Actualmente, 20 de septiembre
—Shh, silencio—dijo él.
Aunque era prácticamente imposible, no gimió, ni sollozo ni emitió sonido alguno detrás de la cinta adhesiva que cubría su boca. Una venda lo cegaba, pero antes de que su secuestrador se la colocara había visto mucho: tenía una pistola y claramente sabía usarla.
Por dentro su instinto le gritaba que peleara, que escapara si podia. Pero no podia. Si hubo un momento de escapar, ya había pasado. Ahora con la cinta atando sus manos y tobillos si intentaba levantarse de la silla donde estaba sentado caería de cara al suelo o de espaldas.
Lo peor es que estaba indefenso. Era consciente de que no podia hacer nada para impedir que algo le sucediera. Debería haber tomado enserio las advertencias, aunque sonaran ridículas, debió hacerlo.
—Yo no te voy a lastimar—dijo su secuestrador.
Rápidamente advirtió el énfasis débil de la primera palabra. ¿Qué él no le hiciera daño significaba que alguien más lo haría?
—No quieras descubrirlo. —La voz sonaba ahora divertida, pero despreocupada como desde el comienzo.
Kim Heechul no era tonto. Luego de años de lidiar con personas con poder no se dejaba engañar por una voz suave y maneras de hablar despreocupadas aparentes. Cuanto mas despreocupado parecía alguien más probable era que te cortara las pelotas, metafóricamente hablando.
O literalmente.
La idea de hallarse indefenso e incapaz de persuadir a ese tipo era lo que más le aterrorizaba.
— Seguramente tu esposo pagará el rescate, entonces te irás a casa.
Heechul se pregunto si podría verse la mueca que hizo tras la cinta y la venda. ¿Su esposo? ¿El que estaba a punto de divorciarse luego de haber entrado en su oficina de improviso y encontrarlo teniendo sexo con su secretario?
Sí, él estaba deseoso de verlo. Estaba impaciente por pagar el rescate para salvar un marido infiel.
— Tranquilo, pedí un rescate razonable. Él podrá conseguirlo, supongo.
Heechul no pudo detener el sonido ahogado que salió de él. Sintió que su cara se tornaba completamente roja de vergüenza cuando su secuestrador se empezó a reír.
—Claro que quizás no quiera pagar cuando el detective privado que contrato le diga que tu secretario solo es el último de tu larga lista de engaños. No puedes aguantar, ¿no Heechul? Y pensar que tu esposo es muy simpático. Se merece algo mejor. Debiste haber sido un buen y respetable esposo. No todo es dinero ¿sabes?
Heechul sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo. ¿Por qué su secuestrador hablaba tanto, dándole a la victima la oportunidad de memorizar su voz? ¿Qué ganaba con exponer cuanto sabia de su vida y negocios?
Tal vez porque sabe que no vas a poder decírselo a nadie.
— Alarmante, ¿no?
Heechul se sobresalto porque la voz había sonado muy cerca de su oído, tranquila y suave y amenazadora sin intención de serlo.
—Que un desconocido controle tu vida, que te saquen tu poder, tu seguridad. Estar totalmente indefenso y ser consciente de que tu destino depende de alguien más.
Heechul soltó, sin quererlo, otro sonido ahogado.
— Porque es así ¿sabes? Yo manejo tu destino, al menos hasta cierto punto. Luego esta en manos de otro.
Heechul se sorprendió mucho cuando le saco la venda. Durante unos instantes, mientras sus ojos se adaptaban a la luz, solo pudo parpadear. Luego miro y todo se hizo más claro.
Oh dios.
24 de septiembre
—El rescate fue entregado —Lee Seung Hyun, jefe de policía de Seogwipo, parecía tan enojado como podia estar cualquier policía cuando los malos ganaban—. Su esposo no dijo nada por temor, así que no supimos nada hasta que después de que él dejara el dinero, Heechul no volviera a su casa.
— ¿Quién hallo el cuerpo?
—Un turista. En esta época del año, con el cambio de hojas y demás, se llena de gente. Estamos en una zona muy turística con mucho bosque, acantilado, mar… los turistas nos invaden por semanas. Aquí y en toda la isla.
—Entonces el secuestrador no sabía que iban a encontrar rápido el cuerpo.
— Si no lo sabía o es muy idiota o no conoce la zona —Lee miraba al agente detenidamente. Choi Seung Hyun no era un hombre que fuera fácil de entender de una sola vez. Era más que obvio que era un hombre enérgico, atlético, muy inteligente, educado y de habla suave, pero tambien resaltaban sus ojos oscuros, que mostraban una intensidad feroz e inquietante.
