Practicaba cada vez coreografías más complicadas, cosas dignas de cualquier estrella de un musical o coreógrafo profesional. Sungmin se daba cuenta de los grandes avances de su pequeño discípulo y lo alentaba a que fuera cada vez mejor. Habló con un par de amigos metidos en la industria de los espectáculos, alardeando de tener en sus manos a la siguiente luminaria artística.
Pronto, varios interesados llamaron a Sungmin para ver con propios ojos al muchacho talentoso. Cuando veían mover el cuerpo del castaño se sorprendían gratamente, no era común que un chico de corta edad poseyera esas cualidades. Hablaban de contratos, de dinero en cantidades exorbitantes, de montar coreografías para estrellas de talla internacional. Y todo se volvió una locura cuando descubrieron el talento escondido de Hyuk: El rap.
El nunca había escrito rimas en su vida, pero era bueno para interpretarlas, le daba un toque característico y podía recitarlas con agilidad y rapidez. Llegaron agentes de muchas empresas famosas a intentar contratar a Hyuk, pero siempre tenían el mismo inconveniente: El permiso de los padres.
Intentó varias veces hablar con ellos seriamente de las propuestas de fama y dinero, pero siempre contaban con una ridícula excusa para no hablar con él; Hyuk estaba más que harto de esa situación, de solo hablar con sus padres con notas en la nevera o con mensajes de texto. Tomó medidas drásticas y comenzó a bombardear el E-mail de sus padres con peticiones para poder reunirse y hablar. Los llamó infinidad de veces a sus teléfonos celulares y estaba ocupada la línea la mayoría del tiempo. Con ayuda de Sungmin y de la empresa para la que Hyuk quería trabajar, contrataron a un abogado que convenciera a los padres de darle el permiso y la libertad requeridos. Fue hasta que llegó el agente de la “Team One Sound Produccions” y el abogado a la casa de HyukJae para hablar con los padres que éstos dispusieron el tiempo.
-Entonces, ustedes quieren que yo firme para que mi hijo se convierta en famoso ¿No? –Dijo el Sr. Lee cautelosamente, aquello estaba quedando atractivo.
-Básicamente, sí. –Contestó el señor GunHee, agente de la “T.O.S.P.”
- Y ¿Qué obtendré yo a cambio?
-El suficiente dinero como para que pueda dejar de trabajar por un tiempo… Que le parece ¿Medio millón de dólares?
-wow, eso sí que es bastante, nunca imaginé que ESTE chico valiera tanto algún día –Palabras llenas de veneno atravesaban los oídos de Hyuk, el cual solo escondía la mirada detrás del brazo de Sungmin, quien no dejó de confortarlo nunca.
-A demás, al firmar este papel, usted quedará ammm pues, relevado de las responsabilidades legales para con su hijo
- Es decir, que ¿ya no seremos sus tutores legales?
-Eso, si, exactamente. Hasta que el muchacho cumpla la mayoría de edad, estará bajo el resguardo legal de el señor Lee Sungmin.
-Me parece un trato excelente, ¿Dónde firmo? –El abogado le pasó unos papeles a el Sr. Lee quien firmó sin el menor miramiento, saboreando cada centavo que le darían a cambio de su hijo. La madre de Hyuk se mantuvo alejada de la conversación, claramente consternada y en oposición al trato, contenía algunas lágrimas, pero nunca había contrariado a su marido, así que permaneció en silencio.
Hyuk estaba algo dolido, lo estaban vendiendo peor que a un animal, pero a nadie le interesaba eso, solo importaba el dinero, nada más que el dinero. Lo único que le alegraba la situación era el saber que él junto con Min, habían pensado y estipulado claramente cada clausula en el contrato, todo estaba en beneficio para ambos mayoritariamente. Seguía molestándole el hecho de que su padre fuese un controlador hipócrita, porque sabía que lo estaban contratando como bailarín, antes decía que eso era para maricas, pero como hay medio millón de por medio, no puso objeción alguna; al igual que le molestaba lo sumisa que era su madre, se dejaba controlar de una manera impresionante, poniendo las prioridades de su esposo antes que las propias.
