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Compartiendo la luna por Hoshi no Hikari

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Notas del fanfic:

¡ Hoola a tod@s !

Me encuentro publicando mi primer original, pues yo provengo de la categoría de Inuyasha.

El presente fanfic, es un regalo especial, para una amiga aún más especial y muy muy  querida por mí.

Una sencilla historia entre una par de nekos, un encuentro fortuito que los conducirá hasta niveles insospechados e inesperados; después de todo en los asuntos del amor no hay nada escrito y todo puede suceder... bajo la vigilante mirada de la traviesa luna.

 

 

"Compartiendo la luna"

(One shot)

 

 

 

 


La noche ha desplegado su manto, ya tiene rato que las sombras apacibles  han cubierto todo en esa enorme ciudad  compleja en sí, cuyas actividades en teoría ya están terminando  sin embargo pareciera no dormir jamás.

Una metrópoli como tantas otras en éste mundo cambiante e intranquilo  donde los seres humanos corretean de un lado a otro, sumidos en sus asuntos cotidianos con la prisa siempre por llegar a algún asunto importante, a algún sitio, quizás a alguna cita con alguien más,  insaciables, siempre pensando enseguida en  alcanzar la meta siguiente,  así que cada que llegan a uno de sus objetivos, no lo disfrutan plenamente por estar pensando ya en el que sigue en su  interminable lista de asuntos por lograr, dejándoles esa conocida sensación de hastío e insatisfacción crónica.

Una sociedad que se enorgullece de su modernidad, de sus avances en la tecnología, despreciando en muchas ocasiones las cosas que ahora pueden parecerles sencillas,  humildes y hasta obsoletas. Eso desafortunadamente incluye muchas veces a los increíbles sentimientos que guarda cada uno de ellos en su interior.

Es una paradoja si duda, un sitio donde hay andanadas de gente que se reúnen en enormes agrupaciones causando un bullicio ensordecedor, pero sin embargo a pesar de estar rodeados de multitudes, la soledad se hace presente cada vez más en esos intranquilos corazones.

 

 

 

Es en ese sitio, en un apartado rinconcito de ese multifacético mundo, que uno de tantos seres que ahí habitan  se halla contemplando el enorme espacio ensombrecido ya por la noche  que transcurre, cuya oscuridad no es absoluta pues su guardiana y compañera hoy luce hermosa como cada 28 días, vigilante y luminosa, la siempre hermosa luna llena.

Y como cada ocasión en que su apariencia está completa, ese pequeño observador la contempla embelesado, sumido en múltiples reflexiones que sólo ella comparte y sólo  ella comprende.

Quien ésta noche no ha fallado a su cita con la luna es una criatura que no tiene nada de particular, se trata nada más ni nada menos que de un ordinario y sencillo neko de blanco pelaje que no hace más que estar ahí reflejando el albo brillo de la luna.
Sus ojos lanzan muy leves destellos verdosos al reflejar la fría luz nocturna. 
Se encuentra sentado sobre la baja y ancha barda de ladrillo que bordea el jardín perteneciente a la casa donde habitan aquellos que sabe sus dueños.

Desde su lejana memoria de cachorro recuerda haber formado parte de esa familia de humanos, una como tantas otras. No puede negar que durante ese tiempo que ha vivido con ellos, se ha sentido a gusto, hasta querido de alguna forma por ellos; lo cuidan, le  alimentan, le dan techo y cobijo y en contadas ocasiones incluso lo miman... cuando están de humor, cuando tienen ganas, cuando no son absorbidos como la demás gente en ese imparable ajetreo de la vida cotidiana.

 Pero él bien sabe que  de alguna forma esto es algo así como un simple entretenimiento la mayor parte del tiempo, la pequeña mascota que sirve de consuelo o distracción cuando ellos lo requieren, alguien supuestamente querido, pero completamente prescindible.

Así es como él se siente, es decir a veces, muchas veces... demasiado solo, pero para su fortuna él también disfruta la soledad, sabe estar consigo mismo perfectamente, ama la soledad o eso es lo que quiere creer, después de todo ha sido su más fiel compañera, al igual que la luna que lo contempla desde ese lejano cielo.

 

Ésta noche ese solitario neko blanco se encuentra contemplando tranquilamente el cielo, igual o más que hacia  su interior, así ha pasado un apacible rato sin que nada interrumpa su momento especial, más de repente algo cambia sutilmente, un leve ruido percibido sin duda por el neko, pues sus puntiagudas orejitas se mueven inquietas  tratando de ubicar la procedencia de ese suave rumor, llama su atención ya que después de todo no es la primera vez que lo nota. Ya en otras ocasiones le ha parecido que algo o alguien rondaba por los alrededores, por lo pronto se pone rápidamente de pie de un salto y comienza a escudriñar con atención hacia un extremo del enorme jardín de dónde le parece proviene además  del ruido  una extraña presencia.

Justo cuando piensa que todo ha sido producto de su imaginación y ya se dispone a acomodarse nuevamente en su barda favorita, un leve movimiento proveniente de un seto de arbustos lo pone nuevamente alerta.

Decide entonces levantarse de golpe y sigiloso se oculta tras un jarrón de arcilla que decora el lugar y entonces espera...y espera...
Lo que sea que se haya movido antes vuelve a agitar suavemente las hojas del arbusto.

Sucede de improviso, algo surge dando un salto de entre el seto, el neko blanco se queda mirándolo sorprendido, detallando al pequeño invasor quien se queda parado inmóvil por un instante en medio del césped, rápidamente el gato que habita en esa casa brinca hasta colocarse frente a quien sin duda ha estado visitando el lugar en otras ocasiones.

Quedan uno frente al otro, se trata curiosamente de otro neko, pero a diferencia suya este luce un hermoso pelaje negro, brillante y sedoso y un hermoso rostro de expresión traviesa. Pero lo que llama más la atención del neko blanco, son esos bellísimos ojos castaños que brillan con asombro y curiosidad al mirarle.

 

Neko blanco ha escuchado a los humanos decir que los ojos son las ventanas del alma y si eso es realmente cierto, ahora a él no le cabe la menor duda de que en éstos puede contemplar  un alma bellísima y especial que lo ha embobado el tiempo suficiente para que el otro neko se aproxime a él, roza apenas su nariz  sin apartar ni un instante su mirada la cual ha clavado en sus ojos verdes, sin duda alguna  estudiándolo de cerca  por un instante antes de dar tremendo brinco hacia un lado para después salir disparado en veloz carrera.

Para cuando el neko blanco reacciona, aquel hermoso gato negro ya le lleva algo de ventaja, sin embargo no pierde más el tiempo y sale a todo correr tras de él.
Corretean de un lado a otro del jardín, el neko negro evidentemente divertido por hacer desatinar al otro; en un instante surge de sorpresa frente al gato blanco, le da un rápido lengüetazo en la mejilla y emprende la huida empeñado en escapar definitivamente.
El gato blanco no pierde la esperanza de alcanzarle y sale en pos de él, bordean un alto grupo de rosales cuidando de no ser presa de las espinas.

Para cuando llegan al estanque que adorna el jardín, el neko negro ya le lleva aún más la delantera a su perseguidor  el cual con enorme asombro sólo alcanza a ver como el oscuro neko llega al borde del agua y salta hacia ella sin salpicar siquiera cuando se introduce en ese líquido espejo que refleja a la luna, cuando el neko blanco llega a ese lugar apenas unos segundos después, sólo contempla intrigado unas leves ondas que se mueven en el estanque y desde luego el inconfundible reflejo plateado quebrado  en él.

Como todo gato, es bastante curioso y aún confundido mete una de sus patitas al agua  como si pudiera por este medio alcanzar a tocar a ese misterioso intruso, pero la sacude rápidamente al sentir simplemente el contacto con el frío líquido. Todavía se queda contemplando ese mudo reflejo un poco más, para finalmente darse por vencido, da la vuelta y vuelve al tibio interior de la casa.

Esta noche es cuando por primera vez tiene un extraño sueño acerca de un desconocido lugar donde es esperado por alguien... alguien que aun no conoce aguarda por él.

