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MY HEROIC KNIGHT por Choisie

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Notas del capitulo:

I'm back... ~~

***choisie***

 

***

Cómo si yo ya no hubiese tenido bastante con el hecho de que herí a Chanyeol, lo sumí en depresión y fui el prácticamente responsable de que hubiese entrado en estado de coma, él me entregó el mejor regalo que puso haberme dado... el día de su propio cumpleaños.

 

No abrió de nuevo los ojos hasta poco después de que Yura entrara a su habitación seguida de su esposo, hecha un desastre, usando una pijama bajo su saco negro que le llegaba hasta los tobillos, con el rostro surcado de lágrimas que solo se incrementaron cuándo el tono casi rojizo y acaramelado de las pupilas de su hermano, la observaron fugazmente, volviendo a cerrarse a los pocos segundos.

La primera vez que abrió los ojos ocurrió mientras lo abrazaba, al poco tiempo de haber despertado, y fue Kyungsoo quién lo notó de inmediato.

 

Abrió los ojos un par de veces más el día de su cumpleaños, y no dejó casi ni un instante, de mover su dedo pulgar por encima de la superficie de mi mano.

Acariciándola lentamente, casi cómo si quisiera memorizarlo...

 

***

 

Pasó una semana más antes de que Chanyeol lograra observarnos sin lucir perdido. Nos miraba durante unos breves segundos, turnándose sobre cada uno, y luego parecía sumirse de nuevo en el sueño, asustando a Yura cada vez que dormía, puesto que ella todavía creía que él podía entrar en coma otra vez.

 

Me quedé a dormir cada vez con más frecuencia, en la casa de Yura. Ella incluso adaptó una de las habitaciones de la casa para mí, pero me apena confesar que rara vez la usaba. La mayor parte del tiempo, me encontraba en la habitación de Chanyeol, atento a cada mirada que emitía, a cada contacto que hacía sobre el dorso de mi mano, siempre moviendo su pulgar de forma paulatina, lenta, rítmica.

 

Fue tres semanas más tarde cuándo él logró volver a movilizar todos sus dedos, después de haber empezado con solo uno de ellos. Cuándo lo hizo, fue motivo de fiesta para todos nosotros y ahorramos bastante, puesto que lo celebramos el mismo día que lo consiguió, el cuál resultó ser en Navidad.

 

***

 

Yura insistió durante meses que la primera palabra entera que Chanyeol logró decir un año después, fue: noona. Kyungsoo y yo nos cuidamos mucho de contradecirla, pese a que ambos sabíamos (yo más que nadie), que su primera palabra real, ocurrió exactamente un año después de que acabase de leer la saga de Mi heroico Caballero y conociese a Lee Chanyeol:

-“...La Bilocación  fue lo último que ella creyó que podría ocurrirle a su esposo. Incluso el hecho de que había muerto, le parecía más factible que eso.”- Le leía el último libro escrito entonces por Yura, el mismo que ella había hecho de forma tan frenética frente a mis ojos.- “Lo miró atentamente y sonrió con incredulidad: ‘No esperarás que te crea eso, ¿o sí?’, le preguntó, cruzándose de brazos.”

Me volví hacia Chanyeol, había despertado una vez más y me estaba observando detenidamente, con una gracia incierta que no pude descifrar.

-¿...Te parece divertido?- Pregunté por preguntar, cerrando de momento el libro mientras me cruzaba de brazos.

Sus ojos se afinaron de pronto, todavía observándome.

A estas alturas de mi vida, podría jurar que lo vi sonreír en ese instante. Me pareció incluso volver al día en qué Chanyeol, el personaje, me hizo la misma pregunta; poco antes de que Chanyeol, el verdadero, murmurara con una débil y gruesa voz:

-Sí.- Sonrió.- Divertido.

 

***

 

Si bien es cierto que a Chanyeol le costó hablar de corrido bastante tiempo por la disartria; lo que realmente fue un reto para él, fue el volver a sentarse siquiera.

