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I'm so gloomy (save me) por Migyu

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Notas del capitulo:

Música de fondo (opcional): aquí o aquí.

Advertencias: Temas sensibles como los desordenes alimenticios, auto lesión y depresión. Leer a su propio riesgo.

Los días pasaban y no sabía cómo seguía de pie, enfrentando al mundo. A cada momento se le hacía más difícil sobrellevarlos, se sentía cansado, confundido, abatido y angustiado, tenía muchas preguntas rodando por su cabeza y ninguna respuesta. Estaba solo, se sentía solo y no había nadie allí para calmar sus dudas, para darle un abrazo diciéndole que todo iba estar bien, no había nadie que evitara esta soledad que sentía, aquel miedo de no saber qué hacer cuando toda su vida está al borde del abismo, no había nadie en su habitación en las oscuras y frías noches cuando las voces aparecían y no paran de hablar, de reprocharle cada error de su vida, de lo inservible que es y a cada segundo un insulto resonando en su cabeza, no había nadie allí para protegerlo, nadie que pudiera evitar las lagrimas que caen por sus mejillas cada noche, nadie que pudiera evitar que se destruya asimismo. No había nadie allí porque sabía que él los alejaba, no porque fuera malo y egoísta, aunque nunca fue muy sociable y tenía miedo cuando se le acercaban a hablar o el solo hecho de estar rodeado de personas le daba temor porque sentía todas aquellas miradas sobre él juzgándolo, riéndose de él. Es por eso que de a poco se fue alejando de las personas que tenia de apoyo, porque él solo es un estorbo que impedía que aquellas personas crezcan a nivel social y emocional, porque él tenía mucho miedo de aquellas cosas, tampoco quería agobiar a esas pocas personas con sus problemas, por eso prefirió hundirse en su soledad y dolor y ver de lejos como aquellas personas seguían creando una vida, siguiendo su camino sin él.


A veces pasaba por su mente aquellos pensamientos de ¿Por qué era así? ¿Por qué no podía llevarse el mundo por delante? ¿Por qué sentía estas cosas en su pecho?  ¿Por qué dolía tanto? ¿Por qué lo único que le daba paz era ver la sangre correr por su piel? Y luego las voces no tardaban en responderle, era así por su inseguridad, no podía llevarse el mundo por delante por miedo a enfrentar al futuro y no saber qué hacer con el, sentía aquellas cosas por débil porque su alma es débil e inútil, las voces no sabían porque dolía tanto, pero sí sabían porque lo único que le daba paz era ver la sangre sobre su piel era porque por cada corte sentía que reparaba un error, porque su dolor físico no superaba al interno, porque por cada daño hacia el mismo le recordaba lo que era y lo que será, porque lo llevaba a sentirse más cerca de la muerte, de lo que quería y anhelaba a cada segundo de su puta vida, desaparecer.


Pero no era tan fácil aquello, no era tan fácil suicidarse, porque aun estaba aquel miedo, porque aun es un cobarde que no puede librarse del dolor y terminar con todo.
 


 
Al despertar de lo que fue una no tan agradable noche mezclada de insomnios y pesadillas, el chico de tez blanca tal como la de un muerto se levanto sin muchas ganas de su cama en la cual había llorado esa noche así como todos los días para dirigirse a lo que él llamaba la cárcel y donde allí estaban sus compañeros de secundaria que eran más bien los prisioneros que hacían su vida aun más miserable. Se dirigió al baño en donde tomo una ducha y cepillo sus dientes y luego examino su rostro en el espejo, pálido, ojeroso y sin ninguna emoción en él, no tardo en apartar su mirada de aquel reflejo, no le gustaba lo que el espejo mostraba. Tan rápido como salió del baño se puso el uniforme no sin antes examinar sus brazos, las marcas seguían allí, parecía que nunca iban a desaparecer.


Cuando salió de su habitación no escucho ningún ruido, de seguro su madre seguía durmiendo, ya que su salud nunca era tan buena y su familia no estaba pasando los mejores de los momentos. Su padre había engañado a su madre con otra mujer y se había ido de casa y no lo había visto por casi tres meses, su madre tuvo una depresión y su padre tuvo que volver, pero no volvió a ser lo mismo, que su padre haya vuelto no cambio nada, para él era como si nunca haya vuelto.Agarro sus pertenecías y salió de casa.

