Kyungsoo estaba triste.
Kyungsoo estaba solo.
Y aunque tratara de repetirse a sí mismo que debía ser feliz, nunca lo podía sentir así.
Miles de problemas ahogaban a Kyungsoo, lo tenían encerrado como en una caja de cristal, se rompía tan fácil y no se podía reparar. Fueron y son tantas las noches donde enterraba su cara en la almohada, primero para llorar y segundo, para intentar ahogarse.
Él no hacia esto porque si, él sufría, sufría de una manera incontenible, tanto físicamente como mentalmente. Era ver a los demás siendo felices, y él sintiendo envidia. Todo lo que quería, se le iba de las manos. Así paso hace ya un año con Joonmyun, su mejor amigo, o con el que algún día, si la distancia no se lo hubiera arrebatado de las manos, podría haber amado. Joonmyun era el único que podía sacarle una sonrisa en esos momentos duros, era el único que se preocupaba por él, el que lo defendía, el que cada noche de soledad lo llamaba para que fuera a su hogar, a sentir que estaba con alguien, a terminar de cortarse.
Pero como la vida de Kyungsoo siempre termina mal, esto no debía terminar feliz…
A Joonmyun se lo llevaron a no sabe dónde, pero lejos, muy lejos de él y de su corazón.
Kyungsoo volvió a los cortes, volvió al alcohol, a las pastillas, a todo lo que algún día, pueda acabar con su maldita vida.
Miraba alrededor del balcón, asomado en una orilla, absorbiendo el aire mesclado al olor del cigarrillo y cerraba sus ojos para evitar escuchar a su madre gritando de nuevo.
“¡ERES UN EGOISTA! ¡FUMAS, TOMAS Y NO PIENSAS EN MI DO KYUNGSOO, NUNCA PIENSAS EN MI, SIEMPRE ERES TU Y TU MALDITO ORGULLO, QUIERES PASARTE DIVIRTIENDOTE CON ESTOS VICIOS CUANDO EN REALIDAD ESTAS ARRUINANDO TU VIDA Y LA MIA!” las palabras le entraban por un oído y le salían por el otro, pero siempre se quedaban en su corazón, atascadas.
“Ya sé que soy un egoísta” susurró para que su madre no lo escuchara y casi corriendo se dirigió al baño, misma rutina de siempre cuando su madre le gritaba.
Una máquina para afeitar se encontraba en un vaso frente al espejo, la preferida de Kyungsoo, “Gillete”, tomo la maquina con una pequeña sonrisa cubriéndole el rostro, llego un momento en que amaba hacerlo, se sentía feliz cada vez que lo hacía, podía volver a sonreír sabiendo que la hora de su muerte se aproximaba cada vez más cerca.
Retiro como pudo las dos hojas de afeitar y miro su muñeca ya marcada por anteriores veces, recordaba cuando solo era una muñeca blanca, linda y sin marcas, pero ahora ya no valía la pena, ahora era otra, él era otro… un ahogado suspiro salió de su boca cuando paso una de las hojas por la terminación de la muñeca, unas lágrimas con una sonrisa dibujada en su rostro salían sin parar de sus ojos mirando lo que había terminado de hacer.
Corría sangre, y más sangre, adoraba la sensación de verla, se sentía orgulloso de sí mismo por poder hacerlo, por ver correr sangre.
Kyungsoo nunca había cortado sus muslos, ya que eran una zona sensible y además él amaba sus piernas, pero ya nada importaba ahora, nada podía evitarlo, su cuerpo era algo que hoy ya había dejado de querer por completo. Retiro sus pantalones con un fuerte dolor en todo el brazo y empezó a acariciar su muslo, apoyo su cabeza contra él, todavía desparramando lágrimas y unas palabras empezaron a salir de su boca.
“Eres tan idiota Do Kyungsoo” se decía a sí mismo “Ni siquiera puedes enfrentar tus problemas bien y recurres a esto” “Tan egoísta e idiota” “Te lo mereces por ser así, feo e inservible, un tonto para nada”
Tomó de nuevo la hoja y la paso por su entrepierna…
“Maldito idiota” dejo escapar ya cuando el dolor y olor a sangre entraba en sus orificios nasales.
Tomo una ducha luego y fue a su cama a dormir o al menos intentar eso, ahora se sentía más tranquilo, había podido mandar la mitad de su dolor a otra parte de su cuerpo y se sentía victorioso por eso.
Su madre al otro día parecía actuar de lo más normal, como siempre cada vez que al anterior día había estado ebria. Su madre solía maltratarlo siempre en esos momentos, Kyungsoo conocía todo de ella, sabia de los secretos de su madre, el solo los había descubierto, su madre fumaba a escondidas, tenía amantes e incluso intento dejar solo a Kyungsoo más de una vez. Kyungsoo la quería a pesar de todo, sabía que ella era así por la ausencia de su padre, no un hombre ausente por la muerte, un hombre ausente de palabras, de afecto. El que golpeaba a Kyungsoo siempre que estaba malhumorado, el que se quejaba de todo, otro que traía más problemas en la mente de este.
