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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Muy Feliz!!! Antes de la semana! Lo siento, sigo sin poder dejar de pedir perdón, a estas alturas es para que el fic ya estuviera finalizado. Pero estoy increíblemente feliz de que suba este a la semana! Gracias por los rw, la verdad es que creí que ya nadie leería por el atraso anterior, me hicieron muy feliz con sus comentarios y me motivaron a escribir rápido. Este cap si es largo, y abarca mucho, perdón si le doy muchas vueltas al asunto… jejeje

Las palabras (diálogos/textos) en cursiva son pensamientos.

-¿Tienes espadas?-

-No… cambio tu trébol por un rey…-

-déjame ver… te lo cambio por… ammm… una de corazón…-

-¿Acaso sabes jugar esta cosa?-

-No, creí que tú sabías…-

-¡Pero tú fuiste el que propuso jugarlas!- dijo exaltado, golpeando el suelo con las palmas abiertas.

-Tranquilo Goku… no tengo la culpa de que el aburrimiento me haya llevado a esto…- soltó un suspiro cansado, juntando y acomodando las cartas de sus manos.

-Tienes razón, comencemos de nuevo… esta vez repartes tú las cartas Harina…- indicó extendiéndole las cartas que él también contenía. –Deberíamos investigar cómo se juega esto para la próxima vez…- comentó, soltando aire algo agobiado.

-Sí… y traer algo de comida y quizá un ventilador, este lugar es caliente…- aseguró, pasando su mano por su frente limpiando su sudor, recargándose con la otra en el suelo de madera sobre el que se encontraban.

-Cierto, además huele horrible… todo el tiempo huele a fritangas… - colocó una mano en su nariz, frunciéndola y haciendo una mueca de disgusto, mirando alrededor como si estuviese justo en medio de un basurero.

-Oigan ustedes dos…- Ambos voltearon al mismo sentido, encontrándose con la mirada furiosa del propietario de ese “horrible” sitio. -¡SI ESTÁN TAN A DISGUSTO AQUÍ PORQUE NO SE LARGAN DE UNA BUENA VEZ!- gritó Vegeta desde su silla giratoria, alzando en puño en amenaza, su ceño estaba bastante fruncido y resaltaba las venas de su frente, pero ni eso logró una reacción en los dos sujetos sobre el suelo de su “sala”.

-Tranquilo amigo, solo comentábamos…- dijo Harima como si no tuviera importancia.

-Pues dejen de hacerlo, pueden irse cuando quieran…- soltó entre dientes, girándose de nuevo a su escritorio y continuando con su repasos ya notaciones. –Es más, yo ni siquiera los he invitado a venir…- susurró para sí mismo, apretando la mandíbula y haciendo rozar sus dientes para tranquilizarse.

-Y entonces… ¿Gana el que saque al Joker?-

-Gana el que saque el animal que seguro murió aquí…-

-¡Suficiente! ¡No tengo por qué aguantarlos! ¡Largo de aquí!- estalló Vegeta en un grito, levantándose de su asiento y caminando a grandes zancadas a la puerta de su departamento.

-Oye amigo, tranquilo… - pidió Harima, levantando las manos al frente para intentar calmarlo. –Solo hemos venido a pasar el rato…- trató de justificarse, riendo simpáticamente mientras se ponía de pie al igual que Goku.

-¿Pasar el rato? ¡¿Pasar el rato?! ¡Han sido tres semanas seguidas de tenerlos aquí a los dos!- apretó los puños al frente completamente exasperado. -¡¿Acaso no tienen casa?!-

-Sí, una mejor que esta por cierto…- susurró Goku con un toque de malicia incluida, mirando alrededor con desdén, cosa que sólo logró sacar más de quicio al más bajito.

-¡Largo! ¡Ahora! ¡No me dejan hacer nada!- dijo al tiempo que tomaba la puerta y la abría bruscamente.

-Ya… está bien… - Harima tomó una pequeña maleta y caminó a la salida. –Me han corrido de mejores lugares…- bromeó sarcástico en la puerta, a manera de despedida.

-Rayos… ¿en verdad tengo que irme?- preguntó Goku, cruzándose de brazos y ladeando la cabeza algo inocente. –Me la estaba pasando bien…- agregó, fijando sus ojos en Vegeta, quién se mantuvo firme a pesar de que sus piernas se tambalearon por un segundo.

-¿Pasando bien? No has hecho más que quejarte las últimas dos horas…- gruñó el chico, surcando la frente y tratando de parecer indiferente.

-Vamos, sabes muy bien porque me aburro, todo el tiempo te la pasas ahí pegado a los guiones, no sé qué tanto les haces…- se encogió de hombros, girando los ojos a un lado como si la idea le pareciera absurda. –En vez de eso, podríamos hacer cosas más… entretenidas…- El corazón de Vegeta dio un vuelco al escuchar esas palabras, y aunque no sabía a qué cosas “entretenidas” se refería Goku, estaba seguro de que no eran las que estaban pasando por su mente en ese momento.

Idiota, tranquilízate… va a notar que estás nervioso… sin ninguna razón…

-A… ¿A qué te refieres con cosas entretenidas?- se aventuró a preguntar, antes de que su mente siguiera imaginando cosas que no podrían ser ni remotamente ciertas.

-Ya sabes, cosas…- respondió con una sonrisa indescifrable en un rostro aún más misterioso. Calma, ¡Calma! ¡Maldición cálmate! Le gritaba desesperado a su corazón, quien locamente se aceleraba. No cabe duda, soy un pervertido… se dijo, suspirando y girando la cabeza a un lado para evitar que su sonrojo fuera visto.

-Mira, no sé de qué hables pero…- no pudo terminar su frase, Goku se precipitó sobre él, y en un segundo algo suave cubría sus labios. Su corazón se paró, pero se tranquilizó al segundo siguiente que se dio cuenta de que eso suave no era más que el dedo de Goku indicando que guardara silencio.

-Shhh… baja la voz…-  susurró, retirando el dedo suavemente de los labios del otro, quien sentía la cara roja y estaba seguro de que a esa distancia el otro notaría su nerviosismo.-Déjame escuchar…-

-¿Qué pasa? ¿Qué tratas de oír…? -  apenas terminó su pregunta cuando un motor muy conocido rugió, para escucharse después el desliz del auto deportivo rojo de Harima abandonar el estacionamiento. -¿Harima? - preguntó, mirando en los ojos distraídos de Goku, fijos en el exterior a través de la puerta, la respuesta rápida a su pregunta.

-¿Sabes por qué viene aquí todos los días? - preguntó Goku realmente curioso, aun si ¿n dejar de ver hacia afuera, ahora con la frente ligeramente arrugada para enfatizar su descontento.

-Pues no… supongo que a lo mismo que tu…- soltó, diciendo eso último con un tonto algo molesto, como para tratar de volver al tema original.

-¿A lo mismo que yo? – sus ojos ébanos giraron hasta encontrarse con los del otro, quien suprimió un respingo y se sintió algo incómodo con su mirada. La frente de Goku se frunció en su punto máximo, reflejando en sus orbes miedo o enojo, como si Harima estuviera haciendo algo muy, muy malo… pero si dije que estaba viniendo por lo mismo que él…, no pudo suprimir una leve exaltación, a menos que él este viniendo por algo malo… -Espero que no sea así…- susurró, soltando su respiración caliente sobre el rostro del muchacho, quien no solo se estremeció por la manera en la que las palabras salieron, sonando a advertencia o amenaza, sino por la cercanía misma que ahí existía.

-¿A qué vienes tú aquí, Goku?- dejó exteriorizar su pregunta, soltándola en un hilo de voz audible apenas a esa distancia.

-¿Yo…?- preguntó extrañado, y su expresión volvió a la normalidad, inclinándose de regreso a su lugar, distanciándose por unos pasos de Vegeta, quien no supo si agradecer o lamentar el gesto. –Ya te lo he dicho… yo solo quiero ser tu amigo…- respondió, tranquilo, como si solo bastara un argumento como ese para justificarse. –Lo que me preocupa es Harima…- solo con decir ese nombre su rostro se oscurecía.

