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La guerra del Korio por Karmilla46664

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Notas del fanfic:

Familia Lee:

Señor Lee :muy protector con los suyos, en especial con el maknae al cual le tiene especial cariño, pero está dispuesto a todo con tal de sacar adelante el imperio Lee.

Lee,Jinki: primogénito de los Lee, pretende crear alianzas entre las familias para acabar con aquella disputa que duraba ya siglos.

Lee, Taemin:el maknae de los Lee, tierno e inocente, no tiene ni idea de como llevar el negocio familiar. El favorito de su padre,cambiará su identidad con tal de ayudar a su progenitor.

 

Familia Kim:

Señor Kim:a traves del matrimonio de su primogénito con el hijo único de la influyente familia Choi pretende crear lazos y hacerse más fuerte frente a la potencia Lee.

Kim,Jonghyun:primogénito de los Kim,de pequeño le conciertan un matrimonio con el heredero de los Choi, del cual se enamora completamente.

Kim, Kibum:hijo menor de los Kim, es astuto en los negocios y bien conocidos por sus constantes caprichos y su insaciable lista de amantes.

 

Familia Choi:

Señor Choi : hombre de carácter fuerte, siempre ha menospreciado a su hijo por ser fruto de una infidelidad que mantuvo su mujer.

 

Choi, Minho: hijo bastardo de los Choi, el señor Choi decide cuidarle ya que no tiene más descendencia y necesita un heredero de su imperio.

Notas del capitulo:

Este es mi nuevo fic donde habrá Onkey y Hohyun.Está más elavorado que el resto,espero que no os aburra este cap pero quería primero poner un contesto historico y más adelante entrar de lleno en las historias de los personajes.

A finales del siglo XIX, Corea del Sur se vio sumida en una guerra contra Japón. La Emperatriz Myeongseong ejercía una aguda influencia en el país estableciendo lazos afectivos con China Quing y Rusia para salvaguardar a su nación del imperialismo nipón. Bajo estas fatídico contexto, existían tres apellidos que a nadie en Corea resultaba indiferente: la familia Lee, la familia Kim y la familia Choi. Los Kim y los Lee arrastraban siglos de lucha por el poder del Korio del país. El korio o raíz de la vida era una planta comúnmente utilizada como medicina o como bebida alcohólica. Los Lee llevaban tres siglos trabajando la planta, contando con grandes extensiones de tierra dedicada a su cultivo en la región de Kesón, usándola para crear el Insamul. Por otro lado, la familia Kim era conocida por sus medicinas naturales, destacando las del korio. Todo el país era consciente de sus influencias, asi como la guerra muda que mantenían, buscando alianzas en otras familias adineradas de Corea. Cuando el primogénito de los Kim, Jonghyun, cumplió los once años, el señor Kim pactó un trato con el señor Choi, poderoso terrateniente: el pacto estipulaba que con el casamiento del hijo único de los Choi y del hijo mayor de los Kim establecerían lazos familiares para potenciar sus imperios. Aunque aquello era solo una estrategia económico-política de dos hombres obsesionados con el poder, Jonghyun rápidamente se sintió atraído por su prometido, un año menor que él pero de una belleza e inteligencia que ya se podían intuir a su corta edad. El hijo menor de los Kim, Kibum, también de la edad de Choi Minho, siempre poseyó una agudeza especial para los negocios, por lo que su padre siempre recayó sus esperanzas en él, viéndolo como un potencial heredero de su imperio y un duro rival para los Lee. El señor Kim lo veía bastante semejante a él, lo creía capaz de todo con tal de sacar el negocio, y eso le entusiasmaba ya que al mayor nunca le interesó la empresa.

Por otro lado, el señor Lee también era padre de dos jóvenes de edad parecida a los de su enemigo. El mayor, Jinki, siempre fue un chico muy maduro e interesado en que prosperara el negocio, siendo consciente de la responsabilidad que recaería sobre él cuando su padre muriese. Aunque el señor Lee reconocía las habilidades de su hijo mayor, caracterizado por su diplomacia, su favorito era el menor, el pequeño Taemin. Taemin era la viva imagen de su difunta esposa, además de compartir su afición por el baile. A pesar de ser un joven ingenuo y sin interés por el imperio Lee, siempre le prestó mayor atención, viéndolo vulnerable, obsesionado con que moriría por tuberculosis al igual que su mujer, por lo que lo sobreprotegía, llegando a asfixiarlo.

