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Sick por Reilaa_

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Notas del capitulo:

Bueno, volvi... un poco tarde(? 

Tarde mas de lo que tenia planeado pero bueno, cosas personales... espero que sigan al tanto de este pequeño proyecto (?) 

Y no olviden darle like a la pagina https://www.facebook.com/ReilaTHSK ahi siempre van a encontrar las actualizaciones y demas c: 

 

Ya eran las 4 y Taemin estaba sentado en el sofá de la sala, hablando con su madre.

Miraba de vez en cuando el reloj, pero extrañamente no estaba nervioso. 

Sonríe cuando escucha que suena el timbre y agarra su chaqueta y su celular.

Se dirige a la puerta y se mira en el espejo antes de abrir y sonreír mas al momento en el cual Minho aparece en su campo de visión.

- Hola Taem…- con una sonrisa en su rostro, las manos en los bolsillos de la chaqueta y el cabello un poco despeinado, Choi Minho definitivamente le iba a volver loco.

Taemin le da un breve beso en la mejilla al momento en que cierra la puerta.

Minho extiende su mano para agarrar la del menor, pero antes de tocarla, se arrepiente y deja la suya propia colgando a un lado de su cuerpo.

Pero lo que realmente le sorprende, es que Taemin luego de unos minutos de caminata agarra su mano y entrelaza sus dedos.

Una sonrisa se forma en el rostro de ambos adolescentes, aunque ninguno de los dos se ha percatado el uno del otro.

Caminan de la mano hasta que llegan al parque, donde son conscientes de que sus manos están unidas y sus dedos siguen entrelazados, y se miran al sentarse debajo de la sombra de un árbol.

Taemin sonríe con timidez y agacha la cabeza, apartando la mirada. Minho sigue observándolo, casi fascinado, grabando en su mente cada detalle de aquel hermoso ser humano, parecido a un muñeco de porcelana, que se hallaba ante él.

- Me gustan tus labios… -susurro el mayor, sonriendo levemente al ver el sonrojo que se instalaba en las mejillas del menor.

- A-ah… A mí me gustan tus ojos, Minho-hyung… -el alto sonríe y le acaricia la mano, suavemente, mientras piensa y se da cuenta de que es la primera vez que Taemin le llama ‘hyung’.

Conversan de cosas sin importancia, pequeños detalles que estaban ayudando a construir aquella relación que apenas comenzaba a formarse.

Taemin ríe a menudo, mientras Minho se quedaba observándolo fijamente, con una pequeña sonrisa en su rostro.

Pero entonces, Minho recuerda aquellas dudas que le persiguen desde que conoció al menor. 

¿Cómo era Taemin antes? ¿Por qué cambio tanto? ¿Qué lo hizo ser lo que es ahora?

Sin dudar ni un segundo, suelta una pregunta, pero se da cuenta de que no fue buena idea porque Taemin ha borrado cualquier rastro de sonrisa de su rostro, y se ha quedado viéndolo fijamente, sin decir ni una palabra, sus labios sellados y su mirada un tanto fría.

Minho se da cuenta de que no es un tema del que Taemin desea hablar al momento en que el menor agacha la cabeza, escondiéndose de su mirada, escondiendo su rostro detrás de su flequillo.

Minho le acaricia el cabello y le dice que no importa, que le gusta más como es ahora y solo eso basto para que Taemin volviera a sonreír.

Pasan algunas horas más charlando en el parque, hasta que ya están cerca de ser las 22:30 y el celular de Taemin comienza a sonar, con mensajes y llamadas de su madre y de su hermano.

El menor se encarga de contestar y asegurarles que en menos de media hora estará en casa.

Minho le acompaña hasta su casa, mientras siguen hablando, a pesar de que al día siguiente van a verse de nuevo. 

Una vez en la puerta, Taemin ve a Minho fijamente, sin saber cómo despedirse.

¿Un beso? ¿En la mejilla? ¿O quizá en los labios…? No. Un simple ‘adiós’ bastara.

