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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Este capítulo está en primera persona por que… ah… pues no sé por qué cuando comencé a escribirlo estaba planeado en tercera pero me salió en primera. Jeje, ni modo. (Creo que es porque tenía más sustancia y reflexión que la tercera, además que casi todo va sobre lo mismo) Ah, sí, no sé nada de juicios, así que probablemente no tenga mucho sentido :D!

Claro que no había esperado una sala tipo película policiaca, no, claro que no, mucho menos que el juez encargado llevara una túnica negra o una peluca blanca con bucles a los lados, la sala era algo que se podía denotar como… norma. Sí, normal era la palabra correcta, una sala no muy grande con no muchas sillas y no muy ostentosa, todo se mantenía en un estándar lejos de las películas de Hollywood que había visto infinidad de veces antes, y eso realmente me calmaba un poco, más por el hecho de poder estar en un lado del pasillo con tranquilidad (toda la que podía tener en un caso como ese) y sin cadenas en sus manos como la última vez que había estado ahí.

Nos pusimos de pie cuando el guardia de la orilla dejó entrar al “honorable juez”  y este avanzó con autoridad hasta su escritorio, sentándose en él y mirando al público que residía en las bancas en esta nueva ocasión. La sensación vomitiva no me abandonaba ni un solo momento, y me mareaba, estaba muy nervioso y las manos me sudaban como nunca, como si me estuvieran dictando sentencia de muerte… bueno, la idea no estaba tan lejana en realidad y eso me provocaba más nervios. No podía verlos desde mi lugar en ese momento, pero los había visto ya en la entrada, justo unos minutos antes había echado un muy buen vistazo, contando con las personas que estaban ahí para apoyarme verdaderamente y no a regocijarse con mi condena.

Mi mirada vaciló a un lado, contemplando al jurado que no conocía y que miraban con una indiferencia casi plasmada con naturalidad sobre sus facciones, y temí porque ni uno de ellos fuera a tentarse el corazón con mi caso y terminara en el hoyo donde no debía. El juez tiró alguna basura como “Pueden tomar asiento” o algo como eso, estaba tan nervioso que mis oídos temblaban y me ensordecían con un agudo pitido, quizá era sólo el ritmo de mi cobarde corazón vibrando nerviosamente y retumbando al final de mi cabeza con fuerza. No lo sabía, lo que fuera debía apaciguarlo rápido antes de perderme de algo importante.

Mariana mantenía la rectitud y seriedad absoluta a mi lado, cruzada de manos mientras el juez parloteaba algo sobre las leyes, justicia y demás cosas para la apertura del juicio. La mujer lucía tranquila, pero notaba que se mordía el labio inferior discretamente, altamente nerviosa con el asunto, pero claro, no más que yo, no había nadie en el lugar más nervioso, jodido y preocupado que yo. No había algo que defendiera del otro lado, por supuesto, de hecho esa ni siquiera parecía una corte muy normal, los que expondrían las cosas, hechos, pruebas y demás era el detective y un abogado más, unos que jugaban su papel para abogar, o más bien, para conocer la verdad respecto a un muerto. Pero estaba seguro de que sería el siguiente en morir si me dictaban culpable en ese momento.

El abogado que yacía parado a un lado con las pruebas, documentos y no sabía que tantas cosas más fue el que comenzó a hablar, pero la historia seguía teniendo sus huecos, teniendo “esas cosas” que me señalaban como el culpable mal nacido que había tentado con la pobre e inocente vida de un sujeto. Sí, muy buena y excelente primera impresión, arrasadora, impresionante… seguro el jurado y el juez pensarían: “¡Que buen hombre, dejémoslo libre para que mate más personas!” sí, seguro.

Las palabras de esos dos no me gustaban, pero no se me tenía permitido interrumpir o agregar nada, claro, seguro seguían con eso de “todo lo que digas será usado en tu contra” Yo no sé cómo un “No quería volarle los sesos, sólo quería que no me arrancara la carne de la cara con los dientes” podía usarse en mi contra, bueno, como sea, preferí quedarme callado y apretar muy bien mis labios para no cometer una estupidez, de esas a las que ya me estaba acostumbrando a cometer. Suspiré hondo mientras las pruebas eran analizadas por el hombre en el centro, quien las leía y angostaba los ojos como si pensara en algún caso similar, calculara cuantos años me dictaría o la manera en la que funcionaba la ley de acuerdo al código penal… nah, seguro estaba pensando en el programa de comedia que miró en la noche el muy bastardo.

Sacudí un poco mi cabeza para concentrarme, ´No es el momento´ me dije, ´escucha y piensa de nuevo en lo que vas a decir´ asentí para mí mismo, planteándome que era lo que iba a decir… diablos, que dilema, las palabras de Mariana y Broly se revolvían en mi cabeza combinados con la verdad, terminando el algo tan loco que si hubiera dicho que Barnney nos atacó a los dos con su rifle hubiese sonado más creíble que eso, pero bueno, Barnney sólo vive en nuestra mente. Apreté mis ojos con fuerza, ¿Qué diablos estaba diciendo? ´Bien, cálmate´ me repetí, ´No es momento de pensar en una caricatura para niños´ volví a asentir para mí mismo, pero mi mente seguía divagando sin alguna clase de sentido.

Comencé a imaginar a Barnney siendo juzgado por lo mismo que yo, ¿Quién sabe? Dragon Ball era un programa, si no infantil, al menos sí dirigido al público joven y estaba ahora metido en un caos total lleno de asesinos y mafiosos, probablemente Baby Boop era una desgraciada psicópata, una asesina en serie, una violadora, no ¡Ya sé! ¡Traficante de droga, armas y trata de blancas! Claro, esa maldita niña buena, pobre Barnney, sentí culpa por él, imaginándolo en mi silla, en mi situación, con los abogados y las fotos… esperen… ¿Por qué diablos llevaría la botarga? Bien, no conocía al hombre detrás de la máscara así que en mi mente sólo corría la botarga morada con verde hablando con voz chillona y sus tenebrosos brazos cortos. Otra incógnita me asaltó, preguntándome como rayos le colocarían las esposas a Barnney con esas manos, am… realmente imposible.

´ ¡Vegeta! ¡Carajo! ¡Concéntrate!´ me regañé a mí mismo, y si hubiese podido golpearme interiormente, lo habría hecho, el dolor siempre me ayuda a concentrar… por desgracia no podía y comencé a mover mi cabeza casi imperceptiblemente al ritmo de una canción que mi garganta quería tararear, esa traumática canción del “te quiero yo”. Hubo una pausa en donde el abogado que estaba de pie en el frente buscaba no sé qué cosas, pero yo fruncí el ceño con interés, bueno, realmente no tenía ni idea de que estaba sacando, pero sabía que con esa expresión me veía súper serio y súper interesado, como si les hubiese estado siguiendo el hilo todo ese tiempo atentamente, sí, seguro intrigaba a más de uno y se preguntaría, “¡Wow, ¿Ves lo súper intrigado y serio que se ve ese tipo? Me pregunto que estará pensando!” Ja, ja, nadie adivinaría jamás que era una canción para niños.

