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Flight Attendant por CamCamisa

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Notas del fanfic:

Continuo trasladandome! 

Esta es una de las historias que más me ha gustado escribir y una de mis favoritas, a las personas que aún no la han leido, espero que les guste! 

 

 

PARTE 1

Por fin había logrado su cometido, su sueño desde que ingresó a los 19 años a aquella aerolínea como asistente de vuelo, o como él prefería ser llamado “aeromozo”.
Trabajó muy duro desde el comienzo, siéndole asignada la ruta Japón-Corea, una muy buena para alguien que recién comenzaba en aquel mundo. Amaba volar, y dominaba varios idiomas, era servicial y respetuoso, uno de los mejores. 

De todas maneras tuvo que enfrentar muchos problemas, desde los pasajeros irritantes y maleducados a los degenerados que lo acosaban a él y a sus compañeras, debía mantener un semblante serio y a la vez una gran sonrisa, ser amable a pesar de los toqueteos era tarea difícil, descendía de cada vuelo con por lo menos 8 números telefónicos y 6 invitaciones a habitaciones de hotel, a las cuales por supuesto nunca asistía. 

Pero sobre todo, lo que más detestaba era a los pilotos, odiaba el desdén con que lo trataban y que creyeran que por ganar un mejor sueldo que él tenían derecho a acosarlo sin miramientos, Kibum no era como esas azafatas que por lograr un aumento o una mejor ruta hacían de todo, él creía que con esfuerzo todo es posible , por eso, a pesar de lo cansado y molesto que se tornaba a veces su trabajo, él continuaba impasible, rogando por algun dia recibir los frutos de su trabajo. 

Y ahora, dos años después lo había logrado.

La mejor ruta según su criterio, la deseada Corea- Paris. Era un viaje largo más de 15 horas de vuelo y de mantener esa sonrisa en su cara, pero todo valdría la pena al poder estar en la ciudad que amaba con todo su ser, la capital de la moda, con su maravillosa arquitectura y su variedad cultural. Y sin tener que gastar un peso en alojamiento ni alimentación, los cuales eran costeados por la aerolínea, todo su sueldo iría para movilizarse en la gran ciudad y para comprar toda la ropa y accesorios que deseara. 

Un sueño hecho realidad.

Era el primer dia que realizaba aquella ruta, había decidido ir completamente renovado, por lo que el día anterior se había dirigido a una de las mejores peluquerías de Seoul y ahora llevaba orgulloso su cabello rubio. Se puso su mejor traje de trabajo y delineó un poco sus felinos ojos, no necesitaba más, era perfecto y él lo sabía muy bien.

Pasaría tres días y dos noches en París antes de regresar a corea y ya tenía un itinerario planeado para recorrer una parte de la ciudad, y obviamente todas las tiendas del lugar. Nada podría arruinar su  buen ánimo, esta vez sonreiría de sincera felicidad y no por obligación. 

Llegó un poco antes de lo planeado por lo que pasó la policía internacional y las inspecciones con calma. Ya era amigo de la mayoría de los trabajadores de allí, así que se distrajo conversando por un buen rato. Llegado el momento se reunió con sus nuevos compañeros y se dirigió a guardar su equipaje en el avión, para luego ir a recibir a los pasajeros.

El co-piloto ya se encontraba en su lugar, pero el piloto al parecer, no tenía intenciones de aparecer, nadie parecía preocupado, acaso ¿era costumbre que eso sucediera? 

-¿Es normal que el piloto tarde en aparecer?- Le pregunto a una de sus compañeras

-A veces, es uno de los mejores y por eso nadie le reclama nada, de cualquier manera aunque sea tarde siempre llega-

-Oh- Otro arrogante más, justo lo que Kibum necesitaba, pero no, él no se molestaria por cosas como esa que no eran de su responsabilidad, solo energías positivas en su primer viaje a Paris.

10 minutos más y el avión debía partir, ya casi todos los pasajeros estaban en sus lugares, y sus compañeras se encontraban acomodando el equipaje de mano en los compartimientos superiores.

Cuando faltaban dos minutos el condenado piloto apareció. Kibum estaba enojado, era perfeccionista en su trabajo y además quería llegar pronto a París, tenía planeado ponerle mala cara al retrasado en tanto llegara, pero todo su mal humor desapareció cuando lo vio aparecer con una brillante sonrisa en la cara, disculpándose humildemente por su retraso. 

