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LESSONS OF THE DEVIL [KyuMin] por Niiummy Sarang

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo! Dios, sé bien que llevo milenios sin actualizar, me disculpo por eso infinitamente. Sucede que he estado ocupada y además… me centré en otros proyectos, lo lamento.

Pero bueno, al fin he regresado y pienso quedarme esta vez jeje C;

Lean, disfrútenlo! Como compensación por mi tardanza, es el capi más largo hasta ahora :3

La canción de hoy es muy sexy, y es de mis maravillosos chicos de EXO, quienes para mí siempre seguirán siendo 12, fin. Y, por cierto, es probable que en el futuro cercano inicie un fic sobre ellos, así que estén pendientes, por favor.

Canción recomendada:

EXO –Growl.

LECCIÓN 7 –Atraído por la maldad…

Cho Kyuhyun estaba jugando como de costumbre en el salón de recreación de EXO cuando un repentino recuerdo lo atacó: imágenes de aquella noche en la que Lee Sungmin había bailado hasta desnudarse frente a él empezaron a calentarlo sin que pudiera hacer algo al respecto, ¿Por qué un tipo testarudo y molesto aparecía tanto en sus pensamientos? Eso era lo que se seguía preguntando. Y se había perdido tanto en sus pensamientos, que Max terminó por ganarle aquella partida de Starcraft.

–¡Sí! –Exclamó el moreno, levantando los brazos. – ¡Le gané al gran Kyuhyun en su propio juego! –Se jactó, con la intención de molestar a su primo. Pero Kyuhyun no le prestó demasiada atención, parecía perdido en su propio mundo –oye, oye, amigo –lo sacudió un poco para llamar su atención.

–¿Eh? –Volvió a la realidad –lo siento, ¿decías algo?

–¿Qué te pasa? Estás completamente perdido, amigo, ¿qué te preocupa?

–Na-nada… –balbuceó un poco al principio, pero recuperó el aplome –no es nada, no te preocupes.

Max suspiró.

–Vamos, te conozco, dime qué te pasa.

Kyuhyun hizo una mueca de desdén.

–No lo sé… –y por primera vez en mucho tiempo, fue capaz de hablarle a alguien de lo que sentía, y claro, esa única persona a la que le habló antes de sus sentimientos había sido el mismo Changmin –ni yo sé por qué, pero existe algo que permanece en mis pensamientos y no me deja en paz, atormentándome.

–¿Algo, o alguien? –Casi con una pizca de reproche le instó a corregirse, quería que le contara más, mucho más.

El mayor de los dos frunció el ceño y negó con la cabeza.

–No, no, nada de eso –quería mentirse a sí mismo –es una idiotez, no me hagas caso.

Max quería saber más, pero no quiso preguntar demasiado, conocía de sobra a su primo y sabía cómo se ponía cuando terminaba cabreado después de que le insistían en algo frente a lo que se negaba.

Pero… ¿qué podría ser eso que le molestaba tanto? ¿Acaso se trataba de Lee Sungmin? Max reflexionó en que nunca hubo nada que captara lo suficiente la atención de Kyuhyun, siempre había estado en su propio mundo, ocupándose de su propia diversión, pero, extrañamente, ahora parecía darle mucha más atención a Sungmin de la que debía, ¿qué estaba pasando por su cabeza?

 

Por si no lo sabes, te lo advierto (escucha atentamente)

Estás en peligro en estos momentos (tan peligroso)

Deja de provocar

Ni siquiera sé lo que haré

 

 

 

Sungmin caminaba con tranquilidad por los pasillos de YiRuMa, encaminándose a su siguiente clase, cuando, por estar distraído leyendo el nuevo anuncio que se mostraba en una de las pantallas del lugar, chocó de frente con alguien.

Aquella persona resopló de rabia, lo que le faltaba…

–Disculpa, no me fijé –decía Min en lo que le miraba de vuelta, y para su desagradable sorpresa, ¡bingo! Estaba frente a Cho Kyuhyun. –Oh… eres tú… –soltó, desganado.

–¿Puedes explicarme por qué demonios siempre terminas chocándote conmigo? –Indagó con evidente desdén.

–¿Tengo la culpa de que siempre aparezcas frente a mí?

–¿Que yo aparezco frente a ti? –Se indignó –pero es que estás en todas partes, ¡maldición! –Estaba muy enfadado ahora.

Sungmin enarcó una ceja, ¿por qué se enojaba tanto solo por tropezarse con él?

