Hao siempre tenía ganas de destrozar a todo aquel que mirase algo de su propiedad, o dañase algo que él consideraba importante para sí.
Muchas veces había estado a punto de atentar contra la vida de Ryu por andar mirando lo que era de su propiedad, otras veces había querido matar a Marco por… le robaba la atención de su propiedad, y otras muchas veces había querido retorcerle el cuello a Yoh por ser… bueno, siempre quería retorcerle el cuello, así que quizás y no era buen ejemplo. En fin.
Él consideraba a Lyserg como algo suyo, algo que le pertenecía (obviando que era una persona), y sin embargo Lyserg le ignoraba e incluso le odiaba. A veces, deseaba tener a la mano el poder suficiente como para aniquilar de la tierra a todo ser (todos representaban una amenaza) excepto él, Lyserg… y Opacho, nunca podría dañar a Opacho.
Cuando tenía esos arranques de posesión, sabía que Lyserg terminaba odiándolo incluso más que normalmente. Pero vamos, ¿qué podía hacer? Estaba en su naturaleza ser posesivo, lo había sido en todas sus vidas pasadas. Pero Lyserg tenía que admitir que le gustaba cuando Hao se ponía posesivo… el sexo se volvía mucho mejor.
Pero nunca lo admitiría en voz alta. Tenía una reputación que mantener.
Lyserg sonrió de medio lado cuando Hao se acercó a él, pasó sus brazos alrededor del cuello del Asakura y suspiró de placer luego del apasionado beso que le había dado. La posesividad seguía en Hao, a pesar de que se había convertido en el Shaman King y que ya todos sabían de su “relación” con Lyserg (¡ahora casi era una relación normal!).
Lyserg tenía que admitir que le gustaba hasta cierto punto la posesividad de Hao, y el hecho de que haya aceptado revivir a todos los que habían muerto a causa de… él, había demostrado que hasta cierto punto había dejado de ser el maldito psicópata que había asesinado a sus padres. Ah, claro, eso también era importante. Hao podía ser romántico (que nadie se desmaye), Lyserg supuso que ser el Shaman King (“el dios del mundo” como quería Hao que le dijese) tenía muchas ventajas y por eso se alegró mucho cuando tuvo comunicación directa con sus padres.
Había temido que le rechazaran después de que su relación con Hao se hiciera pública, pero ellos le dijeron que podían verlo siempre y que habían visto como su “relación” no había empezado con los mejores pies pero que iba bien encaminada. Lyserg les había contado todo y sus padres (fantasmales) solo le habían dicho que cada quien escogía su destino. No podían hacer nada si estaban muertos, solo darle su aprobación y asegurarle que, mientras fuese feliz, ellos lo serían también.
Lyserg tuvo que tragarse muchas que Hao dejase claro que era —en el peor sentido de la palabra— su Reina. La primera vez que lo dijo, Lyserg tuvo ganas de golpearle una o dos veces… de hecho, lo hizo una vez. Lo había dicho enfrente de todos (lo que se dice todos, sporque fue algo como… una comunicación en directo, o algo así, para todos los shamanes). Lyserg le dejó de hablar por dos semanas, luego de golpearle, y de paso tuvo que soportar la abstinencia. Sí… quizás por eso es que Hao se tragaba su posesividad. Todos habían sido testigos de cómo la abstinencia tenía de mal a Hao, y vieron la sonrisa maliciosa de Lyserg cada vez que alguien le hablaba de ello.
Quien sabe, quizás hasta el cruel ahí era Lyserg y no Hao…