Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dinastia Lu por Matildespitzenberger

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí les dejo el final. Disfruten :)

 

La próxima vez que las puertas del palacio se volvieron a abrir, fue para cuando él, ya tenía veintiún años. La guerra en Corea había terminado y la familia Kim, había decidido pasar una tiempo junto a los Lu pero no fue hasta su llegada, que se percató que había una baja.

Minseok caminaba al lado de su madre y llevaba orgullosamente el uniforme de capitán de la tropa coreana, su rostro endurecido por las circunstancias y un porte tan masculino y fuerte, hizo que Luhan tuviera que reprimirse para no lanzarse a sus brazos.

-Familia Kim- saludó el Emperador, ambas familias se inclinaron respetuosamente, al finalizar el patriarca se acercó al joven muchacho- Lamento la pérdida de tu padre, mi más sentido y sincero pésame-

-La muerte de mi padre no ha sido en vano- habló gruesamente agradeciendo sus palabras con una elegante inclinación- ha muerto, en combate defendiendo a la nación-

-Y por ello le recordaremos- terminó ordenando con sus manos que todos se inclinaran en forma de respeto.

Luego transcurrida la cena de bienvenida, Luhan le pidió a Minseok que lo siguiera. Después de comer y una estrecha plática con su padre, habían alejado al recién llegado de él más de lo esperado, así que merecía acapararlo aunque sea unos minutos antes de dormir.

-Su majestad- saludó uno de sus guardias quien hacia vigilia en su puerta.

-Puedes irte a descansar, Yixing- informó- El capitán Kim puede relevarte esta noche-

Nombrarlo de esa forma le hizo sentir orgulloso pero le acompañó un pequeño miedo, quién lo diría que a una corta edad él estaría a la cabeza de todo un pelotón, aunque también se moría por los detalles, ¿estará herido?,¿enserio ya había superado la muerte de su padre como comentó en la cena?

-Claro, buenas noches-

Cuando Yixing se marchó, él ingresó rápidamente a su habitación, al escuchar cerrar la puerta, se volteó apresuradamente, apegándose urgentemente al fuerte cuerpo de aquel hombre, que lo recibió de la misma manera.

-¿Estas bien?- preguntó sosteniendo sus mejillas observándole detenidamente- Tú padre… – insinuó el tema recibiendo una cálida sonrisa de su parte.

-Él murió bajo sus propios términos y que hayamos ganado esa batalla, fue la mejor manera para honrar su muerte- comentó sosteniendo su mirada y la mano que le acariciaba, terminando por besarla.

-¿No has recibido alguna herida?, ¿Acaso un estúpido japonés osó en tocarte?- atacó nuevamente tratando de revisar su cuerpo con la  mirada pero el grueso traje de capitán, no le dejaba observar mucho.


-Solo tuve un pequeño rasguño en mi hombro. Nada de qué preocuparse. Solo tú tiene ese permiso- informó atrayendo sus frentes mientras inhalaba el aroma que le rodeaba, por su expresión relajada, supo cuanto lo había extrañado- lamento la demora-

-No es tu culpa. Me quedo más tranquilo, ahora que puedo tenerte entre mis brazos- quería besarle, lo deseaba.

De no ser porque su puerta fue tocada, se habría lanzado rápidamente a sus labios pero debía mantener la distancia.

-Padre…- susurró Luhan asombrado de verlo allí en persona.

-Qué bueno, que los encuentro juntos… necesito que me acompañen a una importante reunión- avisó misteriosamente.

Ambos muchachos intrigados y en silencio, siguieron el paso lento del Emperador. Luhan observaba sus alrededores, tratando recordar esos pasajes pero estaba muy seguro, de nunca haberlos recorrido antes.

-Luhan, a pesar que yo aún sigo con vida, es momento que comiences a hacer partícipe de las grandes decisiones de la nación- habló de pronto deteniéndose en la gran puerta de enfrente- Esta noche, no serás el príncipe, sino el heredero al trono, futuro Emperador de estas tierras- informó volteándose, transmitiéndole una gran responsabilidad en tan poco tiempo y un mal presentimiento- Y joven Kim, aquí usted, no es considerado un invitado más, esta noche usted, es un miembro honorario del comité de combate-

-¿Combate?, ¿Padre qué sucede?- preguntó de inmediato, siendo interrumpido por el ruido de las grandes puertas, que se abrían paso mostrando una gran audiencia en su interior.