Balbuceaba no más de un par de monosílabos al día para expresar cualquier cosa que necesitase. Yura, su esposo y yo, íbamos y veníamos de un lado a otro a cada segundo, asegurándonos de que él tuviera todo lo que necesitara, así ni siquiera lo pidiese.

Cuándo el doctor anunció que tenía que enderezarse sobre su espalda para que su cuerpo se amoldara de nuevo al movimiento, Chanyeol expresó toda una cara de terror que, en un primer momento, a mí me dio risa.

 

Sin embargo, a pesar de las ganas que yo tenía de querer ayudarlo en esos momentos, fue Yura la que lo apoyó en todo ese tiempo.

Y no, no porque yo no pudiese...

Sino, más bien, porque fue el mismo Chanyeol quién pidió que sea ella, y no yo, quién lo ayudase entonces.

 

-Baekhyun...

-No... No lo entiendo.- Suspiraba, aferrándome de nuevo a la taza de chocolate caliente que tenía, puesto que una vez más, estábamos entrando a otoño.- No sé... qué habré hecho mal. Después de todo lo que ha pasado ahora y...

-No has hecho ni una sola cosa mal.- Me interrumpía ella, cogiendo mis manos entre las suyas.- Es solo que... bueno, él está todavía desorientado, sobretodo ahora, que ha recuperado parte de su conciencia.

-¿Desorientado...?

-Baek, ha estado en coma por casi dos años.- Suspiró ella, riéndose por recordar lo que ocurriera antes.- Han ocurrido muchas cosas mientras él dormía y ha de abrumarle el despertar y notar que sus padres no están, que su hermana se ha casado, que han pasado dos años de su vida con él inconsciente...

-...

-No te estoy pidiendo que lo abandones, Baekhyun.- Musitó ella, susurrando.- Pero por ahora, y solo por “ahora”, déjalo solo. Déjalo entender lo que ha ocurrido y no lo expongas a grandes emociones. El verte de pronto, en su habitación, me parece que ha sido lo más extraño de todo para él.

-¿...El verme?

-Baek, Chanyeol te amaba.- Suspiró Yura.- Pero ya se había rendido con respecto a ti y sin embargo, ahora, de súbito, te encuentra en su alcoba, dispuesto a atenderlo en lo que sea necesario.

-...

-¿No te parecería a ti eso un poco... abrumador?

-...

-Si no lo notamos antes, fue porque él no podía comunicárnoslo.- Yura acarició el torso de mis dedos, encogiéndose de hombros.- No había forma de que pudiésemos darnos cuenta. Dale un poco más de tiempo para... para poder asimilarlo.

-Asimi... larlo.- Destrocé la palabra en dos sílabas que suspiré, hundiéndome en mi asiento.

 

Aunque seguía viviendo en la casa de los Park, rara vez me adentré en la habitación de Chanyeol durante esos meses, o al menos, no lo hacía mientras él estuviera despierto. Entraba de vez en cuándo, asegurándome que dormía, y me quedaba en silencio frente a él, observándolo durante horas, dejando en ridículo a un acosador.

Sin embargo, no había forma de que pudiese evitarlo. Desde que sus ojos acaramelados y afinados se trabaron en los míos, ya no hubo palabra alguna que lograra arrancarme el cariño que sentía por Chanyeol.

Mirarlo dormir sin la mascarilla para respirar puesta, era una sensación ligera sobre mi pecho. Me sentía en paz al admirarlo respirar tranquilamente, con los ojos cerrados...

Solo durmiendo por unas pocas horas para poder despertar después.

Aunque, claro, era de esperarse que en un inicio, el tuviera problemas para controlar su horario de dormir...

Es por eso que, en una de esas noches en que entraba a su habitación, me llevé la sorpresa de encontrarlo despierto y él, al mirarme, se volvió hacia mí con una expresión angustiante en el rostro...

Yura tenía razón.

