LECCIÓN 3 –Los Pactos con el diablo no se pueden romper.
Lee Sungmin caminaba tranquilamente por las instalaciones de la YiRuMa High School cuando repentinamente escuchó unos sonidos extraños provenientes de uno de Artes. Al principio aquellos sonidos parecían como quejidos bajitos, pero luego estos se convirtieron lo que parecían ser gemidos de placer. Sungmin agudizó el oído, y su curiosidad aumentó cuando escuchó una voz que ya le parecía familia. Bien pudo ignorar los extraños sonidos y continuar con su camino, pero su curiosidad fue mayor, así que lentamente abrió la puerta de aquel salón y entonces lo vio… Cho Kyuhyun estaba penetrando sin pudor alguno a una chica rubia, alta y de senos enormes, como las de esas chicas de las películas porno, la chica gemía cada vez más fuerte, sosteniéndose del alfeizar del ventanal allí presente, pronunciando entre gemidos el nombre de Kyuhyun y pidiéndole más a medida que él aceleraba las penetraciones.
Sungmin frunció el ceño con molestia al presenciar dicha escena y apretó los labios en un puchero lleno de enojo. ¡Era el colmo!
–¡¿Qué demonios crees que haces, Cho Kyuhyun?! –Vociferó, adentrándose en el salón y dejando la puerta abierta tras él –este es un salón de artes no un motel barato.
Sin embargo, y aunque los dos interrumpidos se habían sorprendido por la repentina aparición del rubio, Kyuhyun no se molestó en terminar con lo que hacía en el acto, sino que siguió los segundos que le hicieron falta para llegar al éxtasis y correrse dentro del preservativo que traía. La chica lo miró con curiosidad, como esperando a que le diera una orden, Kyuhyun cerró los ojos, intentando acompasar su respiración y al final le dijo:
–Vístete y sal de aquí.
La chica asintió sin decir palabra e hizo exactamente como el castaño le dijo. Kyuhyun sacó una cajetilla de cigarrillos y comenzó a fumar uno, empezando a acomodarse la camisa blanca de su uniforme.
–¿Qué diablos te pasa, Lee Sungmin? –Indagó, dándole una calada a su cigarrillo.
–Esa misma pregunta te hago yo a ti, ¿Quién diablos te crees?
–No me creo nadie –se puso de pie y Sungmin notó que ya estaba vestido aunque aún tenía la camisa abierta, por lo que pudo ver claramente sus marcados abdominales –Yo SOY –acentuó la palabra –Cho Kyuhyun, ¡el gran Cho Kyuhyun! Y un imbécil como tú debería tener eso presente.
–Eres un idiota, eso es lo que eres –frunció el ceño y le enseñó su dedo corazón, desconcertando por completo a Kyuhyun. –No puedes traer cualquier puta al internado y tener sexo donde sea con ella.
Y sin más, Sungmin salió del lugar dando un portazo. Furioso, Kyuhyun pateó una de las sillas en el salón y se revolvió los cabellos con frustración, ¡le molestaba tanto que el mayor actuara de esa manera!
Al día siguiente el primer receso del día había acabado, por lo que Sungmin se dirigió a los baños, pues su vejiga del tamaño del guisante pedía a gritos ser descargada. Se dirigió a los orinales, y estaba orinando cuando escuchó que de uno de los cubículos se escuchaban sonidos cada vez más extraños que subían de tono poco a poco, entonces, la puerta cerrada de dicho cubículo comenzó a sacudirse y los sonidos se hicieron más fuertes, más salvajes, más desesperados.
–Ah… así, Kyuhyun, ¡no pares! Ah…
Aquella voz femenina retumbó en el lugar, haciendo eco en todo el baño. En ese momento Lee Sungmin sintió cómo le hervía la sangre, ¿acaso Cho Kyuhyun no tenía vergüenza alguna? ¿Cómo era posible que fuera tan descarado, por qué no respetaba el internado que su propio abuelo había construido? Hizo una mueca de rabia y esta vez simplemente abrió la puerta de mala gana con la intención de salir de allí, pero antes de hacerlo, gritó:
–¡Eres un maldito idiota, Cho Kyuhyun!
