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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Ok, comenzamos donde nos quedamos, pero después nos vamos al pasado para ver ambas perspectivas, no divago tanto porque aún no hay en qué, pero esta vez si esta algo más grande. Que les guste!

Sus miradas se fueron contra mí, asustadas y sorprendidas. Era oficial, la peor parte de mi vida seguramente comenzaría ahí. Abrí la boca para decir algo, lo que fuera, ¡un lo siento por lo menos! Pero nada salió, simplemente una exclamación de sorpresa la cual no sabía estaba conteniendo. Goku se movió de su lugar, mirando a Trunks y luego a mí nuevamente, sus labios se separaron para hablar, y gracias a todos los dioses finalmente pude moverme.

-¡Disculpen! – dije, jalando la perilla de regreso a su lugar, azotando la puerta y caminando en la dirección en la que vine. Sentía mi corazón latir fuertemente, y de mis oídos no salía ese sonido, ¡ho, dios! ¡Esa imagen! Caminé más rápido, deseando en cada paso poder desaparecer, ¡de verdad no podía estar ocurriendo!... No a mí, habiendo tantos lados y tantas personas, ¡¿Por qué debo ser justamente yo quien se encuentre con eso?!

Topé contra la puerta del comedir, frenando mis pasos los cuales sin ser consiente se habían acelerado hasta el punto de comenzar a correr. Escuché un el ajetreo de siempre detrás de la madera, e intentando parecer normal y tranquilo entre en el sitio andando despacio y cabizbajo. -¡Hey, Hermano! ¿Qué pasó? – preguntó Hrima desde la mesa donde lo había dejado unos minutos atrás. De donde no debía haberme parado.

-¿Q-Que pasó de qué? – pregunté tratando de fingir incomprensión, mientras metía mi chaqueta a mi bolsa y la montaba en mi hombro.

-¿Cómo que de qué? ¡Pues de Goku! ¿Quién más? – respondió como si fuera lo más obvio, yo solo negué brevemente con la cabeza, mirando al suelo y orientándome para salir huyendo de ahí.

-No pasó nada, él ya se había ido…- mentí, sonriéndole una vez más antes de darme la vuelta en dirección a la salida. Estaba más que seguro que en cualquier momento me desmayaría. ¡O que Goku vendría a mí a matarme por mi imprudencia! Sí, eso era lo más probable. Si antes me odiaba ahora estaba seguro de que tenía buenos motivos para hacerlo.

-¿A dónde vas tan apurado? Te ves nervioso…- Harima, ¿no le habían enseñado a callarse a ese sujeto? Levanté la vista, pendiente de la puerta del pasillo, la cual permanecía cerrada.

-Debo ir a casa, olvidé alimentar a Sakamoto esta mañana, así que me voy, nos vemos – él asintió inconforme con mi respuesta, pero la aceptó de todos modos. Miré al frente y abandone la cafetería, el set, el edificio… ¡La ciudad, el mundo!... De acuerdo, esos últimos no, pero ganas no me faltaban.

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-Ho… Goku…- gimió Trunks con voz cortada, colapsando sobre el sillón, dejándose aplastar un poco por el peso del mayor.

-Mierda, Trunks… muévete…- exigió el mayor, tomando las caderas del chico con más fuerza y obligándolo a incorporarse un poco.

-Yo… yo, me… me veng…- el menor cerró los ojos, recargando sus antebrazos en el mueble donde yacían, apretando el forro rojo con sus dedos.

-¡Maldición! ¡En mi sillón no! – se quejó Goku, bajando su mano por el abdomen de Trunks hasta tomar su miembro, para descubrir que era muy tarde para evitar una suciedad en sus pertenecías.

-Lo… lo siento…- siseó el muchacho con lágrimas en los ojos.

Goku bufó, restándole importancia y volviendo a lo suyo, tomando las piernas del chico con más violencia mientras continuaba con embestidas más agitadas. El chico comenzó a jadear más, provocando que el mayor cerrara los ojos en deleite y acelerara más su proceso. –Ha…- Goku entre abrió la boca. –Creo que…- dijo con apenas un poco de aliento en su cuerpo.

-¡ha! ¡No…! ¡Akk…!- Trunks gimoteó bajo él, y lo hizo sonreír con orgullo, pero sus ojos notaron que él chico estaba atento a la puerta, lugar que notó un segundo después, estaba abierta.

Por un momento pensó, por el tamaño de la sombra, que era su amigo Krillin, el cual correría y continuaría con lo suyo, pero su corazón se aceleró y su cuerpo se tensó al notar quién era verdaderamente. Ahí, mirándolo con los ojos como platos y pegado a su picaporte estaba la persona que menos deseaba ver, y lo peor de todo, estaba viendo lo que hubiera querido, nadie jamás viera.

Se incorporó, aterrado, asustado, debía admitir que jamás había sentido tanto pavor en toda su vida. Una parte de él le decía que debía estar enojado, maldiciéndolo y corriéndolo a golpes de su camerino. Pero no fue así, podía sentir algo interiormente que le decía que hacer eso no serpia buena idea. Así que simplemente no pudo moverse.

Abrió la boca con intención de decir algo, después de lo que fueron segundos y se sintieron como horas, ¡Años en realidad! Pero el otro chico negó con la cabeza, y Goku pudo ver claramente, por su rostro, que estaba igual o más aterrado que él. -¡Disculpen! – soltó Vegeta, cerrando la puerta y haciendo estacándolo al correr por el pasillo. Trunks se incorporó de su sitió, buscando una clase de consuelo o explicación por parte de Goku. ¡Alguna idea que lo hiciera sentirse menos asustado y miserable! Pero Goku seguía fijo en la puerta que acababa de cerrarse.