Parece imposible creer que hace tan solo unos segundos estaban jugando cartas los dos muy a gusto. -¿A qué te refieres? Harima es mi amigo…- protestó de inmediato, pero más que sonar seguro de su argumento, se escuchó cadente de seguridad.

-¿No te das cuenta? No te deja a sol ni a sombra… ni siquiera me deja hablar contigo… se la pasa metiendo sus narices donde no le llaman…- se quejó, haciendo un leve chasquido con la lengua, como si el tipo estuviera arruinando uno de sus planes, claro, Vegeta no sabía que en efecto, así era.

-Bueno, yo no lo tomó así… él solo se preocupa…- comentó el bajito como respuesta, pero los ojos de Goku se afilaron de inmediato, mostrando una sonrisa ladina que descontrolaba sus sentidos.

-¿Se preocupa?- cuestionó en un susurro gutural, al tiempo que avanzaba los pocos pasos que los separaban, haciéndolo sentir acorralado contra la puerta. –Y dime… ¿de qué tendía que preocuparse?- la pregunta pareció ser dirigida en otro sentido, y Vegeta ni siquiera pudo articular palabra, estaba hipnotizado por la dentadura blanca y derecha que se asomaba de entre los labios rosados a solo centímetros de él. -¿Acaso de… mí?- Soltó, pero el otro solo sintió que las palabras se le agazapaban en la garganta y al mismo tiempo desaparecía toda idea de su cabeza. -¿O de lo que yo podría hacerte?-

Vegeta abrió la boca, como si fuera a soltar una respuesta que no tenía, dejando volar en el espacio de la habitación el sonido interminable de esa pregunta. Estoy loco… si, es eso… estoy imaginando cosas… él… él no dijo nada de eso. –Ti…tienes que irte…- soltó de repente, y tanto Goku como él mismo quedaron sorprendidos por la manera tan abrupta de romper el momento.

-ah… si… de acuerdo…- Goku retrocedió, girando su rostro extrañamente nervioso al exterior. –Yo sólo decía… que parece que nos vigila… tal vez no quiere que estemos juntos…- hizo una pausa, y se pudo notar en sus mejillas un leve sonrojo al mencionar esa frase tan ambigua. -¡Como amigos! Quiero decir… juntos como amigos…- se corrigió rápidamente, mirando a Vegeta por unos momentos, quien seguía hecho piedra, debatiendo entre si lo que estaba viendo era real o había entrado en coma hacía tan solo unos segundos. –Bien, nos vemos, mañana será un largo día…- tomó su maleta sobre su hombro, dedicando un leve ademán con la mano antes de salir del departamento.

¡Tengo que haber enloquecido! ¡Sí! ¡No hay duda estoy loco…! ¡O muerto! Cualquier cosa es una opción. Vegeta cerró la puerta enseguida, recargándose en ella y liberando el aire que inconscientemente había contenido. Parecía, por un momento como si él… como si él quisiera be… ¡Deben ser ideas mías! Gritó en su pensamiento mientras sacudía su cabeza para tratar de borrar esas ideas absurdas. No… claro que no… alguien como él no podría fijarse en alguien como yo… él es rico y famoso y… atractivo. Y yo… ¡demonios! Golpeó el muro, cerrando los ojos fuertemente tratando de silenciar a sus pensamientos. Yo… yo no soy nadie. Concluyó, relajado su cuerpo y comenzando a andar lenta y desganadamente a través de su departamento, dejándose caer sin cuidado sobre la silla de su escritorio. Había mucho que ensayar, estaban cerca del final de la saga y debía de concentrarse, sin embargo no lo hizo, pasando el resto de la tarde pensando en preguntas confusas y acercamientos de más. Esa noche soñó con mejillas sonrojadas alumbradas por la luz del exterior.

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Sus labios… ¡Maldición! Azotó su pie contra el suelo, continuando un ritmo desesperado después. ¿Estoy loco? ¿Cómo puedo pensar en cosas como esas? Se reprimió mentalmente, acelerando el ritmo de su pie al precipitarse contra el suelo. Pero es que él… se veía tan… tan…. Tan lindo… ¡Demonios! ¡Estaba gritándome que lo besara! ¡Sus labios me provocaban! Y… y casi lo arruinó todo… casi le hago caso a la súplica de sus ojos…
Los pensamientos de Goku eran un torbellino, demasiado confusos y demasiado extraños, desde que se había marchado ayer del departamento de Vegeta no había dejado de pensar ni un solo segundo en lo que había pasado, y más que nada, en lo que estuvo a punto de pasar.

-¡Hey! Amigo, ¿pasa algo?- La voz de Krillin frenó su tren de ideas, llamando su atención y deteniendo el ritmo inconsciente de su pie. –Te ves mal…- Comentó, hundiendo el entrecejo como si lograra adivinar lo que pasa.

-Estoy bien… solo estoy… algo nervioso…- mintió en parte, cruzando sus dedos al frente y mirando a un lado con desinterés.

-¿Nervioso? ¿De qué? No me hagas reír Goku, tú jamás te preocupas por nada…- dijo en tono bromista, pero su compañero mantuvo la seriedad completamente. -¿Hablas en serio? – quiso saber, inclinándose al frente y tomando toda la importancia en el tema. -¿Acaso finalmente pasó algo ayer con Vegeta? – la simple mención del nombre hizo sentir un nudo en la boca del estómago a Goku, pero mantuvo la calma y lo disfrazó con un rostro pasivo.

-No… no ha pasado nada…- se apresuró a decir, llenándose de más dudas con esa mentira. ¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo contarle a Krillin esto? Él es mi mejor amigo, además, por sus locas ideas estoy metido en esto… y ahora que parecen funcionar… debería decírselo pero… -Estamos a punto de acabar la saga de Freezer… hacía mucho que no cerrábamos sagas… me pone nervioso esto del súper saiyajin y tantos efectos locos más que no les veo sentido…- justificó exitosamente, felicitándose al tiempo que se reprendía por la mentira.

-Sí… tienes razón… creo que yo también estoy algo nervioso… y ya sabes, para variar, me tengo que morir otra vez…- los dos rieron levemente ante el comentario, recordando por unos segundos sus viejos tiempos en Dragon Ball.

-¿Todo listo, Goku?- preguntó Mio, apareciendo con una libreta sobre sus manos, leyendo y revisando cosas que nadie más que ella tenía idea. El chico asintió, poniéndose de pie y apretando las cintas azules de su traje para corroborar su afirmación, de la misma manera exacta en la que lo haría Son Goku. –Bien, ¿ensayaste la escena…?- preguntó sin siquiera mirarlo, pero notó cuando contestó con otro movimiento de cabeza. -¿Lo ensayaste todo… todo?- esta vez sus ojos se clavaron el Goku a manera de desconfianza.

-Sí, Mio, me lo sé de memoria… - contestó seguro de sí mismo, sonriendo abiertamente.

-No quiero errores Goku, seré más específica… ¿Ensayaste, CON VEGETA, lo de hoy?- de nuevo esa sensación de vacío en el pecho atacó al muchacho de Gi naranja.

-Creo que no hace falta…- dijo en respuesta pero Mio ya andaba dando gritos como la loca que era.

-¡Alguien que llame a Vegeta! ¡Lo quiero aquí AHORA!- solo bastó eso para que medio set desapareciera, inclusive Krillin, en busca del joven, que de seguro solo estaba en su camerino.

-No hace falta Mio, confió en mí…- trató de convencerla, pero había dos razones bien conocidas por las que sabía no lo lograría: 1.-Era mujer (NA: No se ofendan, es un halago) 2.-Era Mio.

-¿Pasó algo?- Vegeta apareció por las espaldas del otro chico, portando su ropa de civil y con el formato de la escena en las manos.