Sungmin estaba enojado, ¡muy enojado! Pero su indignación creció con la gota que rebosó la copa y lo hizo explotar después de presenciar algo desagradable en la biblioteca...
Y es que horas más tarde, quiso realizar su nueva tarea de Historia, por lo que se dirigió a la biblioteca del Instituto; se encontraba entre los estantes, buscando algún libro que le sirviera en su investigación cuando escuchó una especie de gruñidos pronunciados con una voz ronca. Sungmin, siempre tan curioso, quiso saber cuál era origen de dichos sonidos y apretó los puños con fuerza al darse cuenta de que allí, Kyuhyun se encontraba de pie mientras que una chica pelirroja se hallaba de rodillas frente a él, masturbando y lamiendo su miembro, le estaba haciendo una felación en plena biblioteca.
–¿Cuál es tu problema, Cho Kyuhyun? –Dijo furioso Sungmin, causando que la chica se detuviera algo avergonzada. – ¿Acaso no encuentras mejores lugares para hacer tus porquerías? ¿Realmente tienes que exhibirte así por todas partes?
–Eso no te importa. –Respondió Kyuhyun, tocando la cabeza de la pelirroja, dándole a entender que no quería que se detuviera.
La chica regresó a su tarea, pero Sungmin no pensaba dejar las cosas así.
–Esta es una biblioteca, ubicada en un Internado de élite, se supone que cosas como esas no se deben hacer, ¿acaso eres alguna clase de fenómeno que no entiende simples normas de urbanidad, Cho?
Kyuhyun suspiró, virando lo ojos y lanzándole al rubio una mirada de desdén.
–Desaparece de aquí, Kathy. –Le dijo a la pelirroja, quien obedeció de inmediato.
En ese momento Sungmin se dio cuenta de que en realidad nadie parecía atreverse a hacer enojar a Kyuhyun, pues sin importar cuáles fueran sus peticiones, todo el mundo terminaba obedeciéndole sin protestar en lo más mínimo.
–¿Y ahora qué es lo quieres, Lee? –Indagó el castaño, acomodándose el cierre del pantalón.
–¿Por qué haces esto? ¿No sientes ni un poco de respeto por el internado que construyó tu abuelo?
–¿Tú qué sabes? –Reprochó –métete en tus asuntos.
–No puedes traer cualquier puta y tener sexo donde sea con ella. –Insistió.
–¿Por qué te interesa tanto? –Enarcó una ceja – ¿Acaso estás celoso, Lee Sungmin?
Y sin que lo deseara ni un poco, las mejillas del rubio se tiñeron de rosa carmín al escuchar aquello.
–¡Pero de qué demonios hablas! ¿Celoso yo? ¿¡Y por qué diablos habría de estarlo!?
–Ah, no sé… dímelo tú, Lee Sungmin.
–No estoy celoso, no digas idioteces.
–No hagas idioteces, Lee –invirtió la frase del mayor –deja de querer desafiarme.
–No intento desafiarte, es sólo que no entiendo cómo puedes hacer esta clase de cosas sin pudor alguno, vas de un lado a otro teniendo sexo como un maldito ninfómano.
–Cuida tus palabras, idiota.
–Digo las cosas como son.
–Ni una palabra más. Ya no quiero seguir escuchándote.
Sin dar espera a algún nuevo reclamo de Sungmin, Kyuhyun salió rápidamente del lugar, y entonces llegó a la sala privada de EXO, donde sus cuatro amigos se encontraban jugando y divirtiéndose con chicas. El castaño ni siquiera se molestó en saludar en sus amigos y mucho menos en explicarles dónde estaba, simplemente se dirigió hasta su sillón especial frente a uno de los televisores allí presentes y se dispuso a jugar Starcraft en X-BOX 360, poniendo toda su energía en ganar dicho juego, estaba como un loco, parecía que enloquecería de rabia en cualquier momento.
