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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Perdón por la tardanza! Gracias a todos por los comentarios, ha superado los 300
reviews, gracias a todos. Otra vez está en primera persona, sólo que cambiará a
tercera ya casi al final. Sin más, disfruten el antepenúltimo capítulo!

No sabía que era lo que le había dicho, no sabía que era lo que había pasado o que era había cambiado para que ahora fuese de esta forma, pero lo que fuera, era grandioso. Todo lo que hacía Chi era grandioso. Apenas y podía creerlo, apenas y lograba aceptar que era verdad y no un sueño, que realmente, después de tres meses en prisión, algo había cambiado. Que tenía una mínima oportunidad.

La miré alejarse, yo ya del otro lado del cristal reforzado y con barrotes, pero todavía tuvo oportunidad de sonreírme, y le correspondí, por supuesto. El guardia indicó que regresáramos y fuimos escoltados hasta el área de patios, donde nos dejaban “libres” unas horas al día. No cabía de la emoción, y olvidé que llevaba una sonrisa estúpida en la boca, regocijándome por el aún inexistente triunfo, por la libertad que mis labios resecos y acartonados ya podían saborear anticipadamente, olvidando un gran detalle que olvidaba: En la cárcel estaba casi prohibido sonreír, bueno, si no querías problemas.

-¡Hey! ¡La marica está feliz! ¿Qué pasó? ¿Te nombraron reina del carnaval? – dijo uno de los irritantes sujetos que controlaban toda la corrupción y violencia dentro de la prisión, soltándose a reír a carcajadas junto con su par de amigos grasientos y apestosos.

Los ignoré diplomáticamente, avanzando desinteresado en el tema hasta uno de los lados del lugar, en donde solía plantarme y contemplar el panorama con indiferencia absoluta, meditando y filosofando respecto a mi vida, sí, solía hacerlo hasta hacía un mes, quizá un poco más. Un grandísimo idiota me hizo el favor de esparcir la información de mi situación, y claro, con esto, mi homosexualidad. En realidad pensaban que al que había matado había sido realmente mi pareja. Bien, desde ese día esa bola de locos no me deja ni a sol ni a sombra, y para rematar uno de ellos (Quien tiene una televisión ilegal aquí dentro) se enteró de más ´detalles´ sobre mí, cosas que la linda y bella prensa amarillista se encargó de inventar por si la situación ya fuera poca. Sí, estaba claro que odiaba ya ser una figura pública.

En fin, como había sospechado, no alcancé a llegar a mi estable y apartado lugar, uno de los sujetos, Ron, el más gordo y repugnante, vulgar y bajo de los tres me interceptó, tocándome con sus grasientas manos y arrojándome con violencia al frente. Me estabilicé y avancé unos pasos de reversa, siendo inevitable enfrentarlos con la mirada, y al observar sus rostros (cosa que de por sí ya era desagradable y me volvía tremendamente quisquilloso) noté por sus desfiguradas expresiones que estaban molestos. Sí, de nuevo. Vaya, esos tipos no tienen otros estilos de vida. Pobres de sus madres.

-Te estamos hablando, marica, así que no te hagas la digna… ¿O es que te sientes mejor que nosotros por ser un actorcito besucón? – Bien, sus preguntas eran absurdas, y más sus acusaciones. No, yo no me sentía mejor que ellos, yo SOY mejor que ellos, y… ¿Cómo por qué diablos besucón? Vegeta Ouji jamás besaba en cámaras. En fin, jamás entendería a basura como esa, su cerebro se había evaporado después de tanto tiempo en esa pocilga.

-¿Es que sonreír es un pecado? – Lo sé, estaba completamente loco por retarlos, más de una manera tan diplomática y poco agresiva, parecía más un cortesano que un chico que intenta que no lo golpeen ese día. Por desgracia me di cuenta muy tarde de que mi frase robada de un libro sólo me generaría más problemas, y mis atacantes comenzaron a reír a carcajadas, sólo para detenerse y hacer muecas imitando mi tono de voz (muy mal, por cierto) repitiendo lo que dije en burla y arremedando.

-¡Déjate de tonterías, marica! ¡Siempre vas por ahí con tu porte, no nos importa si ríes o no, lo que odiamos es que pases por ahí como si fueras la reina intocable del lugar! – ¿Ahora era yo el culpable? Ellos siempre iban por ahí como los malos y dueños del sitio, que yo no cayera en sus insinuaciones y prefiriera la soledad a unirme a sus mini sectas y grupos era diferente. Hasta en la cárcel existen niveles, y yo no me metería con ni uno de ellos.

-Yo no me creo nada, simplemente no quiero problemas… así que mejor váyanse, porque no creo que ustedes quieran – Idiota, sí así es como debían llamarme por la grandeza de la estupidez que acababa de decir. ¿Problemas? ¿Conmigo? ¡Ja! Hasta para mí fue gracioso. No sé de donde tomé valor para decirles eso, yo no iba a hacerles nada, y no porque no quisiera, sino porque simplemente no podía.

-¿Qué no queremos problemas? ¿Y cuáles nos vas a dar tú? ¿Eh? ¿Problemas con el estilista? ¡No me hagas reír! ¡¿Qué podrías hacernos?! – Harry, el líder de los babosos caminó amenazante en mi dirección, y claro, yo no retrocedí, y él por supuesto, lo tomo como un reto, pero no retrocedí no por valentía, no, no retrocedí porque me llené tanto de pánico que mis pies se pegaron al suelo. ¿Y cómo no? El tipo medía como dos metros y se veía tan musculoso como las ediciones de Broly en la película, él debía ser el saiyajin legendario del reclusorio.

Por desgracia en este mundo yo no era el príncipe de los saiyajins, no señor. Ron, el obeso, era como Cell, Harry, el líder, como Broly, y Herman, el bajito fanfarrón, era como Freezer, y yo… bueno, yo era como Mr. Satán o algo así. Me golpeó en el rostro y destrabó mis pies del suelo, después sentí que me sujetaban del cabello mientras procedían a golpearme más, evitando amable y consideradamente mi rostro y mis partes nobles… esperen, olvídenlo, sentí que destrozaron mis testículos. En muchos pedazos. Bueno, el lado positivo es que de por si ni quería tener hijos (Eso y el hecho de que entre hombres no hay embarazos).

Gritaron un sinfín de obscenidades, y yo me hizo un ovillo al tratar de cubrirme, mientras Harry me gritaba si era todo lo que podía dar. ¿Todo lo que podía dar? ¿Era ciego o idiota? ¡Si yo no había dado nada! Bueno, no dejaban de ser los tontos del lugar, por más fuertes que fueran, eso no les quitaba los idiotas. Por supuesto que a los señores oficiales el atento en mi contra les importaba… bueno, en realidad nada, así que se quedaron viendo hasta que se cansaron de golpearme e insultarme. Bien, tal vez no se cansaron, pero fue suficiente con eso, supongo,  después de todo estaba prohibido matar… “Sí, seguro los enviarán a prisión por eso” se burló mi cerebro sarcástico, y pensé que, si bien, cien años más a sus condenas de cadena perpetua seguro que no les importaría mucho, así que llamémoslos ´piadosos´.

Los señores ´Piadosos´ (antes babas) terminaron de divertirse conmigo y después de una advertencia que no alcance a entender o captar (si querían que escuchara algo no me hubieran golpeado tanto en la cabeza) finalmente se marcharon burlándose aún más de mi desgracia, pero sus risas no sonaban tan alto y tan estrepitosamente como de costumbre, eso era lo único bueno de estar sordo por unos minutos. Quedé tendido en el suelo, deseando alcanzar el estado de súper saiyajin y patearles el trasero, pero seguí siendo moreno y de ojos azabaches. La vida real era muy dura.

