Muralla Rosé
Todo estaba tranquilo, las calles desiertas, solo la luz de la luna iluminaba aquella fría noche, los habitantes estaban ya descansando después de un duro día de trabajo, pero claro hay excepciones a esto, como es el caso de una pequeña cabañita muy modesta, en la que solo se encontraban tres jóvenes, dos de ellos discutiendo por cierto.
-¡no, no lo harás!- negaba rotundamente un moreno.
-¿Por qué no?- pregunto por quinta vez un rubio.
-porque es peligroso- refunfuño.
-¿y eso que? Que sea peligroso no evita que tu quieras hacerlo.
-yo tengo mis motivos.
-¿crees que yo no?- se cruza de brazos- tengo tantos motivos como tu.
-¡ah!- se quejo- te digo que ¡no!
-no te estoy pidiendo permiso, además no se por que te enojas tanto, creí que te alegrarías como lo hiciste con Mikasa.
-¡Mikasa es otra cosa! Mikasa es Mikasa…
-ah claro, Mikasa es Mikasa, tu eres tu y yo soy yo, me encantan tus explicaciones- frunció las cejas en un acto irónico.
-sabes a lo que me refiero- suspiro- por favor entiende, tu y Mikasa son lo único que me queda.
-entonces prohíbeselo también a ella… y no lo hagas tampoco.
-tengo que hacerlo, es mi meta y lo sabes- ya se estaba cansando, si no comprendía por las buenas, lo haría por las malas.
-y también se lo que yo quiero, ¡solo tienes que aceptarlo! ¡no te molestare ni nada! ¡tampoco seré un estorbo! Y-
-¡no es eso! ¡sabes que no es nada de eso!- apretó los puños acercándose a su amigo- ¡no quiero que te pase nada! ¡no quiero que mueras!- lo toma por los hombros.
-¡no moriré! ¡no lo hare!
-¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿Quién asegura que vivirás?!
-es justo para eso que yo-
-¡¿tu?! ¡ no puedes ni defenderte de los humanos ¿y quieres irte por ahí con los titanes? ¡se te salió un maldito tornillo o que!
-¡¿Quién te crees que eres para decirme eso?!- intenta zafarse, sin éxito.
-¡no es no! ¡y punto!
-¡suéltame!
Mientras tanto, fuera del pequeño cuarto de los varones, mas específicamente en su cuarto, que estaba justo en frente, una pelinegra se terminaba de cambiar a un atuendo mas cómodo escuchaba los gritos de sus compañeros, pero los ignoraba, ya se había acostumbrado, pero esta discusión en especial se estaba prolongando demasiado, generalmente esos dos descurtían pero terminaban olvidando todo.
Decidió dejarlos resolver sus problemas, no quería terminar regañada por meterse en sus asuntos, prosiguió a peinar su cabello… hasta que escucho un golpe sordo.
Dejo el cepillo en su cama, camino hacia la puerta que estaba cerrada, salió de su recamara al pasillo, donde el ruido de mas gritos, quejas y ruidos en general se intensificaban.
Con calma toco la puerta no recibiendo respuesta
Se quedo parada observando la puerta con recelo… ¿Por qué tanto alboroto?
-¡que te quites de encima Eren!- escucho.
-¡callate Armin! ¡me quitare cuando me des la razón!
Oyó un forcejeo, un gritillo agudo que supuso seria del rubio y mas reclamos.
-¡Eren!
-¡¿Qué?!
-¡d-duele!
Y no basto mas para que Mikasa mandara al carajo sus planes de esperar, entro de forma sorpresiva para el dúo, abriendo la puerta de par en par, sorprendiéndose ella en el proceso.
-¿Qué…que esta pasando?- pregunto.
