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Amor a primera vista. por WolfA

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Notas del fanfic:

Mi primer 2min aquí :3 espero les guste.

 

Notas del capitulo:

Un 2Min que no había publicado en otro lugar, así que espero sus comentarios (:

Amor a primera vista.


Un joven camina tambaleándose, se puede notar enseguida que esta ebrio. No es necesario ver aquella botella de licor en su mano, tan solo con ver como se tambalea, como grita y maldice al mundo con ello es suficiente para confirmarlo kilómetros atrás. Un joven apuesto, con ojos más grandes de lo normal, con una piel achocolatada, con un cabello castaño levemente ondulado y con un cuerpo bien proporcionado con una gran altura, brazos y abdomen marcado.  Usualmente cualquier chica se acercaría a él, pero no esa noche. No cuando aquella maldita zorra, como decía en esos momentos este chico, lo había dejado. Le había cambiado por aquel tipo que alguna vez llamó mejor amigo, ¿Por qué? Se repetía mil y un veces en su cabeza. ¿Qué había hecho mal? Siempre le dio lo que quería, se mantuvo perfecto, jamás la engañó ¿Entonces?


¡¿Cuál era el maldito problema con él?! ¿Acaso tanta atención de su parte le había hostigado? De ser así, ¿por qué nunca se lo dijo? Pudo haber hecho algo para poder cambiar, pero no. Tuvo que ver como se besuqueaba con ese traidor donde se suponía había sido el lugar de ambos, donde se conocieron donde se le declaró, para abrir los ojos. Su vida en tan solo segundos se había ido al infierno, después de golpear al chico y de gritarle tantos insultos y maldiciones se le vinieron a la cabeza en esos momentos. Corrió, quiso alejarse y se refugió en lo que muchos lo hacen: la bebida, el alcohol. Ya llevaba cerca de 5 botellas, ya iba por la 6ta pero le corrieron del lugar. Si, aquel mesero de cabellera dorada, de complexión delgada, con cara de chica y ojos color avellana. Aquel chico que con solo una mirada, le había dicho que tomar de esa manera no le hacía ningún bien, pero fue hasta que quiso besarle cuando terminó con la paciencia de aquel muchacho.


-Maldito, maldito sea el mundo. –Volvió a gritar por 7ma vez.


Cayó al suelo, la botella en su mano rodó hasta que se topó con los pies de alguien. Esa persona susurró algo que no logró captar antes de caer en la inconsciencia. Su cuerpo había llegado al límite esa vez.


Abrió los ojos, pero al momento de querer levantarse un dolor punzante se apoderó de su cabeza. Gritó, no recordaba la última vez que había sentido algo como eso. Cuando se recuperó un poco, pudo apreciar un cuarto muy diferente al suyo: Era pequeño pero acogedor, simple pero confortable, de un color azul dando paso a más luz, con un pequeño ropero de madera, una computadora algo abandonada en una esquina y a su lado estaba aquel chico al que odiaba por haberlo sacado de aquel bar casi a patadas… ¡Esperen! Volvió su vista hacia su lado ¿Era el mismo chico? Si definitivamente era él, no conocía a nadie más que tuviera aquella fina piel de porcelana y aquel cabello tan sedoso, bueno a nadie que no fuese una chica. Le movió un poco, quería saber por qué estaba allí.


  No recordaba nada, que no fuese su rostro y sus ojos pidiendo que parara. Sus ojos casi se salen de su lugar, al ver tal hermosura en aquel rostro de ángel. Ahora podía verlo mejor, más detenidamente. Era demasiado perfecto para ser real, algo en su pecho comenzó a latir de nuevo con más fuerza de lo que alguna vez lo logró. Todo lo de su pasado se borró de su mente, ya no había un ella, ya no había un amigo traidor ni una zorra arrastrada. ¡No! Solo existía ese chico de mirada inocente y de piel de porcelana. Inconscientemente llevó su mano al rostro del menor, un leve sonrojo se apoderó de este haciéndole ver ante los ojos ajenos aún más hermoso.


