Un ángel eso se podría decir que soy. Crecí en el cielo y termine condenado a vivir eternamente en la tierra. Un mundo lleno de emociones. De dolor, egoísmo, repulsión, felicidad y amor. Eso fue lo que aprendí cuando llegue aquí hace mucho tiempo.
*Hace diez años*
-Kyungsoo!
-mmmm...
-Vamos D.O ¡no te duermas! ¡Hoy finalmente bajamos!
-Déjame Chanyeol tengo sueño...- de repente sentí un pequeño dolor por mi espalda que me hizo levantarme por la sorpresa y el leve ardor.
-¿¡Cuántas veces tengo que decirte que no me arranques las plumas!?
-Es la única forma de hacerte reaccionar
-¡Ven acá!- empecé a corretear a Chanyeol mientras nos dirigíamos al puente.
Hoy había llegado el día en que los ángeles de mayor edad bajaban a la tierra a cuidar de las personas que más necesitan compañía y amor. También de aquellas que solían meterse en problemas.
Mormalmente todos suelen escoger una persona para ayudarla y protegerla. Los ángeles que han regresado regresado de la Tierra nos han contado que para encontrarlo debes sentir un fuerte dolor en el pecho, ese dolor será el que te indique cuando has encontrado a tu humano.
Los ángeles y los humanos terminan haciéndose grandes amigos, a veces se enamoran. El sentimiento rara vez nace en mortales del mismo sexo. Pero suelen convertirse en mejores amigos.
-Espero que pueda cuidar a una chica delicada y linda-
-Sigue siendo un mortal Chanyeol, más te vale no enamorarte.
-Ya sé, pero ¿qué tal si es una niña pequeña? Podría ser su hermano mayor o algo por el estilo.
-Yo siempre seré el ángel más egoísta así que no me interesa
-D.O por alguna razón estas aquí. En tu vida pasado algo debiste hacer que te trajera aquí.
-si bueno eso lo dudo y si así fue no tengo la menor idea de que cosa hice.
-¿nos veremos allá?
-si nos contactaremos
-¡bien! Oye mira es Suho el ángel que ha bajado más veces a la Tierra.- Suho era un ángel que aparentaba tener nuestra edad aunque era cerca de 80 años mayor. Jamás había renunciado a su labor. Se había dicho que estuvo con una mujer con la cual incluso se casó pero poco tiempo después falleció.
-¿listos angelitos?- le sorprendió escuchar la suave voz del mencionado dirigiéndose a ellos
-¿así qué te crees el mejor de todos los ángeles?- dije de forma incrédula y Suho lentamente se volteó a verme.
-¿acaso ves esto como un tipo de competencia?
-no, pero...
-tú, eres nuevo ¿cierto? He escuchado rumores sobre ti, el ángel egoísta que sólo ve a los humanos como una carga. Te explicare, en la tierra no hay tiempo para estar holgazaneando, todo lo que hagas constara de mucho esfuerzo y terminarás sufriendo, eso está claro con tan sólo mirar tu cara, eres débil y vulnerable. -Suho me miro de una forma muy amenazadora y estuve a punto de retarlo por lo que me dijo pero Chanyeol me detuvo
-Vamos D.O déjalo.
-un ángel que es leyenda ¿me desea sufrimiento? ¿Y llaman a esto el cielo?-
Quien sabe tal vez ir a la tierra no era tan mala idea después de todo. Así podría alejarme de estos ángeles extraños. Un ángel guardián nos llamó para que pasáramos a tomar un sobre. Todos eran de colores distintos. En ellos se encontraba el nombre del país al cual tendríamos que ir.
Tome mi sobre color azul marino con un broche de plata y al abrirlo pude leer "Seúl Corea del Sur"
-¿a dónde irás D.O?-
-a Corea del Sur
- ¿¡en serio!? No puede ser que suerte ¡yo también voy para allá!
-bien será más fácil contactarnos.