Choi Minho era el único heredero del imperio Choi. A pesar de ser servicial y de extrema educación, nunca logró el reconocimiento de su progenitor dado que su verdadero padre era un amante que tuvo su madre, con el que se escapó dejándolo solo con el señor Choi.

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-Jinki, ya sabes que cada cierto tiempo mantenemos una relación diplomática con el señor Kim, sólo para asegurarnos de que el otro no comenzará una guerra que implicase a más gente. Pero ha llegado a mis oídos que dentro de unos meses su hijo primogénito se casaría con el heredero de los Choi, seguramente buscando un fiel aliado. Por eso he decidido que es hora de quedar para comer y negociar sobre el korio-el chico escuchaba con atención lo que su padre le decía-Pero esta vez no seré yo quien vaya; creo que ya estás preparado para enfrentarte a ello.

Jinki abrió la boca sorprendido. Realmente le impresionaba que su padre pusiese tantas esperanzas en él a pesar de sus escasos veinticuatro años. Se inclinó en señal de agradecimiento.

-Si de verdad piensas que estoy preparado, ten por seguro que no te fallaré.

El señor Lee sonrió complacido ante la respuesta de su hijo. Sabía de sobra que con el carácter pacífico y su poder de negociación podría llegar un acuerdo con el señor Kim, evitando posibles  futuras peleas.

-No creo que haya problemas, pero ya sabes que tenemos a Shin infiltrado en la casa Kim, que no dudará en dar su vida por protegerte.

Shin Joon era un viejo amigo de su padre quien ingresó en los círculos íntimos del señor Kim para proporcionarle información confidencial a su padre. Aparentemente era la mano derecha y consejero del señor Kim, ajeno a las verdaderas intenciones de Shin. Jinki sintió alivio al no verse desprotegido ante su enemigo, temiendo lo que pudiese hacer este hombre sin escrúpulos al heredero del imperio Lee.

Subió en el carro que lo llevaría a la mansión de los Kim, embutido en un elegante traje con el sello de su casa cosido en el pecho. Al llegar a la mansión, Shin le abrió la puerta, recibiéndolo como si fuese un invitado de honor. Jinki se quedó hipnotizado por la hermosura de aquella casa; andaba tan distraído que no escuchó el aviso de Shin de que habían llegado al despacho del señor Kim. Cuando abrió la puerta, encontró al señor Kim sentado en un enorme sillón bebiendo un poco de soju, quien pareció sorprenderle el no ver al señor Lee como de costumbre.

-Supongo que debes de ser Lee Jinki-dijo dándole un fuerte apretón de manos, nada amigable sino más bien advirtiéndole de su poder.

-Sí, señor. Mi padre me ha confiado esta tarea, espero que no le importe.

El señor Kim esbozó una sonrisa, infravalorando al enclenque joven sentado frente suya.

-Casualmente mi hijo menor también ha querido participar en nuestra charla-Jinki se fijó por primera vez en un afeminado chico de hipnótica mirada felina sentado elegantemente en un apartado sillón. Se levantó, aproximándose a él, con unos embaucadores pasos y le tendió la mano.

-Kim Kibum, encantado.

A pesar de lo atractivo que le resultaba, veía en su mirada fiereza y falta de escrúpulos.

-Comencemos, pues-repuso el señor Kim-como ya se le habrá informado, mi hijo mayor se casará con el hijo de los Choi, y querría invitarle a usted y su padre personalmente a la boda como señal de bandera blanca.

Jinki le sonrió con sinceridad.

-Es usted muy amable, de seguro que iremos encantados.

La conversación se desarrolló sin problemas gracias a los dotes mediadores del joven Lee, quien estaba incómodo con la presencia de Kibum que mantenía su mirada fija en él. Sentía como si aquel chico fuese capaz de leer sus pensamientos. Una vez terminada la conversación, ambos se despidieron con una inclinación.