-Disculpe… ¿Qué… qué vamos a hacer ahora? – la voz del chico de cabello lavanda sonó cargada de dudas y miedo, acompañada por su rostro aterrado. Goku salió de su trance ante la pregunta, parpadeando un par de veces antes de mirar fijamente al muchacho.

-Vístete y vete de aquí…- pidió con voz gruesa, de hecho una bastante calmada para la gravedad de la situación. Trunks le miró incrédulo y perplejo, abriendo los ojos sin entender por qué estaba tan tranquilo después de que él se moría de la preocupación.

-Pero, ¡Vegeta acaba…!-

-¡Que te vistas y te largues! ¡¿Acaso no me oíste?! – la furia que esperaba el menor desde el principio surgió en forma de grito, cortando sus palabras y haciéndolo sentir aún más triste, miserable y nervioso que en un principio.

Asintió asustado, comenzando a gimotear mientras se colocaba su ropa, mirando de reojo como el mismo Goku se ponía su ropaje, susurrando infinidad de maldiciones mientras fulminaba cualquier punto con su mirada. El mayor se levantó sin prestarle más atención al chico, armándose de valor y andando hasta la puerta, abandonando su camerino y andando por el pasillo. La cabeza le daba vueltas, y millones de dudas y dolores de cabeza comenzaban a azotar sus ideas. ¡¿Por qué de todos los sitios y sujetos tenía que pasarle eso justamente a él?! ¡No podía ser más miserable!

Suspiró agitadamente, andando por el pasillo a prisa en dirección al comedor, ni siquiera sabía si Vegeta había ido en esa dirección, pero casi podía jurar que así fue. Pasó su mano nerviosamente por en medio de su pelo mientras pensaba y repetía incansablemente lo sucedido. Estaba frito. No había más descripción para lo sucedido. ¡Estaba acabado por ser un pedazo de idiota sin la capacidad cerebral de colocar el seguro adecuadamente en su perta! –Soy un completo imbécil…- se dijo tomando la madera que dirigía al comedor.

-Eso ya lo sabía…- una voz tras de sí dijo, y por reacción se giró con el puño extendido, deteniéndose cuando notó que era Krillin de quién se trataba, quién le miraba de brazos cruzados y una ceja alzada, interesado en su repentina y extraña reacción. –Te ves nervioso mi amigo, ¿sucede algo? – quiso saber, pero Goku negó inmediatamente con la cabeza.

Krillin le miró sin entender, mientras él abría la puerta y se conducía adentro, captando rápidamente todas las presencias. –Ven conmigo…- masculló como orden al más bajito, quién se encogió de hombros y asintió como si no existiera nada mejor que hacer. Ambos pasaron desapercibidos, con sus actitudes prepotentes y rostros alzados evitaron sospechas, bueno, al menos Goku quién sentía sus manos temblar y su respiración agotarse nuevamente.

-¿A quién buscamos? – preguntó el calvo en voz baja, mientras Goku seguía recorriendo el sitió discretamente con la mirada.

-A Vegeta…- se limitó a responder, sintiendo ganas de llorar y pánico con solo mencionar su nombre y repetir la escena en su mente.

-¿A ese perdedor? ¿Y eso por qué? – Krillin miró despectivo, pero Goku solo soltó un siseó y retorció los labios con disgusto. –Bueno, para lo que lo quieras, no creo que este aquí… mira allá, ese es Harima, siempre están juntos, estoy seguro de que él debe saber algo…- Apenas terminó de decir cuando Goku ya estaba avanzando en esa dirección, ignorando al resto a su alrededor mientras fijaba su vista en el mencionado, quien bebía tranquilamente de su lata de soda.

-Hola, Piccolo…- saludó Goku sentándose sin avisar en la silla vacía a su lado, llamando la atención del sujeto quién le miró incrédulo.

-Hola…- respondió en un susurro, soltando su bebida y prestando un poco de atención a los dos tipos frente a él. -¿Puedo ayudarte en algo? – decidió preguntar después de ver que ninguno de los dos hablaba, y notar algo “sospechoso” en la mirada intrigante del hombre más alto.

-Bueno, si en realidad…- habló Goku, haciendo que el otro arquera una ceja en incredulidad, igual de intrigado por una explicación que Krillin. –Bueno, ¿sabes dónde está tu amigo ese? – Harima ladeó la cabeza, llevando sus ojos con mirada sospechosa sobre los dos, preguntándose mentalmente lo que estaba sucediendo en ese momento. –ya sabes, a… Vegeta – la mención de su nombre fue más difícil esta vez, retorciendo su rostro en una mueca que fue difícil de descifrar para los otros dos presentes, pues esta variaba en algo parecido al pánico.

