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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Bienvenidos a un nuevo capítulo, espero les guste.

Viktor, parado por la entrada, esperó instrucciones; las cuales no recibió ya que el pelirrojo, nada más entrar a su departamento cerró la puerta,  tomo polvos Flu, los lanzó a la llama recién encendida de la chimenea, se inclinó sobre ella  y se puso a hablar con alguien. El búlgaro no escuchó nada de lo que decía, de seguro había lanzado un hechizo de silencio. Por unos segundos, siguió mirando a espera de una palabra, pero el pelirrojo estaba inmerso en su mundo. Teniendo a Peter aun entre sus brazos y sin nada mejor que hacer, se instaló en la salita del departamento. Dejó a Peter en el sillón más grande y Viktor se sentó frente a él. Miró alrededor, fingiendo estar fastidiado, aunque estaba a la mar de entretenido clasificando todo lo que miraba. Lindo y cómodo era el lugar, no era su estilo, pero más cómodo que la casa ultra elegante  de Bourne eso sí.

El búlgaro empezó a impacientarse, no habían pasado más de diez minutos  pero los sintió como una eternidad. Para distraerse, tomo la caja sobre la mesita de sala y empezó a leerla. Era eso, mirar el culo en pompa de Ginger o a Peter sorberse los mocos (algo muy, pero muy  desagradable).- ¿Fairchu!*?- Leyó en voz alta. Agitó la caja, pero solo se escuchó el golpeteó de piezas dentro, nada que dijera que diablos era esa cosa. El rubio de vez en vez lanzaba miradas al auror y luego al jugador; incomodando a Viktor por el escrutinio.

La puerta se abrió, entrando  un chico esbelto con cabello azul chicle, tan campante como si la casa fuera suya; pasando a su lado yendo a la cocina. Viktor se levantó de un salto y sacó su varita, apuntando al chico- ¿Quién eres?

El chico parpadeó, dándose por primera vez cuenta de ellos, ladeó la cabeza y los miró.- Duh. Baja la velocidad amigo; y ten cuidado con eso que te puedes sacar un ojo.- metió la mano en el bolsillo de su chaqueta café- Tengo llave.- Levantó la mano, enseñando el llavero dichoso. -¿Ron?

-¿Qué haces aquí?- El pelirrojo respondió desde su lugar, sin despegar la vista de la flama.

-¡Vine a lo que habíamos quedado!

Ron volteó. Casi rodó los ojos ante la actitud protectora de Viktor por Peter. Interponiéndose entre este y Elliot, como si su amigo fuera una amenaza (un dolor de cabeza tal vez). Hizo una mueca; ahora debía anotar los lindos pequeños chicos como gustos de Viktor.-Tranquilos.

-¿Quién es, Ginger?-preguntó Viktor sin dejar de mirar al chico. Le parecía conocido.

-¿Ginger?- Eli habló desde su lugar en la cocina, despegando la mirada de la alacena abierta, con un vaso en mano. - Hombre, debo de reconocerte que tienes bolas.

-Es de confianza.- Fue todo lo que dijo el pelirrojo zanjando el asunto.

No queriendo, Viktor bajó la varita pero no la guardó. El chico siguió en lo suyo,  moviéndose  a sus anchas, como si conociera el lugar a la perfección. Cuando terminó, llevó levitando una gran bandeja con té y jugo, así como bocadillos a la mesita de centro. Le sirvió una taza de té a Peter y él mismo se sirvió jugo.- Sírvete.- le dijo al búlgaro, sentándose a su lado, alejado de su cuerpo.

Viktor frunció el ceño molesto por el desparpajo. Él no era un elfo doméstico.

-Hombre, que no soy tu sirvienta. Suficiente hice al traer la comida para que quieras que te sirva. A él,- señaló a Peter- le serví porque se ve que esta alterado. Tú estás bien así que no esperes que lo haga.