Kibum había estado observando en silencio al heredero de los Lee. Era un chico alto y atractivo, parecía el tipo de hombres con los que se acostaba y luego desechaba cuando se aburría de ellos. Veía como el joven se esforzaba en forjar lazos con su padre en un intento de relajar la compleja relación de sus progenitores. Aunque lo que más le sorprendió fue que no atisbó ni un ápice de maldad en el joven, cosa que le extrañó, jamás se esperaba un futuro rival tan puro y gentil, cosa que veía valiosa para manipularle. Cuando vio como los interlocutores se despedían, siguió al chico hasta el jardín.

-Por favor, permítame acompañarle hasta su casa-dijo mostrando una sonrisa coqueta que sabía de sobra que derretía a cualquier hombre.

-No hace falta que te molestes, es una largo camino.

-Insisto, hyung, me parece una buena oportunidad para conocernos.

Jinki le regaló una amplia sonrisa y asintió ¿era tan inocente como para no darse cuenta de cuáles eran sus intenciones? Jamás había conocido  a alguien que confiase tan rápido en sus enemigos. El mayor le tendió la mano para ayudarle a subir al carro; Kibum sintió como la mano de su enemigo era más cálida de lo que había pensado, una calidez que le transmitía más de lo que ninguno de sus amantes había conseguido. Aún no tenía claro el porqué de ese capricho en acompañar a su hyung, pero no le dio demasiada importancia ya que se caracterizaba por ser un chico impulsivo y caprichoso. Aunque la conversación comenzó con formalismos y hablando sólo de negocios, poco a poco se fue relajando, dejando de ver en Jinki un posible enemigo. Se sentía realmente bien y le agradaba su compañía. A medida que pasaban las horas, más atractivo se le antojaba al joven Kim. “Usaré mis encantos para conquistarlo, lo usaré y luego destrozaré. Primero me acercaré paulatinamente hasta ganarme su confianza y luego arruinaré su vida.” La idea de utilizar a Jinki le parecía excitante, así podría disfrutar su cuerpo a la vez que ayudaba en silencio a su padre. “Si hundo al peón de Jinki, estaré un paso más adelante para hacer que caiga el imperio Lee.” Su compañero de viaje hablaba animadamente sobre su infancia en Seúl, de vez en cuando paraba para dedicarle una sonrisa a Kibum, que permanecía absorto en sus pensamientos. Las horas en carro se pasaron volando ya que realmente estaba disfrutando de la conversación de Jinki, por lo que cuando vio como el mayor se bajaba, sintió una extraña sensación en su pecho, una especie de vacío. Kibum se caracterizaba por su frialdad, jamás había querido a nadie y era demasiado orgulloso como para mostrar sus verdaderos sentimientos a nadie, pero el joven Kim había conseguido conectar con su lado más humano de un modo que no comprendía.

-Espero volver a conversar contigo, Kibum, me has parecido un chico muy interesante.

Por un momento el pequeño de los Kim sintió como bajaba la guardia y se sonrojaba ante el alago, pero pronto recordó que se trataba de su enemigo y recobró la compostura.

-Gracias, ha sido un placer, hyung.

 

Vio desaparecer a Jinki, quién no paraba de analizar en su cabeza cientos de veces la conversación con el señor Kim para reproducirla fielmente a su padre. Pero sobre todo no se le quitaba de la cabeza la forma en que le miraba Kibum, nunca había sentido una mirada tan profunda y que expresase tanto. Por primera vez sentía que la atención se posaba en él, siempre a la sombra de su hermano pequeño. Sabía que la relación que mantendría con él solo podría ser profesional pero algo en su interior buscaba más, buscaba una amistad profunda con el chico de mirada felina. Aquellas horas conversando con él le habían hecho relajarse y sentirse como un chico más, cosa que apenas había experimentado a lo largo de su vida. Deseó que llegase pronto la boda Choi/Kim y volver a verle en un ambiente fuera de lo laboral, aunque de mientras buscaría más ocasiones para volver a la casa de los Kim.

Notas finales:

No se si os parecerá aburrido,quizás este capitulo ha sido un poco lento y apenas habla de los personajes,pero prometo que a partir de ahora serán mas interesantes u.U


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