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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Primeramente perdón, por que en el cap pasado había muchas faltas de ortografía. Salió largo, y tal vez como que muy pegado, y tal vez ya no me crean cuando les digo algo xP! Pero a mí siempre me ha importado mil la historia… y… y… de que hay Lemon, hay Lemon pero… jejeje… ojalá les guste…

El teléfono sonó, y Vegeta se asomó desde la sala para observar a Goku llegando hasta él apresuradamente. El más alto descolgó el teléfono, y Vegeta pudo escuchar aquella voz preguntar si Urabe estaba con él, Goku respondió afirmativo, avanzando unos pasos lejos hasta que no pudo oír, intercambiando un par de frases con aquella persona, para después volver a depositar el aparato blanco en su posición normal. El muchacho de cabello en punta se quedó mirándolo, pues sobre su rostro quedó un semblante serio, quieto, como si hubiese quedado en shock o algo por el estilo. Estaba a punto de decirle algo, pero Goku comenzó a caminar en su dirección, fijando su mirada en la de él un momento.

-¿hay algún problema? – preguntó seriamente, y el más alto se movió, sentándose a su lado hasta quedar muy cerca.

-El único problema… es que no me estas besando…- Goku recibió un golpe en la cabeza con el control de la televisión que sostenía en la mano Vegeta. -¡Hay! ¡Eso si me dolió! – se quejó, colocándose ambas manos sobre el punto de impacto.

-¡Déjate de tonterías! ¿Era importante o no? – rugió, mientras Akuma-Kun se posicionaba sobre su regazo.

-Ah… más o menos…- rascó su mejilla, pensativo, viajando su mirada de un lado a otro tratando de pensar en las palabras adecuadas para decirlo. –Era Miller, de contratación y administración, nos quieren mañana a las cinco en el foro quince… - dijo casualmente, pero Vegeta se impresionó, levantándose como resorte y lanzando al gato negro en el proceso.

-¡¿Hablas en serio?! – exclamó agitado, soltando un extraño suspiro que no estaba muy seguro de que. -¡Eso es importante! ¿Por qué rayos dijiste que más o menos? – se pasó la mano por el cabello, meneando el pie con nerviosismo.

-Oye, tranquilo…- comenzó el otro, tomándolo de la muñeca y sentándolo de nuevo a su lado. –Solo relájate y verás que…-

-¡¿Relajarme?! – lo dijo casi gritando, comenzando a tomar aire con más desesperación. -¡Tenemos que preparar todo, además de levantar todas mis cosas, limpiar la casa y tener todo listo esta misma noche! – enlistó, y Goku se preguntó para qué rayos se preocupaba tanto.

-Oye… no importa, podríamos volver cuando sea por el resto y…- dijo en voz baja, pero la mente de Vegeta seguía volando mientras hablaba, en un tonto considerablemente más alto que el de Goku.

-¡Genial! ¡Al fin podré comprar mi casa! – agregó extendiendo las manos.

Goku detuvo sus palabras, de hecho, parecía que había detenido incluso su respiración, su vida entera. Vegeta, como si hubiese sido consciente de su propio error, se quedó abruptamente callado, sin moverse de la posición en la que estaba. Corrió un extraño ambiente entre los dos, algo frío que les penetraba hasta los huesos. La cuestión, esa cuestión que ni uno de los dos habían afrontado, esa realidad de la que no habían querido ser conscientes… el tema del que no querían hablar. Había llegado.

Los brazos del menor bajaron lentamente, hasta tener sus manos firmes sobre su regazo, apretando los puños levemente mientras pensaba en lo que acababa de decir. Goku desvió la mirada, clavándola en el piso brillante bajo sus pies, sin saber con qué cosa comenzar el tema. Ese tema. Por su mente pasaron súplicas, o ideas desesperadas de este tipo, pero por supuesto que seguía teniendo orgullo, y no era alguien quien pudiera ponerse de rodillas con facilidad. Lo tenía en su mente, solo bastaba organizarlo en palabras. Se irían… ¿Qué pasaría con ellos ahora?

-Entonces… aun quieres eso… ¿no? – preguntó, como si no le doliera tanto como lo hacía.

-Bueno, yo… supongo que debería, es decir, nos iremos de aquí y no creo que se buena idea ir y vivir en tu departamento…- respondió, dando más excusas de las necesarias, tratando de explicar un tema como si no tuviera eso ´otro´ sentado a su lado.

-Y… ¿Por qué no? – inquirió, y Vegeta bajó la cabeza, Goku maldijo en ese momento tener un reloj analógico en su casa, y que cada vez que la manecilla avanzaba un segundo le indicara que estaba tardando demasiado tiempo en contestar.

-Aún están Videl y Chi-Chi…- con solo decir esos nombres la realidad y la situación calló como una tonelada sobre la espalda de Goku, frunciendo el ceño sin poder evitarlo.

-Yo… yo terminaré con eso… ¿sabes? – le dijo, mirándolo de reojo, preguntándose si en verdad era necesario decirlo, si de verdad era necesaria esa conversación en general.

Hacía tres días le había hecho una felación en la cocina, se habían besado apasionadamente y después de eso se habían ido a la cama. Creyó que todo estaba bien, creyó que lo había dicho todo con sus actos, pensó que no era necesario decir nada. Ahora veía que lo era, y ahora se arrepentía de no haber aclarado su punto. De no haber dicho lo suficiente. Todo había sido genial de ese día hasta ese momento, pensó que… pensó que Vegeta pensaba igual que él.

Mordió su labio inferior, sin saber cómo decir ahora todas aquellas palabras que habían fluido sin reservas la vez anterior. ¿Cómo decirle que sin él no era nada? Que le hacía falta incluso para respirar, para vivir, para soñar. Era extraño, era incongruente la manera en la que había podido explicarse claramente en todo ese tiempo y ahora su boca no cedía para suplicarle que no se alejara. ¿Cuál era el punto? ¿El orgullo? No. Quizá el miedo, ¿Pero a qué?

A perderlo, a que se fuera, a que terminara el sueño irreal y las cosas volvieran a ser como antes, a que no funcionara como debía. Las respuestas caían una a una, apilándose sobre una montaña de culpabilidad, de dudas, de miedo y desconfianza hacia sí mismo. Luego solo la duda comenzó a consumirlo, nunca hacía falta esa voz maldita al final de la cabeza que te haga pensar lo contrario o lo más estúpido y malo de las situaciones. ¿Y sin Vegeta en realidad no quería estar con él? ¿Y si de verdad quería la casa? ¿Y si lo único que deseaba era librarse de él?

“No” se obligó a pensar, no podía pensar eso, esa idea era más atinada a cualquiera menos a Vegeta, no podía afirmar que lo quería y le interesaba si no lo conocía a ese nivel, hasta el punto en poder estar seguro de lo que pensaría o haría, y lo que no. Pero es que su mente estaba muy asustada. Volver. ¿Volver a qué? Quería quedarse ahí. Pro no podía, y en ese caso quería cargar con Vegeta a donde fuera, él era su lugar especial…

Una idea asaltó su mente, y soltó un breve jadeo al ser consciente de ello. Debía decírselo. Debía decírselo porque con la única idea de que lo supiera él no era suficiente, porque sus sentimientos debían llegar hasta él otro. Porque si no lo hacía no podría hacerlo y tiempo era lo último que le quedaba. Suspiró desganado, algo desilusionado de que Vegeta no se diera cuenta de lo que hacía o sentía, y de hecho, él tampoco estaba muy seguro de lo que el menor sentía hacia él. Hablar, ¿Por qué demonios no empezó por ahí?

-¿Ese es el único problema? – cuestionó de repente, y Vegeta salió de sus propias cavilaciones.

-Pues… ellas son…-

-¿Ese es el único problema? – Reiteró, interrumpiendo la respuesta de Vegeta, pues él mismo sabía muy bien quienes eran ellas.

-Si… supongo…- titubeó un poco, pues el tono de voz de Goku resultó algo atemorizante.

-Terminémoslas – soltó y Vegeta parpadeó un par de veces sin entender. –Terminémoslas, cortémoslas, rompamos nuestra relación con ambas… - explicó, mirando fijamente al otro hombre. –Yo no amo a Videl, y sé que tú no amas a mi hermana…- se acercó más, y Vegeta asintió un poco.

–Entonces hasta que lo hagamos…- aclaró, y Goku alzo una ceja intrigado. –Hasta que dejemos a esas mujeres no haremos nada, no quiero lastimar a Chi, la quiero mucho como para hacerle daño… más del que ya he hecho…- la idea de que Vegeta fuese tan delicado con su hermana lo irritó un poco, pero al final comprendió el punto.

-Bien, entonces será lo primero que haremos, ¿De acuerdo? – preguntó, y Vegeta asintió lentamente, aun pensativo. –Mientras tanto, debido a que no tienes tu paga y, por lo tanto, ningún lugar a donde ir, te seguirás quedando conmigo, en mi departamento en Tokio, si solucionamos esto a tiempo, ni siquiera tendrás que irte de ahí…- La idea hizo sonrojar un poco a Vegeta, esa postura tan posesiva de Goku sobre él era algo extraño a la vez que… ¿Lindo?

Lo hacía sentirse como un tonto, de acuerdo, pero también era genial, era su manera de decirle que ahora le pertenecía, y Goku a él, que estarían unidos como… como pareja. Una pareja oficial. Era extraño, era obvio que no esperaba alguna clase de ceremonia, pero irse a vivir con él siendo algo ya era como juntarse, casarse, unión libre o como quisieran llamarle, y eso lo ponía de nuevo en la situación que ni quería sentir. ¿Era buena idea? ¿Lo quería lo suficiente? No, más bien, ¿Goku lo quería a él lo suficiente? ¿Todo esto era sincero?