Nunca le tomaba mucho tiempo llegar a clases, no más de cinco minutos, ya que vivía cerca del establecimiento, no sabía cómo tomarlo si por buena o mala suerte. Arrastrando sus pies sobre el suelo sin ganas siguió el caminando hasta llegar allí, se encontraban muchas personas fuera todavía por lo que significaba que había llegado temprano, como siempre. Cada vez que llegaba temprano no podía evitar sentirse fuera de lugar y muy solo, todos hablaban a su alrededor, reían, bromeaban, tenían alguna compañía y luego se encontraba ahí él, solo, sin nadie, en un rincón esperando a que suene la campana para poder entrar a clases y dejar de sentir todas esas miradas que parecían juzgarlo y mirándolo con asco. 


Cuando sonaba la campana era de los primeros en entrar, sus pies corrían y su mirada siempre iba dirigida hacia el suelo sin mirar a nadie, ignorando a todos, evitando las miradas. Cada vez que llegaba a su salón se sentía aliviado porque no tendría que lidiar con nadie porque siempre era el primero en llegar y sus compañeros de clase siempre llegaban tarde porque se quedaban charlando fuera hasta que el profesor los llamara. Pero algo inusual ocurrió cuando puso un pie allí, alguien ya se encontraba en el salón, raro pensó Sehun.


Dio un vistazo al chico el cual se encontraba sentado en uno de los bancos que estaban ubicados al fondo cerca de las ventanas mientras se dirigía a su propio asiento el cual se encontraba del lado contrario al de las ventanas, el chico extraño a su vista tenía el rostro entre sus brazos por lo que no podía verlo, suponía que estaba dormido. Solo podía ver sus castaños cabellos un poco desordenados. Luego de lo que al parecer fueron un par de minutos el extraño de repente se removió un poco y allí es cuando Sehun se dio cuenta que lo había estado observando y no sabía por qué le daba curiosidad. Pero aparto su mirada y la dirigió a su regazo, casi podía sentir la intensa sensación de ser observado y su corazón se disparo y latía con fuerza ¿Qué fue esa sensación?, ‘no puedes ser más estúpido’ le repetía su mente ‘de seguro se dio cuenta que lo mirabas, que lo molestabas y que eres raro, no haces nada bien’. Sehun mordió su labio inferior en nerviosismo. 


— Disculpa — El chico extraño hablo dirigiéndose al joven de cabellera rubia. —  Uh me llamo Kim Jongin, soy nuevo y me preguntaba ¿A qué hora empiezan las clases? Llevo aquí por lo menos veinte minutos. — con un poco de frustración hablo el extraño ya no tan extraño,  porque por lo menos ahora ya le había dicho su nombre, Jongin. Sehun pensó que era un nombre muy atractivo.
— Las clases empiezan ocho y media, por lo general abren las puertas a las ocho pero no todos se dirigen a los salones rápidamente. — En voz baja hablo el chico rubio casi susurrando sin despegar su vista de su regazo, pero al parecer Jongin lo escucho igual.
— Ya veo, gracias. Por cierto no me has dicho tu nombre, yo te he dicho el mío. — Dijo el de cabellos castaños con un tono de diversión en su voz. Las mejillas de Sehun se tiñeron un poco de un rojo y quería desaparecer de ahí, que el chico dejara de ser tan amable, que no le hablara y que hiciera como si no existiera como todos lo hacen.
— Me llamo Oh Sehun. — Trato de sonar tranquilo aunque por dentro temblaba.
— Oh Sehun. — Jongin probaba como sonaba su nombre saliendo de su boca, y no sabía porque pero se sentía bien decir su nombre. — Me agradas Oh Sehun. — Al escuchar esas últimas palabras Sehun levanto la mirada y se encontró con la cálida y hermosa sonrisa de aquel extraño, de aquella persona que sinceramente le dio las gracias por primera vez, de aquel que le brindo su sonrisa sin nada detrás, era una sonrisa pura y a Sehun no le agradaba ese sentimiento que sintió cuando la vio, su corazón parecía ir a un ritmo descontrolado.
 

 

 
Él tenía que dejar de hacerse ilusiones, solo porque aquel chico fue amable con el no significaría que lo seguiría siendo en el futuro, se daría cuenta que es tonto, que no vale la pena juntarse con alguien tan asqueroso, gordo e inútil, con una persona que solo causa problemas, con una persona que molesta y que no hace ningún bien. Su cabeza tenía razón, el no merecía a nadie a su lado, que nadie quería a alguien como él, que por eso lo seguían molestando, empujando, llamándolo maricon, golpeándolo a las salidas.


Merecía todo eso y más. Es lo que le decía su cabeza.
 