 

Él podía haberme querido antes, pero prácticamente no sabía nada acerca de mí en estos últimos casi tres años. Que de pronto yo me haya aparecido en su casa ha de haberlo confundido muchísimo y, más aún, si es que yo prácticamente vivía allí:

-Eh...- Miré hacia el techo, hacia las paredes, hacia el suelo...- Y-Yo lo s-siento...

-...

-Ya me... voy.- Mi voz temblaba, temblaba tanto como si fuese una maraca en manos de un brujo...

Me di media vuelta a tientas y busqué la perilla de la puerta, dispuesto a salir cómo si fuese una bala que...

-No.

 

Emitir un simple movimiento en esos segundos resultó imposible de pronto. Sentí la respiración de Chanyeol provenir desde su cama y lo sentí agitarse un poco. Me preocupé al recordar entonces las palabras de Yura acerca de exponerlo a grandes emociones y me giré a verlo.

Preparado para cualquier otra cosa que necesitara..., cualquier explicación que lograra el que “asimilara” mi aparición en su vida...

Preparado para lo que sea..., excepto encontrarlo tratando de enderezar su espalda contra el respaldar.

-Espera...- Susurré, acercándome a él. Sin embargo, Chanyeol frunció el ceño y eso me obligó a detenerme.- Chan...

-Hmp.- Bufó, endureciendo sus codos sobre los apoyabrazos de la cama, buscando acomodarse lentamente.

Suspiró al final, tras haberlo logrado. Respiró profundamente antes de volverse a mirarme y sonreír.

Sonreírme...

Por primera vez.

-Llo-res...- Lo oí musitar, con esa voz gruesa y afónica que tanto había esperado oír otra vez.- No... Llo-res...

Pero ahí estaba yo. Llorando. Dejando que las lágrimas resbalaran de mis ojos mientras me enfocaba en la imagen esplendorosa que Chanyeol me daba...

En cada pequeño detalle de su cuerpo enfermizo...

En cada pequeño esfuerzo de su alma de caballero...

 

***

  

Pero aunque me emocionaba con cada pequeño movimiento que Chanyeol emitía, la única otra cosa que hasta ahora logró llevarme hasta las lágrimas de todo su proceso de recuperación (además de aquella vez en que me pidió que no llorara cuándo me hizo ver su mejoría), fue cuándo se volvió hacia mí una mañana mientras acomodaba un ramo de gardenias en su florero.

Aquella era una costumbre que había tomado gracias a Yura, puesto que, al haber quedado embarazada poco después, ya no le era permitido ir corriendo de un lado a otro por la casa y ahora era yo quién reemplazaba las flores y regaba las plantas. Era algo que me gustaba y me tranquilizaba.

Ese día resultó ser doblemente especial, puesto que también era la primera vez desde hacía tres años, que Yura se permitió cambiar las gardenias marchitas del florero en la sala. Justo venía de allí, con el ramo entre mis manos, cuándo Chanyeol se giró a verme con una sonrisa y murmuró con una voz desafinada y ronca:

-Baekhyun...

Yura me regañó después de eso, no solo porque se hallaba sentimental y con deseos de matar a alguien, sino también, porque rompí el florero de cristal cuándo se me resbaló de las manos por la impresión.

Me puse tan nervioso después de eso que todo lo que atiné a hacer, fue volverme hacia él y pestañear con nerviosismo, temblando desde los pies hasta la coronilla:

-Que hermoso te ves cuándo pestañeas...- Sonrió.- Como alas de mariposas...

 

Me costó creerme que de verdad había dicho eso. Durante todo el tiempo anterior, él no me había dirigido la más extensa de las oraciones y yo creía entonces que era porque no me recordaba o porque de nuevo había insistido en ignorarme. Yura me trataba de animar diciendo que sí me recordaba, que no me estaba ignorando, que siempre estuve allí, en su mente. Incluso me contó una vez, riendo y sollozando, que la primera conversación que tuvo con su hermano (entre monosílabos y tartamudeos), empezó con él preguntando:

-“¿Sabes algo de Baekhyun...?”

 

***

 

-¿Por qué estás... aquí?

