Suga encontró las llaves y nada más abrir la puerta, unos labios atraparon los suyos y unos brazos fuertes le estamparon contra la pared, como si fueran barrotes. Con torpeza cerró la puerta y correspondió el beso. Con pasos lentos llegaron a la habitación del más bajo. Rap Monster recostó a Suga, que estaba debajo de él en la cama. Sus labios seguían unidos, como si Dios los hubiera unido como pegamento.
Las manos inquietas y traviesas de Rap Monster se colaron por debajo de la camiseta del otro, tocando todo lo que había a su alcance. Había deseado tocar su piel desde que había entrado al bar. Su camiseta dejaba enseñar partes de su cuerpo que deberían de estar prohibidas de tan hermosas que era. “Tan sexy como siempre”, pensó al ver la piel de Suga erizarse por su tacto. Separaron por unos segundos sus labios para que el mayor pudiera deshacerse de la molesta prenda que le impedía ver su piel. Suga suspiraba de placer debajo suyo cada vez que recibía una caricia por parte del otro.
Los besos de Rap Monster bajaron hasta su cuello níveo. Quería marcarlo como suyo. Recordó las miradas nada sanas que le dedicaban aquellos hombres del bar a su novio y mordió más fuerte de lo que debía. Seguro que esa marca duraría más que las que aún quedaban por hacer.
Los suspiros y gemidos de Suga incrementaron de volumen en cuanto Rap Monster comenzó a juguetear con sus pezones. Al ritmo que lamía, los dos se movían y se refregaban con el otro.
-Ah-h, qui-quiero verte y-yo tambien –jadeó el castaño, extasiado de tanto placer que le daba el otro y por el que aún faltaba por venir.
-Como tú digas –se sacó la camiseta que traía. Suga se quedó medio embobado con su torso. -¿Mejor?
-Mucho mejor.
El ronroneo de Suga le excitó más de lo que debería y volvió a su trabajo de repartir besos por el cuerpo del bajito mientras dos más que notables erecciones iban creciendo más y más a cada segundo que pasaba (si es que se podía). Rap Monster creyó que podría venirse solo con escuchar la dulce voz de Suga gemir sólo por y para él. Aunque más duro aún estaba el pene de Suga que con las caricias y lamidas tan excitantes le daba el mayor, se sentía al borde del colapso.
Rap Monster lamió por encima el bóxer de Suga, haciéndolo jadear y arquearse. El peli negro empezó a morder el elástico mientras miraba al otro, como si le pidiera permiso para continuar. El menor negó efusivamente y rápidamente intercambió las posiciones con el otro.
-Ahora es mi turno –dijo Suga con sus ojos brillando de lujuria y lamiéndose el labio inferior. No le dio tiempo a Rap Monster para recriminar nada. Llevo su lengua hacia las clavículas del mayor, marcándolo justamente como había hecho él instantes antes. Mordió y succionó su cuello levemente tostado y después bajó a lamer su torso. Rap Monster se removía de placer debajo suyo y dejaba escapar algún que otro gemido ronco, mientras frotaba su entrepierna contra el trasero de Suga, como envistiéndole por encima de la ropa. Sus penes estaban tan duros que incluso si follaran con la ropa puesta, sus erecciones se notarían como si no hubiera prenda alguna.
Suga bajó impacientemente más abajo y bajó de una los pantalones junto a los boxers de Rap Monster, dejando así libre a su palpitante miembro. Rápidamente envolvió la punta de su pene con su lengua. Primero quería hacerle sufrir un poquito. Daba lamidas sólo en la punta, como si estuviera comiendo un helado, y repartía besos por sus testículos. Rap Monster se retorcía debajo de él. No podía más.
-Arg, mie-mierda, métetela ya, uhmm…y d-deja de j-jugar, ahh… Suga –dijo con los ojos entrecerrados el peli negro.
-Que malos modales tienes. ¿Qué se dice cuando se pide algo? –dijo Suga ignorando las suplicas de su novio y mirándolo divertido como prácticamente se moría porque se la mamara de una vez ya.
