POV TAEMIN
Otra vez lo había hecho, y no es que yo me quedara tan tranquilo observando el panorama como si no tuviera nada que ver conmigo. No, en realidad hice lo de siempre, ponerme histérico. Pero ¿qué más podía hacer?, otra vez tenía que ver al que se supone era mi novio con otro.
Nunca dudé que me quisiera, tenía muy claro que me quería muchísimo, pero no me respetaba. Y todos, a cierta edad, comprendemos que el amor no es suficiente, que llega un momento en que las cosas buenas no compensan y que el aguantar una vez más se nos hace imposible.
Llevamos juntos alrededor de 3 años, desde que yo tenía 15, no fue muy inteligente echarme novio a tan corta edad, mi madre siempre decía que debía vivir mi vida, que para novio siempre había tiempo. Pero cuando te enamoras, nunca es planeado. Simplemente te llega el momento
Ahí estaba yo, montando un espectáculo de proporciones épicas, gritando como un loco toda clase de insultos y arrojando objetos con la esperanza de que alguno le diera en la cabeza, le abriera una parte de ella y lo dejara inconsciente... pero tengo mala puntería, o mala suerte porque sólo conseguí darle a la pared de la habitación. También puede que tuviera algo que ver el hecho de que él era muy bueno esquivando objetos arrojadizos (se podría decir que ya estaba acostumbrado).
- ¡¡¡Joder Kai !!! ¿¡Es que no puedes mantener los pantalones puestos!?- Dije eso gritando, con un nudo en la garganta, con lágrimas de rabia bajando por mis mejillas.
- Nene por favor, tranquilízate, maldición, no lo hice adrede. Anoche bebí mucho, ni siquiera recuerdo nada- Lo decía como si fuera la mejor excusa del mundo, pero era bastante conocida para mí, no era ni la primera, ni la segunda vez que la usaba.
Intentó acercarse a mí, mientras el otro chico cogía sigiloso sus cosas para salir de la habitación, con la esperanza de haberse vuelto invisible, y que yo no me decidiera a tirarle cosas a él también. Por supuesto no iba a hacerlo, hacía tiempo que había asumido que la culpa de todo era del calentón de mi novio. Las primeras veces siempre me lanzaba en contra del otro chico, que en realidad no tenía ni porque saber que el tipo que le metía la lengua hasta la garganta era mi novio. Pero con el tiempo (y la experiencia) uno aprende a priorizar. Y en ese momento, mi prioridad era hacerle mucho daño físico a Kai.
- Escúchame ¿si? Lo siento, ha sido un error, sabes que a veces se me va la cabeza- intentaba agarrarme de las muñecas, ya había conseguido llegar hasta mí, pero yo retorcía mis manos para conseguir soltarme y darle algún que otro golpe en la cara.
- ¡¡No me toques con esas manos asquerosas!!- no conseguía calmar mi respiración- ¡Ya no aguanto más! ¿Tienes idea de cómo me haces ver ante todos? Es que ni siquiera intentas esconderte un poco, ¡maldito infiel!
- Te quiero Tae, perdóname, sabes que no puedo vivir sin ti. Los demás no me importan, me conoces, sabes que no sé concentrarme…
Ahí estaba, mirándome con cara de perro apaleado mientras se ponía los bóxers, con el paisaje de la cama completamente desecha a sus espaldas y la claridad entrando por la ventana… Ojalá se quedara impotente, maldito. Hacía rato que el otro había desaparecido del mapa y mi intención era hacer lo mismo…
- como sea, estoy harto de tus excusas. Yo también bebo cuando salgo y nunca te he sido infiel- había conseguido calmarme un poco, o resignarme…- No quiero saber nada más de ti, sé que siempre digo lo mismo, pero esta vez es cierto, no puedo más, me hieres y no te importa.
- No digas eso nene. Lo solucionaremos, además sabes que sólo te quiero a ti. Por favor, deja que me duche, hablemos…- Su mirada era suplicante.
- De acuerdo, te espero en la cocina…- Sonrió aliviado y se retiró al cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de él.
Yo salí de la habitación, recogí mis cosas y me fui de aquella casa intentando no hacer ruido. Había mentido, no tenía intención de escucharle, pero era la única forma de que me dejara salir de allí. Su apartamento estaba en un barrio rico de la ciudad. Era grande, luminoso y caro…
Kai tenía 3 años más que yo, y nos conocimos en el instituto. Uno público, porque a pesar de que sus padres tenían dinero, la educación pública en mi país no estaba nada mal. Él era perfecto. Era alto, guapo, simpático, gracioso y cariñoso. Aunque para mí no fue amor a primera vista, no era tampoco que su presencia me pasara desapercibida: él era muy conocido en el instituto. Sentía atracción por él, pero estábamos en cursos diferentes y siempre creí que un crío como yo le pasaría desapercibido. Evidentemente, tampoco era como si me gustara, ya que ni siquiera lo conocía. Pero él es un chico bastante insistente, y por lo que me contó cuando empezamos a salir, yo le gusté desde que me vio. Así que después de meses de insistencia por parte de Kai, empezamos a salir.
