Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

While You Were Sleeping por LatexoHPo

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Segundo capítulo. Espero lo disfruten ^^

Tony parpadeó aún adormilado y un escandaloso bostezo escapó de su boca. La luz del sol le dio de lleno y apretó los ojos. Encontró una mejor postura alzando un poco el rostro y enterrándolo en el hueco entre el cuello y el hombro del cuerpo al que se abrazó aún más. Y entonces ronroneó como un gatito. Se sentía completamente renovado. Había descansado. Había dormido profundamente después de un mes de noches en duermevela. Era un verdadero logro.

Aún sin abrir los ojos respiró profundamente. Y ese embriagante aroma alcanzó sus fosas nasales. Esa mezcla de sustancias químicas con jabón; ese sútil toque de masculinidad… Bruce…

Abrió los ojos de golpe y se alejó rápidamente del cuerpo de Bruce Banner. Temió por un momento haber despertado al otro con su repentino movimiento, pero Bruce se limitó a medio gruñir entre sueños y se giró para darle la espalda. Seguía durmiendo.

Maldito afortunado, pensó Tony al ver la capacidad de Bruce para dormir como un tronco. Estaba seguro de que podría hacer estallar una bomba nuclear en la habitación y aun así Bruce seguiría sin despertar.

Suspiró y se levantó completamente de la cama. Necesitaba un baño (uno de verdad y no la patética ducha fría que se había dado la noche anterior), y café. Mucho café. Porque ahora estaba descansado y con renovadas energías para ponerse a trabajar, pero sabía que no duraría mucho. Al menos no hasta que Hulk le dijera hola al mundo y adiós después, y él pudiera escabullirse a esa habitación y abrazar a Bruce como un pequeño que necesitaba protección de los monstruos bajo su cama.

Gruñó fastidiado. ¿A eso había llegado? Entonces miró el reloj: 9:37 a.m. ¡Por Dios! Había dormido más de ocho horas. Habían pasado años desde que la útima vez que durmió tanto. Quiso saltar, pero no lo hizo. Quiso gritar, tampoco lo hizo. Tuvo el impulso de correr hasta el dormido Bruce y apretarlo en sus brazos, profundamente agradecido, pero en lugar de ello se limitó a acercarse a él para darle una suave palmada en el hombro. Y entonces se detuvo. Porque se quedó mirando el rostro de Bruce, su expresión serena, las perfectamente delineadas cejas sobre sus ojos cerrados, la nariz… los labios entreabiertos que exhalaban suavemente. Y los dedos de Tony se movieron hasta tocar la barbilla de Bruce, y sintió un suave cosquilleo al sentir la barba que comenzaba a nacer. Bruce estaba para comércelo.

Y volvió a alejarse, como si el rostro de Bruce de pronto se hubiera incendiado y le hubieran abrasado los dedos.

Su mente se quedó en blanco un segundo, sólo uno, porque al siguiente recordó los pensamientos que le habían asaltado la noche anterior, entre nubarrones, como una película clase B en su mente. Recordó que Bruce (un muy desnudo Bruce) le había parecido sexy…

Muy bien. Estaba enfermando. Sí, eso era. Tony Stark era humano después de todo. Era suceptible a enfermedades del cuerpo, a enfermedades de la mente, y enfermedades de alma. Esas que le atormentaban y no le dejaban dormir tranquilo, llevándolo a la terrible consecuencia de nublar su mente; porque por supuesto que a él no le gustaban los hombres (las veces que experimentó en su alocada juventud no contaban, claro que no)… aunque quizá le gustaba Bruce... ¡Estaba jodido!

Tomó sus pantalones (porque claro, para aumentar su desvarío, se había acostado junto a Bruce sólo en calzoncillos), se los puso, se medio acomodó la camisa y salió de la habitación directamente a su piso.

El destino nunca había sido muy amable con él en cuanto a momentos vergonzosos. Aunque generalmente él mismo los provocaba, incluso algunas veces deliberadamente, así que no estaba preparado en lo absoluto cuando se topó de frente con Pepper Pots.

Tony se congeló. Pepper alzó una ceja, seria.

“¿Dormiste bien? Te ves descansado.”

“Sí… algo así…”. ¡Oh, genial! La elocuencia se fue de vacaciones, ¡disfrútalas, miserable!

“Y no dormiste en tu cama, por no hablar de tu habitación. Ya ni menciono tu piso.”

Tal vez su cara era digna de un poema. El mejor poema al rídiculo escrito en milenios, porque Pepper comenzó por sonreír, y luego rió suavemente.

“Al menos dime que dejaste descansar a Bruce. Lo que menos necesita después de que Hulk sale a jugar es que lo molestes”.

“Bruce durmió… sí… nada lo despierta…”, balbuceó Tony torpemente. ¿Hola? Comenzando búsqueda en el sistema: la personalidad de Tony Stark. Loading… loading…

“Date una ducha, ponte un traje y come algo. Tu contador llamó preguntando quién va a pagar los destrozos que los róbot de Doom hicieron en West Village, destrozos que sospechosamente tienen el sello Iron Man. Ah, y no te preocupes por la junta con los accionistas de Chicago, ya me encargaré de ellos, como siempre…”, murmuró lo último. Sin embargo, Pepper no parecía molesta.