-Amm, ¿Vegeta? – Harima miró al techo como si le costara trabajo recordar lo que había pasado tan solo medio minuto atrás. “¿Vegeta? ¿Y este idiota para que quiere ver a ese otro idiota?” se preguntó mientras seguía observando a la nada sobre él. “Esto se me hace muy sospechoso, ¿Qué podría estar pasando? ¿Acaso planea otra broma contra el pobre chico?” razonó la posibilidad, dudando un poco ante la presencia de Krillin, a sabiendas de que ese muchacho era ´bueno´ y seguramente no vendría a planear cosas así en compañía de ese muchacho. “¿Entonces que querrá? Si Vegeta ya se fue hace un rato y…” frenó sus pensamientos, tomando su barbilla en una pose concentrada, ignorando la mirada desesperada y frustrada de Goku ante su prolongado silencio. “Espera un momento, Vegeta dijo que Goku ya se había ido… Pero Goku está aquí justo ahora…” Llevó sus ojos negros contra los orbes esperanzadas del joven actor. “Eso quiere decir que en realidad si se vieron, y algo paso… ¡Y Vegeta huyo con el pretexto de su gato!... aunque su gato podría tener hambre de verdad… bueno, ese chico anda aquí todo el día y pues…”

Goku presionó su puño ante la espera, mirando el aura de concentración en Harima, como si fuese muy difícil tratar de recordar a donde había ido aquel chico. –Oye…- llamó impaciente, clavando su mirada en el rostro perdido del otro, quién en realidad parecía estar tarareando una canción de cuna. -¡Oye! ¡Contesta de una vez!- exclamó lleno de ira y descontrol, golpeando la mesa con su puño y trayendo al moreno de vuelta a la realidad.

-¿Qué? – preguntó rascando su barbilla.

-¿Dónde está Vegeta? – gruñó presionando aun su puño contra la madera. Harima miró de nuevo al techo, pero regreso la vista rápido al frente para tomar su bebida con calma.

-No tengo idea…- Goku se levantó de golpe soltando un gruñido exasperado, seguido por Krillin quién también demostró su exasperación con el asunto.

-No cabe duda que los dos son un par de idiotas...- se quejó mirando furiosamente a Piccolo antes de alejarse a grandes pasos del comedor, seguido de cerca por el calvito, quién se despido de Harima con una sonrisa con nada más que hipocresía remarcada.

-¿En qué te metiste, Vegeta? – preguntó al aire, pensando en qué diablos había pasado para que él saliera huyendo y para que Goku lo buscase. No estaba seguro si esconder su ubicación había sido lo mejor, pero si él había escapado en primer lugar, no creía que fuera adecuado irrumpir en sus problemas. Soltó un suspiro y se recargo en su silla, mirando al frente y son poder evitar desear saber de una vez que era lo que ocurría con su amigo.

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-Hey, Goku, ¿Qué pasa? – inquirió Krillin recargado en la mesa del bar. –Te ves muy mal, ¿Qué ocurrió? – reiteró, pero Goku solo se removió incómodamente en su lugar, pasando una vez más sus dedos a través de su cabello. -¡Dímelo de una vez! – gritó ya exasperado, llamando la atención de algunos alrededor y finalmente de su propio amigo.

-¿He? N-No… nada – dijo distraídamente, mientras tomaba un poco de su bebida.

-¿Nada? ¡No me vengas con esas cosas! Te ves preocupado, demasiado diría yo…- pausó, atento a la expresión inmutable del otro. –Además, ¿para qué rayos querías hablar con ese campesino de Vegeta? – el más bajo pudo notar como Goku expandía los ojos ante esa mención, tensándose de inmediato y bebiendo más alcohol de su copa.

-Estoy acabado…- soltó finalmente, concentrándose en la orilla de cristal de su vaso, pasando sus dedos temblorosos por el extremo.

-¿Acabado? ¿Por qué? – el calvo estaba cada vez más desesperado, deseando tener cabello en ese momento para arrancárselo debido a la intriga del momento. –Dime, ¿Qué tiene que ver eso con el tipo ese? – Goku negó, tomando su trago y sirviéndose más de su fina botella.

-Él me vio…- susurró, tocándose la frente para tranquilizarse, tomando un largo suspiro antes de ingerir el resto de su bebida en un solo sorbo. –Y lo peor es que no pude alcanzarlo a tiempo…-

-¿Te vio? ¿Te vio que o que? Goku deja de jugar y dime qué demonios fue lo que…- Krillin se detuvo, mirando a su compañero sin parpadear ante una idea que cruzó su mente. –No me digas que él…- se trabó por la simple dificultad de las palabras, por la posibilidad desastrosa y casi imposible. –No Goku, tienes que estar bromeando, dime que él no te vio… que él no sabe que tú, bueno… - Ahora fue el pequeño hombre quién sobó su sien exasperado, fijo en el rostro tenso y confundido del otro. -¡Dime algo maldita sea! – gritó azotando un puño sobre la mesa.

-¡Sí! ¡Él me vio, él lo sabe! – respondió el otro con la misma intensidad. –Entró en mi camerino, y me vio cuando Trunks y yo estábamos…-

-¡Basta! No quiero detalles…- frenó Krillin la explicación, masajeando su frente en busca de una solución, salida o alternativa para ese caso de emergencia. –Goku… ¿Por qué demonios no te aseguras de cerrar bien tu maldito espacio? ¡Siempre es lo mismo contigo! – no pudo evitar reprochar, sintiéndose agobiado y exasperado por el descuido de ese tipo.

-¡Lo lamento! Es solo que… no contaba con que fuese a entrar, ¡Nadie en realidad! ¿Acaso no sabe tocar? – se quejó, imitando la pose de su amigo y meneándose incómodo. –Estoy acabado, le dirá a todos, acabará con mi vida, con mi carrera… ¡Demonios me echarán sin lugar a dudas! – golpeó su puño contra la madera ante la realidad de las consecuencias. -¡¿Por qué demonios tenía que ser así?! – soltó al aire, pero Krillin alzó la vista mirándose un poco más calmado.