 

 

 

-------------------------------  Hoshi  ---------------------------

 

 

 

Las semanas siguientes pasaron como muchas otras, la rutina de siempre con los humanos que viven convencidos de que él les pertenece como cualquier otro objeto del lugar, cuando por la orgullosa cabeza de éste neko no cruza la idea de pertenecerle a nadie, le resulta ofensivo incluso  ser simplemente la posesión de alguien.


El clima es ahora más frío, su amado otoño ya ha quedado atrás, ha disfrutado enormemente corretear las hojas secas en el jardín, así como los esplendorosos atardeceres, con sus magníficos y cambiantes tonos dorados, con su frío viento que forma remolinos agitando las flores amarillas que crecen en ésta época. Ha perseguido sin tregua las mariposas blancas que en ésta temporada abundan en el jardín, ha hecho tantas cosas, sin embargo ha deseado en algunas ocasiones, el poder compartir todas las sencillas cosas de su existencia, con alguien que le comprenda sus locas ideas  y desde luego sabe que ese alguien no está entre los humanos.

A pesar de disfrutar la soledad, hay ocasiones en que ésta lastima demasiado.

 

Llega finalmente la luna llena a adornar nuevamente el cielo y el neko blanco ya se encuentra listo para contemplarla echado como acostumbra en ese conocido murete del jardín.
En un momento durante su espera comienza a inquietarse, ahí está esa sensación otra vez, esa inconfundible certeza de sentirse observado.

Y comienza entonces una repetición de lo acontecido la luna llena pasada, pero ahora  ese bello neko negro se muestra ante sus ojos más pronto y permanece observándole por más tiempo. El neko blanco reacciona al fin y comienza entonces la persecución, culminando en aquel estanque, la patita mojada otra vez y el desconcierto en el rostro del blanco gato ante la desaparición repentina de su visitante. Quedan en aquel lugar solamente, las leves ondas en el agua, el repetitivo sonido que produce la fuente de bambú, la mirada de confusión producto de la inquieta mente de neko blanco que busca una explicación,  para vencido volver lentamente a buscar el calorcillo que le brinda su hogar.

Sólo que ahora mientras yace hecho un ovillo junto a la chimenea, algo lo inquieta más que de costumbre, algo nota diferente en su interior…

   ¿Es acaso la curiosa sensación de un dulce cosquilleo en el alma cuyo origen desconoce?   

¿Se equivocará al pensar que  comenzó a sentirlo justo cuando contemplaba a ese bello neko a los ojos?

Sin embargo esa sensación ahora perdura aún cuando el encuentro tiene rato de haber terminado.

 

Así que ahora el transcurrir del tiempo le entusiasma, espera con mayor interés la llegada de la luna llena acompañada de su misterioso visitante.

Ocurre  en cuatro ocasiones más a partir de ese día, aunque cada fugaz encuentro va sembrando mayor curiosidad y mayor cosquilleo en la mente y el corazón de neko blanco.
Pero la llegada de la quinta luna llena, trae sin embargo un cambio que el neko blanco simplemente no esperaba...

 

Todo ocurre como las veces anteriores, pero ésta vez tras la ya conocida persecución,  aquel neko le espera al borde del estanque en vez de lanzarse enseguida al agua con la luna reflejada. Sus ojos se encuentran otra vez, pero ahora el neko negro emite un tierno ronroneo que de alguna forma atrae más al neko blanco, aquel extraño cosquilleo en su interior ya es imposible de ignorar.

 

El neko negro mira el estanque y luego a su igual parado frente a él, así un par de veces más y para mayor asombro del neko blanco, un dulce susurro le llega con el viento...

 Acaso son... los pensamientos de aquel oscuro neko?

 

Lo que sea, le llega de forma clara:

 

- Ven conmigo, vayamos a casa -

 

Esas sencillas palabras dejan petrificado al neko blanco, que atónito contempla como ese felino salta una vez más de forma ágil al agua del estanque. Neko blanco duda un fugaz instante, pero no por mucho tiempo, su interior es presa de aquel fuerte revoloteo, casi le grita que debe seguirle.

Contempla el reflejo plateado y redondo en el agua, voltea a ver su hogar allá del otro lado del jardín y girando su mirada al agua... salta decidido, aún cuando a medio salto cierra los ojos fuertemente, esperando sin duda el frío y mojado impacto de su cuerpo contra el agua, sin embargo...

... eso no sucede así.

 

Termina hecho un ovillo que rueda por un suelo algo distinto al que ha dejado atrás, no reacciona como es cotidiano en su especie, es decir el caer ágilmente de pie, ya que esperaba el frío chapuzón que no se ha producido.

Yace inmóvil, con los ojos aún cerrados.

Pasados unos segundos, puede notar dos cosas:

-Un creciente frío le recorre el cuerpo, más no es una sensación causada por el agua ya que  él se encuentra por completo seco, es más bien la sensación causada por el viento fresco de la noche que golpea levemente su cuerpo haciéndolo estremecer.

- En seguida siente además que es observado, nota una presencia sutilmente diferente, la cual se halla cerca de él.

Una tranquila voz le pregunta entonces con un dejo de preocupación:

 

- ¿Te… te encuentras bien? -

 

El neko blanco abre los ojos de golpe, alerta, levantando la cabeza y la mirada, contempla entonces una linda visión.
Se trata de un bellísimo joven de apariencia andrógina, de negra cabellera, larga y levemente rizada, muy atractivo rostro de apariencia engañosamente inocente e impresionante mirada castaña que lo observa con atención, quitándole el aliento por un instante.

El neko blanco solo atina a contemplarle con atención, su aspecto es tan encantador, sumamente atractivo y agradable para él, ese joven hombre va vestido de forma diferente a la que usan los humanos hoy en día, le recuerda la ropa que lucían durante la época feudal de su amado Japón.

Aunque algo más llama la atención del blanco gato, éste interesante joven agita inquieto…

… ¿Una linda cola de gato y tiene además unas preciosas orejas de neko en su cabeza?   Puede notar como las mueve atento a cualquier ruido.

¿ Acaso le engañan sus ojos ?  Los humanos que conoce no cuentan con tan peculiares características.

Pero la mayor sorpresa la obtiene el neko banco cuando intenta maullar suavemente como acostumbra hacer entre los humanos con los que vive.

 

- ¿Quién eres tú, dónde estoy? - es una voz desconocida para él, aunque con un timbre extrañamente familiar, lo curioso es que ésta surge de su propia boca.

 

Espantado levanta ambas manos llevándolas hasta su boca para taparla y abre aún más los asombrados ojos cuando las nota...

... ¿Son manos humanas las que cubren ahora su boca ?

 

Su corazón se inquieta y su respiración se agita, se hinca rápidamente en ese musgoso y fresco suelo, observa intranquilo  ese paraje desconocido, parecen hallarse en los linderos de un frondoso bosque, más allá se abre una hermosa campiña plagada de luciérnagas e innumerables flores mecidas con la brisa nocturna y allá en lo alto, se encuentra su fiel compañera alumbrándoles el momento.

Se mueve inquieto, volteando para un lado y para otro, alarmado además por su nueva y extraña apariencia.

 

- ¡Tranquilo, todo está bien, estás en casa... conmigo ! - le dice el joven de negra cabellera aproximándose poco a poco.

 

El neko blanco se atreve a mirarse con más calma, para descubrir asombrado que no conserva más su cuerpo de gato, lleva sus manos hasta su cabeza y descubre que afortunadamente aún conserva sus orejitas, de la misma forma que lo ha observado en su desconocido acompañante  y nota entonces su inquieta y larga cola moviéndose presa de su propio nerviosismo.

Sin embargo, no hay más de su blanco y suave pelaje que le cubra el cuerpo, debido a eso es que ha sentido frío.

 

- ¡¡Un momento!!    ¡¿No hay pelaje?! - la conciencia de algo le toma por sorpresa en un pensamiento más de humano que de neko.