Luhan observó de reojo a Minseok y vio un gran cambio en él, sus ojos oscuros brillaban con astucia y su postura se hizo aún más tensa, por la forma en que sus cejas largas se unían en su frente, sabía que él había comprendido el trasfondo, de esas misteriosas palabras.

Al ingresar, parte del gran consejo estaba allí, al igual que la guardia real y los altos jefes de la milicia china. Luhan tragó con preocupación, el ambiente podía cortarse con un cuchillo aumentando su mal presentimiento.

-Su Majestad- saludó el General Wu- Nuestros espías han determinado que los Hunos se encuentras detrás de las montañas del reino prohibido, si continúan a este paso, llegarán a la ciudad en menos de cuatro días-

-Lo más sensato, es enviar tropas a la frontera y detenerlos allí- interrumpió un miembro del consejo- Su majestad, no puede permitir que lleguen a pisar esta ciudad- 

-Si enviamos tropas a la frontera, la ciudad quedará desprotegida- prosiguió el general

-Pero si los detenemos en la frontera, no habrá problemas, no es necesario alarmar tanto a la gente- contraatacó el viejo sabio.

-Su majestad…- llamó el general insistiendo en su tono una decisión.

Su padre se tomó su tiempo, parecía meditar observando el gran tablero que mostraba en pequeñas proporciones su gran reino. Luhan volvía a tener problemas con su respiración, una guerra se avecinaba y ahora comprendía que la visita de Minseok, no había sido netamente por tomar un par días de vacaciones.

-Joven  Minseok, usted estuvo a cargo de la detención de más de la mitad de las tropas japonesas… ¿Qué es lo que aconsejaría en estos momentos?- le preguntó.

Volvió su vista al joven y claramente pudo percatarse que él ya había pensado en algo, porque en su rostro no había titubeo alguno, sus hombros seguían igual de firmes y su expresión mostraba tal grado de astucia, que a él le sorprendió.

-Lo que menciona el general es cierto pero lo que dice el sabio no es del todo descabellado- comenzó levantándose, tomando posición junto al general en el gran tablero del territorio moviendo piezas del ejército como si fuera un juego de Backgammon - Creo que si no les detienen en la frontera levantaran sospechas, es mejor enviar hombre de categoría media a combatir- informó moviendo unas fichas de color café con sus pies- Luego, en el valle aprovechar las cuencas subterráneas. La caballería podría ayudar en destruir su interior generando que la mayoría de los hombres caigan al fondo y luego en la ciudad… poner solo a los mejores hombres, guerreros y arqueros-

-¿Y qué hacemos con la gente?- interrumpió otro sabio.

-Pueden anunciar con anticipación la coronación de Príncipe- dijo observando a Luhan fijamente- La idea es que la familia real no se encuentre en el palacio- Luhan dejó de respirar por un momento.

-Pero hacer tal anuncio, desviaría las tropas de los Hunos, hacia la celebración- interrumpió el general Wu.

-Su majestad. Lo que el joven Kim plantea es un plan bastante arriesgado, además adelantar la coronación, no es parte de la tradición- comentó otro asomándose a un lado del Monarca, quién seriamente observaba la figura del hijo, del que fue uno de los grandes pilares de la antigua guerra- Además, es solo un joven, nuestro ejército tiene más experiencia y de seguro un plan más certero, que este-

-Se equivoca- interrumpió Luhan alzándose con convicción- Padre, si no llevamos tal plan lo más probable es que más de la mitad de la ciudad muera en vano- aunque le costase aceptar, el plan de Minseok era bastante convincente- podemos hacer el anuncio de coronación el mismo día, aumentar la efervescencia de la noticia e incentivar a los pobladores a dirigirse al otro lado del valle – aunque su corazón temiese lo que estaba por venir, una parte de él creía en que sería capaz de volver a verlo, al final del día-  para cuando los Hunos lleguen no habrá nada más que soldados reales, ellos estarán malheridos y agotados. Sería el momento ideal para acabarlos-

Por sus palabras generó un silencio sepulcral, el rey miraba a cada uno de los jóvenes que se posaban en frente del tablero, luego observó al viejo sabio y sonrió.

-Al parecer el joven heredero ha tomado su primera decisión real- habló orgulloso- Preparen todo para la coronación- sentenció dejando la habitación.