Quería verme en ese momento, pero luego recordé algo que me hizo suavizar mi expresión hasta el punto en que pude haber dejado caer mis parpados a mitad de mis ojos para aparentar sufrimiento. En la grabación me habían dicho que mi rostro serio y de ceño fruncido daba miedo, que “Vegeta Ouji” asustaba como el demonio cuando ponía esa cara, incluso en mensajes acosadores de fans había afirmaciones que decían que tenía la cara de demente asesino perfecta. Sí, y todo eso estaba bien hasta que me sentaba en un juzgado, culpado por asesinato. Bien, si hacía mi cara ruda el jurado no dudaría en hacerme culpable.

Sabía también que las caras de sufrido no me quedaban, que la súplica en los ojos era para esos sujetos de cara de niñas… bien, nací con una jodida cara de delincuente que no puedo con ella, así que poner rostro acongojado (Aunque fuera cierto en un ochenta por ciento) no me serviría, no lo creerían, y me atrevo a decir que se vería ridículo y patético en mis facciones. Bien, volví a mi rostro sereno y normal, como esa sala, ese presídium, esas bancas, ese juez, esas personas… sí… la normalidad, era bueno contar con ellas. En fin, regresé mis pensamientos al tema principal: Lo que debía decir cuando me llamaran a declarar.

Bien me concentré, pensando en el momento en que el juez me llamara:

Juez: Y bien ¿Qué es lo que ocurrió?

Yo: Pues... lo maté con un arma de un tiro en la cabeza.

Juez: ¿Cómo te declaras?

Yo: Indudablemente, culpable.

Espera, ¿Qué?  ¡No! ¡No! ¡No! ¡No, nada de eso! Apreté un momento los ojos, aun sorprendido e incrédulo de que mi mente pudiera hacerme tener una fantasía tan tenebrosa, no tenía ánimos para hacerme culpable yo mismo. Miré de reojo a Mariana, y esta analizaba algo y asentía o negaba con la cabeza según lo que dijeran, sabía que ella contaba con que yo hablara bien y dijera las cosas como era debido, con toda la profunda y absoluta realidad. Necesitaba intentarlo, una vez más me concentré para reproducir una cinta en mi cabeza.

--*Cuando el juez me llame a declarar*– (Segunda oportunidad)

Detective: ¿Por qué le disparaste?

Yo: Me agredió y trató de violarme.

Detective: ¿Por qué no huiste en lugar de disparar?

Yo: Porque no lo había pensado hasta ahora, bueno, en realidad supongo que no me habría dejado huir como si nada.

Detective: ¿Por qué apuntaste a la cabeza? Pudiste herirlo simplemente 

Yo: No había disparado antes, además, ¿Cómo quería que pensara en algo así durante ese terrorífico momento?

Detective: ¿En que estaba usted pensando?

Yo: Ciertamente en el momento en que comenzaría a violarme, una parte de mi lo ansiaba…

¡¿QUÉ?!, ¡¿QUÉ, QUÉ, QUÉ?! ¡Nooo! ¡Nada de eso! Grite para mis adentros, tratando de hacer total y absolutamente a un lado la idea. En ningún momento lo había deseado, y pensar en desear a un muerto ahora me dio pavor y escalofríos, ¿Por qué rayos mi mente imaginaba todo de un modo en donde siempre tenían que salir mal las cosas? No lo sé, era una especie de evasión a la realidad, siempre me pongo a divagar e imaginar, que absurdo soy. Así soy yo… supongo. Suspiré para calmar mi corazón que se agitó acongojado, ¿A quién quería engañar? Sólo trataba de relajarme un poco y de no sentir que el aire se me acabaría y que las piernas me temblaban al punto en que no confiaba en ellas para caminar, que mis manos estaban frías y aun así sudaban. Trataba de no pensar en que la noche anterior no había dormido nada y que la falta de apetito y el trabajo de más me tenían exhausto.

Sabía que dos personas declararían en mi contra, sabía que las evidencias en ese momento no me favorecían ni en cincuenta por ciento, estaba pensado en Barnney y divagando sobre una declaración que yo ya tenía ensayada sólo para tratar de no pensar en que iría a la cárcel y que no saldría en muchos, muchos años por el hecho de haber atentado contra un asesino que intentó matarme. Sí, estaba jodido y distraía mi mente para no soltarme a llorar con esas ganas y fuerzas con las que quería hacerlo, trataba de no oír para que no quedara en mi mente la atrocidad que había realizado sin querer y de la que me arrepentía. Por desgracia el momento había llegado, y el juez me miró expectante mientras mi propia abogada llamaba a rendir mi declaración.

Asentí levemente tras escuchar la orden, levantándome y suspirando incómodamente, como si quisiera disfrutar de esa aire tan privilegiado de la libertad, como incluso si estuviese caminando ya a la cuerda que enroscada marcaba el grosor de mi cuello, paciente en mis pasos de condenado, disfrutando cada vista y momento antes de morir. Claro, no iba a morir, pero, ¿Qué objeto tenía no hacerlo cuando iba a estar en un hoyo lleno de ratas? No lo sabía, ninguno seguramente. Pensé en mi familia, en la deshonra que seguro era para ellos, en que mi madre, quien ahora por cierto estaba sentada en las bancas detrás de mí, acompañada de mi hermana Nano, seguro ellas vendrían a verme un par de veces los primeros años, ¿Quién sabe? Pero eventualmente dejarían de hacerlo. Mi padre no estaba aquí ahora mismo, él se adelantaba, era listo, había decidido no venir desde ahora, para no ver la condena de su único y decepcionante hijo gay y asesino. ¿Puedo pedir más?

Oh, sí, lo olvidaba, un novio traidor y descorazonado, de alguna loca manera, sentía que todo este asunto de Juuro era su culpa, no estaba muy seguro porque, quizá porque sabía ahora que en algún momento fue parte de un grupo de locos, que su mejor amigo aún lo es, y que es un asesino que está libre. Sí, libre a diferencia de lo que yo estaré en un par de horas. No quería pensar en él, en Goku, pero cuando llegué hasta mi lugar al frente y me senté en la silla especial que miraba al público, fue inevitable no buscarlo con la mirada. Quizá únicamente quería mirar a alguien, lo hice por inercia, inocentemente, tratando de buscar apoyo en donde sólo había un par de ojos negros agotados e indecisos. No quería pensar tampoco, pero la palabra se repetía amenazadoramente en mi cabeza, como una pelota que impactaba contra todas las paredes, repartiendo la idea por toda mi mente.