Un hombre ambicioso.
Pero… ¿Cuál era su ambición?
—Tal como pidieron tenemos el cuerpo retenido —le dijo Lee—. Los muchachos de mi unidad forense fueron educados en el laboratorio de criminología de Seúl y han dado algunos cursos en la UICC. Saben lo que hacen. Lo poco que hallaron aquí, los espera a usted y a su colega en la comisaria.
—Entonces no había nada revelador.
Aunque no era una pregunta, Lee respondió igual.
—Si hubiera algo no habría llamado a su Unidad de Crímenes Especiales
Choi lo miro, pero volvió su vista al terreno rocoso que los rodeaba sin hacer comentario.
Lee se dio cuenta que había hablado con la misma irritación que sentía por dentro, así que conto hasta diez en su mente antes de volver a hablarle.
—Kim Hee no era un ángel, pero no merecía lo que le paso. Quiero encontrar al desgraciado que lo mato.
—Lo entiendo.
Lee se pregunto si de verdad lo entendería, pero no dijo nada.
Choi dijo casi con despreocupación:
—Así que este es el tercer secuestro denunciado en la parte sur del estado del año. En los tres casos se pago el rescate pero las víctimas murieron.
—Los otros dos casos sucedieron en una zona que no me incumben, así que solo sé los datos generales. Las victimas no tenían nada en común excepto la posición económica. Ambos eran bastante ricos. El hombre tenía cerca de cincuenta años, era occidental, viudo y tenía un hijo. La mujer era de Gangnam, tenia treinta y cinco años, casada y sin hijos. Él murió asfixiado y ella ahogada.
—Y Kim Heechul decapitado.
—Sí. Pero es demasiado raro… el forense dijo que el corte fue rápido y limpio, no fue hecho con un hacha o algo así. Tal vez un machete o una espada—Lee frunció el ceño— ¿Acaso insinúa que están relacionados los casos? Los dos secuestros fueron hace meses y pienso que...
— ¿Fue una coincidencia? — El compañero de Choi se unió. Su nombre era Dae Sung y tenía una sonrisa algo irónica— Si le pregunta a nuestro jefe le dirá que eso no existe, y generalmente tiene razón.
— ¿Encontraste algo? —preguntó Choi.
Su compañero había estado recorriendo el gran precipicio donde había sido hallado el cuerpo de Kim Heechul.
—No. Estamos cerca de una zona de descanso y un mirador, aunque mucha gente pasa por aquí presiento que nadie se detiene mucho tiempo.
Lee analizo tanto su tono y su expresión como su postura y los gestos que intercambiaba con su compañero: Choi era el mayor de los dos pero Kang parecía confiar en su posición y se sentía a gusto con él. Concluyo que eran compañeros desde hace tiempo.
Kang Dae Sung, que parecía tan relajado como Choi tensionado, era un hombre amable, de un poco mas de 20 años, con el pelo chocolate no muy corto peinado despreocupadamente, piel no muy pálida y ojos negros e inteligentes.
— ¿Qué esperaba encontrar? —le preguntó Lee a Kang sin evitar reflejar en su voz la tensión que sentía.
Él sonrió.
—Intentaba hacerme una idea del lugar, no buscaba algo que su personal o usted hubieran pasado por alto. A veces retrocediendo un poco para tener una imagen general más amplia se descubren cosas. Por ejemplo, luego de mi caminata puedo casi asegurar que el secuestrador esta en buen estado físico.
—Para haber traído el cuerpo hasta aquí.
—Sabemos que la víctima no murió aquí. Esta zona está llena de caminos, pero caminos para excursionistas expertos, no para personas comunes que solo quieren ver el paisaje. El haber llegado hasta aquí desde una ruta principal supone un gran esfuerzo y si además se acarrea durante el trayecto un bulto muy pesado… no hay marcas de ruedas o cascos o de que se haya arrastrado. Y el secuestrador no solo tenía que traer el cuerpo de un hombre alto, sino tambien su cabeza.
Lee debió admitir que no le había dado la debida atención al traslado del cuerpo y la cabeza cortada.
—Ya entiendo, debe ser una bestia con suerte para no haberse caído ni roto el cuello en el camino.
Él asintió.
—Este terreno es engañoso, sabemos que se hallo rocío bajo el cuerpo, lo que indica que debió traerlo por la noche o por la mañana muy temprano. Tambien debe haber llevado una linterna.
Choi agrego:
—Trajo el cuerpo cuando era menos probable de que fuera visto, fue muy cuidadoso.
