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Girls Just Wanna Have Fun por Mellark

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Notas del fanfic:

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

Está del asco, se los advierto xD

Está super corto y aish, espero que al menos a alguien le guste lol

PORTADA

Notas del capitulo:

No sé en qué putas estaba pensando cuando hice ésto xD

Btw, es dedicado a mi sucia de sucias : Eve Kim <3

Te amito mucho u3u <3

Minjung apretaba con fuerza los botones principales del control de su Play Station 3, acababan de comprarle un nuevo juego llamado Beyond. Principalmente llamó su atención porque era un juego de rol y últimamente no encontraba buenos juegos de ésa categoría.

Aunque, al comenzar al jugarlo, la castaña estaba completamente fascinada por la calidad y claridad de la imágenes, después de estar un par de horas, el juego se le hizo tedioso y poco atractivo. De igual forma, debía de terminarlo, no por nada tenía un blog de videojuegos y películas donde alentaba a todos a terminar lo que habían empezado, para poder dar una crítica completa.

Su mirada estaba completamente enfocada en la pantalla donde se muestra el rostro de Ellen Page (llamada Jodie Holmes) en su habitación, probablemente a los catorce o quince años, recogiendo cosas en una maleta y esperando a que la misma Minjung decida hacia donde moverse.

Las piernas de Minjung estaban cubiertas por calcetas largas, por encima de la rodilla, blancas y con dos líneas horizontales azul oscuro en el borde. Una blusa de talle largo azul con un nueve blanca en el frente y unas simples bragas blancas de algodón complementaban el atuendo vespertino de la chica.

Estaba aburrida, en verdad, muy aburrida. El juego era un fiasco, y las pocas cosas interesantes que había estaban mal desarolladas. Pensaba seriamente en darle un cinco en su calificación personal para el blog, aunque en realidad deseaba darle un dos.

Volvió la vista hacia su Samsung que estaba sonando en ése momento y puso el juego en pausa, acercándose hacia el aparato en el cual sonaba Teenagers de My Chemical Romance. Arrastró su pulgar por el ícono en verde y se pegó el teléfono a la oreja, sin preocuparse por ver el contacto.

—¿Hola?

Una risa graciosa y aparentemente fingida, le hizo reconocer quien llamaba.

—Hola, Minnie, ¿ocupada hoy?—la aguda y melodiosa voz de Gwiboon le recorrió el cuerpo—¿Puedo ir a tu casa? Oí que tienes un juego nuevo.

Minjung bufó y se sentó en el sofá, mirando hacia la pantalla de plasma.

—Beyond—dijo casi con desdén—Es un puto asco, gasté dinero en vano. No llega ni siquiera a un seis.

Gwiboon soltó un silbido por lo bajo.

—¿Tan mal está? Ni siquiera a la película de Twilight le pusiste una calificación tan baja. Y mira que es un asco.

La morena rió y recargó las manos en las rodillas.

—Ése seis fue sólo porque Taylor Lautner está como quiere, además de que el padre de Cullen tampoco está tan mal, a pesar de estar viejo.

Ambas chicas rieron y Gwiboon acordó llegar al departamento de la menor en media hora, acompañada de golosinas y ésas cosas que a las dos les gustaban.

—Te veo al rato, linda—dijo la mayor antes de colgar.

Minjung sonrió y volvió a dejar el celular junto a la mesilla del sofá, acercándose de nuevo al control de la PS3, dispuesta a jugar al menos otro nivel de ése horrible videojuego.

Choi Minjung era alta, mucho más que las chicas de su edad, pero también era delgada, tan delgada que muchas veces se preguntaba si era un problema. Sus piernas eran casi la mitad de las de Gwiboon y su cintura era apenas marcada, puesto que sus caderas estaban a punto de ser inexistentes. Sus tobillos eran fuertes y sus brazos débiles.

Desde pequeña, había practicado basketball, siempre siendo la capitana del equipo femenil, muchas veces provocando envidia en las chicas más bajas y rellenas que ella. Minjung no sabía por qué era tan delgada; comía bien y hacia el ejercicio suficiente. Incluso podía decirse que su dieta no era balanceada pues, cada vez que se juntaba con Gwiboon, terminaban sobre el sofá atiborrándose de pizza, caramelos, chocolates y papitas.

Sonreía siempre que recordaba el rostro acalorado de Gwiboon al hacer ejercicio y sus propias mejillas se encendían cada vez que sus labios se encontraban con los de su "amiga".

A diferencia de Minjung, Kim Gwiboon era una chica con muchas curvas. Su estatura era el promedio para una modelo, sus piernas eran torneadas, sus caderas eran anchas, su cintura tenía el tamaño perfecto y sus pechos eran proporcionados. Muy al contrario de su mejor amiga, que era tan plana que a alguien en el gimnasio escolar se le había ocurrido apodarla "La Pared".