 


Llegar a casa y encontrársela vacía ya era costumbre, no le importaba. Era mejor si no le hablaban, si no lo obligaban a comer, si no lo llenaban de preguntas y criticas. 


Ir a la cocina y abrir el refrigerador encontrarlo lleno de comida le daba mucho asco, su estomago siempre estaba gruñendo pero su cabeza le recordaba que no debía comer nada de allí si no quería que su cuerpo se convierta en una bola de grasa. 


Solo agarro una manzana, era demasiada comida pensaba él, demasiadas calorías.


En su habitación, esas cuatro paredes sabían más de lo que él podría imaginar, en su habitación podía llorar libremente, su habitación guardaba muchos secretos, muchos miedos, tristeza y su corazón que estaba lleno de heridas a pesar de ser tan joven.


¿Cuánto dolor se podría aguantar hasta ya no poder? Eso se preguntaba.


Esa noche término como todas, término con una manzana a la mitad, lagrimas, dolor, sangre, pesadillas e insomnios.
 


 
Su rutina nunca cambiaba, era la misma día tras día y lo estaba matando. Pero no le importaba.


Sus ojeras siempre notables en su piel pálida, con signos de no haber dormido. Sus ojos sin vida, sin una pizca de brillo y esperanzas. Todos ya se acostumbraron a verlo así, lo ignoraban, no es como si su vida le importara a alguien, Sehun sabía que todos ignoran los problemas de uno mismo porque ellos no quieren lidiarlos, no quieren más molestias en sus vidas y él no quería serlo también.


Pero Jongin no era así, para nada.


Él odiaba la hora del almuerzo, el solo pensar que todos al su alrededor comían sin pensar cuantas calorías ingerían. Es por eso que le gustaba sentarse solo y en donde no lo podían ver, no es como si alguien quisiera sentarse con el igualmente.


Las manzanas era su único alimento del cual podía confiar, pocas calorías y quema grasas. Aunque no podía confiarse, si no comía era mejor, si no metía mucha comida en su estomago. 


Mientras leía un libro podía distraerse de todos a su alrededor que tenia pero no esperaba que ese chico nuevo del otro día de repente se sentara en su mesa, enfrente suyo con una gran sonrisa.


— Hey te estuve buscando por todos lados, te fuiste muy rápido y no me esperaste. — Dijo Jongin sonando triste pero bromeando.
¿Qué le pasaba a este chico? Se preguntaba Sehun, ¿Por qué iba a esperarlo?
— ¿Perdón? — Susurro Sehun dándole una mirada extrañada.
— Ya sabes pensé que podríamos ser amigos quizás, ya que no conozco nadie aquí.
— Creo que deberías buscar otros amigos sabes. No creo que sea bueno para ti si te ven sentado conmigo — Dijo Sehun sin tratar de ofenderlo, no es que le molestara, en parte. Pero había muchas personas a las que no le gustaba y podían molestar a Jongin por su causa y él no quería ser la causa de más problemas.
— ¿A qué te refieres? — Jongin sonaba molesto. — ¿Por qué no sería bueno que me vean contigo?
— Solo… no sería bueno, hay muchas mesas libres, por favor.
— No, no me iré me quedare aquí contigo — Este chico estaba ignorando todo lo que Sehun le decía, solo empezó a comer como si nada. Sehun suspiro, creyó que lo mejor sería ignorarlo y seguir leyendo su libro.
No había pasado ni cinco minutos que Jongin no pudo evitar hablar nuevamente.
— Si comes esa manzana solamente te dará hambre luego.


Sehun levanto la mirada y coloco una pequeña sonrisa y contesto “Esta bien, no tengo mucha hambre.” Aunque por dentro este muriendo de hambre, tenía que ser fuerte.
Jongin solo asintió embobado por aquella simple sonrisa y quedo mirando a Sehun mientras leía su libro.
 


 
Luego de terminar la hora del almuerzo, Jongin se dirigió al lavado. Sehun solo siguió su camino al salón. El chico nuevo creía que no le agradaba a Sehun, pero luego se ponía a pensar y capaz tal vez solo era así su actitud. 
Estaba lavándose las manos cuando dos chicos le hablaron de repente.


— Tú eres el chico nuevo ¿no? — No le dieron tiempo a contestar que el chico siguió hablando — ¿Quieres un consejo? Si quieres comenzar bien no te sientes con ese chico Sehun en los almuerzos.
— Ni le hables, ni nada. — Hablo el otro también, Jongin estaba confundido.
— ¿Por qué? no entiendo.
— No tienes que entender, solo hacernos caso y agradecernos. — Y se retiraron sin ninguna explicación. Jongin no les iba hacer caso ¿Qué podría haber de malo con Sehun?
 