“Maldito” decía con agría voz una parte dolida de mi alma, y mis pensamientos, alborotados y heridos gritaban, exigían que lo odiara, que lo hiciera con todas mis fuerzas, que lo repudiara y que cambiara de parecer para verlo hundido en el más putrefacto hoyo, un lugar sin nombre ni recuerdo, un pantano sucio, igual que esa laguna de rencor que se agrandaba a cada segundo en el centro de mi corazón, llenándose con cada gota de resentimiento que destilaba. Fruncí el ceño al verlo, y él, cobarde como siempre, bajó la mirada, incapaz de lidiar con ese alguien que iría a la prisión sin remedio y que este había jurado amar.

No quería siquiera rememorar esa palabra, perdón, esa mentira, era odiosa y falsa, más falsa que Dragon Ball AF. Me llenaba de rencor y reproche hacía mí mismo por haberla creído alguna vez, por haber querido pronunciarla en respuesta. “Maldito” volvía  susurrar mi mente, soltando veneno en cada letra, chorreante por la comisura de los labios imaginarios que había creado, los que se abrían sólo para soltar desprecio, jamás para abogar en mi lado. Pero yo le hacía caso, ¡Claro que le hacía caso! Lo hacía porque tenía razón, y en un arranque de ira quería decir las mismas palabras con mis labios reales, sisearlas con el más puro y profundo odio. Pero mi corazón intervenía, y a través de la sangre que transitaba con rapidez en mis venas me llenaba de esa realidad desconcertante.

No podía, porque no lo odiaba, porque estaba sentado ahí ahora, dispuesto a contar la historia que había ocurrido sin mucha trascendencia a lo que ellos ya sabían, sin decir que ahí mismo había un par… bueno, tres, bueno, cuatro asesinos si me contaban a mí, y que sinceramente ellos estaban más graves que yo. En fin, por más que mi larva sedienta de venganza y dolor rugiera en mi mente que dijera la verdad, lo que sabía, que los hundiera y me salvara, no iba a hacerlo. Sabía que Broly había hecho lo que yo le había pedido, y que ahora, ahí mismo estaba sentado y lleno de confianza, mirándome aun con ojos retadores, como implorando que cambiara de opinión y jodiera a ese grupo de mafiosos.

Dejé de verlo porque me seguía dando miedo, y por qué en realidad temía que sus ojos fueran a convencerme y me hicieran hablar. Recorrí mí vista otra vez, encontrando a mi hermana y madre que me miraban con cariño y preocupación, a Broly que parecía como si quisiera reírse, a Chi-Chi quien estaba seria y determinada, esperando que todo saliera bien. Miré a Juun y Juu quienes estaban nerviosos e incomodos, apurados porque eso terminara, había ido Harima y Videl, pero me miraban con ánimos, esos que me hacían falta. Bulma, a diferencia, me veía con rencor de brazos cruzados, como si en serio fuera yo un salvaje animal. Mi vista cayó sin mucha gracia de nuevo a ese par por el que estaba arriesgando mi trasero, Goku seguía agachado, y al enfocarme en Krillin, este levantó los pulgares y sonrió con fuerza. Fue raro, bastante, tanto que desvié la mirada, pero algo en su gesto me llenó de calidez, con el resto no me hacía sentir tan sólo.

Me pidieron contar la historia otra vez, bueno, por primera vez frente a todos, y básicamente lo que dije fue una recopilación de los hechos, de todo lo que había ocurrido ese día. Obviamente las preguntas trampa no se hicieron esperar, pero las evadí y justifiqué… al menos lo mejor que pude, pero la situación era complicada, y cuando me preguntaron si yo tenía una doble relación con los hermanos Ichimoku, dije que sí, y fue tremendamente doloroso. No hubo cambio en el rostro de Chi, quien era la persona que más veces miraba para darme ánimos, sus ojos me daban apoyo moral, pero las caras de horror en mi madre y hermana no se hicieron esperar, mirando a Goku, despreciándolo, detestándolo, asqueándose con la idea de la que se suponía ya tenían una idea. Diablos, ¿Por qué todo siempre es así de complicado?

Mariana me miró en un momento, y me asintió, como dándome la orden y diciéndome con una mirada “Es ahora o nunca” Teníamos un plan, uno que posiblemente me cortaría la cabeza, o me sacaría de la cárcel. Habíamos pensado en dejar todo normal, contar lo ocurrido sin evitar detalle, incluido ahí lo de Goku y las razones por las que huyó, pero nada más. Sin embargo, mi perspicaz abogada había pensado en decir lo del asunto de la mafia, decir lo que Broly había dicho pero sin tanto detalle, que era un psicópata, que había dicho que eran un grupo de asesinos, y claro, remarcar lo que me había contado Juun acerca de lo de matar gente y hacer cosas malas, después de todo, esos hechos ya los sabía el detective.

Tragué, era difícil decirlo. Bueno, tenía dos opciones, era el ´todo o nada´ y sinceramente tenía miedo del resultado, el rostro indiferente de Juun-kun me decía que seguro me dejaría ahogándome sólo, pero bueno, estaba ahí y había jurado decir la verdad, ¿Qué otra opción tenía? Mariana me había dicho que con hacerlo público podíamos ´orillarlo´ psicológicamente a decir la verdad, era como una especie de sugerencia que decía “Habla, habla y sálvame”. Finalmente lo dije, dije que Juuro era un asesino en serie, que era parte de un grupo y que trabajaba asesinando y robando. Obviamente hicieron muchas preguntas, y medio revolví la historia que dijo Broly omitiendo algún par de detalles. Todo eso me lo ´había´ dicho Juuro cuando me atacaba. No hubo mucho cuestionamiento más, sólo una extrañeza de parte del detective por cambiar lo que había dicho aquella primera vez.

Me declaré inocente, por supuesto, bueno, al menos con mis palabras y justificaciones, lo hice. Al juez pareció importarle muy, muy poco, se veía agobiado, su vida y rutina debían ser horribles, no lo culpé. Me puse de pie una vez más, avanzando de regreso a mi silla, recibiendo una mirada y un leve asentimiento de Mariana. El juez miró al detective y al otro abogado, y este último buscó sin mucho esfuerzo en el público. –Llamo a Bulma Sambrano a rendir su declaración – dijo, y no sabía porque teníamos que empezar tan mal.

