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While You Were Sleeping por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

Bueno, pues esto se alargó más de lo que yo esperaba. Aunque no tanto. Este capítulo es el PoV de Bruce; es necesario para el próximo (y último) capítulo.


Comienza desde la primera vez que Tony se quedó dormidote sobre Brucie =)

Bruce abrió los ojos totalmente descansado y con una sonrisa. El tiempo en el que despertaba tembloroso, aterrorizado y exhausto emocionalmente había pasado ya. Ahora podía estar seguro de que no había herido a nadie inocente, que su otro yo, si bien no estaba bajo su total control, al menos había aceptado una especie de tregua. Hulk se sabía un héroe, y le gustaba; respetaba ese hecho. Era más de lo que Bruce pudo siquiera soñar desde el accidente.

Y había tenido un sueño… peculiar. Soñó que en algún momento de la noche alguien había entrado a su habitación y le había abrazado. Y él, en el sueño, abrazó de vuelta ese otro cuerpo. Pocas veces tenía un contacto físico tan íntimo con otra persona. Había pasado demasiado tiempo huyendo del mundo, huyendo de los demás, y huyendo de sí mismo. Bruce estaba convencido de que nadie en su sano juicio querría abrazarlo por voluntad propia, por eso se aferraba a esos sueños en los que alguien aparecía y le mostraba ese tipo de afecto. Al principio era una sombra borrosa, quizá su anhelo meláncolico en el recuerdo de la mujer que había amado. Después, y para su desconcierto, la sombra comenzaba a tomar forma. Y era un hombre. Pronto descubrió que se trataba de Tony Stark.

Su primera reacción “racional y lógica” fue pensar que Tony se materializaba en su subconciente porque le había demostrado una fé absoluta. Fé en él, en Bruce, y fé en Hulk sin siquiera conocerlo. Tony se había convertido en alguien importante para él. Un amigo, un hermano, un bálsamo a su vulnerabilidad física, mental y emocional. Su segunda reacción fue comprender que Tony tomaba forma y lugar en sus sueños porque… porque comenzaba a nacer algo en su interior con respecto al multimillonario que dejaba muy atrás el afecto fraternal o de amistad. Bruce había saltado esa barrera. La tercera reacción fue aceptar que soñaba con Tony porque estaba enamorado de él. Vaya, la vida tenía maneras muy extrañas de realizar sentimientos.

Para Bruce no fue un problema reconocer ese amor. El verdadero problema radicaba en Tony. En todo lo que Tony era, y en todo lo que no era. Tampoco era un problema ocultar esos sentimientos al mundo en general y a Tony en particular. Tony no tenía que saber lo que Bruce sentía. No tenía caso, ni era una prioridad. Y no era una prioridad porque Bruce estaba acostumbrado a no obtener lo que quería, a ser siempre prisionero de su propia culpa y a aceptar el hecho de que se había condenado a la soledad en cuanto a relaciones amorosas se refería. Ya era demasiado bueno el tener un techo fijo sobre su cabeza, un trabajo estable en el laboratorio y en el taller de Tony, el “mote” de superhéroe, amigos con los qué aliviar la tremenda soledad y el dolor de sus años huyendo del ejército. Bruce no podía siquiera pensar en darse el lujo de pretender una vida en pareja a lado de… nadie. Mucho menos con Tony, el playboy, el mujeriego… el que sólo lo veía a él como un amigo.

El amor era algo absolutamente negado para él. Dolía, por supuesto (seguía siendo un ser humano), pero también estaba acostumbrado a eso. Por eso se conformaba con sus sueños, esos que eran sólo suyos y de nadie  más. Era en ellos en los que podía explayar sus sentimientos y envolver en sus brazos a Tony Stark.

~*~


Semanas después acabaron por fin con la amenaza de Doom y sus robots. Bruce estaba verdaderamente exhausto. Su agotamiento era inversamente proporcional a la actividad de Hulk. Y Hulk había estado muy activo durante esa batalla. Terminó herido, sucio y abrumadoramente fatigado. Nada que una siesta de dos o tres días, una buena ducha, un sencillo banquete y la sonrisa de Tony no arreglaran. Tony, amigablemente (siempre y solamente amigablemente) le había llevado a su habitación como otras veces antes. Sin embargo, a pesar de su cansancio, Bruce no pudo evitar estremecerse cuando sintió que el agarre de Tony era diferente. Notó a su amigo un poco ansioso. Quizá ya estaba hartándose de ser él quién le llevaba a su habitación para evitarle la vergüenza de desplomarse en medio de la sala. Fue como una daga atravezándose en su corazón.

“¿Ganamos?”, preguntó sin embargo, para no dejarse caer en el abismo del desconsuelo.