-Bien, solo porque no tengo a donde más ir…- sonrió sin gracia, apretando un poco su pantalón con las manos, pensando en si debía o no pensar en alguna clase de formalidad. –Y… tampoco quiero que se sepa  lo nuestro… bueno, lo que sea que sea esto, hasta que hayamos hablado con ellas…- el punto de su frase era uno, pero lo único que Goku escuchó fue el momento en que Vegeta nombraba ´esto´ a su relación. “Oh, claro, ya lo recuerdo, es solo mi relación imaginaría… tiene razón, no le he dicho nada” pensó, acariciando su frente y algo exasperado por tener que decirlo todo, con el trabajo que le costaba hablar en serio. Pero tenía razón, Vegeta no podía imaginar cosas, si él no lo decía, ¿Cómo lo sabría?

-´Esto´ Vegeta, ¿Qué crees que es? O más bien… ¿Qué quieres que sea? – la cuestión llegó algo extraña, y el mencionado se lo pensó un momento.

-Quiero que sea lo que tú quieras darme… no te puedo forzar a nada…- respondió dado una evasiva, y el otro soltó un suspiro un poco impaciente.

-Bien, entonces lo diré… Vegeta, te quiero para toda la vida… - las mejillas del menor ardieron con eso, ¿era acaso lo que él creía que era? – Creo que encontré mi hogar… en ti… y no pienso dejarlo ir tan fácil… yo espero que puedas perdonar todas aquellas cosas que dije o hice… pero te he llegado a conocer… y quiero que sepas, que me gusta lo que encontré…- ¡De verdad lo era! ¡Lo iba a hacer! –Vegeta, ¿Te gustaría ser mi pareja para cuando me libre de esas arpías, digo, chicas? – la pregunta era estúpida en más de un sentido, pero era genial y absolutamente necesaria.

Los ojos negros del menor se le quedaron viendo, suspirando levemente mientras en sus labios se formaba una media sonrisa. Asintió lentamente, juntando tas las fuerzas posibles para no reírse. Goku sonrió algo aliviado, rascando la parte trasera de su nuca y bajando la mirada un poco tranquilo, había obtenido suficiente, pero de todas formas algo dentro de su mente le obligaba a decirlo. Sabía que tenía que decirlo.

-Yo…- comenzó, pero Vegeta le calló con un beso.

-Significa que esta será nuestra última noche aquí…- murmuró separándose un poco del contacto. Goku siguió besando sin más, distraído por el acercamiento. Pero en la mente de Vegeta la idea era otra, en la mente de Vegeta seguía ahí esa palabra. Duda.

La injustificada duda.

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-H-Hola…- dijo nervioso, parándose firme y tratando de que no se le notara el temblor en las manos. Piccolo asomó un ojo a través de sus lentes oscuros, arqueando una ceja en pregunta. –Yo, bueno… quería preguntarse si… si quisieras ir a tomar algo conmigo… alguna vez…- las mejillas de Goku se sonrojaron, pensando aun en que ser demasiado directo era completamente estúpido.

-¿He? ¿Y qué te hace pensar que yo saldría con alguien como tú? – se burló, mostrando una sonrisa altanera antes de reemplazarla totalmente por una cara de enojo.

-Bueno, yo… yo… - no sabía que más decir, y las simulaciones que había hecho con Krillin no estaban funcionando nada.

-Mira, niño, deja de quitarme el tiempo y vete de una vez, ¿te imaginas lo que diría la gente si me juntara con alguien… como tú? – hizo un ademán con la mano, señalándolo como si fuera alguna clase de bicho raro.

Goku no dijo más, bajó la mirada y se dio la vuelta, asegurando para sí mismo que ese plan no era más que patrañas. Piccolo regresó sus lentes a su posición original, mirando de nuevo la revista que estaba leyendo, mirando de reojo al chico que se alejaba, pensando que no estaba tan mal, pero que definitivamente su comportamiento no le ayudaba en nada. Actuaba como un pelele campesino cuando debía tomarse el lugar de protagonista que se merecía. Y eso siempre resultaba exasperándolo en demasía.

[…]

-¿Qué pasó? – preguntó Krillin a su amigo, mientras este llegaba directo a su camerino.  

-Nada… es terrible… me odia y es alguien muy detestable… jamás voy a lograr nada…- se quejó, recargando su cabeza en el respaldo de la banca, derrotado.

-No digas idioteces, vas a lograrlo…- la voz de Tao interrumpió desde atrás, y Goku se volteó algo sorprendido, pues no había notado su presencia.

-¿Y cómo voy a hacerlo? Siempre que me le acercó se enoja, me ignora, me insulta… ¡La primera vez que me vio me preguntó si yo era el que llevaba las donas! ¡Me arrojó su refresco en la cara ayer! ¡Estoy harto de él! – extendió los brazos, tratando de remarcar su punto.

-Sí, lo sé, estábamos ahí. Pero no ganarás nada quejándote y llorando como niña, lo que tienes que hacer es actuar, hacer lo imposible, posible…- dijo Tao, y Goku se frotó la sien, sintiéndose como si estuviera hablando con las paredes.

-Tengo una idea, ¿Por qué no va usted y le pide una cita? ¡A ver si le resulta fácil tratar con ese animal! – exclamó, ya harto de casi un mes intentándolo.

-¿Sabes cuál es tu problema? Eres demasiado sensible, demasiado fijado, demasiado sentimentalista… por qué quieres solucionar todo de esa forma, metiendo siempre sentimientos, metiendo esas ridiculeces que no te sirven de nada… - frunció el entrecejo, regañando con la mirada al muchacho. –Lo que te falta es firmeza, crueldad, frialdad… ¡Lo que tú necesitas es ser como él! – gritó, poniéndose de pie del lugar que mantenía en el mini sofá de atrás.

-¿Ser como él? Pero si todo mundo lo odia, es intratable…- dijo seguido de un suspiro, masajeándose aún más la frente, esa situación le estaba colmando.

-Y dime una cosa… ¿Cuántos le han hecho daño? – su pregunta fue extraña, y los dos muchachos prestaron absoluta atención. –Dime, ¿cuantos lo han llamado pueblerino, apestoso, analfabeta, pobretón, pulgoso, naco, ridículo? – los miró a la expectativa, encontrando aun esa inocencia en sus rostros. -¡Nadie! ¿Y saben por qué pedacitos de animales? ¡Por que no se deja! ¡Porque su orgullo y altanería lo hacen alguien! ¡Él emana miedo y respeto! ¡Muestra sociedad, estudios, realeza, dinero… eso que a ustedes dos les hace falta, par de inútiles! ¡Lo que tienen que hacer es ser como él! – Krillin no supo en que momento el regaño había sido dirigido a él también, pero asintió automáticamente junto con Goku.

-Pero… ¿Cómo hacemos eso? – preguntó el muchacho con cabello, y el calvito asintió, en acuerdo con esa cuestión.

-Hay… se nota que ustedes dos si necesitan lentes… ¡Porque son muy estúpidamente ciegos! ¡¿Qué acaso no son actores?! ¡Pues actúen, bobos! – su voz sonó por demás, irritada, pero no lograba concebir que después de tanta maldad en sus vidas aun fueran buenos de corazón. Demasiado para su gusto.

-¿Hablas de fingir que somos como él? Pero, si aquí todos nos conocen, saben que no es así…- abogó Krillin, después de conseguir una fuerza sobrehumana de valor.

-Pues lo sabrán, ahora todos creerán que lo son, y los miraran y dirán: ¡Vaya, son buenos! – dijo señalándolos. –Ustedes lo merecen, tomen esto como esa lección… como si de alguna manera, siendo así, hicieran pagar a todos aquellos quienes les hicieron daño… como si los aplastaran, como si les demostraran que pueden ser mejores, que están bien y que su perdida solo les ayudó… muestren su orgullo y dejen de actuar como cucarachas sin un gramo de vanidad… aplasten antes de que siga pasando el tiempo y terminen bajó el pie de Aracne… - se aproximó, mirándolos a los dos de frente. –O del mío propio… tienen una semana para arreglar esto- sonrió malignamente, girándose y abandonando el camerino correspondiente a Krillin.

-¿Qué vamos a hacer ahora? – cuestionó Krillin con un tono asustado. Goku seguía fijo en la puerta, y sus manos se apretaron fuertemente, al igual que sus facciones contraídas en determinación.

–Vamos a hacer que ese Piccolo parezca un primerizo…- respondió en un tono que el otro no supo descifrar.

[…]

-¿Y cómo pretendes que yo haga eso? – preguntó Steve, mirándolos extrañado y cruzando sus dedos frente a su rostro.

-Pues… no lo sé… pero Tao dijo que nos ayudarías en lo que fuera…- replicó Goku, y el hombre se recargó en su cómoda silla, girándose para poder observar detenidamente a Krillin también.

-Ya tengo demasiado con enseñarle a este inútil a apostar y a hacer trampa… ¿También tengo que volverlos hombres? Vaya, que molestia…- se quejó, recargando sus brazos sobre su amplio escritorio.

-Por favor, se lo suplico…- Goku dio un paso más, dispuesto a arrodillarse si era posible.

-Bien. Regla número uno, nunca le supliques a nadie…- sonrió de lado, al final Steve tenía algo de curiosidad, retorcer mentes inocentes sonaba verdaderamente divertido.