Gwiboon, de ojos rasgados y labios acorazonados, era la capitana del equipo de volleyball y porrismo. Era atrevida, arriesgada, temerario y feroz. Minjung se estremeció al recordar lo feroz que era Gwiboon en la cama. O en algunos caso, en el sofá.

Minjung no se consideraba lesbiana, ella adoraba a los hombres e incluso había tenido un par de novios antes de tener encuentros con Gwiboon. De hecho, su último novio fue la razón por la cual comenzó a tener relaciones con la mayor.

Cuando Minjung terminó con Kim Jonghyun, primo de Gwiboon, estaba harta de todos los hombres, y un poco ebria también. Había llegado a casa de su mejor amiga a media noche y la había encontrado llorando en un rincón de su habitación, hecha un ovillo y sollozando casi en silencio. La había tomado en brazos y, tal vez concienzudamente, la había besado hasta que se durmió, sobre ella. Al día siguiente, Gwiboon le había contado que había terminado con Lee Taemin, un apacible y agradable muchachito menor, pelirrojo y algo vivaracho para su edad.

Ninguna de las dos tocó el tema de la noche anterior, pero las señales fueron imposibles de evitar. Cada vez se acercaban más, se tocaban "casualmente", de vez en cuando alguna le robaba un beso a la otra "jugando", y todo éso terminó con Gwiboon sobre la barra de la cocina, de piernas abiertas, mientras Minjung la tocaba por todos lados.

Obviamente, fue imposible no reaccionar ante éso, así que simplemente comenzaron a mantener relaciones casuales, nada más allá de dos amigas experimentando su sexualidad.

Minjung sonrió cuando recordó aquella vez en la que Gwiboon le había amarrado las piernas a las patas de la cama y se sonrojó violentamente, a la par que la puerta del departamento se abría y la pelinegra aparecía por ella, cargada con bolsas del supermercado.

—Hola, guapa.

La menor se apresuró a ayudarla y dejar las cosas en la barra de la cocina.

—¿Qué tal ése feo juego que compraste?—dijo la pelinegra mientras se sentaba también en la barra, cruzando las piernas—¿Vale la pena como para jugarlo un rato?

Minjung guardó el refresco en la nevera y se acercó hasta rozar su frente con la de la otra, suspirando sobre sus labios rosas.

—Tengo ganas de jugar a otra cosa.

Gwiboon rió y encerró la cintura casi extinta de Minjung con sus torneadas y pálidas piernas, pegando su voluptuoso pecho al flaco de la menor.

—¿Qué esperas? ¿Una invitación por escrito?

Sus brazos pronto rodearon el cuello largo de la castaña, mientras sus bocas se unían tórridas, recorriéndose como si no se reconocieran después de tanto tiempo de juntarse. Minjung acarició la espalda baja de Gwiboon hasta llegar a su cóxis, desde donde apretó y bajó rápidamente sus manos hasta las piernas de la mayor.

Cargó con ella hasta la sala del departamento y la depositó con cuidado en el sofá. Gwiboon se aferró a su cuello con fuerza y cerró más sus piernas en torno a su cuerpo.

—No te vayas—ronroneó en su cuello—Creí que querías jugar.

Minjung sonrió contra su pelo y besó el lóbulo derecho de la pelinegra, que casi maulló ante el contacto.

—Tranquila, no me voy.

Gwiboon sonrió satisfecha y separó sus piernas, mientras acomodaba su cabeza en el brazo del sofá, exponiéndose completamente.

Minjung no había notado el atuendo de la chica, pero cuando lo hizo, su sexo pareció temblar. Una camisa roja con el número 23 en blanco; un short blanco, ceñidísimo en las caderas; calcetas largas, parecidas a las de Minjung y unos bonitos tenis blancos adornaban el cuerpo blanco de la pelinegra. La castaña se relamió y se echó sobre la muchacha.

Gwiboon gimió cuando Minjung empezó a bajar su short, repasando con sus huesudos dedos los jugosos muslos de su amiga. Cuando por fin estuvo libre de la prenda, Minjung la observó de arriba a abajo, haciendo que un escalofrío delicioso la traspasara. Los grandes y castaños ojos de Minjung se detuvieron en su pecho, más precisamente en sus pezones que se marcaban en la camisa.

—¿No traes sostén?—gruñó ruda la menor mientras sostenía el mentón de la otra y sonreía depredadora.

Gwiboon tembló y sus ojos se cerraron, con las pestañas aún temblorosas.

—N-no.

Minjung sonrió y se acercó a la boca de la chica, que instantáneamente separó los labios, perfectamente lista para recibir una húmeda y caliente lengua.

—Buena chica—suspiró antes de meter su lengua en la boca de Gwiboon, que la succionó con gusto, completamente agradecida de tener algo de atención.