 

Su rostro se enciende en intenso color rojo cuando siente una cálida mano posarse en su hombro desnudo, es consiente entonces de que todo él está desnudo, se estremece desde la cabeza hasta los pies y sin más, de un ágil salto se aparta de ese chico rompiendo el contacto y se esconde tras un gran arbusto cercano, nuevamente una reacción más humana que felina.

 

- ¡¡ Aléjate, déjame en paz... no me toques!! - le dice de forma brusca a su desconocido acompañante, quien sólo sonríe moviendo su cabeza de forma condescendiente, siente cierta diversión y ternura por la reacción de ese humano-neko que tiene una apariencia de mayor edad que él, pero que justo ahora ha actuado más como un chiquillo ya que se encuentra sumamente descontrolado.

- ¡Cálmate Hoshi san , no te haré daño ! - le dice con su bella y cristalina voz ese chico de oscuro cabello, tratando de infundirle confianza, al tiempo que desabotona su enorme capa color marrón oscuro, que cuenta con una amplia capucha y que llega hasta el suelo, cubriendo parcialmente su ropaje. 

 

Se aproxima entonces hasta el arbusto, tendiéndole el ropaje, al tiempo que simula no verle.

 

- Toma Hoshi, cúbrete con esto -

 

Una temblorosa mano surge de entre las hojas y toma apresurada la abrigadora prenda que le comparten.

 

- ¡ G...gra...cias ! -

 

El joven de oscuro cabello se voltea sonriendo, dándole espacio y privacidad, aunque ha tenido tiempo antes de echarle una fugaz mirada a esa interesante y blanca anatomía que su invitado se empeñaba en cubrir con sus manos y su larguísimo cabello blanco.

Cuando éste surge ya cubierto por la capa, la cual cierra por el frente con las manos, luce menos alarmado pero aún inquieto.

El otro chico voltea a verle y una enorme sonrisa adorna su bello rostro de forma muy cálida, toda su presencia es bastante cálida a juicio de Hoshi.

 

- ¿Te sientes mejor... Hoshi? -

- ¿ C...cómo sabes mi nombre ? - el rostro de blanca piel de ese hombre con orejas y cola de gato, aún está teñido de carmín, pero sus ojos verdes denotan ya el orgullo que posee a pesar de la enorme timidez que lo caracteriza, se encuentra nervioso y alerta también pues no sabe qué demonios pasa, dónde se encuentra y sólo sospecha quien es ese joven que ahora le sonríe de esa forma con lo cual  poco a poco está logrando calmarle.

- Ja ja ja - se escucha la cantarina risa del chico frente a él, quien se recompone y alegre le responde - ¡Sencillo ! porque las veces que te he visitado he podido escuchar que ese es el nombre que te dan los humanos -

 

Hoshi lo mira entonces asombrado, no puede evitar el aproximarse curioso a ese chico y contemplarlo más de cerca, de arriba a abajo, para detenerse al fin en esos hermosos ojos, siente un estremecimiento recorrerle la espalda al reconocerlos, percibe además el dulce aroma que emana de ese ya no tan desconocido hombre, lo reconoce de inmediato y un oculto regocijo se inquieta en su interior.

 

- ¡No puede ser, tú eres... tú eres ese neko con el que he jugueteado ya en varias ocasiones! - exclama con la sorpresa implícita en su voz - aquel que me ha visitado durante la luna llena - en el rostro de Hoshi se comienza a dibujar una enorme sonrisa.

- ¡Ese mismo, mi nombre es Kotsur y desde luego como has notado, luzco diferente  a como lo hago cuando estoy en el mundo humano, de igual forma que  ocurre ahora contigo -

 

Los ojos de Hoshi se abren por el asombro.

 

- Pero entonces... ¿Este lugar... no es el mismo? - aunque la respuesta ya es más que evidente ahora que observa a su alrededor con más calma.

- No, éste lugar Hoshi, es " nuestro lugar", una realidad paralela creada solo para nosotros, donde nadie más puede intervenir, el único lugar donde podremos encontrarnos sin limitaciones, mostrándonos tal cual somos en nuestro interior, siendo sólo nosotros mismos, solo compartida por nuestra leal compañera... la luna. Ella es el nexo que nos une, el medio que nos ha hecho coincidir por fin - la voz del neko cambia entonces a un tono algo triste cuando añade:

- Es sin embargo el único lugar donde nos podremos encontrar de ésta forma -

 

Hoshi lo mira atento, más sólo se dedica a escuchar por el momento.

 

- Pero eso tú ya lo sabes Hoshi, después de todo, tus pensamientos a través de la luna son los que me atrajeron hacia ti -

 

Kotsur lo observa atento, con curiosidad, espera paciente, espera que comprenda.

 

- Yo... etto... no sé qué decirte, nunca imaginé algo así, nunca pensé que mis pensamientos fueran capaces de algo así -

- ¡Ay Hoshi ! no eres plenamente consciente de lo que eres capaz de lograr con tu mente - Kotsur pareciera impacientarse un poco - ¡ Tus pensamientos han hecho vibrar mi corazón, me han hecho experimentar tantas cosas -

 

La calidez que desborda Kotsur es deliciosa, Hoshi se siente muy a gusto ahora a su lado, después de todo ese misterioso neko ya ha estado antes con él  cuando como travieso intruso ha llegado hasta su jardín, de igual manera ha logrado ya inquietarlo bastante más de lo que puede aceptar su solitario y orgulloso corazón.

El neko blanco se relaja mucho más, comprende que alguien tan solitario como él, a veces levanta demasiadas barreras a su alrededor, pero por alguna razón que aún desconoce, éste chico lindo ha logrado sortear ya varias de ellas y sospecha además que Kotsur mismo libra sus muy personales batallas al acercarse a él, quizás sus propias murallas estén cediendo un poco ante él.

 

- Ven, acompáñame, te mostraré el lugar - Kotsur le tiende la mano a Hoshi, la cual éste toma ya con mayor confianza, ese neko es en verdad especial, lo puede notar en su sola presencia, en su transparente mirada, en su noble corazón que asoma en sus actitudes.

 

Mientras caminan por ese tranquilo y hermoso paraje...

 

- Por cierto Hoshi - le dice Kotsur con una torcida y divertida sonrisa en el rostro y un pícaro brillo en la mirada - Si deseas cubrir tu desnudez... sólo imagina tu cuerpo cubierto por la ropa que prefieras y ésta aparecerá, aunque si me permites decirlo, será una lástima ocultar tu blanco cuerpo. -

- ¡¡Kotsur atrevido!! - las mejillas de Hoshi se tiñen de rojo otra vez, para diversión de ese otro neko.

 

Sin embargo Hoshi decide probar, no pierde nada y sí ganará mucho evitando la curiosa mirada de su acompañante. Se detiene un momento, cierra los ojos... ¡Qué demonios!    ¿Por qué no intentarlo?   Después de todo lo que ya ha vivido ésta extraña noche, cree que ya no se asombrará demasiado si es que esto que Kotsur le dice ocurre también.

 

Se concentra y casi enseguida siente como su cuerpo oculto bajo la capa es envuelto por suave ropa de seda, abre entonces los ojos y apartando la capa, observa asombrado como se encuentra ya vestido con kozode, haori y hakama, todo en color blanco  con ribetes de flores de cerezo en tonos violetas y azules, a diferencia del obi que es por completo violeta con ribetes azul cobalto.

 

- ¡ Así está mejor ! - exclama contento, poco a poco está retomando el control de su personalidad y de su situación, ya luce más seguro - je je je   ¡Todo blanco!   Supongo que estoy acostumbrado a éste color - le sonríe de manera sincera a Kotsur que luce algo desilusionado pero contento a la vez.

 

Éste lo observa complacido, con un intenso brillo en la mirada y un indiscreto rubor en sus mejillas, delatando sin duda algo de sus pensamientos.

 

Charlan mientras caminan despreocupados, acerca de asuntos triviales, de gustos personales, de sueños y de anhelos, hasta que es tiempo de separarse, la noche ha avanzado y ambos deben regresar a sus propias realidades lejos de ésta mágica existencia de ensueño.