–¿Cuál es el problema de Kyuhyun? –Le preguntó en voz baja TOP a GD, quien se giró lo suficiente como para mirar disimuladamente a su amigo.
–No lo sé, pero se ve realmente molesto, algo malo tuvo que haber ocurrido.
Yesung y Eunhyuk también lo observaron en silencio, limitándose a continuar con sus asuntos.
Así pasaron los minutos hasta que perdió una de las partidas y lanzó el control del videojuego lo más lejos que pudo, totalmente histérico. En esas Yesung se le acercó lentamente, y se sentó a su lado, observándole con la tranquilidad que lo caracterizaba, pero sin ocultar su deje de curiosidad por saber el por qué del estado de ánimo de su amigo.
–¿Qué te pasa?
–No me hables –Kyuhyun se cruzó de brazos y miró fijamente la pantalla del XBOX –mi mente está maquinando un plan.
–¿De qué hablas?
–Estoy pensando en la mejor manera de acabar con Lee Sungmin.
–¿Hablas del chico nuevo? Pero si apenas y entró a YiRuMa.
–Pues por eso mismo, acaba de entrar y ya me está ocasionando problemas –tensó la mandíbula, lo enfurecía solo recordarlo – ¡Lleva dos malditos días enloqueciéndome! –Exclamó, exasperado –Apareciendo de la nada, haciendo escándalos y arruinando mis polvos… –No sé qué hacer con ese chico Lee Sungmin –Frunció el ceño y se mordió feamente el labio, estaba enfadado –Tengo que hacer algo para acabar con él, pero no se me ocurre nada.
–Oh, vamos, eres el gran Cho Kyuhyun, no lo pienses demasiado –Yesung le sonrió divertido –La mejor forma de deshacerse de un enemigo, es dándole otro enemigo.
Kyuhyun enarcó una ceja y poco a poco curvó los labios en una nueva y sensual sonrisa.
–¿Estás diciendo lo que creo…?
–Oh, sí –Le sonrió con la misma maldad –Y ambos sabemos que Shim Changmin es el indicado para esto, debes aprovechar que estará aquí dos semanas.
–¡Tienes razón! ¡Cómo no se me ocurrió antes! –Exclamó divertido –Bien pensado, Yesung –Chocaron las palmas de sus manos sin dejar de sonreír –Max es perfecto para ayudarme a darle una lección a ese tonto…
–Claro que lo es, Kyuhyun-ah, amigo, no dejes que ese chico te dé problemas.
–No, por supuesto que no –dijo sin deshacer su maliciosa sonrisa –yo me convertiré en el verdadero problema de ese imbécil.
Al día siguiente Kyuhyun caminaba por el campus, y se dirigía a la habitación individual de Changmin cuando se lo encontró.
–Qué curioso, contigo quería hablar, Changmin-ah –dijo Kyuhyun, acercándose al moreno.
–Pero si es el gran Cho Kyuhyun –declaró con una gran sonrisa. – ¿Cómo te trata la vida, mi amor?
–Bastante bien, no me puedo quejar. –Kyuhyun le sonrió y asintió con la cabeza, dejándose abrazar del menor. –Pero no me llames así en voz alta, suena raro, Max.
Changmin rió divertido.
–Como digas. –Se resignó –pero… entonces… –Pasó seductoramente las manos por el torso del mayor – ¿Qué hay de cuando estemos solos?
Kyuhyun rió sonoramente.
–¿Intentas seducirme, Shim Changmin?
–Bueno, fuiste tú quien me buscaba, ¿no? –Se alejó lo suficiente para hablar – ¿Qué deseas?
–Max, existe un trabajo para el que te necesito.
–¿Qué clase de trabajo? ¿Necesitas ocultar un cadáver? Porque conozco buenos lugares para eso.
Kyuhyun no supo si Changmin bromeaba o no, pero negó con la cabeza sin deshacer su maliciosa sonrisa.
