A Lyserg nunca le habían gustado en demasía los dulces.
Sin embargo, cuando eran dulces que le había dado especialmente el “Shaman King” empezaban mágicamente a gustarle.
A muchos podría sorprenderle el hecho de que, en primera, Lyserg reciba algo de Hao Asakura (el “Puto-rey-del-mundo” para los amigos… que no tenía). Pero la verdad es que Lyserg había dejado el rencor a un lado después de haber combatido como espíritu natural a un lado de Yoh, Horo-Horo, Ren y Chocolove. Había renunciado a la desesperación, de nada le había servido de cualquier forma.
Había comprendido que existía algo en Hao que le atraía, aunque le hubiese gustado seguir en la ignorancia en cuanto a ese detalle. Era como… la calma dentro del caos, ¿o debería decir el caos dentro de la calma? Seguramente la segunda se ajustaba más a Hao que la primera. Sonrió para sí mismo, mientras abría uno de los chocolates que le había enviado Hao. Hace unos años, le hubiese enviado la caja de chocolate y la caja de dulces de vuelta (y de añadidura un puñetazo, para hacerlo más interesante).
Pero ya no.
Se acostó en su cama, mientras guardaba su pistola de los X-Laws y Morphin revoloteaba alrededor de él. Eso le recordó dejar su péndulo junto a su pistola. Estuvo mirando el techo alrededor de una hora, antes de sentir una presencia extra en su cama. Sabía de quien se trataba sin siquiera mirar. Por lo que solo giró de forma superficial, únicamente para sentir unos labios sobre los suyos.
Los labios de Hao siempre sabían dulces, también.
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Al día siguiente, cuando despertó apoyado en el pecho de Hao y recordó las múltiples cosas que habían hecho el día anterior, tuvo la decencia de sonrojarse. Hao, al despertar, se rio de su rostro con toda la desfachatez del mundo y Lyserg le atacó luego con una almohada.
Cuando ya se hubo calmado, permitió a Hao volver a besarlo.
— Me gusta cuando te pones agresivo— ronroneó Hao al oído de Lyserg, éste sintió un escalofrío recorrerle.
— Te debí haber encantado cuando intentaba matarte, entonces— siseó el peliverde, ocasionando una sonrisa maliciosa en Hao.
— Claro que sí. Ni te imaginas lo difícil que fue no tomarte en esos momentos, hacerte mío… suerte que siempre he podido resistir bastante bien mis bajos instintos— aquellas palabras, siseadas con un tono sensual, hicieron a Lyserg volver a sonrojarse y volver a atacar a Hao con la almohada.
— Evita esos comentarios, pervertido— susurró.
Hao abrazó a Lyserg, aun cuando éste quería negarse, luego sacó un caramelo de la caja que le había mandado con uno de sus… ayudantes. Sabía perfectamente que como Shaman King ni siquiera los necesitaba, pero estaba bien para él. Siempre le habían gustado los aduladores. Su madre le había dicho que tenía que declararse, después de todo había querido a ese chico mucho tiempo.
Sí… su madre le conocía mejor que nadie, a pesar de que habían pasado tanto tiempo sin verse. Y la había recuperado gracias a su hermano, a Yoh. Lyserg pasó una de sus manos por el cabello de Hao, mientras volvía a besarle recibiendo el dulce que le daba Hao.
Y por eso, Lyserg podía ya soportar los dulces. Porque siempre le recordaban a la dulzura de los labios de Hao.