[…]

Tenía exactamente una semana libre, y en ese tiempo debían arreglar su humanidad y su humildad, y convertirla algo así en ser déspota y desconsiderado. Tanto Steve, sus ´entrenadores´ y los mismos Goku y Krillin, creyeron que sería la tarea más difícil de todos los tiempos. Pero un fue así. Resultó, al final, que la motivación y la idea de que harían lo que fuera con tal de salvar sus vidas, se volvió su fuerte, y aunque actuaran la mayoría de los comentarios ofensivos y ´pensamientos´ hacia los demás, en el fondo deseaban sentirlos.

Por qué se los merecían.

Ni Goku ni Krillin habían pedido ser abandonados por sus padres, maltratados, olvidados, traicionados, violados en su caso, y haber sido parte de eso. No lo habían deseado, y no lo querían, ¿Entonces por qué les pasaba? ¿Por qué a ellos y otros eran felices? No tenía lógica ni sentido, ni tampoco la tenía que los que les habían hecho daño estaban impunes y que podían continuar con sus vidas, a diferencia de ellos. Recordaba, cada uno, el Bullyng, los insultos, las burlas, el rechazo, los insultos. Solo debían canalizar esa ira, ese enfado y esa rabia hacía todo el mundo.

Porque todos lo merecían.

Porque era justo.

Y odiar a medio mundo, y darse el lugar que se merecían no fue tan difícil, en el fondo ambos sabían que ya llevaban la mitad de ese camino andado. Parecía solo el pretexto perfecto para poder liberarlo todo, demostrarlo y aplastar, hacer añicos… todo antes de que te lo hagan a ti. Antes de que te aplastaran a ti, y su ego y autoestima subió, aun no lo suficiente para asegurar ser los malcriados que debían parecer, pero si lo suficiente como para levantarlo del suelo, para sacudirle el polvo de años y para poder sonreír y saber que después de todo, puedes ser mejor que los demás.

Con esa idea Goku ajustó sus lentes, esos que apenas llevaba dos semanas de comenzar a usar, justo después de que había terminado su adiestramiento, sabía que tenía los días contados si no movía su trasero, pero se estaba dando un lujo muy grande, el lujo de dejar pasar los días. Y no era por que quisiera, era porque así era el plan. Después de haber regresado de su semana ´libre´ se había declarado a Bulma, y ella por supuesto que había aceptado, cayendo a sus brazos sin chistar. Estaba muy enamorada, y eso solo subió más la altanería que estaba creciendo en Goku. Y crecía a pasos agigantados.

-Bueno, nos vemos después entonces…- le dijo a Bulma, tomándola de la cintura y pegándola a su cuerpo, dándole un beso apasionado y asegurándose de que Piccolo observaba desde su lugar a la distancia.

La muchacha se estremeció en sus brazos, abrazando su cuello y quedándose impresionada por la manera tan madura y varonil en la que actuaba y besaba Goku, muy contrario a lo que ella habría pensado antes. Asintió después de que se separaron, notando como Goku tenía un rostro inmutable, sonriendo con galantería, con naturalidad, como si hubiese sonreído así desde el momento de su nacimiento. –De acuerdo, nos vemos…- dijo ella, tomando su bolsa y saliendo del lugar.

Goku, como todo lo demás, fingió verle el trasero mientras se marchaba, sonriendo aún más cuando ella se giró un poco para asegurarse de que lo estaba haciendo. La mujer desapareció en el pasillo, y sabía que venía la parte difícil, de actuar y tratar de llamar la atención, debía moverse rápido. Escuchó unos pasos tras él, deteniéndose justo en su espalda, creyó que sería algún otro compañero inútil, pero ese día parecía tener suerte.

-Vaya, veo que al final alguien si te hizo caso…- comentó la voz pomposa de Piccolo, recargándose en la pared muy casualmente.

-¿Ah? ¿No la pregunta sería quien no lo hace? – se giró a enfrentar al moreno, mostrando una sonrisa más cargada de orgullo y vanidad que la del otro joven.

Piccolo se impresionó por esa respuesta, al final no había sido solo su imaginación la que le dijo que ese chico había cambiado en algo. –Por favor, ¿ahora finges que no estabas interesado en mí? – Salió a flote su vanidad, y Goku se encogió de hombros, como si no fuera tan importante como lo era.

-Lo has dicho, lo estaba… y créeme, que bueno que recapacité… ¿Te imaginas lo que pensaría la prensa si el gran actor se emparejara con alguien tan segundario como tú? – se burló, guardando sus manos en su chaqueta. -¡Que locura! – exclamó, poniendo una cara llena de alarma.

-¡Ja! ¿Me vas a decir que esa flacucha esta mejor que yo? – se rió, insultando a su compañera de trabajo sin remordimiento.

-No lo sé… ¿Por qué no me lo demuestras? – preguntó con voz seductora, enviándole una mirada de unos segundos antes de darse la vuelta por completo y marcharse.

Piccolo pensó en decir algo más, en replicar, pero seguía extrañado, enojado y sorprendido. ¿De dónde había sacado actitud ese muchacho? Y más importante, ¿Cómo se atrevía a decir eso de él? ¡Siendo él quién era! ¡Inaudito! Y más aún, compararlo con esa… y quería gritar que no le importaba, pero con un demonio que lo hacía, porque lastimaba su orgullo, porque había tenido al chamaco babeando por él y ahora estaba con esa huesuda. Y eso no iba a permitirlo. Le iba a demostrar que él era el mejor.

[…]

-¿Dónde has dejado a la serpiente? – preguntó en chico alto, con las manos en jarras y colocándose frente a Goku, quien descansaba plácidamente en una silla.

-¿He? Pero si tú acabas de llegar…- se burló, volteándole la jugada. Piccolo frunció el ceño, acercándose aún más al chico.

-Vaya, la defiendes con uñas y dientes, parece que te ha embrujado…- Goku se quitó los lentes, colocándolos sobre su cabeza a través de su loco peinado, mirando retador al otro chico.

-Y parece que a ti se te ha perdido algo… ¿Qué quieres? – no se sabía en quien de los dos había más arrogancia, y aunque Goku estaba emocionado por dentro y le daban ganas hasta de llorar de alegría, su rostro inmutable daba miedo.

-¿Qué? ¿Acaso no puedo venir a hablar con el estelar del programa? – se cruzó de brazos, mirando desde su gran altura al mencionado.

-No lo sé, hay niveles… ¿sabías? – Piccolo rechinó los dientes por la insolencia, pensando si el muchacho había actuado antes o lo estaba haciendo ahora. No parecía el mismo, y quería averiguar que pasaba, pero dentro de todo no podía dejar pasar inadvertido el insulto.

-Déjame decirte, campesino, que aquí, entre todos estos, yo, soy el que más tiene nivel, así que para ti sería todo un privilegio hablar conmigo…- soltó en un tono exasperado, con su voz entre gruesa y joven, apretando aún más las facciones de su cara.

-Bien, ¿Podrías negarme el privilegio de tu presencia? Tu voz de alto nivel me aturde…- comenzó a reír con desdén, y Piccolo no lo soportó, apretando las manos a los lados.

-¿Quién te has creído? – reclamó sin poder aguantarlo, y los ojos negros de Goku se fijaron en él.

-¿De qué te quejas? Fuiste tú el que vino aquí buscando pelea, ¿no? – sonrió burlesco, manteniendo las miradas juntas en una tensión impresionante. –A menos, claro, que hayas venido buscando otra cosa…- su rostro cambió aún más, soltando la insinuación claramente. Piccolo no pudo evitar sonrojarse, y por inercia dio un paso hacia atrás.  

-No seas tonto, ¿Qué cosa crees que yo buscaría de ti? – soltó recobrando su postura, colocándose firme y tratando de disimular su nerviosismo.

-No lo sé, pero podríamos averiguarlo – susurró, haciendo más gruesa su voz, colocándose en pie y avanzando dos pasos en su dirección.

-Que descaro, pero no te culpo, suelo ser irresistible. Aunque lamento informarte que estoy fuera de tu alcance…- dijo tratando de tomar el control de nuevo, y recuperar algo de su orgullo.

-¿Ah, sí? Creí que eras tú quien trataba de llegar a mí… eres tú el que has venido atraído a mi… pero cree lo que quieras… - se dio media vuelta, acomodándose la chamarra de cuero en su perfecta combinación de moda, avanzando con indiferencia a la salida del set. Los dientes de Piccolo comenzaron a rechinar, mientras un gruñido se escapaba de su boca. Se tipo, era insoportable… pero entonces, ¿Por qué lo quería tener cerca?

[…]

“Sí, claro, de igual manera nadie se vería mejor que tu… deberías hacerlo, demuéstrales que eres mejor que esos ´X´” escribió Goku en un mensaje, sonriendo de lado al momento de darle enviar. Habían pasado ya casi dos meses, la mitad del tiempo que tenían del pazo establecido y apenas las cosas parecían avanzar. Piccolo y él se habían vuelto algo parecido a ´amigos´ y aunque en el fondo, a la actitud real de Goku le enfadaba esa relación basada en la crítica de los demás, la vanidad y el egocentrismo de uno mismo, una parte retorcida de él lo estaba disfrutando.

-Goku… ¿Me estás oyendo? – preguntó Bulma frente a él, y este la miró con sorpresa, bajando el teléfono y prestándole absoluta atención nuevamente.

-Sí, lo siento cariño, ¿Qué decías? – volvió a su voz amable, sonriéndole coqueto y cruzando sus dedos al frente.

-Hay Goku, yo no sé por qué rayos me invitas a salir si te la pasas ignorándome… ¿Con quién tanto mensajeas? – arrugó la frente, arruinando su lindo rostro femenino.

-Ah… es… mi hermana… ella, quería un consejo…- improvisó, pero Bulma se cruzó de brazos, sin creerle la mitad de sus palabras.

