Era un día lluvioso, me encontraba refugiado en una cafetería cercana a mi escuela mirando por la ventana sosteniendo una taza de chocolate caliente entre mis manos, totalmente perdido en mis pensamientos sin percatarme de absolutamente nada más.
- ¿Se le ofrece algo más?- al voltear a ver al dueño de esa dulce voz que me tomó por sorpresa pude notar que era un muy tierno y atractivo chico, al cual no recordaba haber visto nunca en la cafetería, a pesar de que solía frecuentarla.
- No, estoy bien gracias.- respondí mirando directamente a sus brillantes ojos, sin embargo segundos después el chico no se iba aunque había vuelto a posar mi vista en la ventana, lo cual comenzó a ponerme un poco nervioso al notar que aun seguía de pie junto a mi, con la vista clavada evidentemente en mi -tu...necesitas algo?
Sin embargo el chico no contestó y sin más huyó dejándome en total desconcierto, que minutos más tarde se me pasó por completo.
Al pasar un rato más y habiendo terminado mi taza de chocolate decidí que era tiempo de regresar a casa, el frío evidentemente no iba a aminorar y comenzaba a oscurecer por lo que era buen momento para salir a las frías calles de nuevo y continuar con mi camino.
Al abrir las puertas de la cafetería y doblar a la izquierda me topo con un cuerpo más alto que el mio con el cual tropiezo por llevar mi mirada directamente en el piso a causa del frío, y por culpa del cual tardo un poco en articular palabra para disculparme, aunque al levantar la vista y examinar ese rostro un poco familiar para mi solo logro pronunciar una palabra.
-¿Tu?
-Yo...?- me contesta de igual forma interrogándome, lo cual me hace fruncir el ceño ya que estoy completamente seguro de que esto no era del todo una coincidencia.
-Si tu, eres el chico de la cafetería ¿cierto?- contesto señalando con la mirada hacia adentro del local que hasta hace unos minutos me resguardaba del frío del exterior.
-Oh, en ese caso, si yo...soy Donghyun- su brillante sonrisa y gesto tan amable me hacen pensar que es realmente lindo y sacudo mi cabeza alejando esos pensamientos y realizo una pequeña reverencia.
-Yo soy Minwoo, un placer, supongo.- y sin más me dispongo a caminar pasando a su lado y poniendo mis auriculares para concentrarme únicamente en la música.
No es que siempre me comporte de esa manera con la gente, es solo que su forma de ser me resulta abrumadoramente brillante y es por ello que pienso que es completamente lo contrario a mi, un chico callado, tímido, serio y solitario, y, por demás está decirlo, que no busca compañía de nadie.
Al llegar a casa me encuentro con lo mismo de siempre, un lugar vacío, me dirijo a la cocina y encuentro la misma nota de siempre:
"Salí con mis amigas, hay pizza en el refrigerador, no duermas tarde,
Te quiere, mamá."
Esa nota que parece estar fotocopiada por la cantidad de veces que la encuentro justo en el mismo lugar, y que de no ser porque diariamente la desprendo y tiro en el bote de basura, llegaría a pensar que ni siquiera es una nueva.
Así ha sido mi vida desde los últimos tres años, desde que papá murió y mamá se convirtió en todo menos una madre para mí.
Desde que cumplí 15 mi vida dio un vuelco de 360°, dejé de disfrutar de mi adolescencia como cualquier chico de mi edad haría para pasar a preocuparme por mi mismo y mi futuro, ya que nadie lo haría por mi.
Es por eso que ahora no encuentro divertidas las cosas -en su mayoría estúpidas- que cualquier chico de 18 años haría, y he ahí la razón de mi tan chispeante caracter y mi tan sociable vida, prefiero ocuparme únicamente de las cosas en verdad importantes, como terminar la escuela, hacer tareas escolares y domésticas -las cuales tristemente no hay nadie más que las realice-, dormir lo suficiente y volver a lo mismo cada día de cada semana de todo el año.
Es raro que mi único pasatiempo sea acudir a la cafetería, ordenar una taza de chocolate caliente -o frío en verano- y mirar por la ventana a las personas que pasan y disfrutan de su vida acompañados de su familia o pareja, a otros cuantos que van solitarios pero sonriendole a la vida y no ver a absolutamente nadie triste, decepcionado, llorando o haciendo cosas negativas, pero supongo que por eso mismo cada semana decido hacerlo, para buscar a alguien en peores condiciones que las mías, para saber que no soy el único que se siente fuera de lugar en un mundo que todos ven de manera positiva.
Al pensar en ello no puedo evitar recordar al chico de la cafetería, "Donghyun". Repito su nombre en voz alta y una sonrisa sin querer se dibuja en mi rostro. Es tan extraño pensar en una persona que sonríe de manera tan brillante y que por unos instantes me hizo desear sonreir de la misma manera; aunque claro está que ni siquiera recuerdo cuando fue la ultima vez que lo hice, ni mucho menos cómo hacerlo del todo "bien"
Sin más en que pensar decido meterme a la cama después de tomar una ducha caliente y relajarme lo suficiente para que mi mente quede nuevamente en blanco, sin embargo me juega una mala pasada y antes de caer rendido al sueño su nombre e imagen vuelven una vez más a mi mente, Donghyun.