–¿Y crees que a mí me gusta mucho estar siempre chocando contigo cuando eres la última persona que me gustaría ver cada día? –Refutó.

La expresión de Kyuhyun era cada vez de más enojo.

–Pues te jodes, porque puedo estar en donde se me da la gana, por lo que puedo aparecer donde se me pinte, pero tú… tú… –se quedaron viendo fijamente unos segundos, y justo cuando parecía que el menor no podría terminar su frase, remató: –tú no dejas de atormentarme.

 

Mi respiración se detiene

Tú estás caminando hacia mí

Estás sonriéndome

¿Eres atraída por mí también?

 

 

El ceño fruncido de Lee se convirtió en una cara de confusión, se volvieron a mirar en silencio, y el rubio volvió a fruncir el ceño.

–¡Conque te atormento, eh! Vete a la mierda –espetó con fastidio antes de desaparecer en el pasillo, dejando solo a un Kyuhyun que ahora estaba más que cabreado.

¿Por qué Sungmin era tan difícil y rebelde? ¿Por qué era diferente a todo lo que conoció antes? Esa clase de preguntas martillaban la cabeza del castaño.

 

El rubio llegó al salón de artes, lugar de su clase, y se sentó junto a sus amigos mientras esperaban a que llegara el maestro.

–¿Sucedió algo, Min? –Indagó Junsu, mirándole preocupado debido a la expresión del mayor.

–Cho Kyuhyun… –apenas y dijo, no necesitaba explicar más para que entendieran que le había fastidiado el día.

Dando un estruendoso portazo como acostumbraban, entraron al salón los chicos de EXO, las reacciones de los estudiantes nunca cambiaban al verlos, todos parecían alabarlos solo con la mirada. ¿Y Sungmin? Él solo viró los ojos y apartó la vista, harto de esos tipos.

El maestro dio por iniciada su clase una vez todos los estudiantes estuvieron frente a sus caballetes y con sus pinturas listas.

–Chicos, hoy quiero que dibujen un animal con el cual se identifiquen, el que sea, pero deben darme una buena razón para dibujarlo, ¿entendido?

–Sí, profesor.

–Vale, comiencen.

Así, cada quien dibujó el animal con el que se sentía identificado, y después el maestro comenzó a pasar junto a cada estudiante para preguntarle el por qué de su dibujo.

–A ver, Donghae, ¿Por qué te identificas con un pez?

–Verá… –empezó a explicar, sin tener idea de que unos ojos marrones se posaban en él con verdadero interés –siento que un pez siempre está buscando libertad mientras que a la vez solo intenta llevar una vida relajada, justo como yo; libre y relajado, Lee Donghae.

Varios de sus compañeros sonrieron al escucharlo.

–Bien, ¿qué hay de ti, Junsu?

–Yo dibujé un delfín porque me gusta como cantan, y además son muy inteligentes, así que me identifico con ellos.

–¡Debiste dibujar un pato! –Le gritó uno de los chicos en el aula, causando las risas de todos, hasta del mismo Junsu que se hallaba más rojo que un tomate, todos sabían que lo decía por su trasero.

–Bien… ¿qué dibujaste tú, Eunhyuk?

–Un mono. Porque siempre quieren explorarlo todo y no le temen a nuevos territorios, así me siento.

–Interesante…

Donghae volteó a mirar a Eunhyuk, quien justo después de terminar su explicación le devolvió el atisbo, e inesperadamente le sonrió, causando que el pececito se sonrojara sin remedio. ¿Por qué siempre acababa sonrojado cuando le miraba?

–¿Qué hay de ti, Jiyong?

–Bueno, he dibujado un dragón porque me he identificado con éste desde pequeño, aparte de que Jiyong en coreano significa dragón, usted sabe. Y pues, aunque no existe en el mundo real, en las leyendas siempre es valiente y pelea para defender lo suyo, así que me identifico con él.

–Ya veo. ¿Y tú, Kyuhyun? ¿Por qué dibujaste un tigre de bengala?

Sungmin pretendió no darle importancia, pero por el contrario, fue la explicación de la que más estuvo pendiente, quería saber qué pensaba ese demonio de sonrisa sensual.

 

Mis ojos consiguen nublarse

Cuando miras penetrantemente hacia mí

El sonido de tu respiración se acerca a mis oídos

Haces que me vuelva loco

 

 

–Porque ellos siempre están cazando y dispuesto a luchar, y sin importar lo que sea, obtienen lo que quieren en un dos por tres; son astutos, fuertes y rápidos, y si los haces enojar no tendrás buena salvación. Por eso.