-No seas estúpido, y si tiene problemas, ¿Por qué demonios te ríes? – Goku se sintió atrapado, pensando velozmente en que contestar, pero por desgracia o suerte su móvil sonó en respuesta en ese momento.

Goku extendió las manos para tomarlo, pero Bulma fue más rápida, agarrándolo ella con rostro severo. Goku se asustó por un momento, pero ella solo apagó el aparato, dándole la vuelta y zafándole la pila, para después lanzarle el móvil ´muerto´ sobre la mesa. El muchacho vio con cara de terror e incredulidad lo que la mujer acababa de hacer, era importante continuar con esos mensajes estúpidos, lo era por que, literalmente, de eso dependía su vida.

-Para que sigas ignorándome…- soltó furiosa, colocándose en pie, aun con la pila en su mano. –Voy al baño – avisó, dando zancadas a través del restaurante, pensando en que un momento de respiro le vendría bien para relajarse. Goku la vio marchar, endureciendo sus facciones con cada paso que daba.

-Zorra…- dijo con desprecio, apretando la quijada y maldiciendo interiormente. Volvió su vista al frente, pensando en lo que debía de hacer, marcharse y dejarla ahí era una buena opción, pero la necesitaba para sus planes, debía seguir fingiendo y aparentando. Sus ojos se toparon con el bolso rojo de la muchacha, aquel que combinaba con su vestido de noche.

Miró a su alrededor y discretamente lo tomó, pensando en que quizá el móvil de ella estaba ahí y que podría enviarte un texto a Piccolo pidiendo perdón por no contestar. Pero con lo que se encontró fue aún más interesante. Dentro del bolso relucía una cartera negra y larga, se veía de marca,  Goku sabía que lo era. Le entró la curiosidad, o más bien, la necesidad de ver lo que había adentro, y su sonrisa apareció cuando notó más de una tarjeta. Su mina de oro.

Su sonrisa se esfumó cuando pensó en lo que estaba haciendo. ¿Le iba a robar? No tenía respuesta para eso, y esa idea era aún más espeluznante, que hubiese dudas respecto a su objetivo y sus valores morales, pero a la mierda eso cuando te quedaban dos meses de vida. Era su amiga, sí, la estimaba, también. Pero la muy perra acababa de joder una de sus oportunidades, además, pedía mucho su atención como ´novios´ y él no era quien para dejarse controlar por una mujer como esa.

No fue consciente de que comenzó a pensar como lo que supuestamente actuaba, y tampoco parecía molestarle. Llevó su mano al interior de su saco, encontrando ahí el aparato que Steve le había dado con las instrucciones claras. “Solo desliza la estúpida tarjeta ahí y el dinero es nuestro” Hasta un imbécil podría hacerlo. Y él era el correcto. Metió discretamente el aparato dentro de la bolsa, pasando todas y cada una de las tarjetas bancarias por el aparato, repitiendo en cada una su ira y su frustración.

Dejó a tiempo el bolso, pes Bulma llegó por el mismo lado de donde se había ido, mostrando un rostro mucho más relajado que hacía unos minutos. –Lo siento…- dijo cuándo se sentó, y Goku arqueó una ceja. –Creo que fui injusta, pero es que a veces siento qué me ignoras, perdón… fue muy grosero lo que hice…- tomó el móvil de la mesa, colocándole la pila de nuevo, encendiendo el teléfono y dejándolo cerca de Goku. –No sé lo que me pasa, creo que me puse un poco celosa, pero es que te quiero… no te enfades… anda… contéstale a tu hermana, puede ser importante…- En otros casos Goku habría sentido arrepentimiento, o culpa, pero ya no, en esta ocasión solo sonrió, asintiendo y leyendo aquel mensaje.

[…]

-¡Ya casi, Goku! – exclamó Krillin, tomándolo por los hombros y dándole una gran sonrisa. -¡Llevamos poco más de la mitad! ¡Con lo que le saques a es cretino lo juntamos todo! – se burló el bajito, girándose de nuevo y continuando su camino por el largo y lujoso pasillo.

-No sé, Krillin, no veo que las cosas avancen… además, creo que los dos ya estamos exagerando un poquito…- se rascó la nuca, mientras Krillin volvía a frenar en seco, haciendo una mueca mientras miraba incrédulo a Goku.

-¿Pasarnos? ¿Pasarnos en qué? ¡Lo único en lo que exageramos es en ser increíbles! – extendió una mano al frente, como si marcara un arcoíris frente a él (Imaginación ´Bob Esponja´) –Con respecto a lo otro…- giró sobre sus talones, reanudando su marcha. –Ya veremos qué podemos hacer, tenemos que hablarlo con Steve… se nos acaba el tiempo, debemos presionar…- expresó, deteniéndose frente a una gran puerta.

-Krillin, creo que no deberíamos confiarnos tanto de esta gente…- murmuró, pero el pelón solo chasqueó la lengua, acomodándose su traje negro y pulcro antes de abrir la puerta de par en par.

-¡Hola muchachos! ¿Quién tiene ganas de perder hoy? – preguntó alegre, metiéndose al casino en aquel edificio lleno de personas ricas y estúpidas. Goku se quedó afuera, pensativo, no sabía qué demonios tratarían de hacer ahora.

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-Lo haces bien… pero todavía te falta…- comentó Goku, mientras Piccolo bajaba del escenario durante un ensayo.

-¿He? Pero si lo hago mejor que tú, es más, a estas alturas parece que tengo ya más fans…- sonrió divertido, y Goku soltó un chasquido.

Lo que antes eran sus pelas sin sentido e hirientes, se habían convertido ya en un divertido y entretenido juego, en donde ambos se disputaban el lugar de la altanería. Ambos partieron a la cafetería, en donde se colocaron en una de las mesas centrales, tomando solo agua natural. Goku miró al otro, pensando en que solo le quedaba medio mes para pagar, tal vez menos, y que no podía tener una maldita oportunidad para llevar su plan a cabo.

-Bueno, fuera de todo, he querido preguntarte algo… - comenzó Piccolo, y Goku alzó una ceja, invitándolo a continuar. –Cuando te conocí, ¿Por qué eras tan diferente? Parecías un niño, ¿Acaso estabas actuando o algo así? – el actor estelar sonrió mirando a otro lado y soltando un suspiro melancólico.

-Bueno, digamos que mi personaje me deja marcado de alguna forma, y la gente se sorprende al verme a mí realmente, así que me adapto en esa cuestión, ya sabes… para tratar de encajar…- dijo las cosas completamente al revés, pero el más alto asintió despacio.

-Ya veo… debo admitir que esa actitud sumisa me agradaba…- angostó los ojos, clavando su fría mirada en él.

-¿Gustarte? Pero si cuando te hablaba parecías detestarme…- se sinceró, y Piccolo se paseó su lengua por su labio inferior.

-No dije que me gustaba para charlar – de nuevo las indirectas y era inevitable que el cuerpo de Goku no temblase de las ansias, el cuerpo tenía grandes necesidades. Debía admitir que a esas alturas Piccolo le gustaba, incluso su actitud le parecía pasable e interesante, estaba matado dos pájaros con el mismo tiro.

-Eso dices por que no sabes lo que puedo hacer con esta actitud – La sonrisa en el rostro de Piccolo se ensanchó, y Goku sonrió como si fuera cierto, como si no hubiese sido abusado por muchos años en su niñez.

-¿Por qué no lo averiguamos? – murmuró con voz seductora y la mente de Goku solo pudo gritar emocionada. ¡Una oportunidad! La tenía frente a sus ojos, no podía dejarla pasar, era hora de volver a tirar y esperar a darle a dos puntos. Sintió su entrepierna responder ante la idea. Bien, tal vez darle a tres ´pájaros´ a la vez.

-¿Por qué no vamos a tu casa? Claro, a menos que esta quede en el campo, verdad…- siguió con su actuación, dando el paso y obligación perfecta para qué así fuera. Debía conseguir la dirección de su morada, según ordenes de Krillin, tratar de robar sus tarjetas, y darse placer.

-¡Ja! ¿Acaso crees que vivo en donde tú? – se puso de pie, cogiendo su chamarra de la silla. –Prepara tus ojos, porque hasta en eso, soy mejor que tu… se te olvida que estoy aquí solo por placer, el dinero me sobra…- Eso era exactamente lo que Goku quería escuchar, así que solo asintió, dejándose guiar hasta llegar al coche de él, en donde ambos partieron.

Llegaron a la dichosa morada, y Goku tomó nota mental del sitio exacto, con código postal y detalles de los alrededores. Estacionó el auto en su gran, gran patio, y Goku solo podía pensar en todo el dinero que obtendrían, en todo lo que juntarían con su fortuna. Ambos entraron, Piccolo por delante, dándose el lujo de mostrar los detalles más fabulosos de su mansión, y aunque la mirada de Goku era de poca impresión, por dentro soltaba exclamaciones, vivía en el mismo departamento que Krillin, ¿Qué podía decir a todo eso? Era simplemente impresionante.

El más alto se dio la vuelta en la sala, y Goku se le acercó sin temer, tomándolo del cuello y replegándolo violentamente contra sus labios. El acto salvaje impresionó a Piccolo, mientras sus lenguas se restregaban en un beso jactancioso, enrollando sus manos en la cabeza de Goku, sintiendo como las manos de él comenzaban a recorrer su espalda. Goku estaba ansioso, eran demasiadas cosas y además no sabía si era bueno en el sexo, al menos de dominante, porque al parecer eso era lo que esperaba el otro. Piccolo comenzó a mordisquear el labio inferior de Goku, recorriendo después su lengua por el mentón del chico, haciéndolo gruñir mientras juntaba más sus cuerpos.

