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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Hola.

En este capítulo podrán encontrar ciertos cambios en los tiempos que no cuadran con el tiempo del séptimo libro,no es super grave ni nada por el estilo, pero para las más puristas hago la aclaración.

 

 

 

-¡Ron, ayúdame!

El pelirrojo acudió al llamado de su hermana, que luchaba por imponerse ante  el sitiado de su hijo y amigos, que la rodearon exaltados ante la posibilidad de agarrar a palos una piñata de brillantes colores y llena de dulces sorpresas. Ron sonrió ante sencillos los placeres de ser niño-¿Qué necesitas?

Ginny miró a un lado y a otro, indecisa. Harry estaba a otra orilla, procurando que los niños no saltaran más allá del trampolín, sus cuñadas y hermanos estaban ocupados con sus propios niños y uno que otro  ajeno. Con un suspiro le tendió a Albus - ¿Puedes llevarlo adentro, por favor?

Ron extendió obedientemente sus manos y recibió un somnoliento bebé Al. La pobre criatura luchaba fútilmente en quedarse despierto, sobre estimulado ante la fiesta de su hermano, pero su hora de siesta había pasado y  era obvio que al  pobre le urgía dormir. Lo acurrucó en su pecho y de dirigió a la casa, inclusive le apetecía tomar una siesta junto al bebé, no era como si fuera a perderse mucho. Con cuidado cerró la puerta de entrada, iba a tomar las escaleras para ir a su antiguo dormitorio cuando escucho ruidos en la cocina y se dirigió allí. No le sorprendió ver a su madre, varita en mano,  afanándose en la cocina, dándole los últimos toques al pastel en forma de patito de hule. Sonrió, había cosas que se heredaban y la prueba era la fascinación por esa cosa que James había heredado de su abuelo.

 –Es sorprendente, má.- Felicitó Ron. Era una de las cosas más realistas que había visto en su vida, bueno no, la cosa era como veinte veces más grande que el original.

 Molly se mostró orgullosa de su obra, regresándole la sonrisa a su hijo.- Ha quedado bien ¿verdad?

-Como si lo hubiera hecho un profesional.- Halagó Ron. Se quedó allí parado en silencio, arrullando a Al y  viendo a su madre trabajar en la tarta de su nieto. De vez en cuando su má le lanzaba miradas, sin descuidar el secado del fondant. Las miradas no pasaron desapercibidas por Ron, pero las ignoraba olímpicamente.

-Oh querido, que lindo te ves con un bebé ¿para cuándo tendrás el tuyo?- Atacó por fin su madre.

-Má, ya hemos platicado esto. No tendré un bebé solo para no estar solo. Si ni siquiera tengo tiempo para cuidar un perro ¿Cómo pretendes que cuide un hijo? Aparte está el pequeño detalle que soy hombre y no mencionemos los trámites de adopción.

-Son cosas completamente diferentes, Ron.-su madre suspiró dramáticamente.- Y  puedes recurrir a la otra manera, más si es con tu pareja.

Ron tragó duro. La otra manera ¿su madre hablaba en serio? Un embarazo masculino mágicamente hablando era posible, ya que  era un método  nuevo; pero como todo lo nuevo aún tenía riesgos para el gestante, demasiados, y no siempre se obtenía un final feliz. Y ni que decir que su pareja posiblemente pasaría a ser ex en un futuro no muy distante.

-Quisiera verte asentado y con tus hijos antes de morir.

No lo pudo evitar, Ron ladró una fuerte carcajada.- Má, vivirás más de cien años, lo prometo (si se tomaba como ejemplo a la tía Muriel de la longevidad Prewett). Además por el momento tienes muchos nietos, quiero que mis hijos te acaparen, así que espera paciente.- El pelirrojo contempló a su madre, sabía de donde venía aquella conversación y lo entendía, pero era su decisión. Se acercó a donde ella, que  luchaba con una parte de la decoración que no quería quedar lista. Hizo malabares para liberar una mano, acarició su mejilla  ganando su atención. La miró fijamente por un rato. Su madre, esa mujer menuda ya entrada en años, todo un paradigma de fortaleza y  ternura; no le constaba nada calmar sus temores, como ella lo hacía cuando era pequeño.  Le dio un beso en la frente y le susurró- Te prometo que ante todo tratare de ser feliz.

Molly gimió bajito, estrujó el cuello de su blusa y asintió conmovida. Una pequeña lágrima brotó, fue rauda en limpiarla y disimular, sacudiendo sus manos en el delantal, como si quisiera que brotaran nubes de harina y azúcar.- No tardes mucho, quiero poder agacharme para recogerlos del piso.

