El muchacho castaño se quedó paralizado, el momento era más que sorpresivo, no sabía cuánto tiempo se había quedado ahí parado contemplando la cruda realidad en la que vivía su pequeño amor. Cuando por fin reaccionó, se dejo caer en la banqueta y comenzó a llorar, era esa explosión de sentimientos otra vez, pero no podría definirlos como positivos. Se había comportado como un estúpido egoísta todo este tiempo hablando solo de sus propios problemas sin darse cuenta que los de su amigo eran más severos. Había estado hablando mal de sus padres cuando el otro ni siquiera tenía la bendición de poseer unos, probablemente estaban muertos o lo habían abandonado cuando era muy pequeño. La simple idea le revolvió el estómago.
Ahora sentía la imperiosa necesidad de cuidar al otro, de protegerlo de todas las maneras posibles, no porque sintiera lástima o compasión, él sentía algo más fuerte, lo quería y mucho. Tal vez nunca le ha visto de frente pero la ha escuchado llorar lo que para los oídos e Hyuk era el sonido más desgarrador del mundo, por otro lado había escuchado también esa dulce y nasal risa lo que representaba el canto de los ángeles mismos. Se levantó pues y caminó directo a la entrada del orfanato, al estar frente de la recepcionista la cual lo miraba asombrada, probablemente tenía los ojos inyectados en sangre a causa de las lágrimas derramadas.
Pero a Hyuk no le importó, ahora solo quería entregar ese regalo para su pequeño pez, solo que había un minúsculo inconveniente ¿Para quién iba dirigido el regalo? ¡Oh, sí! ‘Déselo al muchacho lindo con la voz tierna al que quiero con toda el alma’ Eso sonaba taaan inteligente…
-Disculpe ¿Qué es lo que se le ofrece joven? –La voz de la mujer lo hizo regresar
-Estem, yo… cumpleaños, el chico pez - ¡Vamos hyuk! Demuestra que eres listo, suspiró pesado, aclaró sus ideas y comentó –Me enteré de que hoy cumple años un chico de aquí, y quisiera darle este regalo, solo que no sé su nombre yo… solo sé que lo apodan como “pez”
Bajó la cabeza en señal de vergüenza, era lo más tonto que había dicho en mucho tiempo, solo esperaba que la recepcionista soltara la carcajada y lo mandara directo por donde llegó. En cambio escuchó un ligero gemido, esos que hacen las chicas cuando algo les da ternura
-Eres un chico encantador, ya no hay jóvenes que hagan obras de caridad. El pequeño Fishy estará más que feliz con este regalo ¿Quieres pasar a verlo?
Wow, eso sí que fue inesperado, nunca creyó que aceptarían su regalo sin más, pero le cabreó el hecho de que lo llamasen como “una obra de caridad” No estaba alimentando a un vagabundo, solo era un regalo para su amigo, aunque la mujer no tenía la culpa pues no conocía la estrecha relación entre esos dos. No estaba seguro de querer verlo, este no era su mejor aspecto, quería abrazarlo, si, pero no se sentía preparado para confrontarlo, no ahora, después de enterarse de la realidad. Trataría de asimilarlo y tal vez dentro de un tiempo estaría de acuerdo en verlo
-No, yo solo… Sólo entréguelo ¿De acuerdo? Él sabe quién soy así que está bien –Dio las cosas a la mujer y se marchó de ahí dando las gracias a un ser supremo de que no lo cuestionaran más.
Regresó a su casa, aun quedaba algo de tiempo antes de que sus padres regresaran a casa y por como iban las cosas en el trabajo era más que suficiente para desahogarse tranquilamente en su habitación. Tan pronto como cruzó la puerta corrió hasta quedarse tumbado boca abajo en la cama. Hoy había sido un día realmente pesado, tenía demasiadas cosas en las que pensar:
1.- Considerar verdaderamente el hecho de ser homosexual
2.- Querer a alguien más que como amigo
3- Encontrar un “Segundo padre” en su maestro de música
4.- Tener la oportunidad de bailar de nuevo
5.- Descubrir que su el niño al que ama vive en un orfanato
Definitivamente alguien le estaba haciendo brujería, estas cosas no le pasan a cualquier persona a los 13 años, solo a un tonto con mala suerte como lo es Eunhyuk. Lloró todo lo que sus lagrimales dieron, hasta que quedó seco, tal vez algo deshidratado, pero el sentimiento no se iba. Debía asimilar una cosa a la vez, separar lo que le hacía triste de lo que le hacía feliz y después lamentarse por las cosas malas pero seguir adelante por las cosas buenas.