-Espera, ¿Por qué estás tan seguro de que hará algo? Es decir, solo dile que guarde el secreto y ya…- La voz del pelón sonó calmada, pero Goku negó levemente con la cabeza.

-Lo dirá, estoy seguro – Respondió, soltando un suspiro y clavando su vista en la nada misma.

-Pero ¿Por qué dices eso? Habla con él y convéncelo de que se calle y ya – Miró el rostro pensativo y dudoso de Goku, haciéndolo tragar duro al no entender el punto. -¿Acaso no crees que funcionaría? – preguntó con algo de esperanza, la cual se disolvió con la respuesta de s amigo.

-No, él de seguro no aceptará, él me odia, él tomará esto para vengarse de mi… ¡estoy acabado! – Krillin miró al techo, como si de alguna manera la solución a aquello fuese a caerles inesperadamente.

-¿Por qué te odia Goku? ¿Por qué dices que se vengará de ti? – preguntó suponiendo las respuestas, pero esperaba al menos una posibilidad de que las cosas no fueras así.

-¿Por qué? – el joven casi suelta una risa incrédula ante eso. –Por qué saboteé su escena, porque lo tiré frente a todos, porque le eché un café caliente encima, porque lo culpé de haber tomado las fotos a Bulma – Enumeró, causando solo más nerviosismo en el otro. –Y estoy seguro que lo usará en mi contra por que juró vengarse de mí, dijo que yo pagaría por eso, que me hundiría si tuviera la oportunidad – Krillin no supo si estaba exagerando aquella amenaza, pero tampoco se permitió pasarla desapercibida.

-Esto está mal, sabía que molestar al chico solo por capricho no era buena idea – Se concentró nuevamente, tomando un poco de su licor el cual estaba casi intacto. –Goku, ¿Cómo diablos logras meterte en esto? – inquirió exasperado, mirando como el otro resoplaba de la misma forma.

-No lo sé, y no sé por qué siempre a nosotros… ¿Por qué diablos tiene que ser así? – preguntó al aire, pero Krillin levantó una ceja algo pensativo.

-Escucha, no tiene que ser así…- murmuró, llamando la atención del otro ante tan excelente noticia. –Él no ha hecho nada de todos modos, ¿No? – preguntó, recibiendo una rápida afirmación. –Bueno, podríamos, ya sabes… cerrarle la boca… - Goku enarcó una ceja ante la sugerencia, meditándolo unos segundos antes de decidirse a hablar.

-¿A que te refieres exactamente? ¿Crees que acepte dinero? – Krillin rodó los ojos, cruzándose de brazos y escuchando el razonamiento del otro. –Bueno, con el chico de los mandados fue fácil, ¿Crees que quiera? En realidad creo que le convendría más hablar, es decir, con todo lo que hemos ganado teniendo a ese idiota de Trunks de nuestro lado, si el abriera la boca todo nuestro juego se vendría abajo y…-

-¡Cállate de una buena vez pedazo de estúpido! – exclamó Krillin, reacomodándose en su lugar después de haberse levantado esporádicamente con su grito. Miró a Goku con reproche, guardando silencio mientras las miradas que se habían ido contra su mesa volvían a disiparse sin más. –No digas cosas como esas en voz alta…- masculló, sonriéndole a una pareja que los observaba desde una mesa de al lado.

-Lo siento…- murmuró Goku, tomando la cabeza entre sus manos y apoyando los codos en la mesa. –Creo que estoy ebrio…- aceptó, mirando un momento después a su compañero. –Pero eso no te da el derecho de insultarme, hazlo una vez más y te arrancaré las orejas pedazo de idiota – Krillin se mantuvo firme ante los ojos amenazantes de Goku, asintiendo una vez para darle la razón. –Bien, dime entonces, ¿Cuál es el plan? Estoy seguro que deberá ser mucho dinero…- dijo eso ultimo con desgane, haciendo cuentas fallidas en su cabeza de una suma inexistente que debería pagar.

-Nada de eso, estoy seguro que ese sujeto no aceptara nuestro dinero tan fácil…- reflexionó el más pequeño, colocando su mano en su barbilla de manera pensativa. –Es más, después de eso podría chantajearnos, y si se entera de la razón por la cual Trunks estaba contigo seguro nos seguirá explotando. Solo existe una cosa que hacer en estos casos – Goku alzó la mirada, frunciendo el ceño y negando un poco ante una posibilidad.

-¿A que te refieres? – preguntó, mirando como Krillin soltaba un suspiro y se acercaba desde su lugar para hablarle en un tono más bajo.

-Debemos eliminarlo – Goku tardó un par de segundos en reaccionar, parpadeando un par de veces antes de volver a reclinarse en su asiento.

-No, definitivamente no – Declinó, tomando un poco más de su trago y continuando con su negación.

-¿Qué? ¿Por qué no? – inquirió el otro nervioso, recorriendo su silla hasta estar un poco más cerca de su amigo.

-Podré ser un mentiroso, hipócrita, falso, engreído, ególatra, prepotente, apostador, interesado, ladrón, tramposo, manipulador, asesino pero jamás sería un asesino… espera, ¿Qué dije? – Krillin se golpeó el rostro con la palma, haciendo una señal con su mano para que bajara la voz. –No, sabes, olvida lo de matarlo, no podría hacerlo, ni mandar a hacerlo, jamás lo he hecho y no voy a comenzar ahora…- explicó más claramente su punto, negando una última vez antes de volver a servir licor en su copa.