No sé si puse una cara de disgustó, tal vez lo hice, ¿A quién le importa? Se levantó con sus aires de reina de Inglaterra y avanzó con arrogancia hasta el frente, tomando asiento mientras un sujeto le sostenía un libro y le pedía jurar que dijera la verdad ¡Y la muy perra juró a pesar de que la nariz le crecería con sus mentiras! Estúpida ley y sus fallos estúpidos. Cómo sea, me preparé para lo peor, porque no es que Bulma fuera alguien mala, pero tenía el alma envenenada por odio y rencor de años, traiciones que no superaba… vaya, quizá hasta cierto punto no éramos tan diferentes, había sido engañada y traicionada por la misma persona que yo. Conclusión: En unos años estaría loco como una cabra, igual que Bulma.

-Dígame, señorita Sambrano – habló el abogado, y casi se me escapa una risa burlona ante el “señorita” en fin, no lo hice, no soy así, su virginidad perdida hace muchos años realmente no me importa en lo absoluto, pero estaba dolido y a la defensiva, así que permití a mi larva interna mofarse y revolcarse de gusto con eso. –Usted sabía de la relación entre el joven Urabe y el joven Ichimoku antes de aquel suceso, ¿No es así? – Bulma contestó con un suave “sí”, tan dulce que casi me lo creo. -¿Cómo es que usted estaba enterada de eso? – inquirió y la mujer se tomó un momento.

-Pues yo estaba hablando con Goku, cuando Vegeta nos escuchó y se enojó, le reclamó sobre su relación y mentiras y cosas así…- quería burlarme de la muy tonta al principio de sólo escuchar su declaración tan llena de faltas y simple en detalles necesarios. Pero la burla se mitigó cuando recordé algo verdaderamente importante: Sí Bulma lo contaba todo, contaría la parte en donde Goku estaba jugando conmigo y quería hacerse rico y famoso… ¡Oh, no, eso lo ponía en problemas!

“Cállate por favor, cállate y jamás volveré a decirte perra hocicona, no digas nada de eso, habla de lo que sea, inventa lo que sea, ¡¿Por qué justo ella tenía que sentarse ahí y tener que decir algo listo?! ¡Bulma Briefs, sálvame!” Pensé, pero claro, sólo Bulma sambrano respondió a mis plegarías internas. –Uh… podría explicarnos mejor la charla que tenían usted y el joven Ichimoku y lo que dijeron ellos en su discusión…- pidió el tipo, y yo ya quería ponerme a llorar otra vez. De acuerdo, no había dejado de querer hacerlo ni un momento.

-Bien. Goku y yo nos encontramos por casualidad ese día, comenzamos a charlar de cosas normales, pero Goku tocó un tema y yo pregunté. Dije que por que vivía con Vegeta, que no encontraba una razón, Goku no era alguien muy sociable, ni muy caritativo – tomó un segundo para respirar, pero yo sentía que me ahogaba ante lo que diría. –Entonces él dijo que la razón es porque estaban juntos, ya saben, como pareja – el abogado asintió, y yo quise negar de inmediato. ¡Goku no había dicho eso! ¡El muy bastardo dijo dinero y fama! Pero me calmé recordando que era exactamente eso lo que quería que ella dijera…

Y eso era sumamente raro. Es decir, Bulma quería la destrucción absoluta de Goku, ¿Por qué diablos cubrirlo de esa manera? Estaba… rescatándolo, bueno, no tanto, tal vez, encubriéndolo. ¿Acaso… quería joderme sólo a mí? No, me dije seriamente, Bulma quería lastimar a Goku directa o indirectamente, pero ella y yo habíamos charlado y convivido antes, no me odiaba ciertamente, querer joderme sonaba un tanto ilógico aunque eso ´dañara´ a Goku (sí, ´´dañara´ a esas alturas ya no le creía nada), porque siendo ella misma entonces seguramente jodería a ambos por igual. Eso era extraño y la duda y curiosidad me invadieron, ¿Es que acaso esa mujer sabía más de lo que yo creía? ¿Había habido algo en esa conversación que la acusara de algún modo y por eso la modificaba? ¿Había sido ella quien envió la carta? O… ¿es que acaso era enviada de Juuro ese día y tenía claras órdenes de provocar ese conflicto?

Esa última opción me sonó creíble, algo me decía que Juuro tenía infiltrados en Toei Animation, pero sinceramente había apuntado a Krillin después de saber que ocupaba un puesto en la mafia, pero… ¿y si era esta mujer?
-Yo me sorprendí un poco, por supuesto, y le cuestioné porque no lo hacían público – pausó un poco, y era como si pudiera leer los perversos pensamientos acusadores que corrían por ella en ese momento. –Cuando iba a responder, Vegeta entró como un loco al camerino donde habíamos estado hablando, y nos había estado espiando,  gritó un par de obscenidades contra mi persona, llamándome chismosa y diciendo que yo no tenía que ver en ese asunto y que me largara – no pude resistirlo, mis piernas reaccionaron antes que mi cerebro y mi boca rugió con fuego en busca de la falsa llama de la justicia.

-¡Mentira! – exclamé a viva voz, pero en cuanto fui consciente de que lo hice, me arrepentí, y tuve las miradas desaprobatorias del juez y el detective, incluso Mariana a mi lado me reprochó con sus ojos.

-¡No voy a permitir una falta de respeto como esta en mi corte! – el juez me miró y yo me senté, asustado, pero mis ojos no quitaron su desafiante visión de la mujer. –Una acción más como esta provocará que cancelemos la reunión, deben comportarse, esto es un juicio…- regañó un poco más, suspirando para serenarse y mirando al abogado para que continuara, orden que se repitió hasta Bulma.

-Bueno, después de que me gritó que no me importaba, le reprochó a Goku el hecho de que me estaba contando, dijo que lo que había entre ellos no se le podía decir a nadie… que era secreto, por alguna razón – Estaba que ardía, y quería quemarla también entre mis llamas.

-Me podría describir como fue la reacción del joven Ichimoku, ¿Cómo lo tomó? ¿Cómo se comportaba? – inquirió, y por la calma forma de asentir, supe que estaba volteando las cosas. ¿Qué demonios con ella?

-Bueno, Goku trató de calmarlo, de decirle que ya no quería tener una relación así, creo que su comportamiento era más tranquilo y preocupado – explicó, y maldije que estuvieran cuestionando a una muy maldita buena actriz.

-¿Cómo se tomó esto el joven Urabe? ¿Podría describirnos su comportamiento? – sí, ya sabía yo, ahora era mi momento para lanzarme a la hoguera y añadir leña. Gracias, gracias, bola de locos.

-Bueno, estaba reacio, agresivo en realidad… me dio un poco de miedo – sí, maldita, eso era lo que querías decir. Me mordí la lengua para no decir nada, preguntándome por qué demonios no me habían cuestionado a mi sobre eso ahí justo donde esa actriz de callejón hablaba adrede. Pero bueno, regocíjate con eso, soltó mi larva sucia y pantanosa, a parte de una cualquiera eres una mentirosa.