Los internos de alrededor me miraron entre curiosos y burlones un par de segundos, para dar paso a seguir ignorando el asunto. Claro, otra cosa que había olvidado decir: Las golpizas aquí en prisión son cosas que suceden a diario, así que todos ya estábamos muy acostumbrados. Mis piernas y mis brazos se extendieron a los lados unos momentos después, no por que quisiera descubrirme, es sólo que la adrenalina se fue y el dolor abismal me invadió, logrando así que mis extremidades quedaran sin fuerzas a los lados.

Miré el cielo azul que se extendía por sobre todo lo que nos rodeaba, tan radiante y brillante como siempre, pero por alguna razón su luz no lograba darme, el sitio me parecía tan oscuro. Me quedé fijo en él, pues en realidad era lo único que podía hacer hasta que estuviera lo suficientemente bien para pararme de vuelta, y observé como no había observado antes. Lo admiré, lo envidié, lo deseé. Un par de aves pequeñas volaron alto por sobre los muros internos de la prisión, y quise tener alas, las envidié tanto que incluso deseé su muerte instantánea. Ellas tan libres y yo hundido en el peor de los calabozos, quería extender mis brazos y volar, irme lejos, volver a casa, o no hacerlo jamás. Ser libre en todo sentido.

Mis dedos se movieron un poco y raspé la tierra con ellos, llenando mis largas y descuidadas uñas de suciedad, pero apreté mis puños con rabia y frustración a pesar de eso, con dolor, y no hablaba sólo del físico. El encierro podía ponerme mal, sí, pero había muchas otras cosas que me mareaban, que me asqueaban y me enfurecían al grado en que quedarme aislado en una reja sonaba a algo factible. A algo que podía preferir antes de la verdad. Antes de sentirme tan sólo como me sentía, y de nuevo no me refiero a mi estancia en este sitio. Si no a lo exterior que un día creí mío.

Chi tan incondicional, mi hermana y madre tan atentas, Harima tan preocupado… pero… ¿Y el resto? O más bien… ¿Y él? ¿Dónde estaba? ¿Es que de verdad no le importaba? ¿En lo absoluto? ¿Lo habría hecho algún día? Sí bien no esperaba ya que tratara de sacarme y hacerme inocente como yo había hecho con él, pero al menos un poco de interés no estaría mal, o no hubiera estado mal, porque sinceramente lo que hiciera ahora ya no cambiaría las cosas. Mis ojos ya no querían verlo, mis labios ya no querían nombrarlo y mi mente ya no quería pensar en él. Estaban hartos todos de tantas decepciones.

No quiero decir con esto que no lo quise, sí, lo amé, quizá incluso más de lo que debí, pero no estoy seguro si lo sigo haciéndolo ahora, una parte de mi desea con todas sus fuerzas que lo haga, pero la otra mitad es sincera y me dice que el odio y rencor es sólo prueba de que sus acciones me siguen importando, me siguen afectando. ¿Quién sabe? De todas maneras él estaba allá y yo estaba en un nido de ratas, ¿Qué podía esperar? ¿Qué llegase y me dijera que me esperara setentaicinco años por mí? ¿  Qué tuviéramos una relación a distancia o basada en visitas? No, lo sé, todo sonaba absurdo, ridículo, injusto. Merecía ser feliz afuera con alguien más, me decía mi corazón, pero ¿Y yo? ¿Yo no lo merecía?, eso me reclamaba el alma.

Se suponía que el amor puro es dar y no esperar recibir nada, ser capaz de dejarlo o tomarlo todo en el momento sin rechistar, por el bien del otro. Pero al demonio con sus reglas, mi amor era real, y aun así sentía que su olvido rápido y su falta de reciprocidad eran una burla y un insulto para mí. Y antes de cualquier otro estaba uno mismo, ¡Y eso también era una estúpida regla! Sin embargo, en esos meses me había hecho a la idea, me había resignado a que yo jamás saldría a tiempo y que él terminaría por estar con alguien más, y lo creí aceptable y justo. Inevitable. Pero ahora, se alzaba la luz frente a mis ojos, una salida, una esperanza, una oportunidad con la que podía divagar si así lo quería. Ahora tenía un poco de fe.

Habían llamado a juicio de nuevo. Mi caso había sido cerrado cuando me declararon culpable y fui sentenciado, pero algo cambió, y mi caso fue reabierto y han llamado a juicio dentro de tres meses, al parecer un testigo va a cambiar su declaración, un testigo que creo que va a cambiar las cosas para bien, al menos para mí. No sé qué cosa le habrá dicho Chi, no sé cómo habrá logrado convencerlo, hacerlo hablar, hacerlo tomar el camino correcto. Pero iba a hacerlo, Juun iba a decir la verdad. O al menos eso quería imaginar.

Y ahora sobre mi cabeza nacía una idea, expandiéndose y creciendo de manera descomunal como un hongo: Sería libre. Pero, cuando lo fuera… ¿Qué haría? Millones de posibilidades y sueños llovían sobre mi mente, cosas que incluso había creído perdidas hace años pero con la esperanza de volver a caminar libre por las calles se convertían en una posibilidad. Quería cantar, bailar, soñar, reír, viajar, conocer, ser feliz… en toda la maldita y total extensión de la palabra. Quería ser feliz. Y mi mente era asaltada con la incógnita, ¿Qué debía hacer para ser feliz?

Uno de los primeros puntos era alejarme de toda esa basura y oscuridad que había venido a conocer aquí a la ciudad, con todo lo que me había terminado involucrando y enredando hasta que estuve de basura más arriba de la cabeza. Quería irme de la ciudad en primer lugar, posiblemente del país, mi mente brincaba como loca e ideas raras como parís, Londres, Estados Unidos y demás países caían emocionándome, pero sólo el canturreo nocturno de las cigarras y el canto de los gallos por las mañanas me harían sentirme realmente libre, sólo volver a mi hermoso pueblo donde nací y crecí me haría sentir que he vuelto, que sigo estando vivo y sobre el suelo.

“¿Por qué me fui de casa?” seguía reclamándome la mente como cada día, sonando arrepentida y con deseos de regresar, de no haber abandonado, “Debí haberle hecho caso a Goku cuando dijo que me regresara a cuidar becerros” suspiré con pesadez, ah, mis becerros… espera, yo no tenía becerros, bueno, el punto es que quería volver. Seguí enlistando las cosas que me harían feliz, la segunda de ellas era tomar las posibilidades que rechacé un día, y eso era hacer lo que mis padres querían y tirar a la basura ese trabajo de actor que no me había dejado nada más que desgracias. Casi podría decirse que ya odiaba actuar, pero no exageremos tampoco.

Y la tercera cosa era difícil, se trataba de olvidar. Esa era la tercer y última cosa que me haría realmente feliz, que me haría sonreír en lugar de lograr ponerme triste, los recuerdos de lo vivido y lo poco que me faltaba por vivir opacaría mi mundo de nuevos sueños, de oportunidades, no quería arrastrar con los tragos amargos, no quería tener presente en la mente la traición y en el corazón la decepción. Quería olvidarlo todo… pero… olvidar todo y alejarme de mis desgracias iba representado por ese hombre, encabezado y titulado por su propio nombre. El problema, el centro de toda la desgracia, era él.

Y quería olvidarlo cuanto antes, quería que todo dentro de mí sanara y las heridas del alma cicatrizaran, que dejaran de derramar sangre por todas las llagas y hendiduras que tenía. Sí, en mi felicidad no encajaba él, arruinaba la ecuación y su presencia terminaba siendo negativa, afectaba el tan hermoso resultado que esperaba. Él estaba fuera de mis planes, él había dejado mi centro y ya no era parte de las prioridades de mi vida. Por más que mi cuerpo ardiera y mi piel exigiera encontrarse con la suya de nuevo. Necesitaba olvidarlo.

