La luz solar que poco a poco se alza por encima de los muros da la señal de un nuevo día, pero para muchos no se trata de un día cualquiera. Para unos se trata de un día lleno de felicidad y alegría; para otros no es más que el paso a una condenación de por vida.
En el humilde distrito de Shiganshina se siente la emoción y la desesperación desde las primeras horas del día: el gentío va de un lado a otro, las señoras se apiñan en las esquinas a cotillear y marujear, peluqueros y estilistas van de casa en casa sin parar… Uno de estos llega a una casa pequeña en la que tardan poco en abrir la puerta.
-Buenos días, señora Jäger. Hermoso mañana la que hace hoy, ¿verdad?
-Buenos días. Por supuesto, en el día de hoy no puede salir nada mal.
-Claro. A fin de cuentas, esto es lo que va a decidir el futuro de los niños-la mujer le pidió que entrara mediante un gesto- Y hablando de niños… ¿dónde se han metido sus hijos?
Se oyeron unos pasos y bajó por las escaleras una muchacha de cabellos negros y largos con un hermoso vestido negro entallado que le llegaba hasta las rodillas y unas sandalias con un poco de tacón.
-Buenos días.
-Esta es mi hija adoptiva Mikasa. Sus padres faltaron hace más de cinco años y desde entonces nosotros cuidamos de ella.
-Oh, ¡es hermosa, una auténtica belleza! Y esos rasgos… es asiática, ¿verdad?
-Así es.
-A penas hay asiáticas dentro de estos muros, ni siquiera en Sina abundan. Seguro que eso te ayudará a que te busquen un buen partido. ¡Si todo va bien, podrían incluso asignarte como marido a un Alfa!
-Eso es apuntar demasiado alto, lamentablemente. Los Gamma no podemos aspirar a tanto, ya sabe que normalmente nos asignan a los Beta o a otros Gamma para contraer matrimonio.
Seguro que os estaréis preguntando qué son los Alfa, Beta y Gamma. La población está dividida en tres muros, pero también lo están las clases sociales:
Alfa: el estrato social más alto, formado por aquellas personas con mayor influencia social y riquezas, así como militares, celebridades y otros famosos. La gran mayoría reside en Sina.
Beta: está formado por la clase media-alta. Son trabajadores con buenos puestos o adinerados. Los más ricos residen en Sina y Rose, mientras que los que tienen menos riqueza viven en María o también en Rose.
Gamma: la clase media-baja, es decir, el proletariado. Los que tienen más suerte consiguen vivir en Rose.
-Yo no quiero irme con nadie-la asiática bajó la vista con mirada deprimida, susurrando en voz baja- El único con el que quiero que me emparejen es…
-Pero señora Jäger, ¿no tenía usted un hijo biológico?
-Sí-la mujer suspiró- pero parece que se le han pegado las sábanas más de la cuenta. Mikasa, ¿Eren estaba levantado cuando tú has bajado?
-Bueno…
Las persianas estaban bajadas del todo, impidiendo el paso de cualquier tipo de luz. Eren había cerrado la puerta y se encontraba en la cama, tapándose con la sábana hasta la cabeza como si esta se tratara de un escudo impenetrable que le fuera a salvar de su destino. Le dolía la cabeza, pues apenas había dormido y se había tirado la mitad de la noche pensando en un plan para escapar donde quiera que fuera.
¿Y si se iba de casa para no volver nunca, o por lo menos hasta que los días de la "selección" de la pareja terminasen?
¿O… por qué no robaba un 3MD de esos que usaban los militares e intentaba escalar el muro? No sabía lo que hay más allá de las murallas, pero no podía ser peor que esto.
En un momento de brain storming llegó a pensar hasta en travestirse e irse a un club de alterne o lo que quiera que fuera para que lo acogiera, pero no, no sonaba muy prometedor, sobre todo cuando descubrieran el "pastel".
Así que finalmente decidió darse por vencido y atrincherarse en su cama en una protesta silenciosa contra el Día de la Revisión, el día en el que se reúnen todos los jóvenes de 16 años en la plaza y entran al ayuntamiento para que les hagan pruebas físicas y mentales, chequeos y registros de hacienda para después analizar quién será el candidato ideal. Sí, estaba seguro de que aquello lo salvaría…
-¡EREN JÄGEEEER!
…hasta que oyó la temible voz de su madre.
Aunque una madre cabreada es terrible, Eren pensó que aquello era la mejor comparado con el fatídico día que tenía por delante.
El joven Jäger se encontraba dándose una ducha, rascándose en un bulto que le salía de la cabeza (su madre podía ser muy agresiva cuando se lo proponía). Cuando estuvo listo salió de la bañera para secarse con una toalla. Pudo ver su cuerpo reflejado en el espejo del baño mientras se pasaba la toalla. Cuando le asignen a su prometida pasarán unos años hasta que se casen, y entonces…
"¿Realmente estoy preparado para entregar mi cuerpo a alguien que sé que no voy a querer nunca?"
No es que no estuviera interesado en chicas, es solo que el hecho de concertar matrimonios le parecía algo que quitaba una parte de emoción de la adolescencia. ¿Y qué podía hacer él para evitarlo? Esconderse bajo las sábanas, muy maduro…
Encima del mueble de al lado suya se encontraba la ropa que tenía que llevar: un elegante traje de un bonito marrón oscuro que le iba a juego con el color de su pelo. Ahora que se lo veía puesto, no le parecía tan feo ni le quedaba tan mal. Después de todo, sus padres se habían gastado un dineral en los trajes de los dos hermanos, hechos a medida por sastres. Se arregló un poco el cuello de la camisa y se decidió a bajar por las escaleras de una vez.