Cuando Taemin va a hablar, se queda paralizado al sentir los brazos de Minho rodearle, al sentir su cuerpo pegado al del alto.

Se sonroja e inmediatamente se aferra a él como si su vida dependiera de ello, escondiendo su rostro en su pecho y sacando una risa divertida al mayor.

Se despiden luego de unos minutos más abrazados y cuando Taemin entra a su casa, corre a su cuarto y se tira en la cama, apretando un almohadón, conteniendo las ganas de gritar de alegría y entusiasmo.

Porque a pesar de todo lo que había pasado, parte del inocente Taemin de 13 años aún estaba en él.

 

El lunes por la mañana todo fue igual que siempre.

Saludar a Kibum, Jonghyun, Jinki. Contarle todo lo que había sucedido el día anterior a sus amigos.

Aunque el único que se mostraba emocionado era Kibum, Taemin sabía que Jonghyun y Jinki también estaban pendientes de lo que pasaba en su vida.

Le cuidaban de los demás, pero no le protegían de sí mismo.

Igual con Kibum. Al momento que toca el timbre para ir a clases, cada uno se dirige a su aula.

Taemin se tira despreocupadamente en su silla y saca un cuaderno y una lapicera de su mochila, anotando todo lo que dice el profesor. La segunda hora, igual.

En la tercera hora, Taemin ya estaba dormido sobre sus apuntes cuando siente una cálida mano acariciando su nuca.

Se estremece ante el tacto e inmediatamente levanta la cabeza y se encuentra con esos ojos y esa mirada que le vuelven loco, a menos de cinco centímetros de distancia.

Taemin siente como su ritmo cardiaco se acelera y como un sonrojo empieza a cubrir cada parte de su rostro. Minho sonríe tímidamente y le acaricia la mejilla.

Pero su mano se aleja al momento en el que un carraspeo se deja oír en toda el aula, que de repente ha quedado en un absoluto silencio.

Taemin se aleja rápidamente de Minho, escuchando las risitas y los murmullos de sus compañeros.

El resto de la clase transcurre normal, aunque con un esfuerzo sobre humano de Taemin para ignorar la mano cálida que acaricia su muslo, su rodilla, y a veces un poco su cadera.

Breves toques que le hacen estremecer y olvidarse que estaba en un aula llena de gente.

Cuando toca el timbre al fin, Taemin guarda sus cosas y se cuelga la mochila al hombro, siendo el último en salir del aula, como siempre.

Cuando gira hacia la derecha del pasillo, siente una cálida mano tomar la suya y tirar de ella hacia la dirección contraria, siendo Minho quien le llevaba hacia las escaleras.

Taemin no pone resistencia, solo se queja un poco porque el alto le hizo subir los tres pisos, hasta el último escalón, rápidamente.

Cuando el menor quiere decir algo más, ya estaban en la azotea del colegio.



Minho nunca había sido muy romántico que se diga.

Tampoco era cariñoso. Ese era, según mucha gente, uno de sus defectos.

No demostraba sus sentimientos. Claro que tenía sus razones para no hacerlo, pero eso era algo personal.

Llevar a Taemin a la azotea del colegio para ver el atardecer se le ocurrió viendo un dorama.

Luego se arrepintió de haberlo pensado siquiera, pero ahí estaba, sujetando la mano del menor, arrastrándolo a la azotea.

Sabía que de algún modo u otro se iba a arrepentir después, pero Taemin hacia que su lado dulce saliera a la luz.

Cuando llegan, Minho abre la puerta y hace que Taemin pase primero, para luego salir él y asegurarse de que la puerta quede bien cerrada.

Ve al menor apoyarse contra la barandilla que rodea una parte de la azotea, y se apoya a su lado, contemplando el atardecer.

Aunque su atención se desvía totalmente a Taemin de un momento a otro.

El menor observaba con tranquilidad el paisaje, mientras que Minho le observaba con tranquilidad a él, y lo sabía.

Esa pequeña sonrisa en el rostro de Taemin lo delataba.