Entonces se resumía que si llegaba a suceder y yo era liberado, me marcharía lejos de él.

Pero la verdad es que no estaba seguro de si estaba preparado, listo, adecuado para tomar la elección como esa, para decidir renunciar a alguien como él, para estar seguro de que la felicidad me esperaba lejos de sus lazos, y no sabía si tendría la suficiente fuerza de voluntad para hacerlo. Imaginé, ahí tumbado y de ojos perdidizos en la nada, el momento en que saliera, en que avanzara por los pasillos y la puerta del exterior me fuera abierta una vez más. Miraría a Chi, a mi familia, a mis amigos… ¿Lo vería a él? ¿Qué le diría? ¿Creería después de eso en mi inocencia? ¿Creía yo en la de él? ¿Sería apto hablar? Quizá debía escapar antes de eso, odiaba las despedidas, y más si mi objetivo era olvidarlo, además, él no se merecía que yo me tomara la molestia de despedirme de él. Me marcharía sin avisar, lo haría antes de que cruzara palabra conmigo y sus ojos me hicieran flaquear y desistir de mi decisión.

No estaba seguro, pero tenía muy poco tiempo para decidir.

La luz del sol bañando mi rostro fue cubierta por una silueta que no distinguí a primera instancia por el cambio de luces, pero su rostro, el cual quedó justo sobre el mío, se aclaró y esos ojos café claro que había estado observando desde hacía ya dos meses y medio me miraban, algo divertidos interrogativos. Parpadeé un poco con los ojos amoratados, llevando mi vista hasta él y pidiendo, tal vez suplicando, eso que siempre hacía, eso que lo distinguía del resto, ese papel que ejercía en la cárcel y en mi vida en general. Richie me sonrió al verme consiente y se movió un poco para extenderme la mano de frente.

-¿Puedes hacerlo? – me preguntó al ver que tardaba en aceptar su ayuda. No, no podía, pero ya era lo suficientemente patético y humillante estar tirado ahí y haber sido golpeado como para que también le pidiera que me cargara, así que asentí (o eso creo que hice) y estiré la mano en su dirección.

-Gracias…- murmuré una vez que apoyó mi brazo alrededor de su cuello y cargó con todo mi peso, y el tipo parecía disfrutarlo, mirando sonriente y soñador… me recordaba bastante a alguien.

-Vamos, Vegeta, no hace falta agradecer, habrías hecho lo mismo por mí – aseguró aun cuando posiblemente mi miedo y antipatía lo habrían dejado ahí tirado si no fuera mi amigo (por decirle de alguna manera). –Lamento no llegar a tiempo para ayudarte contra esos tipos – sí, me recordaba bastante, de hecho, él, Richie, era el guerrero más poderoso y menos esperado, algo irracional estando en el lugar y la situación en la que estábamos, era apasionado y justiciero, y si tuviera que ser alguien de ese mundo alterno que siempre me perseguía, ese sería a Son Goku.

-Está bien, realmente no hay problema, y no quiero meterte en mis líos – el levantó una ceja clara, haciendo una mueca que se discutía entre la sorpresa y la incógnita.

-¿No querías meterme? ¡Pero si ponerlos en su lugar es divertidísimo! Además, mira cómo te dejaron, rayos… esos sujetos son malos…- “¡¿Divertidísimo?!” Repitió mi cerebro en shock, pero luego me calmé, después de todo era más que idéntico a Goku, tan apasionado con dar justicia a las guerras con más guerra. Inentendible.

-Está bien, sólo vamos al edificio – le dije, y él asintió sonriente, acomodándome más y lanzando su cabello café medianamente crecido a un lado para descubrir sus ojos, avanzando sin mucha prisa y sin esfuerzo a los edificios, y para ser más exactos, a nuestra celda compartida.

Sí, Richie era mi nuevo compañero de celda, el viejo anterior había muerto como lo había predicho, y tenían varias opciones de mis compañeros, y cuando escuché que sería un sujeto que asesinó a tres enormes tipos él solo, me asusté, más porque todos decían que estaba loco, pero escuchar las versiones que corren por ahí y escucharlo a él eran cosas muy diferentes. Richie mató a esos tipos defendiendo a unas jóvenes vagabundas, cuenta que ellos se pusieron más agresivos, y que al final no tuvo elección, que su puño sólo aplastaba a los que abusaban de poder, pero fue él quien se pasó de poder en las palizas que les dio. Ellos eran personas de ´bien´, adinerados y con influencias en todas partes, el juez lo declaró culpable por esos asesinatos y el pobre hombre salvador ahora pagaba pena máxima en el reclusorio. Que injusticia, pero la corrupción es algo realmente inevitable, él, como muchos otros (incluyéndome) no merecíamos realmente estar aquí.

En fin, Richie era un gran tipo hábil y ha sabido mantenerse aquí, no tiene muchos amigos, de hecho, no tiene muchos más a los que les hable, más que a mí, pero cuando se trata de ver por el bien, lo hace por el de cualquiera, cosa que le ha causado problemas desde que fue transferido a este penal, recibiendo más de una reprendida por parte de los judiciales. Es un sujeto admirable, incluso en su primer día, en los comedores, le tiraron la comida en la cabeza a un sujeto, (sí, adivinaron, fueron los babas los culpables) y Richie les gritó, le ordenó que pidieran perdón y que le dieran su comida al pobre hombre, los tipos se negaron y se le fueron encima, pero él les dio una paliza ejemplar, siendo temido y admirado, pero también odiado. Por desgracia entre el alboroto rompieron una mesa entera y demás cosas, dejando sin comer a muchos más que a sólo uno, y los babas no aprendieron la lección, resultando que perjudicó más de lo que solucionó. Pero igual fue genial.

Llegamos hasta la celda y me tendió en el camastro inferior, enderezándose la espalda y mirando alrededor con curiosidad, sin saber que hacer ahora que yo estaba herido y él no quería quedarse a cuidarme. Era como un niño desesperado, no podía estarse quietecito y el día entero se la pasaba dando de vueltas como loco, me encantaba ver su curiosidad y fascinación por todo, su alegría a pesar de la tempestad. –Puedes irte si quieres, estaré bien…- le dije, esperando que me hiciera caso, mirarlo ahí parado con esa actitud sólo lograba hacer que mi pasado y mi mundo exterior encarnara en él y ni siquiera pudiera sacarme a ese sujeto de la cabeza.

-No, me quedaré contigo, estoy bien – afirmó a pesar de que no era así, pero para confirmar su punto se sentó en la orilla de la cama donde estaba, mirándome unos segundos en lo que se le ocurría que decir.

-¿Viste a Chi-Chi? – preguntó de repente, y yo asentí dolorosamente. -¿Por eso te golpearon? ¿Les molesta que tengas novia? – cuestionó, y yo reí un poco, sólo un poco por que un pinchazo en mi costado me hizo parar.

-No es mi novia, y en realidad fue porque los ignoré en lugar de enojarme y seguirles su estúpido juego – expliqué, y él soltó una leve exclamación de entendimiento.

-Ya… bueno, pues parecen novios… deberían serlo te veo siempre muy triste – bueno, tal vez en el aspecto del amor no se parecía a Son Goku, pero en ilusa cabeza en donde creía que una novia solucionaría mis problemas me lo trajo de nuevo a la mente.

-Sí, tal vez… cuando salga – dije sólo para darle el lado, no estaba seguro si él sabía de mis preferencias sexuales, pero más valía prevenir.

-¿En setentaicinco años? Vaya, eso debe ser amor – dijo, y por un instante creí que bromeaba, pero no, él no bromeaba… con nada en realidad.

