El día había sido aburrido, nada interesante, la misma rutina, las mismas personas, las mismas calles, los mismos ambientes, incluso la misma meta. Tome mis cosas y me dirigí al vehículo, tome el mismo camino a casa, al llegar entre a casa, detrás de aquella familiar puerta estaba la monotonía de siempre, todas las cosas estaban en el mismo lugar que había dejado antes eche un suspiro y me dirigí a mi habitación. “enorme casa para alguien tan solo…” pensé.
Me quite el traje fino color plata, lo guarde cuidadosamente, remplace por una cómoda ropa, me dirigí a la cocina, por instinto me fije en la hora, eran las 7:00 pm. Saque todo lo necesario para preparar algo de comer, al tratar de encender la cocina eléctrica un golpe muy fuerte se escucho desde la puerta principal, corrí a ver lo que sucedía, al abrirla un delgado cuerpo estaba acostado sobre suelo formando una posición fetal, me incline para poder ayudarlo entonces aparecieron dos hombres frente a nosotros, mire a ambos confundido, intente alzar al chico del suelo, pero uno de ellos levanto la mano hacia nosotros y un peculiar sonido hizo que mi cuerpo se estremeciera.
- aléjate de ese gusano o los mato a ambos… - me ordeno, levante las manos y noté que el chico se retorció acercándose a mí, temblaba y me dio mucha lástima.
- a-ayúdame… - me pidió entre susurros y alaridos.
- no pueden matarlo – dije un poco histérico – es, es casi un niño – uno de los hombre rio irónicamente.
- solo gira, entra a tu bonita casa y has como si no viste ni escuchaste nada – dijo el hombre que portaba el arma.
Mire al chico que temblaba, al observar su rostro note que si era muy joven para morir ahí, sus ojos eran tan inocentes como un niño, tenía algunas magulladuras en sus mejillas, sus gruesos labios estaban teñidos de sangre, trague saliva, mire sus ojos y se llenaron de lagrimas.
- no me dejes, por favor, no quiero morir – pidió, quería ayudarlo, era tan joven.
- ¡bien! - dije mientras me puse de pie, levante las manos y moví mi cabeza de un lado a otro – debería irme, no los vi, no los conozco… - gire aun con las manos en alto – pero no lo hare –gire rápidamente aventándome sobre el tipo que sujetaba el arma, me senté sobre él y concentre todas las fuerzas que pude en mi puño derecho y lo descargue en su rostro y suave crujido indico de su tabique estaba roto, rápidamente tire el arma para quitárselo pero este no soltaba, el otro hombre se lanzo sobre mí haciendo que perdiera el equilibrio, seguí tirando del arma cuando este dejo escapar un ensordecedor disparo, con el nudillo de mi codo proporcione dos golpes en el rostro del tipo que no soltaba el arma, y por fin por aquellos golpes el hombre soltó el arma.
- ¡basta! – Grito el otro hombre y un golpe en mi rostro hizo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo - te pedimos que te fueras, ni si quiera conoces a este niño y juegas a ser héroe - tenía los ojos cerrados intentando evadir el dolor en mi rostro, entonces otro golpe en mis costillas hizo que me retorciera.
- déjalo ir - dije entre gemidos.
- te equivocas, estoy aquí para matarlo, pero tú te interpusiste y ahora los matare a ambos - mire al hombre y este tenía apuntando el arma hacia el chico, gire a verlo y estaba casi sentado, se veía cansado, su respiración era lenta y sonora, ¿Cuánto tiempo lo habrían torturado?, sus ojos se abrieron un pocos y se posaron en mi, entonces se acerco a mí como pudo. ¿En qué momento llegue a esto?
Nuevamente miré al hombre que reía gustoso, eso me provocaba rabia, ¿Cómo un hombre puede sentirse tan bien al intentar matar?
- estás loco – dije provocando que este estallara en carcajadas – entonces mátame pero no a él –
- parece una sucia historia de amor gay – dijo irónico – es solo un chico, conocerás otro en cualquier otro lugar, pero ya que tanto quieres morir, te matare primero, luego a él. – entonces el arma se dirigió a mi.
- ¡no! – jadeo el muchacho y se aferro como pudo a mi, yo lo abrace.
