Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi eternidad eres tú por Sapphire69

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hi =w=/ Sapphire reportándose… y preparándose para los tomatazos…

Si, lo sé, me demore muchísimo. Lo siento. Pero tengo mis motivos…Caí ante el estrés que causa los conflictos en mi familia. Nos quedamos solas, mi hermana y yo. Y mi padre nos llevó de viaje. No pude escribir. Por ello respondí los reviews diciendo que me ausentaría. Sus reviews siempre son como una luz para mí. Me reconfortan. Gracias Pochan, NanaRose y Blue_Belmoon.

Sebas: realmente me sorprendió cuando viajaste, porque fue de un día para otro.

-¿Qué haces escribiendo por aquí, Sebastián? ÒwÓ

Sebas: vamos, no seas tan chillona. Aunque te extrañe bastante mientras no estuviste, ahora te veo más tranquila.

-Sip, la vida y el mundo no se detienen aun si tienes problemas o sea el mejor día de tu vida =3= solo tengo que continuar viviendo hasta conseguir mis sueños.

Sebas: Me alegra escucharte decir eso. Por cierto, gracias a los lectores por sus reviews.

-¿Eh? ¡Los reviews eran para mí!

Sebas: si no has leído bien, también me mencionan. Hay que ser agradecido =w=b

-7w7 tienes razón…

No los distraemos más. Por favor, lean el capítulo.

El destino puede llegar a ser caprichoso. Cuando se quiere evitar algo, resulta más complicado. Porque cuando más ahínco pones para evitar algo, más rápido sucede. Como si fuera inevitable. Pareciera ser que todos terminamos enredados por esos lazos invisibles. Hace falta algo más que voluntad para liberarse de él.

 

La sangre salía a borbotones. El camino carmesí cada vez se hacía más largo. Se arrastraba trabajosamente, sentía que su cuerpo se entumecía y apenas reaccionaba. Faltaba poco para llegar al templo. No podía morir aun, tenía que dejar evidencia o la información del culpable.

-Ookawa… alguien… –tosió sangre. Trato de continuar, pero su respiración se hacía cada vez más pesada. -¿Moriré aquí…?

Apoyo su cabeza en el suelo. Sus cabellos negros cayeron por su rostro, ocultando sus hermosos ojos índigos. Poco a poco cerró sus párpados. Sin embargo, como si un rayo hubiese recorrido todo su cuerpo, despertó.

-No… no puedo morir aun… –se apoyó sobre sus codos y se sentó.

Llevo uno de sus dedos hacia la sangre que brotaba de su vientre. Pequeños trazos quedaron en el suelo, cerca de su cuerpo. Sonrió al ver que su fuerza nuevamente menguaba.

-Nunca pude decirle a Ookawa sobre lo que sentía… –volvió a sonreír y esta vez una lágrima rodo por su mejilla. –Ya no tengo fuerzas…

Echo su cabeza para atrás. Contemplo el cielo. Y pensar que pronto otra vez se teñiría de carmesí. Ella sentía que debía cambiar el destino, pero ¿cómo podría hacerlo? Estaba muriendo. Pero si el extraño no le logro matar en ese mismo instante tal como ella lo había visto en el trance, significaba que no todo se cumpliría tal como en su visión.

 -¡Mitsuko-sama! –un hombre de ojos plateados y cabellera negra amarrada en una coleta se acercó a la joven apresuradamente. -¡Mitsuko-sama!

La cargo delicadamente. Ella simplemente se acurruco entre sus brazos fuertes. Se alegró de haberlo visto.

-Por favor, llévame con Kaoruko… tengo algo… muy importante que…decirle…

-¡D-de acuerdo!

 

Kaoruko se alarmo al ver a Ookawa cargando en brazos a la sacerdotisa del pueblo. Cuando vio la sangre se horrorizo. Mitsuko se veía tan pálida.

-Ookawa-kun, ¿qué paso? ¿Quién le hizo esto?

-Kaoruko-sama, yo solo encontré en este estado a Mitsuko-sama. –chasqueo la lengua. –Si tan solo no la hubiese dejado sola…

-No, te lamentes, Ookawa-kun. Ella esta con vida. Eso es lo que importa.