Min frunció el ceño. Ahí iba de nuevo, Cho Kyuhyun, pretensioso y molesto.

Y se estaba mordiendo el labio de la rabia, con el ceño fruncido aún, que no notó que el profesor estaba a su lado.

–¿Qué dibujaste tú?

Sungmin se sobresaltó.

–Este… –rápido, piensa. Las palabras por poco no salían de su boca –pinté un conejo porque me han gustado desde pequeño, ellos comen muy saludablemente, y aparte, amo la zanahoria, así que diría que es por eso.

Todos guardaron silencio hasta que una risa retumbó en el lugar.

–Eres el conejito más salvaje que vi jamás –murmuró Kyuhyun, apenas audible al rubio, quien le miró con desdén mientras el menor seguía riendo al igual que sus secuaces debido a su afilado comentario.

Finalmente la clase acabó y los estudiantes comenzaron a salir del salón.

SungMin hablaba con sus amigos sin tener la más remota idea de que alguien más los escuchaba.

–¿Ya conseguiste trabajo, Min? –Indagó Ryeowook con tranquilidad.

–Aún estoy buscando, pero no encuentro nada todavía.

–No te desesperes –Donghae le palmeó la espalda –ya encontrarás algo, amigo.

–Huy… pues espero que sea pronto, ¡eh!

–Que sí, sólo se paciente –lo animó.

 

La tarde caía cuando Sungmin salía de la biblioteca después de consultar algo. Caminando por los pasillos, (esta vez bien pendiente para no chocar con nadie), se encontró con Jiyong, quien iba en sentido contrario.

El rubio lo evitó con la mirada, pero el menor lo llamó cuando ya se habían cruzado.

–Hey, Lee Sungmin.

El aludido giró la cabeza para verificar que le hablaba a él y entonces se giró para completo para mirarlo. ¿Qué querría ahora un integrante de EXO?

–¿Qué sucede?

–Oí por casualidad que necesitas trabajo.

–Así es, ¿y? –Se encogió de hombros, instando a hablar al castaño.

–Bueno pues es que en mi club más cercano al campus necesitan un mesero, ¿te interesa?

Sungmin dudó, ¿era en serio? ¿Acaso lo estaba tomando por burla?

–¿Es chiste? –Fue directo – ¿Un club nocturno?

Una pequeña risita se le escapó al menor de los dos, le parecía graciosa de cierta manera que Sungmin estuviera tan prevenido con él y sus amigos cuando su verdadero enemigo era Kyuhyun, y negó con la cabeza.

–Eres mayor de edad, ¿no?

Sungmin asintió, aunque él mismo pensaba que el propio GD no superaba los 16 años y ya estaba involucrado hasta los ojos en mafia, bares y clubes nocturnos. Bueno, aún debía comprobar por sí mismo lo de la mafia.

–Por eso mismo. Realmente necesitamos un mesero mayor de edad esta vez –aquellas dos últimas palabras las dijo en un tono más bajo, casi como si estuviera pensando en voz alta, luego le devolvió la mirada, como adivinando lo que el mayor pensaba, remató: –No habrá problema con tus clases, el horario va de seis de la tarde a diez de la noche –estaba serio de nuevo–, ¿lo tomas o no?

–¿Y la paga? –Aún dudaba – ¿De cuánto hablamos?

–Conque eres un hombre de negocios, ¡eh! –Sonrió, burlón, pero el rubio seguía serio, por lo que él tomó la misma postura –vale, vale, hablamos de unos 800 wons por turno, sin contar recargos extras, propinas, ni fines de semana.

–¡¿Hablas en serio?!

Jiyong le miró con sobriedad, no le gustaba que tomaran en juego sus palabras.

–¿Por qué mentiría, Lee Sungmin?

El mayor quedó boquiabierto al entender que hablaba en serio, ¿pagaban tanto solo por atender unas simples mesas en un jodido club nocturno de ricos durante simples cuatro horas? ¡Claro que lo tomaría! Sería excelente, al fin podrían mejorar un poco las cosas.

–¿Entonces, qué?

–Acepto.

–Vale, ¿puedes comenzar esta misma noche?

–¡Claro!

GD asintió, le gustaban las cosas rápidas, así era él: apresurado.

–Bien, nos veremos en las bancas del campus antes de las seis, ¿entendido?