-Trato.- Ron le guiñó el ojo y cambió de tema. – Debó acostar a este campeón antes de que Ginny venga y pateé mi trasero.-Ron acomodó al bebé, que se revolvió buscando mayor comodidad.  Tomó camino a su habitación, era  hora de la siesta Al y el tío Ron.

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-Te dije que usaras zapatos planos- Viktor se mordió los labios, tratando inútilmente de ocultar la sonrisa de satisfacción ante la enésima vez que los pies de Alana se doblaban como espaguetis aguados por caminar en la campiña con zapatos de tacón. Era refrescante tener por una vez la razón sobre la de su representante.

Ella bufó molesta.- Te he dicho que puedo caminar bien.- dijo en un desplante frustrado de dignidad, ya que se le volvió a doblar el pie izquierdo.

-Antes muerta que sencilla ¿no?-Rio de nuevo el búlgaro.

Ella le lanzó dagas con los ojos, ni muerta admitiría que se equivocó. Sacó su varita y en una elegante floritura cambió sus tacones por unas cuñas. Acomodando su peinado y su ropa, pisó fuerte hasta adelantar a Viktor, divisó ya cerca donde iban- Que…pintoresco.- Fue lo único medianamente decente que se le ocurrió decir  al ver la casa torcida.- ¿Estás seguro que esta es la dirección?

-Sí Alana, estoy seguro ya que aquí se casó la amiga que me invitó a la fiesta.

Alana torció el gesto.- Una fiesta para niños.

-Sí.- siguió caminando, ignorando el reproche en la voz de la representante.- No voy a despreciar una invitación de Fleur, siempre se toma la consideración para conmigo.

-¿Pero por qué  a una fiesta de niños?

-¿Por qué soy su amigo? ¿Por qué sabe que me acabo de mudar y seguramente estaré solo en un país extraño? Yo que sé.- Viktor se encogió de hombros.- En todo caso, no te quejes, fuiste tú la quiso venir.

-Solo quiero conocer a la mujer que logra que Viktor Krum deje una invitación al té con Tadeus Remington, el nuevo mecenas de las escobas mágicas.- Esto lo dijo mirándolo con sospecha.

-¿Por qué todo tiene un trasfondo sexual contigo?

-Porqué los hombres piensan mayormente con la cabeza de abajo.

-Me hieren tus comentarios feministas ¿Dónde queda la igualdad?

Ella bufó, como diciendo sí como no.

-Además no quieras verme la cara.- Acusó. - Sé que viniste porque te mencione que es la fiesta de cumpleaños del hijo de Harry Potter.

Alana para nada lució mortificada por ser descubierta. En un elegante encogimiento de hombros se desentendió del reproche.- No me culpes, soy una mujer de negocios.

-Lo sé, y por lo tanto no está de más decirte que a Potter no le gusta que le anden fastidiando.

Cuando pusieron un pie dentro del perímetro, sintieron la película de las protecciones que se pegaba a su piel, para después desaparecer dejando solo la sensación de frescura.

-¿Ahora qué?- Alana se aferró a su brazo como si su vida dependiera de ello ante la visión de niños jugando descarrilados.

-Tranquila, pueden oler el miedo.- Rio Viktor.

-Tonto.

-Busquemos primero a Fleur.

Se pasearon lentamente, buscando a la rubia. La encontró junto su esposo y Potter.

-¡Oh mi...!- Gimió Alana al ver a Bill y su cara rasgada.- No me digas que es un hombre lobo.-reconoció las marcas.

A Viktor casi le daba algo. Estrechó sus ojos.- ¿Algún problema con ello?- Por mucho que apreciara a la mujer no iba a tolerar que fuera una racista.

-En absoluto.- Ella tragó duro- Solo pregunto  para no ser descortés.

– Contestando tu pregunta, fue atacado por uno en batalla.- Suspiró. -No quiero ofender a esta familia,  son prácticamente todos héroes de guerra muy respetados y queridos. Así que por favor, modera tus reacciones. Créeme, no te querrás meter con ellos; menos con Fleur que está absolutamente enamorada de él.

-Lo lamento, no fue mi intención ser soez. Pero simplemente su apariencia es impresionante ¿Cómo logró que ella se casara con él?

-¿Tu prudencia es proporcional al tamaño de tus tacones?

-Grosero.

-Tú empezaste.- Viktor contratacó.