No los odiaba, pues hubo un tiempo en el que eran felices y hasta podría decirse que se querían, pero les tenía cierto rencor de un tiempo a acá, justo después de que llegasen a este lugar, cuando todo perdió su color convirtiéndose en una espantosa escala de grises.
Una vez firmado el acuerdo el padre recitó –Muchas gracias señor Hee, es el mejor trato de mi vida, solo espero que no gaste su dinero en vano y termine perdiéndolo. -¡Auch! Casi pudo oírse el corazón de Eunhyuk tronar.
-Le aseguro que no eh hecho una mejor inversión que ésta en varios años, señor, porque hoy “pierdo” medio millón, pero con este talento, mañana gano tres o cuatro millones más –Extendió la mano para apretarla con el señor Lee en señal de termino del trato.
Cruzaron esa puerta con unas cuantas maletas en las manos, esperaba mudarse de ése lugar pero no él solo. Ahora prácticamente no tenía lugar a donde ir, Sungmin, ahora su tutor legal, estaba obligado a ver por las necesidades de HyukJae. Lo que le pareció más una bendición que un sacrificio, fueron directamente al lugar donde vivía Min, un departamento algo reducido, nunca había habitado uno igual, pues estaba acostumbrado a casas inmensas. Pero éste lugar era cómodo, acogedor, lindo y con calor de familia. Hyuk estaba contrariado, con las emociones a flor de piel.
Se sentía abandonado por sus padres pero adoptado por alguien mucho mejor… ¿Así se sintió Fishy? Estas eran sus emociones: abandono y después amor de una familia. Y ahí estaba otra vez, pensando en aquel hombre a casi un año después de haberlo conocido. Porque “pez” realmente nunca se fue.
Su cumpleaños había pasado apenas hace un par de meses, solo faltaban 4 años para ser mayor de edad*. Cuatro años en los que trabajaría como nunca antes para conseguir su objetivo. Acogido bajo la protección de Sungmin, no le temía a nada, no le faltaba nada junto a él, porque ahora Min se había convertido en su protector, en su confidente, en su amigo, en su mundo entero.
El Señor GunHee, no se equivocó respecto a Hyuk, el era bastante talentoso, primero fue bailarín de relleno para los grupos Hallyu del momento, pronto, comenzó a trabajar en nuevos pasos para montar. Él se convirtió en la mente maestra detrás de todos esos grupos populares, en cuanto a baile. Los ponía en condición y entrenaba a los iniciados en la empresa. En sus tiempos libres, escribía letras de canciones, con rap y musicalización incluida.
Le ofrecieron grabar su primer disco como solista, para que dejara el ‘Backstage’ y se convirtiera en súper estrella. El decidió rechazar el proyecto por el momento, su intención nunca fue el convertirse en artista, él quería bailar, le estaban pagando por bailar todo el día y eso le encantaba. Además no podía dejar la escuela incompleta. Por ahora Hyuk se encontraba bien con lo que tenía.
Pasó un mes tras otro con ese trabajo de ensueño, se sentía más realizado que antes, porque la casa que vivía, no lo aterraba cada que ponía un pie en ella, daba gracias por poder estar por primera vez con alguien que lo amaba y lo cuidaba de verdad, estaba agradecido por tener esta vida que tanto deseó desde que era menor.
Tuvo que entrar a una escuela de fines de semana, no quería regresar a la que iba antes, el cambio de estilo de vida lo hizo querer un nuevo ambiente para estudiar. Entre semana trabajaba como loco hasta tarde en el estudio de baile, y los dos días restantes iba a la escuela abierta, ayudaba en cosas de la casa y pasaba tiempo de calidad con Sungmin.
Terminó con honores la escuela secundaria después de dos años, ahora tenía 15, y le ofrecieron mudarse a la capital del país, dónde los negocios son mejores, dónde hay mejores escuelas y mejores grupos musicales con los que trabajar.