Tony reaccionó al fin. Sonrió lentamente y subió a su piso para obedecer a su linda asistente. No sabía qué haría sin ella. Y en un momento dado la comprensión lo golpeó como una pared invisible: Pepper había insinuado que sabía que él había dormido con Bruce… ¡Deja eso! NO lo insinuó, lo afirmó... ¡Estaba jodido!

~*~

Tres semanas después, Tony Stark parecía sacado de una película mal hecha de zombies. Quizá debería considerar comenzar a comer cerebros humanos, porque el suyo ya estaba hecho espagueti. No sólo se había desecho los sesos pensando en eso que supuestamente sentía por Bruce. Porque sí, lo había meditado.

Bien, terminó por aceptar que sí, que Bruce le atraía. Eso lo confirmó cuando volvieron a la agradable rutina de encerrarse a cal y canto en el laboratorio. Cuando la sonrisa cálida de Bruce le hacía revolotear el estómago y sentirse como colegiala. ¿Quién lo había maldecido?

Pero una cosa era atracción. Otra era atracción hacia un hombre. Otra era atracción hacia un hombre con el que se conectaba a níveles que nadie más podría. Otra más que un hombre como Bruce ya había sufrido demasiado como para que alguien como él se inmiscuyera en su vida así como se había inmiscuido dos veces ya en su habitación y en su intimidad. Incluso sentía que estaba engañando a Bruce de forma miserable y patética, hasta para sus propios estándares.

Y sin embargo, tenía que aceptar que ahora no sólo los terrores nocturnos acechaban sus noches bajo las sábanas. También le acechaban los ojos profundos de Bruce, esa sonrisa, su voz suavemente ronca, sus módales finos y reservados; inclusive su torpeza y timidez. Hasta cuando se enojaba y temía sacar a Hulk (algo que Tony esperaba pacientemente). Y su cuerpo. Su cuerpo perfecto y sexy.

“Por Dios, Stark, ¿Quieres que te atreviese la cabeza para ver si puedes dormir un poco?”.

Tony apenas levantó el rostro del sillón en la estancia común. Estaba de cabeza, con las piernas en el respaldo y su espalda en los asientos. Pensaba que así la sangre llegaría a su cabeza y no a otras partes. Siguió con la mirada a Barton, que se sentó a su lado con un enorme cuenco de palomitas de maíz.

“Veremos un par de películas. Te invitaría, pero por tu aspecto sería mejor que fueras a la cama”.

“Nada me gustaría más”, respondió Tony un poco irritado. Sobre todo si es a la cama de Bruce, pensó entonces.

“¿Sabes? Al principio nos preguntamos si Doom le había hecho algo a tu mente. Porque has cambiado un poco desde que nos enfrentamos a él y a sus juguetitos”, dijo el arquero casualmente.

“¿Cambiado cómo?”, preguntó Tony un poco ido. ¡Já! Como si él no supiera cuánto había cambiado.

Y entonces se obligó a mirar a Barton, su silencio no era buena señal. Y lo encontró sonriendo maliciosamente. Como un niño que se había enterado de un secreto y encontraba divertido incordiar al dueño de ese secreto presumiendo que lo sabía.

“Fue Steve el que teorizó lo que consideramos no está muy lejos de la realidad”, respondió el arquero al fin, sin dejar de sonreír mientras se metía una palomita a la boca. “Te pegó duro, ¿eh?”

Tony enderezó un poco la cabeza.

“¿De qué hablas?”

“No te preocupes”, fue la respuesta de Clint. Se levantó y caminó hasta la puerta para ir a la estancia que habían adaptado como teatro en casa. “… dejaremos que ambos lo asimilen y terminen por aceptarlo. ¡Oh L’ amour!”

Y Tony cayó de cabeza en el, afortunadamente, alfombrado suelo de la sala.

~*~

Una semana más.

Bruce se vio alarmantemente preocupado al ver a Tony hecho una piltrafa humana. Quizá era cierto eso de que tus emociones se manifestaban en tu aspecto físico. O al menos así lo sentía Tony. Cuando dejó de ir al laboratorio para no ver al objeto de su frustración (léase a Bruce), éste se había aparecido en su habitación para llevarle una variedad de hojas de té que le relajarían y le ayudarían a dormir.

¡Bendito Bruce! Sus hierbas sí que ayudaron, por lo menos durmió un par de horas sin interrupción. O fue el té, o fue la preocupación de Bruce. No lo sabía. Pero Tony estaba agradecido.

Y su agradecimiento fue a más cuando esa misma tarde Los Vengadores fueron requeridos. Un tal ‘Dínamo Carmesí´. Genial, ya no había originalidad en los crétinos que buscaban dominar el mundo o, como en este caso, el loco de turno que sólo quería retarlos.