-¿Por quién me tomas?- ella rodó los ojos cuando la miró cuestionadoramente- Ok, fue un lapsus, todo el mundo puede tenerlos.

-¡Viktor!- Fleur acortó la distancia al verlos, abriendo los brazos para abrazar a Viktor y darle dos besos en las mejillas.- ¡Viniste!

-No podía desairarte.- La pregunta de Alana quedaría para después.

-Pero sí olvidarme, malvado.- Le reprendió la rubia.

-Lamento eso.- Realmente Viktor lo hacía. Tenía una amistad un tanto peculiar con Fleur y la había dejado de lado por mucho tiempo.

-Seguro que sí.- Ella le sonrió como si el olvido de años por parte del búlgaro no fuera nada. –Ven.

-Krum, que sorpresa.- Potter le saludó, un poco tieso.

-Es un gusto verte de nuevo Potter. Gracias por la invitación.- Viktor podía jurar que el pelinegro lucía completamente perdido de que él estuviera allí.

-¿No me presentas a tu compañera?- Intervinó Fleur.

-Perdón. Ella es Alana Isacova, mi representante.- Hizo hincapié en representante.- Alana, ella es Fleur, la amiga que te platique, William su esposo y  Harry Potter, el padre del festejado.

-Bill.- Corrigió el pelirrojo. Extendió su mano y estrecho la de la representante- Un placer.

-El placer es mío.- Todos intercambiaron saludos cordiales.

-¿Viktor no te ha dado problema?- Preguntó la rubia, como si él fuera un crío.

-No muchos. Aunque la primera vez que viajamos tuve que prácticamente encerrarlo en su habitación para que fuera a dormir.

Joder,  iba a comenzar la plática de experiencias vergonzosas. -¿Podemos felicitar al festejado?- Preguntó el búlgaro, tratando de salir de la bochornosa situación.

-Sí, por supuesto, deja voy por él.- Harry se apresuró. Las cosas se iban a poner feas si no encontraba a Ron antes.

-No se preocupe, vamos con usted.- Ofreció Alana, viendo la oportunidad perfecta de sondear el terreno con Potter.

-Ah, claro.-Camino al frente de ellos, guardando unos pasos delante.

Harry daba vueltas buscando a James, también perdiendo el tiempo mientras pensaba como evitar una confrontación entre el búlgaro y su mejor amigo. No era que pensara que Ron no lo podía manejar,  pero no quería que pasara por un mal rato. En su distracción por poco chocó con Ginny, que casi dejó caer los platos que levitaba.

-¿Qué pasa?-preguntó Ginny al ver el semblante de Harry.

Mierda. Que se jodiera Murphy y sus jodidas leyes, porque todo lo que podía salir mal salió. Tras de su esposa venían en caravana Molly y Ron con Al.

-¡Abran paso al pastel!- Gritó alegre Molly.

Maldición.

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-Oh, querido.- susurró la representante, en reproche. - No tenías que ser tan críptico con los motivos para venir. Aunque puedo entender tu motivación.- Barrió al pelirrojo  auror con una mirada apreciativa.

-No sé de qué hablas.

-Tu héroe está aquí.

-¿Y? Es obvio, es el cuñado de Potter.

Alana rio de buen grado – Y acabas de admitir que es tuyo.

Viktor le gruñó a Alana, destellando el colmillo. En serio le sacaba de quicio sus sardónicos  comentarios. –En ningún momento he dicho que él me guste.

Potter carraspeó a su lado-Krum, si nos  permites primero cortaran el pastel a mi hijo.

-No hay problema Potter, -señaló una mesita sola en el jardín-  nos sentaremos allá mientras tanto.- No sabía cuánto había escuchado el pelinegro, esperaba que nada, eso sería muy vergonzoso.

-Disculpe señor Potter ¿el señor de allá es quién le salvo la vida a Viktor?- Alana pregunta encantadora.

-Sí.-masculló Harry, cauteloso.

-¿Podríamos hablar con él? Si le es conveniente, claro. – Ella acotó- No se preocupe, tengo curiosidad sobre la historia del rescate.- Suspiró con como una colegiala fascinada.- Pienso que sería magnífica oportunidad de negocios.

A todas luces Potter no parecía feliz, igual que Viktor.

-Veré que puedo hacer. – Harry  asintió, alejándose.

-¿Qué se supone que estás haciendo?- increpó Viktor mientras se sentaban en la mesa antes señalada.

-Negocios.- ella miro  perezosamente su manicura, como si esta tuviera la verdad del universo.