Refunfuñando, ya que hace tiempo nadie le hablaba de esa manera, Viktor se sirvió un poco de jugo y galletas. Su estómago se lo agradeció ya que se habían saltado la comida.  Comieron en paz por largos minutos y en silencio.

Peter miraba fijamente un librero, con su taza de humeante té a mitad del camino a sus labios. Elliot le miró preocupado- ¿Te sientes mal?

-¿Ese es Harry Potter?

Todas las miradas se centraron en una fotografía donde ambos amigos, apenas entrando en sus veinte y ropa de civil, se abrazaban por los hombros y reían, enseñando unos rasguños en sus brazos, luego entraba Hermione, los reprendía y luego los abrazaba para luego sonreír todos a la cámara.

-Ah, sí.-Elliot regreso a su jugo.

-Pe-pero Harry Potter no se deja fotografiar.

El peli teñido rio bajito- Eso no cuenta si eres su amigo.

Peter boqueó cual pez- ¡El señor Weasley es su amigo! ¡Pensé que  Potter solo era su jefe!

Elliot río por la explosión, al creer que era broma. El rubio siguió sin salir de su asombro, confundiendo a Elliot -Por el amor de Merlín ¿en serio no sabes que Ronnie es héroe de guerra?

Tanto Viktor como Elliot miraron al chico. Obviamente en el tiempo de la guerra este era demasiado joven;  porque hasta Viktor, que no vivía en Inglaterra, sabía eso.

Peter se cohibió- Viví en Estados Unidos hasta hace poco.

Bueno, eso tenía sentido.

Los ojos de Peter regresaron a la fotografía, para luego mirar a Ron lleno de adoración. Viktor hizo una mueca por la volatilidad del rubio al cambiar de objetivo como si fueran calcetines.

-Creo que esto te va a interesar.- Elliot se levantó y tomó una urna de madera muy pequeña, escondida en el librero. Regreso a su lugar y sacó de la cajita un guardapelo roto por la mitad, sosteniéndolo alto para que esos dos lo miraran bien.- Esto mis amigos, es uno de  los Horrocruxes de Lord Voldemort.

Viktor no lo pudo evitar, abrió su boca en una bien grande  “o”, al igual que Peter.

-Deja de enseñarles cosas sin sentido, Elliot.- Ron reprendió a su amigo dándole  una colleja, después le enredó el cabello con cariño.

-No son cosas sin sentido, es la verdad. Eres un héroe de guerra.  Si el mundo supiera…

-Eso es innecesario.- Ron le quitó el guardapelo a su amigo y lo guardó. Debía pensar en otro lugar donde guardar la cosa esa.

Elliot se enfurruñó como cada vez que tocaban el tema.

-Peter,- Ron llamó al chico- tenemos que hablar. Krum, te agradecería que, al menos por unos momentos, te quedes donde estas hasta que  termine de hablar con Peter.- Ron y Peter entraron al cuarto de Ron, dejando a Elliot y Viktor solos.

El búlgaro se concentró en su jugo, pero una pregunta rondaba en su cabeza, bueno, varias. Como por ejemplo ¿Qué iba a pasar ahora que había corrido a Yvaylo? ¿Debía cancelar y regresar a Bulgaria o seguir la gira? ¿Peter regresaría a su casa? ¿Era seguro? Sus cavilaciones fueran interrumpidas por el teñido ese, que con toda  familiaridad se quitó los zapatos que cayeron al piso en un ruido seco, sacó una revista y se puso cómodo en el sillón. Sus preguntas mutaron a   ¿Cómo ese sabía tanto de Ron? ¿Qué clase de relación llevaban para que lo dejara entrar a su casa así? Ginger simplemente lo había dejado entrar, sin más, a pesar de estar él en la casa y se suponía que debía cuidarlo.

-Sabes, si quieres puedes sacar una fotografía, duran más.- dijo Elliot detrás de su revista.

-¿Perdón?

