Era un día frio de hecho el día más frio de toda la temporada, sin embargo el interior del viejo edificio era cálido, al menos eso es lo que pensó el chico de cabellos marrones mientras veía como un copo de hilo chocar contra la ventana para desvanecerse segundos después.
Eran vísperas de navidad y pese a todo se sentía un ambiente lleno de energía, era increíble como la humanidad aunque llena de miedo y sufrimiento aun tenía esperanza y la fuerza para seguir adelante.
-Eren, si no nos damos prisa nunca terminaremos- chillo el pequeño chico rubio de ojos color zafiro
-Sí, si- contesto el joven volviendo a pintar pequeñas esferas con diseños divertidos
-¡Es increíble! De todos los reclutas que hay, nos toca a nosotros pintar estas cosas-
-Jean, todos nos estamos esforzando- lo reprimió el rubio
-tskk…-Era casi imposible ganarle en una discusión al rubio así que lo dejo pasar y continuo pintando bruscamente
-Eren, ¿Qué es lo deseas para navidad?- pregunto la chica de cabellos negros
-mmm… no hay algo que realmente quiera para navidad-
-¿Estás seguro?, yo podría conseguir lo que quieras aunque sea muy difícil ¿no hay algo que quieras más que otra cosa aunque sea un poco?- insistió la chica
-bueno… tal vez…- De pronto una imagen cruzo su mente, era un hombre pero no cualquier hombre, él era de corta estatura pero era realmente fuerte, la mayoría del tiempo tenía el ceño fruncido pero era una buena persona y siempre se preocupaba por sus compañeros, realmente lo amaba, ¡él era tan guay! Pero a veces no lograba entenderlo - … no, no es nada Mikasa- agrego con un tono de desánimo, al darse cuenta que no había visto al chico de cabellos obscuros durante un buen tiempo.
-…Eren ¿Qué pasa? De pronto tu cara cambio-
-No es nada- sonrió amargamente
-¡Hey chicos! Si ya terminaron con eso vengan aquí. Hay que ponerlos en el grandioso árbol que nuestro querido Mike trajo para nosotros ¡Vamos!- grito entusiasmada la mujer de gafas fan de los titanes mientras comenzaba a llevarse las cajas con los adornos
-si señora- contestaron al unísono
La fiesta comenzó temprano con Hanji poniendo un poco de música para alegrar el ambiente mientras los demás comenzaban a poner cajas envueltas con papeles de colores alegres y moños llamativos bajo el gran pino, recién adornado, Sasha, Conny y Petra comenzaron a colocar la bandejas de comida en la gran mesa. Mikasa y Armin terminaban de adornar la desgastada chimenea mientras Auruo y Erd guisaban aun en la cocina. Por esta noche se les había permitido beber, siempre y cuando no usaran el equipo tridimensional, El joven chico/titán había bailado con Annie y varias de las chicas, la comida estaba deliciosa (solo esperaba que Auruo se hubiese lavado las manos antes de prepararla) y además también recibió varios regalos; Armin le regalo un libro sobre el exterior, Sasha un pan, Conny una medalla con un rezo grabado, Jean un calcetín, Annie unas botas, Hanji unos envases para muestras y el equipo Levi una torta de chocolate, esa noche parecía que nadie temía que el chico se exaltara y de pronto se convirtiera en titán, pero aun así el muchacho sentía que le faltaba algo.
-Disculpa Petra ¿saben algo del heichou?- pregunto de pronto
-Lo siento Eren, esta mañana salió muy temprano y no ha regresado-
-Vale…-
-¿Eren no te gusto mi regalo? Lo hice yo misma- pregunto preocupada la chica de rasgos japoneses
Eren volvió a mirar el jersey rojo con un gran reno tejido en el
-No, no es eso, me gusta, me gusta-
-Ya veo…- contesto -¿entonces es por el enano?-
-No deberías llamarle así al heichou-
-Así que si es por él, te dije que no te convenía estar con alguien como él, no le importas, solo te está usando-
-¡Te equivocas!- repuso antes de salir de la habitación, no tenía ganas de pelear con su hermana, ella nunca aprobó su relación y casi estaba seguro de que nunca lo haría.
Demonios que hacia un frio tremendo pero ya no tenía ganas de estar en la fiesta por más cálido y acogedor que fuera, se sentó en un tronco a unos metros del edificio, de pronto sintió como una calidez que le recorría el rostro desde los ojos y se deslizaban sobre sus mejillas hasta llegar a su barbilla y caer a la nieve.
-Heichou…heichou… ¿dónde está?- se soltó sollozando -heichou… ¿acaso hice algo mal? Como para molestarlo tanto que se fuera…heichou…heichou…-
-Oi Eren deja de actuar como un idiota-
-¡Heichou!- se levantó de un salto, ¡estaba allí! Justo frente a él con sus comentarios rudos y su ceño fruncido –Heichou, ¡está aquí!- se lanzó a abrasarlo tan abruptamente que provoco que ambos cayeran torpemente sobre el paisaje blanco
-¿Tanto me extrañaste?-
-Lo siento, lo siento…yo creí que…creí que-
-Para ya eso, te vez cada vez más idiota- chasqueo la lengua – eres un mocoso, quítate de encima-
-Lo siento heichou- agrego incorporándose
-Toma, más vale que lo cuides porque si le pasa algo juro que jamás te volveré a obsequiar absolutamente nada en toda tu jodida vida- Dijo sacándose del abrigo un pequeño envoltorio amarillento con un pequeño lazo azul que cruzaba de extremo a extremo el paquete –tuve muchos problemas para conseguirlo… -
El oji esmeralda tomo el pequeño regalo y lo desenvolvió tímidamente, dentro un par de alas extendidas sobre un gran paisaje, uno que nunca había visto pero había leído sobre él, la tierra era ligera y clara, había una enorme cantidad de agua en el horizonte y arboles con hojas extrañas se extendían por allí, el cielo era increíblemente claro, todo esto se pintaba en un trozo de tela enmarcado en una madera obscura la cual tenía una pequeña placa dorada con la inscripción “Uno no debe nunca consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar”.
-Levi…-
-Algún día te llevare a ese lugar…- el pelinegro le tomo del mentón y le beso tiernamente mientras lo rodeaba con los brazos
-Feliz navidad Eren, te amo-
-También te amo heichou- le contesto volviéndolo a unir sus labios y abrazándole con fuerza
Era la mejor navidad que había vivido, ya no recordaba ni la discusión con Mikasa, ni el mal regalo de Jean ni siquiera el frio porque justo ahora estaba con la persona que más amaba en el mundo y sabía que era igualmente amado. No era necesario entenderlo, solo tenerle a su lado le hacía más que feliz.
END
-¿y mi regalo?- pregunto el oji gris sacudiéndose la nieve
-¿Ha?-
-No me digas que tu mocoso de mierda olvidaste mi regalo-
-¿Ha? No no no no heichou es solo…-¡MIERDA! Había tenido tantas cosas que hacer que lo había olvidado por completo, no es que no le importara el heichou simplemente lo olvido. Pero no podía decirle eso seguramente le mataría en ese mismo instante –Es solo que… no…no puedo dárselo aquí…- dijo sonrojándose
-¿De qué hablas?-
-Po… porque no vamos a mi habitación-
-Vale…creo que te entiendo- dijo sonriendo con picardía -¿vamos?-
-S…si- contesto sonrojándose cada vez más