-Muy bien ángeles, todos diríjanse a la puerta del puente y tengan sus cartas siempre con ustedes, recuerden que es su boleto para regresar al cielo... Quien lo pierda será forzado a vivir en la tierra por toda la eternidad.
Nos dirigimos a la puerta y vimos cómo esta lentamente se abría, por primera vez tuve el puente de luz tan cerca. Me fui adentrando hasta que mis ojos no lograron ver nada más. Cuando los volví a abrir me asusté un poco al oír el sonido de varias bocinas de los coches sonando. Me encontraba entre el grupo de ángeles que habían sido asignados a Corea. Teníamos ropas cualesquiera y nuestras alas habían sido ocultas. Una señorita se aproximó a nosotros, parecía que tendríamos una especie de recorrido por toda la ciudad.
-bienvenidos, los llevaré a conocer las partes de la ciudad para que tengan una idea de donde están. Hoy su nueva vida comienza y les advierto que no será para nada sencilla- Un ángel sin duda. Vaya forma de alentarnos.
-wow, que ciudad más genial seguro que nos divertiremos
-sí, sobre todo por quienes nos acompañan- dije cuando vi que Suho también se encontraba entre nosotros.
-sólo ignóralo, no busques problemas.
Dejé salir un profundo suspiro y en poco tiempo llego un camión de dos pisos que nos dio una vuelta por toda la ciudad. Mientras iba por las calles vi como todos los mortales caminaban. Eran tan sencillos me fastidiaban y deseaba que se alejaran. Si esto seguía así regresaría a casa sin haber hecho nada.
Al final del viaje la señorita nos entregó nuevos sobres explicando que contenían dinero, un teléfono y la dirección del departamento de cada uno. Después de eso todos se dispersaron.
-y… ¿dónde vives D.O?
-en el centro cerca de la escuela a la que asistiré.
-¿irás a empire high school?
-si ¿por qué?
-a mí también me asignaron esa escuela sólo que yo vivo más al norte.
-¿así qué ni en la tierra me vas a dejar en paz?
-hahaha nunca hermano.- así es Chanyeol era mi hermano, aparecimos en el cielo al mismo tiempo y eso ahí es considerado como familia. Chanyeol era a quien más quería en estos momentos.
Antes de irse intercambiamos números y nos despedimos. Por primera vez tuve interés en ver a los mortales. Varias muchachas que pasaban junto a mí me echaban miradas y sacaban risitas. Que fastidio espero que esto no sea así en la escuela. Es más si podía trataría de evitar tener alguien a quien cuidar. Fui a mi departamento nuevo. Sus paredes estaban pintadas de blanco los muebles eran neón y todo muy lujurioso ¡Me encantaba! Dejé mis cosas y salí, tenía hambre así que iría a un bar cerca de aquí. Tomé mi credencial un poco de dinero y mi celular por si acaso.
Llegué al lugar y pedí un trago doble. Vi como todos bailaban y se movían con movimientos para nada propios, pasaba la mirada por todo el lugar... Pero de repente sentí un dolor punzante en el pecho. No puede ser el dolor... ¿Quizá sería el mortal?
El dolor se quitó casi de inmediato... No, no tan pronto, tenía que salir de inmediato. Deje un billete y salí casi corriendo de ahí. Pero el sonido de un cristal quebrándose atrajo mi atención. Volteé a ver de qué se trataba y vi como dos hombres se enfrentaban mientras que una mujer trataba de pararlos gritándoles.
-¡eres un bastardo! ¿¡Como te atreves!?-dijo un muchacho de cabellos rubios y ojos oscuros
-¡yo puedo hacer lo que quiera!-dijo el otro muchacho de cabello castaño y piel un poco más oscura
-¡basta! ¡Dejen de hacer tanto escándalo!-decía la muchacha de largos cabellos pelirrojos
Por un momento lo había olvidado pero cuando los tres empezaron a hablar al mismo tiempo el dolor en mi pecho regresó.