-Tómalo por el lado bueno HyukJae- susurró para sí mismo –Por lo menos hoy lo hiciste feliz y eso es lo que verdaderamente importa, Mi Fishy.
Sin darse cuenta se quedó dormido mientras abrazaba la almohada con fervor, dejaba un hilo de baba con cada exhalación, eso solo le pasaba en sus momentos de angustia. Al despertar y bajar las escaleras para tomar el desayuno se encontró solo en su casa, con una nota pegada en la nevera.
“Lo siento hijo, tuvimos que madrugar, come algo y ve a la escuela, Te veremos en la noche”
Hizo bola el papel y lo tiró en el cesto, cansado y con un enorme dolor en la cabeza fue al baño para el recuento de los daños. Tenía el cabello enmarañado, la boca seca, ojeras bastante grandes y los ojos peor que si hubiese tomado alcohol.
Se metió a bañar con toda la calma del mundo a pesar de que se le estaba haciendo tarde, mientras se ponía ropa limpia tomó su decisión: Hoy faltaría a la escuela ¿Quién lo notaria? Desayunó cereal con leche y miró las caricaturas por un rato. Caminó casi sin pensar hasta el patio trasero y se encontró con una nota tirada cerca del banco. Hoy era el día de “No le hables a Hyuk, solo déjale una nota” Leyó su contenido y casi vuelve a llorar de la emoción.
“Monito… Gracias, en serio muchas gracias. Fue el cumpleaños más feliz que he tenido en años. La señorita EunGi me ha dicho que viniste en persona a dar ese regalo. Eres lo mejor que me ha pasado, soy afortunado de tenerte. PD. Me agrada eso de “Siempre tuyo” A partir de hoy eres solo mío ¿De acuerdo? Promételo con el corazón”
Apretó la nota contra el pecho tratando de imaginar que esas palabras se convertían en el pez mismo, subió lo más rápido que pudo a su cuarto y guardó la nota junto con las otras anteriormente recibidas. Escribió en una hoja de papel
“Yo soy el afortunado de tenerte pececito, mi cometido en la vida será hacerte feliz y si te da felicidad que esté junto a ti, prometo con el corazón que jamás me iré de tu lado. No tienes porque agradecer nada, lo hice porque te quiero”
De verdad que este hombre lo estaba cambiando, Hyuk no era así de cursi, así de meloso y tierno, pero es el efecto del amor ¿No es así? La enrolló y la depositó en el lugar indicado, esperando la respuesta del otro que jamás llegó. Por lo menos no hasta que fue la hora de irse a la clase de baile-música, porque eso sí, le había costado un huevo y mucho tiempo de espera por poder regresar a bailar, no iba a desperdiciar la oportunidad.
Llegó al recinto aquel y encontró a su profesor muy inspirado tocando una guitarra acústica, era una melodía suave y linda.
-Buenas tardes profesor, lamento interrumpirlo
-No te preocupes Hyuk, era solo improvisación ¿Te gusta?
-Sí, es bastante linda, por cierto ¿Dónde está Siwon?
-Hablé con sus padres y les dije que los miércoles no podría continuar con las clases por motivos personales, o sea, por ti. Así que mueve ese trasero tuyo y ponte a bailar
Hyuk rió ante el comentario y agradeció al maestro. Aunque no llevaba nada preparado de música. Sungmin le indicó que había previsto esta situación así que trajo unas canciones preparadas para que montara alguna coreografía y le advirtió que si resultaba ser tan bueno como aparentaba, lo contactaría con un amigo relacionado con la industria del entretenimiento para que lo contrataran como un coreógrafo o como bailarín de relleno. Hyuk aceptó el trato y se propuso a dar lo mejor de sí para que Sungmin se sintiese orgulloso de él.
Revisó la lista de canciones
- 1-4-3 ~Henry Lau (Tenía una amigo llamado así, que coincidencia)
- Miss Right ~ Teen Top (Podría ser, sonaba interesante)
- A man in love ~ Super Junior (¿Y esos quiénes son?)
- I Got a Boy ~ SNSD (Eso sonaba a niña y no quería bailar como niña)
- Ahora que no estás ~Los Bunkers (¿Qué clase de música era esta?)
- I’ts Gonna be me ~N Sync (Eso era como de la época de Shinhwa o antes)
Hasta que por fin, algo decente “Remix Michael Jackson” Comenzó a moverse solo guiado por el ritmo de la música. Sungmin estaba realmente impresionado por lo que veía, eran pasos casi perfectos a comparación con el Rey del pop.