-Sí, necesito que ensayen lo de la muerte, es TU muerte, Vegeta, la muerte del príncipe de todos los saiyajins, deshonrado una lagartija mala que mató a tu pueblo, y ahora solo confías en un clase baja que aparte de todo te humilló superándote en poder… pero tu confías en él y le estás entregando el universo entero… -explicó la chica, algo que por supuesto ellos ya sabían. –Bien los quiero allí, háganlo…- indicó señalando una parte vacía en el escenario.

-No traigo el vestuario…- musitó Vegeta, algo nervioso, más bien, demasiado nervioso, en su mente no dejaban de desfilar los acontecimientos del día anterior.

-No importa en la escena te han dado una paliza, estas casi desnudo…- respondió rápido la mujer, colocándose al frente y dejando de mirar finalmente su libretilla. –Vamos, ahora háganlo como si ya estuvieran grabando…- dio la orden, mientras Vegeta se tiraba en el suelo y respiraba varias veces para tranquilizarse.

Los diálogos comenzaron, y Mio asentía o negaba según le pareciera, adentrada como ningún otro en la historia, mientras los dos se esforzaban en parecer un ser agonizante y un hombre conmovido. –Tu… eres… el súper saiyajin…- recitó Vegeta, mientras dejaban un espacio en silencio donde debía estar el dialogo de Freezer, quien le daba el golpe final, seguido por una mirada aterradora y reclamo de por parte de Goku.

-Bien… ahora es cuando lo cargas…- susurró Mio, y a Vegeta le dieron ganas de “revivir” y salir corriendo de ahí, pero debía estar bien muerto si le gustaba su trabajo. Goku pasó saliva silenciosamente, acto que pasó desapercibido, pues se suponía que debía fingir congoja. Los brazos del más alto rodearon el cuerpo del otro, levantándolo sin aparente esfuerzo en el aire. –Bien… es aquí donde se siente la esencia del héroe… el gran príncipe muerto dejando su legado y su sueño a un joven de su raza…- comentó Mio, y estaba a punto de decir algo más cuando comenzó a sonar su celular. -¡Congélenseme ahí! ¡No tardo!- indicó exaltada, como siempre, y salió corriendo a un lado para contestar.

-¿Su legado a un joven? ¿Gran príncipe? ¿Se dan cuenta que soy un año más joven que tú?- preguntó Vegeta inclinándose al frente en los brazos de Goku, quién soltó una risita al oír aquello.

-¿Hablas en serio?- preguntó Goku divertido, aunque en realidad era totalmente consciente de ello.

-¡Oye! Claro que sí, es sólo que todos dicen que me veo muy viejo…- agregó, girándose a un lado sintiéndose algo avergonzado de ello. –Y que tengo cara de malo…- agregó en un susurró.

-¿Cara de malo?- preguntó Goku con una sonrisa en los labios, levantando los brazos para hacer saltar a Vegeta sobre ellos, como si fuera pluma. El más joven se asustó aferrándose al cuello de Goku al pensar que lo dejaría caer, pero sólo terminaron acercándose más. –Pero si tu rostro es el de un niño…- susurró Goku en su oído, haciendo que Vegeta girara en su dirección, terminado a una distancia en donde podía jurar sus narices estaban tocándose. –Un niño… bastante lindo…- a pesar de que él había mencionado esas palabras, no pudo evitar ponerse igual de rojo que Vegeta, quién sintió su rostro arder, millones de preguntas fluir en su mente y su corazón haciendo un ruido que lo hacía pensar atravesaría su pecho. ¡Por dios! ¡Va a besarme!

-¡Disculpen! ¿Ya terminaron? ¿Podemos continuar?- Mio los miraba expectante, con el ceño fruncido pero con una muy clara mueca que delataba sus grandes ganas de reírse.

-¡No! ¡Esto no…! ¡No hacíamos nada! – gritó Goku, aflojando el agarre para separarse un poco del otro, quien estaba tan avergonzado que ni siquiera había soltado el cuello del otro.

-Si… bueno… solo lo sueltas y lo demás ya se lo saben…- dijo la chica bajando la mirada y riendo un poco. –Tengo que ir a revisar escenografía… están listos…- comentó mientras comenzaba a alejarse. –Y por cierto…- se detuvo girando sobre sus talones para verlos. –Yo no los había dejado congelados de esa manera…- rio brevemente, centrando su mirada en el menor, quien agacho la cabeza completamente avergonzado. –Y Vegeta… ya puedes soltarlo…- agregó burlona, alejándose a pasos apresurados por un pasillo.

Se soltó y casi de inmediato Goku lo colocó en el suelo sin mucha delicadeza. –Yo… esto…- Goku comenzó a decir, pero Vegeta negó frenéticamente con la cabeza.

-Está bien, lo siento…- dijo, para después salir corriendo del lugar.

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-Hola…- saludó amablemente, colocando su maleta en la mesa de la cafetería y tomando asiento en la silla frente a ella.

-¡Vegeta, hola! – respondió de inmediato, levantándose incluso de su lugar por la inesperada llegada del otro. -¿Ya han terminado? – preguntó curiosa, tomando lugar nuevamente y acomodando sus manos al frente para tratar de parecer tranquila.

-Sí… Goku ya me ha enterrado…- respondió soltando una leve risita. –Efectos no se coordinaba con Goku y tuvimos que hacer la escena del hoyo de Ki tres veces antes de que resultara…- relató, relajándose sobre su silla y mirando al techo por un momento, se le notaba bastante fastidiado.

-Que mal… bueno, supongo que debe ser algo incómodo que Goku se la haya pasado tanto tiempo cargándote…- comentó como si nada, pero Vegeta sintió un tirón en el estómago. –Más con el genio que tiene mi hermano… supongo que debió haber estado quejándose…- sonrió brevemente, como si pidiera perdón o consideración para con él.

-En realidad no dijo nada…- contestó por inercia, en un tono que más que sonar aliviado, sonaba decepcionado, y es porque exactamente, así se sentía. No de Goku, no, decepcionado de sí mismo, de ser quien era, de no poder ser capaz de luchar por algo, de rendirse sin levantarse antes, de ser un cobarde. Durante todo el filme, y los ensayos del día anterior, no se habían hablado, no desde que se marchó sin más. Y hoy ni siquiera se habían dirigido la palabra, y sus miradas solo se cruzaban cuando los personajes tenían que mirarse. No más.

Y lo malo de todo, era que en lugar de estar tranquilo por haber encontrado esa distancia que necesitaba, se sentía triste, una tristeza y opresión que lo asfixiaban, se sentía culpable de perder algo que ni siquiera había sido suyo. ¡Que jamás lo sería! Que absurdo. Pero no podía hacer nada, no podía llenarse de ilusiones falsas, así que en el fondo sabía que así estaba bien, aunque le doliera en ese momento, porque si no, estaba seguro de que dolería peor más adelante. Además, no había más que atracción física… ¿no?

-Vaya, me sorprende viniendo de él… - susurró, frunciendo el ceño y mirando en ningún lado en particular, pensando la razón por unos momentos. –Bueno, así está mejor…- agitó su mano a un lado restándole importancia. –Mejor dime, ¿Cómo te ha ido? ¿Qué te parece todo esto del final de saga? Hace mucho que no hago una y estoy nerviosa…- Vegeta decidió concentrarse en la conversación, necesitaba distraerse y no pensar en estupideces que no valían la pena. Además, Chi era una buena amiga, se habían vuelto bastante cercanos durante todo ese tiempo.

-Pues en realidad esta es mi primer serie, así que estoy nervioso en todo momento, pero Mio dice que lo he hecho bien…-

-¡Lo has hecho excelente! - interrumpió entusiasmada, mostrando una sonrisa brillante y sincera. Vegeta solo pudo bajar la cabeza avergonzado.

-Tú también lo haces muy bien… Me gusta mucho esa niña Milk…- aunque su comentario iba dirigido a que le agrada el personaje, Chi-Chi no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas, entrelazando sus manos al frente para evitar que notara su nerviosismo.