-No, en setenta y tantos años no, es probable que salga pronto…- informé y él angostó la mirada, mirándome con curiosidad y duda.

-¿Saldrás? ¿Te dictaran inocente? – otra vez su tono infantil sonó, y fue inevitable para mí no sonreír.

-Eso espero, creo que es una gran posibilidad – sonrió alegre, pero no era un tipo de abrazos, así que me dio una leve palmada en el brazo, sacándome una mueca de dolor.

-¡Genial! ¡Bien por ti! Espero que así sea, eres inocente, lo sé, no mereces estar aquí – soltó con absoluta sinceridad, y asentí un poco, para luego borrar mi cara feliz.

-Tú también eres inocente, tampoco mereces estar aquí – le dije, y él se encogió de hombros, mirando desinteresadamente el entorno.

-En realidad no me importa donde este, con que pueda divertirme un poco está bien… pero yo sé que tú lo necesitas, estar detrás de las rejas no te hace bien – sabía que hablaba en serio, pero seguía siendo para mí un misterio el saber porque pensaba de esa forma, como podía estar conforme en la cárcel. Ahora entendía a que se referían cuando decían que estaba loco.

-Si me voy, ¿Estarás bien? – pregunté, sintiendo por primera vez la idea en que irme implicaba dejarlo sólo.

-Sí, claro, ¿Por qué no lo estaría? – Su absoluta verdad directa era admirable, y me calmé un poco al oírlo, aunque no podía dejar de pensar que también estaba perdiendo al irme.

[…]

Una semana faltaba cuando una noticia llegó a mí. Me había estado cuestionando aún la decisión que tomaría, si me quedaría con Goku cuando saliera o si me iría a buscar la felicidad que de seguro había perdido. No afirmaba que con Goku serían todas desgracias, pero de seguro no sería calma. En fin, mi cerebro, pobre crédulo e inocente, seguía anidando la posibilidad de que al salir él estaría ahí, aguardando, ansiando con la misma fuerza que yo el momento en que nuestros oscuros orbes se encontraran de nuevo en el aire como piezas perdidas y faltantes de un mismo lugar. Sí, sabía que tenía un poco de miedo respecto a eso, pero mis sueños todas las noches trataban de lo mismo, y cada día me aterraba más la idea de estar en el exterior lejos de él. Bueno, en ese momento era una posibilidad, pero sólo unos minutos después se volvió en un hecho.

Richie dormía en la litera superior, y dejaba colgar su brazo sin fuerza al borde de su cama donde sus dedos casi rozaban mi colchón, meneándola levemente de vez en cuando como si recordara que estaba ahí y quisiera sentirla. Su rostro quedaba mirando de lado a la pared en su posición bocabajo, aguardando y agudizando el oído, como todas las noches. Él decía que no le importaba ya el exterior, que la justicia que podía hacer adentro era suficiente, pero de igual manera pasaba todos los días atento a las noticias que sólo podíamos escuchar, y se quedaba en la misma pose, con los ojos perdidos en algún lado pensando en todas las atrocidades que se hacían y en las que nadie podía hacer nada, o no querían hacer nada.

Yo escuchaba por obligación, ya que siendo sincero no me importaba, pero era el momento en que los reos guardaban silencio para poner atención a la vieja televisión clandestina de un sujeto a dos celdas de la mía. Miraba el rostro de mi compañero desde la parte inferior, cruzando mis brazos detrás de mi cabeza mientras trataba de imaginar con detalle cada cosa que decían, los rostros de la conductora, cambiantes ante las diversas noticias, y los escenarios donde estaban los reporteros. Pero por alguna razón, justo en la parte de la ´farándula´ hubo un nombre que me crispó totalmente, me quedé tieso y pronto sentí la mirada café de Richie, quien también se percató de la mención.

“El actor Goku Ichimoku y Videl Rivera, la hija de Hank Rivera, propietario de la cadena Hotelera Yore-River, confirman su compromiso después de estar envueltos en un sinfín de escáldalos relacionados con el actor Vegeta Urabe, con quien se relacionaba sentimentalmente con el futuro marido.

>>Reportero: ¿Es verdad que Goku Ichimoku le era infiel con Vegeta?

>>Videl: No, todo eso es mentira, nosotros estamos muy bien en nuestra relación.

Afirmó la joven, y tras una conferencia de prensa llevada a cabo ayer a las cuatro de la tarde en su lujosa casa a las afueras de Tokio, confirmó finalmente su unión formal, presumiendo de paso su anillo de compromiso y luciendo totalmente feliz. Aunque la confirmación por parte del actor no se ha dado aún, los hechos son innegables”

La noticia pasó a otro asunto, y lo único que yo podía ver era el feliz y desgraciado rostro de Videl sonriendo y hablando como si lo supiera todo frente a las cámaras, mostrando su rostro joven de mujer y su elegante figura por todos lados, jalando como buen perro a Goku, quién no ponía resistencia en lo absoluto. Sólo podía ver esos ojos cargados de traición a pesar de que lo que había frente a mi eran los claros y curiosos ojos de Richie esperando a ver mi reacción, aguardando para ver si debía preocuparse o no. Pero el ya conocía la respuesta.

Apreté los ojos para tratar de ocultarle mis sentimientos, pero las lágrimas escapando por las orillas de mis ojos eran algo que no podían silenciare o esconderse con sólo apretar los parpados. Lo sentí pararse a mi lado, silencioso, incluso podía adivinar que incómodo, pero no lo miré, no sabría que decirle y estaba más que seguro que él tampoco tenía algo para consolarme. Ese día, esa noche fue la confirmación de las decisiones que tomaría, esa noche supe lo importante que yo era para él, lo que significaba y lo que me extrañaba. Y lo que él valía en total.

[...]

Esta vez no estaba sentado sobre un estrado, esta vez las rejas acompañaban mi visión alzándose sobre mis ojos, y mis manos, retorcidas hacía atrás, se unían por las muñecas por una fría y pesada cadena. Había una separación un poco más grande para que yo mirara, pero había malla en ese sitio, como si consideraran la posibilidad de que fuese a escapar por un hoyo donde apenas cabían mis manos atadas. La sala también era mucho más chica, y las antes bancas largas de madera ahora eran sólo múltiples sillas de plástico oscuro por el sitio, dejando un pasillo que conectaba a una puerta.

Dos guardias se mantenían parados a mis lados, atentos a cualquier cosa que yo planeara, como si pudiese hacer más que mirar y rascarme el trasero por la posición de mis manos. Sin embargo, su presencia no me alteraba ni un poco, yo estaba más nervioso y preocupado por otras cosas, la adrenalina corría por mí en todas direcciones y provocaba esa sensación aplastante en el pecho. Chi-Chi ya estaba ahí, puntual como siempre, aguardando con preocupación, mucha, mucha preocupación lo que seguía, y claro que en ese momento no entendí por qué. Sólo le dediqué media sonrisa que ella se forzó en contestar.

Más lejos estaba Bulma, pero no se veía preocupada ni extasiada, sólo indiferente, como si estuviese ahí por nada más que obligación (y posiblemente así era). Harima me guiñó un ojo, como si tuviera todo el mundo arreglado y a su disposición, me transmitió su ánimo. Juu-chan y Krillin le seguían, y me sorprendí un poco al verlos juntos, pero ambos me sonrieron, más él que ella, pero al final lo hicieron. Broly estaba ahí de nuevo, y por su sonrisa adiviné que él sabía al cien por ciento todo lo que se diría, y de cierto modo, su tétrica ilustración en el rostro me tranquilizó bastante. Para mi desgracia Goku estaba en la última fila, como quien no quiere la cosa, pero estaba, y me mandaba miradas nerviosas que yo me dediqué a ignorar, apretaba los labios y jugaba con sus manos en su regazo, como si quisiera decir algo que no podía. Seguramente más justificaciones absurdas.