-Bien, entonces dime grandísimo genio, ¿Qué vamos a hacer si ese idiota abre la boca y todo se nos viene encima? ¿He? – Goku pareció reflexionarlo unos momentos, mientras Krillin solo volvía a entrar en desesperación. –Si lo dice, no solo lo de las transacciones se nos viene encima, también el teatro de Videl, ¿quieres que eso pase? – Goku negó enseguida, repitiendo en su cabeza la magnitud de los hechos.

-Como sea, no voy a matarlo – se aseguró, moviendo el pie tensamente debajo de la mesa.

-Pues ve pensando en que vas a hacer, porque de seguro esto se pondrá feo – Goku gruñó ante aquellas palabras, cruzándose de brazos y mirando amenazadoramente al otro.

-¿Qué que voy a hacer? ¿Qué vamos a hacer? Si no mal recuerdo tú estás hasta el cuello con todo esto…- le reprochó, haciendo que Krillin retorciera los labios.

-Bueno, en primer lugar esto no es mi culpa, te metiste en esto por ser tan descuidado – recriminó de regreso, frunciendo la frente inconforme.

-¿Yo? ¿Dónde estabas tú cuando prometiste estar siempre alerta y al tanto de que todo marchase bien? – regresó, lanzando unas miradas de muerte antes de que Krillin soltara un suspiro de fastidio.

-De acuerdo, pelear no servirá de nada, los dos estamos en el mismo barco, así que pensemos en una solución para este maldito rollo… - volvió a su pose pensativa, mientras Goku chasqueaba la lengua inconforme. –Algo que no sea matar a nadie, ¿he? – se dijo como recordatorio.

-¿Por qué el problema de todos modos? – suspiró Goku reflexivo, pero Krillin miró al frente con una idea ante el comentario.

-Tienes razón, ¿Por qué el problema? ¿Por qué esto es tan difícil he? – Goku enarcó una ceja, esperando a que el chico continuase con su plan. –Bueno, esto solo tiene un problema que nos impide estar bien, ese problema es que Vegeta te odia y desea venganza, pero si Vegeta no te odiara, entonces…-

-Entonces cubriría el secreto, pero ahora dímelo tú, ¿Cómo rayos planeas que el chico deje de detestarme? Le he estado arruinando la existencia desde que llegó…- los ojos de Krillin volvieron a rodar ante la necedad del otro.

-Piensa, solo tenemos esa alternativa, sabe eso, pero solo sabe una parte de eso... si lo manejamos con cuidado podemos logara que se calle la boca. El problema es que te odia y desea venganza, así que la solución es que te deje de odiar – Sonrió ampliamente, a lo que Goku solo rió extrañado.

-Eso lo entiendo, lo que no entiendo es la parte en donde el deja de hacerlo, ¿Qué rayos pretendes que haga yo? – el más bajo deseó un puente en ese momento para arrojarse y terminar con esa explicación de niños.

-Fácil, volverte su amigo – Goku distorsionó el rostro hasta no estar seguro de que si estaba asustado o impactado. –Convéncelo de que no querías hacer nada desde el principio, que lo apoyarás, y por supuesto, deberás frenar las bromas para con él. Lo necesitamos de nuestro lado ahora, debes volverte su amigo y cerrarle la boca, haz que crea en ti… ¡Y hazlo rápido! – Goku parpadeó un par de veces antes de que terminará de digerir la idea.

-Estas diciéndome, ¿Qué tengo que ir a buscar a ese campesino y pedirle, no, rogarle que sea mi amigo me perdone y me guarde el secreto? – preguntó, mirando como Krillin asentía con una sonrisa en sus labios. –No lo creo… -

-Bueno, está bien, llamaré a Steve para que preparé su rifle y…- comentó el pelón fingiendo marcar el numero de un mafioso en su celular.

-¡NO! No quiero involucrarme con esos sujetos…- soltó verdaderamente asustado. –Lo haré…-

-Que bien, entonces…- se puso de pie, terminándose lo último en su copa antes de mirarlo algo divertido. Te recomiendo ir de una buena vez a buscarlo, mañana podría ser muy tarde…- advirtió, sacando una pluma y escribiendo rápidamente en una servilleta. –Mira, esta es su dirección…- le explicó tendiéndole un papel, el cual Goku tomó dubitativo.

-No, tienes que estar bromeando…-

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“No puede ser verdad” pensó Vegeta tendido en su cama en el centro de su habitación, removiéndose en las sábanas un momento después para cubrir su rostro. -¿Por qué a mi dios mío? – se preguntó con dolencia, sintiendo escalofríos recorrer su cuerpo de solo rememorar. -¿Qué voy a hacer ahora? – preguntó al aire, sintiendo a su gato Sakamoto trepar sobre su regazo.
El gato maulló como si respondiera, acomodándose en las sábanas calientes con pereza. -¿Qué voy a hacer, Sakamoto-san? – preguntó acariciando el pelaje negro del minino, descansando su cabeza de regreso a su almohada. Estaba confuso, ahora no sabía que pasaría con respecto a todo, ahora su vida se convertía en un completo caos. De principio a fin, y no veía alguna clase de escapatoria. ¿Cómo podría ahora presentarse el día de mañana en el set y aparentar serenidad? No, ¡¿Cómo iba ahora a respirar tranquilamente en cualquier lado aparentando serenidad?!

