MI PEQUEÑO DIARIO
El amor puede venir en múltiples y variadas formas. Una sonrisa, una caricia, un beso en la mejilla o la frente, una simple palmada en el hombro, una carcajada burlona, un ligero empujón. Son solo ejemplos del amor que puede existir en el mundo. Porque, después de todo, el amor no necesariamente tiene que ser de forma romántica. En mi opinión, las demostraciones de afecto sencillas como estas, son las formas más sinceras de demostrar ese sentimiento.
Se preguntaran porque plasmo todo esto en estas páginas de papel. Aquel que haya encontrado este diario espero que durante la lectura del mismo comprenda que solo es una forma de desahogar mis sentimientos unilaterales hacia aquella persona especial en mi corazón.
Pero ¿Cómo empezó todo esto?
Todo empezó en aquel jardín propiedad de la familia de Él. Recuerdo perfectamente la escena que se desarrolló frente a mí sin temor a equivocarme en los hechos. Él, tan perfecto y gallardo, estaba parado en medio del jardín reprendiendo a un joven de aspecto muy parecido al suyo. El chico tenía el mismo cabello blanco níveo, los mismos ojos color azul grisáceo, la misma sonrisa arrogante. Hasta podría jurar que tenían la misma postura de “no me jodas”. Y a pesar de estas semejanzas tan marcadas. Se podía notar a leguas las diferentes actitudes de ambos hombre. Además claro estaban las marcadas diferencias en edad y estatura. Él era el mayor de los dos, con su alta y erguida postura no se dejaba intimidar ante nadie. En cambio el pequeño joven todavía estaba bajo el yugo de su hermano mayor, ya que a pesar de esa postura arrogante muy parecida a la de su hermano. El jovenzuelo parecía intimidado por la presencia de su hermano mayor.
Después de una larga conversación, ambos jóvenes llegaron a un acuerdo. Causando que Él se fuera del jardín. A los pocos segundos de su partida el joven clamó por mi presencia. Yo un poco sorprendido salí de mi escondite. Al contrario de lo que yo pensaba, el chico solo me sonrió y me preguntó el porqué de mi presencia en su hogar. Yo solo le contesté que se debía a la mera curiosidad por parte mía por conocer a mi prometido. El chico solo sonrió y me propuso ayudarme a conocer a su hermano mayor. Claro que esto tendría que ser a manera de espionaje, ya que mi carácter tímido no me daba el coraje necesario como para plantarle cara.
Pasaron los días y con la ayuda del pequeño joven, pude conocer de una manera más personal a aquel hombre. Pude darme cuenta cómo es que este hombre demostraba su cariño, respeto y amor a las personas que lo rodeaban por medio de simples caricias, sonrisas, peleas juguetonas, apodos, ligeros golpes, entre otra infinidad de pequeños detalles. Me pude dar cuenta de las formas del amor. Y al mismo tiempo me di cuenta de mi severa atracción hacia Él.
Desafortunadamente cuando se supone que por fin lo conocería, Él se enamoró de otra persona, específicamente mi hermano menor.
Era una fiesta organizada exclusivamente para presentarnos mutuamente. Sin embargo, a pesar de que en un principio Él se esforzó en conocerme, el encuentro que tuvo con mi hermano pequeño lo dejó marcado de una manera única. Haciendo que de su corazón quedara desplazado mí recuerdo.
Lo más gracioso es que durante dos años mis sentimientos estuvieron madurando y mi corazón empezaba a abrirse ante la idea de casarme con Él. Pero en tan solo unos cuantos segundos mis estúpidas fantasías fueron hechas añicos.
Ahora solo me queda ver desde la distancia el amor que esos dos se profesa, con cientos de preguntas rondándome la cabeza. ¿Qué tiene mi hermano menor que yo no tenga? Los dos somos hombres, los dos venimos de la misma familia. Somos hermanos ¿Qué tanta diferencia hay?
Pero hasta yo sé que la diferencia entre nosotros dos es enorme. Mi hermano pequeño es hermoso, grácil y perfecto. En cambio yo solo soy… Normal. Entre los dos ¿Quién sería el elegido por Él? Era obvia la respuesta.
Solo me queda una obligación que cumplir con esos dos, y es darles un hijo. Ya que para mi hermano es imposible hacerlo. Una vez acabe con mi objetivo mí existencia será inútil. Por lo que no habrá motivo para seguir existiendo.
Este pequeño e íntimo diario que no consta más que de un par de hojas escritas lo arrojaré al mar. Protegido con un hechizo espero que pueda sobrevivir a las tempestivas manos de la naturaleza. Y tal vez, solo tal vez al arrojar mi diario al mar pueda deshacerme de estos sentimientos de dolor que han estado matando a mi corazón poco a poco, solo por el tiempo suficiente para cumplir con mi deber hacia con ellos.
No espero que conserve este diario. Ya que solo es un desfogue de mis inútiles sentimientos hacia esa persona especial para mí. Por lo que puede hacer lo que le plazca con este inútil desecho de papel.
Le desea lo mejor
Nox