De nuevo reitero, probablemente no estaba importándome que cosas decir, sólo quería despotricar y descargar mi ira era por medio de insultos. Ella tenía en sus manos la oportunidad de salvar a alguien inocente, sin embargo me estaba colocando la soga alrededor la muy desdichada, el primer paso en todo ese horror. Suspiré y el juez asintió ante eso, seguramente creando sus propias conjeturas respecto al tema, muy seguro de ir armando una historia fatídica.

-Dígame, aparte de usted, ¿Sabía si alguien más conocía la relación entre ellos dos? – Preguntó, y la mujer ni lo pensó, negando un poco, con su cara de inocencia y absoluta verdad. Pero yo no le creía nada.

-No, no sé si alguien más lo sabía, hasta donde entendí sólo yo lo supe – Claro que no, lo sabía Juun, Harima, y estoy más que seguro que Krillin también lo sabía.

-Entonces… quiero saber sí se le hace conocida esta carta – le extendió el papel envuelto con una bolsa de cierre, y Bulma la contempló con escudriño y sorpresa, leyendo su contenido.

-No, no la había visto antes – aseguró, mirando de nuevo al detective con esos ojos coquetos que se cargaba la maldita hija de… ejem, digo, la chica.

-¿Está usted segura? – sí, ¡Quémenla! Digo… enciérrenla, sí atrápenla, eso quise decir.

-Sí, segura, jamás la había visto – reafirmó, y el hombre quitó la carta de enfrente de ella.

-¿Usted sabía sobre ese ´otro´ amante? ¿El tercero? – Bulma arrugó las cejas y negó, pero esta vez me convenció incluso a mí, parecía decir la verdad.

-No, sabía que tenía un noviazgo con Chi-Chi, y Goku era su amante… pero nada más, aunque, no dudo que haya tenido más que ver por otros lados – su maldito tono desdeñoso atacó profundo, y de inmediato el detective se interesó.

-¿Por qué dice usted eso? – inquirió, con ese tono curioso y desgraciado que se cargan todos esos sujetos cuando tienen a una presa lista para fulminarla de un solo tiro.

-Bueno, siempre intimaba de más con los demás, metía hombres a su departamento, hombres del trabajo, como Harima y en aquel entonces yo no lo sabía, pero también metía a Goku. Lo había visto con Juurokugou en varias ocasiones… y por si fuera poco se encerraba con su hermano Juunanagou… si podía mentirle a Chi-Chi y a Goku, podía mentirle a cualquiera – sí, directo a la yugular, ¡Pero si debió dedicarse a conductora de chismes en lugar de a actriz! ¡¿Cómo se atrevía a decir cosas como esa?!

Ladeé un poco la cabeza a la derecha, mirando de reojo la cara deformada de Juun, posiblemente por el asco hacía mi (que había generado por los claros acontecimientos) o por la furia hacia ella por relacionarlo a él con algo tan burdo, escandaloso y peligroso como eso. El abogado la miró, y no sé si fue mi imaginación, pero casi pude leer en su expresión que notó lo loca y mentirosa que era esa mujer. Asintió, mirándola de nuevo y gesticulando una expresión pensativa, seguro formulando lo próximo que diría.

-Entonces, ¿Usted cree que el joven Urabe y el fallecido joven Jinzouningen eran realmente amantes? – cuestionó, tomándome un poco por sorpresa, las cosas no iban bien.

-Sí, yo creo que sí… y tal vez sus reacciones agresivas y celosas son las que lo orillaron a matarlo - ¡Hija de la…!

-Esa es una afirmación muy grave, ¿tiene usted alguna idea o fue testigo de algo que lo comprobara? – habló el abogado, y yo sólo quería bajar a esa mujer de los pelos y arrastrarla por todo el sitio hasta la salida.

-Bueno, sé que no fue llevado a la fuerza, el día que murió los vi irse juntos – no sabía si mentía, probablemente no, no fui lo suficientemente precavido. –Y había visto a Vegeta perder el control contra Goku, reaccionar agresivamente… fue quizá una pelea en su relación lo que lo hizo hacerlo – expuso su teoría como si hubiese estudiado criminología o fuese una detective, como si hubiera visto y conocido cada uno de los detalles. Pero como fuera, era su testimonio y el muy desgraciado me estaba hundiendo.

-Bien, no tengo más preguntas – afirmó el sujeto, y el juez miró en nuestra dirección.

-¿Tiene algo que agregar la defensa? – preguntó a Mariana y esta se levantó de su lugar, contestando afirmativamente al juez.

Fue hasta Bulma, con esa expresión desafiante y ese paso medio marimacho que cargaba me hizo sentir un poco de seguridad, como si estuviera ideando e improvisando el más complicado plan de escape. La miró y pasó sus manos detrás de su espalda, si hubiese sido yo le habría dado un golpe en la cara… bueno, tal vez no, como hombre debo ser un caballero, mi papá siempre decía que a una mujer no se le debe tocar con el pétalo de una rosa, y había seguido esa afirmación al pie de la letra, tanto que como no podía tocarlas me fui a tocar y besar a los hombres.

De pronto quise reír mucho ante mis absurdos pensamientos que nada tenían que ver, pero imaginar el rostro de mi papá aterrado y asqueado odiándose a sí mismo por haber plantado una idea equivocada en mí, me provocaba demasiada gracia. Apreté los labios para no sonreír, tratando de concentrarme nuevamente en la charla del momento. Claro, Mariana juntó las cejas seriamente, tomando un poco de aire antes de hablar.

-Según tengo entendido, Vegeta y Juunanagou comparten camerino, en donde tienen que estar juntos sin protestas, además, no puede llamarlo infiel o promiscuo por simples amistades y encuentros, ¿Acaso usted presenció escenas amorosas o comprometedoras con alguno de los citados por usted? – preguntó sacando las uñas, y una leve sensación de felicidad y alivio me embargo, al fin alguien que la ponía en su sitio.

-No en realidad – a Bulma no le quedó de otra más que aceptar eso.

-Sobre lo de la discusión con su ´amante´, el joven Ichimoku, ¿Con que fin estaba preguntando usted sobre ellos? – cuestionó, pero antes de que la otra pudiese contestar, Mariana continuó con la misma dureza. –Tengo entendido que usted tenía una relación sentimental con Goku, ¿No es que estaba provocando una pelea entre ellos a propósito? – Bulma abrió los ojos sorprendida, fue una fracción de segundo, casi imperceptiblemente, pero lo noté, y para mi suerte no fui el único.