El alto mira por un momento el cielo, dudando sobre si hacer o no lo que tiene pensado desde que están en ese lugar, pero al final su cuerpo se mueve solo, mientras abraza a Taemin por detrás, rodeando su fina cintura con sus brazos, haciendo que el menor apoye su espalda contra su pecho.

Escucha una risita nerviosa y sonríe, y su sonrisa se ensancha más cuando las pequeñas manos de Taemin se apoyan sobre las de él, creando una escenadigna de una telenovela. 

 

Por otro lado, en un pequeño departamento en el centro de Seul, se encontraba Kim Kibum.

El aburrimiento le consumía, y su maldito mejor amigo estaba con una puta quien sabe dónde. 

Suspira y se para frente al espejo, viendo su cuerpo detenidamente.

Se encuentra al menos, diez u once defectos.

Estoy gordo. Nadie me quiere porque estoy gordo. Nadie me quiere porque me corto. Nadie me quiere porque soy feo.

Recuerda su vida hace tiempo atrás, cuando tenía amigos, cuando todo el mundo le quiera, todo el mundo quería un poquito de atención de él.

¿Qué paso? ¿Qué hice mal?

Recuerda cuando sus ojos tenían brillo y cuando su mirada no era la de una persona mayor de 40 años.

Había pasado por tanto en sus cortos 17 años que le era imposible nombrar cada cosa.

Una lágrima cae por su mejilla y rápidamente la limpia, dirigiéndose a la cocina.

Saca un cuter de uno de los cajones y automáticamente apoya la filosa punta contra la piel de su brazo.

Los anteriores cortes no han sanado del todo aun, por lo que aprovecha y vuelve a lastimarse ahí, y un poco más arriba…

Pero por miedo, quizá, nunca se había atrevido a cortarse más allá de la pulsera que separaba el resto de su brazo de su muñeca.

Su piel era tan blanca que podía ver sus venas a la perfección, pero no quería acabar con su vida aun.

Kibum siempre tenía esperanza de que todo iba a cambiar algún día.

Alguien iba a amarlo, iba a hacerlo feliz…

Sus pensamientos son interrumpidos por el celular que suena y suena.

Suelta un bufido y se envuelve una toalla alrededor del brazo para detener un poco el sangrado, y atiende.

Gritos y más gritos de reproche es lo que se gana la persona al otro lado de la línea, mientras la voz de Kibum cada vez se desgastaba más, dejándolo casi afónico.

El rubio corta la llamada y se tira en el sofá, revolviéndose el cabello.

¿Por qué me molesta tanto que Jonghyun este paseando con Yoona y no conmigo?

Sacude la cabeza e inmediatamente dirige su vista a al televisor, viendo como empezaba su película favorita.

Se acomoda en el sofá, abrazando un almohadón y se prepara para llorar durante 2 horas viendo Titanic.

 

Luego de un par de risas nerviosas por parte de Taemin y unas cuantas caricias de Minho en la cintura del menor, ambos adolescentes se han quedado en completo silencio, viéndose fijamente.

Minho permite que Taemin se gire entre sus brazos, y que apoye sus pequeñas manos en su pecho.

El menor le mira con algo de vergüenza y el solo sonríe un tanto nervioso.

Se quedan unos momentos más viéndose fijamente, hasta que Taemin decide romper el contacto visual y susurrarle a Minho que ya era tarde, que tenían que volver a casa.

Los nervios del menor se notaban a kilómetros de distancia, pero el alto permaneció callado y con una sonrisa.

Sujeto la mano de Taemin y volviendo a recorrer el mismo camino de antes, salieron del colegio.

Había sido una tarde estupenda. Sin duda, ninguno de los dos podía estar más feliz.

Al llegar a casa de Taemin, Minho le mira, de nuevo teniendo un dilema interno.

Taemin está buscando las llaves en su bolsillo, con tranquilidad, sin ningún tipo de apuro.

Sonríe cuando las encuentra y se gira para ver a Minho, e inmediatamente siente dos grandes manos encima de sus hombros.