Hoshi siente un sordo dolor cuando se despide de Kotsur, quien tiene un reflejo triste en la mirada cuando ahora ríe al despedirse, esa encantadora risa que Hoshi comienza a extrañar aún antes de separarse.

 

- Te veré en la próxima luna llena Hoshi -

- Estaré esperando el momento Kotsur, eres alguien increíble... ¡Gracias por la compañía, gracias por todo! -

- Descansa Hoshi -

- Bye bye Kotsur -

 

 


--------------------------------  No  --------------------------------

 

 

 

 

Las semanas pasan lentas, taaan lentas para ambos nekos, quienes en sus respectivos hogares son aparentemente sólo un par de eso... ¡Sólo un par de nekos  ordinarios! 

Kotsur lleva una buena vida rodeado de gente que le quiere, cuenta a su vez con una enormidad de amigos, nekos de por aquí y por allá. Es un neko sumamente simpático aunque voluntarioso, a veces un poco terco y caprichoso pero siempre ansioso por aprender, asunto que se le da bastante bien, no se acobarda fácilmente, pero sobre todo es alguien muy sincero y leal.

Todavía a veces se pregunta ¿Cómo diantres es que comenzó a poner atención a los volátiles pensamientos que le llegaban por medio de aquel espejo de agua que hay en medio del patio principal de la enorme casa en donde vive. Algo percibió sin duda, algo captó su atención, pues siguiendo a su instinto y a su corazón así como la bella guía de la luna que los ha enlazado, decidió hacer acto de presencia hasta donde sintió se originaban esos pensamientos, sentimientos y deseos.

Así fue como comenzó a hacer esas visitas periódicas a ese extraño, caprichoso y solitario neko. Valiente como es, se aventuró a cruzar ese líquido portal que finalmente lo llevó hasta el lejano lugar donde sentía la presencia de Hoshi. Él mismo recitaba sus pensamientos en suaves versos hacia ese reflejo en el agua, tratando de comprender lo que en su corazón sentía. Y una clara noche de luna llena, lo encontró allí sentado, contemplando embobado a la luna.

 

Más sin embargo esas visitas se hicieron constantes, incluso de divertía haciendo rabiar a Hoshi que lo perseguía por todo el jardín sin lograr darle alcance, pero dentro de esas visitas, pudo percibir mucho más de lo que esa fría mirada le mostraba, más de lo que su dura apariencia ocultaba, pudo sentir incluso como sus presencias podían coincidir en varios puntos, casi como dos engranajes que checaban a la perfección llenando uno al otro los posibles vacios que en su interior hubiera.

Se dedican ahora además a esperar casi impacientes la llegada de la luna llena, que pareciera tardar más de lo normal, hasta que ésta al final llega.

 

 

Una de esas noches en la que la luna luce completa su belleza en medio del oscuro cielo...

 

Kotsur espera ansioso al borde de la fuente, agita nerviosamente su cola, sus orejitas se mueven inquietas.
Levanta una de sus patitas y la lame vigorosamente, para enseguida acicalarse los bigotes y el rostro por enésima vez, sin imaginar que al otro lado de su portal, un Hoshi muy nervioso se pasa y repasa también el pelaje con la lengua hasta dejarlo impecablemente acomodado.

Si se vieran uno al otro en esa situación, seguramente se soltarían a reír a carcajadas, pero ahora mientras están separados, es para ellos un asunto importante el lucir lo mejor posible para aquel que espera del otro lado del reflejo de la luna que comparten.

En cuanto su brillante cómplice celeste reluce sobre el agua, ambos nekos se lanzan a ella apresurados por encontrarse una vez más.

En el momento en que cruzan el umbral, se despliega para ellos su mundo privado y al contemplarse en su nueva apariencia otra vez, se sonríen ampliamente.

Ambos pueden notar que el mero entusiasmo de encontrarse simplemente, ha ido cambiando paulatinamente hacia algo diferente, más intenso, más íntimo.
Ahora sus miradas relucen de manera distinta al encontrarse.

 

- ¡Hoshi, mi querido seme ! - exclama atrevido Kotsur con alegría.

 

Ante lo que Hoshi no puede dejar de sonreír, ese atrevido neko ha sabido colarse hábilmente hasta su corazón, sorteando innumerables barreras colocadas por su dueño. Todavía le divierte el cándido proceder de Kotsur al llamarle así, aunque sabe que ese neko para nada es tan inocente como aparenta.

Hoshi mismo se plantea ahora la placentera posibilidad de hacer realidad tales palabras, pues en su interior un fuego incontenible ha comenzado a arder al imaginar a Kotsur como suyo, suyo por completo, convertido en su incomparable uke, percibe además que éste es un pensamiento que comparte con su ya muy querido neko negro.
Pero sabe que éste será algo bastante interesante, pues el unir su temperamento y orgullo que yace oculto tras su aparente calma y paciencia, conjuntarlo con el carácter, la pasión oculta y el control que le encanta tener a su neko sobre las situaciones, harán de esto algo casi explosivo.

Hoshi cede ante los caprichos de Kotsur haciendo a un lado su enorme orgullo, pues son bastante agradables para él también, además de que disfruta haciendo feliz a ese neko que comienza a sentir como suyo, aunque sabe también muy en el fondo que ese dominio que a veces le permite tener sobre él, es algo pervertidamente placentero.

Hoshi a veces se recrimina por lo que llama su torcida y pervertida mente... pero ¿Qué le va a hacer?    Ha comenzado a liberar todo eso que se ocultaba en su interior, ha encontrado además a alguien maravilloso con el que puede compartir todo aquello que oculta ante los demás, es asombrosamente fácil y agradable ser él mismo ante alguien que sin reservas le acepta tal cual es, de igual forma que él lo hace con  Kotsur.
Está así ahora por gusto, porque así lo desea y porque además ya no puede negar el fuerte sentimiento que golpetea en su interior, inspirado por completo por ese hermoso neko negro.

Se ha enamorado... es así de sencillo y de complicado.

 

Kotsur por su parte... ¡Ese rebelde, orgulloso y nada cobarde neko! no lo admitirá tan fácilmente después de todo, pero él mismo sabe que lo que siente por Hoshi ya no es sólo amistad. El problema aquí es que no está tan dispuesto a aceptarlo abiertamente.

 

Por ahora se abrazan solamente, dejándose llevar, la espera después de todo les ha parecido demasiado larga.

Aunque Hoshi nota ahora cierta preocupación en Kotsur al saludarlo con un tierno beso en la mejilla, comienza a acariciar sus largas hebras ébano mientras le habla con enorme cariño.

 

- ¿Qué ocurre Kotsur, te pasa algo? -

 

Kotsur lo mira con el ceño fruncido.

 

- ¡Ah mi Hoshi, siempre tan distraído! - el atractivo joven de bella mirada mueve la cabeza impaciente - ¿Acaso no lo notas?   La he visto en cuanto llegué aquí, siento su presencia amenazadora... ¿Es que no la sientes? -

 

Hoshi levanta la vista, pone atención y la percibe entonces, oscura y amenazante, entonces  poco a poco suelta a Kotsur, da algunos pasos contemplando el ya conocido lugar  que ahora luce... diferente.
Quizás por estar habituado a ella en el mundo humano no la había percibido, pero ahora al poner mayor atención la ve entonces, es una espesa oscuridad que se arremolina en el borde mismo de todo, espesa, fría, emana de las orillas de su apacible mundo... una oscura soledad.

 

- ¿Cómo ha llegado aquí? - pregunta Hoshi preocupado, muy preocupado, ya la ha percibido antes en el mundo humano, como ésta invade cada rincón, cada alma, cada corazón, devorándolos lentamente hasta consumirlos por completo.

 

Él mismo ha sido presa de esa malvada y oscura soledad, contagiado por sus dueños, por esa familia egoísta que lo busca solamente cuando tienen necesidad de aplacar su solitaria existencia, dejando en él  el rastro de esa triste negrura, que sólo logra alejar cuando hace brillar su muy peculiar luz interior.