—Tal vez sólo tuvo suerte —le dijo Kang a su compañero.
Choi frunció el ceño.
—No lo creo —dijo— El patrón es más que claro, muy marcado. Todas las víctimas fueron secuestradas en un momento del día en que seguramente estarían solas, fueron retenidas entre dos y tres días antes de morir y, según pruebas forenses, las tres fueron asesinadas luego de que se pagara el rescate. En los tres casos la llamada para pedir rescate se produjo un jueves, para que la familia pudiera conseguir el dinero y asegurarse que los bancos disponían de efectivo. Nunca se pidió demasiado, solo el límite de lo máximo que cada familia podia conseguir. Ideo cada paso y mantuvo con vida a las victimas sin perder el control hasta que tenía el dinero en las manos.
—Un sujeto de sangre fría —comentó Lee.
Choi, que entendía completamente lo que el jefe de policía quería decir, asintió con la cabeza.
—Hay que ser muy calculador y tener una crueldad única para pasar tiempo con alguien al que luego vas a matar. Una cosa es una víctima desconocida y sin rostro, pero si la víctima es un individuo con personalidad, si le pone cara al objeto, destruirlo es más difícil.
Esta vez fue Lee quien arrugó el ceño.
— ¿Cómo sabemos que paso tiempo con ellos? Tal vez los tenía encerrados en un sótano o una habitación, atados, con bolas en la cabeza, sin poder hablar. Eso habría hecho yo, ¿Por qué piensas que se relaciono con ellos?
—Digámosle una corazonada.
—Eso no me sirve —El ceño de Lee se intensifico— ¿Qué hemos pasado por alto?
Choi y Kang se miraron.
—Nada señor –dijo Dae Sung- solamente hay información que ustedes no conocían. Durante el último año y medio hemos estado siguiendo la pista a una serie de secuestros en el norte y en el noreste.
—Y solo estuvimos siguiendo, porque siempre llegamos muy tarde para ayudar a las víctimas—añadió Choi casi en susurro y con amargura-.
Su compañero lo miro brevemente.
—Creemos que los secuestros están relacionados —le dijo a Lee—. Y que tanto este como los otros dos que se produjeron en esta zona forman parte de esa serie. Por supuesto como dice Seung cumplen una regla.
— ¿Un secuestrador en serie? Nunca escuche algo así.
Choi respondió.
—Porque en la mayor parte de los secuestros por dinero que tienen éxito, ya sea que la victima muera o viva, cuando el secuestrador consigue su dinero desaparece. Incluso si tienen éxito muy pocos lo intentan de nuevo.
Su compañero añadió:
—Ahora es más difícil que un secuestro por dinero sea exitoso debido a las complicaciones que implica. No es un delito frecuente.
Lee, quien pensaba en dichas complicaciones dijo:
— Por los sistemas de seguridad electrónicos, guardaespaldas, vigilancia de bancos y cajeros automáticos y tambien las calles… ¿a eso se refieren?
Choi asintió con la cabeza.
—Exacto. Además de las penas más severas y la organización para secuestrar y rentener viva a una persona, muchas víctimas son asesinadas solo porque es complicado mantenerlas vivas el tiempo necesario.
—Pero eso no sucede con este secuestrador en serie, si existe.
—No, el no deja nada a la suerte. Retiene a sus víctimas en un lugar seguro el tiempo necesario es un paso de su plan, del que esta muy orgulloso de llevar a cabo.
— ¿Y el relacionarse con ellos es otro paso?
—Eso creemos.
— ¿Por qué?
Choi y Kang volvieron a mirarse.
—Porque tenemos a una sobreviviente —dijo Choi— Y según su testimonio, era un hombre cordial y hablador. La trataba como una persona aunque es posible que planeara matarla desde el principio.
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Koo Hye Sun era una mujer con la que no era fácil de convivir. Era terca, muy segura de sí misma y luego de varios años de vivir sola tenia costumbres ya establecidas. Y era la primera en reconocerlo. Rara vez salía con alguien porque, según ella, eran sus amantes quienes tenían que adaptarse a ella y no al revés.
Pero eso no le importaba, casi siempre le gustaba estar sola. Trabaja como diseñadora de software por lo que podia trabajar desde su casa y viajar cuando y donde quería.
Debido a que era muy mañosa, cuando esa tarde a final de septiembre se puso muy frio y su generador para la estufa dejo de funcionar, tomo las herramientas y fue a ver qué le sucedía.
—Eso es peligroso, ¿sabe?