Luego de esa reunión, Luhan tuvo que volver solo a su habitación. El general Wu había quedado impresionado con el plan de Minseok, así que le ofreció ser parte de la escuadra real y este aceptó sin chistar.

Al día siguiente se lo pasó preocupado por el joven, según guardias reales, no había llegado a su habitación a dormir y según su madre, tampoco había llegado a desayunar ni almorzar. No fue hasta el atardecer que lo vio caminando somnoliento por los pasillos del palacio.

-Alto ahí, capitán- llamó con voz fuerte desde atrás, notando como el chico de forma instintiva se erguía para saludar- Tranquilo, soy yo…- susurró juguetón tomando su brazo.

-Que gracioso, para la próxima, desenvainaré mi espada y te mataré- bromeó relajando sus músculos.

-Te van a decapitar-

-Al menos estaremos juntos- recitó amorosamente acercando su rostro al joven príncipe que le alejó preocupado de que alguien los viera.

Sin pensárselo, le tomó de la mano y lo guio hasta su habitación.

-Nos meteremos en un gran problema, si llegan a pillarme aquí nuevamente-

-Eres un invitado real. MI invitado. Nadie dirá nada- comentó llevándolo a otro pasillo.

Luego de un par de puertas, llegaron al baño privado del príncipe.

-Debes estar cansado, un baño caliente te relajará- le dijo acercándose, Minseok se veía sorprendido y por la forma en que miraba la puerta, sabía que pensaba que era algo descabellado pero habiendo una guerra a la vuelta de la esquina, él se sentía con todo el derecho de tener un momento de intimidad con él. Quería ser el que lo relajase, él que ahuyentase todos sus temores. Quería ser el hombro en que se apoyase, aunque sea solo por un momento.

-Luhan, no es…-

-Regálame este momento- susurró cerca de sus labios- Solo quiero brindarte un poco de tranquilidad, te has enfrascado en una guerra que no te corresponde… ¿acaso olvidaste tu promesa?-

-Es una guerra, que si me corresponde- encaró- ¿Pensabas que me habría quedado de brazos cruzado en Corea, con esta amenaza rodeándote?-

-Entonces ya lo sabías…- sentenció cabizbajo, ocultando su rostro entre sus cabellos finos.

-Tú padre, le escribió al mío explicándole la situación, quería nuevas tácticas y armas de combate- le informó alzando el rostro del príncipe tomando su mentón- Entiéndeme… no participar de esto, sería traicionar lo que siento por ti…-

Sus cartas no mentían entonces. Los “te extraño”, “ansío verte”, “desearía abrazarte” eran de verdad.

-¿Y qué es lo que sientes por mí?- preguntó casi adormecido por sus palabras y sus brazos- ¿Qué es Xiumin?-

-Sabes que te amo- sentenció- Por eso no dejaré, que alguien venga a quitarte lo que te corresponde. Tu tranquilidad- los ojos de Luhan brillaban por las próximas lágrimas que se escaparían de sus ojos. A pesar de estar en la milicia, Minseok recordaba cuanto odiaba la guerra y todo lo que acarrea. Que recordase algo tan importante, algo que le marcó y que fue el inicio de sus sentimientos, le hacían reafirmarse que a pesar de la distancia, el amor aún podía existir.

-No debes morir- susurró  entre cortado cerca de sus labios con tal intensidad, que se dejó caer en los fuerte brazos del soldado.

-No lo haré- confirmó devorando por fin sus labios, sin apuro. Ambos necesitaban sentir de forma llana la boca del otro, reafirmar su territorio y sus sentimientos.

Luhan rodeaba los fornidos hombros del muchacho y se alzaba en puntillas para llegar de mejor manera a su boca, mientras Minseok rodeaba son firmeza su cintura y acariciaba suavemente los suaves cabellos de su majestad.

Aun dejándose llevar, el príncipe no perdió el tiempo y desabrochó la parte superior del uniforme del chico, dejando libre el torso.

-¿No cederás cierto?- preguntó sonriendo de lado.

-Sabes que soy persistente- entre risas, el joven coreano, terminó por desvestirse e ingresó gustosamente a la tina, el vapor calaba sus sentidos y relajaba sus músculos pero el hecho de que Luhan estuviera detrás de él frotando su piel con una suave seda, mientras dejaba pequeños besos en su rostro, lo hacía sentirse en el paraíso.