Tal vez fue que Tony anhelaba desesperadamente dormir con Bruce, o que estaba lo suficientemente irritado por la falta de sueño crónico, pero el caso es que prácticamente él solo acabó con la amenaza. ¿Qué se  había visto temerario? Sí. ¿Qué parecía un loco? Sí. ¿Qué estaba desesperado? También.

Esta vez Tony no llevó a Bruce a la cama. Creía que se vería sospechoso. Así que dejó que el Capitán lo hiciera. Pero una vez se dio una ducha rápida para despejarse un poco, casi corrió a la habitación del científico.

Y la imagen de su semi desnudo y profundamente dormido… amigo, le dejó sin palabras esta vez. Era ternura. Bruce le provocaba ternura. Y a pesar de su cansancio y de sus ganas de meterse ya entre esos brazos cálidos, repitió el rito de la última vez. Limpió a Bruce con cuidado, sin apresurarse. Tal vez ni siquiera hubiera hecho falta, porque Hulk no había tenido mucho qué hacer, y Bruce no estaba en muy malas condiciones. Y su aroma, ese embriagante aroma seguía ahí, en su piel.

Tony no pudo resistirlo. Sus instintos se movían a la orden de un instinto más que carnal. Era su deseo, su lujuria, su curiosidad y eso que estaba alojado ahí en su pecho iluminado por el arc-reactor que le hacía latir lo que quedaba de su corazón con sólo oir el nombre de Bruce. Se despojó de la ropa que lo cubría y se acostó sobre Bruce, apenas recargándose (con la garantía de que el científico no despertaría). Entonces acarició cada centímetro de piel, se grabó cada onda de los rizos de ese cabello grisáceo; aspiró su aroma directamente de su cuello… y depositó un beso gentil justo en la prominente nuez. Tal como se lo había imaginado, Bruce sabía delicioso.

El sueño y el agotamiento se tomaron vacaciones entonces. Era el nerviosismo, la adrenalina, la culpabilidad, y eso que sentía, quizá una mezcla de todo, pero el caso que recorrió con sus labios el pecho mientras acariciaba las piernas. Y cuando llegó a la masculinidad de Bruce, ya no lo pensó ni se dejó llevar por prejuicios, tabúes o escrúpulos. Lamió la punta, y Bruce se agitó.

Tony alzó la vista, pero Bruce seguía durmiendo. Respiró hondo y regresó al rico manjar que se le ofrecía en bandeja de plata. Volvió a lamer, suave, delicado, como si aquello que ahora tomaba con una mano fuera un dulce hecho especialmente para él. Entonces se lo metió todo a la boca. Bruce gruñó… ¡Y al carajo! Tony no se apartó.

Unos minutos después degustó el sabor amargo del líquido preseminal. Y sus oídos se llenaron con los leves gemidos de Bruce entre sueños. ¡Dios! Era la gloria. Aceleró solamente un poquito el ritmo de su mano, que masturbaba lentamente, casi agonizantemente, el miembro totalmente duro de Bruce mientras con su boca lamía, succionaba y raspaba el glande. Podía escuchar la respiración entrecortada de Bruce, podía sentir cómo las manos de Bruce apretaban lánguidamente las sábanas. Vio cómo sus piernas se movían como en impulsos eléctricos. Y entonces sintió el caliente semen en su garganta, mientras escuchaba el gemido más ronco, sutil y sensual de éste y todos los reinos, planetas y universos.

Se separó del miembro de Bruce y miró hacia arriba. Increíblemente, Bruce seguía durmiendo, aunque su respiración era intermitente. Sus labios estaban semi abiertos, jadeaba, sus mejillas teñidas…

Esa imagen de Bruce totalmente expuesto y a su merced, sólo incrementó su propia excitación. Tony reptó lentamente por el cuerpo perlado de Bruce y mordió su lóbulo izquierdo. Bruce volvió a gemir, muy suave, apenas un susurro. Tony ya tenía su mano a toda marcha sobre su propia erección, y no pasó mucho para que se corriera, mordiéndose los labios, manchando el abdomen de su dormido (y ajeno a toda circunstancia) amante.

Esperó en esa posición, recargado en su codo, un par de minutos. Y entonces se dejó caer languidamente sobre el cuerpo de Bruce. La sensación del contacto piel con piel después de tremenda sesión de sexo fue abrumadora. Giró un poco el rostro de Bruce, que al parecer ya había recuperado su pulso normal, y besó sus labios. Un beso casto.

Y entonces algo horrible se asentó en el pecho de Tony Stark. Porque lo que acababa de hacer era todo menos casto. Acababa de aprovecharse de Bruce. Acababa de violar a Bruce…

¿Qué había hecho?

No pudo evitarlo, a pesar de sentirse una mierda, el ser más despreciable del universo, se acomodó en el cuerpo ajeno. El sueño llegó casi enseguida; sus lágrimas mojaron el pecho de Bruce…

Notas finales:

¡Oh, Tony! ¿Qué has hecho? Niño malo... ='(

 

¿Reviews?

Gracias por leer =)

 

Látex.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).