-¿Hablas en serio? – preguntó, y Vegeta asintió seguro un segundo antes de darse cuenta de lo que la chica había entendido.

-Bueno, es decir… tu personaje… - dijo dubitativo, pero la chica le miró con sus ojos levemente llorosos y suplicantes. –No quiero decir que no seas bonita, tu eres muy bonita…- soltó, reprimiéndose después por que al parecer sus palabras solo empeoraron más la situación. –Tu… eh… eh… bueno yo…- cerró la boca apretando los labios antes de seguir jodiendo las cosas, el nerviosismo de ella lo ponía nervioso, y ya parecía más una extraña declaración a un intento por decir : “No me gustas”. No al menos como tú crees…

-Está bien… no digas nada…- murmuró Chi, extendiendo su mano a través de la mesa hasta rodear dulcemente la mano de él, quién deseo poder quitarla de inmediato, pero al sentir lo tensa y temblorosa que estaba, solo pudo apretarla tratando de frenar sus convulsiones.

¡Deja de hacer esto idiota! Ella pensará que le quieres y no vas a lastimarla, ¿verdad? Es linda y todo pero yo no la quiero, no es porque sea chica, es solo que… soy un completo idiota y me gusta alguien más… alguien que no es más que su hermano… seré un completo imbécil si la llegó a ilusionar… ¿Qué le digo? ¡¿Cómo escapo ahora?!
-Chi… yo… tengo que…- no terminó su “irme”, cuando unos pasos al fondo del pasillo le hicieron callar de sopetón.

-Chi-Chi, con que aquí estabas, y yo buscándote como loca en el set…- Era Videl, y no veía sola, por supuesto.

-Hermanita, veo que estás pasando un buen rato…- soltó en su tono lastimoso y prepotente, como el Goku de siempre. –Venga, cariño, ¿No ves que están ocupados? No hay que interrumpirlos…- dijo bromista, haciendo que Vegeta y Chi se sonrojaran al mismo tiempo.

-¡Ho! ¡¿En serio?! ¡Que lindos se ven juntos! – gritó la muchacha, como si en ese momento se fueran a casar o algo por el estilo.

-No, no, no… nosotros sólo…- trató de decir Vegeta, pero Goku se cruzó de brazos y se agacho levemente mirándolo a los ojos.

-Coqueteando con mi hermana en mis narices y yo ni en cuenta… ¿Y te haces llamar mi amigo?- Vegeta tuvo más de diez buenas respuestas para ello, pero decidió apretar los labios y tragarse sus argumentos. –Bueno, espero detalles…- susurró, con la clara intención de que las chicas oyeron, Videl comenzó a reír pero Chi se puso aún más colorada.

-¡Goku respétame! – gritó poniéndose de pie e inflando una de sus mejillas como si fuese una niña. –Y… no somos novios… no todavía…- al soltar eso ultimo Vegeta supo que estaba jodido, deseaba que la tierra misma se lo tragara, y sus ojos se quedaron clavados en Goku, expectantes, aguardando por alguna reacción de su parte. Estaba loco, sí, pero en el fondo de su corazón esperaba que mostrara celos, rabia, negación, algo que no lo hiciera sentirse el más grande estúpido de los estúpidos. Pero para su mala suerte pasó lo contrario.

-¡Pues se están tardando! Ya era hora de que te consiguieras a alguien hermanita, sé que Vegeta es un chico bueno…- se giró para mirarlo, y el solo se quedó mudo y congelado en su asiento, conteniendo por pura inmovilidad física su mirada. –Cuida a mi hermana, y déjate de tonterías y hazla tu novia… - sonrió, divertido, feliz, emocionado, entusiasmado… ¡Le encantaba la idea! Al menos así le parecía.

-¿No te importa? – preguntó, no supo cómo, la pregunta solo brotó en sus pensamientos y fue inconsciente del momento en el que la dejó ir. Todos quedaron impresionados, para los presentes sonó a una declaración abierta de amor hacia Chi, como si le estuviera pidiendo permiso a su hermano para hacerla su novia. Pero la realidad era otra y Goku en el fondo sabía a qué se refería con ello. Los segundos que tardó en responder parecieron eternos para Vegeta, y por la sonrisa que se dibujó en los labios de Goku intuyó lo que oiría, pero su corazón, necio y testarudo, necesitaba escucharlo para terminar de quebrar todas esas ilusiones construidas en el aire.

-¡Pero para nada! ¡Por mi mejor! – respondió, respondió a la pregunta que Vegeta hacía, no la que parecía, e hizo una pausa para indicar su punto. –Chi ha estado esperando a alguien como tú, yo estaría más que encantado…- no dejó de mirar a Vegeta ni un momento, pero sus ojos eran frígidos y lastimosos, tanto que el chico tuvo que desviar la mirada a otro lado. –Bueno, ahora me voy… tenemos ´cosas´ que hacer mi novia y yo…- dijo en tono seductor, tomando a Videl de la cintura y aproximándola peligrosamente a su cuerpo, dándole un beso rápido en los labios. Vegeta miró al suelo, tratando de que la tortuosa escena saliera de su campo visual.

-De acuerdo, no queremos saber lo que van a hacer…- respondió Chi con las mejillas rojizas aun.

-¿Por qué no? Deberían aprender de mí…- dejó ir una risita. -¡Hagan el amor! Yo también lo hago…- dejó ir una risotada, tomando a Videl de la mano, quien estaba sonrojada y muda de la pena, comenzando a caminar por el pasillo a la salida. –Nos vemos después Chi, adiós… Vegeta…- el sonido de su nombre en la voz de Goku lo hizo sentir un vuelco en el corazón.

Esto era, así que esto era. Ilusiones mías, solo eso. Se repetía una y otra vez. Solo cosas que yo imaginaba, entre él y yo no había nada. Yo era quién veía cosas donde no las había. Concluyó, y se odiaba por sentir esas irremediables ganas de llorar como todo un niño, como todo un imbécil. Y si había habido una insinuación de su parte, era seguramente para burlarse de mí… que idiota soy. Apretó su puño contra la mesa, y la habría partido en dos de un golpe si no hubiera visto a Chi aun ahí frente a él.

-¿Pasa algo? – preguntó al ver en su rostro una desolación infinita, sus orbes negras parecían no tener fondo, era como si algo dentro de él hubiese desaparecido, La ilusión. -¿Ha sido por lo que dijo mi hermano? ¡No le hagas caso, es un tonto no tienes por qué…!-

-Está bien, no te preocupes… - interrumpió, colocándose en pie y tomando su maleta. – ¿No te vas? Ya es bastante tarde…- preguntó casual, mirando por el ventanal de cristal, que se extendía desde el suelo hasta el techo a través de pilares, dando al patio rodeado de flores y árboles, que la tarde había finalizado y ahora el azul oscuro comenzaba a teñir el cielo.

-Hum… sí, claro…- respondió levantándose y tomando sus pertenecías de igual manera. –Vamos…- los dos comenzar a andar, saliendo de la cafetería para comenzar a recorrer un pasillo que conducía al exterior, uno que solo era sostenido por pilares enormes y los lados quedaban descubiertos a los jardines hermosos del edificio.

Vegeta marchaba perdido en sus pensamientos, se sentía traicionado, pero claro, solo a él se le ocurre ilusionarse, o más bien,  enamorarse de alguien que sabe nunca tendrá, ah, y claro, que tiene novia. Por algo le llaman amor imposible. Se repitió. Sencillamente es porque es IMPOSIBLE. Soltó un suspiro cansado, que se disimuló con el sonido del viento nocturno azotándose contra las columnas. Lo único que debo hacer es olvidarme de este asunto, no hay más, dejaré de hablarle permanentemente. Apretó los puños al caer consiente de algo, quizá y todo eso de ser su ´amigo´ había sido parte de sus planes retorcidos para hacerle la vida de cuadritos, y el muy tonto creyéndosela.

