-Entonces, hm... he estado soñando con este chico. Pero, ya van semanas, ¿eso qué quiere decir?
-Pues, en realidad depende mucho.
Minseok suspiró, acomodandose mejor en el diván que tanto conocía. Llevaba ya dos años yendo al psicólogo y la verdad le ayudaba mucho. El estrés del trabajo más los problemas en su casa, sin aquel hombre, ya lo habrían mandado al suicidio.
Luhan, el joven que lo atendía, levantó la vista de su anotador, observandolo por unos segundos. Ladeo la cabeza.- ¿Qué has estado soñando? ¿Cómo es aquel chico?
Sentándose correctamente esta vez, Minseok volvió a suspirar. Su mano derecha cerca se su rostro, su dedo índice golpeando su nariz suavemente. Tomó aire antes de soltar las primeras palabras.- Me ha dicho su nombre un par de veces, pero jamás lo recuerdo con exactitud...
-No has respondido mi pregunta, Kim.
El mencionado bufó al ser interrumpido aún si sabía que tenía bastante razón. Sus manos comenzaron a temblar un poco, ¿por qué? No lo sabía.
Luhan, atento, anotó aquel cambio en su libreta.- Es que... es algo raro, no lo sé.
-¿Cuantos años tienes Minseok? ¿5? Se claro contigo mismo.
Su ceño se fruncio. Sus mejillas, antes infladas, soltaron todo el aire que tenían.- ¡Bueno! ¡Ya! Tenía el cabello castaño, claro, y sus ¿pomulos? Creo que así se llaman, tenían pinta de ser afilados,-En su rostro, una pequeña sonrisa hizo aparición.- pero no, eran bastante suaves.
Luhan rió un poco al escuchar el tono en el que el contrario hablaba. Recordando que era un profesional, retomó su postura. Minseok continuó.- Cuando sonreía sus labios parecían los de un hermoso gato.
-Pero... ¿no les tienes miedo a los gatos?
-Pero él, él es...
-Un sueño, Minseok, es un producto de tu imaginación.
Minseok se removió en su asiento, negando levemente. Suspiró, dirigiendo su mirada a la ventana por la cual corrían unos niños, jugando. En sus ojos las lágrimas se hicieron presentes. No lo podía creer, tenía 28 años y aún era un idiota.- A veces se siente tan real.- Murmuró, más para sí mismo que para su psicólogo.- Cuando me sonríe o me abraza... Jongdae es tan real a veces.
-¿Cuando es real?
Sonrosandose un poco, Minseok lo observó, y aquella mirada lo decía todo. Luhan, anonadado, rió un poco.- Mira, Minseok, no voy a decirte esto como un profesional.
-¿Vas a maldecir o a escupir cada sinónimo de" idiota" que se te pase por la mente? Porque si lo vas a hacer, no quiero escucharlo.- Luhan negó.
-Mira, se dice... Se dice que hay gente que es capaz de viajar entre los sueños.
Los ojos de Minseok brillaron al escucharlo.- Gente demasiado sensible o con problemas, gente en coma, gente que no tiene nada para permanecer en este mundo. No recuerdo como se les llama, tampoco es que me interese porque no tiene nada de lógica... pero, tal vez, si es tan real como dices, entonces podría estar pasándote. No tú, tal vez ese Jongdae del que hablas.
Minseok sonrió, complacido y emocionado, tenía una pequeña esperanza de que todo fuera real, aunque fuera algo tan alocado como aquello.
Las semanas siguientes a esas, Minseok dejó de ver a Jongdae. Había veces en las que faltaba a su trabajo para dormir un poco más, esperándolo.
Los días en el hospital ya no eran tan alegres como antes. La falta del alegre "Doctor Kim" en el hospital se sentía y, no importa que hicieran todos sus pequeños pacientes, nada podía hacerlo sonreír.
Las horas en su psicólogo solo contaban con sollozos y quejas, con "lo extraño" y demás. Nadie recordaba como era el verdadero Minseok, el de antes. Nadie recordaba al Minseok enamorado de Jongdae.
Minseok lo extrañaba, tanto, pero se hizo a la idea de que sólo era un sueño... aquel joven con sonrisa gatuna nunca fue real. Y Minseok lloró todas las noches de una semana, y trataba de no dormir porque sin Jongdae, los sueños no eran sueños. Sólo eran pesadillas.
Pero, ¿han escuchado aquél dicho? "Las cosas llegan cuando menos te lo esperas"... el 26 de noviembre del 2008 fue el día en el que Minseok menos lo esperaba.
Fue un día lluvioso, el viento soplaba tan fuerte que el doctor se sorprendió al no ser llevado por el. Sonrió un poco (falsamente), marcando su pase de llegada. LuHan lo saludo, iba de pasada a su consultorio, y le dijo que sonriera, que la vida jamás era tan mala.