Asustada, Hye Sun se dio vuelta y vio a un joven desconocido parado en el camino de entrada a su casa. Parecía ser más joven que ella, de estatura mediana y complexión delgada y el cabello rubio y ojos cafés combinaban muy bien con su piel clara. No era exactamente lindo, pero si llamativo.
— ¿Quién es usted? —preguntó Hye Sun — ¿Y qué es peligroso?
—Soy Ji Yong.
—Está bien, Ji Yong. ¿Qué es peligroso?
—Su despreocupación. No tiene sistema de seguridad, ni perro ni siquiera una valla… y la puerta de su cochera estuvo abierta toda la tarde. No hay vecinos cerca en caso de que necesite ayuda, esta muy expuesta.
—Tengo un arma adentro, dos de hecho—Hye Sun lo miro frunciendo el ceño— Además se defenderme. Usted ¿me esta vigilando? ¿Quién es?
—Alguien a quien le preocupa su seguridad.
— ¿Y por qué diablos le importa eso a usted?
—Porque... – la mirada de Ji Yong vacilo y su boca se torció levemente- no quiero que termine como ese hombre. El tal Kim Heechul.
Algo le decía a Hye Sun que no se riera ni denigrara lo que estaba escuchando.
— ¿El vendedor de inmuebles que fue secuestrado?
—Y asesinado, sí.
— ¿Por qué terminaría como él?
—No terminara así… si tiene cuidado. Solo le digo que sea precavida.
—Mire —dijo Hye Sun, sin saber porque seguía con esa conversación— yo no soy la víctima ideal para un secuestro. Tengo algunos ahorros, pero...
—No es por dinero. No esta vez
— ¿Por qué no esta vez? ¿Y usted cómo lo sabe? — Mientras el joven vacilaba, Hye Sun la observo con detenimiento. Entonces noto algo— Un momento… lo conozco… vi su foto, en un cartel.
El rostro de Ji Yong se tenso.
—Es posible. Señorita Koo...
—Está con el circo que esta en el recinto ferial, es algo así como un adivino.
Hye Sun noto que su voz se elevaba, indignada pero no se sorprendió. ¡Era un adivino por dios! En el cartel se anunciaba como “G-Dragon el hombre que todo lo ve” y usaba un peinado extraño y un traje estrafalario.
—Señorita Koo, sé que no quiere tomarme en serio, no es la primera vez que me pasa, pero si quisiera...
—Debe estar bromeando, ¿es que vio en su bola de cristal que alguien va a secuestrarme? Por favor, no me salga con eso.
Ji Yong respiro profundo.
—El secuestrador, sea quien sea, fue a la feria—No lo vi, pero estuvo ahí. Se le cayó un pañuelo y yo lo levante. Entonces la vi a usted, atada, amordazada en una pequeña habitación vacía. Tenía miedo. Por favor solo le pido que sea cuidadosa, precavida. Sé que soy un extraño y no tiene motivos para creerme pero ¿Qué pierde por hacerme caso?
—Está bien —dijo Hye Sun—. Le haré caso, seré cuidadosa. Gracias por la advertencia Ji Yong, nos vemos.
—Señorita Koo...
—Adiós. —Hye Sun entro a la casa. Decidió dejar para más tarde el arreglo pendiente.
Luego miro por la ventana hasta que vio a Ji Yong alejarse.
Su sentido común le decía que dejara de lado esas tonterías pero…
No le haría mal tomar precauciones. Por lo que cerró con llave las puertas y se dedico a hacer otras cosas, pero luego de un par de horas la advertencia se esfumo de su memoria.
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—Seguramente ven muchas salas como esta —dijo la inspectora Sandara Park a los dos agentes constitucionales-.
Choi Seung Hyun recorrió con la mirada la sala de reuniones, útil pero poco inspiradora, del departamento de policía de Seogwipo. Luego miro a su compañero y dijo:
—Unas cuantas, sí. Siempre se ven iguales por dentro, solo cambia la vista exterior desde las ventanas, si las hay.
Aquella habitación, situada en el centro del edificio, no tenía ventanas, pero era espaciosa estaba bien iluminada y contenía todo lo necesario.
— Por ahora el caso Kim no genero mucho papeleo —dijo la inspectora Park mientras señalaba carpetas sobre la gran mesa— Y lo que hay es posterior al hecho, dado que el señor Kim nos aviso cuando el secuestrador tenía el rescate y su esposo no apareció. Tenemos su declaración, las de compañeros de trabajo de la víctima, la del turista que hallo el cuerpo e informes de nuestra unidad forense.