No quería, temblaba con solo pensar en el momento en el que debía salir de su departamento y andar hasta el trabajo, ¡Si ya detestaba hacerlo antes de eso! Ahora era genuinamente aterrador, su cuerpo se tensaba del simple hecho de imaginarse abandonando la seguridad de su casa y encontrarse con la desgracia que aguardaba seguramente enojado y vengativo. Se hizo bolita sobre el colchón, presionando las sábanas duramente mientras su mente lo atormentaba mostrándole escenarios en donde él era torturado hasta la muerte.

Si la situación con Goku era un asco, esto definitivamente no lo hacía pensar que las cosas no mejorarían. Además, el experimentado actor ya lo odiaba y no terminaba de jugarle mal todo el tiempo, ¿Qué sería de él ahora? ¿Quién podría salvarlo de tan desgraciado destino? Estaba seguro, Goku lo odiaría ahora con más ganas, ¡Y tenía ahora muy buenos motivos! ¡¿A quién en su sano juicio se le ocurre entrar en un lugar “privado” sin tocar?! Ho claro, solo a un completo idiota, lamentablemente para Vegeta él era el más grande de ellos. Al menos así se sentía desde que había salido corriendo del set.

Que iba a hacer ahora era su cuestión, sin poder sacarse los nervios y la intriga de la cabeza en ningún momento, incluso ahora le parecía absurda la idea de poder dormir con tranquilidad, era inquietante la incertidumbre. En realidad a Vegeta no le interesaba la inclinación sexual de Goku, mucho menos la de Trunks, tampoco le interesaba saber si eran amantes, novios, o que, de hecho le daba exactamente lo mismo, sabía muy bien que los actores famosos se cubrían con falsos noviazgos, en este caso parecía Videl, así que la razón o sus vidas personales de los tres lo traía absolutamente sin cuidado.

Lo inquietante de su situación era lo mismo que llevaba cuestionándose a si mismo desde hacía ya cuatro horas, ¿Qué va a pasar? ¿De qué modo Goku lo torturaría? Seguramente deseaba su despido ahora más que nunca, sabía su secreto, bueno, parecía que eso era un secreto, y por las caras aterradas de los dos podía afirmar que uno feo. Vegeta no tenía ni la más mínima intención de decirlo, es más, lo guardaría aunque no se lo pidieran, al final no es como si deseara meterse en problemas. El punto es que Goku seguramente no lo tomaría así, se volvería loco y lo acusaría de quien sabe que cosas para que lo echaran del programa.

Suspiró profundo, reacomodándose en su sitio y cruzando sus brazos detrás de su cabeza, debía pensar claramente, si alguien le preguntaba, lo negaría, e incluso lo escondería y si alguien comentaba algo al respecto seguramente aseguraría lo contrario. Algo dentro de su mente le decía que acostarse con el hijo de la productora era seguramente algo malo, no solo moralmente, si no dentro del mismo trabajo e imagen, eso lo llevaba a la conclusión de que ahora él poseía el secreto destructor de Goku, algo con lo que quizá podría afectarlo hasta límites in-calculados. A una venganza.

Negó con la cabeza ante su propia conclusión. Sí, de acuerdo, esa podría ser información ´interesante´ para la prensa y los medios, y seguramente le bajaría los humos y lo haría pagar de una vez por todas, pero Vegeta simplemente no podía hacerlo. No podía imaginarse a Goku fuera del programa, ni al pobre hijo de Mio acosado por todos y en un rollo y escándalo público, tal vez Goku lo merecía, ¿Pero y el chico? No, no quería afectarlo a él también.

Tampoco es como a su mente se le hiciera desagradable ver a Goku llorando y lamentándose, pero sentía dentro de sí mismo que el arrepentimiento y la insatisfacción llegarían de todas formas, por más que hubiera jurado venganza, se conocía a si mismo demasiado bien como para saber que no lo haría. Por qué no quería y por qué no era capaz. Él no era como Goku, y simplemente no se imaginaba a alguien tan grande fuera del equipo. Eso solo significaba una cosa: Él callaría y aguantaría lo mayormente posible las ´bromas´ por parte de Goku.

No había más alternativa, y en realidad no quería otra. Estaba casi seguro que ni Goku ni Trunks tocarían el tema y ellos podrían seguir actuando y llevándose ´normal´. Asintió ante su propia conclusión, dejando escapar un suspiro frustrado y relajándose levemente sobre la suavidad de su colchón. Sintió a Sakamoto moverse un poco antes de quedar igual de quieto que él, listo para dormirse, deseando no toparse con ninguno de ellos mañana, en realidad, nunca.

Un sonido de golpe lo hizo fruncir el ceño, despertándolo justo cuando comenzaba a quedarse dormido. Atribuyó ese ruido al vecino de al lado, al que seguramente su esposa había descubierto de nuevo en esa clase de andadas y le estaba propinando una golpiza de las buenas. Se reacomodó, cerrando los ojos con tranquilidad, antes de volver a ser interrumpido por más leves golpes. Se concentró en el ruido, comenzando a dudar de que en realidad se tratase de eso, pues no escuchaba la típica suplica del marido implorando por su vida y jurando que la amaba.

El golpe en seco se repitió una vez más, encontrándose con que era un ruido en la pared, asustándose al pensar que el pobre vecino estaba siendo azotado inconsciente contra el muro que compartían, pero de nuevo retiró esa teoría al ser consciente de que el ruido provenía más bien de la pared del pasillo. Se levantó entonces, preguntándose quién podía ser a esa hora, y era claro que no era el cobrador, de ser así no sería tan sutil en sus golpes y seguramente ya habría comenzado con sus amenazas sin sentido. 