Se sentía el hombre más estúpido sobre la faz de la tierra. Sin duda alguna. Debía pensar el otra cosa, en otras cosas, en alguien más… ¿Alguien más? ¿Alguien como quién? Y quiso bofetearse por siquiera formularse esa cuestión, pues desde hacía un buen rato una chillona vocecita venía interrumpiendo sus pensamientos. Giró su mirada a Chi, quien al parecer le venía contando algo de su familia muy concentrada. Era linda, bastante, con su cabello largo y negro, esos ojos grandes y profundos que daban la impresión te absorberían. Su cuerpo era exuberante y definido, cubierto por su personalidad tímida y avergonzada. Era tierna y furiosa, amable y decidida de sí misma. ¡Demonios! Era perfecta, ¿Por qué rayos no se podía enamorar de ella y ahorrarse así infinidad de problemas?

Además, ella estaba enamorada de él, todo era cuestión suya, la mujer perfecta frente a sus ojos implorando por su atención, y él como un imbécil buscando en otra parte. No creo que pueda hacerlo… no la quiero de esa manera, la estimo como amiga, es increíble… pero… ¿Cómo algo más? Sacudió la cabeza y volvió sus ojos al frente, midiendo con atención los pasos que daba. Ella me aceptará, estoy seguro… podría lastimarla si pasa algo y no la quiero… pero también si la rechazo la estaría lastimando… ¿no? Pasó una mano por su cabello, confundido y agobiado, tan perdido que no se dio cuenta en que momento pasó de hablar de su tía no-se-quién a hablar del perro de su infancia.

Demonios… piensa, piensa… no la quiero ahora pero… ¡pero podría llegar a hacerlo! ¡Claro! Sólo es cuestión de tiempo. Se dijo, pero una parte de él no podía dejar de estar seguro que solo estaba pensando las cosas por el dolor que cegaba sus acciones y pensamientos. Pero por suerte hizo callar esa vocecita suya. –Te acompaño hasta tu auto…- se ofreció cuando estuvieron en la parte frontal del lugar, la chica asintió y ambos se dirigieron al estacionamiento subterráneo.

-Vaya, sí que esta oscuro aquí…- masculló la chica, tomando inconscientemente el brazo de Vegeta, quien se sintió incómodo con ello de alguna manera. –Es ese de allá…- señaló su auto pequeño negro, parecía un pequeño escarabajo, de millones de dólares seguramente.

-Bien, entonces es hora de despedirnos…- dijo Vegeta, tomando su mano y pasándola frente a él para invitarla a subir su auto.

-¿traes auto? – preguntó buscando a los lados.

-No, yo no tengo auto… - respondió pasivo. –Tomaré el tren a mi casa…- se explicó brevemente.

-¿No tienes auto aun?- cuestionó alarmada, como si la gente naciera con uno pegado al cuerpo. –Pero Vegeta, es importante comprar uno…- sí, lo sabía, y Harima y Chi se habían encargado de repetírselo los últimos meses. -¿Por qué no vienes en el mío? Puedo llevarte… digo, al menos sólo por hoy… es muy noche para que andes solo en la ciudad…- expresó tímidamente, y Vegeta apretó los labios considerando la propuesta que de seguro no podría evadir.

-No quiero ser una molestia, demás, también debe ser tarde para ti… por cierto, ¿Qué hacías tu solo en la cafetería?- inquirió, dándole tiempo a su mente de pensar en algo.

-Ho, bueno, se suponía que Videl y yo volveríamos juntas, pero bueno, sabes el resto de la historia…- rió brevemente. –Y no eres una carga, la verdad es que no hay nadie que me espere en casa… vivo sola desde hace siete años, ¿sabes?, es lindo tener contacto humano fuera del trabajo… vamos, podría convertirse en una aventura espacial…- bromeó haciendo referencia a Dragon Ball Z.

-Jajaja, tienes razón… de acuerdo entonces, pero solo será por esta ocasión…- aceptó, moviéndose alrededor del auto para llegar al otro lado. Las puertas eran automáticas así que estaban abiertas con sólo un botón. Entraron al auto, y tardaron unos minutos hablando de la ubicación de su departamento, ya que Chi no conocía aquellos lugares y tardó en comprender donde era exactamente aquel sitio.

-Y dime… ¿Qué harás en tus vacaciones? – preguntó sonriente, mirándolo de reojo pero concentrada en conducir.

-¿Vacaciones? ¿Acaso habrá?- preguntó extrañado, acomodándose el cinturón de seguridad que se le atoraba en el hombro.

-Ho… bueno, no son vacaciones, vacaciones, cuando es fin de temporada se toma un descanso, en donde obviamente no nos pagan. La saga de Freezer se estrenará en cuanto la terminemos, y pasará un mes o dos antes de reanudar las filmaciones de la siguiente parte…- explicó, y Vegeta asintió de inmediato.

-No lo sabía, tal vez vaya a ver a mis padres y mi hermana… creo que es lo más seguro…- contestó pensativo, tenía unas ganas descontroladas de volver a ese viejo Dojo con olor a humedad y madera.

-Ho… vaya… - masculló, mordiéndose el labio con nerviosismo. –Es que, estaba pensando si podríamos reunirnos un día de esos y… no sé… salir…- la falta de luz natural ayudaba a disfrazar el rubor de sus mejillas ante su proposición, pero Vegeta, indiferente a aquello, actuó como si no significara nada.

-Si claro, porque no… podría tomar unos días… los que quieras, claro- Chi ahogó una risita emocionada, apretando el volante entre sus manos. ¡Idiota! Demonios, ¿Qué voy a hacer? Ella parece ilusionada… ¡No estoy seguro de nada!

-¿Es aquí a la derecha? – preguntó, y Vegeta se dio cuenta que estaban a sólo cuadras de su casa, en auto parecía mucho más corto. Le indicó la ruta y pronto estuvieron frente a la fachada de su departamento.

-Bueno, muchas gracias por traerme. No hace falta que te bajes, hace frío afuera…- dijo él, pero antes de que si quiera pudiera bajar, Chi-Chi ya estaba fuera del auto.

-Ha sido una tarde extraña…- comentó ella al reunirse con él sobre la banqueta. –Pero me ha gustado pasar tiempo contigo…- agregó, sonriendo de esa manera suplicante.

-Ah si… bastante extraña…- concordó, aunque el refiriéndose en más de un sentido. –Me gusta verte sonreír…- apretó los labios al decir eso, no mentía, le gustaba verla sonreír, le daban ganas de reír, pero era porque la estimaba y quería como amiga, y todo el tiempo deseaba que fuera feliz.

-Vegeta tu…- comenzó a decir ella, pero el chico colocó dos dedos sobre sus labios, sabía lo que le diría, y no estaba listo para escucharla, no estaba listo para oír y no corresponder, ya se sentía lo suficientemente mal por lo que estaba a punto de hacer. No debo jugar con ella. Prometo quererla, prometo quererla… ¡No seas cobarde ya tomaste una decisión! Se gritó a sí mismo, pero no era cuestión de cobardía, y lo sabía, era cuestión de honor, de sentimientos y de lo que estaba bien o mal.

Pero cuando alguien está enamorado, y lo lastiman, en lo último en lo que piensa es en la razón y en lo correcto, solo busca la manera de cerrar heridas, y a veces, cegado por el deseo de curar, toma decisiones incorrectas y apresuradas, decisiones que en la mayoría de las veces, terminan lastimando más de lo que curan.

-El cielo luce hermoso hoy…- comentó él, retirando su mano y desviando su mirada a la profundidad del universo sobre ellos.

Chi volteó a verlo como debía, contemplándolo a penas unos momentos cuando una sensación suave la hizo soltar el aire que contenían sus pulmones. Vegeta la estaba besando. De inmediato correspondió el beso, cerrando los ojos y buscando unir sus manos por inercia. Vegeta la estrechó, apretando los ojos, en parte para darse valor, y en parte para no ver la realidad de los hechos. Se separaron unos momentos después, y cada uno pudo ver cada celeste reflejado en las orbes del otro.