Hoshi siente recorrer su cuerpo por tremendo escalofrío, cuando voltea a mirar a Kotsur que observa con miedo esas extrañas nubes que pareciera que al ser notadas  comenzaran a multiplicarse y crecer, aproximándose poco a poco a ellos, es como si el espacio abierto comenzara a estrecharse lentamente siendo devorado el hermoso paisaje que aún es bañado por la blanca luz de la luna. 

Hoshi tiembla tan sólo de pensar que tal vez ha sido él quien ha llevado ahí esa oscuridad, pues sabe que a veces ésta persigue su corazón atraído por la luz que en su interior anida, trata siempre de mantenerla a raya, su carácter es así, optimista, le gusta luchar por lo que quiere, luchar por lo que ama, pero hay algunas pocas ocasiones en que ese veneno inoculado en su persona por quienes le rodean surge traicionero amenazando con opacar su luz.
Escucha entonces un gruñido bajo cerca de él, voltea y puede ver a Kotsur mostrando sus colmillos y preparando sus garras.

 

- ¡Oh mi valiente Kotsur! - sabe que su amado neko tiene sus propias cargas personales pero es tan reservado y discreto que seguramente se abstiene de mencionarlas, pero ahora dispuesto a enfrentar los problemas que se avecinan ante ellos.

 

Pero ambos intuyen que necesitarán más que sólo sus fuerzas y valentía para escapar y vencer esa oscura soledad.

Hoshi lo toma de la mano, lo sujeta firmemente y hecha a correr jalándolo para alejarlo de ahí, no soportaría que su querido Kotsur sea presa de esa maldita oscuridad.

 

- ¡Espera Hoshi!     ¿A dónde vamos? - pregunta Kotsur planteándose si habrá algún lugar a donde puedan huir.

- Debemos ponernos a salvo, esa cosa ya ha cerrado el paso hacia el estanque de la luna - le responde Hoshi apusurado mientras lo guía en dirección contraria a la negras nubes.

- Pero... ¿A dónde iremos?   Estas nubes se están esparciendo por todo el lugar como un terrorífico miasma -

- No lo sé aún mi neko chan, pero buscaremos la forma de regresar a casa, al menos... me aseguraré de que tú lo hagas -

 

Siguen huyendo, sorteando arroyuelos, pendientes y enramadas, tropiezan y se levantan, pero jamás se separan ni un instante en medio de tan frenética carrera.

Pierden incluso la noción del tiempo, no saben cuando llevan corriendo, a veces Kotsur ayuda a Hoshi, otras es a la inversa, pero no se detienen, pues si algo es seguro es que esa fría oscuridad amenaza cada vez más con darles alcance.

Llegan a lo alto de un barranco, la oscuridad ya los rodea, Hoshi aferra con fuerza a Kotsur por la cintura, se aproxima a él y en un arrebato...posa sus labios en esa bella boca, robándole un sorpresivo beso que hace ruborizar a Kotsur, más cuando Hoshi va a pronunciar las sinceras e intensas palabras que bullen en su interior, esas que desea con toda el alma expresarle a su neko chan, sienten como la oscuridad ya roza sus pies. Hoshi levanta a Kotsur con rapidez y lo coloca sobre lo más alto de la peña.

Sus colas se agitan nerviosas, sus garras relucen amenazadoras, un ronco gruñido surge  de sus gargantas  haciendo brillar sus afilados colmillos en la semioscuridad, cuando éste es acallado por un frío rumor que parece brotar desde lo más profundo del negro abismo que se abre allá abajo del risco en que se hallan...simplemente ya no hay para donde correr.

 

- ¡Uno de ustedes! - se escuchan esas palabras formadas por el frío viento.

- ¡¿Queè?! - exclaman Kotsur y Hoshi al unísono.

- ¡¡ He dicho que uno de ustedes, quiero a uno de ustedes para dejar libre al otro!! -

 

El par de nekos se quedan helados, su cuerpo espigado y de apariencia casi humana permanece inmóvil.

 

- Si no me dan lo que pido, entonces devoraré a los dos - sentencia la etérea voz entre las negras nubes.

 

Esa espesa oscuridad se mueve volátil en torno a ellos, todo su precioso mundo que los rodeaba hasta hace poco, parece haber desaparecido, sólo existe esa negrura que se cierne sobre y alrededor de ellos, calándolos hasta lo más profundo con su helado aliento, pareciera helar cada uno de sus sentidos.

No hay mucho tiempo para pensar, deberán actuar pronto.

 

- ¿Me aseguras que dejarás libre a Kotsur una vez que me entregue a ti? -

 

Es Hoshi quien habla decidido a mantener a salvo a su neko, mientras lentamente se aparta de él.

 

- ¡¡No Hoshi, no lo hagas!! - exclama Kotsur alarmado mientras lo jala del brazo.

- ¡¡Tienes mi palabra!! - se escucha esa cavernosa voz nuevamente.

 

Hoshi sabe que no hay completa seguridad de nada, pero es todo lo que tiene, todo lo que puede hacer ahora y de ninguna forma permitirá que Kotsur se pierda en esa espesa niebla si él puede impedirlo.

 

- Entonces seré yo quien acuda a ti - exclama Hoshi con determinación, se zafa suavemente del agarre que mantiene Kotsur y comienza a caminar para internarse en la oscuridad.

- ¡¡Hoshi espera, no lo hagas, no sabemos si cumplirá su palabra!! - clama desesperado el neko de oscuro cabello.

- Lo sé mi neko chan, pero no me puedo permitir correr ningún riesgo cuando se trata de ti... lo siento... ¡Perdóname Kotsur! - lanza una última mirada a su querido neko y antes de continuar se aproxima velozmente para darle un fugaz beso en la mejilla, se aparta rápidamente de él, pues sabe que de no hacerlo así, ya no podrá hacerlo  jamás poniéndolo en un grave peligro. Sin embargo aún retiene las palabras que se encuentran ocultas en lo más profundo de su corazón y sólo atina a decir:

- ¡Huye en cuanto puedas, regresa a tu hogar y sigue adelante, no olvides nunca tus sueños…sé feliz mi querido neko... cuídate! - las lágrimas ya amenazan con escapar contra la voluntad de Hoshi.

 

Kotsur lo ve como se gira rápidamente y mientras su blanco y largo cabello ondea con la helada brisa, comienza a adentrase en la densa oscuridad.

 

- ¡¡Hoshi, nooooo !! - grita desesperado.

 

Y  Kotsur valiente como es, sin pensarlo dos veces se lanza en veloz carrera al tiempo que le grita al viento:

 

- ¡¡Tómame a mí, deja libre a mi Hoshi!! -

 

El neko blanco ve entonces aterrado, como su neko se abalanza ganándole la carrera y esa maldita oscuridad se abre cual boca dispuesta a devorarle.

 

- ¡¡¡Nooooo Kotsur !!!     ¡¡¿ Por qué?!! -  grita Hoshi en una mezcla de alarma y dolor creciente en su pecho.

 

Kotsur lo mira de reojo y le dice con firmeza:

 

- ¿ Acaso no es evidente ya mi Hoshi, mi seme ? Es simplemente porque... yo... ¡¡Te amo !! -

 

La oscuridad se cierra de forma repentina envolviendo a ese joven y valiente neko.

 

- ¡¡Noooo Kotsur, vuelve!! - es el grito desesperado que surge de la garganta desgarrada de Hoshi-  ¡¡No, tú no!! -

 

Gruesas lágrimas surcan velozmente las mejillas del hombre de blanco cabello, helada y fría desesperación invade sus acuosos ojos. Un fuego enorme estalla en su interior, una rabia incontenible, a la par de un intenso sentimiento que ha tenido la torpeza de callar por demasiado tiempo... y ahora es demasiado tarde.

 

- ¡No, aún no es demasiado tarde, aún es tiempo! - se dice con furia, apretando la mandíbula, mostrando sus afilados colmillos, no puede permitir el enorme sacrificio de su amado neko chan.

 

Se lanza nuevamente tras su Kotsur, sólo que esta vez no se trata de un juego, extendiendo el brazo tratando de alcanzarlo.
Una onda cálida rodea entonces a Hoshi, un destello surge de su interior, una luz intensa brota desde el fondo de su corazón.