Miré mejor a mi adre y hermana que se mantenían al frente de la fila, y me sentí mal por ellas, por tenerlas de esa manera tan preocupante y tensa, Nano incluso llevaba su uniforme azul de la escuela secundaria, y mi madre mantenía unas ojeras tan grandes que aseguraban que no había parado de llorar y que no había logrado conciliar el sueño en las noches. Les sonreí tiernamente para tranquilizarlas, y ellas la devolvieron a pesar de que sus ojos se volvieron cristalinos y brillantes una vez más. Como quería darles un abrazo, uno como nunca lo había hecho, con todas las fuerzas, todo el amor y todo el arrepentimiento.

Finalmente llegó a quien yo había estado esperando ver ahí, y desde que atravesó la puerta mis ojos lo siguieron, vacilante, esperando una confirmación o una negación, lo que fuera que me sacara de la terrible incertidumbre en la que me mantenían desde hacía ya tres meses. Juun avanzó en el centro del pasillo con la cabeza gacha, ni siquiera le dedicó ni la más breve mirada a su hermana quien también le observaba con preocupación, pero casi al final de su camino, cuando se detuvo y se sentó al frente de toda la fila, justo al lado de Chi, quien le sostuvo la mano de inmediato, sus ojos me buscaron a través de las rejas marrón que nos separaban, y mis ojos se agrandaron por esa fracción de segundo en que nos cruzamos.

Se veía destrozado, se veía arrepentido, se veía con miedo, y descubrí que a diferencia de la vez pasada, de hacía seis meses en que ocurrió el juicio y me condenaron, su indiferencia y sus ojos claros no me evitaban por odio o rencor, me evitaban por vergüenza, por una inminente culpa que se alzaba en su rostro mostrándose en cada facción y en cada gesto plasmado, era el deseo del perdón quien saltaba a la vista. Mis ojos cayeron en el agarre que mantenía con Chi, en la forma en que su mano temblaba y ella lo sostenía fuerte, como si quisiera apaciguar su nerviosismo, dándole esa cosa que sólo ella podía dar, la que repartía por el mundo: amor.

Una punzada, dolorosa y filosa atravesó mi alma y en ella se llevó mi corazón, quien escapó de mi pecho cual ave herida, atravesando mi piel con su duro y poco amable pico, partiendo y deseando escapar del tormento y oscuridad que anidaba en mi interior. ¿Celos? ¿Dolor? ¿Desesperación? No sabía que sentía, sólo sabía que dolía, tanto que mis ojos se apartaron para no tener que aguantar con la imagen, con la idea que lograba hacer que mis entrañas se retorcieran y encogieran con asco y furia.

No amaba a Chi, posiblemente me gustaba un poco y la quería demasiado, por su apoyo, por saberla conmigo, por contar con su presencia siempre, y sabía que era egoísta de mi parte el haber pensado que sería incondicional a mí a pesar de mi desprecio, que se quedaría a mi lado sin importar el resultado. Ya no éramos yo y ella, parecían ser ellos dos ahora. Descarté los celos irracionales después de pensarlo un momento, sí, eran celos, pero no por ella, si no por su situación, porque había ahora algo en esa caricia que yo envidiaba, porque había una conexión en sus cuerpos, un calor que emanaba de su alma tan grande que hacía más notoria la diferencia con el frío de mi interior. Me sentí tan solo y tan fuera del juego.

Había logrado lo que le había dicho, e incluso mi guerra pasó a ser la guerra de Juun, pasó a ser él por quien esas dulces facciones se preocupaban, y la razón de su unión ante mi soledad me mareó y revolvió. Quería estar feliz, pero ahora la posibilidad de quedarme era nula, al menos ya no por ella. Ellos apoyados e incondicionales, con ese toque eléctrico que saltaba a la vista y emanaba en todas direcciones, y yo abandonado, su amor me recodaba tanto a la ausencia del mío. A la distancia que me separaba de él a pesar de que lo tenía sentado sólo al otro lado de la sala.

En honorable juez llegó y mis ojos viajaron hasta él, buscando en que entretenerse y frenar esos pensamientos que se disparaban como balas, extendiéndose cual pólvora en mi mente. El público se puso de pie, y luego dijo algo de las leyes y demás cosas que uno siempre ignora, yo sólo quería pasar a los hechos de una vez. El detective estaba ahí, acompañado por dos abogados más aparte de Mariana que prestaba completa atención al asunto. Uno de ellos era el sujeto que había estado en mi anterior juicio, el otro era un tipo que no conocía, pero por la presentación que tuvo después, supe que era el abogado de Juun.

Era más que comprensible que fuese a necesitar un abogado después de lo que iba a decir lo que yo creía e imaginaba que diría, y eso sólo me puso preocupado y me sentí mal repentinamente ¿Qué tan grave era el asunto? ¿Qué tanto diría? ¿Él estaba en riesgo? ¿Los malhechores habían sido investigados ya? Eran demasiadas preguntas, y el juez seguía perdiendo el tiempo con algo que nadie entendía, incluso me atrevo a decir que ni él lo hacía. La pérdida inminente de tiempo me hacía hacer más conjeturas y divagar más, preocuparme, posiblemente, innecesariamente. Pero, ¿Qué podía hacer yo ahí detrás de las rejas?

Finalmente el detective habló con una breve introducción, concluyendo en: “El joven Juunanagou ha decidido cambiar su testimonio, adelante” Juuro se puso de pie, y noté con pesar el trabajo que le costó soltar la mano de Chi y acercarse al frente, en donde diría lo que tuviera que decir. El juez le advirtió cosas, y luego lo hicieron jurar, como la vez anterior. Sus ojos me buscaron finalmente detrás de la maya en donde apreciaba sus rostros en tono grisáceo por el polvo acumulado, y apretó sus parpados con dolor, pero después que los abrió de nuevo, aun fijo en mí, encontré sólo firmeza y decisión. Era admirable.

Sabía lo que se sentía estar sentado ahí, en un sitio donde sabes que te estas arriesgando y podrías terminar con la soga alrededor de tu cuello, aguardando sólo un pequeño resbalón de tu parte para apretarse con firmeza y asfixiarte, consumirte lentamente hasta que el aire fuese insuficiente, hasta que la luz de tu alrededor se desvaneciera y quedaras en penumbras. Hasta que cayeras en tu propio infierno. Se tomó unos breves segundos para comenzar a hablar, seguramente reordenado las palabras en su mente y planteándose la forma de decirlas adecuadamente. Juró decir la verdad, el abogado le indicó que comenzara, preguntándole él mismo que cuales eran los hechos que quería agregar.

-Yo, mentí… mi hermano, Juurokugou si era un asesino – comenzó con eso, y una presión llena de cosas que se apretaron en mi garganta me impidieron soltar siquiera un suspiro, sólo una fuerte contracción se hizo presente en mi bajo vientre. –Él trabajaba matando, él disfrutaba hacerlo – agregó, y fue interrumpido por mi abogada, que estaba desesperada por una salida para mí.

-¿Está diciendo que lo que dijo Vegeta Urabe era verdad? – cuestionó Mariana, y el juez le envió una mirada desaprobatoria.

-No interrumpa, señorita – la regañó, y ella bajó la mirada, reprimiéndose y reprochándose por su propio error del que casi fue un acto involuntario. –Continúe – indicó a Juun, y este buscó los ojos de su abogado, quien era el que debía formular las cosas con cuidado.