-Van  ascenderme- dijo de pronto, logrando que Luhan detuviera sus caricias- Y con la situación actual, quizás será difícil volver…- continuó aun dándole la espalda.

-Entonces… seré el primero el felicitarte- dijo dejando un largo beso en su coronilla- Felicitaciones, Comandante Kim-

-¿En serio estas bien con esto?- preguntó preocupado- Me demoré cuatro años en volver, para cuando ascienda, será cerca de diez años-

-Al menos, estarás vivo- le calmó abrazándole por detrás- Además, con la coronación lo más probable es que deba casarme… y tener hijos… por lo que estaré un poco ocupado- comentó logrando que ambos rieran por ello.

-Me gustaría conocer a tus hijos, de seguro serán igual de inmaduros que tú, tendrás muchos problema con la disciplina- comentó casi imaginándoselos- Sería lindo que tuvieras una hija, lo más probable es que herede tu belleza…-

-No te burles de mí- se quejó quitando sus brazos. Minseok se volteó en su encuentro y sonrió coquetamente.

-No lo hago- y esa era la segunda vez que Luhan dejaba de respirar.

Luego de verlo bien, Minseok estaba desnudo frente a él, con el cabello mojado, mientras gotas traviesas caían por sobre su quijada y llegaban traviesamente hasta su cuello y acaban en sus amplios pectorales. A pesar de ser solo una parte de su cuerpo, bastaba con ver la piel tersa que poseía para alterarlo.

Minseok estaba jugando sucio.

-¿Acaso seré el único en relajarme?-

Muy sucio.

Dejó la seda aun lado y se abrió paso hacia la boca del más alto, estaba vez el encuentro fue más desesperado y pasional. Bastando solo un movimiento, Minseok le alzó y lo metió a la bañera junto a él, mojando sus ropas dándole una apariencia más erótica.

Sentado en las faldas del futuro comandante, Luhan se aferraba al cabello corto del muchacho y su espalda ancha. Gemía por lo bajo debido a la alta temperatura del agua y las caricias de su amante, quién le desvestía con mucha agilidad.

Una vez desnudo, Minseok se aproximó hasta su sensible cuello y mordió toda la piel que pudo, mientras sus ásperas manos viajaban por sus largas piernas sensibilizándolo aún más. Rozaba sin pudor el miembro del coreano a  tal grado que ambos miembros se apegaban con necesidad, hasta el punto que ambos gimieron por la cercanía.

Antes de terminar en la bañera, Minseok tomó el delgado cuerpo de Luhan entre sus brazos y lo llevó devuelta a la habitación, sin dejar de besarse. Una vez en la cama, Minseok lo recostó viajando rápidamente a tomar el miembro del heredero, logrando que este gritara por el placer y la sorpresa.

Primero bombeo, de arriba abajo, con un ritmo tan lento pero intenso, que hizo que Luhan olvidara en qué lugar estaba y gimiera a todo pulmón. Parecía desorientado mientras se retorcía encima de su colchón.

Apresurando las cosas, acorde a su placer. Minseok también dejó que su boca llegase hasta la entrada del príncipe, rodeando sin pudor aquel rosado botón con su lengua.

-Xiumin… mi vida…- susurró sin coherencia alguna, preso del placer y el calor de su propio cuerpo.

El soldado continuó ahora ingresando su lengua al interior del heredero preparando a su gusto intercambiándolo con sus dedos, mientras continuaba su trabajo con su otra mano. Cuando se percató que ya estaba listo, lo volteó. Y posesionándose encima de él, le susurró.

-Te protegeré con mi vida-

Ingresó suavemente en él, recostado Luhan apenas alzaba la parte superior de su cuerpo por la escaza fuerza que tenían sus manos, aprovechando esa postura, Minseok degustaba su cuello y su precioso hombro, mientras susurraba una que otras palabras amorosas en ambos idiomas.

Cuando ingresó aún más en él príncipe, Minseok se apoyó entrelazando sus manos con las del joven quedando totalmente encima de él. Aunque las embestidas no eran certeras, cumplían el fin de que Luhan se acostumbrara a la intromisión.