-Veo que ya despertaste.-Aquella voz, era un canto de ángeles para sus oídos.


  Tomó su mano, alejándola un poco de su rostro. Era tan suave como se veía, no, era aun mejor. Entonces su corazón volvió a pararse al ver aquella sonrisa surcando aquellos labios rosáceos perfectamente.


-Me llamo TaeMin. –Un hermoso nombre para un ser hermoso, pensó.


-MinHo. –Fue lo único que pudo salir de su boca, lo único que su cerebro pudo mantener coherente.


  El menor salió de la habitación por unos minutos, minutos que le parecieron eternos al pelinegro, comenzó a depender de él en el momento en que lo vio a pesar de que este era escaso ya era como una pequeña droga el solo ver su rostro. Volvió con una bandeja llena de comida, al parecer no dejaría que su huésped muriera de hambre. MinHo al ver la comida hecha por aquel hermoso ángel de nombre TaeMin, no dudó ni un segundo en probar bocado. Era tan delicioso como se veía.


-Siento el haberte traído a mi casa, pero es que al parecer nadie sabe de dónde eres… -Comenzó a disculparse.


  Se limitó a observar cada gesto y movimiento que hacía, sus mejillas comenzaban a teñirse de rojo sus manos se movían constantemente y pudo notar que cada vez que trataba de buscar una explicación mejor su pierna se movía de arriba abajo.


   Trató de irse de nuevo de aquella pequeña habitación, al parecer tenía prisa pero MinHo no le dejó. Le tomó por el brazo jalándolo hacia él, el pequeño cuerpo delgado cayó sobre el suyo dejándoles en una situación algo comprometedora.  El culpable no pudo evitar sonreír mientras que el otro se ponía aún más nervioso; si, si se podía.


  Sus labios rosaban los ajenos, sentían el aliento del otro, aquellos milímetros que los separaban comenzaban a desesperarles; pero, para sorpresa de ambos, el que terminó con aquella distancia no fue el moreno sino el de ojos avellanas. Pero de igual forma Choi no dudó ni un momento en corresponderle. Aquel beso tuvo que terminar gracias al molesto ruido del aparato de este, vio el número registrado en la pequeña pantalla y de nuevo todo volvía a su mente.


  TaeMin estaba  a su lado sentado, impaciente al ver como aventaba el celular después de ver la pantalla, de ver como aquellos ojos oscuros se humedecían con  las lágrimas. No sabía qué hacer, pero por acto impulsivo le rodeó con sus brazos dándole un apoyo que creía no sería suficiente.


-Esa estúpida.-Murmuraba MinHo mientras dejaba caer aquellas gotas de agua salada.


  Al pequeño mesero comenzaba a dolerle el corazón al ver a su huésped en tal estado, aún no podía creer que segundos antes le hubiese besado y ahora supiera que había tenido o que quizás aun tenga novia. Se sintió de lo peor, al haberse dejado llevar por el momento pero no había podido resistirse ante aquellos labios tan apetecibles que le llamaban desde la noche anterior, mientras le veía beber incontrolablemente.


  Estaba seguro de su sexualidad, sus padres le habían corrido por ello pero jamás pensó que ello implicara el tener que sufrir por un chico del cual apenas y conocía su nombre. Los minutos pasaron convirtiéndose en horas, el pelinegro había sacado toda su tristeza a través de lágrimas que mojaba la camisa del más joven. Se levantó y tomó el rostro de él plantándole otro beso, pero esta vez se podía notar cierto salvajismo y enojo. TaeMin le alejó, no quería ser usado como un juguete con el cual desquitarse, estampó su mano contra la mejilla derecha del alto dejando una marca roja en esta.