-Mentirosa.

-Demándame.

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La pregunta de Harry hacía Ron tuvo que esperar a que el número de la canción y la partición del pastel se finiquitara. Antes de que Ron partiera a sabrá donde, lo llevó adentro.-Ron necesito hablar contigo.

 -Noticias viejas Harry, ya vi a Krum, ahórrate el discurso.

- Yo no lo invité.- Harry apretó los labios por los bordes en disgusto.

- Y no te estoy acusando de ello.- El pelirrojo animó.

-¿Estás bien?

Joder, que su amigo se preocupara así por él era grato, e irritante en un nivel extraño.- Estoy bien. Que es incómodo, absolutamente, pero me comportare.- Harry torció la boca como si hubiera tragado un limón amargo. -¿Qué?

-Su representante quiere hablar contigo.

-¡Qué! ¡¿Por qué?!- Bebé Al se asustó por el exabrupto, Ron bajo la voz y arrulló  al bebé para tranquilizarlo – No entiendo que quiere conmigo. – Una cosa era ver a Viktor a lo lejos y fingir demencia y otro tenerlo de cerca y tener que sobrellevar su presencia.

-No tienes que ir si no quieres.- Harry le sugirió, estirando sus brazos para recibir a su hijo. El bebé, amodorrado,  ignoró olímpicamente a su padre, quedándose muy cómodo en los brazos de su tío.

Ron se mordió la risa que le provocó ver el puchero de Harry por el rechazo del bebé. Harry vivía y respiraba por su familia.- No me esconderé en las faldas de mi familia Harry. Eso sí, si se ponen de pesados cruciare sus yogurinos traseros.

-¿Yogurinos traseros?-Harry se rasco la nuca y alborotó más su cabello por la incomodidad.

-Sí, ya sabes, por búlgaros.- Ron no obtuvo el efecto deseado ante su broma.-Lo sé, mal chiste, igual que lo de cruciarlos. Prometo no golpearlos, escupirlos, morderlos o cualquier acto agresivo, lo que si me permitiré es mandarlos diplomáticamente al carajo ¿contento? Además, este amiguito de aquí me permitirá una huida estratégica ¿No es así, Al?- Ron chocó el hombro con Harry.- Así que señor Potter, voy a hacerla de perfecto anfitrión, nos vemos.

Harry se le quedó viendo, inseguro, solo esperaba que Ron no hiciera nada que le costara su trabajo, o un lugar en Azkabán.

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-Oh, dulce. Creo que puedo romper mi regla de no relaciones en el trabajo por él, es sexy.- La búlgara aporto cuando vio venir el pelirrojo cargando un precioso bebé.

-Alana ¿Dónde diablos metiste tu mojigatería de siempre?

-¿Qué? Tengo ojos. Además, esto es una fiesta ¿no me puedo divertir un rato?

-Una fiesta de niños, como bien acotaste antes. Y no puedes divertirte con él, recuerda lo que te dije.- Era mejor ponerle un línea a su manager. Ella era discreta como una serpiente al momento de elegir compañero de cama, y mortal como una; dejaba tras de sí una fila de caballerosos corazones rotos. De solo pensar que Ginger pudiera terminar así le revolvía las entrañas. Y no, no eran celos.

-Buenas tardes.-Saludó Ron, intentando  guardar un tono neutral, algo difícil ya que sentía que su corazón iba a salirse de la garganta.-Escuche que me buscaba.

-¡Claro, claro! Soy Alana Isacova, un placer. Solo pido unos momentos de tu tiempo.- Ella ofreció mudamente la silla vacía.

-Hola, Ginger.- Viktor saludo con la familiar manera que le llamaba. Maldición. ¿Cómo se las arreglaba Ginger para ser sexy y lindo a la vez? Sexy en esos pantalones de mezclilla oscura y camisa casual, y lindo con un bebé en brazos.

 Ron estrechó su mano con la mujer primero por educación, luego  plantó sus ojos azules, orgulloso a Viktor. El búlgaro  le regresó la mirada, ambos extendieron la mano y se saludaron en un fuerte apretón de manos.

Que la lucha de voluntades comenzara.

 

Notas finales:

Gracias por su tiempo y paciencia ¿les gusto el capítulo?

Comentarios, quejas, sugerencias y tomatazos, ya saben dejen un review, a veces me tardo un poquito en contestar pero contesto.

Nos vemos, por lo pronto me voy a comer un sandwich de nutella, así que besos bigotosos de nutella a tod@s, bye.


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