¿Cómo podía alguien enojarse ante esa carita de cachorro arrepentido?

Desvió su mirada y se dirigió a ayudar a un sonriente y complicado anciano, que no lograba acomodar su equipaje de mano en el compartimiento superior.
Cuando recibía palabras de agradecimiento del hombre por ayudarlo, escuchó que el piloto  llamaba a toda la tripulación a la cabina, bufó casi imperceptiblemente, esperaba que no demorara mucho, la ansiedad por partir de una vez lo carcomía cada vez más.

Caminó apresurado detrás de sus compañeras, e ingresó rápidamente a la cabina. Ambos pilotos se encontraban en sus respectivos asientos y se giraron cuando todos entraron al recinto.

-No se preocupen, seré breve- exclamó al ver el semblante ansioso de todos- Solo queria darle la bienvenida al nuevo integrante de nuestra familia, Kim Kibum- Volteó la mirada a donde se encontraba Kibum y le dió una gran sonrisa.


-Gracias señor- 


-No me digas señor, me haces sentir anciano y no soy mucho mayor que tú, llámame Jonghyun o solo Jjong si lo prefieres- 


-Está bien.... Jonghyun- 
Dijo un poco dudoso, no estaba acostumbrado a ese trato tan cercano con los pilotos con los que solía trabajar, pero se sorprendió aún más con lo que siguió.

-Perfecto- extendió los brazos mientras se levantaba de su asiento, sin dejar su sonrisa en ningún momento-Ven aquí a recibir tu abrazo de bienvenida a la tripulación- El rubio dudo un poco en su lugar, ¿abrazo?, siempre fue reticente a que los extraños fueran afectuosos con él. 

Pero era su primer día, y no podía hacerse de rogar con una petición tan simple. Por lo que se acercó y dejó que el moreno lo abrazara.

Y se sintió tan bien.

En tanto los fuertes brazos de Jonghyun lo rodearon y lo levantaron del suelo de forma infantil, se sintió raro, no de una forma mala, sino de una que no podía explicar ni menos entender.

Era primera vez que su cuerpo sentía esos escalofríos al sentir el roce de alguien, era incómodo, pero tampoco podía decir que no le agradaba. En tanto Jjong lo soltó sintió una especie de vacío. Intentó no prestarle atención y se retiró en tanto Jonghyun dijo que era hora de partir.

El vuelo fue tranquilo,aunque claro,como siempre no faltaban las personas que intentaban pasar sus límites y se dirigían a él con segundas intenciones. Las señales luminosas que indicaban que debían ponerse los cinturones se activaron y el descenso comenzó. 

Suave como una pluma el avión aterrizó, y Kibum por fin se encontraba en la ciudad que tanto añoraba.

Era un día radiante que hacía que el rubio se sintiera aún más feliz.

Despidió a los pasajeros, y observó como Jonghyun salía sonriente de la cabina conversando alegremente con el copiloto. No lo había notado antes pero el piloto llamado Jonghyun a pesar de ser bajito y muy moreno para su gusto, era bastante atractivo

Buscó sus maletas que se encontraban en los compartimentos especiales para la tripulación y finalmente salió del avión.

Por fin había llegado a la ciudad de sus sueños, nada le arruinaría los ánimos. 

Caminó hasta la policía internacional y colocó sus cosas en las bandejas dispuestas para ello, notó que la mujer encargada de revisar a las personas que hicieran sonar la alarma lo observaba demasiado y no de la manera en que miran a un vándalo. Lo recorría de pies a cabeza, igual que los degenerados del avión. Intentó ignorar eso y pasó por el detector de metales.

Estaba seguro, no había sonado, pero la mujer insistió en que sí y lo llevó a un lado exigiéndole que separara los brazos y piernas para realizar la inspección. A regañadientes accedió, no era buena idea reclamar, no quería ser deportado al instante de haber llegado y menos ser enviado a la cárcel por una estupidez. Fue la inspección más lenta que experimentó en su tiempo de aeromozo, la mujer lo examinó con demasiada dedicación, haciéndolo sentir incómodo y tocando y apretando más de lo necesario. No deberían permitir a personas tan degeneradas para ese trabajo, estaba decidido, dejaría un reclamo exigiendo que les realizaran como requisito mínimo una entrevista psicologica a sus trabajadores.

Antes de recoger sus cosas e irse le dedicó una mirada despectiva y de odio a aquella asquerosa mujer.