Luego, antes de que se acalambrara, cambió de posición, quedando ambos de costado, afirmándose por su lado izquierdo, Minseok alzó una de las piernas de Luhan teniendo mayor acceso a su interior, notando como la postura le acomodaba por su expresión de placer.

-Ahí…- avisó Luhan tratando de voltear su cabeza para besarle, lográndolo al mismo tiempo que el capitán aumentaba las embestida y acertaba en ese punto que lo estaba volviendo loco.

Gemir, le parecía poco, con gritar no lograba exteriorizar lo bien que se sentía su cuerpo con tal manipulación e intromisión de su amante. La habitación le daba vueltas, los colores se volvían aún más brillantes y sentía que su cuerpo se mezclaba perfectamente con el otro.

Pero él quería más.

Quería ser él también el que le brincara placer al que ha sido su primer amor. Así que con la poca fuerza que tenía se volteó posándose sobre el soldado y juntando con erotismo  sus lenguas, bajó su cuerpo uniéndose nuevamente a él, sediento por más. Ahora afirmándose de su fuerte pecho, cabalgaba al dueño de sus emociones y de su cuerpo.

Escucharlo murmurar en coreano, y sentir sus cálidas manos en su trasero y desgarrar sus caderas lo enloquecía y pensó que moriría una y mil veces en ese cuerpo cuando sintió que nuevamente la mano de Minseok rodeaba su miembro. El ritmo aumentó inesperablemente y debido a la fuerza Minseok se elevó producto de sus fuertes embestidas y terminó por acabar en su interior mientras que el heredero lo hacía en su estómago.

Anestesiado y extasiado, pero por sobre todo sintiéndose completo por el placer vivido, se acurrucó en el pecho del hombre y antes de caer dormido, sintió un ligero beso en sus labios.

_____________

A la mañana siguiente Luhan despertó por el ruido de los oficiales que corrían por los pasillos.

-Su majestad- llamó Yixing ingresando a su habitación encontrándolo desnudo- Discúlpeme... Yo...- pero él no le tomó importancia, porque se había percatado que estaba solo, con algo de dolor en su cuerpo tomó una de sus túnicas y se cubrió.

-¿Qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto?- interrogó

-Las tropas de los Hunos han llegado más rápido de lo que se esperaba, usted necesita desalojar el palacio cuanto antes- informó poniéndole en alerta. Por eso Minseok no estaba a su lado- necesita prepararse para dirigirse al valle-

-¿Dónde se encuentra el capitán Kim?- interrumpió seriamente.

-Esta con el resto de la guardia real, realizando los últimos preparativos- aún se encontraba en el palacio, así que entre más se apresurara, más oportunidad tendría para poder verle antes del combate.

Así que se preparó lo más rápido que su adolorido cuerpo le permitió y exigió al joven soldado llevarlo con el capitán.

-Su majestad, ya no queda tiempo, debe partir ahora mismo- persuadía el joven siguiendo su ritmo pero Luhan lejos de escucharlo, solo aumentaba su acongojado paso y observaba sin permiso alguno las salas del consejo- El emperador ya ha partido junto a su madre, solo falta usted-

-Calla, Yixing no me iré antes de encontrarle-

-Su majestad- le detuvo tomándole del brazo bruscamente- Sé que es difícil dejar atrás a la persona que uno ama pero alargar su estancia aquí solo logrará poner su vida y la de él en peligro-relató firmemente logrando que el heredero pensara en las consecuencias.

-De hacer esto antes, te hubiera mandado a decapitar- comentó enojado pero encontrando razón en sus palabras- ¿Y cómo supiste...?-

-El capitán Kim, me envió personalmente. Él estaba muy preocupado cuando supo la noticia... Además bastaba con ver como ambos se observaban en la cena de bienvenida- continuó encantado de que su solitario príncipe encontrara alguien quien le hiciera compañía.

-Enserio, luego de esto te mandaré a decapitar- murmuró avergonzado dirigiéndose a la salida.

Al parecer el plan había funcionado a pesar de la urgencia, escuchaba reportes al azar mientras recorría el palacio en dirección a la salida, en busca de un carruaje. Al llegar divisó a Minseok a lo lejos.

-¿Aun no te vas?- le preguntó preocupado observando alrededor.

-Te estaba buscando, desperté y no estabas conmigo...- susurró por lo bajo consiguiendo que Yixing les diera algo de privacidad.