-Podría por favor decirnos y explicarnos todo desde el principio – pidió, y el chico asintió, mordiéndose el labio inferior, el cual temblaba en miedo.

-Mi hermano, hace trece años entró a una mafia, era un grupo de estafadores y asesinos, desconozco como se relacionó con ellos, pero estos le brindaron poder y confianza de inmediato, ellos se hacen llamar los “Racnio” – no sé si fue mi imaginación, pero escuché un jadeo entre el público, como si alguno de ellos hubiese reconocido el nombre que para mí no significaba nada, era la primera vez que lo escuchaba. –Ellos eran una red de delincuentes regadas por el mundo, ellos “tejían su telaraña” y se ubicaban en puntos estratégicos del país, ellos tenían una teoría, la conocida como “La teoría de la araña” que era su juego de construir su trampa y esperar a sus presas en el centro, enredarlos, envenenarlos, verlos caer hasta tenerlos entre sus manos – recitó lo que parecía saberse de memoria, como si sus oídos lo hubiesen escuchado infinidad de veces.

-Dígame, ¿Cómo es que usted sabe todo esto? – preguntó el mismo abogado, y Juun suspiró, como si el recuerdo le causara dolor.

-Mi hermana y yo éramos modelos, y fuimos el blanco de las arañas un momento, pero mi hermano nos defendió, y entre el enredo me enteré de todo, fue Juurokugou quien me lo contó, me dijo el nombre y la posición que tenía entre esos tipos – sentí algo de culpa de nuevo, había matado a su hermano, y después de todo le había salvado la vida a los dos y por un segundo no sonó a ser tan malo.

-¿La posición? – inquirió el sujeto practicada y ordenadamente.

-Mi hermano era el mejor asesino de entre los Racnio, él era el número uno, se hacía llamar “Spider” – no sé, sentía como que comenzaba a odiar las arañas. – Era la mano derecha del gobernante y mandatario de toda esa mafia, Mr. Aracne – genial, era el día de las cosas raras.

Goku se puso nervioso, su repentino cambio de lugar al lado de Krillin llamó mi atención un momento, y su mirada rápida que me envió fue de miedo puro. No hacía falta que siguiera ocultándolo, sabía yo muy bien que él y Krillin habían estado metidos en eso, pero claro, él no sabía que yo tenía todo arreglado para que no fueran a la cárcel, y por un momento fue divertido presenciar su rostro agitado y preocupado, esperando el momento en que fuesen a arrestarlo ahí mismo, metido en la cueva del lobo. Por desgracia o suerte no sería culpado de nada.

-La información que está dando, ¿es fidedigna? ¿Está seguro de eso? Los Racnio son una organización que hemos estado buscando, y desconocemos el nombre del líder y su ubicación – habló el detective, y el juez no dijo nada, sólo concedió la pregunta.

-Estoy seguro, Mr. Aracne los dirige… tengo pruebas, hablo con la verdad – Juun dio punto y seña de todo, describió las cosas y los acontecimientos, todo lo que sabía.

Yo sólo me quedé estupefacto, incrédulo en muchas cosas, mientras su abogado o el detective hacían pausas para cuestionar o indagar. Su valor era grande, y al final contó toda una historia y travesía que no esperaba oír, hasta que finalmente, terminó su confesión, soltando esta vez toda la verdad, hasta el punto en donde me marcaba como inocente, afirmando que Juuro tenía planes conmigo, y no de los buenos. Después de todo su relato la imagen que tenía del hombre terminó peor de lo que ya estaba.

-Se llevarán a cabo las debidas investigaciones, mientras tanto el juicio queda en suspensión – dictó el juez, dando plazo a dos semanas. Dos semanas más en donde estaría lleno de culpa, miedo y nueva incertidumbre.

********

Goku salió hecho una fuera del lugar, alejándose apenas lo suficiente para tomar a Krillin de la camisa y sujetarlo con fuerza y con furia. El bajito lo permitió, mirando con absoluta calma a su amigo, quien mantenía los ojos brillosos y tambaleantes, examinándolo como si quisiera encontrar la verdad y las respuestas plantadas justo en su cara, descritas o escritas en algún lugar físico. -¿Lo sabías? – inquirió finalmente en un susurro, indagando en los orbes negros del bajo.

-Sí, lo sabía – admitió, y Goku lo lanzó hacia atrás, soltándolo y dando unos cuantos pasos a un lado, tratando de no llamar más la atención de lo que ya lo hacía parado ahí a mitad de la calle.

-¿Por qué no me li dijiste? ¡¿Por qué permitiste que un sujeto así estuviera merodeando y no me advertiste?! – reprochó, y Krillin se encogió de hombros un momento.

-Estabas a salvo, él me lo prometió. Además, si te decía quién era seguramente actuarias irracionalmente, y eso te habría costado la vida, lo mejor fue no hacer nada – explicó, pero sus palabras sólo parecieron alterar más al otro.

-¡¿Lo mejor?! ¿Qué Vegeta este encerrado, que haya un sujeto muerto y que Juun haya sacado lo más terrible del mundo al aire fue lo mejor? ¡¿Qué concepto tienes por mejor?! – le gritó casi en la cara, pero el pelón permanecía inmutable.

-El concepto donde TÚ estás vivo – respondió, y su amigo se calmó levemente.

-¿Y por qué él se metería conmigo? ¿Cómo por qué me mataría? – interrogó, sin entender a que se debía tanto miedo, a que se debía la protección y el silencio.

-Él no se habría metido contigo, tú habrías sido el que habría saltado tras él, y eso te costaría la vida – reiteró, y Goku pasó una mano por su cabello en exasperación e incomprensión.

-Era el más fuerte de los Racnio, ¿Qué te hace pensar que trataría o me acercaría a molestarlo? – cuestionó con toda la necedad, en un tono que iba de lo tonto a lo obvio, como si el bajito errara.

-Bueno, porque él nos jodió la vida a ti y a mí hace muchos años. Juuro, Spider, es el tipo que asesinó a Irie – Ese nombre que llevaba tiempo sin pensar o escuchar golpeó su mente rompiendo y desquebrajando sus ideas y conceptos, aplastando con su imaginaria e inexistente bota lo que el creyó sería siempre un misterio. El asesino ahora tenía rostro, la luz de los autos que alumbraban esa noche las calles iluminaban la mitad del rostro duro y cabello naranja en punta.

-¡Ese maldito! – gritó, y los deseos de tenerlo enfrente y arrancarle las extremidades una a una lo invadieron, deseando poder destrozarlo y quitarle, como él lo había hecho, todo en la vida. -¡¿Por qué diablos no me lo dijiste?! ¡Lo tuve enfrente! ¡Se paseaba frente a mis narices todos los días, sonriéndome cuando merecía estar muerto! ¡Estaba ahí a mi lado y yo no lo sabía! – se giró de nuevo a Krillin y le miró con todo el odio que cargaban sus pupilas en ese instante. -¡Me lo hubieras dicho! ¡Lo habría matado yo mismo y nos habríamos ahorrado lo demás! ¡Era yo quien debía matarlo, era MI venganza! – se golpeó el pecho al señalarse. Krillin sólo soltó un suspiro, achicando los ojos retadoramente.

-¿De verdad lo hubieras matado? – Goku asintió sin pensarlo, y Krillin se permito una leve sonrisa sarcástica. –No lo habrías hecho, Goku, te habrías ido en su contra como un loco en el instante en que lo hubieras sabido, habrías perdido el control como ahora, y habrías actuado irracional, habrías muerto en vano, por eso no te dije – Goku se dio cuenta de que posiblemente tenía razón, sus manos deseaban estrangular el cuello del tipo, pero siendo sinceros ese acto habría sido imposible. Posiblemente de verdad había muerto rápidamente.