Estaba sinceramente desconcertada, la imagen frente a sus ojos le daba mucho que pensar…
Bueno, explicando la situación de los muchachos, Armin se encontraba boca abajo, con una mano doblada sobre su espalda y su rostro pegado al suelo, cabello revuelo y una mirada vidriosa, mejillas sonrojadas y respiración acelerada, pues había dado su lucha para liberarse.
En cuanto a Eren, el estaba senado sobre la espalda baja de su amigo, sosteniendo con una de sus manos el brazo del rubio y con la otra tenia sujetos los cabellos dorados impidiendo que el ojiazul levantara la cabeza, estaba ligeramente acalorado, pero se le notaba mas tranquilo.
Sip, Mikasa estaba desconcertada, no todos los días ves a un Eren sentado sobre un Armin.
-¿Mikasa?- pregunto Eren, aflojando su fuerza.
Lo cual fue aprovechado por el pequeño Armin…
El rubio se giro con violencia, tumbando a Eren en el proceso de levantarse, con la mirada tras sus cabellos salió a paso rápido de la recamara, sin ni siquiera saludar a la chica, cosa que era muy rara.
-¡Armin!- grito el muchacho, levantándose.- ¡Armin, no hemos terminado de hablar!- se quedo esperando a que volviera, pero nada sucedió…- maldición.
-¿han discutido?
-…no, ¿Qué no ves como estamos felices de la vida?- ironizo- ¡joder, claro que hemos discutido! ¡que si no!
-…- lo mira seria, pero son quejarse, ya se decía ella que no debía interrumpir.
Suspira- lo siento Mikasa, es solo que estoy frustrado- peina sus cabellos hacia atrás con su mano.
-¿Qué paso?- se sienta en la cama del rubio.
Eren guarda silencio, resumiendo en su cabeza lo sucedido.
-Armin quiere unirse a la Tropa de Reclutas- se sienta en su cama, que esta al lado de la otra.
-…¿y?- pregunto, deseando saber mas.
-¿Cómo que “y”? eso es todo, que mas querías- se cruza de brazos, malhumorado.
-bueno, era de esperarse, después de todo, tu y yo entraremos- se encoje de hombros.
-que hay con eso? No se quedaría solo, hay un montón de personas a su alrededor.
-pero ninguna de ellas es su familia.
-… aun así, no quiero a Armin en esto- su mirada se suavizo un poco- nosotros lo haremos por razones personales.
-¿y Armin no?
-no, el lo hace porque quiere ir con nosotros- se quejo.
-¿Cómo lo sabes?- Mikasa empezaba a comprender porque su amigo se habia ido tan enojado.
-es obvio, por que mas ha de hacerlo.
-no lo se, talvez por la muralla Maria, por sus padre o quizá por su abuelo, te dejo a ti el motivo- dijo frunciendo el ceño.
-…
-no somos los únicos que perdieron a su familia, Eren, la muralla Maria era el hogar de muchos, era el hogar de Armin también, sus padre salieron del muro y no regresaron, lo mas probable es que estén muertos y su abuelo fue enviado a luchar con los titanes ¿no crees que tiene razones de sobra?
-no quiero verlo morir o llegar y enterarme que ya no esta- susurro.
-yo tampoco quiero que mueras Eren, por eso te acompaño y estoy segura que Armin siente lo mismo.
-entonces ¿Qué hago?- tapo su cara con las manos.
-dejalo decidir, de todas formas se nos unirá quieras o no, pero esfuérzate, da lo mejor de ti, así como lo hare yo para protegerte, solo no mueras y entonces Armin tampoco morirá, porque si vives lo protegerás- con forme hablaba se acercaba a su hermano.
-Mikasa…- destapo su rostro- ¿estas intentando cuidar a Armin o darme un discurso para mantenerme con vida?
-… ambas.
Eren puso los ojos en blanco y suspiro.
-iré a buscarlo- informo, levantándose y saliendo en busca de su mejor amigo.
Mikasa suspiro abatida, definitivamente ya no intervendría en esas discusiones, ser concejera era demasiado agitador.