-Ya voy…- dijo una vez que confirmó los golpes en su puerta, andando en calcetines hasta estar frente a la puerta, donde trató de ver algo al exterior, encontrándose únicamente con oscuridad profunda. Abrió la puerta lentamente, esperando ver a alguien, pero se llevó una sorpresa al ser consciente de lo que había allá afuera. -¡HAAAAAAA! – gritó descolocado, dando pasos hacia atrás, mientras su rostro se coloraba purpura del miedo. -¡¿U-Un cocodrilo?! – exclamó escéptico, relajándose una vez que la luz de noche le dejó ver que era de hule.

Enfurecido, se movió dos pasos a la pared, golpeándola al prender el interruptor de la luz. Sus ojos cayeron sobre el inflable, el cual ahora no veía terrorífico, si no ridículo con una sonrisa y ojos bizcos. Hubiese cerrado la puerta de golpe y apagado la luz de regreso, si no fuera porque se percató de una silueta detrás del enorme muñeco, en realidad, parecía esconderse ahí. Se movió un poco para mirar, con la frente surcada y los gritos y reclamos a nada de salir de su garganta. Pero la vista fue más perturbarte y terrorífica que un cocodrilo afuera de su casa. Y ahora sabía muy bien cómo se sentía eso.

-Hola…- saludó Goku, asomando su rostro dubitativo por la orilla del animal de goma.

-¿Hola? – preguntó Vegeta, sintiendo como la ira y el miedo se canalizaban dentro de sí. -¡¿Hola?! – gritó esta vez saliendo de su sorpresa. -¡¿Cuál es tu maldito problema?! ¡Vienes a mi casa en la noche y me pones un maldito cocodrilo con el cual casi me da un infarto ¡¿Y lo primero que dices es ´Hola´?! – rugió eufórico, tomando la puerta en su mano y azotándola para cerrarla, pero esta se detuvo justo antes de tocar la pared.

-Yo… bueno, lo-lo siento, no quería asustarte…- Vegeta parpadeó ante aquello, abriendo los ojos y sintiéndose extrañamente confundido, tomando la puerta y regresándola de nuevo a atrás para verificar por sí mismo que la persona que estaba afuera era realmente Goku.

-¿Qué? – preguntó sin pensar en realidad, mirando el rostro verdaderamente arrepentido y ¿tímido? Que daba el otro hombre en ese momento.

-Lo siento, no creí que te fueras a asustar tanto…- aclaró un poco más calmado, retirando su mano de la puerta al estar seguro de que no volvería a hacer aplastado por ella. Vegeta se quedó fijo en él, mirando con una ceja arqueada como Goku pasaba su mano detrás de su cabeza, en un gesto arrepentido, y por un momento, solo por un momento, Goku parecía ser aquel Goku que miró en el set por primera vez. Ese hombre amable y alegre que no poseía ni una pizca de maldad, ese hombre digno de admirar al que no se le podía quitar la vista de encima.

Bajó la mirada y negó para sí mismo, preguntándose porque de pronto habían caído en un incómodo silencio y le parecía sorprendentemente interesante mirarlo, cuando en realidad hacía solo unos minutos no deseaba verlo nunca más. Eso le recordó lo que había pasado ese mismo día, y la realidad de los hechos, cosa que lo asusto de nuevo. -¿Qué haces tú aquí? – preguntó hostilmente, llamando la atención de Goku, quién bajó su mano y miró confuso al más bajito. -¿Cómo supiste donde vivía? – atacó de nuevo, preguntándose internamente cuan sería la malévola razón por la cual ese individuo se encontrase frente a su puerta.

-Bueno, yo… em… ¿puedo pasar? – la pregunta tomó desprevenido a Vegeta, quién cedió el paso por inercia, pues era como si estuviera hablando con otro ser desconocido. Goku sonrió de lado al ver la aceptación del otro, andando lentamente hacia adentro recorriendo con su vista el lugar. –Vaya, no sabía que de verdad las personas pudiesen vivir en un lugar como este…- comentó para sí mismo, impresionado por el tamaño y condiciones del lugar, cosas que él solo veía en televisión. –Debe ser terrible…- agregó mirando a su alrededor con algo de asco y desconfianza.

-mjjj…- Vegeta carraspeó, llamando la atención del otro, quién se miró apenado y bajó la mirada un poco. Vegeta rodó los ojos y se cruzó de brazos, algo dolido con el comentario del otro, pero no se dejó sobajar tan rápido. -¿A qué has venido exactamente? Además de darme el susto de mi vida, claro…- soltó sarcástico, mandando una mirada severa al otro.

-Bueno, yo…- Goku rascó su cabeza, sin saber cómo comenzar a decir: “¡No abras la boca! ¡Hare lo que quieras!” –Yo…- repitió, mirando como Vegeta endurecía más su expresión con cada segundo que transcurría. –¡Yo te he traído esto…! – dijo de pronto, extendiendo el muñeco de cocodrilo al frente, acompañado por una sonrisa en el rostro.

Vegeta deseó que se encantase en un piso más alto para asegurar su muerte si se lanzaba desde su balcón. Enarcó una ceja y recibió el animal algo dudoso, y por qué no, enfurecido. –Bien, viniste a mi casa en la noche desde no sé dónde… ¿Para darme un muñeco con forma de cocodrilo? Los cuales por cierto, odio…- Goku volvió a reír tímido, tocando su nuca y sin saber cómo continuar a ello.

-Creí… creí que te gustaban, Harima lo comentó una vez y bueno…- el más alto ya no hallaba que más decir, solo quería salir de ese espantoso sitio de una vez por todas.