-Las cosas se complicaron pero debes irte de inmediato, los Hunos están muy cerca- le dijo tirando de su mano con urgencia pero Luhan no se iría sin un beso.

Así que se alzó en sus dedos y tomó el rostro del capitán pero antes de que sus labios se tocasen, un estallido destruyó parte del pasillo en donde se encontraban.

Con gran agilidad Minseok cubrió el cuerpo del Príncipe con el suyo, al mismo tiempo que aparecía Yixing en guardia.

-Llévatelo, rápido- le ordenó lanzando el cuerpo de Luhan al del joven.

-Xiumin- llamó estirando sus manos.

-Volveré, te lo prometo- sentenció besando con intensidad pero una risa estrepitosa hizo eco en el lugar.

Al voltearse vieron cinco hombres, que por su atuendo andrajoso y sus movimientos salvajes y descoordinados, dedujeron que eran parte de los Hunos.

Minseok y Yixing, sin pensarlo, rodearon al príncipe protegiéndolo con sus cuerpos, mientras con sus espadas apuntaban a los intrusos.

-Xiumin…- susurró Luhan preocupado sosteniéndose de sus hombros.

-Necesito, que tomes la espada de reserva de mi cinturón- le ordenó sin apartar la vista de los hombres.

-Pero…- rechistó, si lo hacía. Él tendría una desventaja, si lograban quitarle la suya, ya no tendría con qué defenderse.

-Tranquilo, no me desarmarán- comentó confiado, Luhan desde su posición podía ver su sonrisa ladeada, siendo alcanzado por ese aura de guerrero. Sin pensarlo pero titubeando en su actuar, tomó la espada mediana sosteniéndola con sus temblorosas manos.

-Ahora, quiero que no te despegues de la espalda de Yixing, ¿entendido?-

-S-si…-

-Tranquilo, esto terminará en menos de un parpadeo- sentenció con firmeza colocándose enfrente de ambos, siendo la burla de los recién llegados, que con machetes y espadas, aún más filosas le provocaban con su actitud.

Luhan observó cómo, Minseok corría hacia los cinco hombres, quienes sin honor alguno, se lanzaron todos encima de él. Aguantó un grito de preocupación ante tal devastadora imagen, pero se contuvo aún más al ver como el muchacho se los quitaba de encima sin problemas, complicando las cosas a dichos soldados.

-Señor- llamó Yixing desviando su atención- Debemos irnos de aquí-

-Ni de broma- habló de pronto- No le dejaré solo-

No tenía la fuerzas suficientes como para apartarse de ese lugar, Minseok estaba luchando por su causa, por lo que no le dejaría solo. Debía cerciorarse con sus propios ojos que Minseok terminaría este asunto con vida.

Pero sus planes fueron desechados cuando sintió como Yixing lo alzaba y acomodaba en su hombro como un costal de trigo y se echaba a correr, con el grito en su garganta, solo pudo ver como se hacía más pequeña la figura de Minseok.

-¡Zhang!- gritaron de pronto.

-¡General Wu!- respondió este dirigiéndose a una de las habitaciones de huéspedes totalmente destrozada- El capitán Kim, se ha quedado solo con cinco hombres, he sacado al príncipe en cuanto comenzó el combate-

-Hiciste bien, llévalo al ala oeste, allí hay otra guardia real, cuidaran de ambos- ordenó.

-¡No!- gritó Luhan por fin saliendo de su letargo- ¡No me iré sin el capitán!- gritó coléricamente presa de su desesperación- ¡Necesito estar con él!- dominado por sus emociones se dispuso a dejar la habitación pero la fuerte mano del general le detuvo.

-Un paso, más y lo único que conseguirás es que el esfuerzo que hizo el capitán Kim, sea en vano- advirtió mordazmente- No hagas la cosas más difíciles y vete de aquí. ¡AHORA!- Gritó siendo nuevamente arrastrado por Yixing, quien aduras penas lo podía guiar.  

Ya no reconocía esos pasillos destruidos, ni a los hombres que yacían muertos a su caminar, menos la voz menuda de su fiel escolta. Apenas escuchaba los gritos y estruendo que estallaban cada dos por tres. Sentía que al dejar esa habitación, una parte de él se había quedado atrás y la única forma de recuperarla era volviendo a fundirse en los brazos cálidos de Minseok.