“Sí, Grandote. Ganamos. Necesitas dormir”.

Esa había sido la única respuesta, un tanto apresurada. Una pequeña sonrisa fastidiada. Eso era todo. Bruce se dejó guiar hasta su cama y cayó en la inconsciencia. Quería evitarle a Tony la desagradable tarea de cuidar de él. Después de todo, Tony no sabía (ni necesitaba saber) que Bruce le necesitaba.

~*~


Se estiró perezosamente y sus ojos vagaron a su mesita de noche. Eran casi las seis de la mañana y habían pasado casi dos días. Se levantó para darse un baño, y fue entonces que notó algo raro. Por lo general despertaba con los restos de sus pantalones… estaba desnudo. Bien, eso quizá se debía a un acto reflejo que pocas veces le pasaba. A veces, a pesar del agotamiento extremo, lograba despojarse del remedo de ropa que quedaba en su cuerpo… o se le caía, para el caso lo mismo. Eso no era lo raro, lo raro es que estaba completamente limpio. Era ya para él un ritual el despertar después de una transformación darse una imperiosa ducha porque los restos de tierra, mugre y su propia sangre (o la de los enemigos) se quedaban pegados en su piel.

Extrañado, fue directo al baño y se miró en el espejo sobre el lavamanos. Se retiró un poco para alcanzar a verse un poco más, se giró para verse la espalda, se miró las manos y hasta se agachó para revisar sus piernas y pies (que eran los más sucios debido a que a Hulk le gustaba saltar sobre terrenos casi inverosímiles y de procedencia dudosa). Pero nada. Estaba completamente limpio.

Y entonces un peculiar aroma llegó hasta su nariz. Y lo conocía. Era la colonia de Tony. ¿Qué hacia la colonia de Tony en su piel?

El latido de su corazón se aceleró cuando recordó que Tony le había llevado a la cama… ¿Había sido Tony? ¿Fue Tony el que limpió su cuerpo, sus heridas y cuidó de él?

¿Por qué?

Si algo tenía Bruce cuando la rabia no se apoderaba de él era cobardía. Quizá su infancia traumática, tal vez el siempre querer guardar en lo más profundo su latente agresividad. Cuando era pequeño lo catalogaron como retraído, en sus días de escuela era un nerd, antes del accidente tímidez y cortedad. Después… sólo abandono. Bruce se sentía cobarde, se sabía cobarde, por lo que cuando quiso preguntarle a Tony directamente (después de devanarse los sesos pensando una y otra vez una conversación coherente) abrió la boca estúpidamente, luego la cerró y volvió a concentrarse en el trabajo. No. No era correcto. ¿Qué le diría? ‘Hey, Tony, ¿me desnudaste, me limpiaste y me abrazaste la otra noche?’. Sí, la pretención era tan absurda como la pregunta misma.

Además, Tony no actuaba diferente. Era Tony. El mismo Tony de siempre que se encerraba con él en el laboratorio mientras experimentaban y hablaban de ciencia, el que le hacia alguna broma; que ordenaba a JARVIS las imagenes de moda para discutir con Clint cuál sería su siguiente conquista, el que miraba descaradamente el trasero de Natasha; el que coqueteaba con Pepper; el que disutía con Steve diciéndole que un monje tibetano tenía  más vida sexual que él; el que se mofaba de Thor por poner cara de borrego apaleado ante la mínima mención de Jane Foster.

Bien, quizá fue un hecho extraordinario, pero aislado. Tony seguía siendo únicamente su amigo.

Si Bruce hubiera sido más observador, si no se hubiera retraído en su propia decepción, tal vez hubiera notado cómo Tony le miraba a hurtadillas, quizá hubiera distinguido que ese brillo en los ojos color chocolate aumentaba no por las chicas en lencería en la pantalla, no por las bromas, las discuciones ni los dobles sentidos. Tal vez hubiera notado que inmediatamente después de mirar a Natasha lo miraba a él, jamás comparando, sino compensando. Que cuando le hablaba a Steve sobre vida sexual lo hacía fuerte para que él escuchara; y que la cara de borrego aparecía en su rostro cuando Bruce se despedía para ir a descansar después de una larga jornada de suspiros disfrazados.

Y entonces tal vez hubiera notado también las miradas divertidas que les lanzaban a él y a Tony los demás. Si hubiera puesto más atención, habría notado que el cansancio que crecía gradualmente en Tony, sus grandes ojeras, su dificultad para hilvanar más de dos palabras se debía a algo más que simple cansancio. Pero el hecho de que Tony parecía, también gradualmente aunque no por ello menos sutil, alejarse de él, definitivamente mató la mínima esperanza.

