Ya era tarde, sin quiera pensarlo, cuando vi entrar una silueta alta por la puerta me abalancé a él abrazándole. De inmediato me puse a llorar sintiendo el cuerpo del contrario más que convencido que era mi mayor.
-¿SeungRi?
“Te dije, no es él” Era cierto, esa no era su voz, ni tampoco su olor y mucho menos su calor. Me separé rápidamente de él empujándole para así generar una mayor distancia entre ambos. Al empujarle, mi mano tocó una mancha un poco pegajosa que tenía en el costado derecho de su camisa, miré de inmediato mi mano dándome cuenta que era sangre.
-¿s….s…san-g…gre?
Tartamudeé mirando mi mano retrocediendo un poco asustado. Fue cuando sentí un jalón en mi muñeca, era aquella persona. ¿Aún seguía ahí? Pensaba que ya se había esfumado.
-SeungRi…. Hola, soy Se7en. –Habló suave.
Ladee levemente mi cabeza para fijar mí vista en él: era una persona alta, de espalda ancha pero de contextura delgada, poseía una tez un poco bronceada, cabello café desordenado con aún vestigios de sudor. Tenía unos ojos cafés de una mirada muy amable. Se dio cuenta que le miraba porque me sonrió suavemente, pude entrever sus dientes era muy blancos… parecían perlas. Quiero tocarlos.
“¿Confiamos en él?”
-Parece de mirada amable… Creo que sí, confiaré en él.
La persona frente a mí me miró un poco extrañado al notar que hablaba con mi voz, estaba acostumbrado a aquella reacción. Casi todos reaccionaban así al verme u oírme….el único que me abrazaba y me calmaba diciéndome que no debía hablar con ella era mi mayor. Eun volvió a aferrarse a mi pecho.
-H…ho..hola. –Le miré sonriendo suave y luego apunté su costado derecho.- E..es-tá he-rid…do. –Le mostré mi palma manchada con, ya, sangre seca.
Miró su camisa hacia donde, un tiempo atrás, le estaba apuntando. Al verse, su mirada se ensombreció, era como si sus ojos perdieran ese brillo único de amabilidad que poseía a unos duros y tristes.
“¿Qué le pasó?”
-No lo sé, quizás le duela.
-¿Ah? ¿Dijiste algo SeungRi? –Salió de su trance para mirarme con una forzada sonrisa.
Vuelvo a apuntar la zona.
-¿D…due..duele?
Negó suave y se pasó su mano por su cabello lentamente, de una forma un poco neurótica, posó sus ojos en los míos.
-¡Es cierto! No hay tiempo que perder. Tienes que venir conmigo, ahora ya.
Se acercó a mí con intención de tomarme mi brazo para jalarme con él. Pero fui más rápido y escondí mi mano, negando reiterado mientras me sentaba en el sofá. Me crucé de brazos y de piernas.
-Debo esperar a mi novio. ¿Qué acaso no lo ves? Además estás sucio y herido…. ¿Por qué no te curo mientras esperamos a mi amado? Ya está tardando pero quizás pasó a comprar algo por eso no viene. Me dijo que tenía una misión y terminaría a las 8 pero ya son las 12 y no ha llegado a casa, quizás le está tomando más tiempo de lo que pensó. –Le contaba animado, sonriendo, orgulloso de mi amado Mayor.
Su mirada se volvió aún más sombría.
-Dudo…dudo mucho que Seung regrese a casa esta noche SeungRi. –Murmuró con una voz cargada de dolor y de un poco de ira.
-¿¡QUÉ?! –Gruñí.- ¿¡Qué estás diciendo?! –Me levanté de golpe y le tomé por su camisa, sin importarme el hecho que fuese aún más grande que yo, a nivel de su pecho ejerciendo fuerza. -¿¡Le hiciste daño!?
Desvió su mirada y no opuso ningún tipo de resistencia, asintió tan sutilmente que si no le hubiese estado viendo el rostro no me hubiese dado cuenta del gesto afirmativo que hizo. Pero luego volvió a mirarme con unos ojos bastantes tristes y culpables.
-Ri, no hay tiempo para explicar… Lo haré en el auto, lo prometo. Necesito llevarte ahora ya con él.
Al oír lo que él proponía me quedé en silencio mirando su camisa manchada de sangre.
-A Seungie le gusta ese color… ¿te duele? –Con mi dedo índice pico la zona.
-N…no. –Me miró extrañado por mis repentinos cambios de humor.-Yo no estoy herido, por favor SeungRi debemos ir con Choi.
“Deberíamos ir con él, sabe dónde está nuestro mayor Ri.”
-Vale, iré.
Contesté más bien a mi voz que a él, pero este sujeto sin pensarlo tomó de mi muñeca llevándome a su automóvil. Me siento en el copiloto, abrocho mi cinturón y él comienza a contarme una horrible historia….