Custodiado en una de las tantas salas secretas de aquella torre, se encontraba encorvado en uno de los lujosos sillones, abrazando como si la vida dependiera de ello, la mediana espalada de Minseok, sin encontrar la paz en sí mismo. Se había percatado  que el ruido había cesado y su nerviosismo aumentaba con el correr de los minutos, ¿por qué tardaba tanto en llegar?.

Su nerviosismos aumentaba acorde llegaban soldados mal heridos, sabía que algo debía decir, al menos como príncipe pero nada se le ocurría, las palabras que estaban atascadas en su garganta solo estaban pensadas para el capitán.

Luego de tanta calma, un  último estruendo sacudió parte del palacio y con ellos la torre en la que estaban, ya no pudiendo controlar sus nervios pasó por encima de varios guardias heridos y al abrir la puerta de golpe, se encontró con el general malogrado, cargando en su espalda a un muy herido Minseok.

-¿Qu- qué sucedió?- preguntó temblando del miedo.

El general solo pasó de él y posó al muchacho en el gran sofá, teniendo cuidado de no tocar la gran herida que había en su cadera.

-¡Xiumin!- gritó desgarradoramente corriendo a su encuentro, tratando con sus inexpertas manos cesar la sangre que escurría de su cuerpo- Xiumin… -susurró temblando del dolor y la culpa, mientras trataba de acercarse a su cabeza y acariciarla con suavidad.

-Tengo frío…- respondió el muchacho casi perdiendo la visión, mientras tiritaba sobre el mueble.

Yixing fue rápido y cubrió su cuerpo con un par de telas que encontró. Luego el general, dio la orden de desalojar la habitación para darles un poco de intimidad.

-¿Qué ocurrió…?- se atrevió a preguntar, sin detener sus caricias.

-Había vene- veneno en sus espadas…- relató retorciéndose del dolor, Luhan podía ver como la traspiración viajaba por su rostro y como su preciosa piel se tornaba amarilla, además de sus labios que cada vez lucían más secos.

-Debemos llamar, al doctor, necesitamos curarte- habló apresuradamente tratando de voltearse hacia la puerta- ¡General! ¡Yixing!- gritó desesperado pero nadie acudió- ¡Vengan, es una orden!- volvió a gritar pero nuevamente nadie atendió. Sabiendo lo que eso significaba y se largó a llorar lamentándose, culpándose por esa situación.

Si él no fuese el príncipe heredero de esa nación, Minseok no estaría retorciéndose del dolor entre sus brazos. Si Minseok no fuese tan hábil con las espadas y las estrategias, no se hubiera involucrado en esa guerra. Si él…

-Luhan…- le llamó tratando de buscar sus ojos- Luhan, no me queda tiem-po…- susurró penosamente mientras un pequeña lágrima viajaba por su sien.

-No… cariño, no…- balbuceó  sollozando, apegando su cabeza a la suya- Te recuperarás, tú vivirás…-

-Claro que lo haré… en tu corazón…- susurró logrando que Luhan pesara aún más su destino y se ahogó en sus lágrimas- ¿recuerdas… la cita…?-

-¿La cita…?-

- “Cuando sea capaz de ver tu rostro… será el día en que pueda morir en paz… entre tus brazos” – recitó a duras penas provocando que el corazón de Luhan se terminara por romper- Déjame ver tu rostro…- pidió tratando de ladear su cabeza para verle mejor- Muéstrame…- insistió dejando sin opciones al heredero, quién a duras penas alzó su rostro mojado por las lágrimas- Que hermoso… todo esto fue hermoso…-

Luhan chilló, Minseok se estaba despidiendo y él nada podía decir, solo le estaba dando una imagen lastimera de sí mismo antes de partir.

-No cumplí mi promesa… lo lamento…- susurró- pero al menos no moriré solo… así, es como siempre planeé marcharme… en tus brazos… rodeándome por tu aroma…-

Luhan se apegó a él y le besó con urgencia, era lo único que le permitía hacer su débil cuerpo en esos momentos, cosa que solo lograba aumentar su dolor. Minseok incentivó a prolongar el beso, esta vez más lento, más delicado como si quisiera llevarse esa sensación al otro mundo.

-Tendrás una gran vida…-

-No podré sin ti…-

-Estaré siempre contigo…- y notó como sus ojos se comenzaban a cerrar de apoco. Desesperado trató de moverlo pero eso no funcionaba.

