Otro día más, despertando, pero con los ojos aun cerrados, pensando en que tuve de nuevo ese sueño, el que he tenido desde que tengo 7 años y que no puedo recordar, cada que despierto de ese sueño tengo la misma sensación… la sensación de que me falta algo <> pero… por más que intento saber que es <> no lo logro, ahora tengo 26 años y a pesar del tiempo siempre me he sentido vacío, odio ese sentimiento.
Abro los ojos lentamente después de unos minutos de reflexión, me siento sobre mi cama y me tallo un poco los ojos, me levanto y me dirijo al baño, me doy una ducha rápida tratando de alejar esos pensamientos y sentimientos que me atormentan, para poder seguir con mi vida normal y aburrida, salgo de la ducha y me visto casualmente, como siempre, camino hacia la cocina para preparar un desayuno rápido.
-Hola Jiji –sonrió y me hinco para estar a la altura de mi pequeña gatita, mi fiel amiga que me ha acompañado durante mucho tiempo, la acaricio mientras ronronea, unos segundos después me levanto y sigo haciendo lo que me proponía, hago el desayuno y lo devoro, sin muchas ganas, lavo mis dientes, tomo mi bolso y salgo de mi apartamento para ir a mi trabajo como escritor en una revista de música muy reconocida, camino dos cuadras para llegar al subterráneo ya que es la forma más fácil de llegar, al fin, llegue a la estación correspondiente, salí y camine unos cuantos metros para llegar a un gran edificio, mi lugar de trabajo, camino hasta el elevador a paso firme–
Hola Junsu –sonreí al ver a uno de mis mejores amigos-
Hola Jaejoongie –rio un poco ante el apodo que me ha dado, desde que nos conocemos de muy pequeños me dice así-
¿Cómo te fue el fin de semana?, tu sabes a que me refiero –digo en un tono burlón mientras él se sonroja por mis palabras-
¿A q-qué te refieres? –Dice tartamudeando y desviando la mirada-
Sabes perfectamente a que me refiero, tú sabes, la cita que tuviste con Yoochun –volví a reír mientras subíamos al elevador, después de casi un minuto llegamos al piso 25, el piso en el que trabajamos. Al termina un largo día de trabajo por fin salí de trabajar, me despedí de Junsu y camine hacia el subterráneo, después de unas estaciones llegue a la más cercana a mí apartamento, comencé a caminar por la banqueta, pero de pronto alguien puso un paño para cubrir mí rostro, mi visión se comenzó a poner borrosa y después de eso no recuerdo nada más-
-me duele la cabeza, intento subir mi mano hasta mis ojos para tallarlos, pero es inútil, están ¿encadenados?, al darme cuenta abro rápidamente mis ojos, no reconozco el lugar, es una habitación si nada más que una cama en la que estoy recostado, no entiendo que pasa, sigo confundido, ¿Quién me hace esto?-
¡Ayuda! –Grito, pero mi voz es un poco débil- ¡Ayúdenme! –vuelvo a gritar, ahora mi voz es más fuerte, de pronto alguien entra a la habitación, puedo divisar su figura en el marco de la puerta, enmudezco, no puedo hablar, tengo una extraña sensación, no sé qué es, no lo puedo describir, al parecer es un hombre, un hombre alto de aproximadamente 1.80 metros, delgado, comienza a acercarse a mí lentamente, logro ver que un paliacate cubre su rostro, lo único que queda descubierto son sus ojos, sus ojos… siento que los conozco... ¿por qué?-
Ayúdame… –digo casi en un susurro- por favor… -se sienta en el borde de la cama, a un lado de mí-
No… puedo… -dice sin verme, pero logro ver como agacha su cabeza, se levanta y voltea a verme-
Yo… no quería… pero… me obligaron, perdóname –unas lágrimas comienzan a salir de mis ojos <>, me mira a los ojos, puedo ver en su rostro preocupación y arrepentimiento, no puedo apartar la vista de él, a pesar de que me tiene encerrado... logro sentirme… ¿tranquilo con su presencia?-
¿Q-quién… quién eres? –De pronto se levanta de la cama-