Suspiré cuándo lo oí decirme aquello. Yura ya me había adelantado algo de todo esto...

Poco después de que ella diera a luz, se vio obligada a decirme que tenía planeado mudarse a la casa que estaba al frente de la suya, para que el bebé no molestara a su hermano con sus lloriqueos. Le había suplicado a la señora que vivía allí, que le dejara la casa a cambio de que ella le buscara una nueva. No sé qué tal capacidad de convencimiento tenga Yura, pero el haber logrado que la mujer accediera dice mucho de ella.

No creía que fuese a dejar solo a Chanyeol y le pedí que me explicara bien qué era lo que planeaba: Ella balbuceó y le dio vueltas una y otra, y otra vez, al hecho de que había planeado que fuese “yo” quién me quedase con él en la casa y fuese yo quién lo atendiera pese a que seguiría siendo ella la que, económicamente, me atendiese a mí.

-¿¡Estás loca...!?- Exclamé.

Vale decir que la idea de quedarme solo con Chanyeol, no era, en lo absoluto, lo que me molestaba.

Lo que me resultaba irresponsable (por no decir irónico), era el que ella pensara que tenía que pagar todos mis gastos, cómo cuándo me encontraba realmente enfermo.

-¡Oh vamos, Baek! ¡Tú sabes que puedo permitírmelo...!

-¡No, no, no, no, no y no!- Me negué, cruzándome de manos.- ¿De verdad esperabas ser capaz de pagar el tratamiento de Chanyeol, tus propios gastos, los cuidados de tu bebé y más encima mis costos...? ¿De verdad? ¿¡En qué rayos piensas, Yura!?

-Byun Baekhyun, que ni se te ocurra decir que no puedo hacerlo.- Me amenazó ella, mirándome de forma glacial:- Estás cuidando de mi pequeño hermano, uno de los hombres más importantes en mi vida, y no pienso dejar de agradecértelo de ésta forma.

-¡Entonces págame ocupándote de sus cosas, no de las mías!- Resoplé.

-¡Pero tengo que pagarte de alguna forma por cuidar de él, Baek...!

-No necesito que me pagues por cuidar de la persona que amo.- Musité al final, dejándola en silencio.

 

Yura no se dio por vencida con lo que respectaba a ese tema y me obligó a llegar a un acuerdo: Ella se encargaba del tratamiento de su hermano y de los gastos de la casa, mientras que yo me sustentaba a mí mismo, haciéndome cargo de la florería de sus padres.

No negaré lo ventajoso que me resultaba a mí eso; sin embargo, era esa sensación de inutilidad la que quería evitar y ahí radicaba el motivo de que me negara a toda costa el que ella pagase mis gastos.

Yura se dio cuenta de ello y casi me asesina por siquiera pensarlo. Gritaba que, si desde un inicio yo hubiese sido un inútil, ella jamás me hubiese abierto la puerta de su casa en esa mañana de otoño.

Solía repetir el buen ojo que tenía para conocer a las personas y no cesó de decirme lo bien acertada que había estado conmigo; pese a que fastidiara a veces más que una piedra en el zapato.

 

Aunque ella me ayudaba más que frecuentemente, no todos los días podía venir y eran esas las veces en las que solo éramos Chanyeol y yo. Yura me había advertido lo decaído que había notado últimamente a su hermano y me soltó de “casualidad”, que se debía al hecho de que quería decirme algo.

Eso nos trae de vuelta a la pregunta que Chanyeol me hiciera aquella mañana desde su cama, observándome con una expresión angustiada sobre sus ojos:

-¿Por qué estás... aquí?

-Porque aquí está tu florero, como puedes ver.- Respondí, lo más calmado posible.

-Sabes de qué hablo.- Murmuró con su grave voz, logrando que tuviera una especie de escalofrío.

Suspiré pesadamente una vez más. Me volví hacia él y no pude evitar sonreír al ver sus expresivos ojos acaramelados sobre los míos.

-Tú...- Empezó él, siguiéndome mientras me movía por la habitación hasta sentarme en su cama.- Tú sabes que yo...