-Debo partir pidiéndote disculpas… Yo no sabía, si hubiese sabido nunca le hubiese pedido que lo hiciera… Desde el principio todo estuvo planeado, todo. Joder…y yo no lo puede prever. –Sujetó con ira el manubrio mirando sombrío a este mismo. No entendía de qué hablaba pero guardé silencio. Tomó un poco de aire para seguir contando.-Se supone que era una misión tan sencilla… tan fácil. Describir al traficante, pero Kim nos traicionó, desde que supo quién era el policía que le acompañaría su cambio fue tan repentino, de la nada aceptó a cooperar; se demostró interesado e inclusive alegre. Que idiota, ahora que sé lo que pasó es bastante obvio…. Kim siempre tuvo como objetivo a Choi.
¿Kim? ¿Quién diablos era Kim? ¿Mi mayor su objetivo? ¿De qué estaba hablando? Pensé, no entendía mucho. Recordaba que mi amado me había hablado antes de su misión pero… “G-dragon, a Ji jamás le gustó nuestro mayor” me interrumpió mi voz, haciéndome arrugar el ceño. Cuando me di cuenta que el de la mirada amable no había dejado de hablar….
-…….Entonces de eso trataba, era tan obvio. Su jefe era la persona que se iba juntar con Top, pero todo el tiempo fue para agredirle a él, no para el supuesto intercambio de drogas. Y ¿Cómo se pusieron de acuerdo? Te preguntarás, con las famosas “llamadas de coordinación”, así pudo confirmarle que tenían a su objetivo y acordaron el lugar. Supongo yo, que lo demás preparativos los planeó él. –Suspiró.- Bueno me estoy desviando y no te estoy contando lo que en realidad sucedió.
Top estaba tardando en dar la llamada para que nosotros sepamos que se encontró con la persona e ir a arrestar a Kim nuevamente. Tenía un mal presentimiento de la mañana, me dolía el estómago y mi apetito, que normalmente es excesivo, estaba ausente hoy.
Nosotros nos encontrábamos afuera esperándole, en una camioneta normal para no llamar la atención. Decidí entrar al no recibir tal llamado, ahí fue cuando los vi… -Se aferró aún más al volante, en sus ojos se podía ver odio. Mi estómago se retorció.- Habían dos hombres tomándole de los brazos mientras que otro más pequeño y de contextura delgada, con cabello rubio... –Mi corazón comenzó a latir fuertemente.- Estaba muy cerca de él, la cara de Top era completamente de asombro y dolor. Luego cayó al suelo, el rubio comenzó a golpearlo… tardé unos segundos en salir del trance y disparé al techo gritando policía. Se fueron contra mí, al sentir el disparo mis compañeros que esperaban en el auto ingresaron siéndome de gran ayuda.
Había recibido algunos golpes, pero no me importaba mi objetivo era dar contra ese desgraciado hijo de puta rubio,pero cuando pude zafarme de un gran tipo, no había rastro de él en ningún sitio… fue ahí cuando me le vi…
Le miré asombrado oyendo su historia, mi corazón latía tan rápido que no me agrada, Eun casi retorcía mi pecho al abrazarle tan fuerte, me dolía. Aclaro mi garganta para poder hablar, ya que el contrario se había quedado en silencio.
-¿Q-que…p-pasó? ¿A-a qu-quien vi-viste?
Me quedó mirando unos segundos para luego volver su vista a la carretera, íbamos rápido, de lejos de veía un edificio grande y blanco.
-Vi a mi mejor amigo, inconsciente en el suelo, mientras una pequeña poza se sangre se hacía cada vez más grande. Llamé de inmediato a una ambulancia, no soy médico pero tampoco idiota. Los signos vitales de mi mejor amigo estaban bajos y débiles…
-¿D-Dónde está? –Murmuré intentando controlar mi ira y miedo. Ahora todas las piezas del rompecabezas calzaban…ese hijo de puta de G-dragon dañó a mi Seung. Le hizo daño, pero podría ser una mentira, una trampa. Necesitaba verle con mis propios ojos. Al no escuchar respuesta alguna de mi contrario le gruñí más fuerte.-¿¡Dónde está!?
-Habitación 23-A. Segundo piso. –Detuvo el auto antes de terminar de hablar.
No esperé más, abrí la puerta, más bien la empujé y salí corriendo hacia aquel edificio blanco. Corrí como nunca, las personas llamaban mi atención por correr de tal forma, pero no me importó esquivaba y empujada a niño, mujer y hombre que se me cruzaba en mí camino. Revisaba el número de las puertas hasta que llegué a la indicada.
[23- A paciente: Choi Seung Hyung]
Abrí de golpe la puerta y le vi.