-¡No me había dicho que tenía un hijo tan guapo, señora Jäger!
-¿Verdad que sí? ¡Si no fuera tan perezoso ya sería el hijo perfecto!
-Vaaaya -respondió Eren con sarcasmo-, disculpe usted por querer reclamar mi libertad, tsk.
-¡Eren! Ya hemos hablado del tema. No quiero oírte hablar más de…
El sonido de la puerta principal abriéndose la interrumpió. Se trataba de Grisha Jäger.
-Buenos días. No sabía que ya había llegado el peluquero, ¿tan tarde se me ha hecho? –se sentó en una silla cercana y suspiró, cansado- Ya sabéis que en este día yo tampoco paro ni un momento. He ido a quince casas para revisar a niños que decían encontrarse mal y, de todos ellos, solo un par estaban enfermos de verdad. Resulta que estaban fingiendo para no tener que ir a la Revisión. Qué curioso, ¿verdad?
"Esa podría haber sido una buena excusa" .
Carla, como si leyera los pensamientos de su hijo, le lanzó una mirada de advertencia.
-Ni se te ocurra hacerte el enfermo, Eren.
-¡Pero si aún no he dicho nada!
-Te conozco perfectamente, que por algo te he parido yo.
-Eren –su padre lo miró con seriedad –, ¿no quieres ir a la Revisión?
-No… -finalmente se sinceró- no quiero ir.
Iba a esperarse otra reprimenda por parte de su padre pero, para sorpresa del chico, este lo miró con una sonrisa.
-Te comprendo perfectamente. Cuando yo tenía dieciséis años y me tocó pasar este mismo día, también estaba triste y furioso. Pero luego vi que me asignaron a tu madre y mis preocupaciones poco a poco fueron desapareciendo. Hay veces que este día te puede traer la felicidad, aunque ahora no lo creas.
-Ay, Grisha…- Carla se sonrojó
-Papá… ¡qué cosas más cursis dices!
Todavía les quedaba a los dos hermanos cortarse y arreglarse el pelo, de modo que el peluquero se puso manos a la obra. A Mikasa le cortó su largo cabello, dejando al aire una bonita melena corta y que después recogió algunos mechones con horquillas. A Eren también le había crecido bastante el pelo y era buena idea dejarlo más elegante para la ocasión. Fue mientras le estaba recortando el flequillo cuando Mikasa susurró:
-Eren, deberías casarte conmigo- la declaración pilló de sorpresa hasta al peluquero, que medio tropezó y casi la clava las tijeras a Eren en un ojo.
-Auuuch- pronto dejó de quejarse y empezó a reparar en lo que su hermana adoptiva había dicho- Mikasa, ¿qué demonios dices?
-Es lo mejor para los dos. ¿Y si te juntan con una vieja bruja violadora o algo por el estilo?
-Creo que alucinas en colores…
-Además, uno de los factores para buscar pretendiente es la posición económica. Tú y yo vivimos en la misma casa, tenemos el mismo nivel.
-¡Somos hermanos!
-Pero no de sangre- su mirada se hizo más seria- No sé tú, pero yo prefiero compartir mi vida contigo antes que con un desconocido.
-Sin duda es algo sensato- afirmó el padre- Tenéis muchas posibilidades de que os emparejen, sobretodo porque los dos sois Gammas.
-¡Sería perfecto!- la madre sonreía de solo imaginárselo.
-¡Sería incienso!- gritó un Eren escandalizado.
-Se dice incesto… Y no lo sería porque no sois hermanos de sangre.
-¿¡Qué más da!? Sigue siendo incómodo.
-Para mí no.
-No me digas, Mikasa…
"Perfecto. No tenía suficiente con tener que soportar este día, ahora resulta que mi hermana adoptiva está empezando a dar signos de acoso".
El peluquero terminó con los cabellos del joven, maquilló a Mikasa y dio un poco de color al rostro del castaño, muy a su pesar y acompañado de comentarios como: "¿te crees que soy un travelo o qué?".
Ahora sí que estaban listos del todo. Tenían que estar reunidos en la plaza a las 12 del mediodía y solo faltaban cinco minutos para la hora prevista, de modo que, poco después de que se marchara el peluquero, los dos salieron de la casa y pusieron rumbo a la plaza. Las calles estaban llenas de madres con rostros preocupados, otras con la felicidad grabada en sus bocas. Otros chicos de la misma edad se unían al torrente de jóvenes que iban en la misma dirección; la de la plaza. La hora de la Revisión estaba a punto de comenzar.
Grisha y Carla observaban desde la casa cómo sus hijos iban desapareciendo entre el gentío. La madre no pudo evitar hacer una pregunta llena de preocupación.
-¿Crees que irá todo bien?
-Eso quiero creer. Mikasa es una chica seria y muy formal; sea cual sea el resultado, lo aceptará. Pero Eren…
-Vamos, cariño. Deberíamos darle un voto de confianza. Seguro que hará las cosas bien.
-Sí, en eso tienes razón. De todos modos, está dejando de ser un niño.
-Sí… seguro que acabará saliendo todo perfecto.
Lo que ellos no sabían por aquel entonces era que el futuro de Eren iba a ser cualquier cosa menos perfecto.