 
Al arribar al salón Jongin se quedo estático en la puerta aun pensando en esa advertencia, no podía entender. Fijo su mirada en la figura de Sehun, es verdad se veía pálido, tal vez un poco más flaco que los chicos de su edad, tan frágil y su mirada se veía tan… tan sin vida que le daba una sensación horrible en el cuerpo, no quería pensar en que algo malo le pasara a Sehun pero no podía, tenía mucha curiosidad.


Al pasar horas esas palabras que le dijo Sehun y luego esos chicos en el lavado no podía sacársela de la cabeza, no quitaba la vista de Sehun, lo observaba. Jongin quería saber todo sobre él, ser su amigo, protegerlo, aunque ni él sabía de qué. Es que Sehun parecía tan distinto a los demás y no solo a simple vista.


Cuando estaba tan absorbido en estar pensando y mirando al chico de tez pálida se dio cuenta de un detalle, todos llevaban camisas con mangas cortas pero Sehun a pesar de que el día estaba cálido llevaba camisa con mangas largas, tal vez ¿es sensible al clima?


— Señorito Kim Jongin, ¿le gustaría responder a mi pregunta? ya que estaba tan atento a mi clase. — Jongin se levanto rápidamente de su asiento disculpándose, sentía mucha vergüenza, ni él se había dado cuenta cuan distraído estaba. Miro de reojo la reacción de Sehun pero no vio nada más que al chico prestando atención a su libro.


Hare que confíes en mi no importa que, lo prometo Sehun.
 

 

 
Ese día mismo al terminar las clases Sehun desapareció tan rápido como un suspiro del salón, Jongin estaba tan confundido. No sabía porque Sehun le parecía alguien tan especial y porque quería tenerlo a su lado. Jongin se apresuro y buscaba con la mirada algún rastro de Sehun, pero al parecer ya se había ido a casa, Jongin sintió algo de decepción dentro de él.
 

 

 
Semanas pasaron y seguía habiendo un límite entre él y Sehun, un límite que Sehun estaba dispuesto a no romper, como una barrera que no dejaba que Jongin conozca sus verdaderos sentimientos, Jongin se sentía muy frustrado respecto a eso.


Sus compañeros le siguieron advirtiendo que es mejor que se rinda, que es mejor que dejara de lado a Sehun, que se olvidara de él como todos hacen, pero Jongin no podía, aun había algo, algo que necesitaba saber. En su pecho había algo que no lo dejaba tranquilo, cada vez que veía al chico pálido solo quería acogerlo en sus brazos y hacerlo saber que lo tenía.


Sehun a veces llegaba con unas gran ojeras debajo de sus ojos como si no hubiera dormido y siempre llevaba camisas largas a pesar de que el clima era cálido a veces llevaba hasta suéter.  También noto como en la hora del almuerzo Sehun evadía la comida, siempre era Sehun, una manzana, agua y un libro. Jongin se preguntaba por qué.
 


 
Jongin estaba preocupado, Sehun no había aparecido por clases durante una semana y a nadie parecía importarle, ni siquiera a los maestros. Todo alrededor se tornaba muy extraño como si todos ya supieran porque Sehun no se presentaba. Eso hacia enojar mucho a Jongin, a veces escuchaba a sus compañeros murmurar “Solo lo hace para llamar la atención.” O “Porque simplemente no desaparece.”


Jongin no entendía y necesitaba saber, necesitaba una explicación. 
 


 
No sabía cómo tuvo el valor de preguntar la dirección de Sehun, pero ya no aguantaba la duda. Todos se rindieron en advertirle, Jongin no los iba a escuchar eso ya lo tenían claro.


A la mañana siguiente Jongin estaba parado enfrente de la casa de Sehun esperando a que salga, si es que finalmente iba a ir a clases. Sehun siempre era de los primeros en llegar, por lo que si esta vez iría a clases debería estar saliendo a esta hora calculaba Jongin.


No pasaron tantos minutos cuando Jongin escucho la puerta principal abrirse y ver la figura de Sehun, algo en su pecho se inflo. Pero al notar mejor en el estado en cual Sehun se encontraba su pecho se contrajo sintiendo una sensación horrible.


El menor se veía tan muerto. Se notaba que había perdido peso y que estaba aun más pálido.