La joven de ojos índigos, tosió muy despacio. Parpadeo varias veces. Antes de que pudiera decir algo  una serie de imágenes aparecieron a toda prisa en su cabeza. Sus ojos se tornaron dorados y apenas logro susurrar:

-Kaoruko, no caigas en su trampa… el inframundo… morir… un sacrificio… Todo a su debido momento… Kaguya… Usami… Ellos…

Ya no podía más. Las imágenes que vio eran aterradoras. Su cuerpo le pesaba ahora y por la sangre perdida sentía mucho frío. Kaoruko se acercó apresuradamente. Se quitó su abrigo y la cubrió. Mientras la cubría, Mitsuko le agarro de su ropa.

-…Tengo miedo… se repetirá lo mismo de hace diez años… eso es lo único que no cambia en mi visión…

-Descansa, Mitsuko. –trato de sonreír Kaoruko para, de alguna manera, calmar a la menor. Te curaremos.

-Por favor, llévenme a… la laguna de ellas… las sirenas…

Ookawa tenía la cara descompuesta. La estrecho un poco más fuerte. Tenía miedo de que su compañera de juegos y su mejor amiga de toda la vida, muriera.

-Por supuesto que te llevaremos allá. Ellas te podrán curar, ya lo veras. –le susurro dulcemente Ookawa mientras tenía una cara de tristeza.

-Gracias… Ookawa… -Mitsuko cerró sus ojos y su cuerpo se relajó.

 

La mansión del demonio Kamijou se hallaba silenciosa. Además la atmosfera era pesada y tétrica. Aikawa se levantó y vio los escombros de la sala. Se asustó por los demás. Miro a todos lados. Akihiko aún estaba sentado en medio de la sala. Nowaki se había despertado pero se veía malherido. Hiroki tenía que ayudarlo a moverse. Se sentó resignada. Misaki había sido secuestrado… ni ella ni nadie pudo detener a Fuyuhiko. Luego miro de reojo hacia Akihiko. Este se hallaba callado y sin expresión alguna. Sin duda alguna, Aikawa no era la única que estaba sufriendo.

-¿Akihiko? –se acercó la ninfa.

Contemplo sus heridas. No podía creer que Fuyuhiko fuera más cruel de lo que ya conocía. Trato de curarlo. Akihiko continúo callado y se dejó curar. Su pierna se veía muy mal. La piel seguía colgando. Realmente estaba muy malherido. Ella sola no iba a poder curar a los demás. La frustración invadió su ser. También sintió impotencia. Ya no sabía que debería sentir.

-Deberíamos ir al lago de las sirenas. –propuso el azabache con voz rasposa. –Si nosotros les pedimos algunas plantas medicinales, ellas nos lo darán. Es la única manera de recuperarse pronto si es que queremos salvar a Misaki.

-¿Cómo nos transportaremos hasta allá? –hablo por fin el oji violeta. –Son varios días de viaje hasta allá. Mientras vayamos a caballo, no habrá diferencia alguna. El tiempo que se pierda será considerable y la seguridad de Misaki… estará expuesto a varios peligros…

-No te preocupes, Akihiko-san. Tengo una solución para eso. –el azabache sonrió. Cerró los ojos a rememorar los recuerdos crudos del ayer. –Quien lo diría, volveré a usar mis técnicas de nigromante.

 

Akihiko y los demás partieron ese día al atardecer. Iban montados en grifos*. Con estos seres, llegarían más rápido de lo usual. Nowaki los había invocado usando un libro de nigromancia. Akihiko también los podía invocar pero al estar malherido, no podía hacer mucho.

 

Llegaron al amanecer. El lago se veía, desde arriba, cubierta de neblina. Y mirando detenidamente, encontraron a las sirenas y algunas ninfas esperándolos en las orillas.

-Bienvenidos. –saludo una sirena de cabellos morados. –Sabemos que es lo que desean. No se preocupen. Ya tenemos lo que necesitan. Por favor, síganme.

Akihiko con paso lento y ayudado por Aikawa avanzo junto con aquella sirena que ya caminaba sobre la tierra. También los siguieron Hiroki y Nowaki. Suzuki-san y los pequeños elfos caminaban detrás de todo el grupo de los mayores. Algunas ninfas se acercaron para guiarlos y no dejarlos solos.