–Ajá.

Y no es que a Sungmin le hiciera mucha gracia que Kwon Jiyong fuera su nuevo jefe, pero ese trabajo era lo mejor que podría conseguir, así que intentaría al máximo dar lo mejor de sí.

El castaño dio media vuelta y comenzó a caminar cuando la voz del rubio lo detuvo, tenía algo que preguntar, debía estar seguro.

–Espera.

–¿Qué?

–¿Sólo seré mesero, verdad?

–¿Qué quieres decir?

–Ya sabes, no tengo que bailar o desnudarme, ni ninguna de esas cosas raras, ¿verdad?

GD rió divertido y negó con la cabeza, aunque Sungmin no supo si le quería decir que no, o si simplemente se estaba burlando de él, por lo que no fue una verdadera negativa, pero así se quedaron las cosas, pues Lee no quería pasarse de molesto y arriesgarse de que Jiyong se arrepintiera de darle el trabajo.

–¡Te veo en una hora! –Exclamó el castaño mientras seguía caminando en dirección opuesta al mayor.

 

Aquella tarde Sungmin se preparó como era debido y se encontró con GD en las bancas del campus como habían quedado, así, poco antes de las seis de la tarde, un hermoso audi azul se estacionó frente a ellos y un hombre elegantemente vestido abrió la portezuela de atrás. El castaño se acercó rápidamente y se subió al vehículo mientras Sungmin observaba la escena, intentando asimilar aún lo que veía.

–¿No te vas a subir, o qué? –Indagó GD, impaciente.

Lee asintió con la cabeza y abordó el auto a su lado de manera rápida.

Ninguno de los dos pronunció palabra en todo el camino, Sungmin aún no estaba seguro de lo que hacía y Jiyong estaba muy concentrado en su celular.

Y finalmente llegaron. Min conocía bien la ubicación ya que era un lugar verdaderamente famoso y había pasado por allí muchas veces aunque jamás había entrado. Los guardias se hicieron a un lado al ver a GD, y éste, antes de ingresar les anunció que Sungmin sería el nuevo mesero, para que lo dejaran entrar siempre sin problemas de ahí en adelante.

Una vez adentro, al rubio le pareció un lugar interesante, con elegantes sofás de cuero y mesas con sillas alrededor de diferentes cantidades, indicadas para diferentes grupos de personas. Había cuantiosos reflectores y parlantes casi por todas partes. Había un segundo piso que se apreciaba desde la primera planta a través de un enorme cristal, lugar que tenía una enorme pista, y más espacio para bailar. En ambas plantas había barras tras las cuales se apreciaban montones de licores diferentes, y Sungmin sabía que todo ni juntando el salario de padres podría comprar una sola botella de las allí exhibidas.

 

Para que nadie pueda verte (nunca)

Quiero esconderte en mis brazos (Hablo en serio)

Todos los ojos te quieren

Hace un viento áspero y turbulento dentro de mí

 

 

El lugar aún estaba vacío, puesto que no abrían sino hasta las siete de la noche, eso fue lo que GD le explicó.

–Pero si estás aquí –una voz masculina se hizo escuchar, causando que los dos chicos se detuvieran –Bienvenido Señor Kwon –un chico pelinegro hizo una leve reverencia y le sonrió.

–¡No me trates así! –GD rió divertido mientras negaba con la cabeza –se siente raro. Ya te dije cómo debías hablarme.

–De acuerdo, lo siento –el pelinegro seguía sonriendo – ¿Qué tal estás, GD?

–Mucho mejor –sonrió.

Sungmin miraba con curiosidad al apuesto desconocido, y éste le devolvió el atisbo de inmediato.

–¿Y él es…? –Increpó el pelinegro.

–Ah, es Sungmin, será el nuevo mesero –explicó el castaño, y luego miró al mencionado –Lee, él es Yoochun, el barman, y mientras yo no esté, él será tu jefe.

–Entendido.

–Soy Yoochun –el chico seguía sonriendo, realmente era guapo y su sonrisa era encantadora –espero que nos llevemos bien.

–Sungmin, espero lo mismo –se limitó a decir, aunque ya se sentía más confiado ante la amabilidad del más alto.

–Él te enseñará todo lo que debes aprender, así que préstale atención –indicó Kwon.

–Bien.

–Acompáñame por favor –le pidió Yoochun, y Sungmin solo lo siguió.

El rubio miraba con curiosidad todo lo que le rodeaba, de una vez intentaba memorizar cada instalación, pues sentía que un lugar tan grande, fácilmente podría perderse.