Se mudaron cuanto antes, con el dinero que ganaba HyukJae, se compraron un departamento más grande, pero no demasiado “debe ser algo que se pueda limpiar fácil, será mejor algo pequeño” decía Sungmin divertido. Era espacioso, con dos habitaciones, un baño, una cocina y una sala-comedor. ‘Perfecto’
Habló con el señor GunHee respecto a su horario de trabajo, tendría que reducirlo, iría miércoles, jueves y viernes medio día; y el domingo a veces. Entraría a la más prestigiosa escuela del rumbo, la enseñanza era buena, pero los alumnos no siempre la aprovechaban al máximo. Es decir, maestros buenos, estudiantes a los que no les importa nada excepto divertirse.
El primer día de clases, Sungmin lo despertó con un suave beso en la frente.
-Cariño, es hora de despertar, no quiero que llegues tarde el primer día, el desayuno está casi listo, sal cuando te hayas cambiado ¿Si? –Hyuk abrió los ojos con pesadez, pero sintió una gran calidez en su corazón ante tal efusiva mañana.
Nunca nadie lo había tratado de esa manera, ni siquiera su propia madre, pero él era feliz, tenía al mejor hombre del mundo a su lado, cuidando de él. Se puso el uniforme en seguida y peinó su cabello, estaba más largo que antes, le caía un flequillo en la frente, cubriendo sus ojos casi por completo, además por parte de la compañía se había hecho un cambio de look, ahora no era castaño, el color era totalmente negro, con algunos destellos de azul marino ante la luz solar. Lo cepilló para un lado, mejorándole la visión, delineó un poco sus ojos, haciéndolos ver más profundos, atractivos y grandes.
Salió a la cocina y un rico desayuno lo estaba esperando junto con un Sungmin muy entusiasta sentado en la mesa. Hyuk tomó su lugar y se dispuso a comer, debía estar ya acostumbrado al sazón de Min, pero nunca dejaba de sorprenderse ante tales manjares dignos de reyes.
-¿Te gustó el desayuno cielo? Hoy te vez más guapo que siempre, tus ojos se ven sexys delineados. –Hyuk solo bajó la cabeza, avergonzado.
-¡Yah! No digas mentiras hyung, y si, tu comida es la mejor de todo el país –Tapó una sonrisa con la mano, en verdad la odiaba pero salía sin poder controlarse.
Terminó la comida, lavó su plato y cepilló sus dientes, estaba todo listo. El carro de la empresa lo estaba esperando abajo, nadie quería arriesgarse a que Hyuk se perdiera o que alguien lo reconociera, Eun creía que era una completa idiotez, nadie reconocía a los coreógrafos, pero se sentía bien no tener que tomar el bus.
Al llegar, las miradas de los demás no se hicieron esperar, no era por el auto, todos viajaban en un buen automóvil, pero el chico desprendía un aura totalmente atractiva, tal vez era la práctica, el enseñarle a los famosos a cómo comportarse en un escenario, proyectar seguridad y sensualidad al mismo tiempo. Pero para él, de tanto ensayarla se le quedó como hábito. Mientras caminaba hasta la entrada principal, varias chicas volteaban la cabeza solo para verlo un segundo más. Los chicos por su parte, estaban ante una mezcla de respeto al “macho Alfa” y odio. Su andar era erguido, con la cabeza ligeramente hacia atrás, los hombros relajados y las manos en los bolsillos, no en vano, pasaba mucho tiempo con el cantante Kim HeeChul, reconocido por su excelente porte y su aura tan sensual.
Llegó al patio central, para escuchar las palabras de bienvenida por parte del director, seguida de una rápida repartición de horarios. Buscó el aula indicada, la número 12, clase: “Expresión Oral y Escrita” Tomó una banca a la mitad del salón, algo pegada a la pared pero no tanto. No quería ser ‘El chico malo del fondo’ ni ‘El nerd de hasta en frente’ Quería estar en una posición neutral.