-Es grosero mirar a la gente tan detenidamente.- Elliot bajó la revista, molesto.

-No te miraba.

-Claro y yo soy el conejo de Pascua.

-Con ese cabello no lo dudo.

-En serio hombre ¿Cuál es tu problema? Primero me apuntas con la varita y ahora me asesinas con la mirada.

-Mi problema es que entras a una casa que no es tuya como si nada, sin anunciarte o presentarte,  poniendo en peligro a dos personas.

Elliot no respondió. Vio a Viktor por largos minutos, fijamente, sin apartar la mirada un solo instante, estudiando. Su mirada mutó a una aburrida.-Mira que serás idiota.

-Repite eso.- Los músculos de Viktor se tensaron. El renacuajo ese estaba rogando que lo pusiera en su lugar.

-S-e-r-á-s   i-d-i-o-t-a. No sé cómo se dice en tu idioma y no me importa. Te lo puedo escribir.

Suficiente.

El búlgaro se levantó cual resorte, sus puños listos para darle una tunda al mequetrefe hombre que seguía sentado como si nada. Paró en seco ¿Qué diablos pretendía hacer? El chico era más o menos unos treinta centímetros más bajo que él; ni hablar del peso. Volvió a sentarse, apoyó los codos en sus rodillas y recargo su frente en las manos, tranquilizándose.   Esto no era él, en lo absoluto. Entonces ¿Por qué reaccionó así? –Imbécil.

Elliot se encogió de hombros.- No más que tú, gracias a Merlín.

¿Por qué el jodido imbécil no se callaba? ¿Debía tener la última palabra siempre?

La puerta de la recamara de Ginger se abrió. Saliendo un desencajado Peter.

-Eli, ven.

Elliot se puso de nuevo las botas y  fue dando saltitos a donde Ron. Ambos hombres se encerraron en la recámara.

Silencio.

 Peter se paró cerca de la ventana, cruzado de brazos, frotándolos. De vez en vez se escuchaba un ruido nasal.

-¿Estás bien?- preguntó el búlgaro.

-No. El señor Weasley me dijo lo que le iba a pasar a mi papá. Dice que lo van a acusar de ataque a un auror, pero no lo pueden retener si paga la fianza antes de su juicio. Que tengo setenta y dos horas para levantar cargos sí así lo quiero.- Los ojos se le aguaron- Yo, yo no sé qué hacer.

Viktor se levantó de su lugar, acortando la distancia abrazó al rubio. Dar consuelo nunca había sido su fuerte, menos verbal; pero podía hacer sentir al chico un poco mejor con un gesto. 

Alguien carraspeó atrás suyo.

Se desembarazaron del abrazo.

-Bien chico, es hora de irnos.- habló Elliot, que no dejaba de mirarlos con un cierto grado de reproche.

Peter asintió, limpiándose algunas gotas de lágrimas.- Estoy listo.

-Espera ¿Me pueden explicar que pasa aquí?- Pidió Viktor.

-Que te explique Ron, Krum.-Elliot abrazó a Ron, despidiéndose de él en susurros. Tomó el brazo de Peter y con una sonrisa tranquilizadora salieron, para luego desaparecerse.

Viktor quería hechizar el tipo. Solo lo detuvo que iba con el rubio, y que Ginger de seguro no le caería en gracia que hechizara a su noviecito.

Un alfiler en la mente de Viktor cayó.

 ¡Claro! ¿Por qué no se había dado cuenta antes? Era el mismo chico que había besado a Ron la primera vez que se cruzó con Bourne. Solo había cambiado su color de cabello.

Frunció el ceño. Algo no cuadraba allí. La imagen de esos dos teniendo sexo no la podía visualizar  (no es que quisiera) para nada. Solo que ambos  parecían  tan…tan…pasivos.

-Krum…Krum…

El chasquido de los dedos frente a sus ojos ayudo para difuminar el pensamiento, antes de que pasara a algo que realmente no quería, ni le importaba, pensar.- ¿Sí?