–Nada de eso. Se trata de un chico, un chico molesto que me da problemas.
–¿Qué chico? –Frunció el ceño.
–Su nombre es Lee Sungmin, viene de Ying Kai.
–Con que Ying Kai, ¡eh! –Hizo un gesto gracioso mientras Kyuhyun asentía con la cabeza. –Bien, ¿Qué quieres que haga con él? Conozco unas excelentes tácticas de tortura, puedo sacarle cualquier case de información...
–No, no –agitó las manos de un lado a otro –eso tampoco.
–¿Entonces qué es? –Ahora Max parecía desilusionado, pero estaba atento a las próximas palabras del mayor.
–Escucha atentamente…
Entretanto, Sungmin había subido a la azotea de uno de los edificios que rodeaban el campus, realmente le encantaba el aire que se respiraba en las alturas. Dio un vistazo al paisaje, y su mirada se detuvo de inmediato en Cho Kyuhyun y en su acompañante actual. Sungmin nunca antes había visto al apuesto morocho que ahora abrazaba a Kyuhyun por el cuello y le hablaba de una manera que al rubio le pareció demasiado sensual, ¿acaso era su nuevo amante? ¿Qué clase de persona extraña y malditamente desvergonzada era Cho Kyuhyun? Estas y más preguntas taladraban la cabeza de Sungmin.
Más tarde ese día, Sungmin se encontraba con sus nuevos amigos en el gimnasio jugando basquetbol cuando los cinco integrantes de EXO llegaron junto al mismo moreno con el que había visto hablando a Cho Kyuhyun antes.
Ryeowook, Donghae y Junsu no podían estar más confundidos respecto a aquella repentina aparición ya que los chicos de EXO tenían su propio gimnasio y jamás iban al de los demás estudiantes. Pero eso fue algo en lo que nadie reparó cuando Cho Kyuhyun dijo con voz clara y profunda:
–Largo de aquí. –Ordenó sin siquiera mirarles.
Los nuevos amigos de Lee Sungmin ni siquiera hubiesen pensado en reclamarle de alguna manera por su grosería y descortesía, pero Sungmin era otra clase de persona, de eso todos podían estar seguros.
–Nosotros llegamos primero –declaró Sungmin con voz firme.
–¿Ah, sí? –Kyuhyun sacó un cigarrillo y se lo metió a la boca –pues me vale, lárguense de aquí.
El castaño extendió la mano derecha y Max le entregó un encendedor para su cigarrillo, el cual prendió allí mismo.
–No se puede fumar en las instalaciones del colegio. –Reclamó Sungmin.
Pero Kyuhyun, siempre irreverente, en lugar de detenerse, inhaló para luego exhalarle el aire con olor a cigarrillo en la cara a Sungmin, haciéndolo toser con desagrado.
–¿No sabes que no me gusta repetir las cosas, Lee Sungmin? ¿Por qué insistes en llevarme la contraria?
–Porque estás equivocado, siempre lo estás y actúas como un niñato.
–Cierto –sonrió con sarcasmo –el gáster de Ying Kai es dos años mayor que yo. –Se encogió de hombros –supongo que comparado contigo, siempre seré un niñato.
Los acompañantes de Kyuhyun rieron divertidos ante sus palabras y Sungmin tensó la mandíbula ante la forma en la que el castaño lo había llamado.
–No nos iremos de aquí. –Declaró el rubio, cruzándose de brazos. –No pueden sacarnos así como así.
Obviamente Donghae, Junsu y Ryeowook se asombraron ante sus palabras y su comportamiento altanero, pero comenzaban a acostumbrarse.
Kyuhyun frunció el ceño, y estaba a punto de replicarle cuando la risa de Changmin resonó en el lugar.
–Pero qué tenemos aquí… –Cruzado de brazos, el moreno comenzó a rodear a Sungmin, mirándole desde todos los ángulos ante la confusa e incómoda mirada del rubio –un rebelde que se atreve a desafiar al gran Cho Kyuhyun. –Miró a los otros cuatro integrantes de EXO con complicidad – ¿Alguna vez vieron algo así?