Y después de sólo 4 meses saliendo, lo pillé por primera vez. Siempre había oído la expresión “tener el corazón roto”, pero no la había entendido hasta esa primera vez. Allí estaba él, besando a una chica como si no hubiera un mañana y metiéndole mano por todos lados, la sensación fue muy dolorosa. No hablo de dolor psicológico, ni de un dolor sentimental, puedo jurar que el dolor para mí fue físico. Mi corazón pegó tal bote en mi pecho que dolió, podía sentirlo hacerse añicos dentro de mí.
Siempre hace lo mismo, cada vez que lo descubro, está un par de meses relajado, como si quisiera ganarse de nuevo mi confianza, para luego pegarme la puñalada por la espalda y volverme a hacer lo mismo. ¿Por qué lo he aguantado? Me lo preguntan mucho y la respuesta es más simple de lo que pueda parecer. Los motivos son, por orden de prioridad: lo quiero, me da pánico perderlo, me da miedo estar sólo, y Dios, es que en el sexo es muy bueno.
Ok miento, el 4º motivo debería estar en el 2º lugar. Aunque también es cierto que sólo he tenido sexo con él, a lo mejor es una porquería en la cama pero yo no lo sé porque no tengo con quien comparar…
Salgo del edificio a toda velocidad para que no se dé cuenta de que he huido. Cojo un taxi y llamo a Na Eun.
- ¡¡Hola pequeña criatura!!- contesta al teléfono después de 3 tonos y de provocarme ansiedad, si no lo hubiera contestado no sabría que hacer- ¿qué pasó?
- Hola Naeun, ¿estás en tu casa?
- Sí ¿por qué?- Me conoce, ya no habla con la alegría de antes, sino con gravedad y apuesto a que sabe exactamente el motivo de mi tono de voz desolado.
- …
- ok, te espero y comemos juntos, así me cuentas que hizo el maldito de tu novio esta vez. Hasta ahora…- colgó el teléfono.
Llegué a su casa en 15 minutos, pago al taxista y bajo del coche. Ella me está esperando en el portal con cara de total molestia, con los ojos marrones entrecerrados y los labios fruncidos, sospecho que conteniendo un “te lo dije”. No puedo culparla por ello, está harta de oírme llorar por Kai y de decirme que lo deje. Sobra decir que Naeun no lo soporta, me ha hecho llorar demasiadas veces y ella es mi mejor amiga desde hace años, aunque el sentimiento es mutuo, Kai tampoco puede verla y lo más suave que le dice cuando se refiere a ella es “bruja”. Me acerqué a ella y me abrazó ablandando un poco su expresión.
- ¿Vamos a almorzar comida mexicana? Tengo antojo.- Me sonríe con dulzura, si yo no fuera absolutamente gay me tendría enamorado, ella es guapísima.
- Vamos a donde quieras, el sitio es lo de menos.- Contesté.
- Entonces decidido, vamos a ir en mi coche.- ella conduce hasta un restaurante no muy alejado pero bastante conocido, es un buen sitio, y las margaritas las hacen buenísimas. Nos estacionamos y entramos.
- Mesa para dos, por favor.- el camarero nos indica una mesa libre.
Cuando nos sentamos en la mesa, pasó lo que temía que iba a pasar. Mi teléfono empiezó a sonar, ni siquiera me molesto en mirar a quien pertenece la llamada entrante, había tardado mucho en darse cuenta de que no estaba en su casa y de que no pensaba volver. Apago el móvil y lo vuelvo a meter en el bolsillo.
- No sé si preguntar lo que ha pasado, porque no sé si es lo de siempre o ese imbécil ha encontrado nuevas formas de torturarte psicológicamente.- También ella había tardado en preguntar o comentar algo, pero para eso vine, para desahogarme con ella, una vez más.
- Lo de siempre, sabes que el muy bobo no tiene imaginación para cambiar sus torturas.- Sonrío dolido, como resignado con todo lo que había pasado aquella mañana.
- Sí es cierto, esperar más de él hubiera sido mucho pedir. ¿Lo encontraste con otro o con otra?
- Otro. Aunque ni siquiera presté atención a la otra persona, lo desperté en medio de una lluvia de objetos y gritos.- Empezamos a reír, mi faceta de loco psicótico era bastante graciosa una vez que se me pasaba el ardor del momento.
- Ya veo, ¿y qué vas a hacer?- Ella pregunta anhelante, tiene la esperanza de que por fin me aleje de él.
- Quiero dejarlo, definitivamente. Estoy cansado, no puedo seguir aguantando. Ya no se trata de orgullo, sabes que nunca lo he tenido. Ahora es mi amor propio el que peligra, estoy cansado de sentirme inferior, tan poca cosa que necesite salir a buscar algo más. Está claro que no puedo seguir así…
- Tienes mi apoyo, lo sabes, no te dejaré solo. Podemos pasar tardes enteras comiendo helado, llorando e insultándolo.- Me sonríe divertida, aunque con un deje de compasión.
- Gracias Naeun, no sé qué haría sin ti.