Finalmente llegaron a una gran habitación en la cual había espejos y closets, junto a algunos otros objetos como accesorios, maquillaje, y cosas similares.

–Éste es el camerino de los chicos, ahora es tuyo también, está todo lo que necesitas, así que no debes preocuparte por nada –Le dijo Yoochun sin deshacer su gesto amable.

–Gracias –contestó, aún entre asombrado y curioso, sabía que debía acostumbrarse a todo aquello tarde o temprano pero no sabía cuándo sería eso.

El pelinegro caminó hasta uno de los armarios y sacó un traje como recién salido de la lavandería.

–Póntelo, será tu nuevo uniforme –indicó.

Sungmin asintió recibiendo el traje y Yoochun le dejó a solas para que se cambiase. El rubio contempló mejor el traje que tenía en sus manos, se suponía que era un simple uniforme de empleado pero lucía costosísimo, y pensó que bien podía pasar por un chiquillo mimado de la élite o incluso un hombre de negocios con un traje como esos.

Ya cambiado se miró en el espejo por última vez, casi no se podía creer ni él mismo que estaba vestido así; él, quien apenas y se preocupaba por ponerse un par de jeans y una camiseta cada mañana, él, que había tenido que estudiar duro para obtener una beca y así no dejar de educarse cuando su escuela cerró, él, un simple muchachito de familia modesta, lleno de sueños e ilusiones: simplemente Lee Sungmin.

Abrió la puerta para salir, y vio que afuera Yoochun y Jiyong parecían muy entretenidos charlando de quién sabía qué cosas. Ambos muchachos se detuvieron al verlo salir, y sonrieron cómplices al ver lo bien que le quedaba el atuendo.

–Así sí que ganarás propinas –chifló el pelinegro mientras el más bajo reía y el pobre Sungmin se sonrojaba de a poco.

–Perfecto –concordó GD, mirándole de pies a cabeza con detalle y causando que Lee se sintiera más que incómodo entre los otros dos –creo que te irá bien en este trabajo.

El rubio lo miró con duda, ¿realmente creía que le fuera a ir bien cuando él apenas y había entrado a un par de clubes junto a sus amigos? ¡Lee Sungmin sería el mesero más inexperto del puto mundo! Pero vale, lo intentaría, tenía que hacer algo bien si quería conseguir dinero, al menos por el medio legal y sin denigrarse a niveles insuperables como había llegado a considerar que tendría. Y en el fondo agradecía mucho que fuera así, incluso si era a costa de estar más cerca de los chicos de EXO.

Los chicos de EXO….

Esperen, no había considerado el hecho de que en aquel lugar bien podría toparse con Cho Kyuhyun, y ese pensamiento lo hizo estremecer sin aparente explicación. ¡Era el infierno! ¿Cómo saldría de allí? Tenía que escapar…

 

Una negra sombre despierta en mí

Fuegos artificiales estallan en mis ojos que te ven

Que todo el mundo se aleje

Porque me estoy poniendo un poco más feroz

 

 

No, no podría. Ya había aceptado el trabajo, y sobre todo: necesitaba el dinero, no se podía ir.

Tendría que aceptarlo como llegara, no tenía opción.

Jiyong comenzó a hablar con otros chicos y Yoochun le dijo a Sungmin:

–Es sencillo, solo debes ir a las mesas y preguntarles lo que desean, esos chicos con los que habla GD son los otros meseros, cuando estés atendiendo las mesas actúa como ellos, no es difícil –palmeó la espalda de el más bajo –lo harás bien.

¿El pelinegro intentaba darle ánimos? Sungmin seguía sintiéndose extraño, pero trataba de acostumbrarse aún.

 

No tuvo tiempo de socializar con nadie, el club abrió sus puertas y rápidamente se llenó como cada noche. Sí, esa sería una noche común en el lugar, pero para Sungmin, sería la entrada a un mundo desconocido.

Ahora se habían encendido las luces neón, las cuales se agitaban por todas partes mientras que la música retumbaba.

 

Estoy gruñendo gruñendo gruñendo

Estoy gruñendo gruñendo gruñendo

Estoy gruñendo gruñendo gruñendo

Si no te alejas, es posible que salgas lastimado

 

 

Iba y venía llevando pedidos, era algo muy movido y hasta agotador pero no pensaba quejarse, todo estaría bien.