-Ahhh…por fa-favor –Suga no tardó en cumplir sus deseos. Se metió de una vez su miembro en la boca, empezando con un ritmo lento que estaba torturando al otro. Los gemidos roncos de Rap Monster se escuchaban por casi toda la casa. Aumentó el ritmo de las succiones a medida que pasaron los segundos. Si seguía así se correría pronto y eso Rap Monster lo sabía así que cuando estuvo a punto de venirse volvieron a intercambiar posiciones, quedando de nuevo él arriba.
-Lámelos –dijo mostrándole tres dedos a Suga. Este los cogió y los chupó hasta que estuvieron suficiente lubricados.
Primero metió un dedo. Lo metía y lo sacaba, moviéndolo en círculos por su estrecha entrada. Suga cada vez gemía más fuerte en su oído. Cuando ya no había molestia, metió el segundo, haciéndole sacar un pequeño quejido de dolor a Suga, seguido de más gemidos. Rap Monster no pudo más y, sin esperar a meter el tercer dedo, sacó los que ya tenía dentro y los sustituyó por su duro miembro.
Suga cogió lo primero que tuvo a su alcance, las sábanas, y las estrujó en sus dedos, intentando aliviar el dolor punzante en su parte baja mientras sacaba pequeñas lágrimas. Rap Monster esperó dentro suyo unos instantes mientras besaba a Suga. Aunque lo habían hecho muchas veces y bastante seguidas, seguía tan estrecho como siempre lo que le daba un placer inexplicable al mayor. Prácticamente sentía que tocaba el cielo cuando lo penetraba y las paredes del castaño apresaban su miembro.
Cuando ya no había mucha molestia, comenzó a moverse lentamente. Embestía lento pero profundo y con precisión, dando en la próstata de Suga. Metía y sacaba su miembro, haciendo suspirar a los dos de placer. Suga gemía al ritmo de las embestidas, al igual que Rap Monster.
-Ah…M-más! Ah-h…más p-profundo ahmmm...-suplicó el castaño con los ojos entrecerrados de placer. Rap Monster hizo caso a sus suplicas y aumentó el ritmo a la vez que Suga movía frenéticamente sus caderas arriba y abajo, para que entrara más profundo. Llevó sus manos hasta la espalda del otro para tomar más impulso. Sus gemidos se escuchaban por toda la casa. Cuando Rap Monster sintió que ya quedaba poco para que terminara, empezó a masturbar el miembro desatendido de Suga al ritmo de las penetraciones. Ante tanto placer, Suga empezó a besar con ansias los labios del otro, que ahogaron su gran gemido cuando se vino entre sus vientres y en la mano de más alto. Al sentir las paredes del menor contraerse por su orgasmo, Rap Monster se corrió dentro de su novio. El peli negro cayó encima del otro, recuperándose del orgasmo. Cuando consiguió regular un poco su respiración, salió de encima suyo y se recostó a su lado para abrazarlo.
-Te amo –dijo Suga girándose y plantando un casto beso en los labios contrarios.
-Yo también –respondió, hundiendo su nariz en los despeinados cabellos marrones del otro y respirando su aroma característico.
Pasaron unos minutos más recostados y, pese a que estaban muy cansados, ninguno de los dos dormía aún.
-¿Aún no duermes? –dijo Rap Monster acariciando los mechones rebeldes que caían por la frente de Suga.
-No –hundió la cabeza en su pecho. –Esto es demasiado perfecto como para desperdiciar el tiempo durmiendo.
El peli negro rió y se limito a besarle lentamente para después volver a la posición inicial.
-¿Escuchas los latidos? –dijo Rap Monster después de estar unos instantes callado.
-Si –dijo Suga, poniendo su oreja justamente encima de donde estaba el corazón del otro, sintiéndolo latir. –Son unos latidos tranquilos pero fuertes a la vez. Parecen golpes de tambor.
-Pues mi corazón late así por ti. Tranquilo y fuerte. Es como mi amor por ti. Tranquilo, como si quisiera darnos el tiempo suficiente para amarnos con locura, y fuerte, porque por muchas cosas que pasen, seguiré aquí contigo.
Suga empezó a llorar por las palabras tan bonitas de su novio. Rap Monster sólo secaba con una sonrisa en sus labios, las lagrimas que salían por sus ojos color avellana. Se abrazaron aún más fuerte, queriendo que nadie ni nada los separara nunca. Suga se durmió unos segundos después, sabiendo que cuando despertara, Rap Monster seguiría ahí para él. Juntos.