Por favor… perdóname –dice en un tono casi inaudible-
¿Ya despertó? –Desde a fuera de la habitación se escucha el grito de un hombre y el chico que está conmigo dentro del cuarto empieza a dirigirse hacia la puerta, con la cabeza agachada-
No te vallas, quédate conmigo –grito inconscientemente <<¿por qué dije eso?>> él se detuvo en el marco de la puerta y me observo por uno segundos, yo quería correr hacia él, pero no podía, estaba encadenado, me sentía desesperado, por alguna razón no quería que él se fuera, pero después de unos segundos simplemente se giró y salió de la habitación cerrando la puerta tras él-
Si señor… él joven ya despertó… -seguía impresionado, a pesar de que yo… lo secuestre, aun así él… quiere que este a su lado-
~Flashback~
-Estaba desesperado, necesitaba un tercer trabajo, necesitaba el dinero para salvar la visión de la niña de mis ojos, mi pequeña Yoojin… mi hermana, le acababan de diagnosticar una rara enfermedad en los ojos llamada Coroideremia, ella empezaba a perder la vista poco a poco, no quería que nada le sucediera, yo era lo único que ella tenía y yo solo la tenía a ella, nuestros padres habían muerto en un trágico accidente de auto cuando mi pequeña solamente acababa de cumplir 2 años y yo tenía 17 años, tuve que dejar la preparatoria para meterme a trabajar y mantener a Yoojin, mientras una ancianita muy dulce que era mi vecina la cuidaba mientras yo trabajaba. Y ahora después de 9 años me encontraba en una pequeña cafetería cerca de mi casa con un periódico en las manos y un plumón para marcar los posibles trabajos que podría conseguir, mis posibilidades no eran muchas ya que no tenía la preparatoria terminada y ¿quién contrataría a un chico de 26 años que no termino la preparatoria?, ya me habían rechazado de por lo menos 15 entrevistas de trabajo, pero no me daría por vencido, necesitaba salvar a mi hermana y por ella haría cualquier cosa-
Veo… que estás buscando un trabajo –levante la cabeza y vi a un hombre de traje muy bien parecido-
Si… así es –Respondí y volví mi visión al periódico-
Bueno pues estas de suerte muchacho, yo te puedo dar trabajo –tal vez este deba ser mi día de suerte-
¿Enserio? –Pregunte incrédulo-
Sí, es enserio –sonrío, su sonrisa era un poco ¿extraña? No se me ocurre otra forma de describirla-
-Me dijo su nombre… Kim Byung Soo, si ese era su nombre, me explico de que se trataba el trabajo y a pesar de todo lo acepte, pero cometí un gran error al aceptarlo, nunca imagine que aquel señor planeara otra cosa y me utilizara para ello-
El trabajo era solo seguir a un chico, yo no entendía porque, pero ese no era mi asunto, yo solamente quería el dinero, no podía negarme, me pagaba demasiado bien y aparte él se haría responsable de todos los gastos médicos de mi querida hermana, así que no me importo mucho, me enseño fotos del chico al que debía seguir, por todos los dioses… ¡ese chico era completamente hermoso!, eso fue lo primero que cruzo a mi mente al verlo, el señor Kim me dio la dirección de la casa de aquel chico, también el de su trabajo y el bar a que frecuentaba, tenía que seguirlo día y noche e informarle a mi “jefe” todo lo que hacía aquel joven.
Pasaron 4 meses de acosar a ese pobre chico, si, acosar, esa era la palabra correcta, ya que al principio lo hacía por obligación, pero al pasar del tiempo poco a poco aquel chico, me empezó a… ¿gustar? Al principio yo no lo admitía, ya que yo no era gay… ¿o sí?
Cada día que pasaba comenzaba a dudar de mi propia sexualidad, aunque pensándolo bien, creo que hasta el chico más heterosexual del planeta entero se volvería gay con tan solo ver a ese hombre, ese hombre hermoso de tez blanca, con esos lindos y carnosos labios rosas, con la mirada más sensual y tierna que podía ver, esa mirada con la que me derretía, la que inconscientemente me llamaba…