Kyungsoo se dirigió cabizbajo a el colegio, era ya su último año y no sabía si alegrarse o deprimirse por eso, por un lado, en el colegio siempre estaba solo y algunos jóvenes solían molestarlo y otros solo lo ignoraban mirándolo como la cosa más rara del mundo, Kyungsoo nunca había logrado adaptarse, su único amigo había sido Joonmyun pero ahora él no estaba y sentía una pura soledad allí, aunque esa soledad era mejor que la de su hogar donde constantemente se sentían gritos.
-Alumnos, un nuevo compañero llega a la clase hoy.-dijo el profesor de matemáticas con una sonrisa dibujada en su rostro.-es un chico muy inteligente que ha venido desde el extranjero o mejor dicho U.S.A para terminar sus estudios en su país natal y tan amado Corea del Sur, él será una gran representación de todo nuestro trabajo duro en el año, espero que muchos de ustedes sigan su gran ejemplo.-el profesor parecía tan emocionado que Kyungsoo pensó que capaz saldrían mariposas de sus ojos por “el nuevo chico”
¿Pero como no podrían salir mariposas de sus ojos por el hombre que había terminado de entrar por la puerta…? tan elegante con el uniforme del colegio, con la típica camisa y pantalones ajustados que a él hacían verlo como mayor, totalmente perfecto, y no hablar de su sonrisa de costado y su tono de piel, era un moreno perfecto y Kyungsoo estaba tan embobado que ni siquiera se tomó el tiempo para escuchar lo que estaban diciendo a la clase, su boca estaba ligeramente abierta al ver la sonrisa y .. Su voz, la voz del chico era ugh, oh, porno para sus oídos. –Aunque Kyungsoo no veía esas cosas- gruesa y con un toque totalmente sexy.
Oh mierda.
El chico estaba sentado al lado de Kyungsoo y este ni siquiera lo había notado de tanto embobamiento.
“Buenas…” le dijo el otro con una débil sonrisa y extendiendo su mano hacia él.
Realmente buenas al verlo ahí, parecía en HD.
“SAAGHOAJG”
“¿Qué?” dijo el moreno, Kyungsoo se enrojeció hasta en las orejas.
“Lo-Lo siento, Hola” la voz de Kyungsoo parecía temblar e inclino su cabeza hacia abajo como siempre.
“No importa, ¿Cuál es tu nombre?” le sonrió.
“Kyungsoo…”
“Kyungsoo…”el chico formo una sonrisa “Yo me llamo Jongin, pero puedes llamarme Kai si se te hace más fácil…” Kyungsoo solo asintió y volvió su mirada a su cuaderno para intentar ignorar al otro.
Pero este parecía no querer que este haga eso.
“Soo...”pendejo maleducado, había tomado confianza de llamarlo así y apenas hace un minuto se habían presentado. “¿Por qué todos nos están mirando?” Kyungsoo se dio la vuelta para ver que la clase solo tenía ojos para ellos dos, algunos reían y otros susurraban cosas entre sí, Kyungsoo enterró su rostro en el pupitre y gruño para sus adentros… claro que toda la clase estaría viéndolos, Kyungsoo no habla ni con la pared.
“Oye, ¿Me puedes decir que pasa?” Kyungsoo intentaba ignorarlo lo más posible para que se diera por vencido y abandonara las preguntas y las miradas intensas de todos los de la clase.
El timbre del receso sonó y Kyungsoo grito de felicidad para sus adentros, todos los jóvenes salieron de la clase y al parecer Jongin también. Espero que pasaran unos minutos para poder retirar su cabeza del pupitre y echarse una siesta de quince minutos, pero su estómago –maldita seas gordo- empezó a sonar y como todo señorito salió del aula, hasta que una mano tomo de su muñeca, mierda.
“AUCH” exclamó Kyungsoo, justo había tocado sus recientes cortes que ardían como fuego.
Jongin estaba ahí, al lado de la puerta sonriéndole como idiota y Kyungsoo tenía repentinas ganas de vomitar ya que este seguía apretándole duro ahí.
“¿Puedes soltarme maldito…?”
“¿Qué es esto?” murmuró Jongin fijando sus ojos en los de Kyungsoo y luego en su muñeca. “Acaso… ¿te cortas?” su expresión parecía de asco.
“¡Suéltame!” gritó Kyungsoo y no soportando las arcadas se dirigió de un golpe al baño.
Mierda, Mierda, Mierda.
Odiaba vomitar, pero el maldito negro lo había puesto nervioso, su cabeza en el retrete no le dejaba inhalar aire bueno y se estaba prácticamente ahogando hasta que unas manos tocaron sus cabellos.
“Lo siento… y-yo no quería ponerte así…” murmuro Jongin cerca de su oreja, de los ojos de Kyungsoo empezaron a brotar lágrimas y este con su mano empezó a retirarlas. “Oye…no llores, ven aquí” acomodo su brazo en su espalda y lo llevo hasta el lavadero donde un Kyungsoo todavía pálido empezó a limpiarse
“N-No me to-toques” le soltó Kyungsoo nervioso. “Ahora llega el momento en donde me trataras de loco y empezaras a burlarte… ¡Pues hazlo! Mi vida me vale una mierda” una sonrisa dibujo su rostro y Jongin sintió un dolor en el estómago.
“No hagas eso…”murmuró.
Kyungsoo rio sarcástico.
“Buen consejo, lo tomare en cuenta.” Y se fue por la puerta.