 

- ¡¡ Yo también ... te amo Kotsur, te he amado desde hace ya tiempo... simplemente no me he atrevido a decírtelo... Te amo demasiado!! - casi gime las últimas palabras.

 

Sucede todo demasiado rápido, del centro mismo de la oscuridad  comienza surgir otra luz similar a la de Hoshi, traspasando las barreras de la soledad, fundiéndose en una sola.
Sus manos al fin se encuentran, sus dedos se entrelazan, sus miradas finalmente se enganchan y el intenso sentimiento que se profesaban en secreto, fluye libre entre ellos, como una potente descarga de luz y energía que hace estallar y desvanecerse a esa malvada oscuridad, veloces y caprichosas volutas de negra neblina se disipan por aquí y por allá consumidas por la brillante luz que de los nekos emana.

 

Ambos nekos se encuentran uno al otro, chocando sus cuerpos, rodando por el fresco césped que vuelve a aparecer, asombrados observan los últimos vestigios de esa oscuridad al ser pulverizada por la luz de ambos unida a la bella claridad de la luna.

Quedan finalmente quietos, abrazados uno al otro, mirando a su alrededor donde poco a poco todo su mundo comienza a surgir radiante y lleno de color y vida como si nada hubiera pasado.

Hoshi se coloca sobre Kotsur, sentado sobre ese cuerpo recostado, colocando una rodilla a cada lado de él y lo observa con toda la ternura de que es capaz en ese momento.
Entrecierra los ojos y lo mira fijamente a la cara, a esa castaña mirada que ahora reluce con las nocturna luz.
Kotsur sonríe, colmada esa sonrisa de alivio.

- ¡Te extrañé Hoshi, te extrañé aún antes de perderte! - le dice mientras en sus ojos comienzan a surgir algunas lágrimas.

- Mi neko chan - Hoshi no puede más, repasa con su mano el rostro de su neko, con suavidad, con ternura, llevándose esas lágrimas que empañan esos ojos hermosos. Se agacha y sin perder más el tiempo lo besa, lo besa suave al principio, pero va intensificando esa caricia, se adueña con ansias de esos labios carnosos.

- ¡Tuve tanto miedo Kotsur, tanto miedo de perderte, de que resultaras dañado por mi culpa! -

 

Kotsur lo mira con intensa dulzura.

 

- No sabemos si eso fue así Hoshi, no sabemos si simplemente la miseria humana es tan fuerte que logró contaminarnos... no sabemos si sólo fue una prueba para nosotros y si así fue, créeme que no fue del todo malo, porque ahora ambos sabemos que nos une un fuerte sentimiento que no nos atrevíamos a confesar, ese que nos hará enfrentar las adversidades juntos.

- Es verdad amado mío, porque debes saber que eso eres para mí, mi amado, mi amor infinito, mi mayor tesoro... ¡Kotsur, mi neko chan... te amo! -

 

Kotsur se ruboriza enormemente, le cuesta trabajo admitirlo ahora que todo ha pasado, siente además la carga de adrenalina restante aun circulando en sus venas unida a las sentidas confesiones, necesita sacarlo necesita desfogar tanta energía, así que en un ágil movimiento se libera del peso de Hoshi y en un instante se pone de pie, agitando su colita de un lado a otro. Hoshi lo imita y se aproxima otra vez a Kotsur, que entre nervioso y divertido se escabulle del agarre que ve venir.

El hombre de cabello blanco agita las orejitas confundido y después de un rato su cola se mueve de forma enérgica, sin duda su espíritu de cazador se ha alertado por completo, sus ojos comienzan a lanzar destellos ante la conducta evasiva del que considera su uke.

A Kotsur simplemente le cuesta más aceptar otra vez abiertamente esos sentimientos que ahora son más que evidentes, existen en su corazón, de lo contrario no habría emanado de su interior esa luz que junto con la de Hoshi logró aniquilar esa oscura soledad.

Corretean como antaño de aquí para allá, saltan, se ocultan, en fin, se vuelve nuevamente un juego para ambos, pero ahora ambos saben que es mucho más que eso, es algo mucho más serio de lo que pensaban.

 Kotsur por su parte se divierte haciendo rabiar como acostumbra a Hoshi y éste a su vez comienza a perder la paciencia.
En cierto momento en que Kotsur lo persigue a toda velocidad, Hoshi sonríe de forma traviesa, entonces de improviso se detiene ocasionando como consecuencia el que Kotsur termine chocando con su espalda, Hoshi se gira sorpresivamente mostrando en su rostro una enorme sonrisa de triunfo.
Sujeta velozmente s Kotsur por las muñecas y lo jala hacia su cuerpo, su neko se tensa, pero no cede, así que a modo de medida desesperada lo primero que se le ocurre es darle tremendo mordisco a Hoshi en el hombro.

 

- ¡¡Ouch, neko chan!!       ¿Por qué has hecho eso? -

 

Kotsur se prepara para darle otro mordisco de ser necesario, su mirada reluce con una mezcla de diversión, pero Hoshi puede captar algo más en el fondo de sus ojos cafés, reluce ahora en ellos un destello de deseo contenido.
Hoshi entrecierra los ojos, dedica una torcida sonrisa a Kotsur, en la que uno de sus colmillos lanza un peligroso destello.

 

- ¿Así que te gusta jugar rudo mi temerario uke? -

 

Kotsur le dedica una hermosa y brillante mirada mientras emite un suave ronroneo, levanta una mano y de forma delicada y seductora se acomoda una hebra de su negro cabello.

Hoshi ya ha tolerado demasiado, nuevamente sujeta las muñecas de su uke pero esta vez con mayor fuerza, se aproxima peligrosamente al bello rostro de ese joven de tez apiñonada, que le ha robado el sueño ya en varias ocasiones.

 

- Entonces si te gustan las cosas de forma más atrevida y ruda, tal vez sea mejor darle gusto a mi amado neko, quizás deba castigarte por tu osado comportamiento.

 

Se escucha nuevamente ese tentador ronroneo bajo.

 

- Bien neko chan, sí eso es lo que quieres, así será -

 

Hoshi lo tumba entonces en la fresca hierba, arriba en lo alto la luna reluce como nunca.
Kotsur todavía intenta zafarse, pero sólo consigue que Hoshi lo atrape aún con más firmeza entre su cuerpo y el suelo.
Hoshi se posiciona nuevamente con sus rodillas a los lados de ese bello y esbelto cuerpo, de ese tentador chico que para él tiene una apariencia tan irresistiblemente atractiva. El peliblanco inmoviliza las manos de Kotsur contra el suelo, colocándolas a los lados de la cabeza de su ahora víctima.

 

- No debiste tentarme mi amado neko, puesto que no siempre puedo contenerme y justo ahora has jugado con fuego -

- Ja ja ja - todavía se atreve a reír Kotsur pero cuando contempla ahora esos ojos verdes fijos en él y ve arder una llama en ellos dándoles un toque distinto, ve brillar una enorme pasión, y entonces realmente se lo piensa mejor, pero no se deja amedrentar, se mantiene firme y decidido a seguir adelante.

 

Siente como Hoshi se inclina sobre él, sin soltarle las manos, sus vientres rozando uno con el otro, una húmeda y tibia lengua juguetea ahora con una de sus felinas orejas, unos agudos colmillos mordisquean suavemente el lóbulo de esa oreja gatuna, un suave gemido involuntario escapa de los labios entreabiertos de Kotsur.
A causa de eso percibe una risilla baja muy cerca de su oreja que es repasada nuevamente por esos colmillos y esos labios que ahora le susurran con una voz que se ha vuelto notablemente más sensual.

 

- ¿Por qué no me lo dices otra vez mi neko chan?    ¡Repítelo para mí, pues tu sabes bien que es cierto, di que me amas, di que quieres que te haga mío!     ¿No decías que yo soy tu seme?     ¡Hagámoslo efectivo mi precioso uke! -

- Etto... yo... -

 

Kotsur se estremece cuando Hoshi se dirige a su cuello, recorriéndolo muy lentamente con su lengua.