-No es justo, al menos habría protegido a Vegeta, ¿Sabes por todo lo que ha pasado? ¡Si yo hubiese sabido quien era yo mismo habría contado toda la verdad! ¡Él habría salido mucho antes! – Dijo eso que vegeta hubiese deseado escuchar, eso que Krillin detestaba.

-¿Para qué? ¿Para que supieran que somos unos asesinos y nos encerraran a nosotros? – preguntó, y Goku recordó ese detalle.

-Bueno, al menos pagaríamos por algo que de verdad hicimos, no estaríamos presos siendo inocentes – defendió de nuevo, sin comprender que Krillin sólo lo hacía por él.

-Dejarte morir o dejarte ir a la cárcel era lo mismo, estarías condenado. No podía permitir que fueras a la cárcel, nosotros tampoco tenemos la culpa de esa muerte – dijo refiriéndose a la de hacía muchos años.

-Pero Vegeta tampoco lo es – insistió, y el bajito suspiró con fastidio.

-Pero nosotros sí estafamos. Además, Vegeta era inocente, tarde o temprano saldría, a diferencia de nosotros que moriríamos en prisión – Goku se cubrió el rostro, cargado de vergüenza y rencor hacia sí mismo, mientras sus ideas se venían aclarando y abriendo paso entre todas.

-No, ahora que será libre definitivamente me odiara, ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a decirle? ¡¿Cómo voy a poder verlo a la cara después de esto?! – Krillin colocó una conciliadora mano en su hombro, palmeándolo un poco.

-Para empezar, elimina esos rumores de tu matrimonio que esa muchacha loca forzó en inventar. Después sé sincero, si todo es real, no tienes por qué preocuparte por nada – dijo, y por primera vez en toda la vida, era un buen consejo.

*******

Lo miré, mientras el juez revisaba las últimas cosas antes de dar la última palabra. Habían sido las dos semanas más largas en toda mi vida, ni siquiera me habían importado las cinco palizas que me habían dado los “babas”, de hecho eso había ayudado a fortalecer mis huesos y mi fuerza mental, en realidad era una buena forma de sacar estrés y nervios. Pero finalmente había llegado el día, y no podía dejar de estar feliz y triste, era como una combinación entre lo amargo y dulce, un sentimiento agridulce, espesa sustancia que se apelmazaba en el fondo de mi boca.

El detective ya había mostrado todo, ya había dicho todo, y era momento para dictar el veredicto final. Guardaron silencio en la sala después de que golpeara un poco, y tanto el público como yo pusimos nuestra atención sobre el hombre de mediana edad que parecía como si odiara al mundo entero. Se aclaró la garganta mientras revisaba una vez más unos papeles y los seguía a través de sus gruesos y afinados lentes de aumento. –Debido a las pruebas acontecidas y a los hechos, podemos confirmar que Vegeta Urabe mató a Juurokugou en defensa propia ante un intento de violación, estando ahí de manera forzada después de haber sido drogado – no podía creerlo, era verdad, ¡Finalmente estaba escuchando lo que había querido oír desde el primer día!

Era como un extraño sueño, por fin todo había acabado. Y todo significaba todo. Según palabras del detective, los “Racnio” habían sido localizados, y Mr. Aracne había logrado huir del país en su helicóptero, tras abordar su ´nido´ con una emboscada en donde arrestaron a sus hombres (los que no murieron en el acto), pero la policía de Estados Unidos ya los esperaba en el aeropuerto privado que el sujeto tenía en una propiedad extranjera. El gobierno Estadounidense lo buscaba también por ser líder de mafias en su país, y a pesar de que Japón pidió el traslado del acusado, al parecer el gobierno extranjero se hará cargo de hacerlo pagar. En pocas palabras, la teoría de la araña había sido aplicada en su contra. Habían caído como moscas al centro de su perdición.

Pero claro, las cosas nunca están tan bien como parecen, eso era algo que había aprendido de la vida duramente.

–Por lo tanto, concedo que las acusaciones en contra del joven Urabe son infundadas, lo que me lleva a mi veredicto final – apreté los labios, conociendo ya las palabras que diría, pero aun así estaba gustoso de disfrutarlas entrar a través de mis oídos. –Declaró a Vegeta Urabe inocente…- sí, dijo algo más al respecto, pero, ¡¿Qué importa?! ¡Era libre! Me quedé con eso, disfrutándolo unos segundos, en lo que las palabras volaban libres a través de mi cerebro, rebotando como caucho de un lado a otro y llenando mi interior de entusiasmo. –Y cómo es debido, la ley debe caer justa ante todos, por lo tanto, Juunanagou Jinzouningen debe cumplir una condena de doce años en prisión por ser encontrado culpable de complicidad y de mentir deliberadamente a la ley – agregó y toda la bulla que existía aun retumbante en mis oídos se detuvo en seco.

-¿Qué? – alcancé a decir en un hilo de voz tan frágil que fue imperceptible para cualquiera.

No era justo, definitivamente no era justo. Busqué su mirada, pero el chico la tenía gacha, apretando los ojos al escuchar el cargo que debía cumplir, ¡Qué debía pagar por ser alguien bueno y decir la verdad! ¡¿Qué clase de justicia es esa?! Mi instinto de supervivencia veía por mí y estaba conforme con eso, pero mi corazón saltaba y gritaba reclamando, deseando con sinceridad ser yo quien pagara esos años por él, ¡Qué no valía la pena el sacrificio! Pero luego sus ojos transparentes se abrieron y me miraron, enrojecidos y tranquilos, me dedicó un asentimiento, como su pudiese leer mis pensamientos y me detuviera antes de que fuese a decir alguna clase de tontería para salvarlo. Comprendí entonces que él sabía desde un principio a lo que se estaba arriesgando, y que lo estaba haciendo porque creía que era lo mejor. Y no podía hacer nada contra una decisión como esa, de esa magnitud.

-Pero por haber colaborado con la ley y ayudado a la captura de los Racnio la condena ha sido reducida a seis años de prisión en el penal de baja seguridad del norte – Tomó de nuevo su martillo de madera y golpeó concediendo finalmente su última palabra.

No, no podía llamarlos buenos ni misericordiosos, miré el rostro afligido y lleno de lágrimas de Chi y si ella lloraba significaba que eran unos desgraciados. Que todo era una maldita desgracia y que no estaba seguro ahora de que si mi salida valía la pena o no, ¿Quién merecía estar afuera? ¿A quién extrañarían más estando aquí dentro? ¿Quién hacía más falta a alguien? Bueno, no era algo que yo pudiese cambiar. Y siendo sincero eso me molestó aún más.

[…]

Obviamente no podía irme sin verlo una vez más, así que pedí unos momentos antes de recoger todas mis cosas y abandonar ese sitio. Pasé por el dificultoso patio hasta llegar al área de esparcimiento, en donde él se dedicaba a entrenar y vagar la mayoría del día, y no fallé, estaba ahí, colgado de un tubo por las piernas en una extraña pose, como si fuese un murciélago o Spiderman… oh, demonios, olviden a la maldita araña, lucia como un murciélago.

-Hey, Richie… - apenas me notó, e hizo una abdominal más antes de bajar de un salto y pasarse el antebrazo por la frente, sonriéndome y dando un par de pasos en mi dirección.

-¡Hey, amigo! ¿Cómo te fue? – cuestionó con la sonrisa extendida de siempre, colocando sus manos en la cintura y ladeando su cabeza con curiosidad.

-Pues… bien… - solté, y me escuché más deprimido de lo que me hubiese gustado. –Me dictaron inocente, soy libre… y me iré justo ahora…- anuncié, y una de sus claras cejas se levantó interrogante.