Una vez fuera del aeropuerto decidió llamar un taxi y dirigirse al hotel, ya eran cerca de las 7 de la tarde  y estaba cansado, se acercó a un teléfono público y buscó la dirección y nombre del hotel para dárselos al taxista  una vez que llegara, lo había anotado en la libreta que siempre llevaba a todos lados, la cual también contenía  los teléfonos de sus amigos, su celular no servía en Francia así que no se tomó la molestia de llevarlo. Pero esta vez la dichosa libreta no aparecía, ¿había quedado en corea quizás?  Se maldijo mentalmente e intentó recordar aunque fuera una parte del nombre del hotel. Llamó a un servicio de operadoras que lo ayudaron y logró contactar a su lugar de hospedaje.

Tercera cosa mala que le sucedía aquel día.

Lo atendió una de las recepcionistas, Kibum dió su nombre y la mujer buscó la reserva, para así enviarle un taxi perteneciente a el hotel con el costo de este cargado a la habitación y por ende a la aerolínea. Esperó pacientemente mientras ella realizaba aquel trámite, pero luego de unos minutos la mujer le dijo que su reserva no había sido confirmada por la aerolínea y que por lo tanto la había perdido, preguntó si es que había otra disponible y la chica le dijo que lamentablemente estaban todos los cuartos ocupados y que tendrían vacantes dentro de dos días.  

Esa semana era la semana de la moda en París y todos los hoteles decentes estaban con las reservas hasta el tope, en conclusión no tenía donde quedarse. 

Colgó el teléfono fúrico y se dejó caer en la banca más cercana, cubrió sus ojos con su antebrazo y bufó cansado, no dormía desde hace más de 20 horas y pasó gran parte de las últimas de pie. Ya no podía más y lo único que deseaba era una suave cama en la que descansar. ¿Que diablos haría?
Sintió que alguien tomaba asiento a su lado.

-Kibum-  Movió un poco su brazo, solo para ver quien era el que se dirigía a él, encontrándose con Jonghyun.

-¿Sí, capitán?- Continuó en la misma posición de antes.


-Te dije que me llamaras Jjong-


-¿Sí, Jjong?- 
Le contestó ya cabreado, todo lo ocurrido le había arruinado el buen ánimo que llevaba, y no podía actuar simpático.

-Escuché un poco de tu conversación por teléfono- Kibum se sentó mejor en la banca, y lo observó extrañado. ¿Otro acosador más? ¿Porque el destino lo maldecía de esa manera? -Tranquilo, no me mires así, no escuché a propósito, solo iba pasando por aquí- Exclamó rápidamente moviendo sus manos al frente en forma de negación, al notar que Kibum comenzaba a recoger sus cosas para alejarse de él - Pero no entendí bien, ¿por qué llamabas a otros hoteles? ¿Qué pasó con la habitación que la aerolínea rentó?-

- No la confirmaron y la perdí, llamé a otros hoteles, pero están todos llenos y no logré encontrar nada, creo que tendré que dormir sentado en mi maleta...-Dijo desganado - y yo que quería tanto descansar en una suave cama parisina...- Volvió a afirmar su espalda contra su asiento.

-Que mal... Oye Kibum- Intentó llamar su atención - No te enojes ni me tomes a mal, pero si quieres puedes ir a mi departamento mientras encuentras otro lugar, estaría encantado de recibirte- Una gran sonrisa cerró su propuesta.

-No puedo aceptar, pero gracias-  Le devolvió la sonrisa, aunque esta fue forzada y no llegó a sus ojos.

-¿Eh? ¿Y por qué no?-

-Por que apenas te conozco, ¿No te parece suficiente?-

-Pero no soy un demente al que debas temer- hizo un puchero

-Eso a mí nadie me lo asegura. Lo siento pero no puedo- 

-¿Y prefieres dormir indefenso con todos esos pervertidos en el aeropuerto? No me parece una buena idea-
Kibum reaccionó en ese momento, la mujer que lo toqueteó estaba allí, y si hizo lo que hizo con él consciente, no se podía imaginar que pasaría si lo encontraba dormido, además de todos los tipos degenerados que debían rondar en aquel lugar. 

-Está bien, me aprovecharé de tu bondad... sólo hasta que encuentre otro lugar- 

-¡Perfecto!- Recogió una de las maletas de Kibum-  ¿Vamos? Estoy muy cansado y me imagino que tu igual-

-Sí- contestó con voz cansina evidenciando que lo secundaba de verdad.