-Si no quieres que te ponga en cuatro aquí y ahora será mejor que dejes de hacer eso…- le murmuró, y Piccolo no podía arder más en deseos.

Sin decir algo más tomó a Goku de la mano, conduciéndolo al segundo piso a través de unas largas y lujosas escaleras, terminando en una habitación enorme, con una cama de tamaño extra grande, cubierta toda por finas cobijas y telas, al igual que el suelo y las paredes, que estaban recubiertas por grandes adornos y cosas por el estilo. Goku no perdió tiempo en recorrerla velozmente con la vista, enfocándose en tirar a Piccolo sobre la cama y treparse sobre él.

Lo besó apasionadamente, siendo respondido con la misma ansia y frenesí. Los botones de la camisa blanca de vestir del más alto salieron volando, pues Goku la abrió bruscamente. Comenzando a acariciar su pecho, mientras con sus labios marcaba senderos en su cuello, lamiendo, probando y besando la piel morena de aquel chico. Masajeó su tórax y se deleitó con sus tetillas cuando llegó a ellas, dando leves mordiscos que hacían que Piccolo se curvara de dolor y placer. La lengua de Goku viajaba en círculos sobre aquellos duros bultos, jugando con uno y luego pasándose al otro hasta que los dejaba parejos.

Sus manos bajaron hasta desabotonar el pantalón negro del hombre que yacía abajo, bajándolos hasta las rodillas y acariciando por afuera de la ropa interior el miembro que ya estaba duro y algo húmedo. Goku besó por afuera de los boxers blancos, mirando divertido la cara de deseo y tortura que había sobre el rostro exaltado de Piccolo. Era tan divertido. Siguió torturándolo, paseando su legua haciendo contacto solo por fuera, mientras el miembro de Piccolo tenía espasmos y daba leves saltitos, bastante ansioso.

En el rostro del menor se formó una sonrisa, desabrochando su propio pantalón y arrodillándose en la cama, bajando su pantalón y su ropa interior, exponiendo su miembro duro y rígido. El más alto se quedó viendo, dando una media sonrisa el entender. Se incorporó levemente en la cama, introduciendo el miembro de Goku en su boca, sintiendo los dedos de Goku entrelazarse con su cabello y jalando de él, pidiendo más, pidiendo ir más adentro, haciendo que su glande golpeara el fondo de la boca de Piccolo, quien lejos estaba de rechazarlo, acariciando con su lengua desde el interior, cerrando los ojos a lapsos por la sensación tan estimulante.

Goku sintió cosquilleó en el abdomen, pero todavía no era tiempo, así que se movió, quitándose de aquel goce y terminando de quitarse la ropa. Piccolo se relamió los labios, algo decepcionado de que le habían quitado su juguetito, pero lo entendía, no quería que terminara luego de solo una felación. Además, lo mejor estaba por venir. Goku lo volvió a tender en la cama, mientras Piccolo tomaba algo de su cajón, el cual estaba al lado de su cama, sacando un sobrecito cuadrado y una botella de lubricante pequeña, dándoselas a Goku prontamente.

Goku maldijo por lo bajo, sabía lo que era pero a él siempre le parecía una pérdida de tiempo y de placer. Pero claro, no iba a decir que no. Sacó el condón complicadamente, ansioso y desesperado. Se lo colocó y gracias a un milagro lo hizo apropiadamente a pesar de ser la primera vez, mirando a Piccolo, quien asentía dando luz verde a sus acciones. Sabía que había aún más perdedera de tiempo, pero esta al menos contenía un poco de más diversión.

Se puso un poco de lubricante en los dedos, y llevó su mano a la entrada de Piccolo, mientras con la otra sostenía su miembro, comenzando a masturbarlo, con movimientos lentos que comenzaban desde la base del pene, subiendo y bajando en lentas y tortuosas caricias. Metió la punta de su dedo en aquel orificio, empujando para que fuera más y más allá, hasta llegar al límite de este. Piccolo lo había hecho antes, y aunque sentía un poco de dolor, ya estaba acostumbrado a este. Goku no tardó en meter el segundo dedo, haciendo círculos en el interior, escuchando los quejidos ahogados de Piccolo, quien solo parecía querer más y más.

Sacó sus dedos, y untando un poco más de lubricante sobre el recto de Piccolo, posicionó la punta de su pene, comenzando a introducir lentamente, sintiendo el placer del más alto, y de él mismo, mientras lentamente su pene era aprisionado en el estrecho agujero. Una vez dentro se quedó ahí, disfrutando de eso mientras ambos se acostumbraban. Sus caderas, impacientes, comenzaron a moverse, tomando un ritmo veloz en poco tiempo, azotando sus caderas contra las del otro.

Levantó más las piernas de Piccolo, a fin de estar más cómodo y de tener mejor acceso. Colocó sus piernas sobre sus hombros, y miró como el rostro de Piccolo se movía un poco en molestia, la cual se volvió puro placer al sentir su miembro ardiente dentro de él, quemando y haciéndolo estremecer, enloquecer. Era la gloria. Goku bajó para besarlo, continuando con las embestidas salvajes, mientras el miembro de Piccolo chocaba contra su vientre, sintiendo la punta de su propio pene llegar cada vez más al fondo.

El clímax llegó, y aquel líquido blanco se esparció por entre los cuerpos de ambos, acompañado por un gemido del muchacho de abajo, para que, momentos después, motivado por los espasmos que había originado el orgasmo de Piccolo, Goku se viniera también, sin importarle estar dentro, de igual forma estaban protegidos. El muchacho de arriba se salió con cuidado del interior de Piccolo, bajando sus piernas y situándose a su lado.

Se abrazaron, y Goku sintió algo extraño ante esa reacción, Piccolo no se veía precisamente como si fuera la clase de persona que haría esa clase de gesto, pero de todos modos lo correspondió. No tardó para que quedara dormido, y cuando Goku sintió su respiración pausada, supo que era su oportunidad. Se liberó del brazo del mayor, y sin hacer ruido se bajó de la cama. Buscó en los pantaloncillos de Piccolo su billetera, sonriendo cuando la encontró, y con esta, todas sus tarjetas. Sacó su propia ´maquinita´ especial, e hizo lo que esperaba hacer desde hacía tiempo. El tercer pájaro. Había valido muy bien la pena.

[…]

-Aquí está el dinero…- dijo Goku con autosuficiencia y orgullo, extendiendo la maleta al Sr. Aracne, quién arqueó una ceja sorprendido, recibiéndolo y haciendo señas a dos de sus guardias para que comenzaran contar el dinero.

-Muy bien, muchachos… y con tiempo de sobra… díganme, ¿Cómo lo obtuvieron? – preguntó interesado, cruzando sus manos frente a su rostro.

-Bueno, esa es información clasificada…- respondió Krillin, metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón, sonriendo divertido.

-Vaya, vaya, aprendieron bien… aunque, supongo que Capulina está en todo esto… ¿No? – los dos jóvenes se voltearon a ver, volviendo sus miradas a Mr. Aracne y asintiendo al mismo tiempo. –Bueno, al menos hizo un buen trabajo… después de muchos fallos…- murmuró lo último, y con una sacudida de mano los dos sujetos que lo acompañaban sacaron la maleta y dejaron al señor solo. –Quería hablar con ustedes dos… ¿Qué piensan de unirse a mi grupo? – preguntó y el rostro de Goku se deformó.

-Gracias, pero no, solo queremos terminar de pagar y olvidarnos de todo eso – se apresuró a decir, mirando nervioso el rostro dudoso de Krillin.

-¿Eh? ¿Pero por qué? Si ustedes lo están haciendo muy bien – halagó, colocándose un poco más sonriente. –De hecho, les tengo una oferta, si aceptan no tienen que pagar la otra mitad… ¿Qué tal, eh? Es bueno ¿No? – Krillin abrió los ojos por la sorpresa, mirando a Goku con cara de desear aceptar.

-Mire, señor, yo no sé quiénes son, ni a qué se dedican, ni que hay con todos esos apodos raros, pero lo que me imagino no me gusta, solo queremos salir de esto, ¿sabe? – Mr. Aracne torció la boca en un gesto, suspirando y asintiendo lentamente.

-De acuerdo, como quieran, pero reconsideren mi oferta, ya que esta vez tienen la mitad de tiempo para pagar lo que falta, ahora… fuera de aquí…- Goku asintió decidido, pero Krillin apretaba los labios furioso, no conforme con lo que acordado.

Ambos se dieron la vuelta abandonando la habitación. -¿Qué vamos a hacer Goku? ¿La mitad del tiempo? ¡A penas y lo juntamos en cuatro meses! ¿Por qué no aceptamos su oferta? – pidió Krillin, mientras avanzaban por el pasillo.

-¿Estás loco? ¿Sabes lo que hacen? Tao es su segundo mejor hombre, pero… precisamente… ¿Qué hace? Y no creo que eso sea vender flores…- respondió, mientras esperaban el elevador.

-Bueno, no… pero también sé que es rico… y que está vivo… - puntualizó lo último, y Goku soltó un suspiro.

-Ya sé, pero definitivamente es algo que no quiero. Mejor dime, ¿Qué asunto has arreglado con Steve? – inquirió, mientras el aparato los llevaba al primer piso.

-Bueno, él esta excelente, me dijo que ha vaciado las cuentas, pero que ellos seguirán viendo números, y se darán cuenta mucho después que no tienen nada…- se burló, avanzando por el primer piso de la entrada a la salida de grandes puertas.