-Mi relación con él fue hace mucho, no lo hacía con ninguna intención, sólo tenía curiosidad, me preocupaba, es todo – Mariana pasó una de sus manos al frente, con gracia mientras hacia un movimiento para acomodarse los lentes. Agradecía tenerla de mi lado, de lo contrario seguro estaría mucho más que frito.

-¿Se preocupaba? En la noche del accidente, según testigos, Vegeta había ´desaparecido´ y nadie lo había visto, nadie sabía en dónde o con quien estaba. Si usted lo vio partir con Juurokugou, ¿Por qué no informó nada? – cuestionó, y cuando Bulma abrió la boca, seguro con palabras llenas de mentiras, Mariana siguió. –Y sé que fue notificada de eso, la misma Ch-Chi le llamó para preguntarle por él, y usted afirmó no haberlo visto ¿Es que acaso no lo vio y está mintiendo? ¿O lo hizo y no quería que supieran con quien se había ido por que usted conocía la razón? – Bulma se escandalizó, mirando a mi abogada con rostro ofendido.

-¿Esta acaso insinuando que era cómplice de algo? – reclamó, y Mariana siguió firme.

-Yo hago las preguntas, señorita, así que conteste, ¿Por qué no notificó a Chi-Chi que lo vio partir con Juurokugou cuando se lo solicitó? –Bulma apretó los labios sin saber que contestar, y Mariana siguió rudamente, ah, amaba a esa mujer… - O… ¿es que no lo recuerda? Tenemos la grabación, podríamos escucharla si desea, para refrescarle la memoria…- amenazó, y la cara de la peli-azul se enfureció notablemente.

-No le dije por que la dañaría, de seguro le era infiel una vez más y por eso no le dijo a donde había ido, por eso se fue tan tarde con él – acusó, y supe que tenía un buen argumento.

-¿Qué hacía usted también tan tarde en las instalaciones? – Bulma estaba furiosa, y eso me hacía feliz, los que se enojaban tienden a perder el control y a echarlo todo a perder.

-Trabajo ahí, salí tarde – respondió agresivamente.

-¿No será que usted fue quien envió la carta? Usted estaba ahí, sabía lo de Goku y suponía lo del otro amante…- Bulma chocó levemente las manos en la mesa, frunciendo el entrecejo.

-¡Yo no envié la carta! ¡Ni siquiera sé a dónde se lo llevó ese maldito loco de Juuro! ¡Los vi en el estacionamiento charlando poco antes de que se fueran! – gritó histérica, y Mariana sonrió, teniendo un punto a su favor con esa metida de pata, llamando maldito y loco a la supuesta víctima y haciéndola caer en sus mentiras.

-No tengo más preguntas – sentenció victoriosa, y Bulma se dio cuenta de que su voto acababa de ser a mi favor absoluta y totalmente. Le indicaron que podía regresar a su lugar y lo hizo refunfuñando y de brazos cruzados.

-Se llama a rendir testimonio a Ichimoku Chi-Chi – habló el otro abogado y yo suspiré con algo de tranquilidad. –Pase al estrado por favor – mi dulce ángel guardián se levantó con amabilidad, avanzando hasta el lugar al frente en donde había sido ocupado por Bulma momentos atrás. Pobre Chi, lamentaba tener que meterla en la situación, tener que involucrarla en ese hecho tan horrible y hacerla cargar con la responsabilidad, sí, era un ángel que estaba embarrado de lodo y tierra a causa de la desdicha y decepción a su alrededor, una creada por un demonio estúpido que se le ocurrió jugar con ella cruelmente. Ella no se merecía eso, ni tampoco tener que lidiar ahora y tratar de defenderme y mantenerme como el bueno que no era, yo era ese demonio que jugaba al amor sin importarle nada. Ahora sabía la verdad y el peso de las cosas.

Chi-Chi juró decir la verdad, y no era necesario que jurara, esa mujer siempre decía la verdad, siempre tan sincera… maldición, si no fuera gay, bueno, aunque en realidad ya no parecía importar mucho, reiteró mi interior dolido y con deseos de corresponder. Le preguntaron, básicamente, sí sabía de lo que teníamos su hermano y yo, y respondió con una negación, pero agregó una frase que me hizo estremecer “No lo sabía, pero lo conozco lo suficiente para saber que me mintió sin desearlo, que se enamoró de Goku sin darse cuenta y sin la intención de dañarme” era admirable, y posiblemente no era lugar para hablar de enamoramientos y romance, pero también la conocía lo suficiente como para saber que lo decía justamente así, público, para aclarar que no me guardaba rencor, ni a mí ni a su hermano, que lo entendía y que incluso estaba dispuesta a defender todo eso.

-¿Sabía usted de la estrecha relación que llevaban el joven Urabe y Juurokugou? – cuestionó, pero dijeran lo que dijeran Chi lo haría sonar bien.

-Sabía que eran amigos, pero definitivamente nada más que eso, Juuro parecía buen hombre, pero se notaba que ocultaba algo, siempre… realmente pienso que engañó a Vegeta con alguna mentira – fue directo al grano, para lo que estaba ahí.

El abogado hizo un par de preguntas más, concluyendo en que definitivamente yo no era nada cercano a asesino, punto justificado todo el tiempo por Chi-Chi, y finalizó con remarcar su idea de que había sido en defensa propia, que no dudaba de mí, que yo era bueno. Y cuantas ganas tenía que tuviera razón, que fuera un poco de lo bueno que ella creía que era. Sí, tal vez no había matado a Juuro intencionalmente, pero eso a ser todo lo puro que ella creía, bueno, también estaba lejos de ser cierto.

Bajó del estrado y se llamó a declarar a Goku, yo gruñí mentalmente, pero en el fondo estaba algo confiado, es decir, abogaría a mi favor… ¿No? Al menos eso quería pensar, porque sinceramente ya no podía esperar nada de él, había estado terrible en los últimos tiempos, especialmente cuando yo mataba personas y él me dejaba en la cárcel como si nada. Súper casual. En fin, él era pieza importante para mí, relataría las cosas y los hechos, los definiría y remarcaría las afirmaciones que yo ya había dicho. Reitero, al menos eso quería pensar.

Juró decir la verdad, y yo pensé las cosas, recordé esa leve espina que me había estado molestando desde aquella charla que tuve con Broly. Goku conocía a la mafia, había estado con ellos, trabajado para ellos, Krillin, su mejor amigo, aun lo hacía, aun trabajaba y se llenaba de orgullo presumiendo su ´segundo´ y glorioso lugar en ensuciarse las manos con sangre y putrefacción, y todo eso me llevaba a una pregunta, a la duda, al cuestionamiento. ¿Goku sabía entonces quien era Juuro? Lo más seguro era que sí, mi cerebro se aferraba a esa idea, era ridículo pensar que no, así que, como yo lo había salvado, ¿Él no lo intentaría? Era duro, y difícil, creaba un dolor insoportable en mi pecho con esa idea, pero estaba más que seguro que no lo haría. Entonces estaba jurando en vano.