Se levantaron y cogieron un taxi. Kibum aún no se sentía muy cómodo con la idea de quedarse en la casa de un extraño, pero los comentarios que sus compañeras habían hecho sobre el piloto durante el vuelo y lo amable que era Jjong le hacían confiar un poco en él; esperaba tener razón.

El departamento de Jonghyun no era extremadamente grande, se ubicaba en el 8vo piso y, constaba de una sala, una cocina pequeña en la que había una mesa con 4 lugares, no tenía comedor aparte, además de una sala de baño y  baño separados, y una habitación con una amplia cama. Los techos eran altos y con hermosas molduras, las lámparas que pendían de él eran muy bellas y antiguas. Todas las paredes eran blancas y llenas de chucherías provenientes de diferentes países, al igual que los muebles de los que los objetos parecían desbordarse. Había estatuas pequeñas regadas por todo el lugar, desde un regordete buda dorado hasta lo que parecía ser un moai tallado en madera.

Era pequeño y lleno de cosas, pero eso era compensado por la hermosa vista que se podía apreciar desde allí. En medio de la sala había una amplia puerta doble de vidrio, que llevaba a un espacioso balcón con barandales de fierro forjado pintado también de blanco, había en él una mesa con dos sillas junto a ella, dispuestas seguramente para apreciar con tranquilidad aquel paisaje de ensueño. Justo en el apogeo del atardecer se alzaba la Torre Eiffel, rodeada de antiguos edificios teñidos por los colores del ocaso, se distinguían macetas llenas de flores en los ventanales más cercanos y un parque lleno de árboles con una hermosa fuente en el centro a unas cuadras de allí.

-Compré el apartamento por esto-  dijo admirando aquella hermosa imagen a través del ventanal -Es pequeño y más caro de lo que parece, pero cada vez que estoy aquí y puedo ver esto...- Hizo una pausa mientras suspiraba- siento que pagué una miseria-

-¿Puedo?- Preguntó Kibum mientras señalaba la manilla de la puerta.

-Claro, estás en tu casa-

Abrió la puerta y salió al balcón, se inclinó sobre el barandal apoyando sus codos en él y dejó que la suave brisa revolviera un poco su cabello mientras llenaba sus pulmones con el olor de la ciudad que amaba.

-Pediré algo de comida a domicilio, estoy muy cansado como para cocinar y estoy hambriento, ¿Te parece  bien?-

-Sí- El moreno se volteó para ir en busca de su teléfono - ¿Jonghyun?

-Ajá-

-¿Podemos comer aquí afuera?- pidió tomándose la libertad de sugerir algo que de haber estado solo habría hecho sí o sí, pero aún debía ciertos respetos al dueño de casa.

-Claro, el tiempo está perfecto y pronto encenderán las luces, te encantará como se ve todo- Exclamó emocionado mientras tecleaba el número de su restaurante preferido en su celular.

Kibum aún se encontraba en el mismo lugar, embobado y  con una sonrisa pegada en su cara cuando la comida llegó.  

En unos momentos Jonghyun preparó todo, las luces los sorprendieron en medio de la cena. La Torre Eiffel era aún más hermosa en vivo y en directo, las fotos y postales no le hacían justicia, pensaba Kibum. 

-Hay solo una habitación, puedes dormir allí si gustas, yo dormiré en el sillón-

-No, no te preocupes, ya es suficiente con dejarme estar aquí, tú disfruta tu cama, yo dormiré en el sofá- Sus verdaderas intenciones no eran el ser amable, sino que deseaba dormirse frente a la imagen de las miles de luces centelleando y despertarse con el cielo azul cortado por aquella majestuosa edificación.

-Está bien, pero si necesitas algo no dudes de hablarme- El rubio asintió alegre con su cabeza.

-¡Oh! por cierto, ¿Puedo tomar una ducha antes de dormir?-

-Ya te lo dije antes, estás en tu casa, puedes tomar todas las duchas que quieras- Respondió con una gran sonrisa.

-Entonces, permiso-

El agua se sentía refrescante sobre su cuerpo, era pleno verano en París y el calor era bastante notorio, aún cuando el sol ya se había ocultado. 