-Nos vemos mañana, creo… creo que debo irme…- dijo ella, colocando otro suave beso en los labios de él, para después soltar sus manos y subirse a su auto-escarabajo, marchándose en la lejanía y confundiéndose con la oscuridad de la noche, acompañada por el ronroneo de su suave motor.

Vegeta corrió, despavorido, como si sus acciones pudieran seguirle y huyera de ellas como si pudiera escapar realmente. Entró en su departamento, azotando la puerta y colocando todos los seguros, ni siquiera notó a Sakamoto, con quien casi se tropieza a medio cuarto. Se sentía fatal, había una cosa que nunca podías hacer, podías engañar a todos, pero jamás a tu propio corazón. Sólo él sabe lo que quiere.

Se tumbó en la cama, ni siquiera fue capaz de cambiarse de ropa o comer algo, estaba exhausto, mental y sentimentalmente exhausto. Se había enamorado de la persona equivocada, y la persona correcta se había enamorado de alguien tan equivocado como él. Que confusión había ahí, enamorados unos con los otros, creando abismos sin salida, tortuosos y absurdos, sin sentido. Odiando y deseando a quien los había lastimado, y fingiendo querer a quien ofrecía un amor sincero. Que complicado era el amor, Chi no se equivocaba, eso había terminado en un viaje del espacio. Uno en donde él era tragado por el profundo negro del abismo estelar.

Tanto dolía ser herido, y su corazón pedía a gritos terminar esa tortura, porque sabía que al final, terminaría por lastimar de la misma manera que a él le hicieron. Se abrazó a ese estúpido cocodrilo de goma, uno que odiaba y golpeaba, para después abrazar y depositar en él sus lágrimas. Lo odiaba tanto como lo quería. Apenas pudo dormir entre tantos arrepentimientos y cuestiones nuevas, la realidad y la conciencia le habían caído de lleno sobre los hombros. Esa noche soñó con el frente de su departamento, y con cabello lacio que se convertía en puntas rebeldes, ojos negros y brazos fuertes que parecía lo hacían volar, siendo tragados después por remolinos formados de estrellas y celestes en el cielo.

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-¡Carajo!- gritó como un loco, pateando nuevamente el sofá de muchos millones que adornaba la sala de su departamento en la ciudad. -¡Maldición! ¡Maldición!- exclamó agobiado, pasándose las manos por el cabello antes de soltar otro golpe furioso contra la pared. -¡¿Por qué me molesta tanto?!- cuestionó a la nada misma, dejándose caer de sentón sobre el sofá de cuero guinda que hacía unos momentos pateaba.

Sostuvo su cabeza con ambas manos, recordando la conversación de esa mañana, esa que por error escuchó, y que ahora, horas después de escucharla, y más de haber sucedido, le ponía tan mal. Se sentía un tonto, y quizá no se equivocaba.

-------Flash back-----

-Goku, Videl ha venido a verte…- avisó Yamcha, que pasaba por ahí, recibiendo un asentimiento y una sonrisa por parte del otro.

Esa chica… ¿Cuándo va a entender que me molesta que venga tan seguido? Pensó cansado, tomando el libreto en donde ensayaba su determinación con la GenkiDama y la lagartija voladora, andando en los pasillos hasta la cafetería principal.

-¡¿Hablas en serio?!- escuchó la voz de Videl dentro del lugar, parecía tan exaltada y loca que siempre. Goku sintió curiosidad, así que abrió ligeramente la puerta para ver de qué se trataba.

-Shh… sí… ha sido hermoso…- contestó su hermana, con las manos entrelazadas y las mejillas sonrosadas de felicidad. Goku frunció el ceño, sintiendo una sensación desagradable dentro de sí, era como una opresión, algo cercano al miedo. Se quedó en silencio, y agradeció a que ellas estuvieran en la mesa seguida a la puerta, y que el resto de la gente ahí presente tuviera la misma serenidad que él.

-¿Y te lo ha propuesto? ¿Ya son novios?- La pregunta de Videl lo hizo endurecerse en su sitio, abriendo los ojos de una manera exorbitante, entendía perfectamente de que estaban ablando.

-No…- contestó Chi, tímida, y aunque Goku se tranquilizó al momento, el tono en que lo dijo lo hizo pensar que las cosas no estaban del todo bien, al menos no para él. –Pero me ha besado, hoy en día eso cuenta como que hemos comenzado a salir… ¿no?- preguntó temerosa, y Videl respondió algo, pero Goku ya no la escuchó, de hecho ya no escuchaba nada de lo que sucedía a su alrededor. Solo esa idea.

Ellos se habían besado.

Vegeta había besado a su hermana sin miramientos, a una mujer, A ALGUIEN MAS. Imposible. Sintió su sangre hervir, su corazón acelerarse de una manera abrumadora y hasta dolorosa, su mano se apretó y tuvo que soltar la perilla que sostenía para no romperla. Salió a zancadas del lugar, la había besado. La había besado. DESPUÉS DE SUPLICARLE A ÉL CON LA MIRADA HACERLO UN DÍA ATRÁS. ¿Cómo se atrevía? No… ¿Cómo podía? ¿Cómo podía besar a alguien más?

--------------Fin Flash Back---------

Sostuvo su rostro entre sus manos, respirando profundo para tranquilizar su corazón colérico. No entendía, simplemente no entendía. Vegeta era su juego, no, ¡Ni siquiera era su juego aún! Y sin embargo le importaba tanto que lo que había hecho. Soy un idiota, yo tuve la culpa por decirle que se fuera a hacer el amor con mi hermana… se reprimió, meneando el pie con histeria. Pero es que…ellos estaban de la mano cuando Videl y yo entramos a la cafetería, y me dio tanto coraje que deseaba lastimarlo, ¡Por eso dije eso! ¡No creí que se lo fuera a tomar en serio! ¡Demonios! ¿Por qué me importa tanto? ¿Por qué estaba tan celoso ayer?

Suspiró, recargando su cuello en el respaldo del sofá, ¿Celoso? Se repitió, jamás en su vida había sentido tal sentimiento, creía que era un invento de las mujeres para chantajear y controlar en todo momento. Pero existían, y dolían y se expandían como veneno en todo su cuerpo. Ni siquiera había hecho el ´amor´ con Videl anoche, la llevo a su casa y luego se fue a su departamento a golpear su almohada salvajemente. Que tonto, él ahí como un niño y Vegeta besándose con su hermana. Que irónica era la vida, el casanova se había enamorado, completamente absurdo, porque la peor parte es que lo había hecho de alguien a quien parecía no importarle.

Pensé que lo tenía donde quería… resultó mejor actor que yo… Pensó con un toque de ironía y sarcasmo.

-¿Goku?- escuchó su nombre, seguido de un par de golpes en la puerta. No hacía falta que preguntara para saber quién era, así que respiró profundo y se talló los ojos como para concentrarse.

-Pasa…- indicó, y en seguida entró Krillin, quien ya no necesitaba anunciarse con el portero, pues iba tan frecuentemente que se acostumbraron a verlo tanto como si viviera ahí.

-Hey, hermano, ¿Cómo estás?- preguntó, pero no hizo falta respuesta, con solo ver sus ojos cansados se dio cuenta de su estado de ánimo. -¿Ocurrió algo con Videl?- inquirió, verdaderamente preocupado.

-No, no pasa nada, todo está bien…- respondió girando a un lado su rostro para ocultar la mentira en sus palabras. –Mejor dime, ¿a qué has venido?- cuestionó en tono molesto, pero Krillin continuó pasivo en su lugar.

-¿Cómo que a qué? No bromees, llevó días esperando a que hagas algo y solo te la pasas paseando por ahí con tu novia, ¿Cuándo vas a hacer lo que ye dije?- Goku hundió el entrecejo ante su opresión, ese tema era lo último de lo que quería saber.

