salvarlos-acaricio su mejilla
-lo haría de nuevo-asintió el moreno, emocionado
-pero, tenemos un pequeño problema que arreglar-dijo Draco, serio
Harry se preocupo. ¿Draco le prohibiría verlos?
-¿ah, sí?
-resulta ser que técnicamente, por cuestión de magia, ambos somos padres de los gemelos
Los ojos de Harry brillaron, y una sonrisa se expandió por su rostro.
-y, si mal no recuerdo, cierto auror me pidió que fuera su novio-agrego como si tal cosa, acariciando los negros cabellos-me pregunto, si la proposición estará aun en pie
El brillo en los ojos del moreno se volvió malicioso.
-bueno, si cierto medimago aun está dispuesto a aceptar...-dejo sus palabras suspendidas en el aire, paladeando la incredulidad reflejada en el rostro de Draco
¿De verdad el rubio creía que no le seguiría el juego?
-eres un idiota-dijo entonces, volviéndolo a besar con ferocidad
-lo tomare como un sí-gimió Harry, restregándose contra el
Draco gimió, y empezó a jalonear la túnica de auror, cuando un gorgoteo alegre corto sus movimientos y apago la llama que se había encendido entre ambos.
El ex-Gryffindor y el Slytherin (pudo haber salido de Hogwarts, pero siempre seria una serpiente) miraron el cochecito doble donde habían dejado a los gemelos.
Ambos los miraban intensamente, con sus ojitos negros y azules -respectivamente- brillando de una forma que les recordaba, de forma inquietante, a Dumbledore y a la misma Pansy en sus mejores momentos de Slytherin.
Los dos tuvieron la decencia de sonrojarse, ante el hecho de que de verdad no pensaron en que los niños estaban ahí.
Era una suerte que Altaír estaba con Theo y Neville.
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Azkaban era un lugar horrible.
A pesar de que habían retirado los Dementores.
A pesar de que el Niño-que-vivió-y-venció había hecho lo imposible para que el lugar fuera... Reconfortante, en cierta forma, para los prisioneros.
Y eso, había hecho que Lucius Abraxas Malfoy pensara en mil y unas cosas durante sus largos 5 años de estancia allí.
No fue fácil, claro está, pero sobrevivió y recapacito toda su vida.
Extrañaba a Narcissa, y esperaba fervientemente que su mujer hubiera despertado del coma en el que la vio por última vez.
La amaba. Con locura.
Y amaba a Draco.
Y porque los amaba a ambos, pensó en que, en realidad, no le molestaría que Draco no se hubiera casado y continuado el legado cuando el saliera.
Tampoco le molestaría si su hijo ni siquiera seguía sus pasos, ni de lejos.
Se moría por verlo.
Y, contra todo pronóstico, quería ver al hijo de su despreciable cuñado. Aquel al que Draco se había atrevido a mantener con vida, a pesar de las ordenes precisas de deshacerse de él.
Admiraba el valor de su hijo al hacer eso.
-levántate Malfoy-gruño alguien, sacándolo de sus pensamientos
Sonrio de medio lado y se levanto del duro camastro.
Al fin, ese día saldría.
“Espero estés bien, Cissy” pensó, mientras era conducido a un pequeño cuartito.
Al menos le permitirían cambiarse antes de salir.
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Neville sonrio y acaricio los negros cabellos del pequeño.
Por un momento, cuando supo de la existencia de Altaír, y Draco le pidió el grandísimo favor de ayudarlo a sacarlo de donde estaba, el pensó que se negaría.
Pensó que su corazón hiba a rechazar la oportunidad de perdonar a la bruja que mando a sus padres al área psiquiátrica de San Mungo... Pero no.
Sonrio ligeramente y beso su frente.
Altaír no era, ni remotamente, como sus padres.
Era un niño dulce, encantador... Y había sufrido mucho, a pesar de sus cortos 6 años.
Mientras dejaba al niño descansar en su cama, después de horas revoloteando por aquí y por allá en el Mundo Muggle, se pregunto como habían personas tan crueles como para pagar los pecados los pecados de los padres en un pobre niño.
-Nev, cariño, llamaron del orfanato, mañana podremos ir a ver a los niños
Theodore se acerco a él, sonriente... Sonrisa que se borro al ver la cara de su novio.
-¿Nev?
-Theo, quiero adoptar a un huérfano de guerra-declaro, mirándolo seriamente
La seriedad de su pareja hubiera alertado a Theodore, si ese brillo en los preciosos ojos de chocolate de su novio no le pareciera... Excitante.
Ver a Neville comportarse como todo un Gryffindor, como aquella en la guerra, o cuando saco la espada de Gryffindor del Sombrero Seleccionador y decapito a la serpiente del Lord.