La castaña metió la mano bajó la camisa rosa de Gwibon y encontró uno de sus blancos y redondos pechos, buscando a tientas el pezón rosa de la chica. Lo encontró y sonrió contra la boca ajena, jalando con la otra mano el cabello lacio y perfecto de su amiga. Sus uñas recortadas casi al raz aruñaban con delicadeza el pezón de la pelinegra que comenzó a gemir dentro del beso que mantenía con Minjung.

Gwiboon comenzaba a mover sus caderas, pegándose más al cuerpo caliente de Minjung, que la mantenía bajo su merced. Kim Gwiboon detestaba ser sometida completamente, así que llevó sus manos hacia el pequeño y muy poco definido trasero de la menor, apretándolo con fuerza y dejándole una nalgada en la semi-morena piel.

Minjung dejó de jugar con el pezón de su mejor amiga y se separó de su boca, sonriéndole pícaramente y viéndola con mucha lujuria los ojos.

—Veo que estás algo húmeda, Gwiboonie preciosa—se mofó, tocando la ropa interior de su amiga, que se estremeció ante el tacto de la alta—¿Quieres que te toque?

Gwiboon asintió.

—¿Qué? No entiendo si no hablas, linda.
Gwiboon apretó los labios y tomó la mano de Minjung con la suya, llevándola hasta su ingle y dejándola ahí.

—Tócame, Minjung.

La castaña sonrió y llevó sus dedos a la orilla del bikini blanco de su pelinegra amiga, jalándola hacia abajo y descubriendo su depilado sexo.

Gwiboon era muy pulcra, muy limpia y se depilaba siempre. Detestaba tener vellos en el pubis y siempre que podía, acudía a un centro de depilación láser, en donde aseguraba que se sentía mucho más tranquila que cortándose los vellos con una navaja. Aunque Minjung sabía que lo hacía por ella, para no incomodarla con sus oscuros rizos, ya que sabía que Minjung detestaba a las personas peludas. Minjung era casi lampiña, por lo cual, su depilación era casi mensual, y siempre con máquina rasuradora.

Minjung sonrió al ver la humedad en la vulva de su amiga y le separó los labios con los dedos, deleitándose al ver como se contraía y se expandía. Chupó sus dedos índice y medio, mojándolos a pesar de que veía lo húmeda que estaba su chica. Metió el primero y Gwiboon alzó las caderas, llevándose las manos a la cara y tratando de no gritar.

—No te contengas, princesa. Me gusta oírte gritar.

Gwiboon se estremeció otra vez y bajó las caderas hacia el sofá de nuevo. Minjung metió el segundo y comenzó a moverlos; dentro, fuera, dentro, fuera, dentro, fuera. En sus oídos sólo existía el húmedo sonida de la penetración y los gemidos ahogados de la mayor. Acercó su rostro al sexo de Gwiboon y succionó una porción de la ingle de la muchacha, sacándole un gemido, más cercano a un grito que a otra cosa.

La pelinegra empezó a mover sus caderas al compás de los dedos de Minjung y llevó sus manos a sus senos, torturando sus pezones con los dedos y chupándolos tal y como le gustaba chupar los dedos húmedos de Minjung. 

Minjung sintió más humedad en sus dedos y los retiró, reemplazándolos con su lengua, con la que hizo que Gwiboon se corriera estruendosamente, gritando en ésa casi vacía vivienda el nombre de su mejor amiga.

Gwiboon se sentó, abochornada y con las piernas temblorosas ante el tan deseado orgasmo propinado por su Minjung.

—Ésto fue...

—Excelente—completó la castaña, para después echarse de nuevo en el suelo, tomando el control de la PS3 y regresando a Beyond.

Gwiboon se sentó junto a ella y la observó de perfil. Minjung tenía unos enormes y preciosos ojos, todo el mundo le halagaba por ellos. Tenía una boca deliciosa y voluptuosa, perfecta. Su cuello era largo y delgado, Gwiboon adoraba dejarle chupetones en él. Sus mejillas eran redondas y su piel era dorada. Todo en Minjung era cálido, era el polo opuesto a ella.
Minjung notó la mirada insistente de su unnie sobre ella y le volvió a poner pausa al juego.

—¿Qué? ¿Quieres más?—le desafió con el ceño fruncido.

Gwiboon negó con la cabeza y se acercó más a la chica. Reposó su cabeza en las piernas cruzadas de la menor y la vió, observándolos con ojos curiosos.

—¿Qué? ¿Tú quieres más?—se burló—Sólo quiero poner mi cabeza aquí, ¿te molesta?

Minjung negó y continuó jugando.

Notas finales:

No sé de dónde mierda saqué ésto xD

Pero está feo, lo sé :c

RW? <3


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