-¿Harima? – preguntó Vegeta, recordando como su buen amigo se la pasaba haciéndole bromas traumáticas con su ´animal favorito´. Pensó en decir algo, declinar, o lanzar el muñeco por el balcón, pero suspiro profundo reiterándose él mismo lo de esa mañana. –Bueno, gracias de todos modos…- ofreció, haciéndose a un lado dando paso a la puerta. –Ahora, si me haces el favor de…-

-¿No podríamos, hablar un poco? – Goku frenó a Vegeta del brazo, sintiéndose y mirando al otro también muy confundido. En el fondo quería soltarlo, lavarse la mano y salir de ese chiquero de vuelta a su hermoso ´palacio´ en comparación, pero sabía lo que estaba jugándose con eso, así que sonrió de la manera menos falsa posible, soltando su agarre una vez que estuvo seguro no le echaría.

 -¿Hablar? – la pregunta puso a los dos muy tensos, deseando interiormente evitar el tema por el resto de la vida. Vegeta tragó, imaginando que Goku comenzaría alguna de sus pesadeces y que se arrepentiría de no haberlo sacado, mientras Goku imaginaba que Vegeta no aceptaría su trato y terminaría por correrlo y mañana mismo estaría siendo portada de todas las revistas de chismes. Ambos suspiraron, antes de rehuir su mirada a otro lado.

-Bueno, yo… yo quería proponerte una cosa… -comenzó, mientras el más bajo seguía imaginando escenarios catastróficos. –En realidad, es por lo que pasó hoy… - volvió a pausar, metidos en un panorama bastante tenso. –Yo quería decirte que…- Vegeta levantó las manos, justo antes de que Goku dijera: “Guardaras el secreto y fuéramos amigos” , pues creyó que diría algo como: “Por tu atrevimiento te haré la vida de cuadritos y desearas ir al infierno para descansar”

-No importa lo que digas…- Goku ahogó una exclamación, imaginando una continuación para ello, como un: “Lo usaré en tu contra y no terminaré hasta verte fuera”. El rostro del más alto palideció ante ese pensamiento, tomando a Vegeta de los hombros en un arranque de histeria.

-¡No por favor! ¡Yo solo quiero ser tu amigo! – pidió, no, más bien, rogó, enfocando su mirada con la del otro.

-¿Mi amigo? – Vegeta hubiese reído si no hubiera sonado tan desesperado al hablar. -¿De qué…? –

-Mira, sé que no comenzamos con el pie derecho, pero ¿Qué te parece volver a empezar? – sonrió como posibilidad, agitando un poco al otro hombre antes de girarse al cocodrilo. –Te había traído esto como muestra de mi arrepentimiento, pero bueno ahora sé que no te gustan y…- rascó su mejilla, mirando de vuelta a Vegeta, quién tenía la quijada desencajada y los ojos al tope. –Bueno, el punto es que si me perdonas, y que si quieres ser mi amigo…-

Vegeta se sintió de pronto en el jardín de niños otra vez, sintiendo su ceja saltar de la impresión y el extraño escenario frente a él. Hubiese creído en sus palabras, si no fuera Goku de quien hablaban. Suspiró, tomando las manos de Goku y quitándolas discretamente de su persona. –Si lo dices por lo que vi, créeme que no diré nada…- decidió sincerarse, mirando como el rostro del otro se iluminaba.

-¿De verdad? – preguntó incrédulo, festejando para sus adentros. -¡Qué bien! – exclamó aceleradamente, desesperado por ir y contarle a Krillin que su horrorosa tortura había rendido frutos. -¡Gracias! De verdad…- agregó mirándolo, avanzando por su propia cuenta a la salida.

-Oye, Goku…- lo frenó antes de que pudiera abandonar el lugar. El mencionado le miró con una ceja enarcada en pregunta. -Esto es… ¿la tregua? – inquirió dudoso, recibiendo una negación y sonrisa por parte del más alto.

-No mi amigo, ¡esto es la paz! – aseguro, riendo cínicamente para sus adentros, claro, por pensar que estaba viéndole la cara a Vegeta, pero sin saber que sus palabras podían estar cargadas de verdad. –Bueno, nos vemos mañana, cuídate…- finalizó, saliendo sin más y cerrando la puerta tras de sí.

Vegeta, consternado, se tiró en el suelo, con la vista fija en un enorme cocodrilo, regalo de un sujeto el que creía su enemigo, el cual había ido a visitarlo y pedirle… ¿paz? Sí, sonaba raro, increíble, pero al final terminó aceptándolo. Al parecer todo ese cuento era solo por el secreto, el cual iba a guardar de todas maneras. –Esto será algo pasajero seguramente…- se dijo, recargando su barbilla en una de sus manos. –Bueno, ahora… ¿Qué rayos voy a hacer con esta cosa? – se preguntó, mirando asustadizo de nuevo a la criatura de plástico frente a él. No sabía si la situación era un avance, o un retroceso.

 

Continuará…

Notas finales:

¿Alguien sabe por qué mi manía de emborrachar a los personajes? Jeje, bueno, ok, ok, Goku parece un mafioso extraño con tantos secretos y movidas, ¡Pero! Creo que existen factores a su alrededor para ser así. Además, que quiero conservar un poco de su personalidad del anime, jejeje

En fin, Harima Kenji pertenece a Kobayashi Jin, no sé por qué temerle a los cocodrilos, pero en fin. Nos vemos la siguiente semana!


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