-No creo que funcione, no va a funcionar…- aseguró, sintiendo ganas de ponerse a golpear los muros nuevamente.

-¿Qué? Pero si dijiste que lo tenías donde queríamos…- protestó el calvito, inclinándose al frente para tratar de ver el rostro de Goku, pero este giró la cabeza a un lado. -¿Dime que sucede? ¿Te volviste niño bueno de la noche a la mañana? ¿O es que te ha gustado ese tipo?-

-No…- se apresuró a decir, pero Krillin no captó su evasiva obvia. –Es solo que él… él tiene a alguien especial…- respondió, y el pequeño comenzó a reír como un demente ante aquello.

-¿Y qué? ¿Lo vas a dejar vivir su película de sueño? ¡Al demonio con ellos! ¿Conoces a esa persona?- por supuesto que no podía contestar que era su hermana, quien claro, también terminaría lastimada entre todo esto.

-Si… tienes razón, sólo digo que no vale la pena hacerlo cuando estoy seguro de que no funcionará…- reiteró, pero Krillin chasqueó la lengua y negó brevemente con la cabeza.

-Claro que va a funcionar, confía en mi… de hecho… estoy tan seguro, que haré la llamada ahora mismo…- soltó, buscando velozmente su teléfono.

-No, Krillin no lo hagas, no estoy listo, no va a funcionar…- afirmó, y quizá era verdad que no estaba listo, pero de que iba a funcionar, eso podía jurarlo. Pero por primera vez en todos sus años siendo amigo de Krillin, no quería hacerlo, no quería lastimar, no quería utilizar, no quería mentir.

-Calla, confió en ti, sé que estás listo, y sé que funcionará…- sonrió, mirando a Goku, estando seguro de que él también pensaba lo mismo. –Hola, ¿Steve?- Goku se preocupó al oír el nombre de ese mafioso, pero conocía el plan a la perfección, y sabía que por el momento todo estaba bien. –Sí… desde mañana está bien… perfecto, te enviaré la dirección por correo, claro, gracias…- colgó el teléfono, sonriendo y dándole de vueltas entre sus dedos, como siempre que estaba en espera de algo que de seguro le resultaría bastante divertido.

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Su celular volvió a sonar, sacándolo de su bolsillo para confirmar que nuevamente era ella. Suspiró, leyendo un momento más el nombre sobre la pantalla antes de guardarlo en su pantalón, temeroso de caer en debilidad y terminar por contestarle. No podía hablar con ella, no ahora que no había nada bueno que decir. No estaba muy orgulloso de lo que hizo la noche anterior, en realidad ni siquiera estaba feliz, sino todo lo contrario. Se sentía triste, como si se hubiese traicionado a sí mismo.

Y ahora era perseguido por la culpa, por besar a una buena mujer… y luego huir. El día de hoy solo había pasado evitándola, rehuyendo a su encuentro y no había tenido el suficiente valor para siquiera mirarla a los ojos. Se había limitado a un hola y después huir como el poco hombre que se consideraba ahora. El ingrato que no se dignaba a responder el teléfono y darle una buena explicación con los pantalones bien puestos. Era un cobarde en todo sentido.

Suspiró algo aliviado cuando finalmente dejó de sonar, suplicando mentalmente que no volviera a intentarlo, pues habían sido tantas ya que había dejado de contar. Debía pensar, necesitaba urgentemente hacerlo, sin la influencia de nada ni nadie, necesitaba paz y tiempo. Apresuró el paso al ver el sol descender por el cielo, marcando la mitad de la tarde, debía apresurarse a llegar a su departamento, necesitaba dormir, le hacía falta consultar cosas con la almohada.

Avanzó las avenidas de siempre, con tranquilidad pese a todo, pero una extraña imagen se levantó frente a sus ojos, haciéndolo frenar en seco a pesar de ir cruzando a media carretera, agradecido de que la calle fuera poco transitada. Frente a ese mini súper que había jurado no volver a entrar desde su incidente con la escasez de dinero, vio una figura de cartón, en el pequeño estacionamiento, una que pasa desapercibida para la mayoría de personas, incluso para él lo hubiera sido, claro, si no fuera él mismo quien se encontraba ahí.

Pestañeó y tuvo la intención de tallarse los ojos como un niño, para asegurarse de que lo que veía era verdad. Pero era más que verdad. Al principio de las filmaciones habían tenido sesiones de fotos con todo el elenco, promocionales y cosas así. Pero ahí estaba eso, anunciando el programa y varios productos para niños… ¡¿Varios Productos?!

Atraído por la curiosidad, avanzó a paso cauteloso lo suficientemente cerca como para poder leer. ¡Había juguetes y playeras! ¡¡¡Juguetes y playeras con su rostro y cuerpo!!! Quiso ir corriendo y comprarlo todo, pero sería algo poco maduro… algo… algo… ¡Se moría de ganas de hacerlo! Pero se detuvo a pensar las cosas, sería raro que entrara y comprara todo producto que lo llevara a él. Lo compraría todo, estaba seguro, pero no sería ahí ni en ese momento.

Por lo menos deberían avisarme que van a hacer cosas como estas. Pensó, pero recordó algo que Harima le había dicho respecto a eso, y en verdad no tenía mucha relevancia si le piden permiso o no, siempre fue su sueño, además seguramente le habían dicho por escrito. Sonrió, y sonrió más cuando analizó el pedazo de cartón, eran él y Goku peleando, lanzando Ki, uno azul y otro rojo, se veía increíble, y por primera vez quiso robarse algo.

Tranquilo, estoy seguro que conseguiré más de esto. Se mordió el labio inferior para tranquilizarse. ¡De verdad era famoso! ¡Y de verdad que le quedaba ese pequeño príncipe saiyajin! Se decidió por no robar ni comprar nada de momento, apretando su maleta sobre su hombro volvió a la acera y continuó con su camino. Se sentía tan feliz, un poco de felicidad finalmente brillaba en el mundo de oscuridad que representaba su trabajo. Al fin veía un poco de lo que quería, a lo que había ido.

El resto del camino se fue entre lapsos corriendo, otros pocos caminando despacio, muy despacio, estaba feliz por algo al fin, y eso apaciguaba un poco el torbellino en su cerebro. Se imaginó a él en un punto quizá no muy lejano, rodeado de todo lo que quería. Se preguntaba si así se sentían los demás, los famosos demás. Corrió un puco al llegar a la entrada de su departamento, subiendo las escaleras más a prisa que lo de costumbre, quería llamar a su hermana y madre y contarles, y ¿Por qué no? También a Sakamoto-san quien esperaba ansioso todos los días.

Rodeado de todo…se dijo, de dinero, de autos, de personalidad, de fans, de… -¿Cámaras?- por coincidencia sus palabras encajaban con sus pensamientos, se detuvo en seco al final del pasillo y se asustó por la cantidad de gente que ahí había. Por un segundo pensó que quizá una tragedia había sucedido y que ellos estaba ahí para documentarlo, pero aguardaban en su puerta, y al menos que los gatos aprendieran a llamar a la prensa o a volar, eso no tenía sentido.

Su mente dictaba huir, pero sus pies comenzaron a avanzar. Quizá estén en mi puerta por error, así que pasaré rápido y listo. Se decidió, andando cauteloso, sin encontrar congruencia en el asunto. –Disculpe… me da permiso de pasar…- pidió a uno de los tipos, quién era grande y voluminoso, estorbando en lo ancho un paso a su puerta. El sujeto volteó con rostro malhumorado, pero al ver al chico su rostro se iluminó, sonriendo ampliamente y levantando la cámara fotográfica que llevaba en las manos.