Confundido, el contrario solo asintió y lo dejó pasar. Era su turno en el sector infantil, sonrió verdaderamente por ello.
Caminó, desconcentrado, mientras arreglaba su cabello y sonrió al sentir unos pequeños brazos rodearlo, con ternura. Hyungmin, su pequeña consentida lo hizo reír un poco. Una risa fresca, real, una risa hermosa.
-¡Oppa!
-Hyungmin -dijo, tomando a la pequeña en sus brazos para alzarla, esta sonrió.- ¿Por qué tan felíz?
Pregunto, mirándola divertido mientras caminaba hasta su sector.- Oppa despertó, hoy le dan el alta.
Su sonrisa, aunque no quiso, decayó. Hyungmin, con su pequeña sonrisa de gatito cada mañana era una de las pocas cosas que hacían al contrario realmente feliz.- ¿Vas a abandonarme?
-¡No! Oppa es mi novio, nunca voy a abandonarlo.
Minseok rió, abiertamente, mientras Hyungmin se abrazaba a su cuello.- ¿Soy tu novio?- La pequeña asintió, logrando que en su boca se formara una amplia sonrisa.
-¡¿Cómo que tu novio?! -Exclamó, una voz que Minseok conocía completamente. Una voz que hizo que su corazón palpitara rapido, sin aviso. Temoroso de voltear, no lo hizo.- No, tu eres muy chiquita.
-¡Pero oppa! -lloriqueó la pequeña, mirandolo por sobre el hombro del que la sostenía, se abrazó más a él. Minseok, mentalmente, explotó al notar que aquel chico que había logrado que su vidas fuera un infierno al haberse ido era el hermano de la personita que lo hacía sonreír cada jueves.
-Sin peros, el es mi novio, no el tuyo.
Las piernas de Minsoek flaquearon, diciendole que si no dejaba a Hyungmin en el suelo lograría caerse junto a ella. Entonces, eso hizo. La niña, ya en el suelo, se cruzó de brazos viendo a su hermano... Minseok debía voltear, ¿verdad? Si, verdad.
Al hacerlo, se encontró con lo que el esperaba encontrarse. Del cuello para arriba, todo Minseok se encontraba rojo. Temeroso, avergonzado, mordiendo suavemente su labio inferior. Jongdae lo miraba y lo miraba, ladeando la cabeza, sonriendo dulcemente.
¿Cómo y por qué, segun Minseok, Jongdae no está hiperventilando como él? Luego recuerda, lo había llamado "su" novio... grito mental y a la mierda sus 28 años, el quiere que Jongdae venga, lo abrace, y lo haga sentir una adolescente con su primer amor.
Temeroso, da unos pasos hacia delante, al igual que Jongdae. El ultimo mencionado no actua al igual que él, Jongdae esta confiado.
-¿Me extrañaste, hyung?
El mayor olvida completamente donde esta, olvida todo lo que el contrario le hace sentir, y golpea con la palma de su mano el rostro del menor.
Entonces, para Jongdae, todo se pone en camara lenta. Atontado, con un pulsante dolor en su mejilla derecha, escucha un suave grito al estilo "fangirl" perteneciente a su hermana cuando Minseok lo abraza al cuello, susurrando con tono dulce "Mi vida no es lo mismo desde que no estas". Sonríe, amplio, olvidandose de cualquier dolor que puede o podrá sentir, esta en los brazos del mayor y es lo que importa. Lo rodea por la cintura.
Ni siquiera el grito "fanboy" que suelta su psicólogo lo puede desconcentrar de los hermosos ojos que Jongdae tiene. Avergonzandose un poco al notar que aún sigue en su lugar de trabajo siente que debe soltar a aquella persona a la cual no le molestaría llamar novio. Pero no puede. Tantas semanas, tantos días, tantas horas... Minseok necesita del calor de los labios del contrarios, sentirlos por primera vez.
Y como si Jongdae leyera mentes lo acerca más a su cuerpo. ¿Qué importa quien los mira? ¿Qué importa sí los miran? Ahora, la vida no importa... ahora la vida es Minseok. Sintiendo sus respiraciones chocar, el menor levanta un poco la mirada (alejandola por segundos de los labios de Minseok) y observa como el mayor cierra sus ojos, abriendo un poco los labios.
Acaricia su mejilla izquierda, sonriendo dulce, y deposita suaves besos en los labios del mayor, tratando de tranquilizar su necesidad de a poco, recordando quienes los observaban.
-¿Por qué te habías ido? ¿Por qué dejaste de viajar a donde estaba?
Murmura el mayor, observandolo aún cerca de sus labios.- Lo importante es que no volveré a dejarte, jamas... te quiero, Minseok.