-no, aún es muy pronto-dejé que siguieran discutiendo y salí corriendo de ahí. Fui hasta mi departamento y me acurruque en un rincón. Jamás había sentido esta clase de dolor y ahora de esta forma me daba miedo. Más del que nunca me imaginé tener. Llamé por teléfono a Chanyeol.
-¿hyung? ¿Qué sucede?
-yo... Quería preguntarte ¿si ya encontraste a tu mortal?
-ooo ¿a mi pareja? No aún no. Me di una vuelta por las calles observando a todas las personas fijamente pero no sentí nada
-¿ósea que es cierto lo del dolor?
-pregunté sobre eso a Suho y me dijo que si en efecto debes sentir una punzada en el pecho pero no es dolor, es un sentimiento de amor y protección que nace en ti.
-gracias voy a cortar- no quería seguir hablando, se me había helado la sangre y estaba asustado.
¿Y si me quedaba encerrado por el resto del tiempo hasta que fuera suficiente para regresar a casa?
No me importaba que pero no saldría
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-D.O!!!!!!!!!!! Vamos Hyung despierta!!!!!!- se oyeron escandalosos golpes en la puerta y fui a abrirla con tal de que se callara
-¿¡por qué molesta tan temprano!?
-¿bromeas? es nuestro primer día de escuela tenemos que irnos. -Yo tratando de evitar al mundo y Channie me viene con esto.- Vamos hyung si no ¿quién me va a proteger?- dijo haciendo un puchero
- no manches, tú te puedes defender sólo. No necesitas mi ayuda.
-Entonces ¿quieres que pruebe mi fuerza contigo?
-No, no quiero destrozar este lugar.
-¡Entonces vámonos anda!
De mala gana me cambié de ropa me lave la cara, tome mis cosas y salí junto con Chanyeol hacia la escuela.
Al llegar pude contemplar el enorme edificio, los estudiantes pasaban a nuestro lado susurrando y echándonos miradas. Quizá éramos demasiado atractivos para ellos. Bueno no, eso es un pensamiento sarcástico.
Al cruzar el enorme portón un aroma algo desconocido creo un enorme escalofrío que recorrió toda mi espalda. Este sentimiento era similar al de anoche...
No tenía opción ya había entrado y las autoridades no me dejarían salir. Me fui a mi respectiva clase y me senté al fondo evitando la mirada de cualquier mortal. Chanyeol se había ido a otro salón haciendo contacto visual con todos logrando que unas chicas se ruborizaran. No sé cómo iba a controlar a ese muchacho. En fin no dije nada hasta que la maestra entro.
-Bienvenidos estudiantes a un nuevo año escolar como ya saben les esperan muchas cosas por adelante y espero todos cooperen. Ahora por favor escojan parejas y empiecen a preparar una presentación del primer tema para la clase del viernes.-
Ya estamos grandes como para estar trabajando en parejas, además ¿para el viernes? Eche un reojo al primer tema.
- ¿¡quince páginas para un tema!? -dije en voz ligeramente audible.
- en realidad son diecisiete pero quien cuenta ¿cierto?
-realmente me asusté al haber oído esa voz hablándome junto al oído.
Al voltear me encontré con una chica pelirroja... Era la chica del bar, no cabía duda.
-Mi nombre es Krystal ¿quieres qué trabajemos juntos?
-Lo siento pero quiero trabajar sólo-
-bien, no importa nos vemos después dijo levantándose.
Empecé a recordar lo que había pasado la noche en el bar, sinceramente creí que era esa muchacha la que había creado en mi ese dolor. Pero en este momento no sentí nada... Entonces ¿quién?
Me quedé pensando más tiempo del que creí y la clase acabo. Fuimos a nuestra clase de deportes. Como era agosto estaba permitido llegar una hora más tarde si llevabas tu justificante por lo que vi como otros muchachos que no habían estado en la clase se incorporaban a nosotros. Y de nuevo... Otra vez... Ese maldito dolor en el pecho. Cerré los ojos y no vi nada.
-bien busquen un compañero y comiencen a calentar-decía el profesor. A mí me estaba doliendo un poco más. Como sí me estuvieran clavando algo.