 

- ¿Sabes Neko chan? Deseo ayudarte a aceptarlo, sé bien que sientes lo mismo que yo por ti, quiero hacerte mío, sólo mío, marcarte hacer que me pertenezcas por completo, pero a cambio ofrezco lo mismo, puesto que yo sólo deseo ser solamente tuyo. -

 

Hoshi toma ese amado rostro entre sus manos con pasión pero sin dejar a un lado la inmensa ternura que su neko le inspira, entonces posa sus labios cálidos en esa boca seductora, para lentamente comenzar a deslizarse de la boca al fragante cuello y la tersa piel de sus hombros, haciéndole sentir el roce de su boca y provocar estremecimientos al sentir el tibio susurro de sus palabras:

 

- ¡Te amo Kotsur, te amo tanto!     Aún no comprendo de qué forma has logrado llegar hasta los rincones más recónditos de mi alma y mi corazón, aunque a decir verdad al notar la intensidad de los sentimientos que inspiras en mí, he llegado a la conclusión de que buscar simplemente una razón ya es lo de menos comparado con nuestro sentir ahora -

 

Hoshi pega más su cadera a la de Kotsur, con lo cual logra un mayor contacto entre sus intimidades, moviéndose en un vaivén lento y sensual provocando que se enciendan mutuamente. Una combinación de gemidos, sonoras muestras de creciente placer viajan ahora en la brisa nocturna que mece sus cabellos.

En cierto momento los finos colmillos del neko de blanca cabellera, relucen en medio de una lujuriosa sonrisa antes de hundirse en esa fina y tersa piel del hombro de su futuro amante.

 

- ¡¡Aaaaaah Hoshi, duele!! -

 

Unas pequeñas gotas de sangre brotan enseguida de las pequeñas marcas, el blanco felino se apresura a lamerlas ronroneando de placer al saborear el delicioso sabor de su amante, se dirige después a los finos labios de Kotsur, besándolos con encendida pasión y dominio, haciendo que su uke saboree en ese beso su propio sabor.

 

- Te marcaré infinidad de veces Kotsur, para que no olvides quien es tu dueño de ahora en adelante, quien te ama con inmensa locura -

 

Kotsur gime en medio de una sonrisa atrevida, le parece sin duda una idea bastante atractiva y tentadora.
Hoshi libera entonces las manos de su uke para dedicarse a dejar libre el paso de todo obstáculo hasta ese cuerpo que aguarda para ser desnudado por él; a partir de ahí todo se desarrolla con mayor pasión, las barreras han caído, las manos de ambos se mueven imparables, recorriéndose mutuamente, gruñidos bajos se escuchan surgir de ambas gargantas, las dos colas se entrelazan una y otra vez inquietas.

 

- ¡Aaaaah Kotsur, te amo, te amo tanto, pero no puedo negar lo mucho que te deseo también! - Hoshi comienza a mover la cadera de forma más intensa, cadenciosa, agitando aun más el interior de ese bello neko de obscuros cabellos.

- ¡Y...y...yo...a ti Hoshi... te amo! - libera al fin las palabras que se había empeñado en silenciar.

- Eso es todo lo que necesito saber cariño -

 

Kotsur ya arquea su espalda, presa de los crecientes espasmos que dominan la parte baja de su vientre.

 

- ¡Pídemelo Kotsur, ruega por ello y yo te lo daré todo! - Esto es desde luego un capricho de Hoshi, pues ciertamente no necesita de tal petición para hacerla efectiva, sólo se empeña en intensificar  la pasión que ya arde entre ellos.

- ¡¡ Aaaaaaaggggh Hooshii, eres malvado!!       ¿Por qué me haces sufrir así? - gime retorciéndose de placer el menor de los nekos.

- ¿Malvado dices?      ¡ No Kotsur, ansioso quizás, deseoso de tenerte por completo para mí, de hacerte sentir lo mucho que te amo, lo mucho que te deseo, todo lo que mueves e inspiras en mi interior. - le dice entre suaves jadeos al oído.

- ¡¡¡Ya, ya... está bien, no puedo más... hazme tuyo, quiero pertenecerte a ti y a nadie más, no soportaré mucho más, a final de cuentas es lo que más deseo!!! -

- ¡Pues lo harás amor, tendrás que ser fuerte y aguantar, porque llegaremos juntos hasta el mismo cielo oscuro que nos cubre! -

 

Y lo poco que quedaba de ropa, desaparece en un instante, dejando sólo el completo contacto entre la tibieza de esas pieles.

Así que Hoshi reclama como suyo ese bello cuerpo, esa dulce presencia que ha rondado su mundo desde hace unos mese atrás. Una y otra vez su firme intromisión le hace saber a Kotsur, que Hoshi ha pasado a ser parte de él y él mismo de su seme, ahora sí, su seme en toda la extensión de la palabra. 

La entrega por amor, se lleva a cabo en un sólo movimiento en el inicio de todo, cuando el fuego creciente  al fin hizo presa del par de nekos y como Hoshi había anticipado, los intensos gemidos se elevan hasta el lugar mismo donde su luminosa cómplice los observa complacida.

 

- ¿Quién es tu dueño, Kotsur, quién es el que te ama y a quien has envuelto con tu cálida presencia alejándolo de la oscura soledad?       Dímelo amor mío, porque muero por escucharlo! -

- ¡¡ Tú... Hoshi, eres tú, te pertenezco ahora sólo a ti y tú eres ahora todo mío!! -

- ¿Quién te ama tanto como yo, quién más que sólo sexo, ha hecho el amor contigo mi dulce y especial neko? -

- ¡¡ Sólo tú Hoshi... nadie más!! -

 

Unos movimientos más de cadera, Hoshi toma de forma posesiva a Kotsur, colocando su mano tras el cuello de su neko, jalándolo hasta hacer que quede sentado, profundizando la intromisión y proporcionándole un atrevido beso, en el cual sus lenguas juguetean inquietas recorriéndose mutuamente sus húmedas bocas. La pasión estalla en un blanco destello, llevándolos al éxtasis más profundo. 

Con las respiraciones entrecortadas se desploman abrazados, prodigándose suaves y tiernas caricias por su tersa piel  húmeda por la enorme entrega, en medio de besos compartidos, almas entrelazadas, corazones en sincronía.

 

- ¡Oh Kotsur, eres maravillosamente bello en todos aspectos, mi terco y valiente neko negro!      ¿De qué oscura magia gozas para haberme atrapado así, sin yo siquiera darme cuenta?       ¡¡ Te amo mi Neko chan!!   Has hecho que sea imposible desear otra cosa, impensable el separarme de ti. Es un hecho que el increíble momento en que coincidimos al contemplar el reflejo de la luna, no es una mera coincidencia, ha sido sin duda el destino. 

¡¡ Eres mío por toda la eternidad!! -

 

- Mi Hoshi, te pertenezco y no imaginas la dicha que esto me produce, de un entrañable amigo me parece casi imposible que hayamos llegado a esto, incluso ahora que hemos vencido esa mortal oscuridad...
... ¡Yo también te amo Hoshi, eres mi contraparte, esa luz que ilumina los espacios vacíos de mi corazón... Soy tuyo para siempre! -

 

La luna ya se encuentra baja cuando se ponen de pie y se visten, ha llegado el desagradable momento de la separación, han sucedido demasiadas cosas en una sola noche, ahora sienten un sordo dolor causado por la inminente separación, sólo aligerado por la esperanza de volverse a encontrar en la próxima luna llena, pero por hoy sólo les queda el muy grato sabor de la pasión desbordada, el regocijo del amor compartido, la dicha plena del descubrimiento mutuo.

Se dan un último beso antes de lanzarse al tardío reflejo de la blanca luna en el estanque.

Hoshi está feliz, ser el seme de la persona que ama, de esa incomparable y especial persona, amarla y poseerla, llevar la voz de mando le provoca una perversa satisfacción, se siente pleno, satisfecho, completo, amado y capaz de entregar todo su amor y su luz. Sin embargo la mayor dicha para ambos es el tener la absoluta certeza de que son correspondidos.
Hoshi deposita todo eso en ese último beso apasionado, repasando con sus manos ese sedoso cabello negro de quien  le entrega de igual forma su sincero sentir.