-¿Por qué no luces feliz? – inquirió, y me obligué a sonreír a pesar de que era pura falsedad. –Deberías estarlo, es lo que querías… ¿Pasó algo más? – dio otros pasos al frente, cruzándose de brazos mientras trataba él mismo de imaginar lo que seguramente ocurría.

-Bueno, sí… Juun dijo toda la verdad… para que yo estuviese libre, ¡Pero le han dictado sentencia ahora a él! ¡No es para nada justo! – me quejé, y él suspiró, como si tratara de calmarse y buscar las palabras cuidadosas para explicarle a un niño la forma más fácil de hacerlo entender algo.

-¿Y que querías? ¿Tomar lo que le tocaba o qué? – leyó mi mente, y mis ojos buscaron el conciliador suelo. –No seas tonto, Vegeta, si te das cuenta tuvo la oportunidad de arreglar esto por las buenas y no lo hizo. Es su tiempo de pagar, así lo quiso, está tomando por su propia cuenta esa decisión, déjalo hacerlo… si te preocupas sólo lograrás preocuparlo a él – Una mano tocó mi hombro, y se sintió bien, más por el hecho de que Richie no era muy comprensivo o táctil en ese aspecto. –Además, si te la vas a pasar esos años afligido, su sacrificio no valdrá la pena, porque a pesar de que estés libre, tu corazón seguirá aquí encerrado… y él estará en la cárcel por nada – retiró su brazo y sus ojos claros me miraron. –Lo que te toca a ti es disfrutar, es lo que debes hacer, déjate de tonterías – asentí un poco, y mi cerebro planteó sus palabras, haciéndome sentir un poco tonto.

-Vendré a verte – dije de pronto, y él sonrió de lado, retorciendo su cuello de un lado a otro mientras su expresión se volvía un poco pensativa.

-No hace falta que lo hagas, dije que vivieras y disfrutaras tu libertad, venir a verme no te hará nada bien. ¡Olvídate de todo esto! – sabía que hablaba en serio, pero olvidar no era algo que pudiera hacer de un momento para otro.

-Pero…- comencé, pero él se detuvo de sus raros calentamientos, soltando un suspiro y mirándome desde arriba en su grande altura.

-Vegeta, ¿Qué tengo que decir para que entiendas? Estaré bien, tú necesitas estar bien – explicó con calma, y me decidí a asentir.

-Prométeme que harás más amigos – le pedí, y agitó su mano en el aire, como si lo diera por hecho y fuese la cosa más fácil del mundo. –Y que te meterás en menos problemas…- agregué y se encogió de hombros. –Y que… - posó ambas manos en mis hombros frenando mi discurso.

-No necesito regaños, mamá, estaré bien solo – se burló de mí, y me sonrojé bajando la mirada. –Ahora, largo ¡Vamos, vete de una vez! ¡La libertad te espera! – me giró a la fuerza y trató de empujarme, pero mis pies se adhirieron al suelo. 

-¿La libertad? – cuestioné, y el dejó de forzar, girando un poco hasta tenerme nuevamente de frente.

-Ya entiendo, tu problema es que crees que saldrás y no habrá nada para ti allá afuera… - adivinó, y de nuevo mi rostro bajó en dirección a la tierra. –Pues quizá tienes razón – colocó sus manos de nuevo en su cintura, alzando sus ojos cafés al cielo. –Quizá la persona que quieres no está para ti, no más… pero sé que habrá mucho más. Goku no es el único que existe, ¿sabes? – mi vista se alzó para mirarlo ante aquello, sintiéndome lleno de pánico ante la idea de que él sabía mis sentimientos. Pero sólo me sonrió al respecto, divertido ante la verdad que siempre supo. –Además, ¿Por qué estás tan seguro de que no podrán estar más juntos? – pensé en todas las cosas, en la infinidad de mentiras que había, pero mi boca sólo soltó un par de palabras despechadas.

-Él va a casarse – Richie rió ante eso, quedándose con esa sonrisa en su rostro mientras seguía explorando el cielo.

-¿Te lo ha dicho él? – negué de inmediato, y el asintió. –Deberían hablar, y si no resulta, ¿No me digas que ya no quieres vivir por el hecho de que no esté él? – expuso, y la idea me sonó estúpida y descabellada, pero yo la había considerado ampliamente. – No te rindas sin antes intentar, sé que al final el corazón dirá lo que es correcto, conoces la respuesta a tus preguntas – me volvió a girar tomándome por los hombros en dirección a la salida. –Y reitero, ¡Personas hay muchas! – volvió a empujarme, pero yo me zafé, girándome y dándole un abrazo forzado de escasos segundos.

-Gracias – le dije al soltarlo, y me di la vuelta yo mismo, avanzando con firmeza a la salida, dificultándoseme mucho el hecho de no mirar atrás.

[…]

Se sentía bien tener ropa que no fuese café, ni que picara, ni que oliera raro o tuviera pelos de ratas atorados en los botones. Se sentía bien tener mi ropa. Me devolvieron el móvil y mi cartera, además de un documento que había faltado por firmar. Avancé con la cabeza en alto tratando de mantener aun las palabras de Richie en mi mente, fijo en la elección que debía tomar. Las puertas se alzaron frente a mí con toda su grandeza, y los guardias que abrían me dieron paso a través de su control, haciendo que las puertas de metal se abrieran a los lados.

Mis ojos vieron a mi madre y hermana, al menos sus siluetas oscuras que se divisaban por tanta luz brillante del exterior, la silueta de Chi era la que seguía, discreta siempre a un lado. Harima estaba del otro lado, un poco alejado, pero reconocí su alta figura y cuerpo. Y ahí, en medio de todos, una última silueta oscura se alzó, imponiendo con su altura y peinado rebelde una identidad. Goku yacía ahí frente a mí, esperando por una decisión y n destino que yo ya conocía.

Notas finales:

Vegeta libre por fin!!! Pero no violado, lo siento! Ahora Juun tendrá que pagar condena, u.u, para las chicas que no les caía bien jeje… pero a mí me dolió meterlo )X… Bien, me faltan dos, el último capítulo y el epílogo. Espero tenerlos pronto, pero ya saben cómo es la escuela y las tareas, jejejeje. No sé nada de leyes, así que imaginemos que es real todo lo que dije xD!

Gracias a mosheneira (por todo tu apoyo incondicional, gracias, te he sentido siempre, te agradezco mucho), Anónimo, Misa Kia, Anita Nate, Princesa 54, Anónimo, Anónimo, Kiyomi, Mary (Mil gracias, pude contestar a tu RW finalmente, jejeje), Anónimo, Diva AAn, Mey, Rosa Azul, yarytax (Gracias por haber leído a pesar de que no te agradara, gracias también por leer mis otras perversiones jejeje), Magda (Gracias por seguir, y créeme, ahotra muchas cosas podrían cambiar… ¿o no?), Anónimo, Vampire Asa, Silvina DBZ, Miranda, lala esponja (ntp querida, sé que andas con tu historia Bardock/Vegeta, te deseo suerte gracias por leer!), Diana, Shadow Girl, Susana Wide, Misa Anem, Zoe, Rosa blanca, 45nami, Vampireza, Takada, Black-Lady, Kikyo, Bianca 12, Candy princess, Yami (Mil gracias, ya somos dos), Claribel, Saira Kant, Jasmin, Florencia NNT, Karen, Nant-Saya, Solange saiyajin, Susana TG, Kai, Lucy 34, Mia Killer, Anónimo, Kikyo Shinata, Lucy 45, Celeste 335, Lucy Lan, karin 32, Misaki 2, Maru 112, Giselle *w*… veo que muchas odiamos a Bilma también xD!!

Nos vemos en unas dos semanas, besos y saludos a todos! Millones de gracias!


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