Yesung se mantenía serio y distante, Eunhyuk parecía querer detallar en su mente todo lo que ocurría y se llevó el dedo pulgar a la comisura del labio, viéndose realmente sexy, TOP y GD sonreían insolentes y cómplices del otro, y los cuatro negaron con la cabeza a la pregunta del moreno.
–Escuché que vienes de Ying Kai –le dijo Changmin.
–No me digas… –Sungmin viró los ojos –no puedo imaginar quién te lo contó… –Fulminó con la mirada a un despreocupado Kyuhyun que seguía fumando. – ¿Y quién diablos eres tú? –Escupió de mala gana –no me digas que eres el nuevo amante en turno de Cho Kyuhyun, y no me sorprende, después de todo él tiene sexo con todo lo que se mueve…
Todos los allí presentes se sorprendieron a más no poder ante sus palabras, pero el único que reaccionó con agresividad fue Kyuhyun, quien se abalanzó sobre el rubio y lo tomó del cuello de la camiseta.
–Ten cuidado con tus palabras, idiota, será mejor que no le hables así.
–Ya, ya –Changmin se metió entre ambos para separarlos –cálmate, Kyu –Sungmin hizo una mueca al escuchar la forma en la que lo llamaba, ¿y por qué lo defendía? ¿Acaso era el “novio oficial” o algo así? –Y tú –miró divertido a Sungmin –veo que realmente eres algo, y tal parece que de verdad no te quieres ir. –Hizo un gesto con los labios –pues bien, propongo que hagamos algunas competencias… entonces sabremos quiénes se quedarán con el gimnasio.
–¿Competencias? –Intervino Junsu – ¿Cuáles?
–Las elegiremos al azar, así ninguno de los dos grupos tendrá una ventaja en especial.
–Me parece justo. –Reconoció Donghae.
–Bien, entonces que sean tres competencias –espetó Yesung.
–Me parece bien –reconoció Ryeowook.
–Adelante, entonces –dijo Max –el grupo que gane se queda con el gimnasio.
–Bien –Sungmin seguía fulminando con la mirada a Kyuhyun –y después de que ganemos, espero no tener que verlos de nuevo por acá.
–Tú, iluso, piensas que podrás ganarme –le contestó el castaño.
–Te ganaré.
–¿Ah, sí? Pues ya que estás tan seguro, ¿Qué te parece si subimos la apuesta?
–¿Qué quieres?
–Si ganamos, tendrás que darnos un Show privado a los chicos de EXO.
Sungmin enarcó una ceja.
–¿Qué clase de show?
–Oh, vamos, ¿también tengo que explicarte eso? –Hizo un gesto –lo pondré en palabras más fáciles –le dio una nueva calada a su cigarrillo –harás estriptis hasta que quedes totalmente desnudo frente a mis ojos.
Los chicos de EXO y Changmin sonrieron divertidos y maliciosos ante las palabras de Kyuhyun mientras que Sungmin y sus amigos quedaron perplejos al escucharlo.
–Eres un maldito ninfómano y pervertido, Cho Kyuhyun –dijo Sungmin en cuanto logró reaccionar –y te vamos a ganar, así que acepto.
Extendió su mano derecha, la cual Kyuhyun observó detenidamente.
–¿Estás seguro de esto? Porque después de que hagas un trato conmigo, no podrás romperlo.
Sungmin hizo un puchero y arrugó el entrecejo.
–Si ganamos nosotros, nadarás desnudo, Cho.
Max rió divertido con las palabras de Sungmin. Kyuhyun enarcó una ceja y después sonrió de lado, despacito, como si desbordara cada vez más sensualidad con cada gesto.
–Hecho –estrechó la mano de Sungmin para después tomarlo del brazo y acercarse a su oído –pero recuerda: los pactos con el diablo no se pueden romper.