-Te amo- le susurró apresuradamente viendo como antes de cerrar los ojos por completo, el muchacho dejaba entre ver una sutil sonrisa- Xiumin…-le llamó teniendo la esperanza de que solo estaba descansando- ¡Xiumin!- insistió ahora zamarreando el frio cuerpo del soldado- ¡MINSEOK!- gritó con más fuerza  sintiendo como era alejado de ese cuerpo mientras otras manos lo cubrían por completo con las mismas mantas que lo abrigaba con anterioridad.

Entonces supo que ya no había vuelta atrás. Minseok, no abriría sus ojos otra vez.

_______________

 

Y no fue el único, sus padres tampoco sobrevivieron. Fueron interceptados por otro grupo de los Hunos, solo quedó la madre de Minseok, quién fue confundida por una sirvienta real, aunque ahora con su hijo embalsamado en esas tierras, pocas razones tenía para vivir.

Realizaron un sepulcro en conjunto, la madre de Minseok decidió enterrarlo en esas tierras, recordando cuanto anhelaba su hijo volver a visitarlas y él no pudo hacer nada más que sepultarlo con cargos militares y honorables. Quería que todos le recordasen, que gracias a ese hombre, él seguía con vida, gracias a él podía gobernar con calma y en paz.

Al final la coronación se llevó a cabo y Luhan contrajo matrimonio con la hija del Monarca de los pueblos bajos para unificar a  la nación y protegerse de nuevos invasores. Tenía hijos… tres, hermosos hijos.

-Liyuan, no te alejes, ven aquí- ordenó viendo a su pequeña hija de cuatro años tratando de seguir a una sirvienta real pero la pequeña solo le miró y se volteó saliendo corriendo con pasos irregulares, detrás de la sirvienta- Menuda rebelde…- susurró agraciado.

Pero quién llegó a su lado fue su hijo menor, un infante de dos años moreno de cabello, que producto de sus ojeras, siempre lucía cansado.

-¿Qué sucede pequeño Tao?- preguntó amorosamente sentando al menor en su regazo.

El menor tampoco dijo nada solo apuntó hacia afuera de la habitación, curioso se levantó llevando al menor consigo, quedando asombrado por la imagen que su hijo mayor le brindaba.

En el pequeño patio común, su hijo de nueve años, tomaba una vara como espada y realizaba cortes al viento de forma inexperta.

-¿Qué haces Xiumin?- le preguntó llamando su atención. El menor avergonzado y preocupado por la reacción de su padre, ocultó la vara detrás de su pequeño cuerpo y le miró asustado.

-Yo… solo jugaba-

-¿Te gustaría aprender a manejar la espada?- le preguntó orgulloso dejando al pequeño Tao en el suelo sosteniendo su diminuta mano.

-Oh… si…- respondió logrando que el vacío que quedó hace un par de años atrás, se llenase con esa mirada tan decidida.

-Pero para eso necesitas una espada de verdad- comentó tratando de ver la vara que su hijo ocultaba con ternura- Espérame aquí- le dijo dejando a ambos niños en ese pequeño patio.

Al regresar, el mayor miró con asombro la espada que su padre portaba. Al tomarla entre sus pequeñas manos pudo percatarse que era mediana, con filo regular y un mango elegante, grabado con unas letras que el pequeño no pudo comprender.

-¿Qué dice aquí, padre?- preguntó curioso.

-Kim Minseok- recitó en un suspiro

-¡¿El capitán Minseok?!- repitió asombrado, mirando la espada aún más emocionado. Luhan se había encargado de contarle la historia de la batalla del capitán junto a los guardias reales en contra de los Hunos, era la historia favorita de sus hijos, en especial del mayor, ese brillo y mirada que poseía al escuchar la descripción de la batalla, le recordaba tanto a él- ¿Enserio me la das?-

-Primero debemos hablar con el Tío Wu, de tu futuro entrenamiento- sentenció extendiendo su mano y sonriéndole con dulzura.

Al menor se le iluminó su rostro y le tomó la mano con emoción mientras aseguraba la espalda en su pecho, a paso apresurado guiaba al lento de su padre nuevamente al palacio brincando de la felicidad.

 

 “Estaré siempre contigo…”

 

 

 

 

Notas finales:

Qué tal?? dejen sus comentarios. Nos leemos pronto :))


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).