 

Y Kotsur... Kotsur está rebosante de alegría, pero de diferente manera, sabe que esto es nuevo para él, pero sin embargo no se arrepiente de nada. Ama a Hoshi, la ama como su amigo y su amante, pero en su inocente apariencia esconde un secreto...
...le gusta que lo dominen, que lo hagan sentir esa salvaje fuerza dominándolo, pero a la vez le gusta tener el control así que ya hallará la manera de conducir a su Hoshi por el camino que él desea, para que en sus futuros encuentros lo tome de la manera que él desea, más intensa, más atrevida... más pervertida.

Guiará y enseñará a su amante para hacer que saboreen juntos los diversos aspectos del amor de la más atrevida e intensa forma, no le fallará a su Hoshi, es una pareja honesta, leal y sincera.

Sonríe travieso...

 

- ¡¡No me arrepiento de nada mi Hoshi, eres mío, sólo mío!! -

 

 

La luna en lo alto, sólo contempla esos inquietos corazones que se han unido, más como siempre...guardará silencio.

 

 

 

---------------------------------  Hikari  --------------------------------

 

 

 

Decir que todo fue felicidad a partir de entonces sería una verdad incompleta, el amor aunque maravilloso, tiene sus altibajos, tiene sus desazones, tiene sus diferencias.

 

Y en el caso de Kotsur y Hoshi, ambos lo fueron descubriendo conforme su relación avanzaba, quizás tenían razón al decir que la rutina humana los contagiaba y absorbía, pues hubo momentos de lejanía, presa del correr incesante de la realidad que a veces nos lleva por senderos que no planeamos.

Hubo noches de espera, noches de ausencia, de melancolía y desconcierto.

Y de igual forma cuando descubrieron que tenían temperamentos tan semejantes, ambos dominantes no faltaron las dificultades, el sabido estira y afloja  para llegar a un equilibrio.

Así es el amor, no es todo de color de rosa como en los cuentos, pero no es todo gris como en ciertas novelas. A éstos nekos las adversidades les mostraron esos amargos momentos que llegan tarde o temprano, hubo dolorosas separaciones, que afortunadamente fueron breves,  más la luna en las alturas con sabiduría callaba, seguro conocía más del destino, más de lo que nosotros siquiera pensamos.

Cuando el amor es sincero, cuando la entrega es verdadera, los caminos que el destino toma son insondables.

Aun en los momentos de separación, en esas semanas de mortal tristeza a causa de la ausencia, ambos sentían en su interior ese irrompible lazo que los unía, que los conectaba haciendo sentir la presencia invisible de aquel que tanto extrañaban, acompañando a su vez los pasos de su amada pareja, haciéndoles saber que el amor los mantendría juntos.

En otras ocasiones aún cuando todo marchaba bien, Hoshi pensaba en cierto conflicto que le atormentaba entristeciendo su corazón, a veces era Kotsur que inmerso en melancolía contemplaba el reflejo de la luna en el estanque, ambos deseaban no estar tan lejos por tanto tiempo, les dolía la distancia, la espera, el poco tiempo destinado para amarse, cuando sus corazones clamaban por más.

En secretas plegarías rogaban a su compañera en el cielo, tuviera clemencia y les diera más tiempo.

Sucedió entonces una separación dolorosa, se dice que la distancia más grande entre los amantes es un malentendido y así sucedió con ellos.

El motivo resultó lo de menos, pero detonó los sentires no aclarados, las palabras calladas que crean las más peligrosas dudas, pero al final la separación fue inminente.

En un arrebato de dolor Hoshi cometió lo que él llamaría un suicidio, en una triste charla nocturna, dio por concluida la relación entre ellos, a sabiendas de que su vida sería reducida a una oscura y triste agonía por hallarse sin su Kotsur adorado. Su amado neko negro no sufrió menos que él, pero discreto como siempre poco decía, a pesar de que el llanto le ahogara el alma.

Las lágrimas siguieron al desenlace, el dolor los sumió en oscuridad por días interminables, el deseo de no dañar más a lo que tanto se ama fue la verdad proclamada, pero a final de cuentas la distancia se dio.

Fueron días de imparable dolor para esos nekos, momentos de profunda reflexión, quizás hasta de ciertas dudas, pero algo se mantuvo constante, una luz que se negó a dejar de brillar dentro de sus corazones.

Ellos sabían que el amor rompe barreras, sortea murallas, llena de luz las almas, enriquece los corazones, pero sobre todo sabían que el amor que se profesaban era infinito, imparable, sincero… verdadero.

Ellos tenían la certeza de ser el alma gemela de su amada pareja y sin que se dieran por vencidos, el amor sorteó nuevamente los obstáculos, derrotó al orgullo y una clara noche de luna llena, su fiel compañera al fin los reunió de forma definitiva. Ahora sabían sus debilidades, sus defectos, esos a pesar de los cuales se amaban.

Esa inolvidable noche, envueltos en lágrimas cruzaron el estanque para unirse una vez más y para siempre.

Nuevamente conocieron la pasión desbordada, la entrega completa, el amor renacido y fortalecido, dejándolos siempre con la sensación de ya no poder apartarse de su amado neko con la única meta de compartir la felicidad que su unión les daba.

Pasaron los días  tal como había sucedido cotidianamente para que se pudieran reunir, pero ahora  la ausencia pesaba ya demasiado, aún no era luna llena, no había tal reflejo en el estanque, sin embargo en ambos jardines los dos nekos  miraban con los ojos anegados aquel reflejo nocturno, fue tan intenso el sentimiento que esa luz imparable surgió de  nuevo de sus corazones y una certeza les llegó de improviso, sin meditar, sin dudar simplemente se lanzaron al estanque…

¿Por qué sucedió?

Quizás ni  ellos lo saben con certeza, pero en su bello prado cuajado de luciérnagas  se volvieron a encontrar, con una incompleta luna en el oscuro cielo.

 

- Kotsur… ¡¿Pero cómo ha sido posible?! - Hoshi miraba sorprendido a su amado neko de negro cabello que le observaba sorprendido de igual forma.

- Yo… bueno Hoshi… yo sólo sé que quería estar contigo… explícamelo tú…-

- No sé la razón de esto mi amado Kotsur, pero sé que nuestro sentir es intenso y verdadero, pienso que ambos hemos hecho que suceda al aceptar sin palabras, sin cuestionamientos, sin dudas, todo aquello que nos entregamos con sólo amarnos.

En ese instante comprendieron que no había nada más que explicar, no la requerían.

 

- ¿Acaso necesitamos explicación mi amado Kotsur?   Ambos sabemos que la respuesta se encuentra en nuestro interior y eso… eso es suficiente -

 - Quizás… no, con certeza tienes razón - fue la respuesta de Kotsur, con esa mirada oscura, mágica que siempre atrapa a su neko blanco.

 

¡ Así que qué remedio !  Sus miradas se unieron brillando con igual intensidad, alimentadas por lo que sabían un amor mucho más firme, más maduro y si es posible más intenso. Tenían un maravilloso camino por construir, pero andando de la mano, eso ya no les parecía tan difícil, no habría nada imposible para ese amor que imparable los envolvía.

 

- ¡Juntos para siempre mi amado Hoshi!  -

- ¡Para siempre mi amado Kotsur! -

 

Y la luna, su mudo cómplice y testigo… simplemente sonreía al sentir el amor y el deseo que amenazaban con desbordarse una vez más.

 

 

 

 

 


FIN

Notas finales:

 

Misión cumplida mi muy querida Neko chan, espero te haya gustado, un poquito tarde, pero sin duda escrito con todo mi empeño y mi cariño.

Así mismo agradezco a quienes lo hayan leído y me alegrará el que a alguien más le guste.

Ha sido un enorme placer el incursionar en ésta categoría nueva para mí, espero no sea la última. 

Nos leemos

Bye bye :D


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