Mientras tanto, Aarmin estaba sentado en el par de escalones que estaban antes de llegar a la puerta de su casa, ya se le habia pasado el enojo y entendía el punto de vista de Eren, siempre lo hacia, entendía todo lo que su amigo quería transmitirle y por eso siempre terminaba cediendo en todo, pero esta vez seria diferente, definitivamente entraría a la Tropa de Reclutas así le de un ataque a Eren.
Recarlo su cabeza en las paredes de madera, cerrando los ojos intentando despejarse.
-no duermas aquí afuera, te resfriaras- dijo Eren con reproche.
Armin solo abrió un ojos por unos segundos y lo volvió a cerrar.
-¿me estas ignorando?- apretó la mandíbula, pero se relajo al recordar que venia a hacer la paz.- ¿sigues enojado?
-…no.
-¿entonces porque me ignoras?- se sentó al lado.
-no te ignoro- abrió los ojos- pero debería.
-vamos Armin, no podemos ignorarnos el uno al otro, ya lo hemos intentado- sonrió.
Al rubio se le escapo una sonrisilla, recordando aquel suceso.
-además, te tengo buenas noticias.
-¿Cuáles?- pregunto curioso.
-primero que nada, lamento haberte gritado y golpeado- dijo bajito.
-perdonado, de todas formas no me dolió… golpeas como niña- bromeo.
-¿así? Si yo pego como niña ¿tu como un gatito?- le siguió el juego.
- ya, ya entendí, no tenias que compararme con un gato- cruzo sus brazos sobre el pecho. Fingiendo enfado.
Eren ríe de buena gana- bueno, ahora si, la buena noticia.
Armin dejo su acto y presto atención a su amigo,
-es sobre la Tropa de Reclutas- empezó y al ver como su compañero iba a renegar, levanto su mano en son de silencio- todavía no termino, ya comprendí que te unirás aunque yo me oponga, así que decidí apoyarte.- concluyo, feliz por ver la cara de incredulidad del rubio.
-¿de verdad?
-si.
-¿hablas en serio?
-sip…
-¿no mientes?
-…no.
-¿estas segu-
-¡ya! ¡o cambiare de opinión- sus cejas se fruncieron y arrugo un poco la nariz ¿Por qué le costaba tanto a Arimun creerle?
-¡gracias!- y se le lanzo encima.
Eren quedo estático en el suelo, con el blondo sobre el, Armin termino con la cabeza en el cuello de Eren y sus delgados brazos alrededor de todo el tórax de su mejor amigo.
el moreno, no sabia que hacer, solo sintió un intenso calor en su rostro y su corazón palpitar veloz, temió que Armin pudiera oírlo, pero sobre todo se sintió a gusto, cómodo, cálido. Estaba a punto de devolverle el abrazo, rodear en pequeño cuerpo con sus brazos, pero Armin se retiro lentamente, rojo como un tomate, cosa que le causo gracia.
-l-lo siento, se que no te gusta que ten toque- susurro apenado, sentándose derechito.
-no… no importa, si eres tu puedo soportarlo- juro la cabeza, otra vez con aquel calor en el rostro.
Estuvieron unos minutos en silencio, sin dirigirse las miradas, hasta que la vocecita de Armin se escucho.
-Eren.
-hmn.
-gracias.
Eren volteo a ver a al rubio, quedando encandilado, definitivamente iba a protegerlo, cuidaría de Armin, sin importar nada, no permitiría que lo dañaran, ningún titán le arrebataría a su amigo.
Se llevo una mano al pecho, queriendo controlarse, que su corazón se calmara, pero algo se lo impedía, se sentía nervioso, no en el mal sentido, sino otro tipo de nerviosismo, que le revolvía el estomago cabe mencionar, entonces decidió dejarse llevar por ese sentimiento especial, que lo atraía al lado de aquella persona especial.
Porque para el, Armin es muy especial.