-¿Escuchaste algo de lo que te dije?

-Realmente no.

Ron rodó los ojos- Me lo imagine. Vamos.

-¿A dónde vamos? – Viktor siguió a Ginger fuera.

-Al Ministerio a declarar.- Ron cerró la puerta de su departamento al salir el búlgaro. Ahora debía ir a declarar por qué fue atacado, junto con el testigo acular número dos (Viktor). Respiró. Merlín ¿Qué diablos había hecho? Quería darse de golpes en la puerta por la reverenda estupidez cometida. Se había brincado todos los protocolos de seguridad. No estaba bien, en absoluto. Estaba mandando por la borda toda su carrera y todo por su maldita cortesía griffindoriana y la sarta de errores que estaba cometiendo con Viktor.

Harry iba a trapear el piso con su cabeza. Ya lo veía. Lo peor, que iba a tener todo el derecho de hacerlo. Estaba dejando en ridículo al Departamento de Aurores inglés.

 Eso le pasaba por querer ayudar una persona en apuros.

Lo hecho, hecho estaba. No había vuelta atrás.- No te separes de mí, por favor.- Gracias a Merlín el remolino de la desaparición conjunta ayudo a tapar su vergüenza por las palabras dichas. Solo él podía entender el doble sentido de las mismas, pero no dejaba de sentirse como un colegial desesperado por la solicitud.

Aparecieron en un oscuro callejón muggle, cerca de la entrada de visitas del Ministerio. A tientas caminaron a la salida, ya que la oscuridad reinante no permitía ver el camino. Viktor tropezó con una caja de basura, cayendo encima de Ginger que iba delante de él, derribándolo.  -Mierda.- Se quejó Viktor revisando su codo derecho; nada serio que no se pudiera arreglar con un hechizo, pero dolía ya que había amortiguado la caída; eso y el pobre de Ginger que estaba bajo suyo.- Hey…- Sacudió a Ginger que gimió, pero se incorporó poniéndose de rodillas.

Ron sentía que los pulmones y el cuello ardían. Que Krum cayera encima no le había provocado mucho daño a su cuerpo, pero sí le sacó todo el aire y su cuello se dañó al rebotar su cabeza. Despacio, se levantó solo para ser asaltado por vértigo que casi lo mandó al suelo si no fuera porque Krum lo atrapó al vuelo.

Viktor atrapó el cuerpo de Ginger antes que cayera. Lo sostuvo.- ¿Qué pasó? –Preguntó preocupado. No se percató de lo cerca que estaban hasta que un rayo de luz  de una lámpara cercana iluminó el oscuro lugar, dándole la iluminación suficiente para ver el rostro del pelirrojo, su pálida piel, las pecas que salpicaban  su nariz y mejillas y las largas pestañas de sus ojos, que se abrieron despacio. Los azules ojos del pelirrojo, desenfocados al principio, le miraron. El azul de esos ojos era claro, limpio e invitaba a hundirse en ellos, como lo haría en el mar.  El cuerpo Ginger  se tensó, incorporándose en su altura.- Estoy bien. – Respondió-  ¿Podrías soltarme? Necesitamos avanzar. El Ministerio no está lejos, pero este horroroso lugar es de los pocos que hay para aparecerse sin preocuparse de muggles indiscretos.

Viktor, si no quería que Ginger se hiciera una idea equivocada, debía soltarlo; lo  que hizo.

-Andando.- ordenó Ron. Caminando con cautela.

Viktor lo siguió mansamente, queriendo dejar atrás la sensación de su estómago revuelto.

 

Maldito asqueroso lugar.

Notas finales:

Gracias por leer.

 

Traigo una inquietud, pero sinceramente se me olvido que iba a preguntar XD.

 

Bueno gente, como siempre, gracias por su paciencia. 

 


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