Me sentí traicionado una vez más, Goku tenía la oportunidad en sus manos de poder salvarme, de poder hablar sobre ese grupo de malos, y no sólo me liberaba a mí, también a este mundo de algo tan peligroso y terrible como ellos. Sí, se suponía que yo quería salvarlo a él, quería protegerlo, y se suponía que debería estar feliz de que conservara silencio respecto a eso, pero la cosa no dejaba de ser decepcionante. Es decir, el ni siquiera lo estaba intentando, no me quería como yo, no le importaba, estaba más preocupado por él mismo, siempre egoísta. No sé porque pensé diferente, simplemente se lavaba las manos y apretaba un poco la cuerda en mi cuello jugando tortuosamente al ahorcado, yo podía hundirlo, él podía salvarme, pero ni uno de los dos lo iba a hacer. A diferencia suya, mis palabras y mis sentimientos eran ciertos.

Habló de no muy relevantes cosas, se quedó en esa neutralidad que no debería ser así, y me pregunté por qué no quería pelear para tenerme libre, él no estaba dispuesto a sacrificarse, pero sé que había algún modo de que ambos quedáramos impunes, pero tampoco parecía buscar eso. Creí, pensé, escuché el susurro de mi voz sugerir que posiblemente era porque no me quería libre, porque no me creía, eso, simplemente eso. No desmintió a Bulma tampoco, y fue ahí cuando su lado neutro pasó a ser en mi contra, puesto que decidió dejar la versión de la mujer, prefirió ocultar la realidad, como si escondiera también algo. Y sí, ocultaba sus manos machadas de sangre también, era un cobarde.

Afirmó no saber quién le dio la carta, y contó lo que él había hecho y escuchado, lo que vio y las razones de su huida. Dijo que me creía, que Juuro posiblemente trató de abusar de mí y que por eso lo había matado, pero dijo ignorar las razones de todo eso, que no sabía nada. ¡Claro! ¡No sabía que era un psicópata como Krillin y como él! ¡Sí, vamos, mándame a la reja! “Cretino” siseó mi larva, y sinceramente no supe si fue a favor o en mi contra, bueno, dijo que a favor pero sus palabras me sonaban más a un “quédate ahí” que a un “espero que salgas” como sea, ¿Qué más podía yo esperar de él?

Llamaron a Juun después de que Goku pasó a sentarse, buscando mi mirada que me negué a darle, estaba demasiado enojado, estresado, nervioso y en aprietos como para tratar de adivinar qué era lo que quería decirme. Juun, sin embargo, pasó a mi lado con indiferencia, avanzando por el pasillo hasta llegar a su lugar, en donde colocó una mano sobre aquel libro y juro hablar con la verdad. Vaya, hoy en día todo mundo jura en vano. Tragué saliva sonoramente, aquí era el punto en donde mi juego del ahorcado terminaba, en donde se decidía si Juun me quitaba en banco de los pies y me dejaba caer hasta asfixiarme, o me liberaba de la cuerda. Pero sentía problemas, la estúpida cuerda estaba tan dura que sentía difícil incluso el hecho de respirar.

-Dígame, joven Jinzouningen, ¿Es verdad que usted le contó al joven Urabe sobre los supuestos asesinatos de su hermano? – bien primera pregunta, y no quería oír la respuesta.

-No, yo le dije que no se metiera con él, que ya estaba en suficientes problemas con los hermanos Ichimoku como para agregar uno más a su lista – algo dentro de mi corazón se marchitó y cayó al suelo creando un eco agonizante en mi interior. Sí, era la paloma de mi libertad, y fue difícil hacerme a la idea de que ese que me condenaba había sido mi amigo algún día.

-¿Está diciéndome que su hermano, Juurokugou, no era ningún asesino? ¿Qué el joven Urabe está mintiendo? – diablos, ¿Por qué a mí?

-Voy a ser directo: Mi hermano podía ser callado y reservado, pero jamás un asesino. Yo le dije que no sé metiera con él, jamás dije que Juuro fuera un loco psicópata de lo peor. Definitivamente Juuro era incapaz de “secuestrar” o “violar” a alguien, Vegeta miente, miente porque tiene miedo de ir a la cárcel, de pagar por sus culpas y pecados. Si mi hermano hubiese pertenecido a una mafia, lo sabría, yo o mi hermana, pero no era así, Juuro era un buen chico que se ganaba la vida difícilmente como el resto de nostros, con trabajo duro y honesto ¡Y puedo probarlo! Jamás habría necesitado matar, ni estafar, ni ninguna de esas tonterías que Vegeta afirma. Ahora está muerto por alguna maltita razón que yo no llego a comprender, pero pido que paguen lo que tengan que pagar por su muerte, es demasiado pronto y demasiado doloroso como para que escuche que lo acusan de asesino y demente cuando fue a él a quien lo asesinaron – me quedé estupefacto, incluso creo que dejé de respirar por un par de segundos.

El abogado no pidió más preguntas y el lado de la defensa (el mío) no tuvo nada más que decir tampoco, no podía rogarle o implorarle, estaba todo consumado. Estaba frito. Pidieron un momento en lo que el jurado sacaba su veredicto, y yo sólo bajé la cabeza con decepción y tristeza en el rostro, nada parecía tener consuelo ahora. Estaba más que seguro de ello, y a nadie en realidad iba a afectarle mucho, no tanto más que a mí. Sólo tuvieron que pasar un par de minutos para que nos pusiéramos de pie esperando lo que tenían que decir.

-El jurado encuentra a Vegeta Urabe culpable – apreté los ojos al oír esa palabra que tanto había soñado y deseado no escuchar, sintiendo de nuevo esas ganas de llorar que sólo se reprimían por tanto miedo y nervios que sentía. Dijeron que perdí el control durante una discusión con mi “amante” esa fue su última palabra.

El juez habló, dictando mi sentencia: 75 años de prisión por asesinato con arma de fuego a quema ropa. “Maldita sea” pensé, mientras seguía hablando un poco más, o quizá no lo hacía, no estoy seguro, había demasiado ruido sordo a mí alrededor, demasiados murmullos que no llegaban hasta mí. E frío metal de las esposas alrededor de mis muñecas fue el que me despertó de mi pequeño trance. Todo estaba terminado ya, me habían dictado auto de formal prisión y sería trasladado a un reclusorio de máxima seguridad. Ese era sin lugar  dudas, el verdadero peor día de mi vida, el principio de mi fin.