  Salió de la habitación furioso, el moreno se limitó a sobar su mejilla mientras veía salir al mesero estampando la puerta. Se maldijo mil veces internamente al ver lo que había hecho. Un vacio se apoderó de todo su cuerpo, había encontrado el paraíso en aquellos ojos avellanas en tan solo segundos y en menos de milésimas se le había sido arrebatado. Se le había echado a patadas de allí. Se levantó como pudo de la cama, aún con el endemoniado dolor de cabeza. Al abrir la puerta se encontró con su tan ansiado ángel discutiendo con alguien a través del teléfono. No interrumpió, se mantuvo en silencio viendo como este caminaba desesperado de un lado a otro.


-No Key-umma no es necesario que vengas. ¡No! ¡No traigas a appa!  -Repetía malhumorado el menor. –Estaré bien, si, si ocurre algo ya sé donde… claro. Ya, ¡deja! No le digas a Onew-hyung.


Cortó la conversación para encontrarse con aquellos grandes orbes oscuros, le miró aun con enojo. Caminó hacia la puerta y le indicó al mayor la salida.


-Si eres tan amable, creo que ya te sientes mejor y creo que es hora de que vayas a casa, tus padres deben de estar preocupados.     


-No tengo padres. –Se sentó en el sofá de la sala indicando que no se iría del departamento.


-Oh, lo siento. –El enojo se fue por completo de su cuerpo al escuchar la respuesta del moreno.


-No te preocupes, no recuerdo nada de ellos. Mi madre murió cuando tenía 5 y de mi padre jamás supe nada. –Lo dijo como si fuera una cosa sin importancia. –La de la llamada era mi ex, la muy estúpida me engañó con mi mejor amigo.


  Comenzó a hablar, por alguna razón tenía la necesidad de contarle todo sobre sí mismo a aquel chiquillo de cabello dorado. El cual, se dio por vencido y caminó hasta el otro sofá indicándole que le escucharía.


  MinHo habló sin parar ningún momento, el saber que le escuchaba hacia que fuera más fácil todo eso; nunca había tenido la confianza con alguien y menos con un extraño como para decir todo lo que en su cabeza rondaba, pero ese chiquillo parecía ser la excepción sintiendo como si le conociese de años le contó cada detalle sin emitir alguno. TaeMin escuchaba atentamente las palabras del ojos de rana, con cada palabra que salía de su boca se asombraba más. ¿Cómo alguien podría haber pasado por tanto? Era la única pregunta que rondaba en su cabeza, bien aunque él no hubiese tenido la mejor vida de todas ahora era feliz teniendo a su familia compuesta por aquellos hyungs que le ayudaron y le mantuvieron cuando sus padres le corrieron. Incluso aunque le hubiesen corrido, el tiempo que estuvo a su lado fue feliz, podría presumir de una vida completa. En cambio, la persona que tenía enfrente eran escasos los momentos felices, se sintió mal y solo quería abrazarlo cuando miró como sus ojos comenzaron a aguarse al tener que recordar todo ese dolor.    


-MinHo-Hyung.-No lo resistió y lo abrazó.


  Él mayor se refugió entre aquellos frágiles brazos mientras las lágrimas que no derramó en todo ese tiempo al fin fueron liberadas. TaeMin solo se limitaba a acariciar su cabello indicándole que estaba con él, que no estaba solo y que compartía su dolor. Cuando al fin las lágrimas pararon, el moreno se separó un poco para mirarlo directamente a los ojos.


-Yo, lo siento. –Introdujo.-No llevamos ni 24 horas conociéndonos y te he causado tantas molestias.


Y te besé. Pensó el de menor estatura pero solo negó con la cabeza dándole a entender que no importaba. Su sonrojo se hizo presente en el instante en que sintió la enorme mano sobre su mejilla acariciándola.


-Eres realmente hermoso, eres como mi ángel. –Salió de la boca del alto, haciendo que se sonrojara aún más el menor.


  Parecía hechizado, embobado observado cada detalle del rostro de él. Pareciera que nunca había estado en contacto con otro chico y esto hacia que Lee se sintiera nervioso por aquella mirada profunda que escaneaba cada rincón de su cuerpo.