-Hm.- Asentí, sin dejar de observarlo.- Lo sé.

-No...- Frunció el ceño.- No entiendo... porqué...

-Bien...- empecé, encogiéndome de hombros- la verdad es que es culpa de tu hermana.

Eso pareció sorprenderlo. Chanyeol frunció el ceño y abrió la boca, confundido:

-Veamos... ¿por dónde empiezo?- Murmuré, exhalando con suavidad.- Bueno, ¿sabías que tu hermana a escrito varios libros contigo como su personaje principal...?

 

Chanyeol se reía torpe y candorosamente con medida que iba relatándole su historia, mi historia. A veces se quedaba en silencio, concentrado, atento a mi voz; y otras, así de sencillamente, sonreía con dulzura sin sacarme la vista de encima ni un solo instante.

Aproveché en preguntarle si es que recordaba todas aquellas cosas que habían ocurrido mientras él dormía, como la aparición de Lee Chanyeol y los sueños que no dejaron dormir a Yura. Después de pensarlo durante varios segundos, se limitó a negar con la cabeza lentamente, respondiendo al mismo ritmo que si hubiese estado en mi casa, usando una armadura, lo tendría guardado como uno de los mejores recuerdos de su vida y que, si hubiese molestado de esa forma a Yura, en la vida real, no viviría para contarlo.

 

Hubo un momento entre sus preguntas y mi narración, en que él decidió tomar suavemente mi mano entre las suyas, e interrumpirme, tartamudeando al tiempo que un profundo sonrojo le pintaba las mejillas:

-Tú... aún... aún a mí...

No fue necesario que dijera lo demás.

-Shhht.- Lo callé, acomodando un dedo sobre sus labios.

-Pep-...- Trató de volver a hablar. Ladeé la cabeza al tiempo que le volvía a indicar que guardase silencio, aunque él insistió de nuevo:

-N-No... n-nosotros...

-Chanyeol...

-Entre... nosotros...- Logró decir él, mirándome con seriedad, apretando mi mano entre sus dedos alargados y fibrosos.- ¿Cómo... cómo podríamos...? ¿Cómo si...?- Le tembló el labio inferior, bajó la vista y suspiró:- Si está todo perdido y...

 

Incluso ahora, no comprendo de dónde saqué la valentía necesaria para interrumpirlo de golpe y acercarme a besarlo, pegando superficialmente mis labios con los suyos. Me di cuenta a los pocos segundos de lo que había hecho y me devolví a mi asiento hecho una estufa hirviente.

No me atreví a mirar a Chanyeol por miedo a notar su reacción. Retorcí mis dedos de la mano libre que tenía y observé al suelo, pestañeando como idiota (para variar), mientras pensaba en qué decir entonces.

Casi como si confirmaran que mi vida era una ironía, un recuerdo se me vino a la cabeza y sonreí al recordarlo:

-“No hay... No hay amor perdido entre nosotros”.- Murmuré, sintiendo como, ahora sí, él reaccionaba.

-Baek...- Me llamó; pero yo me puse de pie y casi salí saltando de su habitación, despidiéndome con un gesto de mi mano, antes de volverme a verlo por la rendija de la puerta:

Ahí estaba él, sonrojado igual que yo de pies a cabeza, y con una sonrisa tan ridícula y torpe cómo solo él sabía hacerlas...

De esas que lograban detener mi respiración.

-Gracias, don Quijote.- Murmuré mientras cerraba la puerta lentamente, mordiéndome después la lengua, sintiéndome como una chiquilla que acababa de conocer a su idol..., o a su primer novio...

Claro que, en mi caso, me estaba pasando con ambos

 

Notas finales:

¡Volví de los recónditos agujeros del más allá! (xD)

...

Y, eso es todo. (^^)

No debo decir más. Debo mantenerme callada para que...

¡ÉSTE FUE EL PENÚLTIMO CAPÍTULO! (^^)

Okidoki, ahora sí, me voy.

(¡Paz!)

***choisie***


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