La profesora comenzó a darles una linda bienvenida al curso, una introducción de la materia y pidió que se presentaran. Debían decir su nombre, edad y su pasatiempo preferido. Pasaron cada uno de los alumnos y cuando llegó el turno de Hyuk dijo con seguridad.
-Hola, mi nombre es Lee HyukJae, pero díganme Eunhyuk, tengo 15 años casi 16 y… amo bailar así como componer canciones. –Tomó su asiento de nuevo pero sentía una mirada en su espalda, una que le daba escalofríos, no quiso voltear, de seguro que era su imaginación.
Cuando menos se dieron cuenta la clase terminó, solo en presentaciones se llevaron poco más de una hora, todos recogían las cosas que llevaban para dirigirse a su clase siguiente, se amontonaban en la entrada por lo que Eun esperó hasta estar casi completamente solo, estaba de nuevo esa mirada pesada sobre su espalda y volteó, un chico sentado al fondo del salón lo miraba con cara de pocos amigos. Éste se levantó lentamente y, sin despegar la mirada de Hyuk se acercó hasta quedar frente a frente. Hyuk se hizo instintivamente para atrás hasta quedar su espalda contra la pared.
Ese muchacho lo ponía nervioso, parecía querer matarlo en ese instante sin razón aparente, trató de romper el silencio sepulcral en la habitación.
-Ehm, mucho gusto, Soy Eunhyuk ¿Se te ofrece algo? Tú eres… amm…
-Tu peor pesadilla, si no te cuidas de mí. Mira, éste es mi año, YO voy a ser el más popular, el más guapo, el más deseado por chicas y chicos, soy YO quien se merece tener la atención del mundo ¿De acuerdo? Así que no quiero que vengas con tu linda carita, tus ojos delineados y tus deliciosos labios a joderme la vida ¿Estamos claros? Ve bajando de tu nube HyukJae, porque aquí el que manda soy yo –El chico tomó la camiseta de Eunhyuk con fuerza, la jaló par sí y se acercó al oído para susurrar algo, en cuanto la respiración del chico chocó contra el pálido cuello del más alto sonó un teléfono celular.
El chico agresivo sacó el aparato de su bolsillo y descolgó
-¿Qué quieres KyuHyun? Estoy en medio de algo importante
- …
-¡No! No quise decir eso, nada es más importante que tu pero…
-…
No vengas para acá, te alcanzo en 5 minutos
-…
-No Kyu, te dije que… ¡EISH! No me cuelgues –Gritó casi fúrico. –Dale gracias al cielo que te salvaron hoy, pero no habrá quien me contenga después.
-Creo que tu novia sí que puede –Rió sarcástico -¿Qué? ¿Es una especie de niña demonio? Te tiene en su mano, ahora si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer que discutir con un demente –Se abrió paso y tomó sus cosas, pero una presencia lo atacó por la espalda, una respiración en su nuca lo dejó helado
-No me interesa una mierda lo que opines, él no me manda, así que ten cuidado cuando camines por ahí que puedo darte la lección de tu vida –Sin más, se fue del salón a pasos agigantados, murmurando maldiciones para ese tal “KyuHyun”
No sabía si reír o llorar, la situación era bastante intimidante, que un chico venga y te amenace el primer día era estúpido, pero que se detuviera por una llamada de su novio, era para cagarse de risa. El muchacho no estaba nada mal, no era tan alto, pero sus músculos eran definidos, ancho de la espalda, estrecho de la cintura, con una cara de ángel pero con ojos de asesino serial. Y por supuesto que no pudo dejar pasar ese redondo trasero mientras salía de la estancia. Además de ser homosexual, o eso parecía. Después de todo tenía novio.
-¡Agh! Que desperdicio si tiene pareja, pero que quede claro que si sigue contoneándose por ahí con esos estúpidos pantalones ajustados… Lo dejaré en silla de ruedas por un mes.
Se presentó ante toda la clase, no puede ser que se le olvidase su nombre así nomás, era algo de “Hae” “DongHwa” “JungHae” ¡Ah, Frustración! Su primer hater y ni de su nombre estaba enterado. Eso sí que era para llorar.