Lo único que pudo hacer Bruce ante la evidente renuncia de Tony ante el mundo, fue llevarle un poco de té. Estaba verdaderamente preocupado. Sabía que Tony tenía períodos en los que no podía dormir bien, que las pesadillas le asaltaban, y que era una sensación horrible por la que él mismo había pasado no en pocas ocasiones.

Y entonces fueron llamados de nuevo. Un nuevo enemigo. Uno muy estúpido, porque cayó en tiempo record. Y ni siquiera había hecho falta mucho esfuerzo ni suyo ni del resto del equipo. Steve dio ordenes, ordenes que Tony desobedeció. En poco tiempo Iron Man acabó con la amenaza. Vaya, Hulk ni siquiera tuvo mucho que aplastar. Era un hecho que la trasformación era desgastante para su cuerpo. Vamos, el pasar de poco más de 60 kilos a media tonelada y al revés, era un deterioro importante para su cuerpo. Bruce llegó débil a la torre. Y Tony no quiso llevarlo a la cama, se marchó pidiéndole a Steve que lo hiciera.

Eso lo devastó. Aun así se dejó guiar por Steve, simplemente apoyado en su brazo. Podía caminar, claro que sí. Además no se sentía tan comódo como con Tony. Bruce se metió bajó las sábanas y rumió su tristeza. Al poco tiempo se durmió.

Lo dicho. Su agotamiento era inversamente proporcional a la actividad de Hulk. Esta vez Hulk no había tenido mucho trabajo. Así que Bruce sintió entre una duermevela cómo alguien le desnudaba suavemente. Sus musculos estaban muy relajados, su conciencia demasiado distendida. Quiso abrir los ojos, pero sólo logró estremecerse languidamente cuando su cuerpo fue lentamente acariciado por algo suave y  mullido, algo húmedo…

Quiso hablar cuando sintió un cuerpo cálido abrazándose al suyo, pero su propio cuerpo aún no se conectaba del todo con su cerebro. Era como cuando tenía una pesadilla especialmente horrible y él quería tomar control de ella, despertar, obligarse a entender que era sólo un sueño: su cuerpo no respondía a los gritos en su mente. Era igual ahora, sólo que las sensaciones estaban muy lejos de ser horribles. Porque reconoció el aroma de Tony. ¡Era Tony, por Dios!

Eran las manos de Tony recorriéndolo con delicadeza. Eran los dedos de Tony deslizándose sobre su pecho, sobre sus cabellos, su rostro. Fueron los labios de Tony los que le besaron el cuello, su nariz la que aspiró dejándole un rastro del cálido aliento.

Bruce quiso despertar por completo, comprobar que su subconciente no lo estaba engañando de la manera más vil. Pero simplemente no podía. Y no quería. No quería saber que todo era una mentira, que esas manos fébriles le acariciaban como si él estuviera hecho de cristal. Que, en un momento dado, su cuerpo reaccionó a la deliciosa, húmeda y rasposa caricia en su pene.

Bruce era conciente de que era Tony, el Tony que separó un poco sus piernas para apoderarse de su miembro. Era conciente de que su cuerpo correspondía desesperadamente a esas caricias, a esa lengua, a esos dientes, a esos labios… a esa mano experta. Necesitaba respirar, y entonces gimió. Sabía que estaba gimiendo, que estaba siendo atendido de la manera más placentera… que sus piernas se movían sin su permiso. Quiso gritar cuando llegó al orgasmo, pero lo único que escapó de sus labios fue un vergonsozo gruñido.

Y entonces Tony se separó. Bruce temió que se fuera, que lo dejara así, sin una explicación (aunque muy probablemente él no podría responder a nada, estaba atrapado en su propio cuerpo y en su propia mente). Pero Tony ya estaba sobre él, le tomó el rostro suavemente y le besó. En los labios. Bruce gritó, maldijo, impoloró, sollozó dentro de su cabeza. Maldito su cuerpo que no podía responder a ese beso.

Tony se acomodó en su pecho, y la sensación no le fue desconocida. Era como en sus sueños, exactamente igual que en sus sueños… ¿habían sido sueños? Y entonces sintió algo acuoso, y sintió cómo Tony se estremecía… Tony estaba llorando, llorando sobre él.

Bruce hizo un esfuerzo tremendo y al fin abrió los ojos con un sobresalto. Y con otro sobresalto Tony se apartó de él, con una mano en la boca y las lágrimas escurriendo de sus ojos. Bruce abrió la boca, intentó levantarse no sin esfuerzo, pero Tony ya se había marchado…

No había sido un sueño, claro que no… Tony lo había… amado...

Notas finales:

¿Y ahora cómo reaccionaran estos dos? O.o

 

Muchas gracias por leer y por sus comentarios!

Nos leemos en el final, ¿vale?

 

Besitos!!!!


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