Y todo habría estado bien esa noche de no ser porque cuando se encontraba haciendo lo suyo Yoochun lo llamó para decirle que lo necesitaban en la zona V.I.P para atender un pedido especial.

El rubio se extrañó. Jiyong y Yoochun ya le había explicado que en esa zona generalmente llegaban celebridades y solo cierto personal calificado era asignado allí. Cuando pisó aquel lugar unos excepcionales nervios se apoderaron de él, un insólito aire malicioso corría por el aire y se extendía hasta él sin que lo percibiera.

 

Los ojos se cortan

La tensión se siente como que podría cortar a alguien

(Si te abrazo en este momento)

A tu alrededor, bebé, bebé

 

 

Cuando llegó hasta el rincón que debía ir, donde había un sofá en forma de L frente al cual había una mesa para depositar bebidas, sintió que su pulso se aceleraba. Las luces seguían agitándose, y en este punto, casi lo ciegan por un instante, por lo que no reconoció a la gente que allí se encontraba. Una persona se hallaba sentada sola, y Sungmin supuso que ése sería el primer cliente que tendría que atender esa noche en la zona V.I.P.

–Bienvenido, ¿qué desea? –ah, sí, había aprendido a saludar y solicitar las órdenes.

Una sonrisa torcida se formó en los labios ajenos y emergió de las sombras.

–Deseo muchas cosas, pero no puedo decidirme en este momento –una voz grave y profunda se hizo escuchar, y aunque a Sungmin le pareció familia, el ruido a su alrededor no le permitió reconocerla del todo.

El rubio le miró con curiosidad y confusión a la vez, ¿qué clase de persona era ésta?

Un extraño silencio los envolvió, la esencia del diablo corría libre.

 

Quédate como estás

Como te ves en sólo mi

Yo nunca te dejaré ir

Sólo mira, nena

 

 

–Llámeme cuando se haya decidido entonces –espetó Sungmin, a punto de irse en vista de que el cliente no decía nada.

Pero antes de que pudiera dar un paso fue tomado del brazo y jalado de golpe, lo que lo hizo quedar sentado en aquel enorme sofá, junto al cliente.

–No te vas hasta que no acabe contigo, deberías haber aprendido ya.

Lee reconoció con horror que quien le hablaba no era otro que Kyuhyun, quien ahora le miraba fijamente y tenía su rostro peligrosamente cerca al suyo.

 

En este lugar brumoso (en este lugar brumoso)

Brilla con claridad (brilla con claridad)

Los ojos que te quieren

Suena una alarma de alerta dentro de mí

 

 

–¿Qué haces aquí? –Luchó por no tartamudear.

–Esa sería la pregunta que te haría yo.

–Aquí trabajo desde hoy –intentó sonar calmado aunque sus nervios se estaban crispando al tener al castaño tan cerca –y… además… no tengo por qué darte explicaciones –quiso sonar firme.

Kyuhyun chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Se empezaba a dar cuenta de que Sungmin había comenzado a sudar y su respiración sonaba agitada. Entonces, remotamente recordó que Changmin le había dicho que él le gustaba a Sungmin, y pensar en esa idea le divirtió como nunca.

Quería jugar con el rubio.

– Estás siendo un conejito muy malo, realmente malvado –Espetó con un tono burlón, delineando con los dedos la piel del cuello que quedaba descubierta en el traje que llevaba el mayor –y… –se acercó seductoramente al oído del rubio, haciéndole estremecer nuevamente –no sabes cuánto me atrae la maldad…

Nueva lección: al diablo le atrae la maldad.

Soy gruñido, gruñido, gruñido

Si no te alejas, es posible que salgas lastimado

EXO –Growl.

 

Notas finales:

Ahh! ¿Qué creen que sucederá ahora? Como ven, ambos se sientes atraídos por la maldad, ¿entonces qué pasará con ellos? ¿Cómo creen que sorteará Sungmin su trabajo en el club nocturno? ¿Qué le dirán sus amigos? ¿Cuándo habrá lemon? Jaja ok no XD

En fin… para saberlo no dejen de leer y comentar, eso me motiva para seguir escribiendo.

Espero que les haya gustado. Y realmente lamento la tardanza, pero pues nada, espero seguir inspirándome y continuar con toda este fic jeje.

También, quiero darle la bienvenida a los nuevos lectores, por favor no se desanimen y sigan el fic, este año prometo actualizar tanto como sea posible y más que el año pasado :D

Nos leemos pronto.

Bye bye!


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