— Si consideramos que nos avisaron de la desaparición el sábado y que el cuerpo se encontró el domingo por la mañana, diría que Teniendo en cuenta que os avisaron de la desaparición el sábado y que el cuerpo fue encontrado el domingo por la mañana, yo diría que se propagaron mucho —dijo Kang Dae Sung—. Soy Dae, por cierto.
—Gracias, mi nombre es Sandara —La inspectora Park ni titubeó— Demonios, no tenemos una pista de quien puede ser el secuestrador. El jefe dice que piensan que podría ser un secuestrador en serie.
—Si —le dijo Choi.
— ¿Y hace un año y medio que lo siguen?
—No nos recuerdes eso por favor —dijo Dae en broma— Siempre estamos un paso detrás de él y Seung se lo esta tomando personal.
Sandara observo a Choi, un hombre realmente atractivo de mirada intensa y dijo:
— Parece de los que se lo toman como algo personal ¿hace listas? El jefe las hace y no lo aguanto.
—Él dice que no, pero no le creo.
—Sigo en la habitación —dijo Choi mientras se sentaba a leer una carpeta-.
Dae ignoró su comentario.
—También es adicto al trabajo. Hace cuatro años que somos compañeros y en ese tiempo no ha tomado vacaciones ni una sola vez. Ni una.
—El año pasado estuve en Incheon —objetó Choi.
—Fuiste a un seminario policial, Seung. Y luego estuviste casi una semana ayudando a la policía a encontrar a una chica desaparecida.
—Me pidieron ayuda, no podría negarme. Además volví descansado, ¿no?
—Volviste con un brazo roto.
—Pero descansado.
Dae suspiró.
—Es cuestión de opiniones.
Sandara sacudió la cabeza.
— ¿Nadie les pregunta nunca si llevan mucho tiempo casados?
—A veces—dijo Dae— Pero siempre les contesto que no lo querría ni en dibujito. Además de su perfeccionismo, que me saca de quicio y de ser un adicto al trabajo, tiene un pasado oscuro y peligroso que asustaría a cualquier hombre sensato.
Choi enarco una ceja. Estaba por hablar cuando escucharon a Lee acercarse, sonaba como un oso al que estaban pinchando con una rama afilada.
—Como demonios tiene el descaro de sorprenderse de que no quiera volver a hablar con usted. Vino a verme hace una semana ¿se acuerda?
—Para lo que sirvió... —La voz del hombre no se escuchaba amarga, pero era un poco afilada.
Sandara, que casualmente estaba mirando a Choi Seung Hyun vio cambiar su semblante al oír a ese hombre invisible hablar. Él agente constitucional se sorprendió, luego endureció sus facciones y luego su rostro fue inexpresivo.
Llena de curiosidad, Sandara miro la puerta justo para ver entrar a Lee seguido por un hombre de estatura mediana, con ojos café y el pelo rubio no muy corto y algo despeinado.
El hombre se paro en la puerta y sus ojos La mujer se detuvo en la puerta y sus ojos claros y misteriosos se digirieron directamente a Choi como si, pensó Sandara, no solo no le sorprendiera –como le ocurrió a Choi —sino que esperaba encontrarlo ahí.
Sin embargo fue él quien hablo primero.
—Parece ser que el circo llego a la ciudad — dijo arrastrando las palabras, y se apoyo en una silla mientras lo miraba desde el otro lado de la habitación
El recién llegado sonrió, algo extraño y dijo con voz seca:
—Es una feria, como bien sabes. Hola, Seung Hyun. Tiempo sin verte.
—Ji Yong.
Lee se sorprendió.
— ¿Se conocen?
—Desde hace algún tiempo —contestó Yong con los ojos fijos en Choi— Claro que el señor Choi estaba… de visita por el bajo fondo… cuando nos encontramos la primera vez.
Choi aparto la mirada, torciendo su boca un poco.
—Hola, Ji Yong —dijo tranquilamente su compañero.
—Dae.
— ¿Llevas mucho en el pueblo?
—Un par de semanas. Vamos a estar en el recinto ferial por un par más, —Miro fijamente a Sandara su mirada clara y la saludo con la cabeza— Inspectora Park.
Sandara inclino su cabeza en forma de saludo pero no dijo nada. Estaba con Lee cuando, a principios de la semana pasada, Kwon Ji Yong había aparecido en la comisaria. Su incredulidad al igual que la del policía había sido más que hostil. Noto que la vergüenza invadía su rostro al recordar su desprecio.
Un desprecio que había resultado equivocado.
Porque el “adivinador” de la feria había ido a advertirles pero no lo habían escuchado.
Y Kim Heechul había muerto.