Estaba postrado en una cama con una mascarilla de oxígeno, la cual tapaba la mayoría de su rostro, pero igual podía ver su nariz ennegrecida e inflamada. En la mitad de su ceja había una venda que cubría un cuarto de su ojo izquierdo. Me acerqué lentamente a él, casi en trance incapaz de creer que mi novio estaba en esas condiciones, lleno de cables y con una intravenosa en ambos brazos, tanto para suero como para transfusión sanguínea. Mis mejillas comenzaron a humedecerse, las lágrimas corrían solas por ellas, caí de rodillas a su lado, tomando su mano. Acomodé mi rostro en ella y me permití llorar.
“Mira como lo dejó….lo odio”.
-No te preocupes, yo también y haré que pague lo que le hizo a mi Seung.
-Murmuré entre dientes, con mis ojos fuertemente cerrados, sintiendo como poco a poco la tristeza abandonaba mi cuerpo y un nuevo sentimiento de odio se apoderaba de cada célula de mi piel.
Ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Sentía un dolor constante en mi costado izquierdo, intenté moverme pero mi cuerpo se sentía demasiado pesado, rígido. ¿Estaré muerto? Pensé, pero eso era imposible, sino no podría razonar además…dicen que cuando uno muere ve esa típica lucesita blanca al final del camino y yo no vi nada, ni siquiera un foco barato.. ¡Nada! Otro punto que puede contrarrestar el hecho de estar “muerto”, es que dicen…que cuando estás muerto no sientes dolor y a mí, me dolía como mil demonios el puto costado. Así es, niños no estaba muerto.
Pero… ¿Qué pasó después? No recordaba exactamente nada, sólo que ese hijo de Kim me había dado algo…quizás una droga o veneno pero mis recuerdos eran demasiado difusos, extraños, no sabía si eran alucinaciones, la realidad o una mezcla de ambas…. Recuerdo vagamente que mis piernas me fallaban, luego se sintió dolor y vi muchos colores, más dolor, la música se volvía distorsionada….luego me ponían de pie, todo daba vueltas. No reconocía silueta alguna (quizás de forma humana, porque lo que yo veía en ese instante eran formas alargadas; con extremidades fragmentadas, algunos con cabeza otros no, pero parecían hechas de humo…se movían igual de rápido y no podía tocarlos) Recuerdo que me encerraron, uno en especial, sentí aún más dolor y ya no pude ver nada. Desde ese momento, los recuerdos se volvieron aún más distantes pero más nítidos, creo.
Al principio solo veía todo negro, no era capaz de mover mi cuerpo, (como ahora que lo siento rígido, pero en ese entonces era mucho peor), podía oír un constante “tip, tip” monocromático. Ese fue el paisaje por un lapsus de tiempo más o menos prolongado, luego algo cambió…..sentí un calor especial en mi mano, luego podía sentir cómo esta se mojaba poco a poco. Luego ya nada, ese calor se fue…me sentí extrañamente feliz al notar que cada cierto tiempo, la oscuridad sumada al dolor con el constante pitido era ligeramente modificada por ese calor que volvía a mi mano, a veces, lo podía sentir hasta en mi pecho. Se quedaba por un tiempo prolongado (nota: creo yo, por qué no tenía idea de la hora, si tuviera de un reloj se la diría, pero no. No tengo, así que supongamos que pasaba harto tiempo) y luego se iba.
No sé cuánto tiempo estuve con esa misma rutina, hasta que un día, mis párpados dejaron de sentirse pesados y pude abrirlos ligeramente. Fue momentáneo, pero lo importante es que no vi nada. Solo un techo blanco, brillante, incluso molesto a la vista….pero, no les contaría esto si no tuviera algo importante, al abrir suavemente mis ojos escuché su voz.
-¿A-amor?
SeungRi estaba ahí, ese era el calor que sentía.
Después de ese día, pude abrir los ojos por momentos más largos (a lo sumo 20 segundos) Las imágenes fueron cada vez más distintas: Primero veía a la cabeza de SeungRi en mi mano, otras lo veía en mi pecho, algunas veces estaba durmiendo en el sofá de visitas. Pero, había algunas, más frecuentes últimamente, que le veía conversar con Se7en, serio.
-¿Top? –Murmuró, al verme con los ojos abiertos. Había despertado del todo. Ladeo mi vista lo suficiente para verle en el sillón que últimamente usaba mi amado Ri. En efecto, al no verle, le busqué con la mirada por la habitación.
-No está aquí, Topencio….me alegra tanto ver que ya recuperaste la conciencia. –Me sonrió aliviado, sincero y con cariño.
Le miré confundido unos segundos y luego comencé a observar mi situación: Me encontraba en una habitación clínica, inyectado por varias partes. Intenté sentarme, pero un fuerte dolor me impidió hacerlo.
-¡Ay! –Murmuré adolorido.
-¡Babbo! Acuéstate, aún es muy pronto para que intentes moverte, sólo han pasado dos semanas. –Me tomó de los hombros volviendo a recostarme. Le miré aún más confundido.
-¿Dónde está?
-¿Ri?
-Sí.
-Con Kwon.