  Sintió sus labios de nuevo en los propios, pero esta vez fue uno más simple como pidiendo permiso. Y TaeMin se lo dio. Pero aquel beso se intensificó cuando menos lo pensó y  aquellas grandes manos comenzaron a meterse debajo de su ropa, sacándole gemidos de entre sus labios al momento en que sentía aquel frío tacto en su piel caliente. Sabía a dónde llevaban aquellos actos, a dónde pararía si no le detenía. Pero, ¡Joder! Se sintió en el paraíso cuando esas manos expertas tocaron y pellizcaron uno de sus pezones. Su cordura se estaba yendo por completo si es que no le había ya abandonado. Se sintió fácil, y por un momento usado. Se separó bruscamente. Pero verlo con aquella mirada llena de deseo, sus labios hinchados debido a los besos anteriores compartidos. La situación le hacía querer más.


Se levantó, no podía ni pensaba irse a la cama con alguien que apenas y conocía de la noche anterior. Había querido ser bueno por primera vez en la vida y esto era la consecuencia de ello. Se maldijo mentalmente, se sintió mal por aquel chico que ahora le miraba con ojos de cachorrito regañado. Era tierno a pesar de su imagen de chico rudo, e incluso ver que se notaba que había estado llorando momentos atrás le partía el corazón.


-Y-yo lo siento. –Su voz grave que se volvió un susurró le terminó de matar.


-No te preocupes, Hyung. –Le sonrió, por lo menos era lo único que podría hacer de corazón y sin pena después de lo anterior.


  Y su corazón volvió a construirse al ver aquella sonrisa surcando el rostro moreno, al menos le había hecho sonreír. No era tan malo después de todo.


  MinHo se levantó, haciendo que mirara hacia arriba. Le sacaba una buena parte para tener que elevar la mirada. Sintió sus mejillas encenderse cuando entrelazó una de sus manos con las propias, un escalofrío recorrió el cuerpo delgado del menor pero su cuerpo no estaba preparado para aquella acción en donde ambos cuerpos terminaron tumbados sobre el sillón.


  El mayor acurrucaba el cuerpo ajeno, dándole el calor suficiente para soportar el clima coreano. Su mano rodeaba la estrecha cintura del rubio mientras este aguantaba la respiración sintiéndose en un sueño.


  Y es que, ¿Cómo diablos esperaban que el Lee se creyese en el mundo real, cuando estaba presenciando como una de sus mayores fantasías se volvía realidad? Eran demasiadas emociones por un día, quiso pellizcarse pero las palabras que fueron susurradas en su oído hicieron que desistiera de la idea.


-Por lo menos déjame quedarme así unos momentos.


  ¿Y cómo alguien podría decir que no a una petición de aquella magnitud? No podía negarse nadie, definitivamente. Además, ¿Qué podría pasar? No tenía nada de malo, estar acurrucado contra una persona que había confiando en él y que había podido remover en aquel lugar hondo dentro de sí mismo que nadie había logrado entrar en toda su vida. Estaba en todo su derecho de disfrutar de un momento así. Ya después vería que hacer, cuál sería realmente el peso de todo lo que sucedía en esos momentos. TaeMin solo quería gozar de los brazos fuertes de Choi un momento más, que el mundo se detuviera por unos momentos a su alrededor y le dejase deleitarse por primera vez en mucho tiempo.    


Porque ese era inicio de algo nuevo, de algo que el destino les tenía preparado. Y que solo gozarían si ellos se lo permitían. La felicidad les esperaba a la vuelta solo era cuestión de avanzar un poco más como lo habían estado haciendo en un solo día. Porque en el instante en que se vieron a los ojos supieron que no podrían vivir sin el otro, y aquellos besos suaves habían confirmado todo.


 -¿Has escuchado alguna vez la frase de “Cuando te enamoras a primera vista es porque esa persona fue tu amor en una vida pasada”? –Su susurro le tomó desprevenido, TaeMin se giró para verlo a los ojos mientras negaba. –Pues ahora yo creo en aquellas palabras, pequeño.


Y un beso con sonrisas de por medio cerró con aquella tierna escena… 


 


      

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aquí (:


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