-¿Y qué vamos a hacer con Piccolo? Le he sacado todo, ¿lo dejaremos en paz? – Krillin comenzó a reír, abriendo la puerta del coche negro de Goku y entrando por un lado.

-No, claro que no, seguiremos explotando sus cuentas, tiene ingresos a ellas cada mes, y son grandes… claro… aunque ahora solo tenemos dos meses… pero Steve me contó un plan, dijo que venderíamos su casa…- comentó como si fuera lo más normal del mundo.

-¿venderla? ¿Y cómo demonios se supone que haremos eso? – frenó en un alto, mirando a Krillin de reojo.

-Bueno, el plan es que averigüemos lo de su herencia, es decir, mandar todo eso de alguna manera a nosotros, desfalcarlo… y para esto debemos hacerlo muy real – Colocó su mano en su barbilla pensativamente. –La casa la venderemos prontamente a un buen postor, lo único que requerimos es que Piccolo esté fuera de esta y unos lindos documentos falsos… luego creo que no esta tan complicada la situación – Goku frunció el ceño, doblando en una esquina y pensando sobre todo eso.

-¿Y cómo rayos vamos a sacarlo? – se atrevió a preguntar, sin poder evitar pensar que de alguna manera tenía que ver con él.

-Pues ese será tu trabajo mi querido Goku, tendrás que hacer que se vaya a vivir contigo – explicó felizmente, y Goku casi frena en seco.

-¡¿Qué?! ¡¿Conmigo?! – exclamó, mirando a su amigo y a la carretera a lapsos. –Creo que no te has dado cuenta, Krillin, pero vivo en el mismo lugar que tu – el bajito negó con la cabeza, colocando sus manos detrás de su cabeza.

-No, mira Goku, tu tendrás un nuevo departamento, de hecho, lo compraremos mañana mismo… obviamente robaremos todas sus propiedades, así que no puede irse a vivir a otro lado que no sea contigo. Debes convencerlo con esas estupideces del amor y… bueno, ya sabes…- agitó una de sus manos para resumir ese punto.

-¿Y crees que va a ser fácil convencerlo? Se nota que no lo conoces…- frenó de nuevo en un auto, y Krillin soltó un suspiro algo cansado.

-Pues si no quiere, lo presionaremos…- ambos se miraron, y Goku arrugó el entrecejo, preguntándose cómo demonios harían algo así.

[…]

-¡Hey! Tranquilo, ¿Qué pasa? – preguntó Goku, abriendo la puerta de su camerino después de que tocaran frenéticamente.

-¡No vas a creerlo! ¡Pasó algo horrible! – le dijo, entrando y sentándose en una silla frente a un largo espejo. -¡Había muchos mugrosos frente a mi casa! ¡En todos lados! – exclamó, frotándose la cabeza desesperadamente. –Me tomaron fotos y me atacaron con preguntas, ¡Ni siquiera podía avanzar con mi auto! ¡Fue terrible! – Goku se sentó en la otra silla, sonriendo para sus adentros.

-Tranquilo, dime, ¿Cómo pasó? ¿Cuándo la prensa se enteró de tu dirección? – quiso saber, colocando un rostro de verdadero interés y preocupación.

-No lo sé, yo jamás se los había dicho… bueno, muy pocos saben…- levantó sus ojos negros, fijándolos en los de Goku. –Tú no dijiste nada, ¿Verdad? – Goku negó de inmediato, con su expresión más seria posible.

-¿Qué vas a hacer? ¿Crees que se irán? – Piccolo bajó la mirada, pasándose una mano por el pelo sin saber que contestar.

-No lo sé, supongo que con que me cambie a otra casa está bien… ¿No? – Goku tragó, y Piccolo alzó un poco la vista. –Tengo una propiedad en la siguiente ciudad… me queda un poco lejos, pero creo que sería lo mejor, bueno, en lo que se disipa todo eso…- Los ojos de Goku se quedaron fijos en él, tomando un gran suspiro mientras se decidía a hablar.

Y… ¿Por qué no te quedas conmigo? – lanzó la propuesta, y el otro muchacho abrió los ojos extrañado.

-¿Quedarme contigo? ¿Hablas de… vivir juntos? – sonaba extraño y apresurado, pero no tenía opción, debía sacarlo de su casa a como diera lugar. Goku apretó los labios, asintiendo con lentitud. -¡¿Es que tú estás loco?! –

-¡Espera! Escucha, probablemente sepan la dirección de otras de tus propiedades, si te quedas en un lugar tan ´común´ donde nadie sabe que te podrías ir, seguramente nadie te perseguirá – explicó, pero Piccolo comenzó a reír, negando.

-En ese caso me compro un departamento en cualquier lado y listo…- Goku apretó más los labios, bajando la vista mirando al suelo, sabiendo que no sería tan fácil al final de cuentas, necesitaba una idea.

-Bueno, es que… yo creí que tú y yo…- pausó, sin saber realmente que decir. Piccolo desvaneció su rostro de superioridad, apretando las facciones y mirando incrédulo a Goku.

-Acaso… ¿Es que tú estás…? – se detuvo, sin saber cómo explicar lo que pasaba por su mente. –Am, escucha… yo, bueno, a mí me gustas y todo, pero pensé que lo que teníamos solo era… ya sabes… sexo…- resumió, y Goku fingió una cara de congoja. Debía admitir que en el fondo si le dolía un poco, no porque de eso dependiera su vida, sino porque realmente al chico no le importaba nada. Sacudió la cabeza tratando de evitar pensar en esas tonterías, ¿Quién era él para hablar de eso? Si estaba a punto de quitarle todo. Piccolo se puso de pie sin decir más, saliendo de su camerino rápidamente.

[…]

-Hola – saludó Piccolo, tomando lugar al otro lado de la mesa en la cafetería. Habían pasado tres días desde que tuvieron su última conversación, y desde entonces Goku no le dirigía la palabra, no desde que había salido inmediatamente de su departamento.

-Hola – murmuró, mirándolo por unos segundos antes de girarse, indiferente.

-Yo… ah… quería pedirte perdón… bueno, es decir… por lo que hice…- Goku frunció, mirándolo sin entender. –Ya sabes, creí que estábamos en el mismo canal, no quería que tú… te enamoraras…- soltó, y hubo una verdadera oleada de electricidad entre ambos. –No quería hacerte daño – admitió, y Goku se sorprendió. ¿Dónde había oído eso?

-Está bien, creo que fue mi culpa…- bajó la cabeza, mirando su taza de café frente a él. –Tampoco es como si lo hubiese planeado esto, solo que comencé a quererte… – sonrió levemente, más que nada porque de hecho si lo había planeado.

-Yo… yo realmente estoy sorprendido – comenzó, mirando sus dedos recargados sobre la mesa. –Me asusté mucho ese día, es… es la primera vez que alguien siente algo por mi…- sus ojos se oscurecieron, y Goku ya estaba verdaderamente interesado en la conversación.

-¿Jamás se habían enamorado de ti? – cuestionó, incrédulo, mirándolo fijamente, mientras Piccolo negaba lentamente. –Pero… ¿Cómo? Es decir… siendo como eres, cualquiera caería – el otro muchacho sonrió secamente, dando otra breve negada.

-Pues no lo habían hecho, antes yo no era así… y me terminaba enamorando de personas que me lastimaban, que no me querían… ellos estaban ahí por mi dinero – su voz sonó rencorosa al oír eso último, y Goku pasó saliva, nervioso. –Algunas personas dijeron que me querían… pero… pero nunca fueron verdad…- miró fijamente a Goku, y este se estremeció. –Dime, Goku… ¿Hablas en serio? – preguntó, y una parte de Goku gritaba hablar con la verdad. Por desgracia la mentira y la realidad ya no sonaban tan diferentes.

-Absolutamente. Tú me gustas, pero… ahora, ahora es más profundo… me encantas, en todo… simplemente no te quiero lejos… - sus ojos se deformaron, colocando unos de súplica. ¡Estaba suplicando!

Piccolo sonrió levemente. –Es raro, pero siento que te creo – dijo en voz baja. –Eres el primero que me ofrece vivir en su casa, en lugar de querer entrar a la mía… Que contradicciones, ¿No? – el menor asintió, sin dejar escapar ese rostro cargado de culpabilidad.

-Yo no te haría daño, pero necesito que lo pienses, Piccolo, piensa lo que quieres… yo estaré aquí… estoy dispuesto a esperar lo que sea…- se puso de pie, avanzando fuera del lugar. “Mientras tanto, yo también pensaré que es lo que quiero” se dijo para sus adentros, sintiéndose extraño, como si la prioridad de las cosas hubiera cambiado repentinamente.

[…]

-Espera, voy al baño…- dijo Goku, saliéndose de la cama y dándole un corto beso en los labios a Bulma, quien asintió con una sonrisa.

Se giró en el colchón, tratando de retomar su sueño, sintiendo todavía sobre su cuerpo todo ese placer. Estaba feliz, muy feliz. Pero su felicidad no duró mucho, pues el teléfono de Goku sonó en el borde del mueble de noche, haciéndola girarse a él, pensando en que podría ser importante. Lo habría dejado ahí, pero el nombre del contacto le pareció extraño. “XXX” se podía observar en su pantalla, y ella tomó el aparato, desbloqueando el móvil y entrando directamente al mensaje.

Se percató de que tenía una gran, GRAN, conversación con ese contacto, y comenzó a leer desde un punto aleatorio no muy arriba, precisamente, desde ayer.

“Sabes que a mí me importas tú, eres lo único que abarca mis pensamientos” decía Goku, y había una rápida respuesta abajo.

“Quiero verte… te extraño… no quiero seguir con esto a escondidas” decía la otra persona, y los dientes de Bulma se apretaban cada vez más. Bajó un poco, encontrando los mensajes de justamente ese día, hacía tan solo unos momentos.