Sehun se sorprendió al ver al otro chico enfrente de su casa, se exalto un poco pero siguió caminando como si no estuviera allí. Sehun no entendía por qué Jongin estaba empeñado a estar a su lado y saber cosas sobre él, no sabía cómo alguien tan insignificante como él podría importarle a una persona. Tal vez solo quiera conocerme mejor para sacarme todos mis secretos y divulgarlos por todos lados y hacer su vida más miserable es lo pensaba el tez pálida.


En cuando Jongin se dio cuenta que estaba siendo ignorado siguió a Sehun un par de cuadras llamándolo por su nombre pero nada. No tuvo otra opción que agarrarlo por su muñeca izquierda para pararlo pero Sehun se soltó poniendo una cara de dolor y agarrando la muñeca sostenida hace unos instantes como si le doliera mucho. Jongin lo noto y volvió a agarrar a Sehun pero esta vez por el codo, quería ver porque esa cara dolor, Sehun se resistió un poco pero no tenía la fuerza suficiente como para evadirlo. Jongin termino levantando su manga y vio, noto, sintió como en su brazo tan pequeño a partir del inicio de la muñeca había muchas marcas y al parecer aun cortes que estaban sangrando como si estuvieran recién hechos, el corazón de Jongin se rompió y quería respuestas pero no de esta manera, de sus labios salió en un susurro “¿Por qué? ¿Por qué lo haces?” Sehun quería correr y escapar de todas las preguntas que vendrían, pero sus pies no podían moverse, se encontraba paralizado por el miedo y el rechazo que sentiría Jongin al descubrir cómo era, lo que era y solo respondió “No lo entenderías, nadie lo haría”.


El menor se sentía como si Jongin hubiera descubierto una parte de él que no quería que jamás supiera. Las lágrimas caían por su pálido rostro como si nada, solas como si ya no tuviera fuerzas para ocultarlas, como un peso que ya no podía sostener y la mirada que le daba Jongin parecía tan dolida que no podía entender porque mostraba un signo de preocupación en alguien como él. Sehun no merece que alguien como Jongin se preocupara por él, por alguien tan inútil, a veces pasa por su mente el dejarse acompañar y confiar pero una de las razones por la cual se limita al cariño es porque no quiere ver a las personas poner la misma expresión que tiene ahora mismo Jongin. Todas esas expresiones de preocupación lo vuelven más enfermo, mala persona, lo hacen querer desaparecer más rápidamente y su pecho duele… como si ya no tuviera fuerzas para respirar. El quiere gritar, pero tiene miedo de molestar. Quiere hablar, pero teme no ser escuchado. Quiere que alguien lo comprenda, pero sin juzgarlo.


Jongin no entendía porque Sehun se hacía todo esto y tal vez Sehun tenía razón, nunca lo entendería.


De los labios de Jongin salió en un susurro el nombre de Sehun, al mismo tiempo que tomaba a Sehun en sus brazos, pegando sus cuerpos fuertemente, sintiendo el corazón del menor contra su pecho, su respiración agitada y sus suaves sollozos contra su oído. Jongin entendió que no necesitaba ninguna explicación en todo este tiempo, no ahora, todo lo que necesitaba era tener así de cerca a Sehun para poder sentir lo que su cuerpo y alma transmitían. Entendió porque había algo dentro de él que le decía que tenía que proteger a Sehun.


— Tal vez no me creas, tal veas no puedas — Jongin hablaba tan bajo que su voz se mezclaba con la cálida brisa, era tan suave que Sehun creía que podía escucharlo hablar para siempre así. —Pero voy a estar contigo hasta el final, hasta que todo esté bien. — Los ojos se cerraron escuchando atentamente las palabras dichas, aferrando sus manos fuertemente a la espalda de Jongin. —No te dejare caer, siempre me tendrás. Aunque el miedo te invada yo no soltare tu mano y cuando por las noches no puedas dormir me tendrás a mí susurrándote estas palabras.


Sehun sabría que no sería tan fácil como Jongin lo decía, pero por una vez confiaría.


— ¿Me dejaras cuidarte? — Acariciando la cabellera de Sehun, dijo suavemente Jongin.


El menor no hizo más que susurrar un débil “Sí” con las lagrimas aun en su rostro y una débil sonrisa, débil pero verdadera.


Sehun comprendió que no había ninguna guerra que haya ganado, pero no había ninguna que hubiera perdido todavía, era un gran camino y tal vez Jongin podría estar a su lado ayudándolo a llegar al final de la batalla, salvos y sanos.

 

Notas finales:

idek, solo tenia ganas de escribir algo y aparentemente ya no me sale nada 'fluff'. Perdón.

Anyway, gracias por leer.


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