Sonrio ampliamente.
-lo que tú quieras, Neville-lo abrazo y lo beso intensamente, sacándole el aire
Nev lo miro alucinado y sonrio lascivo.
Tendría que ser más decidido de ahora en adelante, si quería encender de esa forma a Nott.
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Narcissa se puso en pie en cuanto lo diviso.
Estaba igual que cuando lo vio por última vez, poco antes de separarse en la guerra.
Aunque su cabello había perdido el saludable brillo, y estaba algo enmarañado, y aunque había arrugas alrededor de los orbes de metal que poseía su esposo, Narcissa se lo encontró tan bello como cuando lo conoció.
Sin importarle donde estaba, los modales y su imagen, la rubia se lanzo sobre su esposo, rodeo su cuello y lo beso, como si hubieran pasado siglos.
Luego de la sorpresa inicial, Lucius respondió al beso, mandando al diablo el orgullo Malfoy.
Había extrañado a su mujer.
-Lucius, te eche tanto de menos-susurro, una vez se separaron
-y yo a ti, Cissy, me alegra que estés bien-devolvió el saludo, estrechándola entre sus brazos-¿cuándo...?
-hace un par de meses
La mujer se alejo de él y suspiro, clavando sus bellos ojos en los metálicos.
-vamos a casa
-¿a la mansión?-pregunto, confuso
Narcissa negó, tomo su mano y lo arrastro fuera de la oficina de aurores, ignorando las extrañadas miradas.
-debo contarte muchas cosas
-te escucho
Narcissa lo miro dudosa, suspiro y, haciendo acopio de su orgullo Black, le conto a su esposo casi todo lo que le había contado Draco.
Lucius se sorprendió de que su hijo fuese Medimago, pero sonrio, orgulloso de que lo hubiese logrado en tan solo 1 año. Aunque hizo una mueca al saber que tambien había hecho medicina en el Mundo Muggle.
Se sorprendió de que Potter lo hubiese defendido todo lo que había podido, y suspiro aliviado al saber que, gracias a él, todas sus posesiones no habían caído definitivamente en manos del Ministerio.
Se alegro de que Draco tuviera la custodia de su sobrino, y se indigno al saber cómo era tratado.
Si bien Bellatrix no le había caído bien, y Rodolphus menos, no era justo que el niño pagara por sus pegados.
Mientras llegaban a las chimeneas, Narcissa entro en un pequeño campo minado: sus nietos.
-eres abuelo, Lucius-dijo con suavidad-son gemelos, Draco Therion Malfoy Parkinson y Narcissa Tiare Malfoy Parkinson
Lucius se sorprendió.
-¿Draco se caso con Pansy?
Narcissa negó.
-Pansy murió al dar a luz-explico, tomando un puñado de Polvos Flu-y son hijos de Draco por magia, no por sangre
Lucius se vio ligeramente decepcionado.
-¿quién es el padre?-cuestiono, mirando curioso a su mujer
-un muggle-le sonrio
El rubio estaba en shock. No se lo hubiera imaginado viniendo de Pansy.
-ah, y Lucius-el hombre miro a su esposa, que había lanzado los polvos y sonreía de una forma que conocía muy bien-Draco es homosexual y cabe la probabilidad de que tenga novio
-¿qué?-chillo, importándole muy poco las miradas de los demás
-si-Narcissa amplió su sonrisa-Harry Potter
Esto fue lo último que escucho el hombre, antes de ser empujado por su mujer dentro de las llamas verdes.
¿En qué demonios estaba pensando Draco?
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Se estremeció de pies a cabeza, mirando en esos pozos achocolatados, ahora ennegrecidos por la lujuria, de su novio.
Gimió quedo, dejándose acariciar, jugueteando a la vez de forma distraída con el aro que adornaba su dedo.
Sonrio de forma boba, tomo el rostro de su apuesto novio y se comió su boca a besos.
Aun no podía creer que Blaise Zabinni, la serpiente italiana, le hubiera pedido matrimonio.
Y de qué forma.
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El crepitar de las llamas detuvo todas y cada uno de los movimientos de ambos.
Harry, que había acorralado a su rubio contra el sofá una vez los gemelos habían sido llevados a su habitación, se sintió enrojecer de pies a cabeza.
Ambos miraron hacia la chimenea y palidecieron mortalmente al ver la paralizada figura que había salido de la chimenea, seguida por una más delicada, que sonrio ampliamente.
-¿pa... Padre?-pregunto Draco, saliendo del estupor
¿Es qué el destino no lo odiaba lo suficiente?
Continuara...
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