Se vistió con una polera ligera y unos shorts de pijama, no se molestó en secar su cabello, de eso se encargaría el calor del ambiente. Estaba verdaderamente cansado y al parecer Jonghyun también, porque cuando salió del baño lo vio durmiendo en su habitación, la ropa estaba regada por todos lados y la puerta abierta. 

Se dirigió al sofá que en esos momentos se le antojaba como el mueble más cómodo del mundo, Jonghyun le había dejado una sábana y una almohada sobre la mesa de centro, no necesitaba más, aunque el calor era tal, que dormir desnudo parecía una mejor idea, pero no estaba solo, no podía darse ese lujo. 

Estuvo un rato observando la Torre Eiffel con sus luces titilantes, hasta que cayó dormido. 

Despertó unas horas después, el calor era tal que pensó en darse otra ducha, esta vez con agua helada. Se descubrió de la sabana y levantó su polera sin retirarla del todo, dejando su torso al aire. Las puertas que daban al balcón estaban completamente abiertas, pero no había una misera brisa que lo aliviara un poco. Se levantó y caminó en dirección al refrigerador, en el camino buscó un vaso limpio, y lo encontró en una de las estanterías. quizás la habitación de Jjong y el resto del apartamento eran un desastre, pero la cocina estaba impecable. 

Vació todo el hielo posible en el vaso, y luego rellenó los espacios entre ellos con Coca-Cola, él estaba acostumbrado a beber light o zero, pero para su mala suerte Jjong solo tenía Coke normal, la cual le sabía a tierra, aún así no le importó, lo único que podía refrescarlo eficazmente era esa bebida.

Comenzó a curiosear con detenimiento todas las cosas que Jjong tenía. Lo primero que vió fue una Matrioska en tonos rojos que se encontraba totalmente desarmada, dejó su bebida a un lado y comenzó a ordenar las muñecas rusas una dentro de otra. También tenía un montón elefantes de diferentes tamaños y con adornos de vistosos colores, quizás provenientes de la India; junto a ellos un set de miniaturas de monumentos famosos, como la Estatua de la Libertad, la Torre de Pisa, una mini Venus de Milo, una esfinge egipcia, dentro de muchos otros. En la repisa inferior había por lo menos unas treinta bolas de cristal, de esas que sacudes y pareciera que nevara, todas eran diferentes, y ninguna tenía un motivo navideño, la mayoría mostraba situaciones “graciosas”, como alguien sorprendido en el baño, una persona tropezando y apunto de caer al suelo, una mujer a la que el viento le levantó la falda, un niño con la lengua pegada a un poste de luz... No pudo evitar reír con varias de ellas. 

De la pared pendían algunos tapices, y junto a ellos habian unas máscaras africanas, parecidas a las de las películas, eran acompañadas de una lanza, una cerbatana y un arco con flechas, además de una espada, un sable y unas pistolas con hermosos detalles. Regados en el suelo y entremedio de otras cosas en las estanterías había una gran cantidad de instrumentos musicales, un acordeón, un ukelele que tenia un paisaje dibujado a mano en la parte de atrás, un arpa pequeña de color dorado, que tenía la silueta de una mujer en el frente y junto a ella descansaban dos bongos. Habían algunos otros, pero Kibum no supo reconocer de qué instrumentos se trataban ni de dónde provenían.

Siguió avanzando en su recorrido, hasta que llegó a un mueble con varios marcos de fotos, la mayoría mostraba a Jjong frente a los monumentos reales, pero en otros habían personas que el rubio obviamente no reconocía, pero que le parecían peculiarmente familiares, “quizás sean rostros parecidos” pensó para sí mismo. 

Dentro de todos aquellos retratos uno en particular le llamó la atención, mostraba a una joven en el día de su graduación, junto a un chico muy atractivo, se reconoció a sí mismo en la foto y a la que fue su mejor amiga los últimos dos años de escuela. ¿Cómo Jonghyun había conseguido esa foto? ¿Por qué la conservaba? 

-Gatito curioso- Estaba tan concentrado analizando la foto, que sentir la voz de Jjong tras él lo asustó de sobremanera, provocando que casi dejara caer la foto -¿Que haces?-

-N...nada- Su corazón aún latía muy rápido y su respiración no se normalizaba, cuando logró tranquilizarse preguntó -¿Porque tienes una foto mía y de SoDam?-

 

 

Notas finales:

Si dejan comentarios..., bueno gracias de antemano, en verdad me alegra leerlos! <3

En unos días publico la segunda parte! ^^


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