“Quiero estar contigo” le había dicho Goku.

“Pero ahora estas con ella, no deberías pensar en mi”

“Sabes que solo te quiero a ti, solo quiero estar contigo. Acabaremos con esto pronto, lo prometo”

“¿Cuándo será ese día, Goku?” ese era el último mensaje, el que acababa de recibir que la despertó.

Ardió en rabia, sintiendo las lágrimas venir, más de furia que de otra cosa, mientras Goku salía precisamente en ese momento. Ella se puso de pie, enrollándose en la sábana mientras él caminaba desnudo por el cuarto. Miró la cara de enojo y desesperación de Bulma, y supo inmediatamente que algo iba mal. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y exaltada le arrojó el celular.

-¡¿Cómo te atreves?! ¡Eres un maldito! – gritó desesperada, y Goku sintió verdadero miedo.

-Bulma… ¿Qué pasa? – apenas terminó de hablar cuando ella se fue con los puños sobre su cuerpo.

-¡Eres un cretino! – soltó, y Goku tomó sus muñecas para que esta dejara de golpearlo.

-¿De qué hablas? – inquirió desesperado, y Bulma se zafó de su agarre, haciendo un par de pasos hacia atrás.

-¡¿De qué hablo?! ¡¿Todavía te atreves a hacerte el tonto?! – le gritó, azotando los pies en el suelo. -¡¿Desde cuándo me engañabas?! – “Oh, con que ahí va la cosa” giró los ojos, soltando un siseo y no muy seguro de que contestar.

-Bulma, yo no…- levantó las manos, pero ella golpeo sus palmas tratando de que se alejara de ella.

-¡¿Me lo vas anegar?! ¡¿Lo vas a hacer cuando ya leí los mensajes de esa p…?! –

-¡Cálmate! No tienes por qué insultar a nadie…- dij9o, pero eso solo la alteró más.

-¡Eres un cínico! ¡¿Quién es ella?! – exigió saber, y Goku agradeció haberle puesto tres equis. -¿Acaso es tu zorra particular? – pregunto sarcástica, y el muchacho intuyó que probablemente el nombre se daba a falsas interpretaciones, aunque quisiera decir “X: Sentimiento dado. X: Persona a la que se lo das. X: sentimiento que esperas recibir”

-No, mira… todo esto es un mal entendido…- comenzó de nuevo, pero Bulma ya no lo soportó, tomó sus zapatos del suelo y comenzó a recolectar sus cosas.

-¡Eres un idiota! ¡No me vas a ver la cara de estúpida! ¡No más! ¡Me largo y no quiero volver a saber de ti! – gritó antes de salir del cuarto, no sin antes despedirse con una cachetada. Goku se sostuvo el rostro masajeándolo, soltando una leve risita, las cosas se acomodaban solas.

[…]

-Para que quería hablarme, señor…- dijo Krillin, parado en medio de la oficina de Mr. Aracne.

-Muy bien muchacho, quería hacerte una propuesta – comenzó, aclarándose la garganta y sonriendo de lado. – El otro día, cuando les propuse unirse a mí, noté tu interés en aceptar… ¿no es así? – Krillin aflojó sus facciones, contestando la sonrisa y asintiendo levemente. –Bueno, pues tengo algo que decirte, ya que creo que tú eres diferente a Goku –

-Bien, dígame que puedo hacer – aceptó de inmediato, y Mr. Aracne alzó un poco el rostro.

-Capulina, Tao, que es lo mismo, es mi segundo mejor… eso creía… - frunció el ceño, mientras recordaba. –Me jugó chueco en un asunto, el muy imbécil cree que no me he dado cuenta, pero lo hice… - pausó, formando una sonrisa. – Matarlo rápidamente sería muy aburrido… además, estando el muerto necesito un nuevo trabajador…- Krillin entendió por dónde iba la cosa, y asintió para que el señor continuara. –Iba a mandar a Spider a eliminarlo, pero prefiero darte esta oportunidad…-

-¿Spider? – preguntó, arqueando una ceja.

-Él es mi mejor trabajador, de hecho, él es el que eliminó a ese Irie que los metió en todo esto…- explicó brevemente, para luego retomar el hilo. –Mátalo, Krillin, elimina a ese traidor y entrarás conmigo, a los míos… además, les perdonaré a ti y a Goku lo que falta de dinero, y lo dejaré a él escapar sin problemas…- sonaba a un buen plan, de hecho, al mejor plan de todos. Goku no dejaba de ser su mejor amigo, así que dejarlo fuera de eso era perfecto.

-De acuerdo, lo eliminaré…- aceptó, sin importarle que mataría al sujeto que les ayudó a sobrevivir todo ese tiempo.

[…]

Movía sus caderas fuertemente, empujándose con los pies hacia arriba para luego dejarse caer de nuevo, sintiendo como el mimbro de Goku llegaba hasta el fondo, provocándole escalofríos mientras repetía lo mismo cada vez más rápido. Goku lo sostenía de las caderas, ayudándolo a subir y bajar, sonriendo de lado al deleitarse con el cuerpo sobre él, con ese rostro sonrojado que exclamaba pidiendo más, retorciéndose y gozando tanto como él.

Piccolo terminó poco después de Goku, saliéndose y recostándose a su lado, besándolo mientras se acomodaba en la almohada. Los ojos negros del menor lo miraron, fijamente, fuertemente, apasionadamente. Piccolo los miró, y por alguna razón encontró algo diferente en ellos, algo que le daba miedo, algo que le daba intranquilidad. La mano de Goku se movió hasta sostener su rostro, acercando su cara y sintiendo su respiración aún agitada chocando contra su piel.

-Te amo – le dijo, y las mejillas del más alto se sonrojaron ante aquellas palabras, abriendo los ojos incrédulo.

-¿Lo dices en serio? – quiso saber, y Goku solo apretó su agarre.

-Lo digo más que en serio, no quiero perderte, nunca… he tomado una decisión…- comenzó, sintiendo que todo su mundo se venía encima.

Hacía un mes que habían comenzado a vivir juntos, y aunque les quedaba muy poco tiempo para pagar, Krillin ya no se preocupaba, era extraño, pero Goku había estado haciendo sus propios planes a parte. Lo dejaría todo, abandonaría a esos malditos locos, a sus fraudes, a su dinero. Escaparía, se alejaría porque estaba enamorado. Porque de verdad había encontrado a alguien increíble en Piccolo, porque cada beso y cada caricia iban en serio. Lo amaba y no mentía.

Se arrepentía de haber comenzado todo esto, había dicho que no dañaría a las personas que quería, y ahí estaba, haciendo daño y enredando a aquel que más quería en ese momento. No iba a permitirlo, ya no quería, Krillin podía volverse loco él solo, pero Goku ya no más, ya no quería esa vida. Probablemente había cambiado realmente en su actitud, pero internamente, sus emociones, siempre iban a ser las mismas. Era especial, y no iba a dejar que por su culpa le pasara algo como a Irie. Lo iba a cuidar, y ya tenía el plan perfecto.

-Vámonos de aquí…- dijo, y Piccolo levantó la cabeza mostrándose bastante extrañado, mirándolo en busca de una explicación.

-¿Irnos? ¿A dónde? ¿Por qué? – cuestionó, y Goku suspiró, ya no podía seguir aguantando más toda esa culpa.

-Compre una casa en el bosque, en medio de la nada, el pueblo más cercano queda a dos horas de ahí – resumió, y la verdad es que no estaba como para gastar dinero, pero había sacado dinero de una de las cuentas para comprarla. –Nadie nos encontrará ahí, escapemos – el rostro de Piccolo se deformó aún más por las palabras.

-¿Escapar? ¿De qué o quién, Goku? No digas tonterías – le dijo, tratando de sonreír, pero el rostro de Goku siguió inmutable.

-Hay muchas cosas, muchas, muchas cosas que tú no sabes, Piccolo, he comprado esa casa exclusivamente para nosotros, para ser felices… será nuestro lugar especial…- le dijo tratando de animarlo, pero el muchacho alto se alarmó con eso.

-¿Muchas cosas? ¿De qué cosas hablas? ¿En qué te metiste? – se incorporó en la cama, y Goku se sintió un poco desesperado.

-No importa en que, te lo explicaré después, ahora solo debemos irnos antes de que acabe el mes – Extendió las manos al frente, para que Goku hiciera una pausa.

-¿De qué demonios estás hablando? – el más joven se pasó una mano por la frente, sentándose también y suspirando lentamente para tratar de calmar el asunto.

-Mira, vámonos ahora y…- Piccolo lo tomó por los hombros, sacudiéndolo y haciendo uso de su mayor fuerza y mayor edad.

-¡No! ¡Me vas a decir lo que pasa AHORA! – Goku sintió los dedos de Piccolo clavarse en su piel, mientras mostraba los dientes fieramente, los dos estaban entrando en desesperación, y Goku ya no soportaba tanto dentro del pecho.

-Hice algo malo, algo muy malo, y estoy en algo muy feo…- trató de explicar lo menos explícito posible, pero el otro hombre no parecía estar satisfecho con esa respuesta, y lo miraba fijamente pidiendo más. –Mira… el problema de todo esto, es que te lo hice a ti…- hubo un jadeo, y las manos de Piccolo se apretaron aún más sobre su cuerpo.