El flash lo cegó, pero no sólo eso, no tardó ni un segundo en llamar la atención del resto. -¡Disculpa! ¡Vegeta! ¿Podrías darnos una entrevista?- gritó una mujer de entre toda la bola que había ahí, pero pronto, entre todo el griterío las cosas eran inentendibles. -¿Es verdad que usted vive en este horrible sitio?, ¿Por qué opta por vivir en esta parte de la ciudad?, ¿La Toei lo explota y no le paga lo suficiente para encontrar algo mejor?, ¿Por qué ha mantenido en secreto su dirección?, ¿Se avergüenza de sus raíces nativas?, ¿Qué dice acerca de los rumores sobre que pertenece a una secta satánica?

¿What? No, espera, ¡¿WHAT?! ¡¿PERO DE QUE M… ME ESTÁN HABLANDO?! ¡¿WHAT THE F… FOKITAS BEBÉS?! -¿Qué?- atinó a decir, y todos siguieron con el bombardeo de preguntas, y no estaba seguro de haberlo oído, pero hasta pariente de un tal Sasuke lo hicieron, a ese sujeto ni siquiera lo conocía. –No sé de qué están hablando, así que si me permiten entraré a mi departamento…-

-¿Entonces es verdad que vive aquí?, ¿Acaso no cuenta con luz eléctrica?- más preguntas absurdas, y no le quedó de otra más que abrirse camino con los brazos, empujó, no tan salvaje al principio, pero terminó por hacerlo sin cuidado cuando pusieron resistencia.

Como pudo abrió la cerradura y entró, empujando los brazos con micrófonos fuera de su puerta, azotándola después y enganchando todos los seguros. Por alguna razón se sentía un niño sin su mamá, así que huyó a su cama, adentrándose en ella y cubriéndose con las sábanas como si eso ayudara. Pasó un buen rato ahí, para ser más específicos, pasó cuatro horas ahí, levantándose solo cuando estuvo seguro de que se habían marchado, pues los murmullos habían cesado al fin.

Se levantó encontrándose con que el sol se había ocultado hacía un rato, y confuso, decidió ir a la cocina para cenar algo. Todo le daba vueltas y no daba crédito a una cosa: ¿Cómo rayos supieron su dirección? Harima y él se habían encargado de que esa información fuera estrictamente confidencial, nadie debía fugarla, exactamente por razones como esas. Harima se lo recomendó exactamente por el lugar que era su casa, seguramente ya conocía a los amarillistas. ¿Entonces como habían dado con él?

Se tiró al suelo, tomando su comida en una charola y colocándola frente a sus pies cruzados, debía preguntar a todos, no lo entendía, solo oficinas, Harima, Chi y Goku conocían su dirección, y no creía que alguno de los tres hubiese abierto la boca, mucho menos con periodistas como esos, los más bajos que había visto, por cierto.

Encendió la televisión, buscando de inmediato ese canal donde por la noche dedicaba un programa a hablar de series y videojuegos para aficionados, le gustaba verlo por que frecuentemente hablaban de Dragon Ball y en ocasiones pasaban capítulos enteros. Pero al llegar a él le dieron ganas de apagarla de regreso. El conductor hablaba de las condiciones ´precarias´ en las que, tanto la televisora, como los productores, tenían a sus trabajadores.

Sí, estaban hablando de él.

No pudo evitar felicitarlos mentalmente por su habilidad y velocidad de esas cucarachas. El tipo, con lentes enormes y sentado sobre un cubo de Rubic gigantesco, vestía ropa adolecente a pesar de ser un perdedor de más de cuarenta años que solo sabía hablar de televisión y consolas; comenzó a señalar a un lado y presentó la entrevista con el personaje de una de las series más famosas y seguidas, el cual era considerado casi un damnificado.

-Hijos de…- el sonido del teléfono sonando frenó sus palabras, haciéndolo levantarse a toda prisa a contestar.

-¿Vegeta? ¡Tienes que ver la tele ahora!- gritó Harima, y desde la bocina se escuchaba el sonido del mismo programa a todo volumen.

-Lo sé, la estoy viendo… todo es mentira, ¿Qué pasa con ellos? – se quejó, dejando ir un suspiro cansado. –Me acosaron horrible… ahora dicen que soy nativo, que soy satánico, que ando con la hermana mayor de Arale, que soy primo de Sasuke y que pido limosna los fines de semana…- agregó, recuperando ese tono asustado del principio.

-Pero, ¿Cómo? ¿Diste tu dirección en algún lado sabiendo que eres una figura pública? – inquirió, y Vegeta negó con la cabeza a pesar de que el otro no podía verlo.

-Claro que no, no soy un demente, no sé qué pasó… ¿Qué hago?- preguntó, con verdadero apuro de una respuesta.

-Tenemos que pensarlo con calma… mañana te espero en la cafetería del edificio a las ocho, ¿te parece? Creo que tomaremos cosas drásticas…- Vegeta suspiró, pero terminó aceptando rápidamente. Apagó la tele con furia, y ni siquiera recogió el plato que Sakamoto ya se estaba comiendo, solo se fue a su cama sin ganas de saber nada de nadie. Otra vez.

Después de una larga y corta noche, se levantó temprano, desayunó y arregló unas cosas, descubriendo en la bandeja de correos de su computadora, miles de nuevos mensajes, desde simples fans enloquecidos y curiosos por lo nuevo, hasta vendedores de casas. Que gracioso. No sólo era su dirección, sino también su correo. Al irse, se encontró en la puerta una montaña de correo, correo era más que basura. Sostuvo uno de los papeles, los cuales eran tantos que se desbordaban de su cajita.

“Casas, departamentos. Rentas, ventas…” Arrugó la hoja en su mano, y vino a su mente el cuestionamiento del día anterior, ¿Era eso lo que sentían sus demás compañeros famosos? Pateó los montones de papeles y se abrió paso entre ellos. –Fama… ¡No eres bienvenida! – gritó, terminado por sacar esa basura de su departamento.

Agradeció que no hubiese nadie en el edificio, y que el camino al trabajo marchara en tranquilidad. Durante el trayecto recibió un mensaje de Harima, quien indicaba tenía una buena idea, solo esperaba que de verdad fuera así. No tardó en llegar, entrando a pasó veloz hasta estar en la cafetería, donde Harima aguardaba de brazos cruzados junto a la puerta.

-¿Y bien? ¿Cuál es el plan?- preguntó impaciente, frenándose justo enfrente de su amigo.

-No hay más, Vegeta, tendrás que cambiarte de casa…- le dejó ir sereno. Vegeta se estremeció ante la idea, abriendo los ojos como platos, para después fruncir levemente el ceño.

El plan funcionó…Pensó Krillin, sonriente y atento a la charla desde detrás de la puerta, ansioso por que pudiera comunicarle las buenas nuevas a Goku y comenzar con eso de una buena vez.

Continuará…

Notas finales:

No me odien por lo del beso con Chi, la verdad es que yo a ella la amo y el momento, (aunque no yaoi) creo que fue lindo (omitiendo que Vegeta no la quiere) además era parte de la historia XD! ¡Las cosas avanzan! Algo lentas pero lo hacen. Espero contar con el siguiente capítulo para la próxima semana y conservar mi ritmo, y así con caps muy largos, (porque todavía falta mucho incluso para llegar a la mitad <como 4 o 5 caps>) oh, si, hasta ahorita han pasado más de seis meses en la historia, solo que como no fui especifica con los tiempos creo que no se entendió.

Amo sus RW, gracias a los que me han seguido desde el principio, y que aguantaron mi ausencia (01PrincessaCandy01), gracias Magda que lees a pesar de que no hablas español y debas traducir, y claro, como siempre millones de gracias Mosheneira, que no sé cuánto tiempo llevas leyéndome (desde que empecé xD) y no te aburres de mis tonterías, y más aún que me dejas los rw más hermosos del mundo cap a cap, historia tras historia, sin tu opinión estoy como que no se si voy bien jejeje, si no fueras casada te pido matrimonio xD (ntc) gracias por tu apoyo incondicional.

En fin gracias a todos, intentaré contestar los comentarios como esta vez  y espero actualizar todos los viernes. Nos vemos la próxima, saludos.


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