Cuando estaban en la entrada del bosque, vieron a un pequeño grupo de personas. Estas miraban con un sentimiento de esperanza a un gran árbol. Les sorprendió ver que una muchacha estaba como fusionada al gran árbol. Su rostro níveo no reflejaba ningún sentimiento, solo parecía que dormía.

-Mitsuko-sama, se curara pronto, ¿no?

-Ookawa, tranquilízate. Mitsuko es fuerte. –Kaoruko trataba de mantenerse segura sobre la situación.

-No dudo de su voluntad de vivir, es solo que ahora el futuro es incierto. –respondió en voz baja el joven de ojos plateados.

-Ookawa-kun, en este mundo no hay nada que sea seguro. –Lair se puso a su lado. –Aun si podemos ver el futuro, nada está dicho realmente. Solo se trata de posibilidades.

Luego la sirena, volteo a ver a los recién llegados. Kaoruko y Ookawa también voltearon a ver a los visitantes. Kaoruko se emocionó al ver a Nowaki.

-¡Nowaki-san! –Kaoruko corrió hacia el azabache pero se detuvo al ver que caminaba lentamente. -¿Qué sucedió, Nowaki-san?

Nowaki conto la historia mientras él y los demás eran curados por las sirenas. Kaoruko escucho atenta la historia. Se alegró por un momento al escuchar que por fin había encontrado a Misaki, pero al saber que había sido secuestrado su rostro se puso sombrío.

-Cuando por fin estábamos bien… nos pasa todo esto… –susurro la muchacha. –Primero Mitsuko y ahora Misaki.

-De alguna manera, rescataremos a Misaki. No importa que, tenemos que traerlo de vuelta. Ya no quiero perder otra vez a mis preciados amigos. –dijo con determinación el azabache. –Sé que Mitsuko siempre ha sido fuerte. Ella se va a recuperar muy pronto. Pero ahora que veo la situación, ¿qué les ocurrió? ¿Qué ocurrió en la aldea mientras yo no estuve?

-Veras, la aldea vivía con tranquilidad; pero un día antes del fin de mes, Mitsuko fue atacada por un extraño. Ookawa la encontró. La herida era grave; a pesar de eso, Mitsuko se esforzó por contarnos lo que le había ocurrido. Además tuvo una visión rara. Me hablo sobre el inframundo y un sacrificio. Que todo ocurriría a su debido momento. Lo más sorprendente es que menciono a una tal Kaguya Usami… Esto me pareció raro.

Akihiko y Hiroki la miraron fijamente al escuchar el nombre. Akihiko se acercó a la chica. Esta se asustó al ver la mirada seria del peli plateado.

-¿Q-qué quiere?

-¿Dijiste “Kaguya Usami”?

-¿Eh? Sí, lo dije. –respondió escueta la muchacha.

-¡Tsk! –Akihiko se veía enojado. Otra vez involucraban a ella. ¿Volvería a atacar la aldea? ¿Por qué?

-Ya no sé qué pensar. Mitsuko no nos dijo nada sobre que tenía que ver esa tal Kaguya. Además me dejo desconcertada al decirme que ocurriría otra vez lo de hace diez años.

Nowaki trago saliva. Él sabía que esa mujer había atacado la aldea pero no se atrevió a decirles la verdad. Antes, sin saber quién era el culpable, Shinobu y él se llenaron de deseos de venganza. Tenía que reconocerlo. Querían encontrar al culpable como a de lugar. Por esos deseos desesperados, tuvieron que recorrer caminos prohibidos y oscuros. Conforme paso el tiempo, reflexiono y renuncio a la venganza. Había descubierto que la venganza no retrocedería el tiempo y no traería a la vida a los muertos.

Cuando trato de explicárselo a Shinobu, ya era demasiado tarde. Otra vez perdió a un amigo. Ya no quería que nadie cayera en ese camino. Por ello, oculto la verdad. Si Kaoruko lo supiera, ¿cómo reaccionaría? No lo sabía y tampoco quería saberlo... Pero no entendía por qué Kaguya atacaría la aldea otra vez.

-No te preocupes, Kaoruko-san. –Lair se sentó al lado de la muchacha. –Como ya dije antes, nada está dicho realmente.