- a la mierda todo – gruño el hombre, se dirigió a nosotros y con una patada en las costillas hizo el chico se alejara de mi, el soltó un alarido y entonces le proporciono otra en su estomago y el chico se retorció. – no jugare mas Minho – tomo sus oscuros cabellos y lo puso de pie - ¡camina! – ordeno, me puse de pie para evitar el golpe que el hombre planeaba proporcionar al delgado chico de ojos grandes y oscuros – no te acerques – grito el hombre y me apunto, cargo el arma.
- de-dejado – hablo chico llamado Minho.
- camina – hablo seco y firme, el chico obedeció y camino desproporcionado.
- ¡alto! Todos las manos sobre la cabeza – grito una voz desfiguraba por un megáfono – rápido, rápido – pero el hombre no dejaba de apuntarme, entonces vi en su rostro rabia, odio, estaba realmente molesto. – señor baje el arma, o tendremos que arremeterlo a la fuerza, por favor baje el arma – y en sus ojos note que no tenía intención de hacerlo, la ira hizo que temblara, frunció el labio y sostuvo el arma con ambas manos.
- el sujeto no tiene intención de soltar el arma, efectivos apunten armas – hablo una mujer.
- bájala, de todos modos si no lo haces podría matarnos – vocifere tratando de calmarlo.
- señor es la ultima vez que se lo pido, baje el arma o tendremos que abrir fuego –
Había pedido un poco de acción en mi vida y ahora me encontraba delante de un arma amenazándome con arrancarme la vida y todo por proteger a un chico que ahora estaba a salvo junto a los paramédicos, pero ahora yo, estaba fatalmente amenazado por aquel hombre, destruí el plan de ambos hombres, asesinarme era su única manera de vengarse. El rió sádico y movió la cabeza, subió el arma un poco quedando exactamente frente a mi rostro. Los policías gritaban, ordenaban que soltara el arma, otros ordenaban que soltaran fuego y entonces un solo disparo calló a todos, por primera vez puse atención a mi corazón, tenía miedo, ¿aquella bala era para mi? ¿o para el? Entonces lentamente el hombre se desplomó frente a mi y yo volvi a llenar de aire mis pulmones. Rápidamente los paramédicos tomaron el cuerpo del hombre y lo trasladaron en una ambulancia a un hospital.
Ingrese a casa y fui por agua, bebi varios vasos, lave mi rostro un par de veces, luego salí para constatarme que todo estaba bien, antes se salir por la puerta principal una mirada familiar se poso en mi, era el chico que prácticamente salvé.
- gracias… - dijo quedo y yo sonreí.
- yo.. no, no es nada - dije con la misma sonrisa – te ves mal – dije apuntando las heridas en su rostro.
- señor debe acompañarnos al hospital – dijo un hombre con uniforme de paramédico, y Minho abrió lo ojos consternado.
- yo, no, no, estoy bien - hablo nervioso y negó rápidamente con la cabeza.
- debes ir, estas herido, y quizás tienes alguna fractura – le dije calmado.
- no, no entiendes. Ellos irán por mi allá, déjame quedarme, por favor – la última frase lo dijo casi inaudible, quebrada por un sollozo.
- e-está bien, quédate –
- pero debe… - trato de hablar el chico uniformado.
- yo me encargo, gracias – el chico asintió y se fue.
Volqué a mirar al chico de ojos grandes y le dedique una amplia sonrisa indicándole que todo estaría bien y el respondió con otra tímida e inocente.
- siéntate… iré por algunas cosas para esos – dije indicando las heridas de su rostro y el obedeció con la mirada baja.
Me dirigí al baño por el botiquín, al volver lo encontré a el recostado en uno de los amplios sillones, se había quedado dormido en tan poco tiempo. Me acerque sin hacer ruido para no despertarlo, pero con el mas mínimo ruido él se sobre salto y se incorporo desorientado.
- tranquilo… soy yo – le dije suave.
- oh, disculpa por todo esto – dijo el chico levemente sonrojado.
- no es nada, deja que cure esto – dije señalando la herida algo profunda de su ceja izquierda.
- tengo muchas – dijo algo decepcionado de si mismo.
- cuidare de ti, ¿acaso no dije eso? –