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No podía creer que hubiese pasado ya más de dos meses, era difícil de aceptar, y cada día que despertaba en esa celda me irritaba, me asustaba, sentía desesperación y miedo que me impedían sentir o pensar en algo, simplemente me quedaba en mí mismo sito, sin deseo, sin razón, sin ganas, simplemente lleno de pensamientos y anidando un rencor que lejos estaba de ser saludable, era enfermizo y doloroso. Yo era fuerte, sí, pero todas las personas nos cansamos de caminar un día, y yo ya estaba cansado, muy, muy cansado de hacerlo, sólo quería tirarme a dormir. Sólo quería renunciar, quería volver a casa de donde jamás debí haber salido.

Era un estúpido, me sentía como tal, y adaptarme a la prisión llena de delincuentes fue relativamente fácil, los reos me temían por alguna razón y sencillamente no se metían conmigo, se alejaban prediciendo mi rechazo. El silencio se prolongaba por horas y el sol del exterior se volvía cada vez más dañino para mí, intoxicado por la idea de poder verlo y no poder disfrutarlo estando rodeado de esos impenetrables muros. Las noches eran largas y el sueño era inconciliable al llenarse de los ruidos de los ronquidos de mi compañero de celda, el cual seguro perecería en cualquier momento.

Pero ese día era mí día, el segundo día de la semana en la que no me sentía tan miserable, a pesar de que mi piel se sentía tan sucia y desvanecida como si llevara ahí años enteros, era un buen día por que la veía a ella. Miré su rostro del otro lado de la mesa de metal que había entre nosotros, y sus ojos oscuros se encogieron con tristeza al verme marchito. Tomó mi mano, buscando consolarme de algún modo, como había tratado de hacer los últimos tiempos, desde el principio. Le sonreí con pesar, pero sinceramente, me sentía bien con ella ahí.

-Me gustaría que volvieras a casa – dijo casualmente, como si fuéramos un viejo matrimonio, y sonreí tristemente ante ello, peleando internamente una vez más.

No sabía si estaba enamorado de esa mujer, tal vez sólo la quería demasiado, o sólo la necesitaba, no estaba seguro, pero tampoco quería cuestionármelo mucho. Siempre que pensaba en ello no podía sacar de la mente y corazón a la persona quien reinaba en él. Ella había estado ahí todos los días de visita, siempre, a contrario del resto de las personas, a diferencia de él. Y quería que saliera y volviera con ella, que pena y que tristeza que pasara por este tormento sólo por mí. –No hay modo, aunque quisiera…- le dije, y presioné su mano.

-Lo hubiera si dijeran la verdad – atacó, pero ya no tenía muchas fuerzas de pelear, quizá es porque estaba deprimido y lo veía todo en sepia desde mi encierro. Sin embargo, en el fondo de mi corazón la esperanza seguía.

-Juun no quiso hablar, no pude convencerlo – ella apretó el ceño con rencor, con ira como desesperada y somnolienta por tanta preocupación.

-Nadie podría – aseguró como para darme una especie de ánimo, pero yo negué, recordando algo estúpido que solté sin mucho interés.

-Tu podrías, tal vez, convencerlo…- sonreí sin gracia mientras miraba a la mesa.

-¿Yo? ¿Y yo por qué? – cuestionó, ladeando la cabeza. –Él es un cretino, no lo he visto desde el juicio, no quiero no verlo – se quejó, y esa esperanza en mi pecho palpitó.

-Podrías porque él te ama – ella se sorprendió, pero luego ardió en furia.

-¡¿Qué él me ama?! ¡Por supuesto que no! – dijo eufórica.

-Por supuesto que sí, él me lo dijo…- me sinceré y su expresión estaba desencajada. –Y quizá podría escucharte – comenté sin ánimos de sugerencia.

-O quizá no podría – replicó negativamente, pero yo no esperaba nada de todas maneras. –No hablé jamás con él de esto, y no creo que su sentimiento sea tan real o tan duradero…- opinó, y yo me reí ante la ironía del tema.

-¿Qué tan fuerte es el amor, entonces? – cuestioné y sus mejillas cambiaron de color. –Yo estoy en la cárcel por él, tú estás aquí ahora por él, y Juun podría decir la verdad, también por él…- nuevamente no lo dije con intención de cambiar mi tan tortuoso futuro condenado al que debía resignarme, simplemente me flagelaba a mí mismo con la idea. Sin embargo, ella me miró y volvió a apretar mi mano.

-Entonces lo haré…- murmuró, como otra vana y simple promesa más. O, al menos eso creí en ese momento.

Notas finales:

Hey! Gracias a todos por los comentarios y disculpen en retraso. Regresé a clases y se juntó con mi cumpleaños y el concurso de escritura (que me hace feliz, pase a la final :D), no tuve mucho tiempo. A partir de ahora voy a actualizar después, espero yo no tarde tanto pero será como cada dos semanas o menos.


Gracias a Magda (por volver, y el idioma ntp, te medio entiendo en tu lengua xD), Mary (si, son lo contrario, es lo que me gusta, mil gracias), mosheneira (se está sacrificando, pero tendrá que medir las consecuencias, también la extrañaré, gracias infinitas!), Nant-Saya, Lady-ling (lo sé, súper violable), Bella, Dalila, Takada, Zoe, Anónimo, Sachiko, 45nami, vampireza (también me alegro de no haberlo borrado), Pamela, Emi_Sakura (NOOO! Me hiciste spoiler, iba con Yamile T.T… jeje, en fin, gracias), Eva *0* (gracias, también lo extrañaré), Alex, Camila Fan (Si, iba a borrarlo, lo abandoné por tres meses-en el cap 6-, y pues crei que ya había valido, iba a borrar dos que dejé a la mitad, pero decidí que a este le daría otra oportunidad porque escribí el inicio con mucha emoción, mil gracias por tus palabras), Maggie saiyajin (Lo sé, Chi es encantadora), Talia Tm07 (Mil gracias por todo, jeje, genial, somos más por Broly), Miranda, Mica-Otaku foreever, Anónimo, Celeste 335, Princesa ana, Anónimo, Mey, Diana, Any-chan, Seme-Goku, Karin, haku, saira 26, Susana wide, Emperatriz de la oscuridad, Anónimo, Kar, Sabrina kt, Claudie, Kenza Kaori, Anónimo, Afrodita, Anónimo, barbara e2, Saya otonashi (también lo amo), Silvina BBZ (mil gracias, en serio), Diva AAn (Vegeta ukeforever), Solange Sayayin, Florencia NNt (mil gracias), Minerva, Lucy Lui, Anónimo, rubia, Roxxane Mix, Shadow Girl (Bien gracias xD! Si, los últimos caps)


Por cierto, seguimos con la cuenta regresiva, faltan dos capítulos y el epílogo, nos vemos en una semana y media tal vez, saludos y besos a todos!


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