-oye tú, él dolido, trabajemos juntos. Al parecer nadie me quiere con ellos.- otro golpe más a mi pecho. Traté de hacerme el fuerte y levanté la mirada fingiendo no tener dolor alguno. Vi quien me hablaba y descubrí esa piel y ese cabello castaño de la otra noche. Era el muchacho que estaba peleando. Al mirar sus ojos tuve ganas de gritar. Pero seguía conteniéndome, no dije nada, sólo asentí. El primer ejercicio por lo que parece consistía en que uno de nosotros se colocara en el suelo y con una pierna mantuviera al otro sobre ella.
Me acosté, el piso era frío y me reconforto unos segundos, después alcé mi pierna y vi como el mortal se colocaba encima de mí. Sentí su estómago apretándose contra mi pierna y no aguanté. Me quite de ahí tirándolo. Me dolía demasiado y me fui corriendo. Me fui por un pasillo que se encontraba muy al fondo me senté sobre mis rodillas y grite sosteniéndome el pecho. Queriendo desgarrarme la playera.
-N-no.. No puedo respirar.-
-respira profundamente. Vamos sólo saca el aire te daré unos golpes.- era él, el muchacho que había causado esto había aparecido sin que siquiera me diera cuenta. No quise que me tocara porque temía que si lo hacía crearía en mi cuerpo mucho más dolor. Pero fue lo contrario. Empezó a darme palmadas haciendo que dejara sacar el aire. Después de eso una última punzada se transmitió por mi cuerpo entero. Volví a ser yo, ya no había más dolor. Todo se desvaneció y yo ya estaba empezando a relajar mi respiración. El muchacho que se encontraba junto a mi empezó a acariciar la espalda.
-¡No me toques!
-¿Qué te pasa? Sólo estoy tratando de ayudar.
-¡No lo haces! ¡Tú! ¡Tú fuiste quien provoco esto!
-¿¡yo!? Vamos ¿de qué hablas? Yo sólo vine a ayudar.
-¡Déjame!-dije apartando me de él echándome hacia atrás. Era la primera vez que me sentía tan débil e indefenso. Pero no... No me atrevía a golpearlo. Normalmente lo habría golpeado sin importar quien fuera pero a él... No podía.
-mira lo siento si hice algo pero ahora estoy aquí para ayudar. Mi nombre es Kai.
-Kai...-no pude decir más, estaba completamente exhausto. Me quedé dormido y me perdí en mis sueños. En ellos se encontraba este mortal de cabellos castaños y ojos profundamente negros. Claro, ahora que había sido de alguna forma elegido sería normal que lo estuviera viendo tan seguido. Pero el sentimiento de repulsión hacia el hecho de ser un mortal seguía siendo el mismo.
Poco a poco fui abriendo los ojos. Y lo primero que vi fue a Chanyeol observándome detenidamente.
-wow hasta que por fin despiertas. Me alegro de que estés bien. Oye no es justo!!!!! ¡Tú eres el que menos quería cuidar a un mortal y ahora me vienes con esto!
-cállate, no quiero ni pensarlo. Por cierto ¿dónde está Kai?
-Se nota que no quieres saber nada de él.- era verdad ¿por qué preguntaba por él? Y para peor de los casos, un hombre ¿Qué ahora seríamos mejores amigos o que?
-aish, ¿dónde estamos?
-en mi casa, Kai te llevo hasta la enfermería. Averiguaron que éramos hermanos y me llamaron. Te cargue de regreso aunque pasaste seis días inconscientes así que te traje a mi casa. Al principio estaba preocupado y llamé a Suho pero me dijo que a veces pasaban cerca de dos semanas antes de que despertaran. Tu duraste casi una.
-ya veo.- Me incorpore y vi un espacio con pisos de madera, paredes pintadas de blanco y azul. Con todos los muebles de madera y grandes ventanas mientras recordaba el dolor que había sentido
-Sabes aunque estemos en el mundo de los mortales y los hayamos estudiado hay cosas que no conozco y no me gusta esa sensación...