-¿Qué fue lo que hiciste? – preguntó, comenzando a hacer sus propias suposiciones, comenzando a pensar en algunos detalles extraños últimamente. Comenzó a recordar sus anteriores relaciones. -¿Me robaste? – dedujo, pero el rostro de Goku no decía nada, ¡No lo negaba! -Estas bromeando ¿verdad? – dijo, mientras su rostro comenzaba a distorsionarse, llenándose de pánico y decepción. Goku no respondió, solo bajo la mirada lentamente. -¡Dime que es mentira! – gritó, sacudiéndolo, pero no hubo respuesta.

-Vámonos… por favor…- suplicó en un murmullo, recibiendo en respuesta un golpe en la cara tan fuerte que lo tiró de la cama hasta el suelo.

-¡Eres un idiota! ¡No me voy a ir a ningún lado contigo! – gritó recogiendo sus cosas del suelo, mientras Goku se hacía bolita sobre el suelo, comenzando a llorar.

Piccolo salió, limpiándose las lágrimas duramente y subiendo de inmediato a su auto. Paró en un cajero, mostrado en sus cuentas dinero, pero al tratar de retirar marcaba error. ¡Lo tenían en ceros! Golpeó la máquina, subiendo de nuevo a su auto en dirección a su casa. Bajó de él, y cuando trató de entrar no pudo. Ni la cerradura, ni la contraseña, nada era igual. Llamó al timbre esperando lo peor, y del otro lado, para su desgracia, contestaron con el apellido de un residente. -¡Maldición! – gritó, no necesitaba nada más. Había sido engañado otra vez, pero por primera vez, por la persona que amaba.

[…]

-¿Qué demonios hacemos aquí? – preguntó Tao, mirando a sus dos acompañantes.

-No lo sé, Goku dijo que tenía que decirnos algo – contestó Krillin, con la misma interrogante encima, mirando a Goku, quien no había dicho nada en todo el tiempo.

Tragó saliva, suspirando fuertemente mientras echaba un último vistazo alrededor. Estaban detrás del foro 30, y el sol estaba a minutos de esconderse en el horizonte. Había pensado que ese sería el mejor lugar para decirles lo que había pasado, para tratar de pensar en algo e ir a la cárcel antes de morir, un lugar en donde los tres asistieran normalmente y sin levantar sospechas. Estaba nervioso, tal vez Krillin lo entendería al final, pero Tao definitivamente no era de confiar.

-Lo sabe – dijo finalmente, y los otros dos no supieron de que hablaba.

-¿Saber? ¿Quién o qué? – preguntó el calvito, sonriendo de lado para tratar de calmar sus pensamientos y suposiciones.

-Piccolo, lo sabe – esta vez los dos hombres se pasmaron, mirando a Goku sin poder creer.

-¿Cómo lo supo? – preguntó Tao, mirando disgustado al muchacho.

-Yo se lo dije – Krillin jadeó, mirando a su amigo con los ojos al tope, sin poder creer lo que había oído.

-¡¿Qué hiciste qué?! ¡¿Tienes mierda en la cabeza?! – gritó, dando un paso en su dirección, pero Krillin le frenó con el brazo.

-Tranquilízate, lo último que nos conviene ahora es pelear, debemos pensar en algo – Krillin mordió su labio inferior, clavando sus ojos momentáneamente en el suelo.

- ¿Te dijo algo? ¿Planea algo? – preguntó el hombre de bigote nuevamente.

-Supongo que sí, le robamos todo lo que tenía – dijo Goku desganado, y unos pasos en el pavimento comenzaron a sonar detrás de ellos.

-Eso era lo que quería escuchar – dijo Piccolo, saliendo de la oscuridad de un edificio cercano.

Los tres miraron incrédulos, centrándose en la grabadora que el joven sostenía en su mano. Piccolo siguió avanzando, mientras los mantenía a los tres completamente quietos. Goku miraba con ojos de súplica y arrepentimiento al más alto, pero este solo lo ignoró, dedicándole una leve mirada de odio, fijándose en los otros dos.

-Así que ustedes dos le ayudaban – dijo, frenándose a solo un par de metros de ellos, dedicándoles la misma mirada de odio. –Pues está bien, así se acompañarán en la cárcel – sonrió levemente, mientras Krillin y Tao compartían una rápida mirada.

-Piccolo, escucha, nosotros te lo devolveremos todo… es un error y…- no pudo completar su frase, un suave sonido como el viento sonó, y Piccolo soltó un grito desgarrador mientras se sostenía el brazo, seguido por el ruido de la grabadora cayendo al suelo.

Goku descolocó los ojos al ver un charco de sangre formarse, y el brazo del muchacho caer al lado sin remedio. Se giró hacia atrás, mirando como Tao aun apuntaba con su arma al muchacho, y que desde la punta con silenciador había un leve camino de humo. -¡¿Por qué demonios hiciste eso?! – gritó Goku histérico, sintiendo el miedo y el pánico comenzar a albergarlo.

-Era necesario, de hecho, vamos a tener que matarlo… - sentenció, y Goku se interpuso entre él y Piccolo.

-¡De ninguna manera! – exclamó elevando los brazos.

-Mira, niño estúpido, este animal va a meternos a la cárcel, nos va a acusar y más ahora que tiene un disparo en el brazo… así que si no te quitas te dispararé a ti también – subió el arma, apuntando directamente a la cabeza de Goku.

-Vamos, Goku, déjalo, es lo mejor…- Krillin miró a su amigo, tomándolo del brazo para tratar de quitarlo del camino.

-Tengo una mejor idea, ¿Por qué no lo matas tú mismo, Goku? – Los ojos de los tres oyentes se agrandaron, pero Goku fue el más aterrado entre los tres.

-¡Jamás! – gritó, pero Tao comenzó a reír, hundiendo la punta del arma en su cabeza.

-Míralo así, lo matas a él, y nosotros tres nos vamos libres… o te rehúsas y te mató, lo mató a él y de pasó te mando a tu hermanita al otro mundo…- Los puños de Goku se apretaron en impotencia, entrando en contradicción y sin saber qué hacer. Sabía que Tao no bromeaba.

-Yo…- comenzó con la voz temblorosa, y el hombre de bigote sacó otra pequeña arma que traía en su bolsillo, extendiéndosela y obligándolo a dar la vuelta, mientras su propia arma se clavaba en su cabeza.

-Dispara…- ordenó, y Goku alzó las manos, apuntando a la cabeza de Piccolo, quien miraba aterrado e incrédulo a su atacante. ¿Cómo habían podido acabar las cosas así? Las manos de Goku temblaban, mientras apretaba los dientes y las lágrimas comenzaban a salir. Piccolo estaba igual, surcos salados recorrían sus mejillas, perdiéndose en la comisura de sus labios, sabían a decepción y traición. –Voy a hacer esto fácil para ti, contaré hasta tres, y si no disparas seré yo quien lo haga… solo que a tu cabeza…- empujó más su arma, y el dedo de Goku tembló en el gatillo. –Una…- comenzó, y por alguna razón ni Goku ni Krillin confiaban en su conteo, la mano de Goku temblaba aún más, sin ser lo suficientemente valiente como para disparar a quien amaba. –Dos…- Tao sonrió malévolo, y el siseo del disparo sonó.

Todos jadearon asustados, y Krillin más que nadie, porque creyó que le había volado los sesos a su amigo antes de tiempo. Pero lo único que cayó fue el cuerpo de Piccolo, brotando sangre desde el centro de su pecho. Goku gritó ante la escena, sin ser consciente de que Tao se giraba para apuntarle esta vez a él. Pero esta vez sonó otro siseo antes de que Tao disparara. Goku se giró al oír eso, encontrándose a Tao en el suelo, sangrando y sacando grandes bocanadas de ese líquido por la boca, moviéndose un poco para ver a Krillin, con su propia arma silenciadora al frente, sosteniéndola con ambas manos.

Se quedaron mirando el cuerpo unos momentos, pero luego Krillin lo tomó de la mano, comenzando a caminar para huir, pero Goku se frenó en seco, zafándose y corriendo hacia el cuerpo de Piccolo. -¿Qué haces? ¡Vámonos ya! – le dijo, pero Goku se arrodilló al lado del fallecido.

-Piccolo… Piccolo… - lo llamó, moviéndolo, pero este no respondía.

-¡está muerto! ¡Vamos de una vez! – Le exigió, tomándolo de las manos para que no tocara el cuerpo.

-¡No! De todos modos Mr. Aracne va a matarnos…- dijo con las manos temblorosas, sin salir del shock de todos los muertos.

-No, Goku, somos libres… somos libres ahora…- le aseguró Krillin, levantándolo a la fuerza.

-Perdóname… perdóname… por favor…- le habló de nuevo al cadáver. Krillin pisó algo en el suelo, y dio gracias a todas las deidades, levantando la grabadora que era la única evidencia de su crimen. Goku dio un último vistazo al cuerpo que yacía con la cara en el suelo mientras corría, a la otra persona que había amado y había resultado muerto, de nuevo, por su culpa.

Continuará…

Notas finales:

Sé que dije que era el último de recordar, pero en el siguiente pondré así tipo lo que pasó hasta Vegeta de manera súper resumida. Con los fraudes, aquí en México esto es una realidad, así que tengan mucho cuidado con sus tarjetas, de verdad solo necesitan pasarla por un aparatito para copiarla y quitarles todo, *por eso estamos como estamos*.  

Por cierto, es la primera vez que menciono el sexo con protección, cosa que no sé por qué, ya que es ¡Súper importante! Y debería ponerlo de hoy en más xD (aunque piense como Goku y sea una pérdida de tiempo)! Sí, pueden odiarme o matarme por no poner el sexo con Goku y Vegeta… pero… pero… ¿Me creen esta vez sí digo que en el siguiente? Las entiendo si no u.u, pero lo hare… jejejeje…

Clave/spoiler* Spider… :s


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