Traga saliva mientras observa como el alto cada vez se acerca más a su rostro, viéndolo fijamente a los ojos.

Se le notaba un poco confundido. 

Finalmente, Taemin siente el cálido roce de los labios de Minho contra los suyos propios.

Sin saber cómo reaccionar, solo atina a apoyar sus manos en el pecho del mayor, a la vez que siente como el alto afianza más el beso y se deja llevar.

Sus ojos se cierran automáticamente y sus brazos, inconscientemente rodean el cuello del mayor, atrayéndolo más hacia su cuerpo.

Taemin siente como uno de los brazos de Minho rodea su cintura, mientras su otra mano está ocupada acariciándole la mejilla, y sonríe.

Sonríe, porque no puede haber un primer beso más perfecto que este.

Sonríe porque luego de tanto tiempo, vuelve a experimentar lo que es la felicidad.

Kibum cambia de canal una y otra vez, aburrido totalmente… de nuevo.

Había visto su película favorita, sí.

Había llorado otra vez, como siempre, sí.

Pero de todos modos, seguía aburrido. Iba a salir por un momento pero se largó a llover.

La lluvia le había obligado a permanecer en su departamento, mirando con odio a las nubes por un momento para luego irse de nuevo a la sala, acomodarse en el sofá y simplemente observar la pantalla del televisor.

Comenzaba a dormirse con la cabeza apoyada en el brazo del sofá cuando el timbre sonó.

Una, dos, tres veces. Al parecer la persona al otro lado de la puerta estaba apurada.

Kibum se levanta y con toda la tranquilidad del mundo abre la puerta, encontrándose con un Jonghyun totalmente mojado, chorreando agua casi, viéndolo con una sonrisa de disculpa y con una bolsa un poco sospechosa.

Kibum está tentado a cerrarle la puerta en la cara sin más explicaciones, pero su cuerpo no obedece y deja pasar a Jonghyun, refunfuñando en voz baja.

Cierra la puerta de un portazo, siendo evidente el enojo que sentía y se gira, solo para ver a Jonghyun depositar la bolsa en la mesita de café e ir corriendo al baño, a buscar una toalla seguramente.

Kibum suspira y se tira de nuevo en el sofá, viendo la bolsa con curiosidad.

Finalmente, cuando sus dedos están a nada de agarrarla, la voz de Jonghyun le hace sobresaltarse y tirase de nuevo en el sofá, poniendo de nuevo su cara desinteresada y viendo la tele.

Jonghyun se sienta a su lado y lo ve fijamente.

El menor trata de ignorarlo, fingir que no está ahí, viéndolo con esos ojos de cachorrito mojado en medio de la lluvia.

Si le veía directamente a los ojos, todo su enojo se iría por la ventana, solo para decir un ‘Está bien, te perdono, pero será la última vez’ que nunca cumplía, porque le perdonaba una y otra vez.

Hoy, se había decidido por fin a negarse a los encantos de su amigo e ignorar cada pequeña muestra de arrepentimiento de el.

Durante las dos primeras horas, la misión fue todo un éxito.

En la tercera hora, le miraba de reojo, viendo la mueca triste de Jonghyun de vez en cuando.

Ya comenzaba a bajar la guardia.

En la cuarta hora, todo se fue al carajo.

Simplemente se había arrojado a sus brazos, usando como excusa que tenía frio, aun cuando estaban en primavera y ni siquiera había una mísera brisa de aire.

Jonghyun, por supuesto, había colocado sus brazos alrededor del delgado cuerpo de su amigo con una sonrisa, acariciando un poco su espalda, apoyando su cabeza contra la del menor.

Kibum estaba aferrado con fuerza a la cintura del mayor, enterrando su cabeza entre su mandíbula y su hombro, su nariz rozando la piel de su cuello.

Sentía como el mayor se estremecía, y esto le hizo sonreír.

De algún modo u otro, sabía que era el único que podía causar esas reacciones tan breves pero notables en Jonghyun. 

 

Notas finales:

Un poco cortito pero bueno, es lo que salio (?


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