-Ustedes también pueden ver el futuro. –Kaoruko tenía una mirada analítica. -¿Cómo puedes decir que nada está dicho? Usted sabía que nosotros íbamos a venir, también sabía que Nowaki-san y sus amigos vendrían. Si no lo supiera, no habría mandado a un grupo para que los guiaran.

-… No comprenderías aun si te lo dijera. –suspiró la sirena. –Los humanos son tan lentos para comprender las cosas…

 

Misaki se despertó. Le dolía la espalda por dormir en el suelo. Parpadeo lentamente. El lugar le resulto desconocido. Vio que estaba en un calabozo, pero era raro. Todas paredes eran de color púrpura. Luego recordó a Akihiko, él estaba malherido.

-¡Akihiko-san! –grito el castaño tratando de reincorporarse. -¡Akihiko-san!

-Cállate, eres muy ruidoso. –la voz provenía de una esquina oscura. Un hombre con lentes le hablaba de manera seca. –Quédate tranquilo… sino harás que los demás se enojen.

-¿…? Pero… –Misaki miro que habían ¿bestias deformes? Parecían ser los guardias del lugar. Bajo la cabeza y solo murmuro. –Akihiko-san…

El hombre de anteojos le quedo mirando fijamente al castaño. Lo miraba bien, como si lo analizara con profundidad. Se acercó hacia el muchacho.

-Llamaste a Akihiko, ¿no?

-¿Eh? Yo… solo…

-Lo conoces, ¿no? –pregunto nuevamente.

-Si… –respondió un tanto confundido el castaño. -¿Por qué?

-¿Qué eres tú de él? –el hombre ignoro la pregunta del menor. –Dime. Aunque viéndote, dudo que seas su amigo, tampoco creo que seas su sirviente. Sino no te hubiesen traído… Respóndeme, ¿Qué eres tú de Akihiko?

-Yo…yo soy su…amante –Misaki se ruborizó al pronunciar esa palabra.

-¡¿…?! –se sorprendió. -¿Amante? ¿Tú?

-S-sí, lo soy. ¿Algún problema? –respondió Misaki armándose de valor.

El hombre de anteojos carcajeo un buen rato. Misaki hizo un puchero. El mayor al ver la cara enojada del castaño se limpió las lagrimillas que trataban de escapar de sus ojos por tanto reír.

-Vamos, no te enojes. –le dio una mirada amable. Tosió un poco, aclarando su voz. –Entonces, ¿por qué me trajeron aquí?

La pregunta no pareció llamar la atención de Misaki. Cada uno ahora tenía sus dudas. Después de un momento de silencio, Misaki lo miro fijamente otra vez.

-¿Usted conoce a Akihiko-san? –Misaki tenía un leve presentimiento sobre la situación.

-¿Yo? Por supuesto que lo conozco y mucho… –sonrió el hombre mientras lo miraba.

-¿C-cuál es su nombre? –pregunto con temor. Se le aceleraba el corazón por saber la respuesta.

-¿…? No sé si querrás saber mi nombre. –el hombre parecía tenerse mucha confianza. –Si dices ser amante de Akihiko, quizá hayas escuchado mi nombre. Pero para eliminar la duda te lo diré: Soy Takahiro. Fui alguna vez amante de Akihiko Usami, alias “Usagi-san”.

 

El destino puede llegar a ser muy caprichoso. Cuando más ahínco pones para evitar algo, más rápido sucede. Es como si fuera inevitable. Todos terminamos enredados por esos lazos invisibles. Hace falta algo más que voluntad para liberarse de él.

Notas finales:

*Grifo: ser mitológico, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y rabo.

Espero que les haya gustado el capítulo. Mis ideas estaban entreveradas. Pero descuiden ya no desconfiare de mi capacidad ;) Además creo que de ahora en adelante responderé los reviews si no podré escribir rápidamente.

Sebas: si hubieran visto la cara de Sapphie cuando leyó los reviews… parecía un tomate y se veía tierna. Fueron una gran motivación para la autora

-¡No digas eso! >//_//<

Sebas: de acuerdo, “bella señorita”.

7//_//7 ignoren lo que dijo Sebas, siempre es así de fastidioso. Y eso que creen que es serio…

Antes de despedirme solo quiero decir: valoren más a sus madres. Ellas son únicas. Dan todo por nosotros.

Bueno, me retiro por ahora. Espero no demorarme tanto otra vez.

Cuídense mucho n.n/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).