(Para ver los pasos “pincha aquí” )
Cuando al fin terminó algo jadeante pero con una sonrisa de oreja a oreja mostrando esas bonitas encías rosadas que le daban el toque característico a Hyuk. A pesar de estar algo oxidado en ese ámbito aun podía recordar esa coreografía y hacerlo de maravilla según las palabras de Sungmin.
Terminó más que exhausto pero igualmente feliz por desempeñar la actividad física más maravillosa, podía pensar que cada gota de sudor que salía por su delgado cuerpo equivalía a una angustia menos, sentía temblar las piernas pero probablemente era por no haber calentado lo suficiente antes de comenzar.
Regresó a su casa directamente al jardín para saber si había obtenido respuesta: Nada. Le extrañó y hasta cierto punto le dolió, Pececito nunca se tardaba en aparecer o en responder una nota. Algo había pasado, por lo menos sabía que el regalo había sido recibido y con eso estaba satisfecho, por lo menos por ahora.
Tomó su segundo baño en el día para quitarse el sudor del ejercicio, se puso el pijama y comió algo más consistente pero escaso para sus limitados conocimientos en la cocina: Ramen instantáneo. Una vez terminada su improvisada cena sacó una manta y la llevo hasta su banco en el patio, hacía bastante frío pero sentía la necesidad de saber cómo se encontraba su ser amado. Susurraba de vez en cuando a la pared buscando una respuesta pero no pasó nada. Estaba agotado pero no podía desistir ahora.
Se quedó dormido en la intemperie y fue despertado poco después cuando un papel cayó directo en su cara, abrió los ojos y vio la notita tirada en el suelo. Acerco su boca a la pared y dijo
-Fishy ¿Estás ahí? Por favor responde, te extrañé mucho hoy
-¡Oh! Monito, que bueno escucharte ¿Qué haces aquí? deberías haberte ido a dormir.
-Me dormí aquí afuera esperando por ti ¿Me extrañaste? –Dijo algo meloso
-Pero claro que te extrañé, solo que hoy no tuve mucho tiempo, fui a ver a unas personas y… Bueno, no es nada importante, supongo. No tengo mucho tiempo, todos están dormidos ya, pero enserio, gracias por el regalo. Te quiero monito.
Se escucharon unos pasos alejarse y Hyuk dio por entendido que el menor debía regresar a dormir. Ya era algo tarde, tomó la nota del suelo y regresó adentro, vio un carro para sorpresa suya, sus padres habían regresado ya y ni siquiera se habían dado cuenta de que su hijo estaba dormido fuera, le dolió algo el corazón al llegar a esas conclusiones pero no lloraría, no de nuevo.
Se tendió en la cama, suspiró y puso una sonrisa de tonto. Era la primera vez que escuchaba a esa voz decirle un “Te quiero” Estiró el papelito y desapareció como por arte de magia esa bella y sincera sonrisa. Tendría que romper sus juramentos, el de no llorar otra vez y el de no separarse nunca de su amado niño, todo al mismo tiempo, porque esa notita le rompió el corazón.
“LHJ, mi monito, tengo una noticia… Hoy vinieron a entrevistarme ¿Sabes? Probablemente me adoptarán. Sé que estás enterado de la situación en la que vivo, viniste a dejarme el regalo y te diste cuenta de que estoy en un orfanato. Te agradezco por no abandonarme a pesar de saberlo. Agradezco también las hermosas tardes que me diste pero creo que es hora de decir adiós. Parece una familia buena y me iré con ellos en un par de días, perdón si no he hablado contigo. Mañana lo hare ¿Está bien?”
Parecía faltarle una parte, se veía roto en la parte de abajo, cómo si hubiese más que decir, pero se arrepintió de mandarlo, palabras que quedarían en el trozo de papel faltante y en la memoria del otro chico.
Se quedó sin aire, quería salir corriendo y entrar a ese lugar, tomar a su chico y llevárselo lejos, dónde nadie pudiese intervenir en su amor, tenía el alma más que destrozada. Le tomó su tiempo darse cuenta y aceptar que en verdad le quería. Para que ahora el destino fuera una maldita perra y le arrancara de las manos a la única persona por la que se intereso sinceramente. La única que lo había hecho sentir de esa manera. Su primer amor. Lloró de nuevo en silencio, atragantándose a veces por contener esos gritos que no podía dar, por todas esas emociones atoradas en su pecho y en la garganta, que lo amenazaban de muerte. Porque si no moría de asfixia, moriría de desamor.